Feliz cumpleaños para Angel Dust, quién es sin duda alguna mi personaje favorito de Hazbin Hotel. Quería hacer otro fic para su cumpleaños, pero ¿qué mejor regalo que su libertad?

Título alternativo: Gladiator como la canción que lo inspiró

Advertencia: No beteado (aún), Muerte no gráfica de personaje, Mención de intimidad no gráfica, Valentino debería ser una advertencia por si mismo, Contenido típico del canon, Abuso implicado, Abuso de drogas implicado


Let's start a show

I know your addiction's attention, let's start a show
Is it everything and more than you were hoping for?

Smash your competition, baby

Victory's your only payment
Gladiator, gladiator

Jann-Gladiator

Angel Dust está cansado.

De la enfermiza fama, del alcohol que aletarga sus sentidos y las drogas que nublan su juicio arrancando su voluntad; de las largas horas encerrado en un cuarto de grabación dando lo mejor de sí tratando de conseguir las mejores tomas para al final no ver ni un solo centavo de su arduo trabajo; de los silbidos que recibe en la calle cuando se le permite salir, de los demonios que se creen con el derecho de tomar lo que no es suyo cómo si no tuviera una opinión al respecto. Está cansado de Valentino, de sus palabras dulces que se convierten en dagas contra su roto corazón con cada grito, de las caricias que empiezan a sentirse como cuchillas contra su piel; de los golpes y los insultos. Sabe que está en el infierno por múltiples pecados, pero con un demonio las cosas no tenían por qué ser de esa forma sólo porqué alguien que cree estar por encima puede tomar decisiones por él.

Qué estúpido había sido al ignorar su instinto.

Fue tan estúpido al aceptar el trato que le ofreció Valentino, creyendo sus promesas vacías de fama, de convertirlo en una estrella y llenarlo de lujos. Debió sospechar que las palabras de amor susurradas en su oído no eran más que una elaborada trampa, una enferma ironía dónde la polilla atrapa a la araña enredándola en su propia tela de araña y no a la inversa, jugando con sus deseos de ser conocido y su anhelo de tener a alguien a su lado en las noches que regresara su afecto con la misma intensidad; su enamoramiento se había ceñido a él como una venda y envuelto en la euforia que le producía la presencia de Valentino, que ahora sabe no es más que un producto de las feromonas que exuda el demonio actuando como afrodisíaco, había sido tan fácil ignorar todo lo que estaba mal con su forma de hablar, con la cadencia de su voz. Era más sencillo confundir el brillo de avaricia en su mirada con verdadero amor, echar por la borda los años que le costó ganarse el respeto de las personas con las que trabajaba de bar en bar, hacer oídos sordos de las advertencias.

Por supuesto, al principio no había sido tan malo. Había disfrutado enormemente de las puertas que le había abierto su rápido ascenso al estrellato como la primera estrella porno del infierno, las invitaciones a fiestas que no paraban de llegar a sus manos. La atención y las cámaras, los halagos y las cartas de los fans; las joyas, la ropa, los tragos y las drogas; casi rivalizando con los Overlords por sus extensas conexiones con otros demonios, pero nunca al mismo nivel. Jamás al mismo nivel del amo disfrazado de amante, que ocultaba el collar tras extravagantes gargantillas cuyo peso le hacía ignorar como poco a poco la cadena apretaba alrededor de su cuello hasta que los humos se le habían subido a la cabeza. Se había vuelto arrogante, creyéndose la historia que se contaba a si mismo de que podía poner un alto cuando fuera demasiado y lo había pagado caro.

Es tu culpa, pastelito de Angel[1], sabes que a Daddy[2] no le gusta que le respondas de esa forma —sus palabras resonaban cada vez que sonreía para la cámara y el brillo del diente de oro, que lleva cómo ''regalo'' de Valentino, llamaba su atención. ¿Cuántas veces no había usado esas palabras en su contra? ¿Cuántas veces no ha intentado ahogarlas con más alcohol del que su cuerpo puede soportar hasta que los recuerdos se vuelvan borrosos?

No lo sabe con exactitud, lo que sí sabe es que han sido las suficientes como para haber empezado a creérselas.

Había empezado a susurrarlas para sí mismo cada que las caricias en su cabello pasaban a ser jalones para recordarle su lugar, los que a su vez pasaron a ser pellizcos y bofetadas, sus privilegios dentro del set removidos hasta el punto de durar meses sin una puerta en su camerino obligado a cambiarse frente a la mirada lujuriosa de cualquiera que pasara por allí. Vivía en un constante conflicto dónde parte de su mente le recordaba que no era culpa de nadie más que suya, y la otra parte luchaba por recordarle que nada de lo que sucedía era lo que esperaba cuando firmó su contrato; pero mientras más se resistía al maltrato más aumentaba el nivel de agresión, sus horas en el estudio se alargaban o, peor, era obligado a servir de pago en los tratos de su jefe.

