La relación con Nico había cambiado un poco últimamente. Desde aquel día en que sinceraron su sentir, Maki podría decir que Nico y ella ahora se entendían mejor, como si hubieran encontrado el problema de todo. Claro, no aclarar las cosas desde un inicio fue un error que se debió haber evitado, pero ¿Cómo hacerlo en primer lugar si estaba tan afectada al respecto? Gracias a ello, pudo darse cuenta que no fue la única afectada, y sobre todo, que los daños eran tan similares.

Nico perdió tanto como ella, y en base a ese pensamiento se preguntaba ¿Por qué la mayor podía sonreírle tan amablemente? Nada había cambiado respecto a ella. Esa sonrisa, ese entusiasmo, todo eso le seguía perteneciendo a la misma Nico de siempre y era hermoso.

Por otra parte, había transcurrido seis meses desde que ella y Eli se alejaron. Su estado de ánimo no era el mejor, a decir verdad, se encontraba con la joven artista en su mente la mayor parte del tiempo. Mentiría si dijera que no quería verla, saber cómo estaba… tan siquiera saber si era feliz; la noche antes de volver al trabajo, se recostó y observó el mismo vacío de todas las noches, desde que ella se fue, la invadió. Mirando el techo por un largo tiempo sin poder conciliar el sueño, pensando en la mayor, en su sonrisa, en su energía, el cómo tomaba su mano atemorizada en noches estruendosas con lluvia.

Finalmente se giró mirando el espacio vacío en aquella extensa cama; jamás le pareció tan extensa, tan fría…

-Si tan solo pudiera acariciarte una vez más, si tan solo pudiera decirte una última vez que te amo…- susurro mirando el espacio vacío para después, con su mano más cercana acariciar el sitio. Tan frío como lo imaginó, como desde el día en que ella la abandonó. -Eli…- su nombre se escapó de sus labios, arrastrado por el aire que respiraba en un silencio melancólico.

-Te extraño…-

Aquella noche, como todas las noches, desde que Eli se fue, sus sueños le pertenecieron también a la artista rubia. Recordando los buenos momentos, los alegres, aquellos en los que ambas reían juntas, otros más dónde incluso su hija estaba ahí con ellas. Dejando que su poderoso deseo de ver a la rusa fuera mitigado, aunque sea en sus sueños.

A veces tenía miedo de ir a dormir, porque sabía que ahí estaría Eli esperándola, en sus memorias, en sus sueños constantes y con ellos venía una dolorosa melancolía que se negaba a soltar.

Cuando las luces se apagaban, era el momento en que sería traicionada por sus propios recuerdos. Estaba agotada.

Solo esperaba que cada nuevo amanecer, todo fuera un poco mejor.

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Aquella mañana se levantó a preparar el desayuno de Dia y a dejarla en la escuela. La pequeña pelinegra también había tenido tiempos dificiles, después de todo se vio abandonada por la persona que más admiraba, sin embargo, Maki se esforzaría el doble por que Dia siguiera sintiéndose respaldada y amada.

-Todo está bien ¿De acuerdo? Si necesitas algo, no dudes en llamarme, vendré tan pronto como pueda- Maki le decía a la pequeña de 12 años que simplemente le dedico una dulce sonrisa y se acercó a besar su mejilla.

-Está bien mamá, cuento contigo- finalizaba la menor. Sabía que Maki estaba sufriendo, ella misma lo estaba, pero se esforzaría porque sus notas y su desempeño en la escuela pudieran hacer feliz a Maki, aunque sea un poco, era todo lo que podía hacer en ese momento. -Te quiero…- se despedía con la mano antes de ingresar al colegio, dejando atrás a Maki, quien, al perder de vista a la menor, encendió de vuelta su auto y se dispuso a volver a casa para prepararse.

Cuando volvió a casa tomo un baño y finalmente se dirigió a la oficina.

Al estar ahí sintió tranquilidad, amaba su trabajo y extrañó la cercania a su mejor amiga también. Respiró hondo y se adentró a la estación de policía, lugar donde trabajaba.

-Todo estará bien, tu vida sigue… no debes detenerte en absoluto- se animaba a sí misma mientras caminaba en dirección a la oficina de su mejor amiga, con toda la actitud, tratando de ponerse al día con la joven y el trabajo. -Sera un día maravilloso, Maki, ten fe en que así será- y con eso último, abrió la puerta de la oficina de Umi con una sonrisa en sus labios.

