El 2021 había llegado, por fin, y Liam ya tenía varios planes. Enero era uno de esos meses en los que los alumnos se preparaban para algo, en este caso, para los siguientes partidos de quidditch. Aunque Liam no tendría partidos hasta marzo, Sofia se encargó de darle un buen entrenamiento, solamente a él, porque a los demás ni siquiera les decía que había entrenamiento. Emma también estaba ocupada en ello, pues ella si tendría un partido pronto, en febrero.

Por otra parte, en un lugar lejos de Hogwarts, precisamente, en Ilvermorny, un día de enero, Amanda despertaba. Ya casi era fin de semana, pues era un bonito jueves. La chica estaba algo emocionada, pues los recuerdos de las vacaciones de navidad seguían frescos, y lo mejor de todo era que en esas navidades, su padre no arruino toda la celebración. Cómo fuera, tenía que seguir en ese colegio, que seguía sin gustarle nada, se levantó y se puso su uniforme azul con negro. Ilvermorny estaba como siempre, soso y aburrido, al menos para Amanda. Mientras iba hacia el comedor, escucho un par de alumnos hablando en español, y otro par dándose algunos besos matutinos. Entro al comedor, en donde alumnos hablaban y reían contentos, mientras degustaban sus alimentos. Amanda suspiro, sabiendo que no encontraría, otra vez, a Liam ahí, y resignada ocupo un asiento.

—H—hola — le dijo un chico tímidamente. El chico tenía el cabello castaño, corto y un poco rebelde, también era moreno y de la casa Pukwudgie

—ah, hola Lau — suspiro Amanda viendo al chico, llamado Lauren Johnson

—qué tal? — el chico jugueteo un poco con las mangas de su túnica

—meh

—genial… — Lauren se quedó mirando a Amanda un poco — puedo… sentarme?

—no tienes que pedirme permiso — río Amanda — adelante

—bien, gracias — Lauren ocupo un lugar al lado de Amanda — y… eh… como está el desayuno?

—horrible — contesto Amanda sin pena

—claro… — Lauren tomo un pan tostado, muy tímido — oye… Amanda… me enteré por ahí que… bueno… habría una excursión al pueblo este fin de semana, y quería saber si… tu… quisieras ir… conmigo

—me estás invitado a una cita? — pregunto Amanda

—bueno… si no quieres, no… solo… decía — Lauren apartó la mirada

—con que quieres una cita — Amanda miro a Lauren, que asintió con la cabeza — hmmm, pues no, por qué esperar al fin de semana? Tengamos una cita mañana

—mañana? — Lauren volteo a ver a Amanda — pues… hum… bueno… a qué hora quieres… la… c—cita?

—a las dos de la tarde — sonrió Amanda

—las dos de la tarde?! — Lauren soltó su pan tostado — pero tenemos clases, y además es transformaciones, y sabes lo mucho que me gusta transformaciones

—lo sé — río Amanda — bueno, si no quieres tener la cita…

—está bien — dijo Lauren a la desesperada — está bien, iré

—bien — sonrió la chica — te veo a las dos en los jardines, cerca de la fuente de bowtruckle — Amanda se levantó del asiento

—s—si — dijo Lauren tímidamente

—adiós, provecho! — río Amanda y salió contenta del comedor

Amanda no había seguido buscando a demás personas, en lo más mínimo, pues, después de borrarle la memoria a Liam una docena, o más, de veces, sentía que ningún otro chico valía la pena. Aquel, chico, Lauren, era compañero de Amanda, él se había acercado a ella a principios de curso, bastante tímido y nervioso. Era un buen chico, tal vez lo único malo que tenía era que estaba interesado en Amanda, pues la chica, evidentemente, no sacaba a Liam Baker de su mente. Aún que nadie en Ilvermorny, o al menos nadie que estuviera con Amanda por más de un minuto, sabía de la existencia de Liam, pero los chicos sabían que nadie podía salir con la nueva chica, por qué alguien, no sabían en el nombre, no salía de su cabeza. Las únicas que lo sabían eran sus compañeras de habitación, que siempre le estaban diciendo que dejará en paz a ese tal Liam, y que continuará su vida normal. Amanda no les hacía caso, ni a ellas, ni a sus profesores, ni a sus padres, a excepción, mínimamente, de su madre.

