Capítulo 59: Dia de Ira

Día Presente. 30 de octubre, Año 2005 (Día 2 de 3)

Océano Pacifico Sur.

A 9500 KM de Ponape. Estados Federados de Micronesia.

El capitán Mario Fernando, del buque carguero SS Navington de Chile, no le quedó más remedio que apartar sus ojos de la visión de aquella terrible y enorme criatura que no podía ni siquiera, el poder describirla, sin que sintiese una mezcla primordial de pavor y desesperanza. Aparto los ojos a la fuerza para que aquella visión se adentrara de más, grabándose en sus ojos oculares y se quedara impresa para siempre dentro de su cerebro. Intentando mantener la cabeza fría, intento ordenar a sus hombres que desistieran de ver aquella pesadilla, pero solo se quedaron observando con una mezcla de asombro y terror, como algunos no parecieran soportar la simple vista de aquella enorme cosa, y en un acto de total desespero pasaban a arrancarse los ojos con sus simples manos, horrorizando de más al capitán y viejo lobo de mar.

El capitán Mario, llamo a algunos de sus hombres que aun podían mantenerla cordura, y les insto a obligar al resto a volver a sus puestos, mientras el dirigía la nave para alejarse lo más lejos posible de aquel lugar maldito. Algunos le obedecieron, regresando a sus sentidos, otros requirió el uso de fuerza del capitán y de otros hombres cuerdos, los golpes y bofetadas se hicieron sonar para despertar al resto de su letargo mental, como no tuvieron más opción que dejar una docena o más de los trabajadores, algunos que se habían automutilado sacándose los globos oculares de sus cuencas, y otros cortándose las venas de sus muñecas, o arañándose su aorta principal del cuello para desangrarse y causarse la muerte, para escapar de aquella visión de pesadilla, de un ser que les era imposible de describir en palabras, con formas que aunque en algunos con más conocimiento que otros, se les antojaban una combinación familiar de varios seres, mientras en otros con fortalezas mentales más débiles no podían concebir dentro de sus mentes, algo tan abstracto y monstruoso a la vez, con formas que no podían asociar con nada remotamente dentro de su mundo que conocían perdiendo la cordura al instante, y desesperados por escapar de aquella visión, se automutilaban sus ojos para no ver más, o se quitaban la vida para borrar aquella imagen de sus cabezas para siempre. Quizas estos fueron los más afortunados.

El capitán Mario Fernando, corrió de nuevo hacia el puesto de control y cabina del barco, como intento maniobrar el timón, para alejarlos de aquella pesadilla sobrenatural, como el resto de hombres volvían a sus puestos, exceptuando a seis hombres que iban con el dentro del puesto de mando, algunos intentaban llamar por radio y otros medios electrónicos, pidiendo ayuda a cualquiera lo suficientemente cerca, pero la radio y demás aparatos de comunicación solo zumbaba con estática y parecían muertos, por lo que el viejo lobo de mar, le toco maniobrar casi que manual el timón para alejarlos fuera, como parecían estar lográndolo. La enorme criatura con alas y tentáculos, nunca viro en su dirección. Como parecía estar ignorándolos, la razón no entendía el capitán Mario, aunque agradecía por esto.

'Por amor de Dios, Jesús. ¿Qué esa esa cosa? Esa… Abominación no puedo ni describirla, siento un pavor extremo como si sólo quisiera sentirme desesperanzado, en todos mis años viviendo en el mar, nunca había una cosa como esa, y yo he surcado estas aguas más de la mitad de mi vida. Aunque parece no haberse dado cuenta de nuestra presencia, lo que es un consuelo, aunque algo me dice que es porque debemos parecer insectos insignificantes ante su presencia. Que es algo que sentí al estar observando, sentirme como si estuviera viendo algo fuera de este mundo, pese a que apareció de las mismas profundidades del mar, y lo pequeño e insignificante que me sentí. Debería alertar a alguien, ¿pero a quién? Solo me creerán un loco…' El capitán Mario seguía en sus cavilaciones, cuando escucho sendos gritos desde la parte baja de la cubierta

El capitán Mario temiendo que fuese alguna otra situación causada por la locura de sus hombres, ordeno a los que estaban con el que se armaran de inmediato ante cualquier posible motín. Por suerte, tenían permisos de portar armas en aguas internacionales, ante el peligro de la toma de barcos por parte de piratas en el sudeste asiático. Uno nunca sabe cuándo estar seguro. Él había desempacado de un armario blanco en una esquina, una vieja escopeta chilena de propiedad de su familia por generaciones, una AKKAR CHURCHILL 206 HUNTING CAL. 12. Retrayendo su escopeta y cargándolo en el cilindro doble de los cañones con los cartuchos de pólvora, junto a tres de sus hombres, armados con Pistola semiautomática calibre 9 mm FN-750 de origen chileno. Al salir y dejando la cabina de mando a tres de sus hombres, mientras les ordenaba alejarse cuanto antes de aquellas ruinas; los tres hombres junto a su capitán, intentaron bajar a los pisos inferiores, pero fueron desistidos de un par de hombres que huyeron aterrorizados hacia arriba a cubierta, el ambiente era volátil debido a la constante lluvia que nublaba la visibilidad, y hacían caldear los ánimos, pero el capitán intento en todo momento mantener la calma, como le instaba a sus dos hombres donde estaban el resto de sus hombres.

"¡¿Qué paso?! ¡¿Y el resto donde estan?¡ ¡¿Qué fueron esos gritos allí abajo!?" Le instaba el capitán Mario, sujetando con una de sus manos fuertemente, la chaqueta de marino a uno de sus hombres que se veía aterrorizado

El hombre en cuestión lucía un aspecto como si hubiese visto el verdadero terror, como si hace un momento no hubiesen visto a un monstruo gigante de varios metros, de aspecto indescriptible, y aunque era de los pocos que habían mantenido la calma y la cordura, hora era como si algo aún más terrorífico le estuviese persiguiendo.

"¡Algo allí abajo! ¡Mato al resto! ¡Lo que sea… Destrozo a los hombres y se los estaban comiendo! ¡Oí el sonido de carne siendo triturada! ¡Gritos y… ¡Oh Dios! ¡Debemos apretar cachete, lejos de esa cosa enorme! ¡Deben venir de allí y vienen a por nosotros! ¡La concha de tu madre" el hombre perturbado haciendo resaltar su acento chileno con modismos

"¡Cálmate Simón! ¡Debemos primer verificar que sucedió abajo y…!" El capitán intento tratar de calmarlo, pero lo dicho despertó aún más la ansiedad y desesperación del marinero llamado Simón y su compañero

"¡No! ¡La concha de tu madre!" Simón se alejó del capitán, junto a su compañero, y ambos se pusieron cerca del borde del barandal que daba paso hacia el mar detrás de ellos, la lluvia hacia la visibilidad insostenible como hacia desbordar las emociones, "¡Debemos pedir ayuda del ejercito o de algo, porque…!"

Pero algo hizo callar al marinero Simón, cuando algo pareció sujetarlo por la espalda de su chaleco y lo arrastra hacia atrás, directo hacia el mar, dando un sonoro grito de terror, que se perdía entre el sonido de las fuertes olas y la caída de la lluvia. Su compañero al lado, tratando de voltear a ver su destino compartió su destino, cuando una especie de mano con escamas, atrapó su rostro, cubriéndolo por completo desde debajo de la cubierta, y lo arrastró tambien al mar, sin poder dar un grito.

El capitán Mario y el resto de hombres quedaron estupefactos ante esto, pero al escuchar sonidos de chillidos que venían desde la parte inferior e interior del barco carguero, hizo que rápidamente el capitán hiciera entrar en razón a los hombres a su lado, como el cargaba su escopeta. Fue cuando desde el interior, de los escalones que daban acceso abajo se oían sendos pasos, muchos y numerosos con chillidos ominosos de criaturas que no podía considerase humanas, ni algo remotamente parecido al mundo animal, ni menos marino. El capitán ha navegado el mar, más de la mitad de su vida, y nunca ha escuchado a ningún ser vivo dar semejante proferidos de chillidos antinaturales. Junto a sus tres hombres, se prepararon armados dispuestos a recibir lo que sea que saliera de allí abajo. Minutos pasaban insondables, cómo el ruido de chillidos subía en volumen y un ruido de manada subiendo se podía escuchar, a solos unos segundos de presenciar el horror que saldría de abajo. El agua de lluvia caía, entorpeciendo los sentidos de los valientes hombres, que sostenían sus armas titiritando de frio, pero que aún trataban de mantenerse firmes. Pero justo antes de que aquellas horribles presencias emergieran de abajo, uno de los hombres al costado izquierdo del capitán, cerca de la barandilla que daba paso al mar hacia abajo, profirió un grito mezclado de terror y dolor, como el resto de hombres pasaron a verlo, habiéndose olvidado momentáneamente de la amenaza que venía del mar, por estar atentos a la amenaza del interior del barco.

Lo que vieron, o alcanzaron a discernir a causa de la visión nublada por la lluvia, era algo sacado de sus más profundas pesadillas. Tres criaturas salidas del barandal, o lo que se podrían considerar como esto. Marinas si se podrían considerar por su forma, los cuales podían considerarse como seres humanoides con rasgos parecidos a los de los peces, los humanos y los anfibios. Uno de estos sostenía al hombre que dio un grito de unas manos más parecidas a garras con escamas y membranas de aletas, como si fuese un cruce entre un pescado y un reptil. Su piel parecía consistir en piel verde grisácea, brillante y resbaladiza con estómagos de colores blancos. Tienen espaldas escalonadas y estriadas, así como manos palmeadas y cuellos con branquias. Cabe destacar que tienen una cabeza similar a la de un pez, con ojos incapaces de parpadear. Mas de esas criaturas salían del mar, escalando hacia el barco y dejándose entrever más de sus formas, y sus modos de caminar pese a la poca visibilidad. Andaban de forma irregular, a veces erguidos y a veces en cuatro patas. Parecían comunicarse entre ellos, sus voces se escuchaban aborrecibles y croadas que hablaban en un idioma que no era el inglés, ni ningún otro idioma conocido por el hombre, según pudo constatar el capitán, que había conocido suficientes lenguajes en sus travesías por todos los océanos del mundo.

Estas criaturas se acercaban hacia ellos, provocando el miedo de los tripulantes, quienes de inmediato-a excepción del capitán-abrieron fuego con sus armas a las criaturas. Pero estas armas tan pequeñas no parecían afectar a las criaturas como debido a la poca visibilidad, no parecían a atinarle a ninguna, y a las que sí, esos efectos de los disparos no parecían afectarlas tanto, más que haciéndolas dar enormes chillidos que provocaban dolor en los oídos de quienes los escuchaban. El capitán Mario, de inmediato corrió lejos de vuelta a la cabina, como los gritos de sus hombres se hacían escuchar, junto a las de las criaturas abalanzándose sobre esas pobres almas. A pesar de la poca visibilidad por la lluvia y el agua de las olas, el capitán conocía el camino a la cabina como la palma de su mano, por lo que llegar rápido allí no fue problema, como rápidamente entro intempestivamente, asustando a los otros tres hombres que había dejado montando guardia, cómo rápidamente cerró la puerta y tranco con una llave manual, para evitar que se abriera desde el exterior, aunque dudaba que esas criaturas se les presentara dificultad con ello.

"¡Capitán! ¡¿Que está sucediendo?! ¡Escuchamos disparos! ¡¿Dónde se encuentran los demás hombres?!" Uno de los hombres de edad joven, le increpaba a un pálido capitán que solo negaba con la cabeza

"¡Debemos pedir ayuda! ¡Llama por el radio rápido! ¡A quien sea! ¡Los guardacostas de cualquier país o isla o quien sea! ¡Pero debemos tener ayuda! ¡Esas cosas no nos dejaran marchar en paz!" Profirió el viejo capitán con un terror tan visible en sus ojos que parecían salirse de sus orbitas, que asusto a sus hombres

"Pero capitán. No hay señal, todos los aparatos electrónicos y de radio estan muertos… Es como la estática hubiese muerto, en el momento que esa cosa monstruosa apareció, solo el barco se puede mover de manera manual con el timón, pero eso a duras penas no hemos avanzado demasiado por la fuerza de las olas…" Uno de los hombres de mediana edad con visibles arrugas que surcaban su rostro respondió

El capitán comprobó lo que decían, con los auriculares de la radio y observando las pantallas congeladas de los equipos electrónicos y era cierto. Ningún equipo de rescate servía, no podían mandar por ayuda, entonces… Fue en eso que se escuchó un sonido gutural estallar, como los cristales de la cabina que daba acceso hacia el exterior, se rompieron cuando unas manos verdosas con escamas interrumpían en el lugar, rompiendo los cristales con fuerza y entrando más de media docena de esto seres dentro de la cabina, para horror de los hombres allí adentro.

De inmediato, el capitán levanto su escopeta calibre 12 y abrió fuego con la suficiente fuerza de que acertó a una de las criaturas la cual dio un chillido de dolor, volándole uno de sus hombros, como de un segundo disparo de la escopeta del capitán, su cabeza voló en pedazos. Los otros hombres no se quedaron atrás, y con sus pistolas de 9 mm, abrieron fuego contras las criaturas escamosas, mientras su capitán volvía a recargar el arma. Pero de poco sirvieron, ya que el impacto de estas armas tan pequeñas, poco hicieron daño en las criaturas como se abalanzaron sobre los pobres hombres que dieron alaridos de dolor y horror, mientras eran destrozados; el capitán no pudo más que soltar la escopeta en su recarga, debido a sus manos sudorosas y taparse los oídos como las criaturas proferían chillidos tan ensordecedores que rompieron sus tímpanos. El capitán parecía haberse quedado mudo, ya que de tanto gritar, sus cuerdas vocales estallaron como observaba a las horrendas criaturas, tras haber acabado con todos sus hombres, avanzar hacia él.

