Hola hermosas, muy buenos días. Espero que estén muy bien y listas para el siguiente capítulo. Les recuerdo que los personajes de Candy Candy No son de mi propiedad, la historia es completamente de mí autoría así como los personajes secundarios complementarios y me reservo el derecho de publicación. Esta historia está escrita sin fines de lucro, simplemente por diversión. Es para mayores de edad y para personas que no son sensibles al tema adulto. Gracias por comprender.

SEPARADOS POR LA SANGRE

Una Extraña Experiencia

"La experiencia: la experiencia es algo que se adquiere con el tiempo, es el mejor de los maestros pero sin duda su matrícula es muy pesada".

CINCO

Anthony observaba como aquella joven se movía encima de él comenzando a agitar su cuerpo, se abrazó de su cuello y le ofreció sus labios, pero él se contuvo de tomarlos, sin embargo dejó que se aferrara con más fuerza a él. Comenzó a sentir que el espacio en su interior se sentía reducido y una especie de vibración le impedía moverse de su sitio, su cuerpo estaba respondiendo de manera favorable a la intensa actividad que la joven le brindaba y poco a poco comenzaba a traicionarlo.

-Así… - Decía la joven sin detener su movimiento, no tenía mucho tiempo a horcajadas encima de él que sintió cómo su cuerpo se arqueaba hacia atrás mientras sus uñas se clavaban en sus hombros. Anthony la observaba extasiado, estaba excitado realmente, viendo como la mujer se removía encima de él de manera salvaje, minimizando cada vez más sus movimientos hasta detenerse. – Estuvo fantástico. – Le dijo con picardía. Anthony la observó comenzando a sentir un fuerte dolor en su firmeza. Ella lo miró fijamente con malicia, sabía que lo que había puesto en su copa lo haría estar más excitado y le sería casi imposible detenerse. – Es tu turno. – Le dijo con travesura.

-¿Mi turno? – Preguntó Anthony aún dentro de ella, seguía duro, erecto y con un dolor que comenzaba a ser insoportable. Ella asintió coqueta. Lo besó de nuevo en los labios y Anthony esta vez no la rechazó, por alguna razón que no comprendía su cuerpo le pedía más.

-Piensa que soy ella. – Le dijo cuando dejó de besarlo.

-No eres ella… - Le dijo Anthony comenzando a moverse lentamente en su interior, había descubierto que si se movía le era menos doloroso mantenerse dentro de ella. Ella sonrió y lo miró nuevamente con malicia, necesitaba más de aquel joven que recién se convertía en hombre entre sus brazos.

-No lo soy… - Le dijo comenzando a moverse una vez más, pero esta vez con mayor lentitud, había satisfecho una parte de su capricho y esta vez podía hacerlo menos ansiosa. – Pero ella no está aquí… - Le dijo comenzando a picar el orgullo del joven, quien frunció el ceño con molestia, algo que le indicó que la seriedad que mostraba era porque tenía el corazón roto. – Ella está con otro… - Dijo para molestarlo. El rostro de Anthony se puso más tenso y la apretó con fuerza de la cintura. Ella gimió con placer en lugar de sentirse ofendida, sabía que había dado en el clavo de sus sentimientos. – Ella no te ama… no eres tú el que la puede abrazar… besar… - Le dijo una vez más incitándolo a que correspondiera a sus provocaciones, quería que él la amara, quería que le hiciera el amor y no solo hacérselo ella misma con él.

-No sabes lo que dices… - Dijo Anthony con rabia, con la impotencia de que sabía que Candy amaba a otro, pero con la plena confianza de que la rubia no estaría haciendo lo que esa joven hacía con él.

-Tal vez… - Dijo Giovanna con malicia, sin dejar de moverse, acelerando sus movimientos. – Pero si sé que yo estoy aquí contigo y ella no… ella está con otro tal vez en este momento… - Dijo con saña, con verdadera malicia, quería provocarlo, quería sacar de él al hombre que sabía llevaba encerrado en ese cuerpo tan bien esculpido y provocativo.

Anthony se levantó con ella aún unido a él y la colocó de espaldas en la cama comenzando a moverse rápidamente en su interior, estaba molesto por sus palabras, estaba dolido porque efectivamente Candy estaba tal vez junto a aquel joven de cabellera castaña, no estaba con él, él estaba solo, no tenía a nadie en la vida que se preocupara por él. Continuó con sus movimientos en automático, su cuerpo respondía de manera salvaje a la vana entrega que la joven le había proporcionado, sin explicarse por qué motivo se sentía de esa manera. Ella por el contrario estaba feliz de recibir aquella virilidad en su interior, le gustaba sentir la piel firme y musculosa de un cuerpo delicado y atlético, el cuerpo de Anthony era realmente atrayente, enigmático y el ímpetu salvaje que le demostraba encima de ella la llevaba una vez más a acercarse a la gloria.

-¡Así! – Gritó con emoción alentando al rubio a que continuara invadiéndola con aquella fuerza que tanto le gustaba, pronto volvió a estremecerse y Anthony distinguió que una vez más se estaba liberando, esta vez sintió que él no podía contenerse más, se había estado aguantando para no correrse dentro de ella, porque al parecer ese era su objetivo, ella deseaba sentir ese calor intenso correr en sus entrañas.

Anthony salió de ella justo al momento que su cuerpo estaba a punto de estallar y con sorpresa para la joven se derramó en su vientre de manera violenta. El rubio respiraba como si hubiera corrido un maratón, mucho más fuerte que cuando concursó en el rodeo, se sentía un poco mareado y hasta débil. Cerró los ojos como intentando contenerse pero la pasión había hecho mella en su cuerpo y este había respondido a su naturaleza. Un mareo lo invadió de pronto creyendo que era el vino ingerido.