-¡Quítenmela de encima! ¡Ouch, me mordió! - un hombre gritando fue lo primero que Maki escuchó seguido de una imagen no tan común.

Umi hacía lo posible por retener a una joven de cabello rubio y flequillo; ella parecía llevar ropa relativamente elegante. El hombre al que agredía también usaba ropa elegante, este parecía bastante desordenado, como si aquella chica le hubiera dado una paliza, cosa que probablemente había sucedido a juzgar por lo que ocurría justo en ese momento.

-... Maki, me encantaría que me ayudarás en vez de que solo mires…- Umi le suplicó a la abogada, quien rápidamente se colocó en medio de aquel hombre y esa chica para evitar que ella siguiera golpeándolo, cosa que pareció disgustar más a la joven.

-¡Hazte a un lado tomatito mal vestido!, si van a arrestarme por culpa de éste imbécil, haré que valga cada hora- la mujer dijo al verse irrumpida por Maki, quien solo frunció el ceño y se interpuso de frente a la rubia que acababa de insultarla.

Algo no andaba bien, pues cuando se giró de frente, pudo apreciar mejor su rostro, aquella hermosa joven tenía un evidente labio partido, seguido de un hematoma que rodeaba el lugar donde estaba su lesión… él ¿La había golpeado? No estaba segura de lo que sucedía, pero había algo que Maki odiaba y eran las injusticias. Por lo que, sin quitarse de en medio, se dirigió a su mejor amiga.

-Umi ¿Por qué todo el alboroto? ¿Que está sucediendo aquí? - pregunto a la chica que retenía aún a la joven rubia de flequillo.

-Una pelea de pareja… algo violenta- respondió Umi logrando hacer que la joven retrocediera por fin.

Maki se giró de vuelta a observar a la enfadada chica, analizando incluso su vestimenta, después se giró a ver al hombre, quien tenía también algunos arañazos de ella y una evidente mejilla roja. Aquello había sucedido tanto que ya era tan común identificar inconvenientes similares.

-A ver, basta… señorita, le suplico me informe ¿Cuál es su discrepancia? – preguntaba Maki tratando de mantener la calma ante la joven irritada.

-Discre… ¿Qué?- la chica rubia hizo evidente su molestia ante la actitud tan relajada de la mujer trajeada.

-Si, me refiero a ¿Cuál es su molestia? - volvió a preguntar.

Aquella chica pareció entender mejor, ya que de inmediato señalo al hombre golpeado y desarreglado de forma acusatoria y volvió a fruncir el ceño.

-Ese bastardo me tocó indebidamente, me defendí y la señorita aquí a mi lado dice que también debo cursar por una condena de 3 meses por las lesiones que ese malnacido se buscó- la joven manifestaba, haciendo entender por completo a la abogada lo que sucedía.

El enojo en la expresión de Maki fue claro. Rápidamente miró a Umi y dejó en claro lo que pasaba por su mente con una sola mirada. La abogada estaba buscando una explicación del por qué Umi estaba dándole 48 horas a la joven, siendo que la agredida fue ella.

-Ya sé, entiendo que es lo que estás pensando, pero es lo establecido Maki, él también está abogando por sí mismo y tiene pruebas de que fue agredido- explicaba Umi mientras soltaba un suspiro. – tampoco está dispuesta a pagar la multa- aclaró.

Y como si fuera un deja vu, Maki recordó a Nico, cuando la chica estaba en la misma situación…

-¿Por qué no? Para un arresto de 3 meses, debe ser una multa mínima- Maki le preguntó a la joven rubia, quien simplemente relajó su expresión enfadada.

-Lo siento, yo solo… no puedo permitirme pagar eso- la chica parecía calmarse por un momento para después darle la espalda a la abogada japonesa y librarse del agarre de Umi.

La situación de esta chica parecía tan similar a la que sufrió la pelinegra de obos carmín. Por un momento Maki se preguntó si tenían algo que ver, por más mínimo que fuera. Por alguna razón, vio a Nico reflejada en aquella chica.

Su corazón se estrujó al recordar todo lo que la peliengra le había contado respecto a lo sucedido en su vida esos 8 años en los que no supieron la una de la otra. Entonces concluyó en que aquella chica en problemas, probablemente también estaba cursando por un momento difícil. Tal y como Nico lo pudo pasar.

-Umi, permíteme el recibo de la multa- pidió sin pensarlo, logrando que todos en aquella oficina la miraran con sorpresa, pero eso no le importo en absoluto, estaba dispuesta a ayudar a la chica.

