Hola a todos. Aquí llega un nuevo episodio.

.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.

Episodio 11. Tu nombre es…

Estaba ante la espíritu. Y ella le había pedido que le pusiera un nombre.

En la historia original, el protagonista se había sentido confundido, ya que era una petición muy repentina. Pero él mantuvo la calma.

–¿Por qué quieres que sea yo quien te dé un nombre? –preguntó.

–No tengo planes de hablar con nadie más –respondió la espíritu–. Así que no hay problema si eres tú quien me da un nombre.

.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.

A bordo del Fraxinus, Kotori estaba preocupada.

–Esto va a ser un tema difícil –aseveró.

No salieron opciones en la pantalla, ya que la IA mostraría demasiados nombres.

–¡Atención todos! ¡Cada uno debe pensar nombres de inmediato y enviármelos!

Pero antes que terminara la frase, escuchó la voz se Shido en el comunicador.

–Tengo el nombre perfecto para ti.

–¿Pero qué…? –preguntó con perplejidad.

.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.

Shido la miró fijamente.

–…Tohka.

La chica no contestó por un momento.

–¿Qué te parece?

–Es bueno. Creo que me gusta.

Ya conocía lo que ocurrió en la historia original. Aquel nombre venía por ser el 10 de abril el día en que se conocieron el protagonista original y ella. Al ser él ahora el protagonista, podía haber propuesto cualquier otro nombre para la espíritu, que podría o no haberle gustado. Pero decidió no hacerlo, ya que le gustaba el nombre original y no estimó oportuno ponerle otro.

–Entonces, Tohka… –dijo la espíritu–. ¿Cómo se escribe?

–Vamos a ver… –Shido se acercó a la pizarra y tomó una tiza.

Con la tiza en la mano escribió "十香". Dio gracias a contar con los conocimientos se Dhoxis para hablar y escribir en japonés.

–Hmm.

La espíritu procedió a imitarle. Pero ella no usó una tiza, solo tocó la pizarra con su dedo, imitando los trazos de Shido. Al momento, como si los hubiera grabado con una herramienta, aparecieron los caracteres "十香".

Ella se quedó mirando los caracteres por un momento. Entonces miró al chico.

–Shido.

–¿Sí?

–Tohka.

–¿Hm?

–Tohka. Ese es mi nombre. ¿No es maravilloso?

Al momento, apareció una notificación.

Espíritu: Princess (Tohka)

Afinidad: 65 puntos

Esto le sorprendió. Ahora se había incrementado la afinidad solo por este hecho.

Ella le miró de nuevo.

–Shido.

–Tohka… –respondió él.

El escuchar su nombre por primera vez hizo que la espíritu sonriera. Al igual que en la historia original, era la primera vez que ella sonreía.

Esta escena le hizo sentir feliz. No era porque se viera obligado a ser el protagonista, pero estaba decidido a proteger aquella sonrisa.

De repente, se sintió una tremenda explosión que hizo temblar el edificio.

Shido tuvo que apoyarse en la pizarra. Así que ya habían empezado.

–¡Shido! ¡Al suelo! –gritó la voz de Kotori por el comunicador.

El chico no perdió el tiempo y obedeció.

Sonó un ruido muy fuerte, que hizo que se rompiesen todas las ventanas, abriendo agujeros de bala en una pared.

Esto le puso nervioso. Aunque supiera que no corría peligro, el sentir tan de cerca los disparos y explosiones hizo que se apoderara de él el miedo.

–No me esperaba esta táctica tan agresiva… –comentó la voz de Kotori por el comunicador.

Estaba claro. Las AST se habían puesto en marcha y habían empezado a abrir fuego para obligar a salir a la espíritu. Shido estuvo meditando en tratar de detenerlas, pero eso no era una opción. Para empezar, porque la espíritu era invulnerable contra sus armas. Y luego que aunque peleara contra ellas, acabaría aplastado, ya que a duras penas fue capaz de vencer a una que no peleó contra él con toda su capacidad. Aunque ahora fuese un poco más fuerte, enfrentarse a un escuadrón de diez (o nueve, si Origami no le atacaba) era un suicidio.

