Para Nico aquella tarde de trabajo había sido tranquila, tuvo dos citas más en las cuales ambos jóvenes fueron sumamente tímidos y tranquilos. No representaron mayor problema para la pelinegra, quien estuvo gran parte del tiempo conversando con ellos con una normalidad pacífica. Incluso sintió algo de ternura cuando uno de ellos le preguntó, con un rostro claramente ruborizado, si podían caminar unos minutos de la mano, a lo cual ella accedió con sus debidas precauciones.
Cuando sus citas se terminaron, estaba segura que tan tranquilo día merecía ser premiado con una noche de películas y palomitas, mensajeando a Maki probablemente. Jamás se imagino la escena que encontraría al cruzar la esquina y llegar al frente del local BiBi, su lugar de trabajo.
Primero se preguntó si su cabeza estaba jugándole una broma, después quiso convencerse a sí misma de que estaba alucinando, pero no fue así, al dar un par de pasos más, todo fue aún más claro.
Su compañera, Ohara Mari, estaba cerca de alguien muy especial para ella, no solo eso, se encontró con una escena que jamás imagino ver en la vida.
El como la chica americana sin vergüenza alguna besaba a Maki frente al edificio y después e sonreía de una manera tan juguetona, en definitiva hizo que el enojo en su interior comenzara a fluir.
Celos, hace tanto que no los sentía realmente.
Pero no iba a actuar como una tonta, por supuesto que no, la gran Yazawa Nico no podía mostrarle a nadie que estaba sumamente celosa de lo que acababa de presenciar, por lo que simplemente decidió caminar un poco más cerca y entrar como si no hubiera visto nada.
-Creí que besar a los clientes estaba contra las reglas, Mari...- Y falló en el intento de hacer como si nada le afectara.
Por que Nico estaba celosa.
Nico había fallado.
Nico es idiota.
Solo apreció la mirada cómplice de su compañera, mientras decía un - Lo es, pero no se lo dirás a Kotori ¿verdad, Nico? -
Quiso decir que no lo haría, por el contrario, solo miraba con intensidad a la mujer que se había atrevido a besar los labios de Maki, SU Maki. Pero la verdad era que no deseaba mirar a la abogada a sus espaldas, porque definitivamente ocurrirían dos cosas que no deseaba que sucedieran.
Maki se daría cuenta de que estaba enojada y celosa, por lo que seguramente la mandaría al diablo antes de irse de BiBi. O dos, Maki, completamente sorprendida por su repentina presencia, le preguntaría que hace en ese lugar.
Ante el silencio de Mari y Maki, Nico impulsivamente se giró para ver a la pelirroja, ambas cruzaron miradas, la mayor trato de permanecer en serenidad y tranquilidad, pero la expresión aun sorprendida de Maki le indicó que había fallado miserablemente y finalmente, los labios de Maki se movieron sentenciándola a una incómoda conversación que no deseaba tener, porque no estaba lista.
-Nico... tu ¿trabajas aquí? ¿Eres una dama de compañía? – y justo como pensó, la pregunta apareció.
Nuevamente el silencio las rodeo por un par de segundos, antes de que la mas alta se animara nuevamente a romper con el silencio.
-¿Nico? ¿No piensas decir nada? - preguntó de vuelta, notando como la de ojos carmín realmente, tras esa mirada y expresión sería, estaba sumamente incómoda, perdida en sus pensamientos.
-Lo siento, será mejor de que vuelvas a casa- fue lo primero que salió de los labios de Nico, esto mientras se decidía a darle la espalda a Maki y entrar en aquel local en el que, para su penosa situación, trabajaba. Ya hablaría con Mari sobre lo ocurrido, pues si algo tenía bien seguro en ese momento, era que no permitiría que alguien más apareciera a apañar a Maki.
-Nico... entiendo que no quieras decir algo al respecto, pero, al menos, por favor... no te vayas así- la menor ponía una voz un tanto suplicante. Justo la debilidad de la mayor.
