Disclaimers: Harry Potter, los personajes, los nombres y los signos relacionados son marcas comerciales de Warner Bros. Entertainment Inc., los derechos de autor de la historia "Harry Potter", pertenecen a J.K. Rowling; por lo tanto, son usados sin intención de lucro alguno, la historia paralela, al igual que los personajes originales, me pertenece en su totalidad, y no pueden usarse sin mi autorización, cualquier tipo de adaptación de esta historia está prohibida.


El escándalo fuera del lugar, incomodó al hombre, así que, sin esperar más, se puso de pie, sus guardias se pusieron de pie de inmediato, llevando una mano a la empuñadura de su espada, listos para atacar a quien se atreviera a perturbar la paz de su majestad.

Cuando el hombre llegó a unos pasos de la puerta del lugar, uno de ellos le prohibió el paso, la mirada azul del varón se posó en él, era una advertencia, así que suspiró, quitándose de su camino para que pudiera salir.

Cuando James llegó hasta la gente, los pueblerinos se hicieron a un lado, golpeando su rodilla contra el suelo para hincarse ante su majestad, pero él no le prestó atención, contrario de lo que todos pensaban, odiaba las falsas admiraciones, prefería la lealtad, sus ojos se entrecerraron un poco al percatarse de la escena.

—Padre –sollozó la joven mujer –por favor –le suplicó.

El hombre la tenía sujeta del cabello, las ropas de la mujer estaban rotas, dejando ver partes que no tendrían por qué estar mirando el resto de la villa, algunos hombres miraban con lujuria, las mujeres la insultaban, y otros cuantos la apedreaban.

—Padre –volvió a suplicar la mujer.

—No, has traído el deshonor a mi casa y...

La mano del hombre quedó en el aire cuando sintió el filo de una espada en su cuello, se giró enfurecido para arremeter contra el que osaba interrumpir su furia, y su rostro se puso tan blanco como la cera cuando se percató de quién era.

—Su majestad –bajó la vista y se hincó, a besarle las botas.

James puso mala cara, aventó al hombre lejos de él y se quitó la capa que traía, para colocarla sobre los hombros de la jovencita que se puso a temblar más de lo que lo hacía antes de su intercepción.

—Exijo una explicación de lo que está ocurriendo.

Nadie se atrevió a levantar la voz hacia él, su fama lo precedía, así que no se arriesgarían a molestarlo y que eso fuese su última acción en su vida.

—Su majestad ha hecho una pregunta –habló Lorcan –y tiene que ser contestada.

La joven se estremeció al verlo, gateó por la tierra para alejarse del guardia, así que James observó sobre su hombro a Lorcan.

— ¿Ha tenido algún problema con mi guardia? –Cuestionó, acuclillado aun frente a la mujer.

—Su guardia... me ha forzado a yacer con él –musitó, tan bajo que James apenas si la escuchó.

Todos se estremecieron cuando el rey suspiró, cansino, la joven se encogió más, temiendo cualquier cosa, se puso de pie, observando al camino durante un instante, meditando lo que tenía que hacer en ese momento.

—Dime, Lorcan ¿algo que tengas que decir a tu favor? –se giró hasta su guardia.

—Su majestad, estuve haciendo guardia en su puerta toda la tarde y noche –le recordó.

— ¡Usted me deshonró! –Chilló la rubia en el suelo.

—Esa es una acusación bastante seria –informó Lorcan, dando un paso hasta ellos, bastante enfadado con las palabras de la joven.

—¿Por qué mentiría? –Lo cuestionó con miedo.

—Dime ¿por qué alguien como yo, yacería con una pueblerina cualquiera como tú? –Bramó ofendido.

—Basta –habló James, observando en advertencia a Lorcan –Es una mujer joven, y puedo asegurar que quizás la más bonita de esta villa...

—Pues se equivoca, su majestad, hay mujeres más bonitas, y yo ya lo he dicho, cuidé de su majestad toda la noche y...

Las palabras de Lorcan murieron en su garganta al ver la mirada fría de James, por un momento se olvidó de con quién estaba hablando y que estaban delante de todo el pueblo de aquella villa que querían apedrear a esa mujer, que, si bien él no la había deshonrado, era obvio que Lysander lo había hecho.