Afuera, la lluvia enardecía y silenciaban los gritos por los truenos, mientras un poco más alejados, en el recién aparecido enorme arrecife de ruinas antiguas, la enorme figura con tentáculos en su cabeza, observaba el horizonte a un punto en específico, esperando, ya que muy pronto, estaría listo para dar a conocer su presencia al mundo entero.

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Día Presente.

30 de octubre, Año 2005 (Día 2 de 3)

Academia Youkai.

Dentro de aquel submundo, que existía en una dimensión aparte del Mundo Humano, se suscitaba una situación grave que amenazaba con desgarrar aquella dimensión. El cielo que surcaba aquella dimensión estaba oscuro por completo, con grandes vientos que parecían transformarse en remolinos y tornados, que desgarraban la tierra y hacían crujir los árboles y arbustos. Relámpagos tronaban causando sonidos tan fuertes que podían romper los tímpanos de aquellos que fuesen los más débiles, como algunos de los rayos surcaban e impactaba algunos árboles y arbustos, provocando incendios que se extendían por el bosque. Parecía que el fin del mundo se estaba acercando, y tales suposiciones no serán desacertadas, con todo lo que estaba sucediendo alrededor de todos los mundos de aquel universo. Los que se encontraban en el medio del 'ojo del huracán', no entendían muy bien que estaba sucediendo, como muchos dentro de aquella dimensión se apresuraban a buscar escondites y resguardos en cualquier lado. Excepto por algunos, cuya situación alrededor, no cambiaban su propia situación ni la batalla que se libraba en ese momento.

Así como no afectaba a quien se supone es el único que podría parar esto. El Centinela Kay Namura, quien ese momento, pese a su situación vulnerable con su poder reducido, no retrocedía ni cedía, como se apresuraba rápidamente a través del bosque, no importando los vientos huracanados que los desgarraban, o los incendios que los consumían. Nada de eso importaba, como moviéndose a una velocidad que superaba a la del sonido, se apresuraba a la fuente de todo esto, alertado por uno de los encargados de este lugar, el director Mikogami. El recordaba la última conversación que sostuvieron ambos, antes de que él se precipitara a la fuente de donde aquel poder abrupto, estaba consumiendo la energía de la barrera de aquella dimensión de bolsillo, antes de que esta colapsara.

"Debes marcharte cuanto antes, Namura", el director Mikogami hablaba con su tono de voz tenso, como de sus brillantes ojos azules, un tono urgente se podía discernir, "este submundo podría colapsar si la energía demoniaca que sostiene los sellos mágicos que conforman la barrera es drenada, podría causar una gran explosión expansiva similar a un huracán que afecte al Mundo Humano. Las zonas urbanas más cercanas serán afectadas por la explosión, es como si la fuerza de dos mundos chocase entre estas, el nuestro donde nos encontramos y el de ellos; y eso sin contar que, aunque nos libremos de la fuerza explosiva por ser el centro del epicentro, nuestra presencia quedara revelada al resto del mundo mortal. Y ya sabes lo que eso significaría".

Kay solo apretó los dientes, como sus puños se apretaban con fuerza, conociendo las implicaciones. Estallaría una gran guerra genocida tras la tragedia de esta explosión, donde ambas especies culparían a la otra, y buscarían exterminarse. El Mundo Espiritual no podría intervenir, o lo haría apoyando al bando humano contra el de los Youkais, lo que podría llevar a que estos últimos pidiesen ayuda de los Youkais del Mundo Demoniaco, debido a los portales abiertos entre ambos mundos, desatándose una guerra entre los tres mundos. Algo que el caos y la oscuridad que apoyan los Primordiales, les resultaría benéfico para ellos. Tenía que detener esto cuanto antes, y para hacer eso, tenía que detener al que llamaban el Rey del Mundo Infernal, a Yakumo. Y no sabía que tan peligroso podría ser, más allá de las viejas historias de Kurama que recordaba que le habían contado. Pero algo le decía, que esto no sería igual, y como si el director le hubiera leído la mente, le hablo:

"Ten en cuenta que posiblemente las fuerzas oscuras detrás de esto, apoyan al Rey del Inframundo, y claman por su victoria. Por lo que podrías enfrentar algo más grande que las historias que ya hayas escuchado acerca de este depuesto Rey. Aunque algo me dice que ya debes de estar preparado para eso, Centinela. Ustedes siempre saben cómo estar preparados, pero te ayudare un poco".

El director Mikogami se acercó a Kay, aunque este no retrocedió, ya que, aunque algo desconfiado, sabía que lo que pensara hacer, seria en beneficio para él de salvar este mundo y todo por lo que este Señor Oscuro ha luchado. El uso su mano derecha para sujetar las cadenas y candados del sello mágico que Kay sostenía en su muñeca derecha, la cual comenzó a brillar en una luz fuerte, que hizo apartar los ojos de Mizore y Tsurara que se encontraba silenciosas observando, como sostenían a un Hei inconsciente. Kay no aparto la vista pese a la luz, ni tampoco el director, ambos tenían su sentido de la vista agudo y fuerte ante este tipo de situaciones.

Después de unos segundos, la luz ceso y el director cayo de rodillas, como Kay lo sostuvo de los hombros, para que no se derrumbara por completo, y fue con voz jadeante que el hombre de ojos brillantes, hablo:

"Ya está, he podido expandir el alcance del candado mágico que sostienes, reconfigurando los sellos y escrituras mágicos puestos en este, para que puedas expandir más de tu poder, que uses aquel poder que llamas Cosmos, para que pueda alcanzar esos niveles altos que una vez me hablaste que alcanzas, el séptimo sentido, a plenitud. El candado neutralizara la energía demoniaca que proviene de la sangre vampírica que está dentro de ti, lo más fuerte que puedas, para que uses tus poderes. El anillo espiritual que te entrego Kurama, servirá tambien para filtrar tu poder de la energía demoniaca. Pero te advierto, esto no es permanente, te he dado la mitad de mi propia energía vital, para poder reconfigurar el candado que previene tu degeneración. Eso provocara que, en el momento de aumentos y elevaciones de poder, experimentaras un dolor físico que sentirás que tu cuerpo quiere romperse. Y solo podrás elevar tus poderes más allá de su límite, tres veces. Ya que es todo lo que mi energía vital pudo alcanzar sin matarme en el proceso. Después de esas tres veces, tu candado no soportara la presión, y aun con ayuda del anillo que te presto el Mundo Espiritual, tu cuerpo podría estallar o volver a degenerarte en un Ghoul. El resto está en tus manos".

El director Mikogami termino de hablar, como casi que se derrumba de espaldas al suelo, si no fuese porque Kay lo atajo y suavemente lo acostó de espaldas al suelo, como lo observaba perder el conocimiento y cerrar por primera vez, sus ojos brillantes. Kay solo se quedó allí agachado, observando al inconsciente Señor Oscuro, como sintió una presencia nueva a sus espaldas. Era el chofer del autobús, fumándose un habano como siempre y luciendo en una actitud bastante relajada, aun a pesar de toda la crítica situación en que este submundo que se estaba desmoronando.

"Oh, Tenmei. Siempre arriesgándote para probar un punto. Nunca cambias, viejo amigo. Si hay algo que nunca dejarías pasar, es proteger el sueño de esta escuela ofrece. Que algún día, la unión entre humanos y Youkais pueda hacerse realidad. Incluso a pesar de tus errores, sigues intentándolo. Para mantener la promesa hecha a tus amigos que cayeron pensando en lo mismo. Ese es el tipo de persona que eres, Tenmei. ¿No lo crees así, Centinela?" El chofer del autobús hablo, como exhalaba humo tras inhalarlo de su habano, sus ojos brillantes similares a los del director, parecían esperar una respuesta en ese rostro oscurecido por sombras de forma sobrenatural, pese al brillo de sus ojos

Kay solo se mantuvo en silencio, observando el candado que sellaba la energía demoniaca proveniente de la sangre vampírica, en su muñeca derecha y El anillo de Concentración, en el dedo corazón de su mano izquierda. Sabía de sus posibilidades y vulnerabilidades, y sabía que no podía quedarse aquí ni un minuto más. No podía ni detenerse a pensarlo un segundo más, no cuando este lugar se estaba desmoronando lentamente, por lo que decidiendo levantarse, paso a observar al chofer del autobús con una expresión resuelta en su rostro.

"Honestamente, no se aun qué pensar de él, pero por lo que sea que el intenta proteger, yo honrare su sacrificio, e iré en su lugar a detener esto y salvar a todos aquí. Eso hace parte de mi misión tambien, después de todo". Kay respondió como se haya de espaldas, observando el cielo negro y con relámpagos

"Buena respuesta. Si quieres ir rápido, ve a la entrada del laberinto que conecta esta dimensión con el Mundo Humano, allí es donde el Rey del Inframundo se encuentra y uso el orbe de una réplica de la esfera del poder, para drenar la energía demoniaca de los Tres Grandes Señores Oscuros, la cual vibra en resonancia con otro universo de una oscuridad innombrable. Que ya debes de saber de quienes estoy hablando, asumo que en una hora si tenemos suerte, la esfera de poder drenara toda la energía de la Gran Barrera, lo que produciría un colapso de los cimientos de esta dimensión, y nos obligaría a 'estrellarnos' en el Mundo Humano, como un asteroide. Y aunque eso suene feo, lo peor es lo que la esfera de poder está invocando, atrayendo algo o lo que sea de aquel universo oscuro que ustedes, los Centinelas conocen mejor que nadie. Así que debes apresurarte, solo tú tienes el poder de detenerlos". El chofer del autobús le hablaba en un tono crítico, aunque frio, como parecía aun relajado fumándose su habano

Kay se volteo y asintió hacia él, como le hablo, "lo hare. Por favor, lleve a las Yuki-Onnas, al director y a Hei a un lugar seguro. Y asegúrese de que el resto de mis amigos se encuentren a salvo tambien. Sáquelos fuera de aquí sí puede. Que este lugar podría aun colapsar con el resultado de la próxima batalla".

El chofer del autobús solo asintió en respuesta, como Kay estaba por irse, hasta que Mizore lo llamo:

"¡Espera!" Mizore le detuvo como se levantaba de haber estado agachada, sosteniendo a Hei

"No hay tiempo. Sigue al chofer y huye junto con tu madre y Hei, solo así estarán a salvo. No te preocupes por Tsukune y los otros, el chofer del autobús ira por ellos, y si no, yo habré acabado con todo antes". Kay le hablo sin voltearse a verla cuando estaba por marcharse, cuando una mano pálida y fría se posó en su hombro derecho, deteniéndolo de seguir y haciendo voltear a ver a la persona

"No hablo de eso, sé que estaremos a salvo, y sé que ahora mismo debo preocuparme por otras cosas y esperar que Tsukune y los demás estén bien, ellos tienen a Kurama y Moka", Mizore quien había detenido a Kay, solo lo miraba con sus gélidos ojos azules con purpura, pero que el brillo en estos, traicionaban la preocupación que sentía, "pero, ¿Qué hay de ti? en el estado en el que te encuentras, no durarías mucho tiempo. Y si por las historias anteriores que nos contó Kurama, entonces el adversario que te tocara está a otro nivel. Uno que ahora no puedes igualar, sin que te cause dolor o muerte. O peor, te degeneres de nuevo en un monstruo necrófago. Se que en el estado en que estoy, poca ayuda podre ser. ¿No deberías mejor esperar a que Kurama y Moka vengan y te suplan si necesitas ayuda?"

Kay por toda respuesta meneo la cabeza negativamente, aunque una débil sonrisa se pudo vislumbrar en sus labios, "no, ya escuchaste al chofer. A lo mucho, una hora queda antes de que todo este submundo se derrumbe, eso si no es que antes. Así que debo apresurarme. Kurama y los otros deben estar lidiando con el resto de los remanentes de los resucitados del Rey Yakumo. Por lo que no creo que tengan tiempo de venir a ayudar. Agradezco tu preocupación, Mizore. Pero debo de hacer esto solo, porque esa es la razón por la que yo vine hasta aquí, y debo marchar".

Mizore solo bajo la mano que lo sostenía, y lo miro impasible, antes de que una débil sonrisa curvara sus labios, "de acuerdo. Se que es difícil convencerte, y he llegado aprender eso de ti. Aunque estoy más preocupada en que le diré a Moka, en caso de que ya sabes…"

"Solo no le digas nada. Ella entenderá. Gracias por tu preocupación, Mizore. En el tiempo que lleve conociéndote, me llegaste a simpatizar mucho, y considerarte una buena amiga". Kay le dijo con una sonrisa como le asintió con la cabeza

Mizore le respondió de la misma manera sonriendo y asintiendo, como sin decir más, Kay se volteo y rápidamente comenzó a correr a gran velocidad, ganando impulso y sobrepasando el sonido, usando todos sus sentidos a la vez; no quedaba tiempo y debía apresurarse.