El chico miró a la espíritu. Nuevamente tenía una expresión dolida, pese a que las balas ni la tocaban.

–¡Tohka! –la llamó.

Ella le miró. Bajó los ojos con tristeza.

–Márchate de aquí, Shido –dijo apenada–. Si permaneces a mi lado, tus compañeras humanas te atacarán.

Ella quería protegerle. Y lo agradecía. Pero no podía dejarla sola. ¿Quién pensaría en escapar en una situación así?

–No voy a escapar… –dijo susurrando para que solo le escuchase el comunicador.

–Eres idiota –dijo Kotori.

–Lo sé. Pero este idiota tiene una misión que cumplir.

–No puedo detenerte –le dijo Kotori–. Pero mejor que permanezcas cerca de ella si no quieres acabar muy mal.

Sí, no podía alejarse mucho de ella si quería estar protegido de los disparos. Así que se limitó a sentarse en el suelo.

–¿Eh…? –dijo la espíritu muy sorprendida–. ¿Qué estás haciendo? ¡Tienes que darte prisa y…!

–Lo sé. Pero ahora no. Tenemos que conversar. Querías información sobre este mundo, ¿no es así? Si está en mi mano, te contestaré.

Ella puso gesto de sorpresa. Y después procedió a sentarse frente a él.

–Antes de nada, quiero hacer un experimento –dijo el chico haciendo aparecer su llave espada.

–¿Qué piensas hacer con eso? –preguntó la espíritu poniéndose en guardia.

–No te preocupes, no tengo intención de atacarte, solo hay algo que quiero comprobar.

Shido usó su llave espada para tocar suavemente la barrera. Como es lógico, no pudo dañarla, haciendo que el arma rebotara. Pero lo que más le interesaba era una notificación que salió a continuación.

Por contacto de la llave espada con el interior de una barrera, Magia Reflejo LV1 desbloqueada.

Esto le llenó de alegría, ya que sabía que esta era una magia importante que podía repeler determinados ataques enemigos. No se desbloqueó cuando atacó una barrera desde fuera, así que quiso experimentar si tenía que "atacarla" desde dentro. Y parece que así fue.

Una vez satisfecho, hizo desaparecer la llave espada.

–Ya está. Podemos comenzar nuestra conversación –dijo a Tohka.

.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.

Las AST se encontraban sobrevolando el edificio del instituto. La capitana Ryouko había recibido órdenes superiores para obligar a salir a la espíritu, por lo que ahora eran libres de hacer tanta destrucción como fuese necesario.

Quien estaba disparando en ese momento era Origami, quien sostenía en sus manos una ametralladora gigante. Gracias a su territorio, podía sostenerla sin problemas, además no sentir apenas el retroceso cuando disparaba, ya que aquella arma estaba pensada para usarla en barcos de guerra.

Con apretar el gatillo, una enorme cantidad de balas de dispersó por la fachada del edificio, el cual fue llenándose de agujeros.

Ryouko miró que la peliplateada estaba más seria de lo habitual. Lo que no sabía era que Origami estaba disparando hacia el lugar donde estaba el aula 2-4, su clase.

–¿No ha salido todavía? –preguntó la capitana a través del auricular, buscando señal visual.

–No puedo confirmarlo aún –le respondió Origami.

Ryouko ordenó a Origami seguir el ataque.

Con esos ataques, la pared del edificio terminó desapareciendo. Ryouko pudo distinguir por fin la figura de la espíritu. Sin embargo… eso no fue lo único que vio.

–¿Nn? –habló con voz dudosa–. Eso es…

La capitana distinguió, además de la espíritu, una figura humana. ¿Un estudiante de ese instituto que no pudo escapar? Pero, espera, esa apariencia… ¿Podría ser el que…?

–¡Es él‼! –exclamó furiosa la voz de Tomonara–. ¡Esta vez no se me escapa!

Ryouko vio como una de las AST se lanzó en picado, con una mirada furibunda.

–¡Tomonara! ¡Vuelve aquí! ¡Es una orden!

Pero el mandato no fue obedecido.

–¡Deja de disparar, Origami! ¡No te arriesgues a herir a Tomonara!