Entonces, esa pequeña debilidad la obligó a voltear, dándole la cara una vez más a Maki; esas cejas fruncidas en signo de preocupación, el ligero puchero en sus labios y sobre todo, esos brillantes ojos violetas suplicantes. -¡Diablos!- maldijo mentalmente al ver tan adorable expresión.
-Escucha Maki, podemos hablar si tanto lo deseas, solo dame un momento. Debo firmar mi pase de salida- informaba, tratando de dedicarle una sonrisa, pero en su lugar, Maki solo pudo observar una mueca incómoda. -¿Puedes esperarme aquí mientras salgo?-
Maki simplemente asintió, y se quedó de pie justo donde estaba, mirando como Nico entraba al local de nombre BiBi.
Pasó un tiempo que Maki pudo definir como una eternidad, ansiosa a la espera de la pelinegra en el lugar. Pensando en que decir, en qué hacer al respecto. Finalmente, cuando sus pensamientos consumieron el tiempo a su alrededor, por fin vio a Nico salir de aquel local, usando ropa mucho menos coqueta y más cómoda a su parecer.
Ambas se miraron por un par de segundos, antes de que alguna dijera algo.
-V-vamos a mi auto, te llevaré a tu casa. Mientras me gustaría que pudiéramos hablar un poco- aclaraba Maki, a lo que Nico rápidamente negó.
-Maki chan, es de mala educación llegar a un lugar sin ser invitado- Nico trataba de sonar sutil, buscando por todos los medios que la otra mujer no fuera a ese lugar. Sin embargo, solo pudo verla suspirar con cansancio.
-¿Me estás diciendo que no puedo ir a tu casa porque no me has invitado? Pero tú si puedes llegar a mi oficina como si nada, irrumpir en mi casa inesperadamente cada que quieres ¿Eso es lo que quieres decir? - preguntó Maki con algo de molestia en su voz, acorralando a Nico tan rápido como los nervios aumentaron en ella.
-Touche~ siempre tan inteligente y activa, esa es la Maki que conozco- respondía apenada, en un último intento de desviar la atención de la abogada, cosa que claramente no funcionó en absoluto, a cambio, Maki la miró mientras levantaba una ceja, en signo de inconformidad.
-Nico, decidimos volver a ser amigas... te he dejado entrar desde el primer momento, dejándote conocer mi trabajo, a mi familia, mi mejor amiga, incluso mi hogar... ¿Te parece justo que yo ni siquiera sepa dónde vives? ¿Por qué tienes miedo de mí? - la voz de Maki dejo clara la incertidumbre que la inundaba.
Y la culpa la azotó inmediatamente. Era verdad, si bien al principio Maki se negó a tenerla presente, en cuanto le dio entrada nuevamente a su vida, fue tan genuina y sincera, abriéndose a ella una vez más. La Maki que conoció volvía para recibirla con los brazos abiertos, entonces ¿Por qué ella no daba lo mismo? Claro, Nico se avergonzaba de lo había logrado en la vida...
Nada.
La abogada pudo notar como Nico se movía ligeramente inquieta en su lugar, siempre lo hacía cuando estaba metida en un dilema. Lo imaginó, Nico no quería abrirse... no la obligaría en absoluto, por lo que Maki soltó un suspiro más y se dio la vuelta, dispuesta a marcharse.
-Si, tengo miedo...- Por fin Nico dijo algo, logrando que Maki se detuviera. -tengo miedo porque me siento tan pequeña a tu lado. Lograste tanto mientras yo sigo siendo una persona común que sobrevive. Me avergüenzo de lo que hago, de dónde vivo... de quién soy...- Las palabras de Nico eran dolorosas para Maki, pues en ellas sentía la propia angustia de la mujer.
La preocupación y vergüenza en el rostro de Nico conmovió a Maki a tal punto que simplemente se aproximo hasta ella, tomando las manos de Nico entre las suyas y haciendo que volviera a verla de frente.
