Capítulo IX:
#9. Si empiezo a hacer la lista de todo lo que perdí,
tengo que sumar lo que aposté por ti.
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DEMONS HIDE
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No dura, a mí lo bueno no me dura.
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Cuando Matsuri llego a Paradise aquel prostíbulo de mala muerte donde yo vivía hacia ya cuatro años, yo ya conocía a Sasori. Lo conocí a los catorce años, Sasori ya era mayor de edad en ese momento había cumplido diecinueve hacia unos meses y trabajaba en ese lugar desde que era menor de edad.
―Sube― Me ordeno abriendo la puerta de aquella elegante camioneta color rojo, una Doge Dakota del año.
Yo subí al asiento trasero y lo vi rodear el vehículo hasta subir de copiloto y poner en marcha el vehículo. Hacia dos años que vivía en ese lugar pero hasta el momento nadie me había tocado.
―¿Estas asustada?― Yo asentí jugando con el dobladillo de aquel hermoso vestido de seda color blanco ―Tranquila. Yo estaré afuera todo el tiempo― Comentó.
Como si eso me hiciera sentir más tranquila al saber que iba a perder mi virginidad con un extraño. Me limite a asentir y estuvimos en silencio los siguientes veinte minutos hasta que llegamos a aquel lujoso hotel. Yo temblé de miedo al ubicarme frente a la puerta.
―Sasori―
―No llores― Me reto y apretó mi mano entre la suya ―Es tu trabajo― Dijo apoyando la mano en el picaporte dorado ―Ahora yo debo hacer el mío― Y me empujo levemente por la espalda obligándome a avanzar a aquella lujosa suite.
Avance unos pasos adentrándome en aquella lujosa habitación y observe aquel hombre de unos cincuenta años ubicado junto al mino bar, él sonrió al verme.
―Cielos― Exclamo observándome de forma lasciva ―Si que eres hermosa―
Se levanto del sillón aproximándose más a mi y me alcanzo el vaso de whisky, intente sonreír y bebí aquel líquido de prisa. Quizás así eso pasaría más rápido.
Yo no quería que me quitara la ropa, ni que me obligará recostarme en la cama, ni mucho menos que me quitara la virginidad esa noche pero ya me habían vendido. El maletín carcajada de dinero que había sobre la mesa lo comprobaba.
―Por favor― Llore y solo recibí una carcajada burlona de su parte cono respuesta.
Cerré los ojos y aguante el asco pero sobre todo el dolor cuando me penetro. ¿Qué había hecho yo para merecer algo así? Si solo tenía catorce años de edad.
―Déjame― Chille empujándolo con fuerza por el pecho y logre quitármelo de encima.
Caímos al suelo y ese sujeto me apretó entre el piso y su cuerpo evitando que huyera.
―Maldita niña― Me golpeo con fuerza dejándome mareada y sentí el sabor a óxido cuando la sangre bajo desde mis labios por mi garganta.
Apretó ambas manos en mi rostro y dio mi cabeza contra el piso unas tres veces dejándome mareada y confundida y me volvió a penetrar, yo solo podía ver con asco ese rostro sobre mi, no quería que me besara, ni que me tocara, no quería que siguiera encima de mi, así como tampoco quise partirle la botella de whisky en la cabeza y apuñarlo con ella unas siete veces.
―¡Sasori!―
El pelirrojo entró al oír mi grito.
―Sakura ¿Qué hiciste?― Chillo al verme empapada en su sangre. Yo solo podía ver su cadáver ―¿Dónde esta el dinero? ― Me preguntó acercándose al muerto y apoyo sus dedos en la yugular para sentir su pulso, yo señale el maletín de cuero sobre la mesa de centro ―Esta muerto― Anuncio.
―Yo no quería― Llore y el pelirrojo me tomó de lo brazos obligándome a levantarme del suelo.
―Sakura, escúchame― Me ordeno ―Yo me encargo. Ve a darte una ducha― Mi vista estaba perdida en la sangre que comenzaba a extenderse en el parqué del dormitorio ―Ahora― Grito sacándome del trance.