-Oh no, no Maki, no puedo dejar que hagas esto de nuevo- Umi le hablo como jefa a la japonesa, quien simplemente soltó un suspiro.

-Umi por favor… no intervengas, ni a ti ni a nadie debe incumbirle quien pague, solo se debe cubrir la cuota ¿No?- la pelirroja estaba dejándose llevar por aquel sentimiento, a lo que la mayor solo suspiró y volvió su vista a la chica en aprietos, tampoco consideraba justo lo que estaba sucediendo, pero aquel hombre no cedería y tampoco sus jefes.

-No puedo creer que hagas esto otra vez- se quejó la jefa moviendo la cabeza en forma desaprobatoria. Pero no estaba dispuesta a pelear con Maki, además, a juzgar por el testimonio de ambos, estaba segura que la chica merecía salir impune de ahí y que el único en cumplir un castigo debía ser ese hombre abusivo.

Resignada, entregó el recibo a Maki para que ella pudiera verlo, justo como pensó, la multa era la mínima, igual que como sucedió con Nico. -Mari Ohara…- susurró el nombre de la chica ahí presente y después dirigió su mirada a ella. Parecía tan preocupada.

-¿Puede acompañarme por favor?- pedía Maki a la joven de cabello rubio quien desganada simplemente hizo caso a la japonesa y la siguió.

-¿A dónde llevan a esa revoltosa?- el hombre dejó a la vista su desagrado ante la posible libertad de la chica de nombre Mari. Solo logró que Maki le diera una mirada de muerte que lo hizo encogerse un poco en su asiento.

Sin decir palabra alguna, salieron de la oficina de Umi y se dirigieron hacia las escaleras que llevaban al segundo piso, como la primera vez, Maki dirigía a la joven a las cajas de cobro. No pasó mucho tiempo, antes de que ambas estuvieran frente a las cajas de cobro en la estación de policía. La chica de apellido Ohara no comprendía que era lo que estaba sucediendo, solo estaba nerviosa tratando de pensar positivamente ante tal percance, todo mientras Maki se dirigía hacia la primer casilla e intercambiaba algunas palabras con el encargado.

Inesperadamente, la abogada llegó hasta ella y extendió con una tenue sonrisa, el recibo para la chica, quien simplemente vaciló si tomarlo o no. Finalmente, sujeto el papel que Maki le ofrecía y miraba el contenido con suma sorpresa.

-¿Pagado?... espera, ¿pagaste mi multa? - la chica estaba sumamente sorprendida por lo que había hecho Maki, simplemente no lo podía creer. -¿Por qué hiciste algo como esto?- cuestionó aun incrédula.

-Yo solo… sé que no mereces lo que estaba sucediendo. Tómalo como una pequeña oportunidad de pensar mejor las cosas y tomar mejores decisiones la próxima vez- Maki decía aquello a la chica de apellido Ohara, quien aún no podía creer que una abogada desconocida pagara su multa.

Esa sonrisa, su rostro tímido y lindo, simplemente mantuvieron a la chica de cabello rubio con una sensación curiosa, era sumamente agradable, a decir verdad.

-Jamás imaginé que un abogado pudiera ser tan dulce- La chica sonrió mientras miraba el suelo y después, cuando se armó del valor suficiente, por fin miraba a Maki. -Muchas gracias, de verdad estoy en deuda contigo y… lo siento, por llamarte tomatito mal vestido… no lo decía en serio-

La japonesa simplemente devolvió la sonrisa y suspiro con cansancio.

-No te preocupes por eso y no hay ninguna deuda, solo… si no te parece muy atrevido de mi parte, me gustaría saber ¿Qué hacías con alguien así?- repentinamente, la timidez esta vez fue por parte de Maki, quien se sintió envuelta por la coqueta y amable sonrisa de la chica.

-Oh ¿él? Es un cliente un poco confundido, es todo- explicó sin más, no siendo del todo clara con la pelirroja.

-¿Cliente? Entonces tu eres…- Maki intuyó a que se refería la mujer, sin embargo, esta la detuvo.

-¡Oh dios, no! No es lo que piensas, soy solo una dama de compañía- aclaró la chica, viendo que Maki suspiró con alivio.

-Entiendo, tienen citas con personas solitarias por dinero- Maki buscaba confirmar su pensamiento, teniendo una respuesta cuando la chica de bonitas mejillas asentía.