Pero la capitana vio como Origami estaba con los ojos muy abiertos. Acto seguido, ella tiró su ametralladora, y también se lanzó en picado hacia el edificio.

–¿Pero qué…? ¡Origami, no actúes por tu cuenta! ¿¡Qué estás haciendo!? ¡Regresa!

La peliplateada tampoco obedeció. Ryouko estaba cada vez más perpleja.

–¡Soy la capitana de la unidad AST! –gritó frustrada–. ¿¡Por qué nadie me hace caso!?

.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.

Shido pensó en su situación. Si días antes, en su mundo, alguien le hubiera dicho que llegaría a encontrarse conversando entre una lluvia de balas con un ser capaz de devastar el planeta, con la misión de que se enamorara de él, habría creído que esa persona estaba loca.

Y sin embargo, ahí estaba, en una situación en que apenas podía moverse. Escuchar los balazos silbar y estrellarse a escasos metros de donde estaba no era una experiencia muy placentera.

En cuando a la conversación, fue algo de lo más normal. Tohka le hizo preguntas acerca de aquel lugar donde estaban, qué hacía la gente normalmente, qué eran las criaturas con las que Shido luchó…

El chico pudo responderle sinceramente, y vio que la espíritu pareció sonreír satisfecha.

No tardó en aparecer una notificación que confirmó sus sospechas.

Afinidad: 67 puntos.

Entonces, sonó la voz de Kotori en el auricular.

–Sus números se han estabilizado. Intenta preguntarle algo también. Necesitamos información sobre las espíritus.

El chico asintió. Recordaba esta parte de la serie. Así que era necesario que preguntara al igual que el protagonista original.

–Oye… Tohka –dijo.

–¿Qué pasa?

–¿Qué clase de ser eres exactamente?

Ella frunció el ceño.

–No lo sé.

–¿No lo sabes?

–Esa es la verdad. No sé lo que soy… Tampoco tengo idea de en qué momento fue, pero nací de repente. No hay más. Mis recuerdos son confusos.

Estas afirmaciones hicieron que Shido sintiera compasión por ella. No quería imaginarse como habría sido su propia vida si no hubiera sabido quien era.

Tohka se cruzó de brazos.

–Nací de repente en este mundo, y en ese momento fui recibida por aquellas chicas meca-meca.

–Ah, te refieres a las AST –dijo.

En ese momento, otra notificación apareció.

Afinidad: 70 puntos.

–¡Es tu oportunidad, Shido! –exclamó la voz de Kotori–. El medidor ha subido hasta 70. Es el momento de que hagas un movimiento.

El chico se sorprendió de que Ratatoskr pudiera medir la afinidad con la misma precisión que las notificaciones de su sistema. ¿Tal vez este sistema usara el mismo algoritmo? Pero ahora no podía pararse a pensar en eso. Había una jugada que tenía que hacer.

–Tengo esto –dijo con un tono de voz bajo, para que solo lo escuchase Kotori.

–¿Ocurre algo, Shido? –le preguntó Tohka, con una mirada curiosa.

En el auricular, el chico solo podía escuchar a la tripulación del Fraxinus animándole en coro (¡Ci~ta! ¡Ci~ta! ¡Ci~ta!).

–Escucha, Tohka.

–¿Qué pasa?

–Estoooo… –empezó a ponerse nervioso. No era algo tan fácil como había pensado originalmente. Y lo era por una malas experiencias del pasado.

.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.

Flashback. Dos años antes.

Michael no era muy popular con las chicas. Quizá fuera por su personalidad amistosa, que no incitaba a que otras chicas se interesaran amorosamente por él, o que la mayor parte del tiempo prefiriera jugar a videojuegos o leer cómics y mangas. Era por eso por lo que no se planteaba nada más allá de amistades. Ninguna chica que conoció llamó su atención más allá de eso.

Sin embargo, aquella chica, Audrey, era alguien que no pasaba indiferente. Alta de estatura, un cuerpo bien entrenado, unos ojos azules que destacaban en cualquier parte, un cabello rubio que parecía brillar como si se tratara del mismo sol.