-Tonta, no me importa nada de eso. Te admiro por lo mucho que has luchado, tu perseverancia es increíble Nico chan... Por favor, cree en lo que estoy diciéndote. Eres fuerte y brillante, porque a pesar de todo, siempre tienes energía que contagiar, pero sobre todo... esa dulce sonrisa que envuelve en calidez a cualquiera que la mire- Maki dejaba que un poco del contenido de su corazón se vaciara en esas palabras, logrando que Nico se ruborizara un poco.
A pesar del miedo, la pelinegra supo entonces que podía confiar en Maki, después de todo, era la persona que amaba.
-No puedo creer que me doblegues así, tonto tomate- Nico cubría el área de sus ojos con una de sus manos mientras soltaba una sonrisa más agradable. Finalmente suspiró y continuo. -Bien, te llevaré. Solo quiero que sepas que no es un lugar bonito- por fin, la mayor accedía y esa pequeña acción hizo sentir sumamente feliz a Maki.
-Después de usted, señorita Yazawa- con tono juguetón, Maki guiaba a Nico hasta su auto. Una vez que quito los seguros, permitió la entrada a la pelinegra y ambas subieron al auto negro. Justo como Nico pensó, ese lugar estaba impregnado con el olor de Maki, se sentía tan cálida y acogida.
La abogada condujo por las calles, siendo guiada por Nico, quien aún un poco insegura le indicaba por donde debía ir. Todo parecía marchar bien, no fue hasta que Maki notó los alrededores, cada vez más decadente, algunas personas miraban incluso curiosas el auto de la menor, al menos eso quiso pensar Maki cuando un grupo de adolescentes miraban fijamente su auto.
-Allí, justo en ese edificio. Entra por el estacionamiento- indicó la mayor señalando con su dedo donde debía entrar Maki
No se esperó que el estacionamiento fuera de esa forma, pocos autos en la parte trasera del edificio. A decir verdad, a Maki le pareció algo poco seguro, pero no soltaría ni un solo comentario, ya que no quería incomodar a Nico, por lo que simplemente, cuando ambas bajaron, se aseguro de bloquear respectivamente las puertas.
-¿Tiene alarma?- Preguntó a la abogada, quien simplemente asintió. -Excelente- Maki sintió un ligero escalofrío, eso ultimo parecía un suspiro de alivio de la mayor. Estaba algo preocupada por su auto.
Maki siguió silenciosamente a Nico por la entrada del edificio, seguido de eso, subieron un par de escaleras, en al menos dos ocasiones, la pelirroja pensó que habían terminado de subir escaleras, pero no fue así, había más y más de ellas. Finalmente llegaron a un pasillo donde Nico continúo caminando, indicando que aquel era su piso y finalmente, se pararon ante una puerta con el numero 46, ese era el departamento de Nico.
Maki esperó paciente a que la mayor introdujera las llaves y abriera la puerta, apreciando primeramente un sitio totalmente oscuro. La mayor se quitó los zapatos y seguida de ella Maki lo hizo, posteriormente, la pelinegra le ofreció un par de pantuflas para que pudiera ingresar por fin.
Estaba nerviosa, era la primera persona, después de Nozomi, que entraba a su departamento. Claro los amantes ocasionales que tuvo no contaban en absoluto, ya que ver su hogar era el menor de los intereses aquellas ocasiones. Dando un gran bocado de aire, se armó de valor y por fin encendió las luces.
Maki se sintió un poco sorprendida de lo pequeño que estaba el lugar, sin embargo, fuera del pequeño espacio, no le parecía nada de lo cual avergonzarse, un sitio con lo necesario y con una que otra prenda de ropa en uno de los sillones, sillas y en una ventana. Lucía como la habitación de Nico en su época de estudiantes, por lo cual se sintió acogida y sobre todo, el dulce perfume a vainilla de la mayor mezclado con la madera de algunos muebles hacía aun mejor la sensación para la abogada quien instintivamente sonrió.
-Adelante, ponte cómoda- Nico un poco más segura, al ver la expresión tranquila de Maki, la invitó a pasar, siguiéndola con la mirada hasta notar a Maki tomar asiento en su sillón. -¿Te gustaría beber algo de café? No es tu lujoso Kopi luwak pero, tengo leche para acompañarlo... ¿Aun te gusta ponerle leche?- preguntó la mayor.