-Si, japon es un lugar donde las personas con carreras inconclusas o extranjeros desafortunados como yo, no tienen muchas oportunidades laborales… ya sabes, esto no es lo mejor, pero al menos no es lo peor… si entiendes a que me refiero- explicaba la chica.

-A juzgar por tu pequeño acento, puedo definir que eres extranjera ¿De dónde vienes? - pregunto curios Maki.

-De Estafos unidos… larga historia la verdad- la expresión de la chica, siendo más relajada, era sin duda muy linda.

Así que la señorita Mari Ohara era una dama de compañía. No imaginó que cosas como esas también eran comunes en Japon, ya que, cuando vivio en estados unidos era una práctica común, pero con la diferencia de que allá no resultaba tan riesgoso como lo parecía allí.

-Debes ser rica como para estar pagando multas a diestra y siniestra, señorita…- se quedó en suspenso.

-Maki, Nishikino Maki- le proporcionaba su nombre a la joven americana-Se que pensarás que no debí haber hecho esto, que tengo mejores cosas que hacer que estar ayudando a mujeres problemáticas en apuros, pero, francamente, lo hice porque quería… y también porque sé que lo necesitabas o dime tú ¿Podías pagar la multa? - preguntaba a Mari, notando como ella simplemente bajaba la mirada y soltaba un suspiro.

-No, no habría podido pagarlo. ¿Sabes? Japon es un país hermoso, con cosas hermosas, pero como dije hace un momento, para inestudiados y los extranjeros como yo… simplemente no tendrá mucho que ofrecernos- Mari decía aquello mientras una triste sonrisa se formaba en sus labios y mantenía su mirada en el suelo.

-Yo vivi mucho tiempo fuera de aquí y tuve que readaptarme, ¿Por qué para mí no aplicó? - le hizo aquella pregunta a la rubia, quien puso sus ojos sobre Maki está vez.

-Porque uno de cada cien personas que pisan este lugar se ven apañados con oportunidades, porque o son ricos, son atractivos, o son demasiado buenos y agradables para los japoneses- comenzaba diciendo la joven con una expresión un tanto sería. Pero cuando hizo una pequeña pausa, sus labios comenzaron a curvarse en una sonrisa encantadora. - Y en tu caso, yo creo que tienes esos tres aspectos… estás hecha para triunfar en la vida, abogada Nishikino- finalizaba la americana, manteniendo aquella sonrisa coqueta y agradecida.

-E-eres algo singular ¿Sabes? - fue lo único que atinó a decir, haciendo evidente su nerviosismo; cosa que la rubia no desaprovechó.

-¿Por qué? Abogada Nishikino, ¿Se da cuenta de la impresión que ha dejado en mí? Debería estar feliz por poder dejar ver sus virtudes sobre alguien quien no tiene a quien admirar- comentó la joven.

La pelirroja solo pudo pensar que esta chica era o muy confiada o muy coqueta, quizá ambas. Maki se sintió un tanto nerviosa por lo que la rubia le había dicho. Le habían coqueteado antes, eso era claro, pero antes tenía a Eli por lo que esos coqueteos eran ahuyentados sin más o ignorados. Ahora que estaba sola y que se percataba de alguien coqueteándole, el nerviosismo y la vergüenza comenzaron a invadirla. Cómo si hubiera olvidado que hacer en estos casos, tal cual una adolescente amateur.

Mari fue totalmente consciente de como logró poner nerviosa a la abogada, por lo que decidió darle un respiro. Ya había hecho suficiente por ella ese día como para seguir molestandola, por lo que decidió retroceder dos pasos para darle espacio a la bella abogada y disminuir sus emociones.

-Señorita Nishikino… sé que ha hecho mucho por mí el día de hoy, así que me encantaría que me permitiera poder agradecerlo de forma más adecuada- comenzaba a decir aquello la joven de flequillo y se tomó un momento para buscar algo en su bolsillo. Una vez que lo encontró, le ofreció una pequeña tarjeta a la japonesa. - Sé que no es muy adecuado, pero realmente me gustaría que vinieras y pueda invitarte a comer a un bonito lugar, todo sería por mi cuenta…- Mari aclaraba, dejando a Maki pensar un momento en busca de una respuesta.

La japonesa miraba el número en aquella tarjeta y después el gran título en letras rosas. Ahora entendía porque aquella chica no podía permitirse pagar la multa y la probable razón por la que se involucró con ese sujeto violento e irrespetuoso. Incluso por qué había dicho todas esas cosas sobre lo cruel que podía ser japon con los extranjeros.