Yo me metí de prisa al baño, el agua caliente quito los rastros de sangre y maquillaje, cuando salí de la ducha Sasori se había encargado de todo. Ya no estaba su cuerpo inerte, ni siquiera la sangre esparcida en suelo. No sabía cómo lo había hecho porque tampoco sabía cuánto tiempo había pasado bajo el chorro de agua tibia.
Volvimos en completo silencio a Paradise.
―¿Qué ocurrió?― Pregunto enojado Danzō al ver mi rostro magullado y apoyo una de sus manos en mi mentón obligándolo a verlo a los ojos.
Sasori paso de nosotros y dejo el maletín sobre el escritorio del adulto presente.
―Ya me encargue― Hablo ubicándose a mi lado.
Danzō soltó mi rostro y se aproximo al escritorio abriendo el maletín de cuero, jamás en mis catorce años de vida había visto tanto dinero junto. El hombre sonrió volteando a vernos.
―Espero le hayas dado una lección―
Sasori sonrió.
―No volverá a golpear una mujer en su vida―
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Apreté los ojos con fuerza intentando en vano quitarme esa pesadilla de la cabeza y sentí las manos del Uchiha recorrer mis piernas desnudas. Estábamos en su habitación y la alarma había sonado hacia exactamente dos minutos.
―¿Lo hacemos rápido antes de ir a clases?― Me pregunto en voz baja.
Yo asentí y deje que me quitara la remera que era lo único que tenia puesto, se acomodo entre mis piernas y clavo esos hermosos ojos en mí, yo realmente solo quería concentrarme en él.
―Sasuke― Me queje cuando apretó uno de mis senos con fuerza ―Despacio― Chille cuando me embistió aun con la ropa puesta.
Pero no podía concentrarme en él. Sasuke comenzó a besarme el cuello intentando en vano excitarme, desde que tuve ese sueño solo podía recordar los besos de ese sujeto y sus manos sobre mí.
―Sasuke, no― Chille empujándolo por el pecho y lo aleje de mí.
El Uchiha me miro confundido cuando me vio levantarme de la cama y colocarme su sudadera de prisa.
―Sakura ¿Qué pasa?― Pregunto preocupado y se levanto de la cama acercándose a mi.
Yo retrocedí por puro instinto. Me sentía tan asqueada, no de él, de mí. No quería ni que me tocara.
―Lo siento― Suspire y las primeras lágrimas bajaron despacito por mis mejillas, Sasuke se aproximo despacito a mi evitando ponerme más nerviosa ―Perdón, yo―
―Ya, tranquila― Me interrumpió y paso ambas manos por mi espalda aproximándome a él ―Yo siempre voy a estar aquí― Sonreí al oír esa frase y todo mi cuerpo se relajo en ese momento ―No tenemos que hacer el amor sino quieres―
Yo clave mis ojos en él. ¿Cómo podía Sasuke quererme tanto? ¿Acaso no se daba cuenta que yo no valía tanto esfuerzo?
―Si quiero―
Él sonrió de lado al oírme y acaricio mi mejilla con cariño.
―¿Segura?― Pregunto con dudas, yo levante mis brazos como niña chiquita para que me quitara la sudadera.
Sasuke largo una risita baja antes de pasar sus manos por mi cintura y dejarme nuevamente desnuda ante él.
―Te amo tanto, ángel―
Ya no recordaba ese mal sueño.
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Sonreí de lado al ver aquella foto que me había llegado hacia dos minutos a mi móvil. Intenté bloquearlo cuando Sasuke se aproximo a mí pero fue más rápido y me lo quito de las manos.
―¿Quién es? ― Frunció el ceño al ver la foto del pelirrojo recostado en una silla playera con una cerveza en la mano y sonriendo.
Yo largue una risita divertida quitándole el móvil de las manos.
―Es un amigo―
―¿Qué te manda fotos sin remera?― Hablo enojado.