La joven sonreía sorprendida, no se imaginó que él se saliera antes de culminar su acto, sin embargo no podía estar molesta con aquel regalo tan maravilloso que había obtenido por parte del joven, jamás había sentido un orgasmo mucho menos dos y Anthony le había regalado el primero en su vida.

-Lo siento, no debí llegar a tanto. – Dijo Anthony totalmente avergonzado, extrañado realmente por su proceder, pero a última hora había pasado por su mente la posibilidad de embarazar a aquella joven y no quería hacerlo, no quería porque simplemente no estaba enamorado de ella y no quería faltar más a su honra de caballero, sentía que había faltado a una dama y era algo que se reprochaba realmente.

-No te disculpes, fue maravilloso. – Le dijo la joven levantándose sin recato para limpiar su cuerpo. Anthony la observó de pie totalmente desnuda. Era la primera vez que veía a una mujer en ese estado, era en verdad bella, de espaldas pudo apreciar sus rizos que caían como cascada, por un momento le recordó a Candy, pero después cerró sus ojos para quitar aquella imagen de sus recuerdos, Candy era ajena y no debía pensar más en ella. – Jamás sentí un orgasmo con mi esposo. – Dijo para sorpresa del rubio, quien abrió más los ojos cuando escuchó aquellas palabras, su cabeza dolía punzante.

-¿Tú esposo? – Preguntó Anthony mientras ella se vestía. Asintió con una mirada tranquila y despreocupada mientras Anthony se sentía completamente mal por haber ultrajado la honra de algún caballero que viajara en el barco. Se sentó para recuperar el equilibrio.

-Soy viuda… - Dijo en respuesta a la sorprendida pregunta del rubio, después de varios segundos de silencio, pero luego cambió el tono de la conversación desviándola por otro lado muy lejos de su viudez. - Me casaron a los catorce años. – Dijo con cierta nostalgia en su voz. – Con un viejo gordo y poco delicado. – Dijo de nuevo con una sonrisa triste que la remontaba a la primera vez que había estado con un hombre en la cama. – Yo no sabía qué pasaba en la noche de bodas y él… - Dijo con cierto asco en su voz.

-Jamás había pensado en ello. – Dijo Anthony sincero, él nunca había pensado en lo que sucedía a las jóvenes que se casaban siendo casi unas niñas con los caballeros que podrían ser sus abuelos incluso sus bisabuelos.

-Me acostumbré con el tiempo. – Dijo terminándose de vestir para continuar con su peinado. – Es un buen hombre, me trata bien y me consiente pero… - Dijo deteniéndose un poco antes de que Anthony preguntara con su mirada. Él también intentaba vestirse mientras escuchaba el relato. – Era… aún no me acostumbro, pero… - Agregó con cierto nerviosismo en su voz.

-¿Pero? – Preguntó Anthony ya que entre líneas se escuchaba que había otro pero además de lo ya confesado.

-Jamás pudo brindarme pasión. – Dijo sin pudor, terminando de arreglarse para luego acercarse de manera sugestiva al rubio, quien se tensó nuevamente al tenerla tan cerca. – Esa la descubrí después de seis años de matrimonio. – Contó con travesura, indicando a Anthony que no era precisamente con el esposo con quien había encontrado eso que necesitaba, sino con aquel joven que la había complacido aunque fuera en contra de su voluntad y hubiera tenido que darle una "ayudadita".

-Pero eso es deshonesto. – Dijo Anthony seguro de que a pesar de como hubieran sido las situaciones que terminaron en un matrimonio, era un matrimonio ante Dios, creía que se debía respeto y honestidad hacia la persona que portaba ese cargo.

-Vamos, no soy la única, seguro que conoces más mujeres que en mi situación las casaron siendo unas niñas y se entretuvieron con algún mozo atractivo que las atendía mejor que el vejete que les tocó. – Anthony la miró indignado, las mujeres que él conocía serían incapaz de hacer algo semejante. Pensó en la tía abuela, en su madre, en su tía Janice quien él sabía perfectamente lo enamorada que estaba de su tío y hasta pensó en la señora Leagan.

-La verdad no conozco tanta gente. – Dijo sincero, él conocía únicamente a las mujeres de servicio además de su familia y ninguna de ellas había presentado un comportamiento ligero ante sus ojos. La joven rió con ganas por la respuesta de Anthony.

-Se nota que eres un joven muy inocente y muy bien educado, incapaz de pensar mal de las damas. – Dijo sentándose nuevamente en la cama. Anthony le daba la espalda y la chica se atrevió a acariciarlo con su mano deslizándola hasta llegar a su trasero. Anthony se removió incómodo.

-Me enseñaron a respetar a la mujer. – Dijo Anthony ya más consciente de la situación, el alcohol y la sustancia extraña habían comenzado a abandonar su cuerpo pero estaba consciente que había faltado al respeto a una mujer ahora viuda. – Y si con ello tengo que reparar mi falta yo…

-¿Tu falta? – Preguntó la joven con diversión en su voz. - ¿Cuál falta? – Preguntó de nuevo, mirando a Anthony con burla quien se apenaba porque no comprendía nada de lo que estaba diciendo aquella dama. – No has cometido ninguna falta. – Dijo la joven con cierta desfachatez. – Al contrario a pesar de ser inexperto te has desempeñado muy bien. – Le dijo levantándose para abrazarlo por la espalda y acariciarlo descaradamente. Anthony sintió que la sangre volvía a hervir dentro de él y se reprochó que su cuerpo reaccionara a favor de ella. – Creo que alguien quiere volver a jugar… - Le dijo tentando su vigor. Anthony se negaba a volver a caer en aquel pecado en el que le habían hecho caer, no la culpaba a ella, se culpaba él mismo por haber sido tan débil, por haber sucumbido al placer de su cuerpo por inexperiencia, por el alcohol o por cómo se le llamase a lo que había sucedido.