-¿De verdad?- preguntó Maki algo incrédula aun mirando la tarjeta. -No creo que sea un sitio adecuado para alguien con una hija- comentaba la abogada.

-¿Eres madre? Dios, ni siquiera podría imaginarlo, con lo joven que te ves- adulaba.

-No soy tan mayor realmente y si… fuimos madres muy jóvenes…- susurro aquello, recordando una vez más a Eli y lo hermoso que fue para ella el día en que por fin les dijeron que Dia podía quedarse con ellas.

Mari no pudo evitar percatarse de la expresión melancólica y dolida de Maki, por lo que se preguntó si había sido lo correcto.

-Lo siento, creo que te he traído recuerdos que no deseabas…- se disculpó sinceramente. - y tampoco sabía que estabas casada, yo solo…- trato de remediar su muy apresurado entusiasmo, pero Maki la retuvo.

-Está bien, acepto la invitación- contestaba con determinación, tomando por sorpresa a la joven americana.

-¿De verdad?- Mari no parecía creerse que Maki haya aceptado. Pero cuando vio a la japonesa pelirroja sonreírle y asentir, simplemente se sintió emocionada. -¡Grandioso! Esperaré tu visita en el local- la joven comenzaba a irse, despidiéndose con la mano de Maki, quien cortésmente aceptaba el apretón de manos.

-Ve con cuidado-

-Abogada Nishikino… gracias-

Y finalmente, la chica salió de su vista.

Maki permaneció un breve momento parada en el mismo sitio, miraba la tarjeta que le había entregado Mari para contactarla, simplemente se encontraba pensando muchas cosas, la principal involucraba a dos personas en especial. Por una parte, Eli volvía a sus pensamientos, preguntándose si había sido encantada por alguna chica como Mari, era sumamente doloroso de pensar, a decir verdad. Y por otro lado, la insistencia de Nico en no hablarle sobre su empleo, le hacía pensar que la chica estaría metida en un sitio como Mari… quizá podría ser una forma de averiguarlo.

Sus pensamientos se vieron irrumpidos cuando alguien tocó su hombro, cuando se giró, logro ver a su mejor amiga ahí parada a sus espaldas, sonriéndole tenuemente.

-No te ves bien y a mí me apetece algo de café… ¿Te gustaría acompañarme? - preguntó a Maki, quien guardó la tarjeta en el bolsillo de su saco y le devolvió la sonrisa a su mejor amiga.

-Umi… me encantaría-

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Nico descansaba en los vestidores de JYPink, había acudido a dos citas en aquel día, ambos hombres amables que no le resultaron mayor problema. Un día tranquilo a su parecer, gracias a que había terminado con su agenda de aquel día y por sobre todo, era día de paga, lo que siempre la alegraba. Pensaba en quizá ir con Nozomi y comer algo juntas o quizá pasar por la estación de policía y hacer una inesperada visita a cierta pelirroja.

Maki y ella habían tenido un avance agradable en su relación, pues desde el día en que se sinceraron, parecieron estar más cerca, justo como cuando tenían 17 y 15 años respectivamente. Claro, la hija de Maki, Dia, aún la evadía, y la mirada desaprobatoria de la madre de la abogada no eran tan alentadoras. No se imaginaba siquiera lo que haría el señor Nishikino, quien estaba en estados unidos por trabajo relacionado a algunas prótesis, al saber que había aparecido de vuelta en la vida de su hija. Pero simplemente no podía sentirse mejor.

En cuanto a Eli, la artista estaba refugiada en el hogar de su mejor amiga Honoka, quien diario les hacía saber el estado de la rubia. Su cuerpo respondía bien a la donación y aunque ya había transcurrido 6 meses, la artista seguía sin poder andar sin apoyo.

Eso preocupaba a Nico, pues si bien la donación ayudo a que el cuerpo de Eli se recuperara, realmente el cáncer seguía ahí, contra reloj.

Estaba tan sumida en aquellos pensamientos, cuando fue distraída por la voz de su jefa y alguien más.

-¡Ya deje de regañarme señorita Minami! No había mucho que pudiera hacer al respecto- la chica que discutía con su jefa entraba a los vestidores. -¿Prefiere que me haya dejado de ese sujeto?- cuestionó.

Nico pudo ver a una rubia de cabello hasta los hombros y flequillo, pudo notar de inmediato el labio partido y el hematoma alrededor de la comisura de sus labios, y por supuesto, la chica estaba sumamente enfadada, dejándoselo bien claro a Kotori.