En el presente, Kay seguía corriendo en la dirección indicada previamente por el chofer del autobús. Estaba por cruzar un claro rodeado del bosque de los árboles que se desprendían por la fuerza de los vientos huracanados, y las llamas del incendio que se acercaban lentamente hasta su posición, cuando se detuvo en medio de este claro. El solo tuvo que cerrar sus ojos unos segundos, para sentir las presencias de más de medio centenar de energías demoníacas, como abriendo sus ojos, observo emerger del bosque 'escondidos' entre los árboles y arbustos, aunque Kay había sentido sus presencias desde muy antes. Eran Youkais, de distintas formas y tamaños, de distintas especies y razas. Quizas algunos eran de los padres, amigos y familiares de los estudiantes que habían entrado desde ayer a esta dimensión por el túnel, algunos podrían ser incluso estudiantes de la propia escuela o Ayashi atraídos a la fuerza del exterior dentro, para servir a los propósitos mezquinos del antiguo Rey del Meikai (Mundo Infernal).

El chico podía observar la marca en forma de cruz en sus frentes, lo que denotaba el símbolo del poder de control mental, que ejercía Yakumo, debido a su poder como Rey del Inframundo, puede ejercer su voluntad sobre cualquier demonio bajo la influencia del Inframundo, y su influencia borrando los últimos rastros de libre albedrío, los demonios afectados esencialmente se convierten en esclavos de su voluntad. Esto molesto mucho a Kay, ya que no se sentía con ánimos de perder el tiempo, pero tampoco podía dejarlos a su suerte. Menos aún podía solo ejercer la fuerza para eliminarlos, pues podría decirse que todos eran 'inocentes', y que no eran responsables de sus actos.

Eran Ayashi 'inocentes' que no tenían la culpa de haber nacido como lo habían hecho. No podía culparlos por su simple existencia. Además, ¿no es su deber como Centinela el velar por cada vida ínfima para que esta siga su camino evolutivo espiritual? Él no podía solo hacer sorteos, y elegir salvar a quienes desee, por rango de especie y raza, ya que eso sería discriminatorio, y muy en contra de la creencia de los Centinelas. Si fuesen humanos controlados en su lugar, ¿él lo haría diferente? Los humanos tenían sus herramientas que podrían usar como armas, y los Youkais sus fuerzas físicas y otras habilidades que desprendían de sus cuerpos de forma natural como el aura. Incluso algunos seres humanos tambien podrían ejercer el poder metafísico del aura, como los llamados Psíquicos. Por lo que no habría mucha diferencia en su caso, si fuese otra especie armada y controlada de forma mental, que cargase contra él. No podría ejercer violencia excesiva sobre ellos, de eso estaba seguro. Por lo que tampoco podría apartar a los demonios y quienes hayan descendido de estos, como monstruos, apariciones, seres sobrenaturales, Ayashi, Youkais, etc. Como se llamasen en cada cultura y lengua. Ya que incluso estos seres, que hacían parte del lado 'oscuro' de la Existencia, desde los comienzos de su creación, tenían su misión, al mantener el equilibrio entre Luz y Oscuridad, estos seres eran necesarios para mantener la vida en proceso, y ayudar en los procesos evolutivos tambien.

Incluso eran tan vulnerables como los seres pensantes que tenían forma humana, que poblaban el cosmos de la Vía Láctea y más allá, más allá incluso de este Universo. Vulnerables a una oscuridad más abyecta que existió incluso antes de que la Existencia misma se formara, y que no pertenecían a ningún avance ni representaban ningún camino o proceso en la búsqueda de la evolución espiritual de las especies. No ayudaban ni aportaban nada, no como los seres sobrenaturales como los demonios lo hacían, ya que estos pertenecían a esta realidad universal, los Primigenios no. Por lo que ahí se trazaba la línea, y Kay la tenía muy en cuenta al verse rodeado por el más de medio centenar de seres sobrenaturales, los Youkais que no tenían formas humanas, y algunos tenían una forma más antinatural que la otra. Al menos desde el punto de vista humano. Y eso último, es algo que él había tenido que desprenderse desde el transcurso de este año, a pesar de que sigue siendo humano, ha podido observar durante todo este tiempo, una parte de este mundo. Y puede estar de acuerdo, en después de haber interactuado con los compañeros que tuvo, que aprendió en los momentos más difíciles a confiar en ellos y a considerarlos sus amigos, incluso si seguía guardándoles secretos, sabía que en momentos duros como en las batallas, podría contar con su ayuda. Quizas esa es la meta de todo este lugar, de esta escuela que fundo Tenmei Mikogami, uno de los Tres Grandes Señores Oscuros, que los humanos y demonios, algún día cuando se enteren de la existencia del otro, aprendan a convivir juntos.

Kay llego a esta realización como cerro sus ojos y se mantuvo estático, a la vez que elevo su cosmos de color blanquecino, como este lo rodeaba y se expandía, alertando a algunos Ayashi que ya sea por instinto de repulsión, esquivaban su toque, debido a lo idéntico que su firma de energía era similar a la energía espiritual de los humanos. Un Ayashi, que eran un enorme licántropo de más dos metros. Armado con grandes y poderosas garras, y colmillos capaces de desgarra incluso metal. Se arriesgo, y dominado por el control mental del Rey del Inframundo y su propia e inherente sed de sangre, se arrojó contra el chico peli castaño rojizo, esperando desgarrarlo con sus garras y dientes. Pero Kay se mantuvo impasible, sintiéndole venir, ya que no importa si los licántropos eran la raza de Ayashi 'más veloz', para Kay que elevando su cosmos más allá de sus cinco sentidos e incluso el sexto, era como sentir al licántropo correr en cámara lenta hacia él. Por lo que a unos pocos centímetros de que las garras del licántropo estuvieran del rostro del chico, Kay se improvisó abrió los ojos haciendo destellar una enorme luz blanquecina de estos, haciendo coincidir con su propia firma de su aura cósmica, que 'golpeo' al licántropo y lo hizo expulsar varios metros hacia adelante, a la vez que el profería un grito.

"¡Khan!" Kay vocifero su técnica defensiva generando una energía esférica, casi impenetrable que rodea su cuerpo, protegiéndolo de cualquier ataque enemigo

Los Youkais se apartaban cegados por el brillo de la luz de la energía que desprendía Kay, pero siendo solo seres controlados, mucho no podían hacer ya que tenían sus órdenes clavadas en dentro de sus cabezas, de impedirle el paso al chico y atacarlo a cualquier lugar. No había espacios para dudas o pensar en nada más, sus voluntades dominadas y solo dejarse llevar por las ordenes en sus cabezas, por lo que todos, el más de medio centenar, haciendo elevar sus auras demoniacas de distintos colores, aunque la mayoría eran de un color oscuro; atacaron guiados por sus instintos naturales demoníacos, creyendo en la simple fuerza de sus números, fuerza sobrenatural y poderes demoniacos. Pero tal cosa era mínimo para alguien que podía elevar su poder más allá de los confines del cuerpo, mente y espíritu y ser uno con el Universo.

"¡Ohm!" Kay vocifera elevando su aura como junta sus manos en una casi posición de rezo frente a él, y extendiéndolas, uniendo sus dedos en unisonó como si estuviese sosteniendo una esfera potente de energía a partir de cosmos en el centro, como la energía iba acumulándose, en preparación para un ataque mayor

Algunos Ayashi se dieron cuenta de inmediato de a donde se dirigían, pero no tenían voluntad propia, por lo que aun en contra de sus instintos básicos de conservación, siguieron su camino hacia el chico, tratando de caerle una gran mayoría encima, pero esa fue su condenación cuando Kay hizo estallar la energía que ardía a partir del cosmos a su punto máximo, como grito el nombre de la siguiente técnica que desplegaba:

"¡Tenma Kōfuku! (Capitulación de los Demonios)" Kay vocifero como la potente energía cósmica blanquecina se liberó de entre sus manos aturdiendo a los demás Ayashi y siendo todos golpeados por el aura de luz centellante

Los alrededores al momento del impacto, comenzaron a sufrir una transformación. Todos los Youkais que habían sido golpeados a velocidad luz por el intenso brillo, comenzaron a observar a sus alrededores entre consternados y asustados, como imágenes que evocaban a paisajes celestiales e infernales de corte budista, con una enorme figura de flor de loto abriéndose sobre ellos, imágenes de ángeles que bajaban de los cielos que aturdían y hacían estremecer la naturaleza demoniaca de los Youkais, al sentir dentro de su ser, un intenso miedo y aversión ante tales manifestaciones. A sus pies habitaban una montaña de esqueletos de distintas formas, entre humanas, animales y algunas que recordaban a demonios. Haciendo que algunos Ayashi se resbalaran del miedo al sentir toda esta vorágine de poder espiritual y mental, atacar muy dentro de su ser, ya que se trataba de un ataque especifico en contra de la naturaleza de ellos, como explicaba el nombre del ataque, a la vez que se observaba a una mujer sentada en un caballo descender de los cielos, con su rostro cadavérico y empuñando una guadaña, lista para llevarlos a su rendición o capitulación justo como daba nombre a la técnica.

La mujer sentada en el cabello, solo se reía con una risa que en otras circunstancias se tornaría extasiada para cualquier otro ser, pero que para los Ayashi se podía sentir la malevolencia de la luz, que descendía sobre ellos para arrebatarlos de su existencia; luego la imagen de la mujer de la guadaña cambio, para transformarse en la de Kay con los brazos y piernas extendidos a sus costados y ojos cerrados, como su cuerpo emitía un brillo divino, que provocaba ceguera en los ojos de los seres de origen demoniaco, como absolutamente el más de medio centenar de estos fueron expulsados con gran fuerza como sentían la luz del ataque introducirse muy dentro de sus almas, a través del camino de sus mentes.

Cuando el efecto de la técnica termino, todos los Ayashi sin distinción yacían tendidos en el suelo en distintas posiciones. Vivos y respirando, pero inconscientes al recibir el poder de la técnica que daba origen a su absoluta derrota. Que, sin embargo, su portador había decidido no matarlos, sino que, gracias a sus efectos, la marca de la cruz en sus frentes que mostraba el símbolo del control mental por el poder oscuro canalizado del Inframundo, a través de su Rey, esa marca había desaparecido. Lo que marcaba el final de su control y el regreso de sus facultades mentales, y de sus propias voluntades. Aunque el efecto del impacto había sido tan fuerte, que los puso inconscientes, al despertarse regresarían a ser lo que habían sido antes de que fuesen sometidos por el poder del Mundo Infernal.

Por supuesto, aunque para los Ayashi todo había salido bien, no tanto así para quien los había liberado. Kay Namura cayo de rodillas, como comenzó a sudar profusamente y jadear, una vez que el efecto de la técnica se disipo. Habiendo elevado su cosmos más allá del séptimo sentido, había logrado la suficiente fuerza como para liberar a estos pobres Ayashi, sin necesidad de violencia o muerte. Claro, que las palabras del director, se tornaban ahora más ciertas que nunca al sentir una fatiga recorriendo por su cuerpo. Por suerte, no había sido tan fuerte, pero fue lo suficiente para hacerlo desplomar, se tomó unos minutos para recuperar la respiración normal, y normalizar su constante retumbar de su corazón. Al erguirse de nuevo en sus pies, Kay reconoció que, aunque había sido una imprudencia gastar una de las tres veces, en que podía elevar su cosmos al séptimo sentido, había valido la pena si había logrado liberar a estos Youkais de las garras del Rey Yakumo. Muchos de ellos eran 'seres inocentes' de sus naturalezas, como algunos eran estudiantes de esta escuela que habían venido por el sueño de poder vivir en el Mundo Humano, y algunos eran sus padres de familia. Ha conocido a muchos seres diferentes, con distintas naturalezas y pensamientos, por lo que no podría juzgarlos, más allá de que tambien debería juzgar a la humanidad por lo mismo. Y a eso no quiere llegar.

Tomándose un minuto para serenarse, Kay unió sus manos con sus dedos entrelazados, y elevándolos por encima de él, hizo descender la temperatura de la atmosfera circundante, congelando los árboles ardiendo y apagando los incendios cercanos a varios kilómetros a la redonda. Era algo que podía hacer con poco poder de todos modos, gracias a su habilidad en dominar las técnicas del Puño de Hielo. Después de bajar sus manos, y de exhalar aire, comenzó a moverse a paso rápido al lugar dónde se encontraba el túnel, estaba a menos de cinco minutos, por lo que decidiendo ahorrar energía, no corrió sino camino a paso rápido, a la vez que, dentro de su cabeza, ideaba planes sobre la mejor forma de lidiar con un ser que había escuchado de historias, de alguien a altura de Yakumo.

No sabía si funcionaria, pero ya tenía trazado la mejor manera de lidiar con aquel que fue una vez Rey de una versión del Infierno en este Universo. Al menos, esperaba que fuese suficiente, para poder acabar rápido, y redirigir sus esfuerzos en acabar con todo el fenómeno oscuro que plagaba este pequeño mundo, y que podría haber repercusiones en todos los demás mundos. Tenía que detener al Primordio y sus esfuerzos de penetrar en esta realidad. Tenía que hacerlo, aunque le costara tener que sacrificar y destruir este submundo… O su propia vida.

.