-No importa que seas viuda, no es correcto que haya estado contigo. – Dijo Anthony intentando decir que debía reparar su falta. La miró de frente, era una mujer bella, aún era joven si acaso unos cuantos años más que él, su educación le indicaba que debía reparar su atrevimiento, pero su corazón se negaba a abrirle paso y permitirle semejante estupidez. Sabía que era un tonto por pensarlo, pero al mismo tiempo había perdido a Candy para siempre y jamás volvería a amar como la había amado a ella.

-Yo decido lo que es correcto. – Dijo la joven recostándose en la cama, levantando su largo vestido para mostrar sus piernas y algo más al joven rubio, quien con sorpresa observaba nuevamente lo que había tomado. Anthony se volvió a reprochar que su cuerpo reaccionara una vez más erecto. Ella sonrió con malicia, sabía que lo estaba provocando y se atrevió a desabrochar nuevamente los botones delanteros de su blusa y mostrar así el nacimiento de sus senos. El brillo en los ojos de Anthony fue evidente, sin embargo para infortunio de la joven no se movió de su sitio. – Candy no está contigo… - Dijo con malicia y Anthony se tensó nuevamente girando su cuerpo para darle la espalda. La joven se levantó e hincada sobre la cama comenzó a acariciarlo descaradamente.

Después de esa primera noche en el barco, donde había sido su iniciación como hombre, la joven Giovanna se deslizaba por las noches en el camarote de Anthony, pero desafortunadamente para ella era simplemente para hablar, se había dado cuenta que Anthony no solo era un joven irresistiblemente atractivo, sino que además era alguien con el que podría charlar, con el que podía compartir sus experiencias extramaritales y compartir su conocimiento, mostrándole la forma en la que las mujeres preferían ser tratadas en la cama.

Anthony más de una vez había rechazado alguna copa que ella le ofreciera con insistencia, le parecía extraña su constante necedad que la acompañara con un trago, pero después de esa noche, Anthony se había propuesto evitar en la medida de lo posible volver a beber.

-¿Qué harás llegando a Nueva York? – Preguntó Anthony mientras veía a la joven abandonar su camarote por última vez, tal vez pensaba en la posibilidad de seguirla viendo, había descubierto un sentimiento diferente al amor y creía que todavía le quedaba mucho por aprender y descubrir.

-Aún no lo sé. – Le dijo la joven con indiferencia, cada que le preguntaba qué haría a su llegada ella evadía el tema.

-¿Por qué no quieres decirme? – Preguntó Anthony directo, a él no le importaba si ella no quería volver a verlo, había aprendido que era una joven que solo buscaba un pasatiempo, y él había sido ese entretenimiento del crucero.

-Mira Anthony, me la he pasado genial contigo, me ha gustado mucho la manera en la que me hiciste el amor, has aprendido cómo amar a una mujer, como seducirla, como desesperarla tanto que hasta me has hecho rogar para que me complazcas, pero hasta ahí. – Dijo la joven mirándolo a los ojos. Anthony comprendió que todo había sido un juego, no le importó, después de todo a él tampoco le hubiera gustado tener una novia que se entretenía con los mozos de la mansión. – Busca a Candy. – Le dijo de pronto, algo que sabía bien a él no le gustaba hablar. – Tal vez las cosas no son como tú las viste, tal vez ese joven solo estaba intentando enamorarla… - Decía metiéndose en terreno prohibido.

-Ella está enamorada de él. – Dijo Anthony tajante, había confiado algo de su vida a la joven a cambio de las charlas que habían compartido y de las confesiones que habían sorprendido a Anthony con respecto a la vida de algunas "damas" de sociedad.

-Te puedo asegurar que si la seduces, si le hablas de amor… - Le decía mientras le hablaba cerca de su boca provocativamete, Anthony la observaba con una mirada filosa, una mirada que había aprendido a utilizar para cubrir lo que tenía en su interior. – La puedes volver a enamorar. – Dijo la joven intentando besar los labios de Anthony, este se giró negándose a besarla, después de su primer encuentro no volvió a permitir que ella se apoderara de sus labios, podía haberse apropiado de su cuerpo, pero su boca, su boca estaba reservada solo para la mujer que un día amara y esa no era ella.

-Candy… - Pensó con dolor, pero su mirada filosa apareció una vez más al recordarla con aquel joven de larga cabellera. – Ella no es una chica de ese tipo. – Dijo sin pensar en ofender a la "dama" frente a él. Ella sonrió con ironía.

-Anthony, tienes que comprender que todas las mujeres son unas damas fuera de la cama… - Le dijo con malicia, acariciando su rostro con suavidad, pero molesta porque había rechazado una vez más sus labios. – Pero ya en la intimidad una mujer lo que busca es que la hagan gritar de placer… - Le dijo acariciando su parte baja con discreción. Anthony se tensó de manera diferente que lo hacía en un principio, le agradaba su atrevimiento. – Nos gusta que nos hablen bonito, que nos consientan, que nos mimen, pero nos gusta más que nos vuelvan locas en ma cama… tú ya lo comprendiste muy bien… fue una lástima que ya no permitieras seguirte enseñando. - Le dijo una vez más para después salir del camarote del rubio asegurándose que todo estaba en solitario.

Anthony se sentó en la orilla de la cama no muy orgulloso de la compañía que lo había acompañado en el barco, sabía bien que no había sido correcto enredarse con una joven de esa manera, mucho menos cuando no había un contrato matrimonial de por medio, sin embargo ya no veía a las mujeres de la alta sociedad como antes las percibía, había puesto atención a las jóvenes que viajaban con Giovanna y efectivamente era un grupo de chicas que habían salido a buscar nuevas aventuras, lejos de los hombres que habían elegido sus familias para sus esposos, más de una le había hecho la insinuación de querer estar con él, sin embargo discretamente las había rechazado.