Al día siguiente, Amanda desayuno y realizó sus actividades como era de costumbre, hasta las dos de la tarde. No era sorpresa para nadie que Amanda se saltaba clases, era lo que mejor sabía hacer, después de aprobar las materias sin ir a absolutamente ninguna clase. Ese día era su primera cita, en toda su vida, pues Liam y ella habían pasado directamente a la acción, tal vez por sus incontrolables ganas de estar juntos, o por su inexperiencia en el mundo sentimental, Amanda prefería pensar en la primera. Amanda estaba hermosa ese día, se había peinado bien el cabello, y también se lo había alaciado más de lo que ya lo tenía, solo por si acaso, y lo usaba suelto, pues usar una coleta solo se limitaba a una sola persona, su persona favorita.

—Hola — dijo Lauren llegando al punto de encuentro — oh, vaya… te ves… estás… eres muy…

—bonita? — Amanda río un poco

—S—si — Lauren bajo la mirada, apenado — eres muy bonita

—bueno, gracias, tú también te ves bien — dijo Amanda tranquilamente — bueno, ¿cuál es tu plan para esta cita?

—ah… bueno, lo estuve pensando, como no vamos al pueblo… bueno, se me ocurrió dar un paseo por los jardines — empezó Lauren — también… eh… preparé una… bueno, yo no, más bien, les dije a los elfos que prepararán algo… ya sabes que no podemos tocará nada de ahí, bueno, pero les dije…

—supongo que aceptaron — suspiro Amanda

—sí, eh… tengo… una manta lista… detrás de la escoberia, tiene… comida y todo eso — Lauren jugueteo con su dedo índice

—que me imagino, no preparaste tú, ¿verdad? — Amanda cruzó los brazos

—no, no se cocinar — contesto Lauren — tampoco es como… que me interese… cocinar

—sí, me lo esperaba — Amanda negó con la cabeza — bueno, si un día te mueres de hambre… yo no te voy a cocinar nada

—supongo que tendré que aprender — Lauren se encogió de hombros

—sí, has eso — Amanda se dio la vuelta — bueno, vámonos ya, no querrás que la comida se enfríe

—ah, sí! — Lauren se puso al lado de Amanda

—Y? ¿Qué se siente saltarte una clase? — sonrió Amanda mientras empezaba a caminar

—mal — contesto — no me gusta, si el profesor Hernández se entera…

—puff, y que más da? — río Amanda — eres su favorito de todos modos

—no creo que eso sea verdad — suspiro Lauren — es solo que se me dan bien las transformaciones…

—pero no eres un animago — dijo Amanda

—un animago? — Lauren negó con la cabeza — no, gracias, es todo un problema, tú te imaginas tener que tener una hoja de mandrágora todo un mes en tu boca?

—sí, me lo imagino — gruño Amanda, casi como si la hubieran insultando — y no es tan difícil, solo tienes que tener un poco de imaginación

—supongo — Lauren suspiro un poco, ¿Había dicho algo mal?

El día era tranquilo, había una que otra nube en el horizonte, y un aire que dejaba saber que seguía siendo invierno. Amanda no dejaba de comparar a Lauren con Liam, cosa que el chico no sabía que estaba haciendo, pero se daba cuenta que estaba fallando en todo. Amanda sabía bien que Lauren no era Liam, pero esa actitud tímida y reservada era muy similar a la que Liam tenía, claro está, el Liam de hacia un par de años atrás. En las vacaciones de verano, Amanda había conocido a un Liam valiente y decidido, muy diferente al que dejó en Hogwarts al principio del cuarto año. Y no podía negar que ese Liam le gustaba mucho más, le encantaba, tanto que el solo hecho de pensar en el hacía que su estómago revoloteara, y le dieran ganas de hacer cosas de las que no se arrepentía hacer. Y, sin importar que la lluvia la mojara mucho, Amanda no podía estar junto a Liam, ni en Ilvermorny, ni en Hogwarts, ni en ningún lugar.

—…y yo le dije, "no" pero el seguía diciendo que necesitaba a mi lechuza, para qué? — contaba Lauren animadamente, mientras meneaba una fruta

—Ni idea — dijo Amanda, aburrida

—yo tampoco tenía ni idea! — río Lauren — entonces el…

—por Merlín — suspiro Amanda — me quiere besar ya?