-No se trata de eso, sabes que lo ideal es abandonar el lugar en cuanto se presenten inconvenientes por tu seguridad- explicaba Kotori a la joven Americana.

-¡Eso hice! Y ¿Sabe que gane? Un labio partido y un arresto de 3 meses por una multa que claramente no puedo pagar- echaba en cara, logrando que Kotori soltará un suspiro.

-Entiendo, lamento lo sucedido Mari chan- se disculpaba el hombre con la chica. -Me haré responsable de la multa como compensación ¿De acuerdo? - la mujer ofrecía, sin embargo, Mari lo detuvo.

-No hace falta, ese asunto quedó resuelto de la mejor manera- comenzaba diciendo. - Pero si un idiota vuelve a poner sus manos en mi trasero ¡Oh, jefa! ¡Pagarás una gran fianza! Porque yo, lo mato- dejaba en claro la Americana quien aún echaba humo por la cabeza.

Nico observó todo lo sucedido y se preguntó qué tan común era que ocurriera eso. Le recordó a las muchas veces que aquello mismo le había ocurrido a ella también.

Solo observó a su compañera tomar asiento cerca de ella y soltar un agotado suspiro, había tenido un día terrible.

-¿Mal día?- preguntó Nico mientras posaba su mano en el hombro de la rubia y lo masajeaba suavemente, esto mientras otra de sus compañeras le proporcionaba una pequeña bolsa con hielo.

-No te imaginas cuánto, ¡Diablos! ¿Tan difícil es aceptar un no? - decía fastidiada mientras colocaba el hielo contra su labio partido. - Es como si le faltaras al respeto a sus egos de macho y su subdesarrollado cerebro fuera incapaz de dar una respuesta no violenta- seguía renegando.

Nico entendió por completo a la chica, pues todas en ese lugar habían pasado por algún tipo de abuso por parte de los clientes, hombres y una que otra mujer, claro estaba.

-Lo sé, es sumamente molesto, pero oye… ¿Cómo le hiciste para salir de eso? - preguntó curiosa, notando como la expresión de Mari se relajaba un poco e incluso echaba una sonrisa de medio lado.

-Eso es secreto- dijo primeramente, logrando despertar aun más la curiosidad de Nico, quien simplemente se acomodó más en su silla y le dio un par de piquetes con su dedo a la rubia.

-Vamos no seas así, hasta sonreíste cuando te lo pregunté- ahora su voz sonaba traviesa, como si fuera algo realmente intrigante lo que Mari ocultaba.

-Bueno, quizá te cuente un poquito- la americana decía mientras era contagiada por la sonrisa de la mayor. -Todo estaba muy mal ¿sabes? Creí que iba a tener que pasar esos 3 meses ahí encerrada, pero, apareció alguien, fue como una premonición a mi salvación en ese momento- comenzaba a explicar lo sucedido. Nico la escuchaba atentamente.

-¿Alguien?- su intriga estaba cada vez más a flor de piel.

-Así es, simplemente se presentó como una pequeña esperanza para mí, entendió mi situación y adivina… ¡Pagó mi multa! Así sin más, simplemente me llevo a un lugar donde pagar y gracias a ella fui libre- la voz aun emocionada de Mari resonaba en los oídos de Nico.

Aquella anécdota le resultaba sumamente familiar, incluso podría ver ella misma a Mari en aquella situación. Pero por sobre todo, la persona que le había ayudado… una sensación que no le agradó para nada recorrido a la pelinegra.

- ¿Có-cómo era la persona que te ayudó? - preguntó titubeando.

-Era… ah~ muy bella, su sonrisa es todo lo que está bien. Me ha cautivado demasiado ¿sabes? Me trató tan bien, fue amable, atenta y se preocupó por mí aún sin conocerme. Jamás había conocido a una abogada como ella…- soltó por fin, a lo que Nico entendió entonces.

Esa persona que había alegrado el día de Mari había sido Maki, y Nico simplemente no sabía como lidiar con ello, porque sus celos se hicieron presentes en forma de una pequeña molestia ante el relato de Mari.

-Quiero volver a hablar con ella, siento que debo devolverle todo lo que hizo por mi hoy. ¿Qué crees que les guste a los japoneses? - le preguntó a Nico, completamente ajena a la irritación de la chica.

