Capítulo 61: Renace la Pesadilla
Los cielos dentro de aquella dimensión tronaban con el sonido de relámpagos que iluminaban el cielo oscurecido, a la vez que un viento embravecido producía remolinos, que desgarraban los árboles, arbustos, tierra, polvo, y agua de mar de todo lo que se topase a su paso. Dos figuras se mantenían en pie de lucha, incólumes ante tal fuerza sobrenatural que podían empequeñecer a cualquiera, pero estos dos no eran cualquier cosa.
Kay Namura, elevaba su cosmos como trataba de pensar en que hacer ante la vista de su enemigo, incólume tras haber regresado del recorrido de los infiernos, en donde creía haberlo arrastrado. Pero que como su título de 'Rey del Inframundo' lo indica, Yakumo es un rival difícil de vencer. Pensó en elevar su cosmos al máximo, aun si se arriesgaba a perder el control que el anillo espiritual le confería, para tener a raya los efectos de la sangre vampírica de Moka en sus venas y todo su cuerpo. Sabía que por lo que sus ojos veían, su enemigo aumentaba su fuerza a la vez que un extraño cambio se materializaba en él.
Podía ver que algo extraño parecía materializarse, que recubría el cuerpo del Rey de Mundo Infernal. Una especie de armadura hecha de hueso, rodeaba el cuerpo de Yakumo, como una especie de casco blanco, rodeaba su cabeza dejando descubierto su parte frontal, y la armadura de hueso, cubrían sus piernas por completo, parte de su cintura y entrepierna, brazos, y rodeaba la parte superior del pecho de Yakumo, como una especie de coraza en forma de costillas que asemejaban al cuerpo humano, que terminaba en una forma de calavera en su parte frontal del peto de su armadura huesuda. Tambien sus hombros se cubrían a la vez que se extendían fuera de estos a sus costados por medio metro, cubriéndolos a ambos con una capa roja en su parte interior, y de color negra por detrás que se extendía hasta tocar el suelo.
Kay reconocía esa forma a partir de cuentos e historias que le habían contado su compañero Kurama, sobre sobre sus antiguas aventuras. Esa es la forma de Dios Meikai de Yakumo (Dios del Mundo Infernal). Su poder en bruto es de clase A superior. Y podría seguir creciendo. La Clase A es la segunda a la clase más alta; En términos de poder, un solo Youkai de clase A podría causar una destrucción inconmensurable en el Mundo Humano y nada menos que un arma nuclear podría destruir a uno de ellos. Los Youkais de clase A más fuertes eran capaces de producir energía mucho más allá de las armas nucleares más poderosas de la humanidad. Los Youkais de clase A tienen un poder aproximadamente equivalente a los dioses de varias religiones y mitos, según se afirma que están a la par con los titanes de la mitología griega.
Aunque no es el pináculo de fuerza y poder, ya que había un nivel más elevado que ese, que el chico peli castaño no quería pensar en ese momento. Pero, aun así, Yakumo podría elevar su poder demoniaco gracias a las energías oscuras que pululan en la atmosfera y que absorbe de la Esfera de Poder, que se nutre de las energías demoniacas de los Tres Grandes Señores Oscuros que sostienen la Gran Barrera. Entonces, tendría que derrotarlo ahora mismo antes de que este elevara su poder más allá, hasta igualar o superar la poderosa clase S.