—besar? — Lauren se sonrojo — p—pero… y—yo…

—al demonio — Amanda se acercó a Lauren y le dio un buen beso, y se imaginó con todas sus fuerzas que estaba besando a Liam

—A—Amanda… — Lauren miro sorprendido a la chica, en cuanto se separaron

—dime

—m—me gustas — dijo Lauren sonrojado — yo… yo también te… gusto?

—no — contesto Amanda

—oh… — Lauren bajo la mirada — y… por qué… por qué me besaste?

—no lo sé — suspiro Amanda — bueno, mira, si te gusto, entonces saldremos juntos

—ah… ah sí? — dijo Lauren sorprendido

—sí, vas a salir conmigo — dijo Amanda — eres mi novio ahora, entiendes?

—por supuesto! — Lauren sonrió — Amanda, te prometo que te haré muy feliz!

—como sea — Amanda apartó la mirada

No era Liam, Lauren no era Liam. La manera en la que la miraba no era la misma que la de Liam, su forma de ser era la misma que la de Liam, de primer año, pero ella ya no quería a ese Liam, quería al Liam que la hacía feliz con solo sonreír. No quería a un chico que no se preocupara por cocinar algo para ella, si tenía hambre, tampoco quería un chico que la idolatrara como si fuera una diosa. Quería esa peculiar forma de ser de Liam, amable y detallista, pero a la vez decidió y valiente. Quería que, por lo que fuera, Lauren le dijera que no estaba de acuerdo, que no se limitará a aceptar lo que Amanda le dijera, que le reclamará como Liam lo hacía. Ella no quería a Lauren, simplemente veía un poco de lo que Liam había sido alguna vez. Y, por mucho que besara a Lauren, simplemente no era Liam, y Amanda odiaba que no lo fuera.

Estaba cansada, antes de que terminara enero, Amanda necesitaba ver a Liam. El chico ya la había perdonado, más o menos, aún que Amanda seguía sin saber por qué se había molestado con ella. Después de escaparse de Lauren, que iba con las mejores intenciones, Amanda saco el espejo doble. Estaba en su habitación, molesta, dijo la clave para que Liam apareciera en el espejo, pero cuando su reflejo se fue, solo apareció oscuridad.

—Liam? ¿Estás ahí? Liam? — Amanda elevó la voz, y se empezó a oír un revoltijo de cosas

—ah, hola — dijo Liam, tenía el espejo en su mochila

—es Amanda? — Emma se asomó al espejo, los dos estaban en el gran comedor — ajá, hola!

—qué tal? — sonrió Amanda aliviada

—bien — dijo Liam contento — hoy fue un día algo cansado

—sí, estás prácticas me están matando — suspiro Emma

—ya veo — dijo Amanda

—y tú? ¿Cómo te está yendo? — pregunto Liam tranquilamente

—bien, supongo — suspiro Amanda — hay… unas cosas que me gustaría decirte

—adelante — sonrió Liam y tomo una salchicha

—eh… Bueno… te amo — dijo Amanda apenada

—ah… gracias… yo también te quiero — Liam apartó la mirada

—sé que te gusta — le dijo Emma — que pasa hoy, Amanda? No sueles decirlo, así como así

—es que… — Amanda tomo aire — estoy… saliendo con alguien

—de verdad?! — dijo Liam sorprendido — vaya! Felicidades Amanda, me alegro mucho por ti!

—sí? — Amanda se sonrojo un poco

—claro! ¿Y quién es? — sonrió Liam — como se llama? ¿Desde cuándo salen?

—Lauren — contesto Amanda, casi sin ganas — llevamos saliendo desde el quince de este mes

—qué bueno! — dijo Liam contento — me alegro mucho por ti

—sí, por fin sales con alguien más — agrego Emma — eso está bien, me alegro de que sigas con tu vida

—gracias, supongo — suspiro Amanda

—qué pasa? — Liam miro confundido a Amanda — no estás feliz?

—no — respondió

—por qué? — dijo Liam — te trata mal?

—no, al contrario, es muy atento — sonrió Amanda — demasiado atento…

—pero eso te gustaba, ¿no? — dijo Emma — si Liam era… bueno es muy atento

—sí, pero al menos no siempre estaba de acuerdo conmigo — suspiro Amanda — él siempre lo está, y es muy raro!