James avanzó de nuevo hasta ella, extendió su mano, dudó un segundo, pero después la tomó, viéndolo así de cerca, podía confirmar que aquellas facciones habían sido hechas por el mismo Dios, sus ojos azules eran hermosos, a pesar de ser tan fríos y distantes.

—Irá conmigo al reino del Oeste –informó –se unirá al servicio en mi castillo.

—Gracias, su alteza –musitó.

—Pero su alteza –intervino Lorcan, sorprendido de ese acto.

—Es hora de irnos –informó a sus hombres.

—Pero su majestad, es innecesario...

James avanzó hasta Lorcan, bastante exasperado, normalmente no tenía problemas con exhibir su crueldad y capacidad de matar o castigar a alguien frente a la gente, pero suponía que eso se debía a que Lysander estaba haciéndole un favor, que no haría nada para pagar mal aquello.

—Una palabra más y la desposarás en cuanto regresemos al Castillo.

—Eso no es...

—Listo, la desposarás en cuanto lleguemos –bramó enfadado James, tan bajo que solo Lorcan era capaz de oír aquello –y cuidado si llega a pasarle algo en todo el trayecto, si ella muere, tú le seguirás a la tumba, ¿te queda claro? –Elevó una ceja.

—Su majestad, no ha probado alimento alguno todavía –soltó Lorcan.

—Eso no es tu asunto.

Un guardia se acercó a la rubia, le sujetó del brazo y la subió a su caballo, el rey pareció no recordar que le había dado su capa, la joven discretamente la pegó a su nariz, olía a esencias, nunca había olido algo tan bonito en su vida, todos aguardaron a que el rey saliera de la posada, ya que había estado usando solo ropa, y tenía que ponerse su armadura para continuar el camino.

—Por todos los cielos –gruñó al salir –es una dama.

Avanzó hasta el caballo y sujetó a la joven para bajarla, el pueblo se quedó asombrado de tanta piedad por parte de alguien quien siempre había mostrado incapacidad de mostrarla, sujetó la mano de Audrey con sumo cuidado y en lo alto.

—Irá en el carruaje, es un trayecto más cómodo –observó a Lorcan –tú serás el encargado de vigilarla.

—Su majestad, Lysander...

—Tengo guardias más capacitados para cuidar mi espalda –soltó con burla –tú cuida de ella, porque ya lo he dicho, todo lo malo que le pase de camino a mi castillo, se te triplicará.

La mirada azul de James se posó en la chica que se asomó por la ventanilla, no le sonrió, simplemente le dedicó un gesto con la cabeza, avanzó hasta su caballo y lo montó con suma agilidad y destreza, los caballeros lo siguieron tan rápido como alcanzaron a reaccionar cuando éste se alejó sin decirles nada.

El aire golpeó su rostro, estaba bastante enfadado por todo lo que había pasado y por el hecho de que tuvo que adelantar la hora de salida, sin duda los lugares pequeños le enfermaban, además de que tenía que darle una paliza a Lysander por sus acciones, aunque si bien él le dijo que se distrajera, no lo había enviado a desvirgar a las jovencitas del pueblo, al menos había encontrado la manera de hacer castigar a Lorcan, por ser un simple inútil, si su hermano no fuese tan habilidoso, y le hubiese suplicado que le dejara pertenecer a la guardia, ya estaría de vuelta en las tierras de los Scamander.

Sus guardias tardaron en alcanzarlo, no porque carecieran de la habilidad, sino que lo habían dejado cabalgar ya que estaban al tanto de su mal humor, y no querían que se desquitara con ellos, James no dijo ni hizo nada cuando dos de ellos lo pasaron para abrir el camino y asegurarse de que nada pudiese pasarle, ya después del mediodía, le dijeron que lo mejor era que se detuvieran un poco para descansar y para comer algo, no estaba muy de acuerdo en eso, quería llegar lo antes posible y arreglar todos los asuntos con Malfoy, tenía muchas cosas que hacer, y un asunto importante esperando por él en su castillo.

—LHR—

Lily se detuvo cuando se topó con Lorcan, puso mala cara, tal parecía que no entendía cuando le decían que se alejara, y que la dejara en paz, observó sobre su hombro, para ver si Terry alcanzaba a verlos desde donde estaba, pero al parecer no era así, así que regresó su vista hasta el rubio.