'Aunque decirlo es más fácil que hacerlo. Tendré que enfrentar a alguien con el poder de un Dios mítico o un Titán. Y eso es algo que, debido a mis limitaciones actuales, no creo llegar a superar. No, si no quiero arriesgarlo todo y dejar que la energía demoniaca me consuma; pero, ¿hay otra opción? Tal vez destruir la barrera no sea mala idea después de todo, aunque nos mate a todos aquí dentro', Eran los pensamientos del joven y novato Centinela al sopesar sus opciones
Pero no tuvo más tiempo de pensar, cuando Yakumo en su nueva forma de Dios Meikai, lanzo el primer ataque. Una descarga de energía de color rosa brillante, se dirigió hacia él, que Kay tuvo que eludir, como rompiendo la velocidad del sonido, intento hacer distancia de Yakumo, solo para verlo desaparecer de su lugar, dejando una estela de su imagen, antes de sentirlo aparecer detrás de él, para su consternación. Un poderoso golpe de puño de su brazo izquierdo se dirigió hacia él, que Kay a duras penas eludió, como el ataque impacto en el suelo, rompiéndolo en pedazos dejando ver una estela de energía rosada que provenía de su poder demoniaco, como Kay fue sacudido por la lluvia de tierra y polvo, tapándose con los brazos para evitar su rostro, momento que aprovecho Yakumo para lanzar un segundo puñetazo desde su costado derecho, que Kay presintió e intento parar con su campo AT.
Grande fue su sorpresa, cuando el poderoso ataque de puño, rompió las defensas octagonales de su campo AT, atravesándolos como si de un cuchillo atravesara mantequilla. Kay solo logro cruzar sus brazos a tiempo, antes de que el poderoso golpe de puño, impactase en su cuerpo, haciéndole crujir los huesos de sus dos brazos, provocando que Kay ahogase un gemido de dolor, como la fuerza del impulso, hizo mandar a volar a Kay a varios metros, y estando en el viento de espaldas y centímetros del suelo, este tratase recuperarse rápido, dando una voltereta de 60° como tocaba sus pies el suelo, casi que trastrabillando y remeciendo tierra y polvo con la amortiguación de su caída. El chico peli castaño, casi que no podía detener la fuerza centrífuga debido a esto, ya que aún tenía que lidia con los efectos el fuerte ataque anterior en sus adoloridos brazos, que por fortuna no se fracturaron, pero que resentía debido al dolor, dándole un punto de vista de la enorme fuerza que había ganado el Dios del Meikai.
Pero aún no había podido detener su impulso y ponerse estable, cuando sintió la nueva arremetida de Yakumo, lo que hizo que no tuviese más opción que esquivarla, al ver que no es aconsejable tratar de detenerlo de forma directa. El siguiente golpe de puño de Yakumo, paso por el costado izquierdo de Kay, el cual pudo esquivarlo a duras penas, moviéndose a una velocidad superior al sonido, peor Yakumo seguía contraatacando enviándole descargas de energías rosadas, como Kay hacia intentos de esquivarlas y detener algunas con su campo AT. El chico hizo la suficiente distancia, aprovechando que Yakumo se encontraba en una sola posición para dispararle, que Kay junto sus dos manos, entrelazando sus dedos e izando sus manos unidas por encima de su cabeza, mientras descendía la temperatura ambiental con su cosmos, a la vez que, en unos pocos segundos, desato su técnica del Puño de Hielo:
"¡Rayo de Aurora!" Kay vocifero desatando su ataque parecido a una tormenta de nieve y hielo, que con una velocidad superior a la del sonido, logro impactar en el Dios Meikai
El ataque hizo retroceder y elevar por los cielos a Yakumo, siendo vapuleado por los fuertes vientos invernales y haciendo que la nieve y el hielo, cubrieran casi la totalidad de su cuerpo, provocándole que lo que parecían sendas agujas debido al frio, penetraran en su piel, lo que hizo que este apretara lo dientes aún más de la rabia, e hiciera estallar su aura demoniaca rosada, en una fuerte explosión, disipando la corriente invernal junto con el frio. Solo para encontrarse con Kay, a unos pocos centímetros de su frente, tomándolo por sorpresa como el chico hizo su puño derecho que brillaba en una tonalidad esmeralda, como levanto su puño hacia adelante para conectar en su mandíbula, a la vez que profería su ataque:
"¡Dragon Naciente!" La fuerza del ataque que tomaba forma de dragón oriental de color esmeralda y ojos rojos, hizo elevar a Yakumo a causa del fuerte impacto, deshaciendo su capa negra y roja en pedazos y casi que causando que, en varias partes de su armadura de hueso, se desquebrajaran cómo fue elevado varios metros en el cielo, antes de caer estrepitosamente en el bosque, arrasando algunos árboles en el camino