—pues díselo — Liam mordió la salchicha — así empiezas tú la pelea, eso se te da bien

—gracias — río Amanda — bueno… supongo que puedo hacer eso

—adelante — le dijo Emma — nunca hace mal una buena pelea de pareja, verdad Liam?

—aja — Liam asintió con la cabeza

—y luego viene la reconciliación — sonrió Emma, y Liam le lanzo una mirada de complicidad

—ustedes dos… bueno, no importa — Amanda se sacudió un poco — gracias por el consejo

—no hay de que — sonrió Liam — tal vez puedes ignorarlo para estudiar, así se enoja seguro

—ya te pedí perdón — suspiro Amanda — pero… bueno, a lo mejor es buena idea

—sí que lo es — suspiro Liam

—bueno, muchas gracias — sonrió Amanda — me voy…

—cuídate — le sonrió Liam — te quiero

—yo también — dijo Amanda sonrojada, movió la varita y el reflejo apareció de nuevo

—como que la quieres? — gruño Emma

—pues la quiero — dijo Liam — tu no la quieres?

—claro que la quiero — dijo Emma orgullosa

—pues yo también — sonrió Liam — pero también te quiero a ti, te quieroooo

—pues si me quieres, entonces tienes que darme un besito — sonrió Emma

—pues te lo doy — Liam le dio un pequeño beso en la mejilla a Emma

—muy bien, yo también te quiero — dijo Emma contenta

Pero Amanda no se sentía con ganas de querer a alguien. Dejo el espejo en su mesita de noche, y como estaba sola en el dormitorio, decidió hacer lo que su cuerpo le pidió. Después de explotar de amor por Liam, la chica decidió salir de su habitación. Era otro de esos días en los que la sala común estaba llena, con molestos alumnos hablando aquí y haya, lo cual Amanda odiaba.

—Hola! — dijo Lauren, en el comedor, cuando Amanda se decidió a cenar

—hola — suspiro Amanda

—quería verte — sonrió el chico — sabes que te quiero?

—lo sé — Amanda aparto la mirada

—jaja, hoy es una noche tranquila — dijo Lauren alegremente — me gustaría salir contigo un rato, que te parece?

—claro — dijo Amanda sin mirar a Lauren

—bien, será una noche estrellada, así que me gustaría ir a la torre de astronomía, podríamos ver las estrellas y…

—ni lo sueñes — gruño Amanda — si nunca voy a las clases de astronomía nocturnas, que te hace pensar que iría contigo a la torre de astronomía?

—pues…

—bah, déjalo — Amanda se puso de pie y tiro el té en la mesa

—Amanda! — Lauren se puso de pie rápidamente

—DEJAME EN PAZ! — le grito, y varios alumnos se centraron en ellos

—Amanda… yo… — Lauren bajo la mirada

—ya, cállate — Amanda se dio la vuelta y salió del comedor

Amanda estaba furiosa, ¿Cómo se atrevía a invitarla a ir a la torre de astronomía? Ese no era su lugar, era el lugar de Liam y Amanda, no de Lauren y Amanda. Estaba cansada, ella no era la novia de Lauren, no quiera serlo, no quería ser novia de nadie más. No podía soportarlo más, fue directamente a su habitación, y tomo el espejo doble.

—ve afuera — le dijo Amanda a Liam

—para qué? — pregunto Liam, en su dormitorio

— ¡VE AFUERA, MALDITA SEA! — grito Amanda — necesito que vayas a los malditos jardines de Hogwarts

—ok… pero… va a pasar algo? — dijo Liam confundido

—espérame ahí — le dijo Amanda — necesito que me esperes detrás de la reja del colegio

—q—que? — Liam se puso de pie de repente — como que te espere?

—Liam, cariño, mi amor — dijo Amanda exasperada — solo sal a los malditos jardines, y espera detrás de la reja

—pero…

—SOLO HAZLO! — grito Amanda

—ay, ok — Liam saco la varita y el reflejo de Amanda apareció

Amanda tomo todas sus cosas, con un movimiento de varita, metió todas sus cosas al baúl, y con otro movimiento de varita, hizo que el baúl la siguiera. Los alumnos de la sala común la miraron extrañados, y Amanda, antes de salir de la sala, apunto la varita hacia un viejo jarrón, idolatrado por todos, y lo exploto en mil pedazos. Salió de la sala totalmente enfurecida, tomo su escoba y subió.