Yakumo se encontraba de pie en el camino que daba a la entrada a la extraña escuela que habitaba dentro de esta dimensión, a sus espaldas se encontraba el túnel, única entrada y salida conocida por donde se podría ingresar dentro de esta dimensión, apartada en el Mundo Humano. Por encima de la entrada del túnel, a varios kilómetros por encima de este, rozando la barrera invisible de la escuela que sostenía y protegía este pequeño mundo de interferencia externa, se encontraba la esfera de poder, introducida casi que a la mitad dentro de la barrera como si estuviese en una superficie liquida, como a partir de esta emitía la atmosfera oscura con el cielo oscurecido y los relámpagos que tronaban, desgarrando todo con vientos huracanados, como el poder oscuro que emitía fuera de este Universo, drenaba la energía demoniaca en qué consistía la Gran Barrera, mermándola poco a poco de su fuerza, y que poco faltaba para que la dimensión en donde se apoyaba este submundo, colapse y se estrelle de lleno en el Mundo Humano con la suficiente fuerza de quizas hacerle un hoyo al planeta entero.

Eso sin contar que había un plan secundario que consistía en realizar una proyección en el exterior, de la fuente del poder oscuro, el lugar de donde provenía la energía oscura de donde la esfera de poder sustraía sus fuerzas. Aunque ese plan secundario era desconocido de momento para sus enemigos, de seguro, ahora mismo en el Mundo Humano ya deben de haber conocido la vista de la proyección de la más pura oscuridad abyecta y malévola en persona. Una que, de seguro habrá inducido locura en la humanidad entera, muy para el gusto de Yakumo, quien no pudo evitar evocar una sonrisa siniestra ante tal pensamiento.

Pero aun a pesar de todos estos gustos, aún faltaba más algo más que lo deleitaría por completo. Si bien, se sentía aún más fuerte al haber ganado este poder, mucho más que cuando emprendió la guerra contra el Mundo Espiritual en el pasado, o cuando lucho contra el grupo de aquellos chicos aliados de Koenma. Si bien, aun se sentía ligeramente asqueado de que tenía que haber cedido parte de su voluntad a aquellos con quienes había formado su alianza en el pasado, debía de admitir que los beneficios eran mejores, y que, gracias a eso, tendría el gusto de sacarse aquella amargura que había tenido desde hace siglos. Amargura por aquellos seres a quienes culpo de haber perdido la guerra contra el Rey Enma y sus huestes del mundo de los espíritus. De esos malditos Centinelas. Podría al menos, cobrar revancha contra uno de esos en este día, y que, si bien sus sueños de que pudiera traer de regreso al Mundo Infernal no se cumplirían, al menos lograría destruir los tres mundos que conformaban esta realidad, y cobrar venganza contra todos aquellos, quienes fueron artífices de su derrota. Además, le debía a los Primigenios eso, debido a su alianza tan antigua que pensó que lo habrían ayudado cuando entro en guerra por primera vez, y que debido a su derrota y posterior expulsión a la fría oscuridad del espacio vacío que conformaban los límites entre Universos. Su alianza había pensado que había quedado rota después de eso, y que tras su segunda liberación ellos no habían ayudado, pero ahora se había dado cuenta que siempre había bailado entre sus hilos, siendo un instrumento todo el tiempo.

Debería de molestarlo, pero ya no le importaba. Cómo sentía la infusión de poder oscuro recorría su cuerpo, dotándolo de poderes y habilidades que nunca soñaría con haber poseído en vida. Quizas se había vuelto tan poderoso como los Youkais de Rango S del Mundo Demoniaco. Tendría que probarlo. Toda su antigua arrogancia de ser el Rey del Meikai parecía haberse esfumado, quizas sin denotarlo, lo había hecho más manipulable al control mental de la raza de los Primigenios, sin que si quiera se diera cuenta. No es como si pudiera resistirse o tener defensa alguna ante tales muestras de poderes casi divinos de estas criaturas, que existieron antes de la formación de este y todos los Universos juntos. A Yakumo en ese momento, no le importaba. Solo una cosa lo hacía, y estaba por saciarse ese deseo al sentir la presencia de quien había estado esperando, finalmente aparecer encima de la colina que daba de costado a la entrada del túnel de esta dimensión.

Al píe de la colina se encontraba nadie menos que a quien el depuesto rey estaba esperando, el Centinela. Kay Namura observaba desde lo alto de la colina hacia arriba, por encima del túnel en el cielo donde se alzaba la entrada a este mundo, identificando la fuente de las perturbaciones dentro del lugar. Aunque el cielo se encontraba oscuro y relampagueando, gracias a sus sentidos amplificados por su cosmos, podía sentir el punto donde se encontraba la esfera de poder, el lugar donde debía de estar la fuente que drenaba la energía que sostenía la Gran Barrera. Habiendo identificado el lugar, Kay sabía que no sería fácil deshacer el efecto aun si destruía la esfera, como bajando su mirada, su vista se posó en el antiguo Rey del Inframundo, a quien Kay observaba impasible, pero con una vena de frialdad al identificar al causante de todo esto. De un gran salto, Kay aterrizo en el camino de tierra que daba a la entrada del túnel, a unos casi diez metros de frente al antiguo Rey. Este le observo con una sonrisa socarrona, como fue el primero en hablar.

"Así que finalmente apareces, Centinela. Veo que esos esclavos sin mente que deje custodiando los alrededores fallaron, aunque no debería sorprenderme. ¿Los habrás eliminado? No me extraña si lo hiciste, a ustedes no les importan una mierda la vida de nosotros, los demonios, sus descendientes o quienes estan relacionados con ellos. Solo preocupados por sus malditos Ángeles celestiales y toda la mierda que pregonan. Pues bueno, veremos a ver como lidias conmigo, ya que tengo cuentas pendientes contigo y los de tu clase. Ahora que he ganado más poder del que tenía, no eres rival para mí y…"

Pero Kay no perdió el tiempo e hizo elevar su cosmos en ese momento, sorprendiendo a Yakumo. Su potente aura blanquecina hecha de cosmos arde, haciendo que el antiguo Rey del Inframundo, entrecierre los ojos debidos ante la brillantez de este despliegue de poder. Pensaba que iba a ser atacado, y se estaba preparando, cuando observó como el Centinela hacia algunos extraños movimientos con sus manos. Las manos de Kay adoptan una posición conocida en el budismo, como la posición de shakyamuni, como popularmente se llama Siddharta Gautama, en su camino tras alcanzar la iluminación. La mano derecha efectúa el abhaya-mudra, con esta mano levantada en palma hacia adelante que indica bendición, protección y confianza. Y la mano izquierda el varada-mudra, con esta mano en posición cerrada con los dedos hacia abajo apunta el devoto con la palma abierta. El cosmos acumulado en el medio de esta figura que asemejaba un antiguo recuerdo budista en el antiguo Rey del Inframundo, conocedor de muchas religiones y creencias que databan del Mundo Humano, por los diversos tipos de Ayashi que existían allí. El cosmos acumulado que asemejaba una esfera comenzó a expandirse e iluminando de más todos los alrededores, como este estallo después de que Kay pronunciara las siguientes palabras:

"¡Sei Samsara! (Transmigración de los Seis Senderos)" Kay vocifero como una explosión lumínica de aura a partir del cosmos de Kay se produjo, golpeando a Yakumo, que se sentía ser arrojado hacia atrás

Yakumo se sentía caer como sentía que su alma era arrancada de su cuerpo, y llevada lejos a planos astrales en otras dimensiones. Se podía escuchar una voz tranquila y en calma, que el antiguo Rey del Inframundo reconoció como la del Centinela:

"Ahora mismo tu alma que ha abandonado tu cuerpo, recorre los seis caminos que te llevaran a cada uno de las puertas de los seis infiernos que te tengo preparado para ti. Cada uno de ellos tan peligroso como el anterior, desde las llamas de los océanos de fuego del mundo infernal, hasta la podredumbre hambruna del mundo de los espíritus hambrientos. Pasando por el mundo de Asura, el de los guerreros, donde los antiguos pecadores que fueron guerreros en vida, desde demonios a seres humanos vagan por aquí, luchando y matando sin tener tregua ni fin. Al mundo de las bestias, un mundo prehistórico, donde te transformaras en una bestia tal cual viviste en una vida dejándose llevar solo por tus instintos más básicos, donde el fuerte devora al débil".

Varias imágenes etéreas rodean al 'cuerpo' que corresponde al alma de Yakumo, siendo arrastrada en una torrente de imágenes de los distintos infiernos que se le habían mencionado por el joven chico de cabello castaño rojizo; Yakumo quería replicar pero ya había denotado que no podía hablar, como su espíritu atravesaba las visiones al sentirse rodeado de las visiones de un Infierno clásico que muchos tenían la visión con demonios atormentando a seres humanos, y ríos de lava y fuego con sangre hirviendo a los cautos, seguido de otro mundo donde habitaban figuras cadavéricas con un hambre insaciable, con sus barrigas hinchadas y devorando a otros de sus semejantes en un hambre y desesperación que no parecían tener fin. De los últimos mundos mencionados como Asura con los guerreros, la mayoría humanos vistiendo distintas armaduras y vestimentas de distintas culturas y épocas, batiéndose a muerte hasta el fin de los tiempos, hasta el mundo de las bestias, donde bestias distintas desde dinosaurios prehistóricos, hasta bestias más modernas como mamíferos, se batían a duelo, matándose y devorándose el uno al otro en algo que no parecía tener fin. Cuando llegaba a los dos últimos que conformaban los seis senderos, la voz siguió hablando:

"Los siguientes senderos, son el camino al mundo de los humanos, donde existimos ahora mismo, un mundo donde los seres que lo habitan ceden a las tentaciones y al vicio, que conlleva al caos. Y el ultimo es el mundo o reino de los cielos, aunque sea considerado por muchos un 'paraíso', lo cierto es que, si no logras separarte de tus vicios, defectos y pecados, volverás a caer de nuevo en los otros infiernos si no logras mantener tu nivel espiritual limpio. Es el peor de los destinos para alguien como tú", Las palabras de Kay sonaron alrededor de Yakumo como si fuese un eco, como se veía rodeado de imágenes del plano terrenal del Mundo Humano, y de una versión con una enorme imagen de Buda sentado con su palma abierta hacia delante de forma horizontal en señal de ofrecimiento

Yakumo no soportaba el poder y aura divinos de la última imagen que lo rodeaba, debido a su naturaleza demoniaca; se sentía extrañamente débil, aunque el poder oscuro del Primordio lo respaldase. Fue cuando se sintió caer como un cometa lejos, un punto brillante en medio de un mar de oscuridad, sintiendo su cuerpo pesado y su mente perdiendo cada vez más la conciencia, como su ultimo pensamiento antes de la oscuridad, era que destino iba a ser el Infierno en el que va a caer, y cuanto tiempo le tomara dominarlo.

Después de eso fue nada. Solo oscuridad.

Kay Namura termino con la técnica, como hizo descender su aura hasta apagarse. Observo como el cuerpo de Yakumo, ya desprovisto de su alma y mente, caía pesadamente a tierra de frente, levantando un poco de polvo. El chico suspiro, como cerro sus ojos unos segundos. Esa técnica no costaba mucho desgaste ni una gran elevación de cosmos, no necesitaba alcanzar altos niveles para realizarla, por lo que no se sentía exhausto o que dentro de su cuerpo estuviese afectado. Aun así, no pudo evitar preguntarse si eso bastaba para detenerlo, siendo la representación de uno de los gobernantes de una versión del Infierno de este universo, no creía que uno solo de los infiernos que le mostro pudiera detenerlo, así que lo envió a todos desde el principio, esperando que si pudiese de alguna manera encontrar la salida de uno de ellos, inmediatamente caería en el siguiente, y así y así hasta que intente llegar al Mundo Humano, pero solo será un alma errante sin cuerpo físico ni poder alguno, hasta que no dure, hasta llegar al reino de los cielos, donde de inmediato seria encontrado no digno y arrojado de nuevo a los infiernos, donde se perpetuaría ese círculo vicioso.

Kay abrió sus ojos, como de inmediato prendió vuelo en dirección a la fuente donde se encontraba la denominada 'Esfera de Poder' que drenaba la energía demoniaca de la Gran Barrera, a la vez que embutía toda esta dimensión de las energías oscuras provenientes del Primordio. Debía de hacerlo rápido, antes de que las consistencias físicas y químicas que conformaban este submundo, comenzaran a cambiar para parecerse más a la materia que provenía del mundo hogar de los Primigenios. No quería que los árboles, arbustos o demás objetos 'vivos' y no inertes, cambiaran sus consistencias a monstruos mutados sin formas definidas sacados de una pesadilla, en 'formas' de Abominaciones de Eldritch.

Este universo no estaba preparado para eso, ninguno de los seres que conformaban estos mundos por más poder que tuvieran, si solo tuviesen la fortaleza mental y espiritual para resistir un embate de esas cosas. Decidiendo apresurarse, el chico peli castaño estallo su KI de forma baja, como se elevó volando en dirección hacia la fuente de todo esto, esperando que las cosas no empeoraran. Aunque su estimación, estaba lejos de la ahora realidad.

.

Al mismo tiempo que esto sucedía, en otro lugar, en las ruinas de la escuela.