Llegó a comienzos de aquel curso, procedente de una gran ciudad. Según escuchó, su padre era un agente de policía que acababa de ser trasladado. Fue gracias a esa novedad que no tardaron en amontonarse alumnos cerca suyo para preguntarle sobre su vida, sus gustos, etc.

Desde que Michael la vio, quedó embobado. Por primera vez en su vida, vio a alguien que le gustaba de verdad.

¡Eh, Michael! ¿Estás bien? –dijo una voz.

El chico volvió a sus sentidos. Un chico de pelo castaño y grandes gafas le estaba pasando la mano por delante de la vista.

¿Eh? ¡Ah! No, no es nada, Malcolm.

Te has fijado en Audrey, ¿no es así? –preguntó el castaño con una sonrisa traviesa.

A Michael se le subieron los colores a la cara.

Esto… yo… –tartamudeó.

Tranquilo, no estás solo. En realidad, la mitad de los chicos del instituto se han fijado en ella.

Esto pareció desanimar a Michael.

En ese caso, no tengo muchas posibilidades –murmuró.

Era un hecho que él no destacaba por ser especialmente atlético ni inteligente. Él solo era un friki de los animes, los mangas y los videojuegos, así que estaba seguro que ella se fijaría más en cualquier otra persona.

Vamos, no te desanimes –dijo Malcolm dándole unas suaves palmadas en la espalda–. Nunca lo sabrás si no lo intentas.

Su amigo tenía razón. Nada ganaría con lamentarse. Lo mejor sería armarse de valor e ir a hablar con ella.

Contrariamente a lo que creyó al principio, no le resultó difícil entablar conversación con Audrey. Se veía amistosa y amable. Terminaron charlando de vez en cuando, ya que ella asistía a su misma clase. Había veces en que ella le pedía ayuda con ejercicios, y él lo hacía encantado.

Entonces llegó el día en que se armó de valor de nuevo y fue a pedirle una cita. Aguardó un momento entre clases, y tras asegurarse de que nadie les escuchara a hurtadillas, se lo pidió.

Ella le dijo que sí. Le dijo que le parecía simpático y le propuso verse aquel domingo, cosa que él aceptó encantado.

Cuando se lo contó a Malcolm, estaba eufórico. Su amigo le felicitó, diciéndole que jamás le había visto tan alegre.

Durante el resto de días de aquella semana estuvo expectante, creyéndose la persona más afortunada del mundo por poder salir con alguien como Audrey. No podía esperar a que llegara el domingo.

Y llegó el día. Michael se preparó concienzudamente. Una buena ducha, desodorante, ropa nueva, unos zapatos limpios, dientes bien cepillados y usando enjuague… hasta estuvo casi media hora mirándose al espejo para arreglarse el pelo. Cuando por fin se sintió preparado, miró su imagen al espejo, satisfecho con su esfuerzo.

Salió de casa algo nervioso, y teniendo cuidado de no ensuciarse. Quería causar buena impresión.

Llegó al lugar de la cita con veinte minutos de antelación. No quería hacer esperar a Audrey. Ella aún no se había presentado, así que se sentó en un banco y se puso a esperar a que llegara.

Y esperó.

Y esperó.

Y esperó.

Los minutos fueron pasando, y se convirtieron en horas. Michael no entendía lo que estaba pasando. Trató de llamarla, pero no obtuvo respuesta. ¿Se había olvidado de la cita? ¿O quizá le había pasado algo?

En ese momento, su teléfono sonó. Era Malcolm. Este le comunicó que se acababa de enterar por medio de Sylvie, una amiga suya, que Audrey estaba contándole a todo el mundo entre risas como ese día acababa de dejar plantado a un idiota que le había pedido salir. Malcolm le llamó temiéndose que él fuera esa víctima.

En ese momento, el corazón de Michael quedó destrozado. Regresó a casa llorando y durante dos días fue incapaz de salir de casa. Solo gracias al apoyo de sus padres y de Malcolm y otros buenos amigos logró salir de aquel agujero. Desde aquel momento, decidió que no volvería pedir una cita a una chica, ya que temía que volvieran a engañarle.

Respecto a Audrey, nunca más volvió a dirigirle la palabra, y cuando ella le pedía ayuda, él solo pasó de largo. No quería volver a saber de una persona como ella.