Kay cayo de rodillas, con su mano derecha tocando el suelo para detener su caída, a la vez que jadeaba y sendas gotas de sudor, surcaban su cuerpo, producto del gran esfuerzo y del cansancio que llevaba cargando consigo por las continuas batallas. Una parte de él, solo quería tumbarse al suelo y descansar, pero sabía que eso no es posible. No con la situación que se está desarrollando en el Mundo Humano, debe de detener al Rey del Mundo Infernal, y destruir la Esfera de Poder que se alimenta del poder demoniaco de la Gran Barrera, para expeler las energías del Primordio y proyectar las visiones de pesadilla, que sabían que estaban afectando la psique humana, demasiado frágil para entender lo inentendible, incluso de algunos Ayashi de mentes simples. Aunque debía de encontrar un método de destruirla, sin destruir la Gran Barrera en el proceso y matarse a sí mismo y a todos aquí dentro. Tenía que haber otra forma…
Pero tales pensamientos no pudieron concretarse a tiempo, como escucho la explosión de tierra más adelante, al observar una enorme nube de tierra y polvo elevarse, con una docena de árboles y demás escombros, como observaba a un fúrico Yakumo, elevarse por encima y pasar a observarlo con esa mirada de ojos blancos sin pupilas o iris, y sendas marcas de venas que se podían vislumbrar cruzando su cuello y parte de su rostro. Kay hizo un bufido socarrón, que tenía la intención de burla, como sabía que su situación n podía ser buena. Aunque Yakumo, pudo escucharlo debido a sus sentidos avanzados y tomándolo como un insulto personal, se dirigió en forma de cometa directo hacia el chico peli castaño, quien hizo estallar su KI, para eludirlo como Yakumo con el impacto de su cuerpo, hizo trizas el lugar donde anteriormente se encontraba, como Kay aprovecho el momento y en cuestión de segundos, hizo descender su cosmos, haciendo que la temperatura de la atmosfera que los rodeaba descendiera como su puño derecho se cubría con lo que parecía ser una capa de hielo y escarcha de nieve, como en cuestión de mili segundos dirigió su ataque hacia Yakumo que ya se volteaba al detectarlo y se preparaba a atacar.
"¡Polvo de diamante!" Kay vocifero descargando su polvo de cristales de hielo a gran velocidad e impactando en la figura del Dios Meikai
El impacto no lo arrastro, pero el frío era tan intenso que congelo todo a su alrededor por varios metros, a la vez que lo sumergía a él, en una tundra de nieve, como dejaba el ambiente con el ambiente de temperatura descendía a menos de 10° Celsius. Para cualquier ser vivo, sería suficiente para una congelación cercana a la muerte helada, pero para el Rey del Mundo Infernal y Dios Meikai, tal cosa era ínfima, como de una explosión de su energía demoniaca en forma de aura rosada. Rápidamente, Yakumo descargo una lluvia de descargas de energía demoniaca rosadas, que el chico hizo el intento de eludirlas, como estas impactaban los alrededores, causando sendas explosiones que producían una humareda de polvo y tierra que entorpece la visión.
Pero tal cosa no es obstáculo para el chico, que intenta esconderse entre esta para poder pensar mejor un plan, pero no tiene tiempo de lidiar con eso, cuando Yakumo se deshace de la humareda con la explosión de su energía demoniaca y no encuentra problemas en ir contra Kay al detectarlo. El chico ve que no tiene más opción que subir las apuestas, y comienza a elevar su cosmos, haciéndolo arder para sobrepasar sus límites, pero es detenido en seco cuando Yakumo, a una orden mental que provoco que su cuerpo se pusiera rígido e inmóvil con sus brazos caídos hacia sus costados. Kay sintió que le faltaba la respiración, cuando se dio cuenta que esto se trataba de un ataque de naturaleza de Telekinesis. No sabía que el pudiera hacer eso, y se sintió desesperado cuando este se acercó hacía de manera casual, y levantando su mano derecha en forma de palma abierta, le apunto hacia él, como su palma se ilumino en una energía rosada con su poder demoníaco elevándose. Luego libera su energía en forma de una nube rosada de electricidad en expansión. Una vez que esta energía envuelve a Kay, su cuerpo se ve abrumado por la corriente eléctrica rosada y, como resultado, queda incapacitado. Su cuerpo cae pesadamente al suelo, luego de sentir cada nervio de su cuerpo ser electrocutado y sentirse como si sendas agujas hubiesen penetrado por todo su cuerpo.