Mientras sucedía todo lo anterior con el Centinela, en los restos de las ruinas del edificio de la escuela, se desarrollaba otra batalla, hace unos minutos el grupo se había separado para lidiar cada uno con sus propias batallas, para poner fin a los últimos resucitados del grupo de Yakumo. Yoko Kurama en su verdadera forma, aunque conservando la personalidad humana que se forjo en sus vivencias en el Mundo Humano, por lo que solo portaba el uniforme escolar estándar de la escuela, siendo el color de su cabello ahora plateado y ojos amarillos lo que habían cambiado físicamente. Eso y su poder tambien, que había aumentado hasta un límite que ninguno de los otros Youkais allí, excepto quizas el directo, podría alcanzar.

El hecho de que decidiera el mismo deshacerse de Yasha, no era algo extraño. Aunque esa decisión había molestado a la vampiresa Moka, pues ella quería personalmente deshacerse del sujeto en nombre de Yukari. Al final, le había dejado la tarea a Kurama, tras una corta conversación.

"¿Porque debería dejarte a ese maldito malnacido de Yasha? Le hare pagar por lo que le hizo a Yukari, puedo acabarlo en un instante, pero quiero hacerlo lentamente, desgarrarlo pieza por pieza; hare que desee el no haber nacido". Inner Moka hablaba con furia en sus ojos rojos carmesí que brillaban con una enorme ansia de sangre

Kurama se mantuvo imperturbable, no inmutado ante la sed de sangre de la vampiresa, como no tenia nada de que temer de ella, ya sea por su respeto por ella o su superioridad en poder. Igualmente, tenia vigilados a Yasha e Ishigami para que no escaparan, habiendo invocados plantas carnívoras demoniacas de gran tamaño que les cercaban todas las salidas, manteniéndolos en su posición rígidos, expectantes por conocer cual seria su destino a manos de ellos. Aunque se podía denotar que ambos temblaban, trataban de mantener eso al mínimo de su vista, pero Kurama con sus agudos sentidos de zorro demoniaco podía sentirlos sin necesidad de verlos.

"Lo sé. Para mí también sería muy fácil acabarlo en un instante, pero no quiero eso. Quiero que Yukari participe en esto". Kurama zanjo con un brillo en sus ojos y un tono de voz determinante que tomo por sorpresa a la vampiresa

"¿Qué?" la vampiresa pregunto desconcertada

"Sabes lo que somos Moka. Nuestra verdadera naturaleza, incluso a pesar de que ambos fuimos criados en el Mundo Humano por un tiempo, y haber adquirido ciertos rasgos de aquel mundo. Lo cierto es que no olvidamos de dónde venimos, y donde pertenecemos. En el mundo sobrenatural, y nuestras reglas y visiones del mundo difieren de la de los humanos. Incluso si tenemos esta escuela para ayudarnos a aclimatarnos y aprender como convivir con el ser humano en su mundo, esperando una convivencia mayor en paz en el futuro. Lo cierto, es que no debemos olvidar tampoco quienes somos y de donde venimos. Y eso incluye nuestra manera de cobrar las deudas, de desquitarnos con aquellos que nos han hecho mal. Aunque quizas eso se parezca más al rasgo primitivo natural humano, ellos han tratado de suprimir esa naturaleza violenta que nosotros aun intentamos, pese a que hemos creado una ´sociedad' mas rustica que la de ellos. Por ende, que quiero que Yukari pueda sentir el desahogo de esa venganza que, así como abrió hoy un capitulo de su vida, pueda cerrar otro, y seguir adelante abriendo mucho otros más", Kurama hizo una pausa para seguir hablando

"El futuro es posible para ella, su inteligencia e ingenio la llevaran lejos, pero eso no podrá ser si su inteligencia emocional queda atrofiada por esta tragedia. Mira el caso de Ruby cuando la conocieron por primera vez. Se necesito de muchos de nosotros para hacerla cambiar de opinión y sacarla de su letargo, alejándola de ese ambiente toxico de venganza en el que se encontraba. Su maestra tampoco ayudaba mucho a ese hecho. Ella era una bruja sola, y ellas de por si son bastante discriminadas en ambos mundos, por ende, de su primeriza naturaleza desconfiada al nunca haber tenido amigos o gente cercana fuera de sus padres muertos, y su maestra anciana y enferma de venganza. Yukari pasa por lo mismo de Ruby, pero a diferencia de Ruby, Yukari nos tiene a nosotros desde el principio. Ya sabes por donde voy".

Inner Moka no necesitaba que le dijeran más, entendió a Kurama y lo que quería hacer en ese momento. Sacar a Yukari de ese letargo doloroso en el que podría decaer y no salir de eso, no sin ayuda de varios de sus amigos y gente cercana. Y en este caso, eran ellos mismos. No le conocía demás amigos o familiares aparte de los padres de Yukari, según recordaba la chica peli plateada. Moka resoplo como se volteo, virando su mirada fría hacia la antigua maestra Ishigami, que de inmediato al ver y sentir la mirada de la vampiresa, un escalofrió recorrió su columna vertebral.

"De acuerdo Kurama. Encárgate de que esa maldita alimaña sufra lentamente, no le permitas morir fácilmente y permítele a Yukari dar el golpe final. Ella pertenece al mundo sobrenatural con nosotros, y en este mundo nosotros tenemos nuestras reglas. En nuestro mundo terminamos los conflictos con violencia, así que en este momento lo demostraremos, justo encima de las ruinas de la escuela donde se nos trato de enseñar otro modo de vida. Resulta irónico ese punto de vista, pero ahora es irrelevante", Moka paso a observar al resto de sus compañeros reunidos en los caídos e inconscientes Tsukune y su prima humana

Mayormente eran las Súcubos, Kurumu y su madre, las que se encontraban cuidando de los dos chicos, aunque Ruby tambien se encontraba con ellos, atendiéndolos y usando su magia para curarlos de sus heridas, entrándose en Tsukune, como Yukari a pesar de su dolor interno, se aguantaba en contener las lágrimas, mientras ayudaba a la prima de Tsukune a sanar de los efectos de las mordidas de la gorgona. Era una niña fuerte, eso pensaba Moka al verla. El licántropo Gin no se encontraba lejos, haciendo de guardia y escudo para las chicas, por si Ishigami, Yasha o algunos de sus esclavos sin mente intentaban algo contra ellos en esa posición vulnerable. La vampiresa viro su vista hacia el cielo negro, y frunció el ceño ante las nubes de relámpagos y truenos que surcaban los cielos, como fuertes vientos huracanados a lo lejos, parecían desgarrar arboles y arbustos del bosque, como desparramaba bastante tierra y polvo. No faltaría mucho para que empeorase y llegasen hasta su posición, pensó la chica peli plateada.

"Me preocupa la atmosfera de este lugar, es peor que cuando Hei invoco el Dragon Negro del Mundo Demoníaco aquí dentro. No sé qué está sucediendo, pero imagino que Kay y los demás se encuentran en el centro de todo esto. Quiero terminar rápido con esto, por lo que encárgame de Ishigami no será un problema, ya que ella me debe una deuda pasada", Moka hablo, recordando cuando ella fue una estudiante de la clase de arte de Ishigami, y casi se convierte en una de sus víctimas, "así podre ir a ayudarlos lo más rápido posible. Podre acabar esto rápido e irme, y tu podrás tomar el tiempo para Yukari. Me gustaría hacer más por ella, pero no hay tiempo ahora. Te dejare que te encargues de eso".

Ante un asentimiento sin emoción de Kurama, Moka se apartó y avanzó con pasos lentos hacia Ishigami, que se encontraba a unos cuantos metros por encima de los escombros de la escuela. Aunque la altura mayor no salvaría a la gorgona de la ira fría de la vampiresa. De un salto, Moka cayo en posición por encima de los escombros a una docena de metros del suelo, en una superficie plana que asemejaba a la terraza de la escuela del segundo piso. Ishigami se encontraba unos metros mas elevada, en una misma superficie plana que fue parte de la terraza de la escuela. Cerca se encontraba el campanario de la escuela demolido, con la figura del veleta de un murciélago con sus enormes alas puntiagudas de metal en su cima, es un dispositivo giratorio que consta de una placa que gira libremente, un señalador que indica la dirección del viento y una cruz horizontal que indica los puntos cardinales.

Moka observo impasible a la mujer, aunque una débil sonrisa se asomaba desde la comisura de sus labios, como la exmaestra de escuela, la observaba con una mirada fría pero que cuyo brillo en sus ojos, denotaban un enorme odio hacia ella por las deudas pasadas. Fue esta misma mujer, la que hablo primero:

"¿No es esta una vista hermosa, Moka-san? Lo que hice con el espejo de Lilith, mostrar la verdadera naturaleza que los monstruos llevamos dentro. Aunque el plan casi fracaso, mis nuevos aliados ayudaron a deshacerme de este lugar, pronto todo este lugar entero colapsara. Después de todo, la verdad de los monstruos no podía ser contenida. ¿Paz? ¿Convivencia? Solo palabras vacías, que al final cada monstruo que mostró reflejado en el espejo de Lilith mostro su verdadera forma. Por ende, que fue fácil para el antiguo Rey del Inframundo el lograr controlar sus mentes, sus almas estaban destinadas a ese lugar de todas maneras", Ishigami paso a virar su vista hacia la destrucción resultante y que aun continuaba

"¡Y es bello! ¡El más puro arte de la naturaleza sobrenatural! ¡Este es el arte que buscaba!" Ishigami exclamaba como poseída, alzando sus brazos al aire, y cerrando los ojos como si estuviese ante una obra de teatro magnífica

"Y eres bienvenida al estado perfecto… He estado esperándote durante mucho tiempo, Moka-san". Ishigami terminaba con una nota siniestra en su voz como viraba su vista hacia la vampiresa, quien parecía aburrida durante todo su discurso banal

"Uhm. ¿A mí? Ja… Con esas palabras tan dignas y poderosas… Y lo que tenias planeado al final, era un plan de venganza, ¿eh? Tanto problema, que incluso traes a esos monstruos resucitados del mismísimo Infierno para ponernos abajo, cuando sabes que no puedes sola. Realmente das lastima, Ishigami-sensei". Moka se burló como el fuerte viento ondeaba su largo y sedoso cabello plateado, erguida en una posición

"¿Venganza? No es eso… El día que fui vencida por Namura a causa de ti, vi tu belleza, y del porque el arriesgaría tanto por alguien como tú", Ishigami se destapo del trapo o turban que sostenía sobre su cabeza, dejando denotar su cabello rubio hecho de rastas, y una profunda cicatriz en su frente

"El día que fui vencida… Repasé las razones de Namura, mas aun después de ver tu verdadera forma en la batalla contra Kuyou y su Comisión de Seguridad Publica. Vi tu belleza…Y cuanta más envidia me daba, más llegué a odiarte. Porque no me hizo más que admirarte más". Ishigami paso a observarla con sus ojos tan abiertos que parecían querer salir de la cuenca de sus ojos, como venas se dejaban entrever que surcaban por el rostro de la mujer, dándola una expresión de locura psicopática

"Te quiero… Quiero poseerte para poder destruirte. Con mis propias manos… Se siente tan bien. Me siento como una de esas chicas novatas que entra por primera vez en los ríos del amor", Ishigami continuaba en una expresión loca como apretaba su puño derecho con fuerza, casi sacándose sangre

"Uhm… Lo siento. Pero no estoy interesada en ese tipo de cosas", Moka le respondió con una falsa condescendencia y un dejo de desdén, mientras la observaba con expresión altiva, "basta de decir mas estupideces. Ya no tienes el espejo de Lilith, y no tienes mas aliados que te puedan ayudar. No te resistas, y talvez, solo talvez, te perdone la vida, aunque no te dejare indemne".

La antigua maestra de escuela solo se rio por lo bajo, como paso a responderle de forma socarrona, "Jaja… Se paciente, Moka-san. Antes quiero preguntarte algo, ¿no te has dado cuenta en todo este tiempo que tu cuerpo esta experimentando cambios?"

Moka solo frunció el ceño ante esto, denotando contrariada, "¿Qué? ¿De qué diablos estás hablando?"

Pero Ishigami solo dio una sonrisa perversa, como en un segundo se movió tan rápido que pareció desaparecer del área, sobresaltando a Moka, que no se esperaba eso. Pero antes de que pudiera expresar algo más, una voz siniestra se escuchó detrás de ella:

"Si aun no te has dado cuenta, entonces ya eres mía, Akashiya Moka", Ishigami declaro a espaldas de Moka, como con sus manos sujetaba y acariciaba una parte del cabello peli plateado de la susodicha chica, tomándola por sorpresa

"¡¿Qué?!" Moka expreso sorprendida como trato de reaccionar rápido

'¿Cuándo es que ella se ha trasladado detrás de mi en un abrir y cerrar de ojos? Ni siquiera pude sentir su Youki emerger', Eran los pensamientos contrariados de la vampiresa como intento defenderse, pero fue tarde

"Tú sabes que puedo petrificar a la gente, ¿verdad? Usare el veneno de mis serpientes y petrificare tu vida", Ishigami hablo como las rastas de su cabello se transformaron en monstruosas serpientes con grandes colmillos que chillaban

Una de estas serpientes, logro atrapar con una gran mordida a Moka en su antebrazo izquierdo, ya que lo había usado como escudo para evitar ser mordida en la garganta u otra zona vital. Chorros de sangre salieron disparados de la herida, producida por los filosos dientes de la criatura, como Moka se mordía los labios, ahogándose un grito de dolor. Aunque aun si gritara, nadie podía ayudarla ahora mismo… ¿O tal vez no?

Unos minutos antes, con Kurama y el resto.