-Por supuesto que si, gracias- fue la recatada respuesta de Mina.
No estaba mal, realmente se sentía cómoda en el lugar, sobre todo por el abundante aroma de Nico en el, podía ver alguna que otra foto en una de las paredes, hasta que sus ojos se toparon con una en especial, eran ellas y Nozomi en la graduación de las dos mayores... justo al lado había una más, donde estaban Nico y Nozomi en la graduación de la más alta, esto junto a un titulo profesional que la peli morada sostenía con completo orgullo.
Se quedó pensando un breve momento en la chica, la vio aquella vez en que descubrió el engaño de Eli, y la chica le había dicho que no tenía nada que ver con Nico, pero ahora que veía aquella foto, notó que realmente ambas aún se frecuentaban.
-¿Nozomi viene seguido por aquí?- dejó salir repentinamente, logrando que Nico se tensara ante la mención de la otra mujer, no estaba segura del porque Maki dedujo eso con tanta certeza. Maki entonces dirigió su vista hacia la mayor y le dedico una sonrisa tranquilizadora. -Tranquila, no planeo discutir con ella o algo por el estilo, sé que es tu mejor amiga y... a decir verdad, me gustaría disculparme con ella por todo lo sucedido...-
Nico se sintió sorprendida por lo que Maki acababa de decir, ¿realmente estaba diciendo que quería disculparse? La sorpresa de esa tarde fue demasiada. Por supuesto, por dentro se encontraba sumamente feliz, por fin después de ocho largos años, Nozomi también tendría paz al respecto.
- ¿Re-realmente quieres hablar con ella? - preguntó aun incrédula desde la pequeña cocina, mirando a Maki, quien simplemente bajo la mirada mientras aun sonreía.
-Claro que si, Nico. He sido muy injusta con ella... solo trataba de ayudarte y yo... Ah~ nada resulto bien. Miro las fotos en tu muro y me siento agradecida con ella, por jamás haberte abandonado- comentaba la pelirroja.
-Si, nunca me abandonó...- comentaba con una sonrisa melancólica mientras tomaba las dos tazas de café y las llevaba hasta donde Maki estaba, entregándole una y ella conservando la otra. Tomó asiento justo al lado de ella. – Aun recuerdo lo molesta que estaba cuando le dije que dejaría la universidad...-
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-¡Nicocchi, no puedes rendirte así de fácil!- la pelimorada estaba incrédula ante lo que su mejor amiga le había dicho, pero por la mirada entristecida de la mayor, supo que hablaba sumamente en serio.
-No puedo seguir pagando la carrera, tengo que buscar como subsistir y lamentablemente la colegiatura me aniquila- respondía Nico al desesperado intento de su amiga por convencerla de no abandonar la universidad. -Me despidieron de la fábrica...-
-Pero... ¿Por qué? -
-El gerente dijo que necesita gente con un título, llegaron nuevos empleados y todos ellos tenían título... yo no tengo eso- aclaraba evitando un breve momento la mirada de su mejor amiga.
-Espera... ¿estas segura que solo por eso te despidió? - Nozomi no se creía del todo el relato de Nico, ella jamás desviaba la mirada a menos que estuviera nerviosa o mintiendo... -Dime la verdad o vamos a demandar a ese maldito por abuso de poder-
Nico ante lo ultimo que dijo Nozomi supo que tenía que decir la verdad, por lo que solo suspiro derrotada y finalmente hablo.
-Bien, no fue por eso... el idiota dijo que iba a darme un ascenso, pero... ya sabes, él quería algo de mi a cambio...- dijo apenada e irritada, Nozomi entendió de inmediato a que se refería Nico, por lo que el enojo aumento.
-Maldito bastardo... él no te hizo nada indebido ¿verdad? - trataba de asegurarse.
-No, me echó porque lo pateé en la entrepierna... así que me quedé sin empleo- terminó por decir.