.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.

De vuelta al presente, Shido estaba muy nervioso. Cuando previamente le pidió una cita a Origami, lo había hecho casi por inercia, porque conocía la trama del anime y sabía que la peliplateada no se negaría. Pero con la espíritu ahora, tras haber hablado con ella y que ella conociera su personalidad, sentía que estaba reviviendo el momento de su pasado en que pidió aquella cita fatal.

Tohka le miraba con curiosidad. Él estaba temblando, con los puños apretados y sudando bastante.

–¿¡Qué estás haciendo, Shido!? –le dijo Kotori desde el auricular–. ¡Díselo ya o perderás esta oportunidad para siempre!

Kotori tenía razón. El destino de este mundo y su posibilidad de regresar a casa dependían de esto. No podía ser tan egoísta como para dejar que sus miedos provocados por malos recuerdos tomaran el control de su vida. Tenía que hacer esto.

–Tohka… dijo con bastante nerviosismo–. La próxima vez que nos veamos… ¿te gustaría tener… una cita conmigo?

Lo dijo. Le costó más de lo que había esperado. Pero lo dijo. En su interior comenzó a sentirse aliviado.

Al mismo tiempo, Tohka le miró.

–¿Qué es una cita?

Sí, tenía que explicárselo. Esperaba no ponerse tan nervioso como el protagonista original.

–Una cita es salir juntos para conocerse, pasárselo bien…

–¡Shido! ¡Las AST están en movimiento! –exclamó alarmada la voz de Kotori–. ¡Se dirigen dos en vuestra dirección!

Esto le pilló por sorpresa. Sabía por el anime que ahora venía el momento en que Origami intervenía, pero… ¿dos AST? ¿Quién era la otra…?

Entonces recordó las palabras de Origami de ese día. Si era quien se temía, su pellejo corría peligro.

Y no tardó en resolverse su duda. De repente apareció la AST que derribó el día que conoció a Tohka, Tomonara se llamaba si no recordaba mal. Nada más verle. Una expresión de locura se observó en su cara, y ella procedió a sacar una espada láser, con la que se dirigió a Shido.

Este no podía esconderse tras Tohka, ya que sabía que a continuación llegaría Origami y esto podría convertirse en un fuego cruzado, así que hizo aparecer de nuevo su llave espada y echó a correr fuera del aula, ante la mirada confusa de Tohka.

Fue corriendo por el pasillo, en dirección a las escaleras. Si era cierto lo que pensaba, esa AST vendría en su persecución, alejándose de Tohka, quien acto seguido se las vería con Origami.

Unas leves explosiones confirmaron su teoría. Tomonara había decidido ir por él. Como no podía moverse por dentro del edificio debido a su unidad CR, le estaba bombardeando desde fuera para obligarle a salir.

–Shido, vamos a enviarte de regreso al Fraxinus. Debes de salir al exterior –le dijo Kotori por el auricular.

–Entendido. Iré tan rápido como pueda –dijo él.

Esquivando los escombros y los disparos que sonaban lejanos, logró llegar hacia la puerta de atrás del edificio por la que había entrado.

La AST no tardaría en presentarse, así que esperaba que pudieran transportarle antes. Ya se veía a salvo de AST vengativas.

Pero nada más salir, aparecieron a su alrededor una docena de sincorazón. Todos se veían con el aspecto de una planta, totalmente verdes y con cuatro pétalos rosas alrededor de la cara.

Y por si fuera poco, apareció una notificación.

Misión opcional: Desarmado.

Cuando combates contra enemigos, no puedes depender siempre de la misma arma, ya que hay ocasiones en que no podrías usarla. Acaba con al menos seis sincorazón sin emplear la llave espada.

Sincorazón eliminados: 0/6

Recompensa de la misión: 50 XP. Nueva llave espada.

El chico suspiró. Ahora no podía huir. Definitivamente las cosas no podían ponerse peor.

.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.

Hola de nuevo. Aquí concluye un nuevo episodio, el preludio a una batalla.

Espero no tardar demasiado para el siguiente. No olvidéis darle a like y dejar vuestros comentarios.

Hasta la próxima.