Yakumo avanzo con una sonrisa torcida, como se preparaba a acabarlo, como Kay hacia acopios en levantarse y sabía que en esos próximos segundos serian sustanciales si quería sobrevivir y contraatacar. Los ataques básicos no surtirían efecto en alguien con un poder casi divino, por lo que tendría que ir por límites y superarlo, incluso a riesgo de que el anillo espiritual no surta suficiente efecto para detener la corrupción de su cuerpo por la energía demoniaca de la sangre vampírica; pero prefería hacer eso y detener todo, que permitir morir a manos de este demonio y que el mundo exterior sufriera las consecuencias de su fracaso, más con sus compañeros aquí dentro. Por lo que no dudo en hacer estallar su KI al instante, antes de que Yakumo lograse pisotear su cabeza, y lo arrastro unos cuantos metros debido a la fuerza de su aura despertada.
"¡Kaio-ken!" Kay vocifera como su aura se torna de color rojiza carmesí, y siente que una gran energía recorrer su cuerpo y otorgándole su poder, aumentándola dos veces al usado hasta ahora
Kay se levanta de un salto, y con una gran velocidad se dirige hasta Yakumo quien es sorprendido por esto, y no tiene tiempo de detener el gancho derecho que le impacta en la mandíbula, mandándolo a volar unos metros, como Kay aprovecha que su velocidad aumento dos veces a la anterior y moviéndose a una velocidad que rompe la del sonido que casi parece desparecer y ser un borrón en el aire; Kay se mueve rápido para aparecer detrás de Yakumo en pleno vuelo por la espalda de este y con una fuerte patada de su pierna izquierda, lo manda a volar hacia arriba, produciendo una fuerte corriente de polvo y tierra en el proceso.
En pleno aire, en el cielo oscurecido con nubes de tormentas y fuertes huracanes, con relámpagos que tronaban e iluminaban el cielo por unos pocos segundos, la figura de Yakumo se elevaba entre estos, como algunos relámpagos parecían impactarle, aunque sin causarle mayores daños que el de la patada anterior del chico. Kay se elevó por los cielos oscurecidos, con la velocidad aumentada gracias al Kaio-ken, la energía rojiza rodeándolo y embutiéndole mayor resistencia, aunque sea temporal. Debía de acabar esto rápido, antes de que los efectos secundarios de usar esta técnica le hicieran mella por todo su cuerpo. Kay se dirigió disparado a gran velocidad como la bala de un cañón, haciendo visible la estela carmesí que contrastaba con el cielo oscurecido, iluminando cada poco segundos por relámpagos. Estando por alcanzarlo por su espalda, Kay izo su mano izquierda en forma de puño, antes de lanzarla directo hacia Yakumo, con la suficiente fuerza con intención de atravesarlo, incluso a través de su armadura huesuda, siendo embutidas con la fuerza y velocidad suficientes, gracias al Kaio-ken.