-Puedes demandarlo por acoso sexual, no puede quedarse esto así- la más alta estaba sumamente molesta, no podía creer que le hayan hecho aquello a su mejor amiga.
-Nozomi, ni siquiera tengo dinero para pagar la siguiente colegiatura, mucho menos para sostener una demanda. Escucha, solo, por favor abrázame... no vine a buscar soluciones porque simplemente para alguien como yo, no las hay, solo busco consuelo en la última persona que me queda, así que... por favor, solo cállate y abrázame-
Nozomi entonces pudo ver mejor la expresión en el rostro de Nico, tristeza, desesperanza e incertidumbre... Nico realmente no sabía que le esperaba. Así que finalmente, Nozomi envolvió en sus brazos a Nico y acarició su espalda en un intento de reconfortarla.
-Todo estará bien, Nicocchi... todo estará bien-
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-Unos días después insistió en que sus padres podían ayudarme, pero no quise ser más una carga para ellos, así que solo pude estudiar 3 años y medio de mi carrera, al final lo deje atrás y vague por las calles de Seúl, buscando algo en lo que pudiera trabajar, pero fue muy duro, querían personas con experiencia o con títulos... no fue hasta que encontré un folleto en la calle, era el folleto de BiBi- comenzaba a hablar, recordando con cariño el como Nozomi siempre estuvo para apoyarla.
-Entonces, decidiste entrar ahí ¿Qué te llevó a hacerlo? - preguntó Maki, prestando total atención.
-No lo sé, quizá fue el destino...- comentaba, mirando fijamente su reflejo en la taza de café entre sus manos. -Cuando lo hice, fui recibida por Minami Kotori, ella pensó que yo buscaba servicio, pero simplemente le dije que lo que necesitaba era empleo, rogué por que me permitiera trabajar, incluso haciendo limpieza. Pero ella vio atractivo en mi y me ofreció hacer la prueba trabajando como dama de compañía. Fue algo incomodo al principio, pero la paga era mucho mejor que la que me ofrecía haciendo limpieza- soltando un suspiro, Nico daba un sorbo a su café. -No es lo mejor, pero no me quejo, este trabajo me permitió subsistir hasta ahora. Con el sueldo puedo pagar este lugar y mantener una alimentación que no me obligue a ir a un hospital- aclaraba la mayor, dando por finalizada la historia.
Maki no podía creer a que grado había afectado el hecho de ser homosexual a la pelinegra, perdió todo, y ella era la causa...
No, Maki no había provocado aquello, ni siquiera culpaba a Ren, quien pasó esas fotos a los padres de Nico. Los verdaderos culpables eran la soberbia, el orgullo y la ignorancia...
¿Qué tan duro podía ser un padre tradicional con un hijo? Ella misma era madre y nunca en la vida se atrevería tratar de esa forma a Dia...
Dia...
Y repentinamente, una idea sumamente descabellada, a su parecer, le llegó a la cabeza. ¿Deseaba ayudar a Nico? Tenía algo en mente.
-Oye, y si de casualidad tu tuvieras una oportunidad de dejar ese lugar por un empleo mejor pagado... ¿realmente lo dejarías? - preguntó Maki algo tímida al respecto, la mayor pareció confundida.
-Bueno, por supuesto que lo haría, ser dama de compañía tiene riesgos desagradables, tu misma ya fuiste testigo de uno de ellos- comentaba. -¿Tienes algo en mente, cierto?- aseguro, esa expresión traviesa y tímida en Maki, la conocía muy bien.
-Si, algo así... veras, Eli y yo nos repartíamos todo en casa; deberes, limpieza, cocinar, las compras y sobre todo nuestro tiempo con Dia. Debido al trabajo de Eli, ella era quien más tiempo podía quedarse en casa a cuidar de ella, pero ahora que no está, me he visto en la necesidad de dejar más tiempo del que me gustaría a Dia con mis padres- Comenzaba a hablar Maki. Nico podía intuir que era lo que Maki diría y para ser franca, sintió incluso que había palidecido.