Después de que Moka se alejara para lidiar con Ishigami, Kurama se acercó hasta los demás chicos y chicas reunidos, como después de que Ruby terminase con su trabajo de curar a Tsukune, la insto a formar un plan de con ella, para lidia con Yasha, y en ese plan se encontraba incluir a Yukari, muy para renuencia de Ruby.

"No sé, Kurama. Yukari-chan ha pasado por mucho en poco tiempo, no sé si sea la mejor idea incluirla en esto…" Ruby decía en voz baja como se encontraba a solos unos metros separada del resto de chico con Kurama, mientras Yukari lidiaba con curar a la prima de Tsukune

"Lo sé, Ruby. Pero es necesario para la niña, se que crees que es como tu caso, pero en Yukari es necesario para que, a diferencia de ti, ella pueda salir de su letargo, que se de cuenta que tiene apoyo y ayuda, y no decaiga en sentimientos negativos que la consuman, como casi sucedió contigo". Kurama le instaba en igual voz baja, sabiendo que quería mantener la conversación baja

Ruby estaba pensando en que responder, cuando fue interrumpida por una pequeña voz conocida, "por favor, ustedes dos. No decidan por mí. Yo lo hare".

Ruby se sobresalto al voltearse y descubrir que Yukari ya había terminado con su proceso de curación mágica a la prima de Tsukune, y se había erguido y escuchado su conversación; por supuesto, que Kurama la había sentido, pero había decidido no interferir, pues quería que ella escucharse y tomase su propia decisión. Yukari siempre había sido una niña inteligente y lista, Kurama sabía que necesitaba poco para mantener una inteligencia emocional fuerte, incluso ahora la pequeña brujita trataba de lidiar con el dolor de su propia perdida, pero eso no la dejaba lo suficientemente desprovista de voluntad para ayudar a la prima de Tsukune, que era humana. Incluso si hasta hace poco ella discriminaba y no le gustaban estos mismos. Cuanto ha crecido ella en poco tiempo, y aun tiene las oportunidades de seguir haciéndolo. Kurama quería ayudar en este proceso, por lo que le hablo refiriéndose a ella, como una adulta en lugar de como una niña:

"Yukari, no te detendré, si quieres ayudar en la caída del sujeto que mato a tus padres, bien te apoyare. Somos Ayashi, esta en nuestra naturaleza, y a pesar de todo el tiempo que he vivido en el Mundo Humano, he aprendido que incluso los seres humanos tambien desean retribución cuando el daño hecho por el mal se les ha hecho. No esta mal sentir querer retribución, y no te diré lo contrario. Solo que, a partir de ahora, nunca estarás sola, pues nos tienes a todos nosotros ahora. Nunca te abandonaremos, Yukari. Esa es mi palabra".

Las palabras de Kurama, resonaron dentro de Yukari, la cual tuvo que restregarse los ojos, para evitar la caída de más lágrimas, pues no había tiempo para eso. Ante un asentimiento en el rostro con expresión determinante de parte de la joven brujita, y a una expresión resignada de Ruby, Kurama con un ademan de su mano, insto a que Gin se acercara, y entre los cuatro comenzaron a planear como se llevaría a cabo la siguiente batalla, para darle fin de una vez y por todas.

Mientras sucedía todo esto con Kurama y los demás chicos, con Kurumu y su madre Ageha se encontraban vigilando a los inconscientes Tsukune y su prima, tras haber sido curados y revertidos de la transformación en piedra, gracias a la magia de Ruby y Yukari. Kurumu sostenía la cabeza de Tsukune en su regazo, como acariciaba suavemente sus cabellos de color marrón. Ageha veía a su hija, con expresión triste, pero tambien alegre por su hija, feliz porque ella haya encontrado a su 'Único Destinado', quien la haría feliz, que es el destino de todas las Súcubos. Aunque ella misma nunca podido encontrar el suyo propio, estaba feliz de que su descendiente haya podido hacerlo.

Fue en eso, que ante un jadeo de parte de Tsukune, quien se encontraba recuperando la conciencia, Kurumu le instaba suaves susurros para que no esforzara ante en su condición, pese a ser recién curado, su cuerpo aun se encontraba débil, debido a la anterior perdida de sangre, producto de sus heridas. Tsukune se levantó, tratando de erguirse ayudado por Kurumu, pero aun permaneciendo sentado en el suelo un poco polvoriento de tierra, aunque un poco alejado de la pila de escombros de los restos del edificio principal.

"¿Qué sucedió…? Kurumu-san…" Tsukune pregunto con una mano en su cabeza, ante el dolor de esta, como intentaba adaptar su visión tras recuperar la conciencia

"Debes descansar Tsukune. Perdiste mucha sangre, Kurama, Moka y las demás estan encargándose de los demás enemigos que quedan", Kurumu menciono, un tanto preocupada por el chico, como tenían una mano en su espalda haciéndole masajes para tranquilizarlo

"Kyou-chan… ¡¿Dónde está mi prima?!" Tsukune recordó mientras observaba a todos lados desesperado

"Ella esta bien, Tsukune. Mira", Kurumu insto al costado derecho suyo, oculta a la vista del chico, descansaba la prima de Tsukune, Kyoko Aono, ante la atenta mirada de la madre de Kurumu sentada a su otro costado, quien por el momento su carácter jovial y alegremente seductor estaba 'apagado'

"Kyou-chan…" Tsukune dijo en un tono de voz bajo y triste, como se acercó arrastrándose hasta su prima, todo ante la atenta mirada de Kurumu, quien no despegaba su vista de el

"Ella estará bien, igual que tú. Por suerte, Ruby y Yukari conocen de una buena magia, lo suficientemente poderosa para deshacer los efectos de conversión en piedra, causada por las mordeduras de las serpientes de una gorgona. Bastante genios para las dos brujas, ¿no es así?" Kurumu intento aligerar el ambiente, pero viendo la expresión compungida de Tsukune, decidió que mejor no lo intentaba

Tsukune no pudo mas que agarrar una de las manos de su prima y apretarla, como intentaba calmar el enorme pozo de tristeza e ira que sentía querer estallar. Una ira dirigida hacia el mismo, porque una vez más, demostrar que no tiene la fuerza de salvar a quienes mas ama. Sentía decepción hacia sí mismo, su prima siempre ha estado ahí para ayudarlo, y justo cuando es el momento de retribuirle todo lo que había hecho por él, termina lastimándola y no pudiendo hacer nada, excepto salir herido también.

"Soy tan inútil, mi prima… Kyou-chan. Esto es mi culpa, debí protegerla. Ishigami me reto a que la protegiera si podría golpearla una sola vez, y ni eso pude hacer, yo…" Tsukune se atragantaba como ya no podía contener el flujo de lágrimas, dejándolas surcar por sus mejillas

Kurumu intento consolarlo lo mas que pudo, abrazándose a su espalda, con su cabeza apoyada en él, y sus brazos rodeándolo, tratando de hacerle sentir su presencia y consuelo lo mejor que podía.

"Seca esas lágrimas, Tsukune. No es momento de decaer, sino de levantarse para seguir luchando", esas palabras que parecieron salir de la nada, tomaron por sorpresa a Tsukune y Kurumu, que de inmediato alzaron sus miradas hacían donde procedían

Provenían de Mizore Shirayuki, quien regresaba sosteniendo del brazo derecho a un costado suyo a un inconsciente Hei, ayudada por su madre Tsurara, quien sostenía al chico peli azul del otro lado. Mas atrás, podían denotar al chofer del autobús, cargando de costado a un igualmente inconsciente director de la escuela, Tenmei Mikogami.

"Mizore-chan…" Tsukune habla en tono bajo, pero igualmente aliviado de verla a salvo

"Aquí madre", Mizore insto a su madre a acercarse un poco mas a los chicos, como procedían a acostar a Hei de espaldas al suelo con cuidado, sentándose ambas tambien de rodillas al suelo

Después de hacerlo, y que Mizore acariciase los cabellos del chico con suavidad y cuidado en su inconciencia, y que el chofer del autobús procediera a hacer lo mismo con el inconsciente director de escuela, acostándolo a un costado de ellos; Mizore poso su mirada de ojos azul claros con un tinte de purpura en ambos chicos, aunque no pareció recelosa de la próxima cercanía que había entre Tsukune y Kurumu, ella decidió dejar eso de lado para ir a lo mas importante.

"Ahora mismo, debemos levantarnos y luchar. Kurama y los demás se estan encargando de ese tipo, y Moka esta teniendo problemas con Ishigami. Debemos ayudarla ahora mismo, o definitivamente perderá esa pelea y su vida", Mizore declaro como si fuese un hecho

"¿Qué? ¿de que estas hablando, Mizore? ¿Moka perder ante Ishigami? No puedes ser…" Kurumu interrogo bastante escéptica, pero Mizore la interrumpió ya que sentía que no había tiempo

"Como me explico el chofer del autobús, el poder de Moka exhibe no es ilimitado, tarde o temprano, este se agotará, y eso es porque hay una serie de razones para ello", Mizore explico como se volteo al chofer del autobús a su costado, tambien de rodillas, en vigilancia al director acostado en el suelo

"Lo que ella dice tal cual explique, es cierto", el chofer hizo una pausa para casarse su habano y echar una calada antes de exhalar el humo de este, como poso su rostro extrañamente a oscuras en sombras, solo siendo visibles sus brillantes ojos blancos como luces, "y eso es algo que me ha explicado el director anteriormente, tiene que ver con el sellado del rosario de la chica. Si no se dan prisa en ir a ayudarla, puede que el efecto del sello regrese y ella termine sin el suficiente poder como para defenderse".

Tsukune termino de escuchar como solo tenía una mirada seria, pero determinante en su rostro cuando se levantó, y viro su mirada a las dos chicas, Kurumu y Mizore, implorándoles en silencio su ayuda. Estas dos, aunque consternadas, asintieron al sentir la fuerza interna de Tsukune, a pesar de que se preocupaban por él, entendían cuando era el momento de ayudar, levantarse y pelear; solo necesitaron una mirada a sus respectivas madres, para hacerles saber que irían a luchar, y que estas mismas respondieran de igual modo a sus respectivas hijas con un asentimiento, pues estas como Ayashi entendían muy bien lo que tenían que hacer por sí mismas, para ayudar a quien ellas pensaban que era el chico que deseaban, lo que es algo primordial en sus culturas y en sus razas, lo que eso las diferenciaba de los seres humanos. Quizas Tsukune no era lo suficientemente fuerte para ayudar a Moka, pero este se aseguraría de que tuviese la suficiente ayuda para hacerlo, y demostraría a Ishigami que no era el chico débil que ella pensó que era.

Al mismo tiempo que esta conversación entre Tsukune y los demás se daba, las cosas no iban bien para Moka, la cual tenia serios problemas en esquivar las serpientes que formaban parte del cabello de gorgona de la antigua maestra de arte, Hitomi Ishigami. Los cuales estos parecían extenderse más allá del límite del cabello de Ishigami, y abarcar más de una docena de metros, alcanzando a la vampiresa, la cual intentaba cubrirse inútilmente, como una de las serpientes logro rozarla con sus colmillos al costado derecho de su cuello, la cual la hizo gruñir con dolor e ira, como seguía esquivando las muchas mas de una docena de esas serpientes, cómo estas destrozaban los escombros que las separaban en el camino, mientras Moka trataba de apoyarse inútilmente en una superficie plana encima de los restos de estos.

Fue cuando se estabilizo en una superficie lo suficientemente plana, que se asemejaba a los restos del antiguo tejado del segundo piso del edificio principal de la escuela, aunque derruido en su mayor parte, contenía la suficiente distancia de la gorgona, y una superficie lo suficientemente estable como apoyarse, como Moka se erguía de rodillas en la estructura, jadeando y tratando de recuperar aire de lo exhausta que extrañamente se sentía. Podía denotar que, por el rabillo de su ojo que, en su cuello a su costado derecho, la conversión a piedra estaba comenzando lentamente, producto de las mordidas de las serpientes controladas por la gorgona. Su brazo izquierdo lo sentía ya entumecido por la anterior mordida, aunque aún no se había convertido en piedra, ya lo sentía rígido y con pequeños brotes de una textura parecida a piedra o cemento, comenzaban a emerger de la piel de este.

"Hey. Esto es peligroso, Moka… Deberías vigilar bien tus espaldas", Ishigami profirió crípticamente

Fue cuando Moka sintió presencias detrás de ella, mientras esquivaba las serpientes, al darse vuelta vio a criaturas parecidas a quimeras, salir de entre los restos de los escombros de la escuela, como procedían a atacarla, y ella no pudo hacer nada debido a haber sido tomada por sorpresa.

"Estos son mis siervos. Quimeras creadas especialmente para este momento, y que estuviesen a mis ordenes y no de Yakumo ni nadie más. Los he traído inadvertidamente para asegurarme de que no escapes". Ishigami profirió con una mueca de maldad como a la orden, estas quimeras entrecruzadas de distintas especies y razas de Ayashi, comenzaron a atacar a la vampiresa

Moka no pudo hacer nada, mas que defenderse ante los rápidos y brutales ataques de las quimeras, que la atacaba desde distintas direcciones, provocándoles sendos golpes y rasguños que le sacaban sangre y moretones, y le provocaban escupir sangre tambien.