Pero tal cosa o sería posible, ya que antes de que esta impactara en el antiguo Rey, este se giró a una velocidad que dejo pasmado al mismo Kay, al verse superado en esta y consiguiendo detener su ataque de puño, con la propia palma abierta derecha de este demonio, como Kay observo la mueca maliciosa y socarrona del antiguo Rey, como en segundos este apretó su mano, haciéndole crujir huesos y desgarrándole los músculos y tendones de la mano izquierda del chico, provocando que Kay gritara de un intenso dolor, como intentaba recuperar su mano aprisionada, cosa que Yakumo aprovecho para aplicarle un rodillazo izquierdo en la cintura de Kay, sacándole todo el aire y haciéndole escupir una mezcla de saliva y sangre, como el propio impacto hizo que Kay retrocediera herido, a la vez que Yakumo le soltaba. Kay se encorvo apretando con sus brazos su vientre, lo cual fue un descuido que aprovecho el Dios Meikai, juntando ambas manos y aplicándole un doble golpe en su espalda con tal fuerza, que lo mando de nuevo a tierra, como en el trayecto sendos relámpagos impactaron en el cuerpo del chico, redirigidos debido a la atmosfera opresiva de energía demoniaca que destilaba en el ambiente, siendo manipulada por el Dios Meikai para atacar al chico peli castaño.
Kay impacto de frente y con dureza el duro suelo, haciendo un agujero de un par de metros, remeciendo tierra y polvo por doquier. El chico peli castaño, hacia acopios por levantarse, bastante adolorido por todo su cuerpo debido a los anteriores golpes y el impacto a tierra. Eso sumándole a la enorme carga que el Kaio-ken supone al cuerpo, una vez ya disipada la técnica, y eso solo podría sumarse a que Kay sintiera pocas fuerzas de levantarse, debido al estado debilitado y bastante lastimado que le recorría todo el cuerpo. Pero el chico sabía que no podía quedarse así, como sentía la tierra y polvo encima de él, pesándole debido al estado herido y débil de su cuerpo, que se va hacia como si pilas de cemento estuviesen presionándole. Pero aun así insistió, como escupía tierra de su boca y trataba de limpiarse sus ojos, para evitar que el polvo entrase dentro de estos. Sentía que tenía que apresurarse y arriesgarse, antes de que ese demonio arremetiera de nuevo contra él. No podía seguir jugando al límite, y tenía que jugar las cartas pesadas si quería vencer a este Dios demoniaco, tendría que elevar su cosmos más allá de sus límites y obtener la fuerza necesaria, la misma con que sus antepasados usaban para combatir a los antiguos dioses de su mundo. Kay elevo su cosmos en ese momento, su cuerpo embutiéndose de su aura brillante blanquecina, como sentía que cada herida interna dejaba de doler tanto gracias a los poderes casi curativos de su aura cósmica, aunque no podía curárselos en su totalidad a no ser que usase magia curativa, mientras no combatiese, ya que ambos tipos de poderes se repelían y no concordaban en ser usados a la vez.
Podía sentir que el Dios Meikai aumentar su energía demoniaca aún más, como este descargo sendas ráfagas de energías de color rosadas en su dirección a una velocidad supersónica, y que impactarían en él, si no fuese más rápido. Eso es algo que Yakumo sabia, y se deleitaba en el conocimiento en el estado lamentable del chico, que no lo lograría y seria pulverizado por esas descargas que no podría resistir estando debilitado. Solo podía más que eludirlas, pero en su estado, necesitaría ser más rápido que la velocidad que rompía el sonido con que arrojaba sus descargas. Pero sin su conocimiento, eso es lo que el chico hizo. Fue aún más rápido cuando hizo arder su cosmos más allá del límite, alcanzando el séptimo sentido y logrando eludir las descargas energéticas demoniacas rosadas, a una velocidad aun mayor, aun mayor que lo que Yakumo podría reconocer o visibilizara, lo que lo dejo turbado. Tanto así que no pudo sentir cuando sintió los sutiles piquetes como de agujas que penetraban su coraza de hueso, y le hicieron contorsionarse debido al repentino dolor.
Fue cuando cerciorándose que era lo había hecho impactar que atravesó su coraza por encima de su pecho abdomen y pecho que, al observar su parte frontal, vislumbro lo que eran cuatro sendos puntos rojos que parecían brillar en una especie de aura carmesí, dos en su abdomen y otros dos que penetraron su armadura frontal, a la altura de su pecho. Fue cuando Yakumo sintió una presencia que se movía a su alrededor que, moviéndose a mirar desde todas direcciones, solo alcanzaba a observar un destello de luz blanquecina que se movía de un lado a otro, iluminando el oscuro cielo por momentos en los lugares por donde pasaba, a una velocidad que se le hacía imposible de seguir. Fue cuando esta misma luz se manifestó a unos pocos metros delante de él, que vio manifestarse la figura del joven Centinela Kay Namura, de entre el aura blanquecina que le rodeaba e izando su mano derecha en forma de puño, con su único dedo índice abierto y brillando en una intensa luz roja carmesí.