Gracias a Dios[3] que no fue tan estúpido como para comprometer su alma completa al estudio, lo que en su momento fue interpretado como un acto de rebeldía fue en realidad un atisbo de su instinto de autopreservación sumado a los años de regatear acuerdos y contratos con los hombres de su padre. Lo único que agradece haber aprendido del hombre, en verdad, es eso y cómo disparar un arma.

Pero su padre está muerto-muerto, atravesado por una lanza celestial según le contó Arackniss luego de prácticamente secuestrarlo para una reunión dónde le dio la idea más estúpida que alguien jamás le ha dado.

Estarás protegido aquí, Tony. El cabeza de televisor no es lo suficientemente poderoso como para realmente hacer algo en tu contra, y si te deshaces de Valentino… —las palabras de su hermano rondaron su cabeza una y otra vez por semanas antes de tomar su decisión.

Era arriesgado, estúpido incluso, pero Angel está desesperado por una salida y por Dios que va a buscarla con sus propias manos, aunque encuentre su segunda muerte en el intento.

—¿Oh? —la voz de Valentino lo saca de sus pensamientos haciéndole alzar la vista hacia el hombre, cuya atención está puesta en la habitación hermosamente decorada. —¿Todo esto es para mí, pastelito?

Sus palabras están cargadas de una dulzura que dejan un sabor amargo en su lengua, la miel reemplazada por melaza[4] con el pasar de los años asentándose pesadamente por el resto de su cuerpo e inundando sus pulmones de terror. No obstante, Angel es un actor y, sobre todo, ha bailado al son de mantener a su jefe tranquilo y contento, por lo que no le cuesta deslizarse en la máscara de complacencia que se ha acostumbrado a usar alrededor de su jefe formando una sonrisa coqueta en sus labios. En esta ocasión la máscara no está ahí para ocultar su pánico sino para ser usada como señuelo, una ofrenda de falsa sumisión con la cuál ocultar sus verdaderas intenciones.

Se levanta del banquillo de su tocador asegurándose que la bata que lleva puesta, de un hermoso tono morado que realza el rosa en su pelaje, se deslice en los lugares correctos. Apoya sus manos inferiores, que apenas quedan cubiertas por los bordes de pelusa falsa de la bata, delicadamente contra sus caderas, las superiores acomodando la pelusa de su pecho para que quede más expuesta. Debe suprimir un estremecimiento cuando los ojos de Valentino lo recorren de pies a cabeza, su sonrisa volviéndose más sórdida de ser posible al extender sus brazos para recibir a Angel entre ellos, sus alas deslizándose hacia atrás como si estuviera dejando caer una capa y el demonio araña solo puede rogar mentalmente que las manos que recorren su cuerpo de forma posesiva no se encuentren con lo que oculta bajo la tela de la bata.

—Por supuesto que sí, Signore[5] Valentino —canturrea con suavidad flexionando su voz para que suene como un ronroneo al pasar al italiano mientras desliza sus dedos con suavidad por el borde esponjoso de la parte superior de sus alas—. Lo he tenido muy descuidado últimamente —susurra separando sus piernas un poco para dejar que una de las suyas se apoye en el espacio entre ellas y sabe que ha logrado capturar por completo su atención cuando sus manos, las cuatro, se aprieta con fuerza contra su cuerpo, sus garras clavándose ligeramente a través de la tela contra su pelaje.

—Oh, pastelito de ángel, sabes cómo tener a papi contento, ¿no? —sin aviso la polilla lo lanza contra la cama subiendo sobre él con rapidez aprisionando sus brazos superiores contra el cabezal con una de sus manos, las demás deslizándose por su cuerpo como si en verdad deseara acariciarlo y no simplemente conteniendo las ansias de arrancar la delicada tela de su cuerpo antes de decidir que le gusta como se ve el contraste de su color favorito con la piel de su juguete preferido, encantado con el sello de propiedad que este representa en su mente.

Un poco más piensa Angel emitiendo una pequeña risa envuelta en un gemido bajo, moviendo su cuerpo en el ángulo correcto para que parezca que está disfrutando de las ''caricias'' y que la forma en que su pelaje se eriza es por placer y no asco. ¿A Valentino realmente le importaría si se diera cuenta que las reacciones que está obteniendo no son positivas? Algo le dice que no, nada lo había detenido antes de forzar su persona contra él, pero debe mantener la farsa todo el tiempo que le sea posible hasta que llegue el momento oportuno.