―Esta en la playa, Sasuke― Replique y agradecí que Sasori estuviera bien en Sunagakure.
Lo escuche bufar enojado, yo sonreí aproximándome a besarlo para que se le pasara la rabieta pero el Uchiha dio media vuelta el rostro y termine besando su mejilla.
―Ve a pedirle al pelirrojo que te bese― Comentó dando media vuelta y se alejo de mí.
Yo largue una carcajada divertida.
―Sasuke― Lo llame al ver que no pensaba regresar.
―Ni de te ocurra acercarte, Haruno―
Suspire cerrando mi casillero con fuerza y vi su espalda desparecer por el corredor escolar. Ya se le pasaría.
Esa noche sonreí al oír la puerta de mi dormitorio abrirse.
―Creí que querías espacio― Comente divertida al verlo de pie a un lado de la puerta ya cerrada.
El dormitorio solo está a levemente iluminado por la luz de la luna que se filtraba por entre la cortina semi cerrada.
―Estaba enojado― Comento frunciendo el ceño y se me hizo sumamente tierno ―No quiero espacio, quiero atención― Dijo a modo de berrinche y yo largue una risita baja.
―Caprichoso― Dije divertida abriendo las frazadas de la cama ―Ven acá, métete en la cama conmigo― Le ordené.
Él sonrió de lado y se metió de prisa entre las frazadas para acurrucarse conmigo.
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Habían pasado ya unos meses que el Uchiha y yo estábamos juntos. Fue justamente dos días antes del baile de Navidad que me llego aquel video.
― Voy a cogerme a esa becada―
Yo apreté el móvil con fuerza y observe hacia todos lados evitando que alguien me viera, cerré el casillero con fuerza y avance de prisa por el corredor escolar, el timbre había sonado hacia unos minutos y ya la mayoría se encontraba encaminándose a sus salones. El aire helado choco contra mis mejillas dejándolas aún más rojas de lo que estaban cuando salí al campus, el corazón parecía querer salirse de mi pecho, las manos me temblaban y estaba segura que podría caer de rodillas en cualquier momento de lo mareada que me encontraba, aún así volví a darle play a aquel video.
― La voy a tener en cuatro en mi cama pidiendo mas― Las arcadas de asco me invadieron al oírlo ― Voy a convertir a Sakura Haruno en mi perra―
―¿Creías que Sasuke realmente te amaba?―
Yo bloquee el móvil de prisa cuando escuche su voz detrás de mí y al voltear lo vi. El maldito hijo de perra que me ha quitado todo desde que nació.
―Neji―
El castaño sonrió y se acerco los pocos pasos que nos separaban, estaba tan cerca que sentí su aliento cálido chocar mi nariz roja. Levanto una de sus manos y paso la yema de sus dedos por mi mejilla limpiando las lagrimas, recién notaba que estaba llorando.
―Lo siento, becada― Sonrió, la misma sonrisa que mi padre hizo el día que me abandono en el orfanato ―El cuento de hadas se acabo―
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―Buen día― Me saludó dando media vuelta en la cama y de aproximó a mi, yo sonreí de forma muy forzada pero Sasuke no lo noto ―¿Hace mucho estas despierta? ― Me preguntó pasando sus brazos por mi vientre.
Yo me encontraba casi sentada en la cama recostada en el espaldar de esta. Su cabello se desparramo por mi pecho cuando se acurruco en él cerrando los ojos.
―No― Mentí ―Acabo de despertar―
La verdad era que había pasado las últimas cuarenta y ocho horas sin poder dormir solo viendo una y otra vez ese video.
―Esta noche es la fiesta de Navidad― Comento aun con los ojos cerrados y yo apoye mi mano izquierda en su espalda y con la derecha acaricie sus cabellos azabaches ―Me encanta dormir contigo ángel―
Yo sonreí.
―A mi igual, Sasuke―
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Y ahora entiendo que lo tuyo no era real.
Que acudí con mil heridas a un pozo de sal.
(No dura – Karen Méndez)
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