PETRIFICUS TOTALUS! — gritaban los prefectos, pero Amanda esquivaba todos los hechizos habilidosamente

CONFRINGO! — conjuro Amanda, e hizo explotar las ventanas, para después volar a toda velocidad hacia el vestíbulo

Hizo volar las tareas de los alumnos, los libros, y a los mismos alumnos. Volaba más rápido que cualquier hechizo de los prefectos o de los profesores. En uno de esos pasillos, hacia el vestíbulo, Amanda se encontró con Lauren.

—puedes tomar esto como una ruptura — le dijo — y no seas tan lamebotas, FLIPENDO!

Lauren salió volando hacia los prefectos que venían, tirándolos a todos. Así Amanda acelero de nuevo.

Una fuente de oro, con una estatua de una bruja alzando la varita y sacando fresca agua, se posaba en medio de la estancia. Amanda empezó a dar vueltas alrededor de la estatua. Rompió todas las ventanas, e hizo que los libros salieran de las mochilas de los alumnos, para luego hacerlas volar de un lado a otro, creando caos.

DIFFINDO! — grito Amanda con fuerza, y, con un enorme estruendo, la cabeza de la bruja se desprendió del cuerpo

—ALTO! — dijo el director, saliendo con fuerza del comedor

—PUDRASE MALDITO! — grito Amanda y apunto con la varita a la cabeza de la bruja — PORTUS! — la cabeza de oro empezó a temblar rápidamente, el alumnado se quedó estupefacto y el director empezó a preparar un ataque — ACCIO!

La cabeza de oro se elevó rápidamente hacia Amanda, y la chica desapareció en medio de todos. Mientras tanto, Liam esperaba detrás de la reja del colegio, y miraba a los puercos alados, preguntándose por que estaría ahí. De repente, se escuchó un fuerte estruendo, y algo cayo detrás de la reja, Liam pudo ver un baúl y una escoba, que se estrellaron contra la reja.

Lumos! — conjuro Liam, y la luz de su varita reflejo una cabeza de oro

—ay, vaya caída — dijo Amanda poniéndose de pie

—A—Amanda?! — dijo Liam sorprendido

—ah, estas aquí — sonrió la chica — hola

—C—como… q—que estas… — Liam se quedó sin palabras

—feliz de verme? — Amanda tomo sus cosas y se acercó a la verja

—claro! ¿Pero… como llegaste aquí? — dijo Liam con los ojos bien abiertos

—usé un traslador — sonrió Amanda — aprendí a hacerlos estas vacaciones, cundo fuimos contigo

—pero… no es ilegal? — dijo Liam preocupado

—a quien le importa lo que sea? — Amanda saco la varita, se concentró mucho y con un movimiento obligo a las puertas a abrirse

—que rayos? — Liam vio asombrado como Amanda entraba al colegio

—lo aprendí en un libro, estaba escondido en la copa de un árbol en Ilvermorny — sonrió Amanda, y cerro la verja detrás de ella — es magia muy antigua, bueno, como sea… — Amanda vio a Liam, y lo abrazo con fuerza — ya vine

—estas… aquí — Liam abrazo a Amanda — estas… de verdad… eres tú?

—claro que soy yo — sonrió Amanda — vine porque… estaba cansada de Ilvermorny, estoy verdaderamente cansada

—entonces… vas a regresar? — dijo Liam algo confundido

—sí, y no me importa lo que diga mi padre, mamá también está harta de eso — dijo Amanda contenta — te importaría ayudarme con mi equipaje?

—ah! Claro — Liam tomo las maletas de Amanda — ¿qué vas a hacer?

—vamos a ir con la profesora McGonagall — sonrió Amanda — me voy a inscribir en Hogwarts ahora mismo

—genial — sonrió Liam — oye… y por qué me dijiste mi amor?

—por qué lo eres — rio Amanda — no creerás que solo vine a estudiar aquí, ¿verdad?

—pero…

—por si no lo has notado, eh cambiado un poco — sonrío Amanda

—supongo que ya no eras la Ravenclaw que conocí — dijo Liam un poco sonrojado

—y tú te has vuelto un verdadero gryffindor — dijo Amanda contenta

—jaja, gracias — sonrío Liam — vamos, ya casi son las nueve y media

Liam y Amanda entraron al castillo. Los alumnos que estaban fuera de la cama, los de quinto año en adelante, vieron impresionados a Amanda, pues seguía teniendo el uniforme de Ilvermorny. Los dos fueron hacia el despacho de McGonagall, aun que, para su fortuna, la encontraron en un pasillo cercano, de camino al mismo.