—Te dijimos que... Ah –se detuvo al observarlo con atención –no eres él, sino su hermano idéntico, ¿no es así?

—Eres bastante lista –sonrió de lado, de forma ladina –realmente no me sorprende que lo seas, después de todo.

—Tomaré eso como un cumplido, supongo –frunció el cejo.

—Iba a ordenarte que tomaras tus cosas y vinieras conmigo, pero –la observó con desdén –supongo que realmente no necesitarás nada de esa basura a dónde vamos.

—Yo no voy a ir a ningún lado con usted –comentó altanera.

—No sé qué tiene este lugar que todas sus hembras tienen demasiado coraje –se burló –pero no es una petición, aunque... supongo que ponerte una mano a ti encima, hará que me corten todas las extremidades, aunque no lo dejara claro o lo dijera –suspiró –como cortesía te diré que no tienes nada que esperar en esa casa, tus tíos han sido retribuidos con bastante dinero y tierras en un lugar lejano, no volverán por ti.

—Pero...

—No fue decisión que ellos tomaran, sino una orden, pero te daré esto –le extendió un pergamino arrugado.

Lily sujetó el papel con cierta desconfianza, no tenía ni siquiera sentido que lo hiciera, suspiró y le regresó el papel sin abrirlo y observó la confusión en el rostro del hombre, que no disimuló para nada, en cierto modo, era bastante más honesto que Lorcan Scamander, o eso creyó Lily, el otro chico, podía tener ojos más amables, pero le decía que tenía muchas cosas escondidas detrás de esa piel de oveja, contrario del rubio frente a ella, que dejaba ver de cerca y de lejos que era un lobo, y uno peligroso y honesto.

—No importa –se encogió de hombros.

—Pensé que te gustaría lo que dice la nota –informó.

—Oh, probablemente lo hiciera, pero –se burló –no sé leer.

—Ah, pequeño detalle, cierto –soltó una risa cruel –y es que ¿cómo una simple campesina aprendería algo como eso? –Negó –retiro lo de lista, o mejor, espero que realmente lo seas.

—No entiendo la razón por la que tengo que ser lista –se cuadró frente al hombre.

—Bueno, si puedes ver, está sellado –se lo regresó –y ¿reconoces el escudo?

Lily frunció el ceño, claro que lo reconocía, una cosa es que no supiera leer y escribir, y otra muy diferente que fuese estúpida y no reconociera el escudo real, eso la hizo fruncir aún más el ceño, levantó la vista hasta el hombre.

—Has sido requerida en la corte, para responder un par de cargos.

—Cargos –repitió sin aliento.

—Digamos que mi hermano, Lorcan, ha informado al Rey James, que hay una plebeya en esta villa diciendo que es su hermana, y bueno ¿sabes que eso es un delito que se paga con la decapitación? –Sonrió.

—Yo no, yo jamás he dicho algo semejante, la gente del pueblo comenzó esos rumores, pero yo sería incapaz de usurpar el lugar de nadie, y más en la familia real, yo...

—Tienes que venir conmigo, y... para que veas que no soy tan cruel, no te ataré –sonrió –tampoco traigas nada, los prisioneros no necesitan equipajes.

Lily tragó saliva, no podía creer que algo así le estuviera pasando, mientras sus tíos eran recompensados con tierras, ella era vuelta prisionera ¿mentirían a cambio de dinero y favores? Bueno, la respuesta era bastante obvia, era estúpido que siquiera formulara una pregunta como aquella.

—¿Qué tan lejos estamos del Reino? –Cuestionó ella después de haber caminado media hora.

—Sino me detengo, llegaremos al amanecer –informó.

—No camino tan rápido como usted –comentó, haciendo que él se girara.

—Mi caballo está cerca de aquí, no creerás que llegaremos tan rápido a pie –gruñó.

—Claro, ¿y por qué lo dejó tan lejos?

—No te interesa por el momento.

—Realmente... ¿Lorcan fue capaz de mentir sobre mí? –Lo cuestionó.

—Lo desconozco, yo solo cumplo ordenes de mi rey –contestó.