-E-espera... ¿Cu-cuál es tu punto? - Nico preguntó después de tragar pesado.
-Pues... Me gustaría tener a mi hija en casa más tiempo, justo como antes, y tu necesitas un empleo donde te paguen lo que mereces, así que pensaba en que quizá puedas ser algo así como la niñera de Dia- y Maki soltó la bomba.
Sus manos comenzaron a sudar, su espalda, incluso su trasero. La pequeña Dia, esa hermosa niña, la misma que descubrió el "engaño" de Eli, la misma que vertió picante en su postre, la misma que la pateó y amenazó con que debía tener cuidado con Maki... Esa Dia.
No quería hacerlo, no porque le desagradara la puberta, tampoco porque se sintiera incapaz, sino porque temía a su propia integridad. Dia la odiaba y lo tenía muy claro.
Pero, por otro lado, esta podía ser una oportunidad de acercarse a la pequeña de 12 años, pues debía tener en claro que, si quería tener a Maki, debía tener a Dia también, ganarse y sanar un corazón más, uno que dolía por la decepción de una persona a la que la niña amaba y admiraba.
Sería duro, pero Maki lo valía. Para Nicp, Maki valía hasta su último aliento.
-Dios, tu hija me odia... ¿realmente crees que sea buena idea meterme en la misma casa con ella?- preguntaba Nico, tanteando el terreno, buscando si la pelirroja realmente hablaba en serio.
-Vamos, se que no has visto lo mejor de ella. Realmente es una niña muy dulce- comenzaba a elogiar a su propia hija, porque claro, para Maki, Dia era su más grande orgullo. -Hagamos un trato, prueba a ver que tal funcionan ustedes dos, si todo marcha bien, quédate, pero si en determinado momento decides renunciar, lo aceptare sin objeción- Maki con una gran sonrisa, estiraba su mano hacia Nico, en busca de que la mayor aceptara y cerrara el trato.
Nico no estaba segura de si aquello sería buena idea, sin embargo, le prometió a Eli hacer su mejor esfuerzo por cumplir su último deseo, y pensando en ella misma, este era un paso más para recuperar su felicidad.
Finalmente, Nico elevó su mano y dio un apretón de manos a la abogada.
-Trato hecho- dijo con decisión y dedicándole una sonrisa.
-Muy bien señorita Yazawa, tiene el honor de trabajar en la residencia Nishikino en cuanto haya dado las gracias en BiBi- Maki contestaba juguetonamente.
Ambas adultas comenzaron a reir juntas, disfrutando de la armonía que las rodeaba en ese momento, finalmente, Maki observo el pequeño reloj de manecillas en la pared de Nico, sin siquiera percatarse ya habían trascurrido dos horas en el departamento de la mayor.
-¡Dios es tan tarde! Creo que será mejor que me vaya a casa, tengo algunos papeles que ordenar para el trabajo- Maki se levantaba repentinamente del pequeño sofá y comenzaba a caminar a la salida del departamento.
-Claro, te acompañaré abajo- Nico la siguió de inmediato.
Ambas chicas recorrieron de vuelta las escaleras, esto mientras conversaban sobre banalidades de su día. Cuando salieron a la oscuridad de la noche, Maki llegó hasta el estacionamiento y se encontró con algo que sin duda alguna hizo sobresaltar a las dos.
-Pero... ¿¡Donde están mis llantas!?- Maki se alteró al ver que en dos espacios donde debían ir las llantas de su auto, no había más que ladrillos. Alguien había desvalijado dos de sus llantas.
Nico se sintió avergonzada y molesta, esta era la principal razón por la que no quería traer a Maki a su departamento.
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El ruidoso sonido de una grúa inundaba el silencioso estacionamiento de aquel edificio, esta pertenecía al seguro de Maki y arrastraba el auto de la japonesa fuera del lugar, esto para llevarlo a evaluar y que la aseguradora pagara los daños pertinentes, Nico agradecía al conductor, mientras Maki estaba evidentemente molesta, recargada en uno de los muros del estacionamiento.