"¡Aguja Escarlata!" Kay vocifero como de su dedo índice derecho, brillantes sendas de energías carmesí en formas de agujas, salieron disparadas a una velocidad mayor a la que podía reaccionar el antiguo Rey del Mundo Infernal
Cinco de estas descargas penetraron su cuerpo, dos en su abdomen y las otra tres penetraron incluso, su armadura de hueso de su pectoral e incluso a través de su propio poder demoniaco. Yakumo comenzó a sentir un gran dolor recorriéndole todo su cuerpo, como podía ver que sendos hilos de sangre comenzaban a escurrir de entre las heridas de impacto, de lo que fuese que le impacto esta técnica desconocida del enemigo que tanto odia. Intento contraatacar, usando su telekinesis, pero fue inútil como el chico con una velocidad superior-que rompía todas las demás barreras de sonido y demás velocidades que los Youkais de alto nivel conocían-podía eludir su ataque telequinético, que no podía fijarlo en un solo lugar, como parecía convertirse en un destello de luz blanquecina, pero que por momentos, este adquiría otro color que se dejaba en ver en grandes destellos que duraban unos cuantos segundos; un color que se asemejaban a un destello dorado similar a una estrella o al mismo Sol.
Sin conocimiento para el Dios Meikai, Kay se movía a la velocidad de la Luz, tras haber hecho arder su cosmos más allá, alcanzando el séptimo sentido. Y si bien, había adquirido una velocidad y una fuerza muy superiores a su contrincante; sabía que no debía subestimar a estos seres, cuyos poderes podrían seguir creciendo para igualar o incluso superar el poder de los antiguos dioses y titanes que sus antepasados lucharon en el pasado. El rango de clase A es bastante suficiente para destruir la Tierra con solo desplegar su poder al máximo; debía de agradecer al director de la escuela, Mikogami, por haber tenido la previsión de esto, y fortalecer la barrera y eliminar las restricciones de poder, para que, dentro de este submundo, los poderes máximos pudiesen desplegarse sin problemas, y sin afectar al Mundo Humano. Ya bastantes problemas existen en el mundo exterior con una parte de los efectos de la 'dimensión' donde residía el Primordio que fue desplegada allí, como para que tuviesen que resistir los efectos negativos de dos fuerzas capaces de destruir el planeta, con solo desplegar al máximo su aura.
Kay desplego otros cuatro ataques de su Aguja Escarlata, que impactaron en el cada vez más debilitado y casi convaleciente, Dios Meikai. Había completado treces de los quince golpes esenciales, para que la técnica aprendida de su antiguo maestro Milo de Escorpión, tuviese el efecto deseado antes de darle los dos últimos golpes finales. Sin embargo, a pesar de eso, podía verse que Yakumo aun mantenía cierta resistencia a la vez que extendía el alcance del poder de su aura demoniaca, como sendos relámpagos de color rosados recorrían su aura en expansión, por lo que Kay tenía que esquivarlas para no chocar con su aura desplegada y volver a ser víctima de los efectos de esta, como los relámpagos que la recorrían y que antes había sentido por todo su cuerpo. Sin embargo, eso no era todo. Yakumo podía elevar su aura demoniaca, al observar las energías dispersas de la Gran Barrera, gracias a la Esfera de Poder anclada dentro de esta. Por lo que tambien podía controlar las nubes y relámpagos dentro de esta dimensión, que eran los efectos provocados por la Esfera, y usarlo para crear un campo alrededor suyo, donde podría encerarse y prevenir un ataque suyo, a la vez que podría contratacar, desplegando su aura demoniaca rosada, o su telekinesis.
