Percy Jackson y los dioses del Olimpo pertenece a Rick Riordan.

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Una extraña Mestiza amnésica

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9: La diosa de la conquista.

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(Artemisa)

—Diosa de la Conquista, de las Corrientes Marinas, los Pulpos y los Tiburones, ¿Eh? —dijo Penélope sonriente.

— ¿Recuperaste tus recuerdos, gracias a esto, Percy? —Preguntó Bianca, curiosa por su amigo y feliz de poder volver a estar junto a él.

—Sí, así es. —aseguró Penélope, sonriendo y asintiendo con la cabeza —Pero por favor: Sigan llamándome Penélope o… Penny. Y bueno: Sabes lo que pasó y el porqué ya no estoy en el Campamento y, si tengo tu permiso, Artemisa: Me gustaría quedarme aquí, entre las Cazadoras.

—Por supuesto que te lo permito y antes de que supiéramos de tu transformación en diosa, gracias a la intervención del Destino, quería que tomaras el juramento de todos modos. —me encogí de hombros. Había creído que ella lo tomaría, cuando estuviera lista, cuando recuperara sus recuerdos y aquí estaba ahora, con todos sus recuerdos. Perseo Jackson, me había demostrado, que no todos los hombres eran cerdos, que no todos los hombres intentarían tocar a una mujer inapropiadamente y yo misma, estaba aceptando, que sentía algo por Perseo. Sabía que era lo mismo, para Zoë, Bianca y Thalía. Posiblemente, también con Hazel y eso, no me molestaba —Siempre trataste a mis Cazadoras, como a hermanas de armas y jamás tocarías a ninguna de ellas de forma inapropiada, ni tampoco la mirarías de manera inadecuada.

Bianca no pudo evitar chillar emocionada y abrazó a Penélope, quien tardó en abrazarla. —Bueno: Entonces, ya que eres reconocido. Reconocida: Perdón. Reconocida como la mejor maestra de espadas del último siglo, en el Campamento Mestizo, ¿Podrías entrenarme, Penélope?

Yo comencé a reírme y le acaricié algunos mechones de cabello a la hija de Hades. —Las Cazadoras, no usan espadas, sino cuchillos de caza, Bianca.

— ¡Cuchillos de caza del largo del antebrazo, Penélope! —No pude evitar enseñar una sonrisa, al escuchar la acusación juguetona de Zoë Claro que puedes enseñarle esgrima a Bianca.

—Y a mí también, por favor —pidió Hazel, acercándose a nosotras y sonriendo, junto a su hermana.

—Quizás, pueda ayudar un poco —dijo una voz masculina. Incluso yo, había olvidado que los Romanos seguían aquí. Era Jason Grace, quien estaba muy cerca de su radiante media hermana… pues Thalía era hija de Zeus y Jason lo era de Júpiter. — ¿Qué? —preguntó ante las miradas, que todos le estaban dedicando —Soy uno de los mejores esgrimistas del Campamento Romano, de los últimos tres siglos.

—Lo mismo decían de un traidor, querido hermano. —dijo Thalía, antes de señalar con su cabeza a Penny —Hasta que la querida Penny, le quitó su puesto, al desarmarlo, en pocos segundos.

Los Mestizos de Marte y aquellos que eran buenos esgrimistas, dentro del Campamento Júpiter, explicaban las diferencias, en los estilos de combate griegos y romanos, además de hacer comentarios sobre las piernas, rodillas, espalda y brazos de Penelope y Jason, al mismo tiempo, que el combate se desarrollaba rápidamente, en un baile potencialmente peligroso.

Penelope retrocedió ante una estocada de Jason y se agachó, para esquivar un corte horizontal. Penelope se adelantó, metiendo su pierna derecha y lanzándole un golpe descendente, que Jason bloqueó con su espada horizontalmente.

Era un baile, donde Penelope llevaba el ritmo, lanzando estocadas y cortes, que, si esto no fuera un entrenamiento, el Grace, ya estaría muerto.

En un momento, el hijo de Jupiter, ya no vio a la chica. Se quedó totalmente quieto, tragó saliva y una gota de sudor, cayó por su sien, al sentir el acero del Bronce Celestial, contra su cuello. —Eres muy buena.

—Eso es verdad —dijo Reyna, admirando a la chica — ¿Quién dices que es tu padre?

—Uno de los tres reyes, como tu amigo y mi amiga. —dijo Penélope guiñando su ojo, mientras enfundaba su espada y permitía a Jason y Thalía conversar; mientras que se volvía hacía Hazel y Bianca —Espero que las dos, pudieran aprender algo, con esta demostración.

—Gracias —dijeron ambas, mientras comenzaba a enseñarles más sobre esgrima. Yo desconocía si acaso mi estilo griego, podría estar (de alguna forma invisible y mística) en contra del estilo de actuar romano o si podría acaso, estar en contra de la forma de empuñar una espada romana. Una espada Gladius. Creo que no estaría para nada mal y comencé a entrenar a la hija de Hades y la hija de Pluton en esgrima griega.

Les estuve enseñando a los Romanos la esgrima griega, mientras que escuchaba atentamente a Reyna Ramirez-Arellano, quien nos daba ejemplos de tácticas de esgrima Romana, que ya luego yo practicaría.

Y gracias a que yo era la diosa de la Conquista, entonces mi esgrima estilo romano, fue (según Reyna y Jason) magnificado y en dos días, yo ya tenía una altísima cantidad de técnicas de esgrima romana y sabía que muchos de los Romanos, ahora contaban con técnicas de esgrima griega, cosa que fue muy enriquecedora culturalmente, para Campistas Romanos y Cazadoras de Artemisa.

Thalía les habló sobre los collares y los Romanos, hablaron sobre los momentos que habían vivido e hicimos figuras diminutas de arcilla, que varios de los Romanos, colocaron en su collar.

Ellos nos dieron los tatuajes, con nuestros respectivos símbolos paternos (o maternos).

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Desde ese día y por al menos, unos dos meses, Thalía y yo, practicábamos esgrima romana; mi Cara de Pino, tenía una gran sonrisa en su rostro, que nadie le borró, ante ningún tipo de comentario, gracias a su reencuentro con su hermano, comprobando que estaba vivo.

Estos son los momentos, que sabes que valen la pena vivir.