Anthony había comenzado a conocer el mundo adulto, un mundo que estaba muy lejos de ser como la tía abuela les había enseñado, un mundo lleno de libertades y libertinajes que se combinaban entre sí, había hombres que buscaban una aventura sin importar que la mujer estuviera comprometida, había observado a más de uno ser rechazado y tildado de insolente, otros más habían sido aceptados con discreción, con una sonrisa, con una mirada sugestiva, una mirada que a pesar de ser "discreta" él había aprendido a descifrar, gracias a los "sabios" consejos de Giovanna.

Pensó en Candy y se negó que ella hiciera algo incorrecto, se negó a hacer algo incorrecto con ella, él la amaba todavía, pero estaba seguro que había iniciado el camino para olvidarla, había aprendido a conocer más a las mujeres y si bien no todas eran las damas que presumían ser ante la sociedad, tampoco era verdad lo que Giovanna había dicho, no todas las mujeres estaban dispuestas a engañar a su marido, había visto a varias que se sonrojaban apenadas y desviaban su mirada al sentir que algún caballero las miraba con insistencia y sabía que Amelia era una de ellas, pero deseó que Candy no lo fuera, deseó que Candy aceptara sus miradas llenas de deseo y amor que él le profesaba.

-¡Eres un tonto Anthony! – Se dijo a sí mismo una vez más, levantándose de la cama de un salto para poner sus cosas en su lugar, llegarían al puerto en tan solo unas horas y quería estar listo para cuando eso pasara.

Caminó hasta la cubierta y después llegó a la proa, desde ahí podía ver los edificios que se erguían en el gran puerto, la estatua de la libertad era lo que más se distinguía de toda la orbe que se abría paso ante sus ojos. Suspiró profundamente al recordar Chicago, pero no, tampoco pisaría Chicago, mucho menos Lakewood, tal vez en un futuro se atreviera a ir, pero por lo pronto no lo haría, no mientras sus sentimientos estuvieran puestos en ella.

Los pasajeros comenzaron a reunirse alrededor del barco para observar a las personas que estaban ahí para recibirlos, observó a su alrededor y miró a Giovanna quien ignoró por completo su presencia, sonrió de lado despreocupado, no le importaba mucho su indiferencia, ella le había mostrado cómo hacerlo y había aprendido bien.

Dejó que poco a poco el barco comenzara a vaciarse, sabía por boca de su padre que los pasajeros eran los primeros en descender y a pesar de que era por categorías, él había preferido quedar casi hasta el final. Desde arriba pudo observar que Giovanna era recibida por un hombre mayor y de caminar lento, por un momento pensó en que era su padre, sin embargo al ver que le plantaba un beso en los labios y la tomaba con confianza por la cintura y la guiaba hasta un carruaje, comprendió que aquella joven le había engañado.

-No sé de qué me sorprendo… - Dijo un tanto molesto por haber sido la burla de aquella joven tan despreocupada de la vida.

Así como había visto a aquella mujer retirarse con su marido, había visto a alguna otra de sus amigas retirarse con sus esposos, todos ellos de edad madura, comprendió que el viaje que habían hecho de "amigas" no era precisamente para olvidarse de la rutina. Negó con su cabeza sin poder creer que aquellas jóvenes que presumían de damas de sociedad y que se filtraban a las fiestas como esposas de algún noble caballero se comportaran como una persona sin escrúpulos y moral.

Anthony suspiró profundamente, había vivido una experiencia que jamás se imaginó viviría, se había atrevido a abrir un poco su alma con una mujer intentando olvidar a Candy, sabía que era muy pronto para lograrlo, pero pensó de alguna manera que podría lograrlo. Suspiró una vez más al darse cuenta de lo difícil que sería hacerlo, pero lo que sí sabía que de ahora en adelante ya no sería tan confiado con el sexo femenino, debía aprender a conocer a las damas, debía aprender a conocer la diferencia entre una mujer y una dama, porque al parecer no era lo mismo como él siempre había creído.

Bajó del barco con paso calmo, sin prisa, su equipaje ya estaba descargado y esperando que lo recogieran. A lo lejos divisó la figura de su padre quien esperaba ansioso su llegada. No pudo evitar pensar en la dama con la que se había casado, no sabía si era joven o de su misma edad. Sabía que su padre aún era un hombre joven, le faltaba para llegar a los cincuenta, mucho más joven que el caballero que al parecer había desposado a Giovanna.

-¡Bienvenido hijo! – Dijo su padre sacándolo de sus pensamientos. Miró a su alrededor y no vio a nadie más junto a él. – Te estábamos esperando, pero me imaginé que bajarías hasta el final. – Dijo abrazándolo ya una vez frente a él. Anthony lo abrazó con gusto.

-Hola padre. – Le dijo Anthony correspondiendo a su abrazo. – Disculpa por haberte avisado con tan poco tiempo de anticipación. – Dijo a modo de disculpa por no haber enviado antes un telegrama.

-No te preocupes, nosotros estamos feliz de tenerte en Nueva York. – Dijo Vincent mirando a su hijo a los ojos, demostrándole que ese amor que siempre le había tenido seguía ahí para él. Anthony volvió a buscar a la dama en cuestión. – Ella espera en el carruaje. – Dijo su padre al ver que buscaba a su ahora esposa. Anthony sonrió asintiendo un poco extrañado que no estuviera junto a su padre. Tuvo un mal pensamiento repentinamente.

-¿En el carruaje? – Preguntó Anthony extrañado, no le parecía correcto que su padre hubiese dejado a su esposa esperándolo en el carruaje.

-Ella es una persona muy famosa aquí en la ciudad y no podemos salir mucho sin que la reconozcan. – Dijo Vincent una vez más adivinando la pregunta de su hijo. Anthony se extrañó con lo dicho por su padre, sin embargo no comentó nada más y se limitó a seguirlo hasta donde estaba esperando el carruaje.