-Le vendría bien una comida picante, te lo recomiendo- dijo con saña, notando como la joven americana pareció estar de acuerdo. Nico sabía que Maki odiaba el picante.

De cualquier forma, no esperaba que ella y Maki volvieran a encontrarse, después de todo, estaba segura que ni en mil años Nishikino Maki pondría un pie en un sitio donde rentabas una novia por un día.

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-Así que… ¿tienes un nuevo pasatiempo pagando multas de chicas lindas y revoltosas? - Umi le decía a Maki, ambas estaban en la oficina de esta última, degustando un café.

Umi había propuesto un descanso para ambas, porque sabía que la pelirroja no está bien en su totalidad. Después de todo, no era sencillo dejar ir una vida con alguien a quien Maki consideraba su alma gemela. Pero Umi no creía que todo fuera tan malo para su amiga porque, había algo en especial que mantenía de mejor humor a Maki, algo que desconocía, pero quería averiguar.

-Vamos no empieces, sabes que ella merecía irse a casa- la voz de Maki sonaba fastidiada.

-Claro, todos merecemos volver a casa. Pero vamos, si haces esto con cada chica en problemas que te cruces, acabaras con la herencia Nishikino – bromeaba la mayor para después dar un sorbo a su taza de café. -Entiendo que te frustraras por lo sucedido, pero… hay algo más ¿cierto? -

Maki escuchó a Umi, la peli azul tenía absoluta razón, siempre la tenía. ¿Cómo explicarle a Umi que había hecho aquello porque esa joven en aprietos le recordó a Nico?

-¿Por qué habría algo más? Me sentí caritativa, es todo- trataba de evadir, sin embargo, Umi no se tragaría aquel pretexto.

-¿Ah si? Ya que estas tan caritativa hoy ¿Qué tal si invitas donas a todos en el departamento? Eso también alegraría el día a más de uno- la voz de la jefa fue algo sarcástica esta vez.

-Umi, basta… no hay necesidad de buscar más en esto ¿De acuerdo? – Luchaba por evitar tocar el tema.

-No necesito buscar nada realmente, es obvio que Nico fue quien te orilló a ayudar a esa chica- Umi se cansó de que Maki fuera tan terca y aferrada a evadir el tema, por lo que soltó aquello así sin más.

Y lo hizo, Umi toco el punto al que no quería llegar tan directamente. No es como si le molestara hablar con Umi al respecto, pues la peli azul la había visto derramar lagrimas noches enteras, aquel doloroso duelo, Umi lo llevo a su lado…

-Ah~ eres tan molesta- fue lo único que pudo decir Maki. -No te imaginas la horrible sensación que tuve cuando vi a Nico esposada frente a tu escritorio, su expresión presionada y asustada. No fue algo con lo que pudiera lidiar de otra forma-

-Entiendo eso, después de todo le tienes cariño, pero… hay algo más que quiero preguntarte y espero no lo tomes a mal, soy tu mejor amiga y tu la mía. Desearía poder ayudarte con todo este embrollo que seguramente sientes- poco a poco, la jefa iba tanteando terreno hacia la conversación que deseaba.

-Creo que sé por donde quieres ir y ¿sabes qué? No… olvídalo- Maki se negaba a que Umi llegara aun más profundo, por lo que se levanto de su lugar dispuesta a marcharse.

-Aún sientes algo por Nico ¿Verdad? - y soltó la bomba.

Maki se detuvo en seco y guardó silencio, sintió una punzada en su pecho ante lo dicho por Umi. Por su parte, la mayor supo que estaba siendo cruel con Maki, pero al mismo tiempo debía sacar todo eso, conocía a la pelirroja y sabía que estaba atormentándose día y noche por pensamientos excesivos. Maki estaba ahogándose silenciosamente y nadie podía notarlo más que ella…

-Umi… hace tan solo seis meses que descubrí que la persona que juró compartir su vida conmigo me traiciono. Seis años casadas… creyendo que lo último que verían mis ojos en esta vida, sería su mano tomando la mía…- Maki comenzaba a hablar, su voz era grave pero suave… Umi la definiría como una voz de llanto contenido. -¿Crees que esté bien que ame a alguien más si mi vida de ensueño se acabó hace tan solo seis meses?-

-Eso no fue lo que pregunté- la mayor también se puso seria al respecto. Solo un poco más y Maki dejaría de contener todo eso que estaba haciéndole daño.

Pero la oficina se inundó de silencio total nuevamente.

-¿Maki, aún sientes algo por Nico?- volvió a preguntar con firmeza.