El plan es extremadamente sencillo y a su vez jodidamente complicado. Sólo debía asegurarse que Valentino bajara la guardia lo suficiente como para que no pudiera reaccionar a tiempo cuando clavara en su pecho la daga que tiene oculta.

Esto te ayudará a que no regrese nunca más —había asegurado su hermano poniendo una daga forjada con acero angelical en sus manos. ¿De dónde diablos la había sacado? No tiene ni la más mínima idea y, como tantas veces en su vida humana cuando su hermano ponía un arma en su mano para hacerse cargo de los negocios familiares, no se atrevió a cuestionar el origen de esta.

Mantenerla oculta durante las semanas que siguieron a su reunión, mientras decidía si hacerlo o no, fue la parte más difícil debido a la poca por no decir nula privacidad que tenía al estar obligado a vivir bajo el mismo techo de su objetivo. Idear la forma de distraer a Valentino fue, por supuesto, lo más sencilla: ¿qué mejor momento que tenerlo bajo él en medio del sexo? Tan acostumbrado como está a gemir y decir las palabras correctas sin tener la motivación para hacerlo hace jodida y ridículamente simple guiar a la polilla a su final.

Finalmente, luego de década y media bajo el pulgar del hombre, Angel puede sentir cada gramo de poder que le fue arrebatado volver a él. Sólo un poco más se repite cuando, tal y como esperaba, Valentino los gira para dejarlo sobre él y que lo cabalgue en lo que la polilla podría pensar es una muestra de su dominio sobre la araña, pero que para Angel simplemente es la apertura que necesita. Esta vez él es el depredador que ha desplegado el cebo y está listo para atacar.

En otra vida, otro tiempo, otro mundo, otro universo, Angel Dust jamás se atrevería a desafiar a las cadenas que lo aprisionan, probablemente el abuso de Valentino ni siquiera haya empezado tan rápido dándole al demonio araña tiempo para aclimatarse a su opresiva vida, o peor estaría tan hundido en el prolongado éxtasis de las drogas que el paso del tiempo se volvería una mancha en su memoria. Tal vez el Angel de esa otra vida, tiempo, mundo, universo, no se molestaría en escuchar las palabras de su hermano o ni siquiera le importaría su destino e incluso se haya olvidado de que antes de ser Angel Dust era Anthony. Quizá perdería poco a poco el deseo de seguir con vida, ignorando que todo inició porque disfrutaba de sus vicios y no porque se habían vuelto una obligación a la que no podía decir que no. Y tal vez sucumbiría al abuso, culpándose de sus malas decisiones y de lo que otros decidían por él.

En otra vida, otro momento, otro tiempo, otro mundo, otro universo, pasarían años antes de que alguien le enseñara que era mucho más que su nombre o sus máscaras o su trabajo. Pero esta no es esa vida, ni ese tiempo, ni ese mundo, ni ese universo. No, en esta Angel Dust si bien ha pasado años enterrado en sus vicios aún mantiene la cabeza fría que lo llevó a sobrevivir tantos años bajo el yugo de su padre, tiene la fuerza de utilizar su cuerpo como un arma y no como una simple herramienta. En el calor de los movimientos mecánicos de su cuerpo sus manos inferiores se deslizan por el pecho bajo su cuerpo mientras las superiores lo hacen bajo la bata, que agradece no le haya sido arrancada, hasta encontrar el escondite de la daga.

Mientras Valentino aprieta sus manos en sus muslos y caderas dejando rasguños que posiblemente quedarán marcados por un buen tiempo allí, murmurando palabras obscenas en una mezcla de inglés[6] y español que señala lo cerca que está de culminar, Angel alza la daga por encima de su cabeza tomando una respiración profunda. Unos segundos más, piensa sintiendo la tensión contra sus muslos, un poco más, se dice emitiendo gemidos ahogados y exageradamente largos sin ser capaz de escucharlos por encima de los acelerados latidos de su corazón por la descarga de adrenalina. Necesita desesperadamente que la polilla abriera los ojos, una parte en lo profundo de su ser se regocijaba con la posibilidad de ver el brillo en su mirada desaparecer al morir por sus manos.