Mientras cargaban la diligencia Vincent entraba en ella para después esperar a su hijo y así presentarlo formalmente con la dama que había atrapado el corazón maduro de su padre. Anthony suplicó que no fuera alguien más joven que él.

-Querida. – Le dijo con cierta pena en su llamado. Anthony sintió aquella incomodidad de su padre al recordar que a su madre siempre la llamó "amor". – Quiero que conozcas a Anthony. – Dijo una vez más orgulloso de su hijo, la elegante dama podía ver en su marido el orgullo que sentía por aquel joven tan atractivo y apuesto que se sentaba frente a ella.

-Mucho gusto señora… - Dijo Anthony sin atinar cómo mencionarla, su padre jamás se había preocupado por mencionar su nombre.

-Eleanor… - Dijo la hermosa mujer estirando su mano que estaba refugiada en un guante blanco que cubría casi todo su brazo. Anthony se sorprendió al reconocer a la bella mujer con la que su padre se había casado.

-Mucho gusto señora Baker… - Le dijo Anthony tomando su mano para besarla caballerosamente. La señora sonrió con ternura a Anthony mientras el rubio la miraba sorprendido.

-Brower, ahora soy la señora Brower. – Dijo con una sonrisa de orgullo, mirando a Vincent con amor. Anthony a pesar de que sintió un nudo en su estómago al escuchar el nombre que portaba la famosa actriz no se atrevió a decir nada. Pensó en su madre y le dolió pensarla traicionada, pero era común que la ahora esposa de su padre portara su apellido. – Bienvenido a Nueva York. – Le dijo con una sonrisa cálida, lo observaba detenidamente y eso incomodaba a Anthony. – Me recuerdas mucho a mi hijo. – Dijo Eleanor al ver que Anthony se mostraba incómodo con su escrutinio. Anthony sonrió sin darle mucha importancia a ese comentario.

-¿Vive con ustedes? – Preguntó Anthony para hacer plática mientras terminaban de subir su equipaje y el carruaje comenzaba a avanzar.

-No, él vive en Londres con su padre. – Respondió Eleanor con tranquilidad. Anthony simplemente sonrió a su comentario. Vincent también guardó silencio. – Pero dime Anthony ¿Te quedarás a vivir con nosotros? – Preguntó de nuevo la elegante mujer.

-Por lo menos un tiempo… si no les molesta. – Dijo pensando que tal vez a ella no le gustaría tenerlo cerca siendo el hijo de la primera esposa de Vincent.

-¡Por supuesto que no! – Dijo Eleanor de inmediato. – La casa a veces se siente tan sola. – Dijo tomando la mano de Vincent, quien tomó la de su esposa y la llevó a sus labios con cariño.

-¿Lo ves? – Le dijo Vincent a su hijo. – Te dije que podías vivir con nosotros desde un principio. – Dijo nuevamente. Anthony lo miró agradecido y Eleanor le sonreía con amabilidad.

-Anthony ¿Te gusta el teatro? – Preguntó Eleanor al joven rubio, quien veía a la gran actriz que tanto él como sus primos habían admirado desde muy jóvenes.

-Por supuesto. – Respondió con una sonrisa amable. Eleanor se emocionó al escuchar su respuesta y comenzó a relatar algunas experiencias que había tenido como actriz.

Anthony la observaba hablar, podía ver cierta similitud con su madre, su piel era tan blanca como la de su madre, sus ojos, si no fuera por el color. Había poca diferencia entre ellas, ambas rubias de ojos claros, pero su madre tenía el cabello ondulado y un tono más claro que el de la actriz, observó a su padre y comprendió los motivos por los cuales se había enamorado de aquella hermosa mujer y también comprendió los motivos por los que ella se había fijado en su padre. Se sintió aliviado al ver que la nueva esposa de su padre era una mujer que si bien parecía más joven era alguien casi de su edad, porque tenía entendido que aquella actriz era de la misma edad que tendría su madre en esos momentos si estuviera con vida.

Llegaron a la gran mansión que habitaban y Anthony estaba sorprendido con la elegancia y la magnitud de la propiedad, era casi tan grande como la mansión de los Ardlay en Lakewood.

-Bienvenido a casa. – Le dijo Vincent con una sonrisa en su rostro. Anthony lo observó apenado, no quería que Eleanor se molestara por ofrecer la casa que le pertenecía por ser la esposa de su padre.

-Gracias padre. – Dijo Anthony como respuesta. Eleanor le sonrió.

-Es verdad Anthony, esta es tú casa. – Dijo Eleanor segura de lo que decía. – Vincent compró esta casa y todo lo que hay en ella también te pertenece. – Le dijo una vez más, Anthony agradeció aquel gesto tan desinteresado de la hermosa mujer.

-Le agradezco mucho señora Baker. – Volvió a decir Anthony mencionando su apellido de actriz. Ella sonrió enternecida con el joven rubio.

-Jake… - Dijo Eleanor al entrar a la mansión. – Por favor que lleven todo el equipaje del joven Anthony a su habitación. - Ordenó con amabilidad al mayordomo.

-Enseguida señora. – Dijo Jake con una reverencia ante la dueña del lugar. Vincent caminaba con Anthony de la mano dispuesto a mostrarle cada rincón de la mansión que había adquirido para iniciar su nueva vida de casado. Se sentía emocionado de tener a su vástago junto a él una vez más.

-Es muy hermosa. – Dijo Anthony refiriéndose a la mansión.

-No creas que costó una fortuna. – Dijo Vincent como queriendo disculparse por la diferencia de la casa que había adquirido en Francia para él. – Aquí los costos de los bienes inmuebles son mucho más económicos que en Europa. – Dijo de inmediato, creía que debía una explicación a su hijo.

-Padre, no es necesario que te excuses, tienes derecho a usar tú dinero como más te parezca conveniente. – Dijo Anthony abrazándolo por los hombros con calidez. – Sé que has trabajado mucho todos estos años y mereces disfrutarlo. – Agregó con una sonrisa. Vincent agradeció a su hijo sus palabras.