—lo siento, señorita Hill, pero no puedo inscribirla — dijo McGonagall, ya en su despacho — usted no tiene sus papeles, y…

—aquí están — Amanda sacudió la varita y un par de papeles aparecieron en el escritorio de la profesora

—oh, vaya, veo que domina la magia no verbal — dijo McGonagall tomando los papeles y acomodándose bien las gafas

—la aprendí de forma autodidacta — sonrío Amanda

—bueno, muy bien, lo único que faltaría… es la autorización de sus padres — sonrío McGonagall — porque usted todavía no es mayor de edad

—oh, eso — Amanda se acercó a la chimenea — me permite usar la red flu un momento?

—inténtelo — rio McGonagall

—te vas a ir otra vez? — dijo Liam, apartando la mirada del cuadro de Albus Dumbledore, que fingía dormir

—no — Amanda tomo un poco de polvos flu, hecho un poco en la chimenea y pronuncio unas palabras, para después meter la cara a la chimenea — listo, vendrá en un momento — dijo la chica cuando salió de la chimenea, un minuto después, la señora Hill salió de la chimenea, girando como una moneda, pero quedando con una pose épica

—buenas noches — sonrío y se sacudió las túnicas — Amanda, me informaron que escapaste de Ilvermorny

—sí, lo hice — sonrió Amanda

—muy bien, te felicito hija — dijo la señora Hill y abrazo a su hija — ah, muy bien, entonces? ¿Que tengo que hacer para que mi hija entre a Hogwarts de nuevo?

—bueno, originalmente tendríamos que hacer algo de papeleo con Ilvermorny — contesto McGonagall — pero como se trata de una ex alumna… — McGonagall agito la varita, y un pergamino se posó enfrente de la señora Hill — solo tiene que firmar

—perfecto — la señora Hill tomo una pluma, que le extendió McGonagall, y firmo

—eso sería todo — McGonagall sacudió de nuevo la varita, y los papeles volaron hacia su escritorio — pero hay algo más… vera, como cambio de colegio, su registro en la casa de Ravenclaw quedo anulado, entonces…

—me van a sortear otra vez? — dijo Amanda sorprendida

—así es — contesto McGonagall y camino hacia el estante, en el que estaba el sombrero seleccionador — bien, señorita Hill, acérquese, por favor

—si — Amanda se acercó, y McGonagall puso el viejo sombrero seleccionador sobre Amanda. Liam pensó que el resultado sería el mismo que hace cuatro años, sin embargo…

—GRYFFINDOR! — grito el sombrero seleccionador, después de un rato, y Liam dejo caer el equipaje por la sorpresa

—Perfecto — dijo McGonagall y le quito el sombrero a Amanda, para después dejarlo nuevamente en la estantería — resulta que justo tenemos una cama libre en el dormitorio de gryffindor de quinto año

—genial — sonrió la señora Hill, orgullosa

—señor Baker, podría acompañar a la señorita Hill a la sala común de Gryffindor? — sonrió McGonagall

—por supuesto — Liam recogió el equipaje

—puedo acompañarlos también? — dijo la señora Hill

—adelante — dijo McGonagall y ocupo su lugar detrás del escritorio — un gusto tenerla de vuelta, señorita Hill

—muchas gracias — sonrió Amanda

Los tres salieron del despacho de la directora, y fueron hacia la torre de gryffindor, en el camino, la señora Hill abrazo a Amanda con el brazo.

—estoy muy orgullosa — le dijo — la verdad yo tampoco estaba de acuerdo con que estudiaras ahí

—ya no aguantaba más en esa escuela — suspiro Amanda — de verdad

—lo sé, hija, y no te preocupes, tu padre no intervendrá — sonrió la señora Hill

—será mejor que no lo haga — gruño Liam — no lo quiero ni ver

—no se llevan bien, ¿verdad? — rio la señora Hill — es un buen hombre, es solo que le gana esa forma de ser, una pena que la única manera de que lo vea es que se lo echen en cara

—claro — Liam aparto la mirada — bueno, ya casi llegamos a la sala común

—oh, entonces, es hora de que me vaya — dijo la señora Hill y abrazo a su hija — ah, y me informaron que también estas expulsada de Ilvermorny jaja