'Hugh… Algo va mal. No es que Ishigami o sus bestias sean mas rápidas… Soy yo la que me he vuelto la mas lenta. Como puede ser que no pueda evitar los ataques de estas insignificantes criaturas…' Eran los pensamientos de la vampiresa cómo fue empujada hacia las ultimas rejas metálicas que seguían en pie y formaban lo que había sido la azotea anteriormente

Las serpientes del cabello de Ishigami, se enrollaron en los brazos de la chica peli plateada y en sus piernas, anclándola en las rejas metálicas en una pose que simulaba a una de crucifixión. Ishigami se sentía victoriosa, sonriendo y acercándose hasta la chica, como sus quimeras los rodeaban. Algunas de estos tenían formas asemejaban a cruces entre animales y Ayashi, cómo un águila y una serpiente, o una especie de mono y león. Tal vista hubiera sorprendido a cualquiera, excepto a quienes tenían conocimientos de estos como los Ayashi, en especial de la chica de cabellos plateados, que estaba apresada tal cual, en las rejas, sometida por las serpientes de Ishigami que la mantenían inmóvil de sus extremidades; aunque tambien un enorme cansancio la sobrepasaba, lo que la extrañaba.

'Mi cuerpo se siente muy pesado… No puedo casi respirar. Porque… Que voy a hacer…' Eran los pensamientos de Moka, como inhalaba y exhalaba aire repetidamente

"Oya. Oya. ¿Porque estas actuando de la misma manera tan dócil que tu otra yo? Dime Moka-san, ¿Qué ocurre con la fuerza de la que presumes?" Ishigami sonríe victoriosa como le señalaba con su dedo índice derecho hacia la fuente del problema, el rosario de Moka que sostenía de su cuello

Moka se dio cuenta al ver su rosario, y darse cuenta del porqué de su condición actual, "Ya veo. Es el rosario el que está restringiendo mis poderes".

"Correcto. Los poderes de sellado del rosario han regresado", Ishigami sonreía de oreja a oreja, con una sonrisa que mostraba sus horribles dientes afilados y una sonrisa demente justo como el brillo de sus ojos maliciosos, "aunque el espejo de Lilith te haya despertado, no te han quitado el rosario. Y eso significa que una vez más, el rosario sellara tus poderes. Los efectos del espejo se desvanecerán como en el pasado. ¡Desde el comienzo, el propósito del espejo era aislarte! ¡Separarte de tus amigos y de tus poderes vampíricos! ¡Aunque tardo mucho y peleaste derrotando a cuanto enviado del Infierno que tu regresaste a la muerte! ¡Al final fue mi propio plan el que te derroto! ¡A un vampiro! ¡De las razas mas fuertes de Youkais!"

Mientras Ishigami seguía en su diatriba, Moka solo cerro los ojos como trataba de recuperar la normalidad de su respiración.

"Por eso necesito… Necesitaba el espejo de Lilith", Moka comenzó a hablar, ganándose la atención de la gorgona enloquecida, como la chica peli plateada no podía más que esa situación de gran derrota, derramar todo lo que la aquejaba, quizas en un ultimo intento de lidiar con sus emociones burbujeantes, "estoy siempre dependido de Kay y de los otros. Siempre ayudándome. Siempre salvándome. Eso siempre me hizo sentir vulnerable, el depender de alguien para ser capaz de luchar. Yo misma estuve a punto de matar a Kay, o lastimar a mis demás amigos varias veces… Pensé que con ese espejo podría ayudarme a luchar sola e individual. Tener la fuerza para ya no estar sola, para no depender de nadie mas y poder ayudar a quienes me necesitan. A mis amigos, pero, sobre todo, por el bien de él".

Moka terminaba de decir, como apretaba sus manos en puños, con la poca fuerza que poseía que no podía zafarse del agarre del enrollamiento de las serpientes. Sus labios apretados y su mirada con sus impactantes y hermosos ojos rojos carmesí, observándola con determinación, como si su mirada pudiese traspasarla. Ishigami sonreía lánguidamente ante esto, como interiormente se burlaba de la chica.

'No me digas… ¿Se refiere a Namura? Debe de serlo cuando menciono a "el". Oh, Akashiya, ya veo. Todo lo que hiciste hasta aquí, no fue solo por los otros, sino por él. Ya veo, ya veo'. Eran los pensamientos de Ishigami, como se burlaba de la chica

"No tiene sentido lo que dices… ¿Lo hiciste por el bien de ese chico? ¿Qué beneficios te reporta a ti? Una vampiresa de una de las razas mas poderosas de Youkais… A no ser que lo veas como comida o para ayudarte a sacarte ese rosario de encima… De cualquier modo, no importa", Ishigami ordeno al resto de serpientes de su cabeza a elevarse por encima, preparadas a su orden para dar el golpe final a la chica peli plateada

"Si es por mí, cuando te conviertas en una artística estatua… ¡Seré capaz de admirar tu encantadora belleza todas las noches!" Ishigami vocifero como ordeno a las serpientes atacar

Pero en eso se escuchó el sonido de una especie de aleteo, como una voz femenina fuerte se hizo escuchar, llamando la atención y deteniendo el ataque:

"¡¿Qué es eso que escuchamos, Moka?! ¡Si es así la cosa, sólo tienes que venir a nosotros a pedirnos ayuda!"

"¡¿Qué?! ¡Ustedes son…!" Ishigami no podía creer cuando elevo su vista al cielo e identifico a los causantes del sonido

Era nadie menos que Kurumu en su verdadera forma de Súcubo, con sus enormes alas parecidas a murciélagos sobresaliendo de su espalda y su larga cola puntiaguda. Ella cargaba en sus brazos a Mizore, transformada tambien a su verdadera forma de Yuki-Onna, con sus manos convertidas en enormes garras hechas de hielo, lo mismo que parte de su cabello.

"¡Realmente eres alguien que ha nacido con una gran boca, Moka!" Kurumu vocifero con altivez, para desconcierto y sorpresa de la vampiresa

Las quimeras tomaron noción de la aparición de los nuevos enemigos, y ya se estaban preparando para atacar, solo faltaba la orden de su ama, que aun no salía de su desconcierto.

"Ustedes… ¿Por qué han venido? ¡No necesitaba ayuda! ¡Si me escucharon, entonces sabían que quería hacerlo sola! ¿Por qué entonces…?" Moka les vocifero enojada por este cambio de eventos, y que ellas hayan decidido involucrarse en el peligro por ella, era un contraste anterior cuando ella hacia lo mismo por ellas, aunque de forma inconsciente y no era algo que esperaba retribución

Pero no hubo tiempo de responder, como Ishigami volviendo de su letargo, reacciono ordenando a sus quimeras, "¡No les permitan acercarse! ¡Mátenlas! Puf. ¡No piensen que les devolveré a Moka!"

Kurumu y Mizore se prepararon, como la Súcubo arrojo a la Yuki-Onna casi que literal a la manada de quimeras, como esta procedía a congelarlas en cubos de hielo al contacto de sus garras, y lanzando kunais, lanzas y estacas de hielo a las que intentaban acercársele por detrás. Kurumu simplemente paso directamente a través de la manada de criaturas entrecruzadas, abriéndose camino cortándolas y despedazándolas con sus garras, que podían cortar desde arboles hasta superficies duras como metal. Las quimeras no eran rivales para estas dos, como en cuestión de segundos, todos cayeron entre los escombros, congelados o despedazados por las dos Ayashi.

"Uff. Tal parece que el entrenamiento cuerpo a cuerpo con ese pervertido de Ginei Morioka, resulto bastante fructífero, ¿no crees, mi buen amiga mujer de las nieves?" Kurumu hablo con sus ojos observando sus dedos ensangrentados tras la pelea

"No podría haberlo dicho mejor, amiga Súcubo. Ese Gin será un lobo pervertido, que no cesaba de intentar manosearnos en los entrenamientos, pero estos aun dieron sus frutos. Heh, y la ironía es que queríamos ser tan buenas en la lucha cuerpo a cuerpo como Inner Moka, para que no tuviésemos que depender de ella, y así un día, cerrarle la boca. Y creo que lo hicimos", Mizore hablo de una forma bastante sarcástica, un tanto opuesto a su usual personalidad pero que solo demostraba el cambio que ha venido teniendo desde que forma parte de un grupo de amigos

Tanto Moka como Ishigami estaban anonadadas y sin habla, y esto es algo que fue para mucha satisfacción de las dos chicas, que por una vez dejaron callada e impresionada a la vampiresa. Ahora ya no podría menospreciarlas más, aunque había visto tintes de la evolución de estas dos durante el transcurso del tiempo, nunca pensó que llegarían tan lejos, debía de admitir.

Fue en eso que se escuchó otro aleteo que provenía de detrás de Moka, la susodicha chica viro su cabeza para observar y sorprenderse, ya que se trataba de la madre de Kurumu, cuyo nombre no recordaba, pero que en sus brazos cargaba a nadie menos que Tsukune, cosa que la sorprendió aún más, ya que creía que Tsukune estaba convaleciente. La Súcubo mayor de nombre Ageha, a la orden del chico, lo arrojo con fuerza directo hacia una anonadada Ishigami quien no podría creer que el chico humano, débil y patético que ella dejo gravemente herido hace unos momentos regresará para retarla; fue ese pensamiento lo que no se registro cuando el chico choco contra ella con fuerza, chocando su cabeza en su bajo abdomen, sacándole al aire y provocando que ella se derrumbara en caída libre bajo los escombros del edificio, como Tsukune caía con fuerza en los restos de lo que fue la azotea en una zona aun estable. Aunque su choque remeció el polvo y provoco un gemido de dolor del chico, que aún se encontraba débil por sus anteriores heridas.

"Tsukune… Tambien tu…" Moka menos podía creer esto, como observaba al chico humano, que ella consideraba aún más débil y con necesidad de protección, levantarse a duras penas

Kurumu se acercó a él, para ayudarle a apoyarse en ella, como el chico le instaba a caminar cojeando hasta Moka. Ella aún seguía sostenida con fuerza en las barandillas de rejas metálicas, por las serpientes de Ishigami, que no habían sido cortadas aun con la caída de la gorgona que las controlaba, sino como de debajo de los escombros había movimiento, denotando que la Medusa aun no había sido derrotada, ya que las serpientes aún seguían activas y aseguraban mas su agarre en las extremidades de la vampiresa, como su longitud era tan grande, aun si la gorgona se encontraba a mas de una docena de metros bajo escombros, tenían que darse prisa.

"Ustedes…" Moka solo les hablo en un tono bajo extraño, como si aun no supiera bien qué tipo de emoción debía de sentir

No había tiempo de mas charlas, como Tsukune se acerco hasta ella apoyado en Kurumu de costado derecho, y ante el sonido de los escombros que se estaban desmoronando en el lugar donde cayo Ishigami, denotando que ella aún seguía indemne, Moka solo se volvió al chico y decidiendo probar por primera vez si funcionaria, le pidió a Tsukune que removiera el rosario de su cuello. El chico peli marrón aun no estaba convencido, pero debido al tono urgente de Moka, accedió rápidamente y sosteniendo del rosario con su mano izquierda libre, jalo con todas sus fuerzas.

No paso nada. El rosario seguía en su lugar, inamovible y sellando los poderes de la vampiresa.

"Entonces es verdad, solo Kay puede remover el rosario. Maldición…" Moka escupió como se dio cuenta que nadie mas que aquel chico por el que sentía sentimientos mixtos, podía remover el sello del rosario de su gargantilla

Ni Tsukune ni Kurumu dijeron nada como se dieron cuenta de las implicaciones de esto, ni Mizore que observaba un poco mas apartada. Fue cuando una explosión de energía demoniaca alerto de la presencia de la gorgona Ishigami Hitomi, que se había elevado de entre lo escombros y regresado a su posición firme entre los restos de la azotea, lanzadle dagas de muerta con su mirada a las chicas, pero en especial, al chico humano Aono Tsukune, por quien sentía un odio especial. El susodicho chico solo tembló al ver la mirada asesina de Ishigami, profiriéndole en su dirección, y escalofríos recorrieron su cuerpo al pensar en como la había enojado, pero aun se mantuvo firme en su lugar, por sus amigas.

"¡Tu! ¡Maldito insecto! ¡Humano insignificante y criatura miserable! ¡¿Cómo te atreviste a…?!" Ishigami vociferaba tan rabiosa que parecía querer expulsar espuma por la boca

"¡Eso fue por lo que le hiciste a mi prima, Ishigami-sensei! ¡Al final si logre tocarte y llegar hasta ti! ¡¿No era eso lo que pedias?!" Tsukune le vocifero de igual forma, una parte aterrada pero la otra bastante enojada por la situación de su prima Kyoko que resultó herida por causa suya, al menos esto era un buen desquite

Ishigami se enojo aun mas ante las palabras de Tsukune, y ya estaba por atacar, como las serpientes restantes de su cabellera se convulsionaban como si estuviesen en un enjambre por encima de su cabeza, listas para atacar todas a la vez, cuando una nueva voz hizo llamar la atención de todas, al resultar familiar:

"¡Todos! ¡Atentos! ¡Tsukune! ¡Atrápalo!" Grito una voz como todos viraron en su dirección e identificaron la fuente

"¡Kurama!" Kurumu grito en una mezcla entre sorprendida y feliz al reconocer al chico peli plateado que fue reconocible para ella y Moka, excepto Mizore y Tsukune que quedaron sorprendidos por la vista de su 'nueva' apariencia, ya que no habían tenido tiempo de verlo en esa forma, aunque reconocieron su voz

Kurama que se encontraba encima de unos escombros más elevados, solo asintió con una sonrisa baja, cuando en su mano derecha dejo ver un especial objeto que llamo la atención de todos al reconocerlos. Era el espejo de Lilith. Ese que Kurama tomo tras el incidente menor con la pequeña hada, antes de que los resucitados del Infierno e Ishigami aparecieran. Ante una señal de Kurama con su mano libre a Tsukune, quien de inmediato se despabilo, Kurama le arrojo el espejo con una velocidad lo suficientemente moderada, como que el chico lo atrapase y así fue.