-¿Cómo te fue en el viaje? – Preguntó Vincent con curiosidad, quería saber cómo lo había tratado su viejo amigo. Anthony se tensó un poco al recordar su travesía y sentirse un tanto descubierto.

-Fue diferente. – Dijo Anthony como respuesta, su padre comprendió que algo inusual había sucedido en aquel viaje.

-¿Quieres contarme? – Preguntó con tiento, sabía que Anthony era una persona discreta con sus asuntos, ya era un hombre y no quería inmiscuirse mucho en sus asuntos, pero aún era su hijo y se preocupaba por él. Anthony lo miró con duda no sabía si relatar a su padre la experiencia que había tenido con aquella mujer, sin embargo al ver la mirada de súplica de su padre asintió para que él lo aconsejara.

Vincent escuchó cada palabra que Anthony le relataba, se habían encerrado en la biblioteca que había en la mansión y charlaban sin ser interrumpidos por nadie, ni siquiera el zumbido de una mosca fue escuchado en aquel recinto mientras hablaban de la extraña experiencia que había sufrido su primogénito. Anthony reveló todo lo vivido en el viaje, todo menos el nombre de la joven involucrada.

-¿Qué te parece? – Preguntó Anthony un tanto avergonzado por confesar a su padre de su primera experiencia como hombre. Vincent se levantó de su lugar y caminó un poco por aquel espacio hasta llegar a la ventana. Anthony lo miraba esperando su opinión al respecto.

-Me siento responsable de lo que has vivido. – Dijo Vincent con cierta nostalgia en su voz. Anthony lo miró sin comprender a qué se refería.

-¿Por qué lo dices? – Preguntó poniéndose de pie para acercarse a su padre.

-Porque se supone que para eso estoy yo, para ayudarte a conocer a una dama, para brindarte la experiencia en su trato, en su… - Dijo Vincent con pena por hablar de sexo con él. – Pero cuando tuviste el accidente eras prácticamente un niño, tenías quince años, hoy ya eres un hombre y no pensé que debía hablarte al respecto por tu problema. – Dijo refiriéndose a que había durado mucho tiempo sin poder caminar. – Jamás me imaginé que aprenderías de esa manera a enfrentarte a la vida, y te confieso que no es la manera en la que me hubiera gustado lo hicieras, mucho menos porque me parece extraña la situación. – Dijo nuevamente sintiendo que había fallado una vez más como padre.

-No es tú culpa padre. – Dijo Anthony consciente que así era. – Llámalo la vida, el destino, pero la culpa fue mía, no tuya. – Dijo de nuevo haciéndose responsable de sus actos.

-Pero yo no lo veo así, debí haberte advertido que el alcohol es culpable de muchos errores de los hombres. – Dijo Vincent volviéndose a su hijo, creyendo que toda la culpa había sido la bebida. Anthony lo miró con respeto. – Esta joven te mostró solo un lado de la "alta" sociedad, un lado que no estoy orgulloso de mostrarte, más sin embargo me veo en la obligación de mencionarte porque ya lo has vivido. – Dijo Vincent con tranquilidad, invitando a su hijo a volver a sentarse. – No todas las jóvenes que se casan con una persona muy mayor se atreven a faltar a sus votos, no todas las mujeres se casan por amor es verdad, pero un gran número de ellas aún temen al castigo divino y respetan a su esposo, pero hay cierto número que se divierte a sus espaldas. – Dijo Vincent con cierta pena en su voz.

-Jamás me imaginé que algo así podría pasar en una sociedad tan respetada y recatada. – Decía Anthony con sorpresa aún.

-El mundo está lleno de sorpresas Anthony y apenas despiertas a ello. – Dijo Vincent con una sonrisa tierna, su hijo estaba aún muy joven y apenas comenzaba a vivir. – Tú te enamoraste muy joven y desafortunadamente no funcionó para ti, sin embargo no pienses que todas las damas que conoces son como esta señorita que conociste en el barco o alguna de sus acompañantes, te aseguro que hay jóvenes bien criadas. – Decía de nuevo Vincent. – Ahí está Amelia, tú la conoces. – Decía poniendo como ejemplo a la joven hija de sus grandes amigos.

-Lo sé. – Dijo Anthony pensando en la sonrisa de la joven, sin embargo la hermosa figura de Candy se coló en sus pensamientos. Sus ojos brillaron con intensidad y Vincent lo notó.

-También está Candy. – Dijo Vincent reconociendo aquel brillo en los ojos de su hijo, sin embargo su mirada se tornó oscura en cuanto la escuchó.

-Candy está enamorada de otro. – Dijo Anthony siendo él el que se levantó ahora de su sitio y se dirigió a la ventana con rapidez. Vincent supo que había pisado en un terreno totalmente delicado.

-Lo siento hijo. – Dijo Vincent con verdadero dolor, le dolía ver a su hijo sufriendo pero en ese momento comprendió más el motivo por el cual había sucumbido a aquellas insinuaciones. - ¿Qué dijo cuándo te vio? – Preguntó queriendo saber la reacción de la rubia.

-Ella no me vio. – Dijo Anthony con una voz seca, ronca, llena de dolor. – Ella me cree muerto y estoy muerto para ella… - Dijo nuevamente. Vincent suspiró negando con su cabeza.

-Debiste decirle que no es así. – Dijo Vincent seguro que ella debía saberlo.

Vincent se había mantenido al margen de la visita a Escocia y no había hablado de lo que según él había acontecido entre los jóvenes.

-No tiene caso… - Dijo el rubio negándose a seguir hablando del tema, era un tema que le dolía y que sentía que lo lastimaba profundamente. – Ella es feliz… ahora me toca encontrar a mí mi felicidad. – Dijo girándose de nuevo para ver a su padre a los ojos, decidido a continuar viviendo sin Candy, seguiría su ejemplo y forjaría su vida lejos de ella.