—que tragedia — rio Amanda — gracias por apoyarme mamá

—no hay de que — la señora Hill sonrió — bueno, me voy, disfruta de Hogwarts cariño, ah, y mañana te llega el uniforme nuevo

—gracias, adiós… — Amanda vio a su madre, que se alejó poco a poco — bueno, pues… vamos

—de verdad estas en gryffindor — dijo Liam sorprendido — pensé que volverías a Ravenclaw

—bueno, eh cambiado — sonrió Amanda, empezando a caminar de nuevo — supongo que me eh vuelto más valiente

—sí, eso note — sonrió Liam

—oye… y que le paso a la chica del dormitorio? — pregunto Amanda

—se fue a Durmstrang — respondió Liam — resulta que encontró al amor de su vida, o eso creo, porque Erika dice que no piensa volver a Hogwarts

—vaya — rio Amanda

—oh, aquí estamos — dijo Liam deteniéndose enfrente del cuadro de la dama gorda

—que uniforme tan raro tienes, muchacha — dijo la dama gorda — llegas tarde muchacho, ya casi iba a informar a la profesora Amelia

—no se preocupe — sonrió Liam — "Crayón de moco"

—adelante — la señora gorda dejo pasar a los chicos

—vaya, con que así se entra — dijo Amanda sorprendida — y yo tenía que resolver un acertijo…

Liam y Amanda entraron por el hueco de la pared, y la chica quedo sorprendida por la sala común. Aunque, los más sorprendidos eran los alumnos, e incluso Noach se acercó para ver que hacia una aparente estudiante de Ravenclaw ahí.

—déjala en paz, Noach — le dijo Liam

—pero… es de Ravenclaw… creo… que uniforme tan raro… y ese escudo… — Noach se enfocó bien a Amanda — bueno, ya, vámonos, y le informare a tu prefecto

—que la dejes en paz! — gruño Liam

—lo siento, Liam, reglas son reglas — Noach tomo a Amanda del brazo

—suéltala — Liam saco la varita rápidamente y apunto a Noach

—Liam, no lo hagas — dijo Noach

—no me retes — dijo Liam

—bien, castigado — gruño Noach

—de eso nada — salto Sebastián — le quito el castigo

—no puedes…

—también soy prefecto, te acuerdas? — Sebastián le enseño la insignia de prefecto a Noach — suéltala

—bah — Noach soltó a Amanda, y Liam guardo la varita

—ven, vamos a tu dormitorio — le dijo Liam a Amanda

—dormitorio? — pregunto Sebastián

—te cuento arriba — dijo Liam y tomo el equipaje de Amanda — vamos

—si — Amanda siguió a Liam, bajo las miradas de toda la sala común, hasta que llegaron a la puerta del dormitorio de chicas

—bien, solo ve al que dice quinto año — sonrió Liam y el dio su equipaje a la chica

—gracias — sonrió Amanda — entonces… nos vemos mañana

—aja, te espero aquí — dijo Liam tranquilamente — ve, duerme bien

—igualmente — Amanda empezó a subir las escaleras de los dormitorios de las chicas

—ahora si me vas a decir? — Sebastián se acercó rápidamente a Liam

—subamos — susurro Liam, así lo hicieron. Jack estaba en el dormitorio, y Liam les conto a los dos lo que había pasado

—wow, de verdad regreso?! — dijo Jack sorprendido

—sí, y es de nuestra casa — sonrió Liam

—increíble — dijo Sebastián — Liam, no pensaras volver con ella, ¿verdad?

—no — dijo Liam — ya saben que yo quiero a Emma

—pues vaya tema — suspiro Jack — podrás con las dos, Liam?

—como que podre? — Liam se sentó en su cama — deje bien en claro las cosas con Amanda, nada va a pasar… ay, ya quiero que Emma y ella se encuentren, va a estar muy feliz!

—supongo — Jack se lanzó a su cama — bueno, es bueno tenerla de vuelta, supongo

—que problemas — rio Sebastián y se acercó a su cama

—oye, por cierto, gracias por quitarme el castigo — Liam miro a Sebastián

—para eso estamos — Sebastián sonrió — además, con lo poco que te metes en problemas, por fin vi la oportunidad de usar mi puesto de poder a benéfico