Finalmente, como si hubiera escuchado su debate interno y gruñendo ligeramente por el esfuerzo Valentino abre los ojos y su mirada desenfocada se alza hacia a las manos de Angel Dust, quién le regala una sonrisa dulce, que poco a poco se extiende hasta dejar expuesto sus afilados dientes, las luces a su espalda iluminando su rostro como el halo de un ángel vengador mientras una a una las marcas, similares a pecas, bajo sus ojos se abren revelando seis pequeños ojos que brillan de un color fucsia más profundo que el de sus ojos principales. Antes de que pueda reaccionar la araña deja caer sus manos con fuerza clavando la daga en su pecho expuesto.

Alza sus manos bajándolas de nuevo, una y otra vez mientras una carcajada burbujea en su pecho hasta llenar la habitación ahogando los gruñidos de la polilla. No se detiene aún cuando nota el momento en que la lucha abandona el cuerpo del otro, su risa transformándose en un sollozo que agita todo su cuerpo.

No se detiene hasta que sus manos tiemblan por la fuerza de su llanto haciendo que la daga se deslice de entre sus dedos y sus puños chocan con el pecho de Valentino, la sangre manchandolas mientras borbotea y se desliza hacia la cama corriendo hasta sus piernas. Toma una bocanada de aire y este se atasca en su garganta antes de poder terminar de llenar su pecho haciéndole ahogarse un poco con otro sollozo que lucha por escapar de su cuerpo cuando siente el peso de sus cadenas, al que se había acostumbrado ya, desaparecer. Prácticamente puede escuchar un click alrededor de su cuello y pronto el respirar se vuelve mucho más fácil a pesar de que no puede parar de llorar.

No sabe cuanto tiempo ha pasado allí, apoyado contra el pecho ensangrentado de su exjefe, intentando calmar su alocado corazón mientras lucha con el cansancio que quiere anidarse entre sus huesos una vez la adrenalina empieza a disminuir. Sin embargo, se fuerza a enderezarse y bajar de la cama, asqueado más por haber durado tanto tiempo montado en el regazo de la polilla que por la sangre en sí. Respirando despacio camina hacia su tocador pasando sus manos superiores por su cabello apartándolo de su rostro mientras las inferiores buscan el teléfono que tenía oculto en una de las gavetas.

—Vamos, vamos, rispondi[7] —susurra una vez encuentra el aparato llamando al número que su hermano le hizo memorizar—. Non è il momento per[8]

—Voy a asumir que esta llamada significa que no estás muerto, ¿eh, Tony? —Angel jamás admitirá en voz alta el alivio que lo inunda al escuchar el estúpido tono jocoso de su hermano al otro lado de la línea.

E 'fatto[9]—dice en un suspiro lanzando una mirada al cuerpo de Valentino—. Acabé con el maledetto figlio di puttana[10].

Por un momento el otro lado de la línea se queda en completo silencio, el cual se alarga por tanto tiempo que Angel se aparta del aparato comprobando que no se ha caído la línea, el infierno aún no del todo adaptado a la tecnología traída del mundo de los vivos. Está por colgar y volver a llamar cuando finalmente una pequeña carcajada se deja escuchar del otro lado de la línea seguida de una letanía en italiano que está seguro su madre los golpearía a ambos si estuviera ahí para presenciarlo, a Niss por decirlo en voz alta y a él por escucharlo.

—Me alegra que te hayas animado Tony, porque te tengo una noticia aún mejor —la risa de su hermano disminuye poco a poco, pero Angel aún puede percibir cierta alegría en su tono aún cuando no puede imaginar que noticia puede ser mejor que la muerte de Valentino—. No te tendrás que preocupar por el cabeza de televisor, aparentemente tuvo un enfrentamiento con ese otro Overlord, ¿cómo se llama? El rarito obsesionado con la radio.

Frunce el ceño tratando de procesar lo que le está diciendo Arackniss. ¿Vox estaba fuera del juego? ¿y de qué otro Overlord hablaba?

—Bueno, no importa como se llame, lo importante es que como se llame el televisor estará fuera de servicio por un tiempo, y con Valentino fuera, no podrá hacerte nada.

Angel no puede creer la suerte que tiene, a pesar de que estaba seguro de su plan no había pasado por alto la posibilidad de que se tuviera que enfrentar a la ira de Vox por haber acabado con su socio de negocios, ¿su pareja? ¿su amante? No tiene muy claro que relación tenían los dos Overlords, lo único que sabe es que ambos estaban en proceso de unificar su poderío. Sin embargo, con Valentino muerto y Vox incapaz de reclamar su territorio o proteger el propio, Angel tiene el presentimiento de que se enfrentaría a un problema más grande si alguien no tomaba las riendas del estudio pronto.