Anthony comenzó una nueva vida en Nueva York al lado de su padre y de Eleanor, sin saber que un mes después de su llegada, Candy se escaparía del Colegio San Pablo en busca de su sueño. Terry también había abandonado el San Pablo y había llegado a Nueva York dispuesto a convertirse en una gran estrella, pero contrario a lo que había sucedido con Anthony él no estuvo dispuesto a vivir con su madre y su nuevo esposo, había vuelto a discutir con Eleanor a pesar de que en Escocia había hecho las paces con ella gracias a Candy.

Anthony comenzó a dar clases de música en una escuela que él mismo comenzaba y poco a poco se había hecho muy reconocida en la ciudad, comenzó a llenarse de señoritas que de pronto estaban muy interesadas por aprender a tocar el piano. La fama que le precedía a la escuela fue elevada sobre manera por tan atractivo instructor que además de guapo y galante era una eminencia en el piano.

-Maestro, ¿Podría ayudarme por favor? – Preguntó una de las jóvenes alumnas que tenía en esa ocasión. Anthony miró confundido por saber en qué necesitaba ayuda. – Mis manos… - Aclaró la joven para que el rubio notase su error. Anthony sonrió de lado seguro que lo que aquella joven buscaba era que él se acercara.

-Así. – Le dijo con educación, respetando a la muchacha que acomodaba sus dedos de manera errónea. Acomodó su espalda que también lucía encorvada. Cuando la joven sintió el cálido contacto con las manos de Anthony se sonrojó furiosamente, la pobre sentía que el corazón se le saldría de su pecho y que las piernas no le responderían si se ponía de pie.

-Debes hacerlo con cuidado, con suavidad. – Le decía con su sensual voz muy cerca de su oído. – Recuerda que el piano es como una dama a quien tienes que tratar con sutileza, con cariño, desliza tus dedos como una caricia a sus teclas. – Le decía con delicadeza, divirtiéndose con la expresión que la joven hacía porque había comprendido que no le estaba poniendo atención a sus palabras sino al sonido de su voz.

Anthony se alejó de ella al ver que estaba provocando algo diferente a lo que buscaba. Él amaba la música, amaba tocar el piano y le gustaba transmitir aquella emoción en las jóvenes que enseñaba, por eso se había hecho maestro de música para compartir sus conocimientos y tener algo más que una herencia. El joven rubio comenzó a ser llamado por varios magnates de dinero para que instruyera a sus hijas y a veces hasta sus esposas como maestro particular, aunque había tenido que declinar algunas ofertas porque había señoras que sin recato se lanzaban a su caza, pero también tenía alumnas de diez años o menos que mostraban verdadero interés en la música y era con ellas con las que le gustaba practicar, porque no se le abalanzaban o ponían de todos colores cuando él se acercaba a ellas, por lo menos hasta que descubrieran ese natural interés en los gustos por un chico.

El tiempo transcurría lento para Anthony y mientras él continuaba con su vida, sus primos comenzaban a sentir los primeros estragos de la guerra hasta que fue insostenible su presencia en el colegio. Habían decidido abandonar Inglaterra por órdenes del tío abuelo y por el cese de operaciones del Colegio San Pablo toda la familia Ardlay se había desplazado de regreso a América.

Terry por su lado continuaba picando piedra en las tablas, buscando una oportunidad por su talento y no por la relación que tenía con Eleanor, quien se esforzaba por mantenerse al margen de la carrera de su hijo.

Susana una de las compañeras con las que le había tocado compartir había sido de gran ayuda en sus comienzos, dándole consejos que le ayudaban a ser un mejor actor y explotar el máximo potencial natural que poseía.

Candy también seguía con sus estudios de enfermera, y estaba muy contenta porque Stear y Archie habían regresado hacía unas semanas y estaban a punto de buscarla, tenía tantas ganas de verlos.

-¡Candy! – Gritaron emocionados un día que se habían acercado a saludarla.

El reencuentro entre los tres herederos Ardlay había sido muy emotivo, llevaban mucho tiempo que no se veían y habían soñado con volver a verse. Archie miró a Candy con el corazón acelerado, sus manos sudaban con emoción y su cuerpo ansiaba el abrazo. Stear le dio un codazo para que fuera consciente de lo evidente que era, sin embargo la noble enfermera no se percataba de la emoción que seguía causando en aquel joven muchacho.

Continuará…

Hasta aquí llegaremos el día de hoy hermosas! Espero que les haya gustado. Muchas gracias por estar al pendiente de la lectura.

Cla1969:

Ciao meraviglia! Mi dispiace di averti fatto soffrire a causa delle scelte sbagliate di Anthony, ti assicuro che non era mia intenzione. Apprezzo che tu abbia letto il capitolo precedente e mi abbia lasciato le tue impressioni. Ti mando un grande abbraccio, saluti e benedizioni.

TeamColombia:

Hola hermosas, siento mucho la desesperación que mostraron en el capítulo anterior, pero Anthony no solo está lastimado sino que sus intenciones de olvidar a Candy van en serio, no con ello quiero decir que sus acciones están bien, al contrario, pero también hay que recordar que Anthony es humano y que el alcohol no es buen consejero para nadie, mucho menos cuando es combinado con otras sustancias. Siento si sufrieron por lo sucedido. Les mando un fuerte abrazo a cada una de ustedes.

María José M:

Hola mi adorado diablo! ¿Cómo estás? jijijiji espero que muy bien. Adoré tú comentario y me temo confirmarte que Anthony no será señorito en esta historia, ya vimos lo que sucedió en el viaje de regreso a América y aunque aquella joven solo fue un desliz todavía debemos esperar qué sucede más adelante. Te digo, Anthony va en serio con olvidar a Candy... Siento que te hayas "agüitado" y que con ello me hayas castigado sin comentarios sinf! tal vez me los merezco por haberte hecho sentir "tiste". Te mando un fuerte abrazo y espero haberlo hecho mejor con este capítulo. Te mando un fuerte abrazo amiga.