—Es su hermano, debe conocerlo –intentó Lily, corriendo un poco para intentar alcanzarlo.

—No somos muy unidos –informó –y tampoco es algo que te importe –frunció el ceño, otorgándole una mirada enfadada.

Lily se cansó de correr para igualar el paso del hombre, así que cuando este se dio cuenta de que la chica iba bastante atrás, esperó a que llegara hasta él, la dejó ir primero, la sujetó del hombro y la empujó, haciendo que aumentara el ritmo de sus pasos.

—Ya no puedo caminar más, me duelen los pies.

—Eres una maldita campesina –soltó en un bufido –se supone que estás acostumbrada, ni que fueses la maldita princesa.

—No soy una maldita princesa –forcejeó –pero tampoco estoy acostumbrada a caminar por mucho tiempo sin razón aparente –frunció el ceño.

—Agh –gruñó Lysander.

El hombre se agachó, la sujetó de las piernas para elevarla y echarla sobre su hombro, a pesar de que tenía toda la finta de no ser un caballero, no tocó ninguna parte importante de la anatomía de la pelirroja, lo cual hizo que ni siquiera intentara forcejar para que la pusiera en el piso, y, además, realmente ya no quería seguir caminando y aquello era mejor que detenerse y dejarla descansar unos minutos.

Llegar al caballo del soldado realmente no le tomó mucho a su paso, así que Lily se preguntó si realmente era una carga tan pesada si iba a pie, el dolor en el estómago se relajó un poco cuando sentó sobre el caballo, la mirada olivo de la pelirroja se enfocó en la mandíbula del hombre, a pesar de ser idéntico a Lorcan, ¿por qué encontraba cada vez más diferencias?

La mano amplia del caballero se colocó en el estómago de Lily, para evitar que se cayera del caballo, le sacó un poco el aire por la brusquedad, pero sin duda agradeció el gesto, la altura era bastante grande —al menos para ella—, y habría sido vergonzoso caer con el trasero hacia arriba frente a un hombre como el que la llevaba, que no dudaba que se hubiese reído hasta el cansancio.

El viento hacía que su cabello le golpeara la cara, el trasero le dolía ya que iban cabalgando, sin duda el chico quería llegar cuanto antes al reino, con ella, desconocía la razón, pero al parecer le urgía que la decapitaran.

A pesar de todo el cansancio acumulado, Lily no pudo dormir, el movimiento rápido y brusco del caballo lo hicieron imposible, aunque tal y como lo había prometido el caballero, el reino apareció a su vista tan pronto como el amanecer apareció en el horizonte, sonrió encantada, nunca había visto algo tan maravilloso, el lugar era de ensueño, observó el castillo en todo su esplendor, ¿Cómo sería vivir en un castillo? Pensó, sin duda sería algo maravillo, tener sirvientes que hicieran todo por ti, sin tener que preocuparte de absolutamente nada, eso sería un sueño hecho realidad.

El hombre no bajó la velocidad aun entrando en la ciudadela, aunque no se dirigió al castillo, sorprendiendo a Lily, suponía que lo más cerca que estaría de ver el enorme palacio, serían las mazmorras a las cuales Lysander no la llevó.

—Ser Lysander –sonrió una mujer –ah, ya veo, viene ocupado –gruñó enfadada.

—Jamás se me ocurriría tocar a una como ella –informó el hombre para tranquilidad de la otra mujer que sonrió.

—Me alegra escuchar esas palabras, Ser.

—Sin embargo, te quedarás a su cargo –le ordenó –no está en calidad de mandar, así que ponla a hacer cosas básicas, vendré por ella después.

—¿A dónde vas? –Preguntó Lily.

—No te interesa –le frunció el ceño.

—Dijiste que me decapitarían...

—Sí, pero eso no pasará hasta que llegue el rey, alguien tiene que juzgarte –bufó.

—Yo me encargaré de ella –informó la mujer.

—No dejes que esa bruja la vea, no hasta que regrese con el rey del reino de Malfoy.

—Cuenta con ello –asintió.

—Está de más, pero, si quieres que el rey no se divierta contigo, y tener la piedad del rey, cuando regrese, mejor compórtate un poco –le informó a Lily.

—Lo haré –asintió, tragando saliva.