"¿Pero… cómo?" Ishigami se preguntaba, con su furia y enojo ya apagados al ver a Kurama, y sudar frio al encontrarse ante alguien superior a ella, eso significaba una cosa

"Yasha esta muerto, Ishigami. No te que quedan aliados ahora, y pronto seguirás tu. Yo mismo podría encargarme de ti, pero decidí dejarle el lugar a Moka, que mas se merece su desquite contigo", Kurama le comentó en un tono tan frio, que le hizo sentir escalofríos por la piel a Ishigami

Unos minutos atrás, con Kurama y el resto del grupo contra Yasha.

Yasha sabia que se encontraba rodeado y perdido, cuando sintió a los chicos moviéndose en torno a él. Las enormes plantas carnívoras no le permitirían escapar ni encontrar salida, y ni siquiera tenia pensando luchar a través de ellas, no era tan tonto como para ver el liquido que secretaban de sus enormes bocas llenas de afilados dientes, que era parecido al acido caer al suelo de tierra, y básicamente corroerlo. Pelear con esas plantas no era una opción. Por lo que, virando su vista a los chicos, al menos pensaba tener una oportunidad.

Reconoció al licántropo y a las dos brujas, pero toda esperanza se evaporo al reconocer a Yoko Kurama. No necesitaba ser un genio para saber quien era el, mas aun que recordaba que el hizo parte del grupo que originalmente lo derroto hace años. Aunque ahora se demostraba su verdadera forma con pelo blanco casi plateado, y cuyas historias se contaban entre los tres mundos. En ese momento, supo que no tenia oportunidad alguna, y solo le quedaba dar una buena ultima pelea.

"Ha pasado un tiempo, Yasha", Kurama le hablaba en un tono mortal y frio, que le enviaba escalofríos recorriendo su cuerpo, "recuerdo aquel tiempo cuando fuiste la mente detrás del secuestro de Koenma, engañando a Koashura, para robar el Sello Dorado. Al final tu muerte a manos de Yusuke debió quedar así, al menos tu alma hubiese ido al Mundo Espiritual lo que seria un mejor destino que el que tendrás ahora, ya que cuando expires, tu alma será devorada por los seres de la oscuridad que te trajeron de vuelta. Tu destino será peor que la muerte y, sin embargo, no siento ni una pizca de lastima por ti".

Yasha iba a querer decir algo, replicar una ultima vez, pero Kurama no se lo permitió. Con una ademan de su mano derecha, sendas enredaderas parecidas a látigos de espinas, emergieron de la tierra por veintenas, enredándose en las extremidades y el tronco del cuerpo de Yasha, inmovilizándolo con una fuerza tan superior que podía cortar el acero. No hace falta decir que eso es lo que sucedía, como las espinas lograban atravesar la coraza protectora de Yasha, causándole sendos cortes y perforaciones, que le hacían querer gritar, pero otra enredadera emergiendo de la tierra, se enrosco en su cuello, silenciándolo y provocando cortar su cuello, a segundos de cortar su cabeza con la menor fuerza posible. Yasha se quedo estático, como se sabia su fin. Pero Kurama lo obligo a inclinarse de rodillas, como las enredaderas en sus piernas, iban cortando carne a través de su coraza, lo que obligo a Yasha a arrodillarse de dolor sin poder emitir ningún grito por su cuello apresado.

"Eso es menos de lo que mereces sufrir, y podría hacerte sufrir más lentamente, pero no quiero perder mi tiempo contigo. Además, hay alguien a quien hiciste sufrir más, y merece una retribución merecida que estoy dispuesto a darle", Kurama hablo como viro su vista a un costado unos metros más atrás, a las dos brujas, Yukari y Ruby

Las dos se encontraban juntas, casi pegadas de costado contra costado, como ambas elevaban sus auras de poder demoniaco a la vez, como una especie de símbolo o runa mágica circular apareció bajo sus pies, iluminados en una luz amarilla resplandeciente, como sendas chispas y relámpagos pequeños emergían de este símbolo, cuya magia era alimentada por la propia energía demoniaca de las dos brujas. Ambas habían unido sus varas mágicas en unisonó en sus puntas, acumulando energía demoniaca en una enorme bola de energía de color oscura, como ambas pronunciaban un poderoso encantamiento unido al hechizo ofensivo, el cual tenia la capacidad de desintegrar todo lo que tocara a su paso a su solo contacto. Ambas brujas apuntan el hechizo en forma de energía, directo a Yasha, quien sorprendido observa esto. Tanto Ruby como Yukari, sabían que debían soltarlo tan pronto como pudieran, ya que un hechizo de este nivel drena demasiada de su energía demoniaca, hasta el punto de agotarla, por lo que ambas se preparaban ante la señal de Kurama.

Esto mismo dio el aviso con un asentimiento, como ambas brujas descargaron la enorme bola de energía demoniaca construida de magia, como esta se dirigía en dirección hacia Yasha, quien no podía soltarse de las enredaderas de sus extremidades, pero que había denotado que las enredaderas se habían liberado de su torso y cintura por alguna razón, que él no pensó ese momento, solo se decidió a 'abrir' su pecho en par como si fuese una ventana como en el interior de su pecho, se encontraba una especie de reflector hecho de 'cristal' que puede reflejar ataques energéticos. Cuando la descarga de energía demoniaca chocó con Yasha, este ya se había movido para que impactase en su pecho donde se alojaba su reflector, para que la energía se reflejase y se devolviera en dirección a las dos brujas.

Por supuesto, esto debería haber hecho feliz a Yasha, pero cualquier pensamiento de triunfo o victoria temporal se esfumo al ver a ambas chicas no pestañear ni acobardarse ante esto, es más, pareciera que las dos brujas hubiesen esperado este movimiento como se prepararon cada una con sus varas mágicas izadas hacia el frente, listas para detener la energía descargada que regresaba hacia ellas, pero Yasha no alcanzo a ver nada más, como a una señal de Kurama. El hombre lobo, Ginei Morioka, apareció de improviso transformado a su forma licántropa, y con sus enormes manos y uñas largas transformadas en garras, logró sujetar los dos pectorales abiertos de su torso y con una gran velocidad y fuerza, se los arrancó de cuajo, provocando gritos dolorosos de Yasha, como una gran cantidad de sangre fue filtrada, pero no paro ahí. Gin movió sus manos en punta, con sus garras izadas al frente, penetro el 'cristal' del reflector en el torso de Yasha, rompiéndolo en pedazos como cristal, con sus garras penetrando hasta lo mas profundo de dentro de su cuerpo, llegando hasta atravesar sus pulmones y rasguñar su corazón. Yasha se desplomo aún más, pero las enredaderas lo sujetaron en su lugar, como una gran cantidad de sangre se filtraba en el suelo, como Gin solo removió sus manos de dentro de su cuerpo, sacándolas y limpiándose con sus pantalones con asco, antes de escupirle un escupitajo en su cara, ya sin las fuerzas para defenderse o protestar si quiera.

A otra señal de Kurama, Gin se apartó como las dos brujas habían logrado anteriormente detener el ataque redirigido hacia ellas, ya que contaban con eso, debido a las historias que Kurama les había contado sobre Yasha anteriormente. Por lo que ambas habían preparado un hechizo de sujeción con las puntas de sus dos varas mágicas, con los cuales ayudan a exteriorizar su magia y canalizar mejor su poder demoniaco. Habían logrado contener el ataque de regreso e imprimiendo más energía demoniaca para volver a redirigirlo de nuevo contra esta vez, un indefenso Yasha, que no pudo apartar la vista de la mirada decidida de ambas brujas, sobre todo de las mas joven, quien no tenia una expresión de resentimiento u odio, sin una resuelta como si diese a entender algo que él no conocía, como si no fuese odio u revancha que le transmitía por la muerte de sus padres, sino algo mas profundo. Pero Yasha no podría haberlo descifrado en sus últimos momentos, como noto que el enorme bólido de energía demoniaca, esta vez imprimida con una magia mas fuerte debido al enorme volumen se redirigió de nuevo hacia él, esta vez sin posibilidades de esquivarlo o redirigirlo de nuevo con su reflector pectoral destruido. Solo pudo observar como la esfera iba dirigida hacia él, y segundos antes de que impactara, él pensó que quizas haberse quedado muerto y con su espíritu en el Infierno creado por el Mundo Espiritual hubiese sido mejor, que el destino que le depararía a manos del Primordio, debido a su derrota.

Fue lo último que Yasha pensó antes de que la enorme esfera de energía demoniaca, impactase en el lugar donde se encontraba, desintegrando todo a su paso, y provocando una implosión contenida. Ya que el hechizo se trataba mas de provocar el mayor número de daños destruyendo todo en su interior, que provocando una enorme explosión que se expandiera, y terminara destruyendo y arruinando mas de los alrededores de la escuela, que bastante daño había causado. Eso no hacia al hechizo débil, ya que anteriormente era uno que había sido usado por brujas y hechiceros en el pasado, para luchar contras Youkais poderosos y señores demonios del Mundo Demoniaco e Infernal. Su efectividad se provo, cuando en el lugar de los hechos, solo quedo un cráter mediano con cenizas y la tierra 'pintada' de negro a su alrededor, lo que demostraba que en su interior todo fue desintegrado sin dejar nada atrás. Ruby y Yukari cayeron exhaustas, ya que el hechizo requería consumir mayores cantidades de energía demoniaca, hasta casi agotar sus reservas, lo que seria perjudicial para ellas.

Aun así, con Yukari sentada en la tierra sobre su cola y muslos, no pudo evitar romper en llanto, ante finalmente, tener la oportunidad de vengar a sus padres. No sería mucho, pero para la niña seria un comienzo. Así pensó Kurama, como se acerco hasta la pequeña brujita para acariciar con suavidad su cabeza, y que Ruby pasase a abrazarla para reconfortarla. Kurama aparto su mirada al sentir la presencia a un costado suyo cercano, para denotar al chofer del autobús a unos metros y fumándose un habano, con una mirada en su rostro siempre sonriente, que le quería decir algo y Kurama no pudo evitar fruncir el ceño ante lo que quería ahora el sujeto.

Regresando ahora con Moka y los demás en los restos de los escombros de la azotea.

Kurama no tuvo que esperar mucho cuando el chofer del autobús le había indicado lo que necesitaba, y que era necesario para ayudar a sus amigos en el siguiente problema. El espejo de Lilith, que tenía en su posesión desde el comienzo del incidente temprano. Avisado por el chofer del autobús de los problemas de Moka y sus amigos, Kurama rápidamente marcho a una velocidad superando el sonido hacia ellos, llegando justo a tiempo para avisarles y arrojarles el espejo que Tsukune logro atrapar a pesar de sus heridas, y logro izarlo para mostrarlo de frente hacia Moka quien, aturdida al verse reflejada en este, sintió regresar sus energías y poder demoniaco. Las serpientes que sujetaban a Moka hacia las rejas, se desintegraron con la explosión de aura y poder demoniaco que rodeo a la vampiresa, haciendo retroceder a las chicas y a Tsukune por la fuerza del brillo carmesí y poder emitidos.

Ishigami no pronuncio nada, no había nada que decir, como sabia lo que le depararía y que tal vez, debería haber pensado mejor las cosas. Pero no tuvo tiempo de mas arrepentimientos, como una renovada Moka, con su poder regresado, aunque de forma temporal debido al espejo de Lilith, aprovecharía ese tiempo en que podría ejercerlo libremente sin restricciones de ningún sello de rosario. Por lo que a una velocidad que rompió la barrera del sonido, Moka llego hasta Ishigami y antes de que esta pudiese abrir la boca, una patada izada por su pierna derecha, impacto justo debajo de la mandíbula de Ishigami, con la suficiente fuerza de no solo partírsela, sino tambien pulverizando sus dientes, desgarrando su lengua y destruyendo sus encías; como la gorgona voló varios metros por encima de los escombros, hasta aterrizar justo encima del campanario con la figura del veleta de un murciélago con sus enormes alas puntiagudas de metal en su cima. Ishigami cayó encima de este, como sus alas puntiagudas de metal, atravesaron su cuerpo, desde su abdomen hasta su pecho, atravesando la mayoría de sus órganos internos y carne, desde estómago, hígado, pulmones y corazón. La mirada de Ishigami quedaría para siempre grabada con sus ojos apagados sin vida y su mandíbula partida, observando hacia el punto cardinal del oriente, arriba del señalador que indica la dirección del viento y una cruz horizontal que indica los puntos cardinales. Con sus extremidades y serpientes sin vida en su cabeza ondeando ante el viento.

Finalmente había terminado. Al menos para la mayoría de batallas, para los chicos del Club de Periodismo. Ya que, sin saberlo, aún quedaba una más, y con esta, se decidiría el destino de este y de todos los demás mundos.

Fin del Capítulo.