Nico se giró hacia Maki y le dedico una apenada sonrisa.
-Lamento mucho que desvalijaran tu auto... debí pedirle al portero que cuidara mejor el estacionamiento- se disculpaba.
-No es tu culpa Nico, debí activar la alarma...- La menor sobaba su cien con cierta irritación. -Llamaré un taxi para poder volver a casa, mañana visitare la aseguradora- la menor sacaba su teléfono celular y buscaba en el algún numero para llamar un taxi.
-Espera, se que tu estadía no ha sido la mejor, pero... ya que Dia no esta en tu casa, me preguntaba si quizá, no se... te gustaría pasar la noche aquí, conmigo-
Maki no esperó aquella propuesta y miro sorprendida a la pelinegra, todo para encontrar unos entusiasmados ojos de cachorro por parte de ella...
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-¡¡¡Señora Nishikino!!! ¡Por favor! Prometo que dormiremos temprano, levantaré a Maki a tiempo para ir a la escuela, por favor, por favor, por favor- el recuerdo de Nico rogando de tan infantil manera a su madre, fue lo primero que vino a su mente.
Esa expresión de cachorro... no había cambiado en nada.
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Maki sonrió ante aquella mirada y suspiro derrotada.
-Bien, supongo que no estamos tan mayores para una pijamada- y tras esas palabras, Nico sonrió de una forma aún más brillante.
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Al parecer, Nico se había tomado muy en serio la palabra pijama, pues en ese preciso momento, se aseguró de sacar el bote de helado que estaba en su refrigerador y poner un paquete de palomitas en el microondas para posteriormente llevarlos a su pequeña habitación, donde Maki se había cambiado con la ropa que le presto, unos cómodos pantalones cortos y una camisa blanca que era al menos 3 tallas más grande de lo que le quedaba a Maki.
-Esta es mi dulce e inocente Maki chan, aunque en traje te ves fabulosa también- comentaba de forma coqueta la mayor, haciendo reír a la abogada.
-Y esta es la entrometida y provocadora Nico chan que yo conozco, dime ¿el helado es una disculpa por mi auto desvalijado en tu estacionamiento? - contraatacaba, Nico solo rodó los ojos.
-Si, olvidaba que la Maki chan que recuerdo es una contestona también-
Ambas se sentaron sobre la cama de la mayor, compartiendo bocadillos e historias sobre su pasado, sobre su ahora, mucho la una de la otra, como cuando tenían 13 y 15 años. Era una sensación sumamente cálida y reconfortante para ambas.
-¿De verdad Umi se atrevió a eso?- Nico reía sin parar por la anécdota de Maki.
-¡Si! Le dije que dejara de enviar flores a su ex, pero simplemente no paró- Maki comentaba mientras tomaba un bocado más de helado. -La verdad sus notas eran muy graciosas y creativas, mi favorita fue la de los lirios naranjas, decía algo como "Los lirios naranjas representan la pasión. Solo quiero que sepas que te odio con una pasión ardiente" Si hubieras visto la cara del chico, dios fue épica- Maki soltaba una risa más en conjunto con Nico y finalmente un bostezo escapo de sus labios, estaba agotada.
-Aw creí que me seguirías más el ritmo, estas haciéndote vieja- Nico se burlaba a lo que Maki simplemente le dio un empujón amistoso.
-¿Te atreves a hablar de edades conmigo?- contesto mientras se estiraba con pereza.
-¿Te parece bien si te quedas aquí? Yo dormiré en el sofá- Nico decía aquello mientras se ponía de pie y recogía las sobras de lo que habían comido.
-Vamos, no soy tan grande, ambas cabemos en tu cama- Maki decía sin prestar atención absoluta al rostro ligeramente ruborizado de la mayor.
-¿De verdad estas bien con eso?- pregunto algo inquieta.
-Nico, dormíamos juntas desde que tengo 13, ¿Cuál es el problema? Te prometo que no hablare en ingles mientras duermo, ya se que te asustas- bromeaba una vez más la pelirroja.