Traga con fuerza al pensar en los otros demonios que habían empezado a trabajar para Valentino luego de él, las almas que este tenía en su poder bajo contrato que ahora han quedado desprotegidas sin un poderoso Overlord que cuidara de ellas, a su manera. Se maldice por lo bajo, no por no haber tomado eso en consideración, sino por lo que está a punto de hacer.

—¿Tu propuesta sigue en pie? —pregunta extrayendo su tercer par de manos de su interior para poder cargar con el aparato telefónico mientras se mueve alrededor de la habitación buscando su ropa.

—¿Cuál de todas? ¿La protección que te ofrecí? —su hermano suena confundido por un segundo, antes de carraspear—. Por supuesto que sí, no soy un Overlord pero mientras esté en mi poder, aquí estarás a salvo.

—Estaba pensando en algo diferente —dice vistiéndose tan rápido como puede sin dejar caer el teléfono ni molestarse en limpiar la sangre de su cuerpo—. Estaba pensando en que me prestes un par de tus hombres, por unas horas, y alguien para deshacerse del cuerpo de Valentino.

Pasa el teléfono de un lado al otro de su rostro regresando a la cama para buscar la daga, limpiándola como puede contra las sábanas al encontrarla antes de guardarla con mucho cuidado en el interior de su pecho, asegurándose que los bordes no vayan a lastimar los alrededores de la pelusa de ahí.

—Tony… —Arackniss suena reservado, pero no como si estuviera a punto de negarse o retirar la oferta, lo que es un alivio en verdad porque Angel no sabe qué hará si su hermano se niega a ayudar—. Tony, ¿en qué estás pensando?

Angel no está pensando realmente, no con detenimiento al menos, no con el suficiente cuidado como para considerar los pros y contras de lo que está a punto de decir. Se detiene frente al espejo de cuerpo completo que está junto a la puerta, respirando agitadamente por lo rápido que se ha estado moviendo, sorprendido por su reflejo. Si bien aún se ve cansado, algo de color parece haber regresado a su expresión, sus ojos secundarios aún abiertos brillan con un poder que no sabía que tenía, la sangre manchando su cabello y su pecho dándole un aspecto afilado. Peligroso.

—¿Tony?

—Alguien tiene que ocupar el lugar de Valentino antes de que otros se enteren de que hay un vacío de poder —susurra forzándose a cerrar sus ojos secundarios y apartar la vista del espejo—. Alguien tiene que proteger el territorio antes de que Vox pueda reclamarlo.

Antes de que otros puedan reclamarlo, es lo que no dice. Antes de que alguien pueda reclamarlo a él.

—Estaremos ahí en veinte minutos —responde su hermano luego de unos segundos en silencio.

Estaremos es lo que dijo. No que enviará unos hombres a protegerlo, sino que él estará ahí para hacerlo, para darle apoyo mientras reclama más poder del que le fue arrebatado.

Angel… no, Anthony sonríe lanzando el aparato a la cama antes de salir de la habitación con la frente en alto.

Estaba cansado, muy, muy cansado de su trabajo, de su fama, del abuso. Pero ahora va a cambiar el rumbo de su vida, va a desafiar lo que sea que el destino tenía preparado para él cuando despertó en el infierno y, sobre todo, no piensa cometer los mismos errores una segunda vez.

El infierno no tiene idea de lo que le espera.


[1] Valentino lo llama Angelcakes en el canon, y me parece que es la traducción más cercana

[2] Aparentemente Valentino tiene orígenes latinos y, a veces, lanza algunas palabras en español… como yo escribo en español lo cambie a tirar palabras en inglés

[3] En algún lugar vi que los nacidos en el infierno dicen ''Gracias a Satán'' o ''Gracias a Lucifer'' y los pecadores dicen ''Gracias a Dios'' o ''Jesus Cristo'' etc. ¿Es eso Canon? Ni p**a idea, pero me gusta

[4] A su servidora la melaza le sabe amarga, luego de una rápida investigación resulta que en efecto es menos dulce que la miel (no que no sea dulce, pero demoslo por bueno y valido)

[5] En algunos fics vi que Angel llama a Valentino ''Mister Valentino'' con un acento de Brooklyn (o NY, who knows), pero como me es difícil imitar eso en español, he decidido que a veces pase al italiano… porque me encanta que hablé italiano, sue me

[6] Nuevamente, Valentino aparentemente tiene orígenes latinos (según la Wiki y la serie) y es más fácil cambiar español por inglés en vista de que… está escrito en español

[7] Italiano: Responde

[8] Italiano: No es el momento para…

[9] Italiano: Está hecho

[10] Italiano: Maldito hijo de puta

No sé sí está bien traducido, no hablo italiano y me valí del traductor de google así que me disculparán