La situación era abrumadora para ella, pues si bien, la gran mayoría de sus pensamientos y recuerdos viajaban a Eli, también Nico estaba involucrada en ellos. Apareciendo con esa sonrisa que nunca pudo olvidar. Su mente estaba inundada de pensamientos en los que daba vueltas una y otra vez, haciendo que sus emociones y sentimientos entraran en una disputa interna que estaba volviéndola loca.

Finalmente, Umi pudo ver los temblorosos hombros de la pelirroja, mientras ella aun le daba la espalda.

-No lo sé… quisiera saberlo Umi, pero… simplemente no lo sé- escuchó la tenue voz de Maki, quebrantándose tras cada oración. -Todo este tiempo me he sentido terrible… Decidí hacer una vida con Eli, nos complementamos tan bien, en el amor, en la amistad, en cuerpo y alma… me amaba con una intensidad que me daba la seguridad de su sentir, yo la amo tanto que ni siquiera puedo imaginar el límite, pero… jamás pude llamarla el amor de mi vida…- confesaba bajando más la cabeza en un intento de ocultar sus lágrimas.

-Maki…- Umi susurró el nombre de su mejor amiga, incapaz de imaginar el remolino de emociones en su cabeza.

-¿Por qué jamás pude verla así? Si ella era todo lo que siempre soñé, siempre hubo algo que sentía que faltaba ¡Dios, es tan frustrante! - pasaba su brazo por su rostro, secando las lágrimas. – Cuando Nico y yo, después de todos esos años, nos miramos frente a frente nuevamente, mi corazón se estrujó a un punto en el que tuve que salir corriendo junto a mi familia para no llorar ahí mismo. Y cuando de la nada, vuelve a aparecer aquí, con esa expresión rota y preocupada… metida en un problema tras otro…-

Umi se cercó hasta Maki, posando su mano sobre el hombro de la menor, tratando de hacerla sentir escuchada y acompañada, en respuesta, Maki posó de vuelta su propia mano sobre la de Umi.

-Mi ego y mi voluntad me pedían a gritos alejarla una vez más… pero todas mis emociones sucumbieron ante su sonrisa, ante esa mirada brillante que estaba oculta entre los recuerdos más atesorados en mi memoria y corazón… entonces, cuando la abracé bajo la lluvia, cuando sentí su calor abrumador, supe que eso faltante… lo tenía justo entre mis brazos. Fue tan hermoso y repudiable al mismo tiempo, porque me hizo feliz y miserable. ¡Dios, estaba con Eli! Que el simple toque de Nico me diera la sensación que anhele durante tanto tiempo me hizo sentir que no merecía a Eli, que era una asquerosa traidora-

-Pero amas a Eli… Jamás la traicionaste- Umi entendía gran parte de lo que Maki expresaba, pero sus ambivalentes sentimientos estaban haciéndose presentes ahora.

-Si, la amo… pero siento que la he traicionado. De alguna manera incluso la dejé irse sin más, porque sentía que el dolor de su abandono me lo merecía- Ni siquiera abría los ojos, las lagrimas en ellos eran tantas que Maki simplemente las dejaba fluir y gotear de su rostro al piso.

Umi con cuidado, sin despegar su contacto con sus manos, giro lentamente a Maki, para que la abogada le diera la cara. Lo que Umi vio, le provocó una poderosa punzada; por lo que finalmente llevo sus manos hasta el rostro de la pelirroja y lo levantó un poco para que Maki la mirara, cosa que sucedió. Después, con sus pulgares, despejó algunas de las lágrimas -Merecer una traición y el dolor que trae consigo ¿solo por no sentir que te llenaba por completo? - preguntó.

-No, sino por no permitirle ser el amor de mi vida…- contestó la abogada.

-¿Y por qué no pudo serlo nunca?-

Maki soltó un sollozo más y se inclinó hacia enfrente, haciendo que su frente topara contra el hombro de Umi y rodeo con sus brazos los hombros de su mejor amiga, rompiéndose totalmente, mientras que, entre complicados jadeos, dejaba salir aquello que tanto la atormentaba.

-Porque Nico ocupó ese lugar desde hace muchos años atrás …-

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buenas espero que esten bien y que el capitulo haya sido de su agrado, gracias por los comentarios, votos y por simplemente entrar a leer, lo agradezco muchísimo.

No tengo mucho que decir, simplemente que nos leemos la siguiente semana.

Banzai ~