-B-bien... entonces ordenaré esto y nos acomodamos ¿vale?-
No tardó mucho, básicamente, Nico votó todo a la cocina sin siquiera prestar atención. Se había puesto casi eufórica por lo que estaba por suceder, después de tantos años, podría volver a dormir junto a Maki. Cuando volvió a la habitación, Maki ya estaba acomodada en un lado de la cama, mirando el peluche que estaba sobre la almohada.
-Es el señor Bonbon, me sorprende que aún lo conserves- decía Maki mientras examinaba al peluche. Ella se lo había obsequiado a Nico cuando se graduó.
-Si, es sumamente calientito y esponjoso- comentó la mayor mientras se paraba al lado del apagador. -¿Puedo apagar la luz?- preguntó a lo que Maki asintió.
Una vez estando la habitación a oscuras, Nico caminó cuidadosamente hasta llegar a la cama y con completa tranquilidad, se introdujo en las cobijas, sintiendo de inmediato el calor de Maki irradiar entre las sábanas. Poco a poco el aroma característico de la chica a frescas lavandas llenaba sus fosas nasales.
-¿No tienes otra almohada?- preguntó Maki al notar que Nico había acaparado toda la almohada de la cama individual que compartían.
-Puedes usar al señor Bonbon, es más cómodo que mi almohada- dijo Nico mientras miraba el techo entre la oscuridad.
-No lo creo, conozco algo aún más cómodo que el señor Bonbon...- las palabras de Maki llegaron hasta sus oídos seguidos del tenue movimiento de la japonesa entre las sábanas, después, lo siguiente que Nico supo, fue el sentir del cálido y suave peso de la cabeza de Maki recargándose contra su hombro, usándola como su almohada.
Su corazón comenzó a latir como loco. Por primera vez en la noche, noto como el aroma a lavanda y vainilla se habían mezclado en la habitación.
-Si, mucho mejor. Buenas noches, Nico chan- y con eso último, Maki se dispuso a dormir, compartiendo el cálido calor de Nico con el propio, siendo una calidez en extremo especial para ella.
-Buenas noches...- susurro de forma apenas audible, abrumada por la cercanía de Maki.
Tantos recuerdos llegaron a su cabeza, tantas sensaciones. Extrañaba a su amada Maki, lo hizo por tantos años que la situación actual le parecía tan irreal.
Sintió con todo su ser el deseo de envolver entre sus brazos el cuerpo ajeno, estrujarlo con todo el amor que había contenido durante tanto tiempo. Después pensó en que Maki era un tanto más grande que ella, por lo que también desearía ser estrujada por sus brazos. Sentirse amaba una vez más por ella.
Entre todos esos pensamientos, pasaron los minutos, tiempo en el que Nico simplemente no pudo conciliar el sueño, por el contrario, simplemente acariciaba el cabello de Maki y la miraba dormir. Amaba ese rostro tan bello y pacífico, sus suaves mejillas y sus labios rosados...
Sus ojos permanecieron ahí, apreciando los rosados labios de la pelirroja. Con cuidado elevó una de sus manos, dándole una suave caricia a esa parte del rostro de Maki, sintiendo con sus dedos cuan suaves eran.
-Perdimos tanto tiempo Maki... perdí lo único valioso que me quedaba... pero ahora estás aquí, y me niego a dejarte ir otra vez... me niego a que beses otros labios...- pensaba mientras su mirada permanecía en la piel que sus dedos acariciaban.
Finalmente, con completo cuidado, acercó su rostro al de Maki, sintiendo su pacífico y cálido respirar cada vez más cerca, haciendo cosquillas en su piel. Retiró sus dedos de la suavidad de los labios de la abogada, todo para remplazarlos por sus propios labios, depositando un ansioso toque, casi como un rose contra Maki, y tan pronto como sus labios se tocaron, Nico se separó un poco, susurrando con todo su corazón un:
-Te amo, Maki chan...-
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Es lunes y hoy se sube capítulo, si que si.
Espero haya sido de su agrado.
Ahora Nico debe enfrentar de lleno a Dia, asi que esperenlo~