Luna Andry:

Hola hermosa! Totalmente fue un abuso por parte de esa "señorita" vestida con piel de dama, Anthony aún es menor de edad y esta vieja se fue con todo sin importarle nada más que su comezón. Creo que ahora yo te mandaré un premio a ti por adivinar que algo habían puesto en la bebida de Anthony, porque yo creo que ni borracho hubiera dejado que lo agarraran así a la mala, aunque hay cada mujer que se especializa en los engaños que pa que te cuento... Terry para mí es un personaje complejo tiene muchos defectos como persona, pero también muchas virtudes y todos ellos son su debilidad, fueron los culpables de su rompimiento en la relación con Candy, pero creo que debe de haber alguien destinada para él a pesar que en la historia original no se suscite. Muchas gracias por leer amiga. Te mando un fuerte abrazo y siento mucho mucho mucho el hacerte sufrir.

Mayely León:

Hola hermosa! Cómo estás? Espero que ya hayas salido de tu shock emocional, y sí la reputación de esta joven para mí es como dijo Arjona "las primeras 6 letras de esa palabra" jajajajaja. Candy creo que no está confundida en sus sentimientos con Terry, ella está enamorada de él, sin embargo hay cosas que no le permiten ser cien por ciento feliz con él y una de ellas es el recuerdo de Anthony. Muchas gracias por leer amiga y siento mucho que hayas sufrido por la situación que enfrentó nuestro protagonista favorito. Te mando un fuerte abrazo hermosa.

Rose1404:

Hola hermosa! Me alegra saber que ambos están bien. Creo que Anthony está loco de celos y de desesperación por no saber qué hacer con el amor que siente por Candy, se siente herido y frustrado por no ser parte de su vida, pero al mismo tiempo se siente incapaz de verla en brazos de otro, creo que lo más sano es la distancia para ellos. Ahora la vida que él viva en esa separación creo que le corresponde únicamente al rubio con errores y aciertos, todos esperamos que no tenga errores, sin embargo ya vimos que no es así y que siempre hay alguien más astuto que otro y que sabe obtener lo que quiere a costa de todo. Creo que Anthony al igual que Candy está sufriendo y la cosa no acaba ahí... Te mando un fuerte abrazo amiga, siento haberte hecho enojar, espero que este capítulo te haya dejado un poco más feliz.

Usagi de Andromeda:

Hola hermosa. Cómo estás? Yo te ayudo a desgreñar a esa vieja abusadora, aprovechada que solo andaba viendo con quién se quitaba la comezón que traía en su infortunio jajaja. Espero que este capítulo también haya sido de tú agrado. Muchas gracias por comentar amiga, te mando un fuerte abrazo.

Guest:

Hola hermosa. Cómo estás? creo que Anthony sí cayó en las garras de esa vieja, obtuvo su primera experiencia de una mala manera. Muchas gracias por comentar hermosa y siento que hayas sufrido, espero que este capítulo te deje un mejor sabor de boca. Te mando un fuerte abrazo.

ViriG:

Hola hermosa! ¿Cómo estás? Espero que ya más recompuesta del shock emocional y del ahogamiento que creo has tenido con el capítulo anterior. Muchas gracias por tus lindos deseos, aquí andamos gracias a Dios todo bien, recibo con mucho gusto tu abrazote y el beso tronado que me envías. Creo que Amelia si está en sintonía, ella quiere un beso de amor y no de consolación y tiene toda la razón. Amo la interacción de Archie y Terry, ellos tienen un amor-odio entre sí, porque aman pelearse y aman odiarse, tan iguales los dos en carácter y efusividad jajaja. Amé imaginarme a Anthony corriendo por todos lados mientras Stear daba instrucciones de escondite jajajaja hubiera quitado el drama a la escena pero sin embargo nos hubiésemos divertido más jajajaja. Este final también inició intenso, espero lo hayas disfrutado jijijii. Creo que aquí es donde me vas a poner "lo sabía" y tienes razón creo que sí lo sabías jajaja. Muchas gracias por tu corazoncito yo pongo una carita feliz y sonrojada por las flores jaja. Te mando un fuertísimo abrazo amiga y va de regreso el besote tronado jajaja. Saludos y espero también un comentario en este!

P.D. jajajjajaja "roofies" jajajaja me morí de risa, cierto, si puso un estimulante en la copa que le llevó.

lemh2001:

Hola hermosa! Muchas gracias por la aclaración, porque creí que tal vez había sido mi computadora, me alegra saber que no fue así. Es verdad amiga, la historia apenas comienza y nuestro rubio comienza a escribir aventuras en el libro de su vida, en el cual vemos que también se escribirán errores, pero habrá que descubrir si será el que más le pesará. Gracias por leer hermosa y sobre todo por comentar. Te mando un fuerte abrazo.

Guest:

Hermosa ahí te mando una taza de té de valeriana para que te relajes un poco jajajaja no creo ser tan mala con él como para comprometerlo con alguien así jajaja. Te mando un fuerte abrazo y gracias por comentario.

Silandrew:

Hermosa, espero que te haya gustado el capítulo. Te mando un fuerte abrazo.

Mía Brower Graham de Andrew:

Hola hermosa, espero que estés bien y que te hay gustado el capítulo. Saludos amiga.

Muchas gracias a todas y cada una de las lectoras silenciosas que tengo por aquí, gracias por leer y estar siempre al pendiente de cada actualización, también quiero enviarles una disculpa a cada una de ustedes por tal vez haberlas hecho sufrir con el capítulo anterior, espero este haya sido más de su agrado. Les mando un fuerte abrazo a cada una de ustedes y mi más profundo agradecimiento.

GeoMtzR

18/03/2024.