Kay luego se cercioro como las heridas causadas por su ataque de la Agua Escarlata, en el cuerpo de Yakumo, comenzaban a sanar, lo que le recordó que una de las cosas que distinguía a los seres humanos de los Youkais, es que su propia naturaleza monstruosa, podía curar sus propias heridas y demás injurias, ayudados a la vez de su aura demoniaca, que entre mayor y más elevase fuese, mayor poder regenerativo tendrían. Kay mascullo la lengua y apretó los dientes, al recordar aquel detalle que había olvidado, y que le recordaba las diferencias entre las naturalezas de ambos contrincantes. La Aguja Escarlata estaba hecha, para ser usada en su mayoría en seres mortales, como humanos, y aunque podría ser usada en otro tipo de criaturas para herir o matar, tambien había que recordar las sendas diferencias entre las naturalezas de las distintas especies, y como sus cuerpos estaban conformados de distinta manera a la humana. Por lo que trazar el mapa de la constelación del Escorpión, en el cuerpo de un ser demoniaco de gran nivel, con la capacidad de destruir mundos y una capacidad regenerativa grande, no haya sido una idea buena. Kay no tiene tiempo para castigarse mentalmente, como intenta llegar hasta el antiguo Rey, pero logra detenerse a tiempo cuando observa con estupor, como una inmensa luz blanca comienza a emanar del mismo Dios Meikai, iluminando todo a sus alrededores.
Tal vista lo cegó momentáneamente, llevando a cerrar sus ojos por inercia, y para cuando volvió a abrirlos no podía creer lo que veía. A su alrededor se veía dentro de una especie de templo antiguo de aspecto demoniaco, debido sus intrincadas formas, con enormes columnas que le rodeaban y una especie de techo de cristal, además que las estatuas de criaturas de obvias referencias infernales. El mayor color que predominaba era de un verde tipo musgo pero que daba una apariencia de podredumbre, además de algunas enormes 'puertas' dobles de color rojizo con unas raíces que las rodeaban de color negras, dándoles un aspecto tenebroso. Kay se encontró sorprendido por este giro de los acontecimientos, no recordaba que este antiguo Rey, tuviese la capacidad de manipular la realidad del mundo que le rodeaba. Pero no debería sorprenderse, la habilidad de los Youkais más elevados para manipulación de la realidad, es bastante avanzada, un gran ejemplo es esta dimensión en la que existen ahora, apartada del Mundo Humano, pero coexistiendo en el mismo lugar.
Kay solo apretó lo dientes, como intento moverse velozmente, pero el nuevo espacio en el que se encontraba le dejaban pocos espacios para direccionarse, como no tuvo de otra más que atacar, antes de que el antiguo Rey lo hiciera primero.
Moviéndose a velocidad luz, Kay logro asestar el golpe de aguijón número catorce, en el cuerpo de aquel demonio. Aunque este no pareció inmutarse, pese a que sendos ríos de sangre comenzaban a fluir de su cuerpo, producto de los ataques de aguijones anteriores. Esto le hacía fruncir el ceño a Kay, ya que debía de saber que, a estas alturas, muy pocos podrían resistir el golpe de los primeros catorce puntos de la Aguja Escarlata, antes de desangrarse, perder el conocimiento y sus cinco sentidos paulatinamente; nada de eso parecía estar sucediendo con el cuerpo del Dios Meikai. Lo que demostraban una vez más, las diferencias entre las constituciones de las naturalezas de los cuerpos entre humanos y Youkais; incluso si había seres humanos con un gran potencial, que igualan al de los Youkais más altos, aun podían caer ante los efectos de la Aguja Escarlata paulatinamente, pero caso contrario es al de los Youkais, como este que tiene un nivel alto y no parecía decrecer. El chico dejo sus cavilaciones entre similitudes y diferencias para más tarde, como decidió darle el golpe final y ver si funcionaba esta vez. Pero el campo de energía con electricidad rosada, alrededor del Dios Meikai, le impide seguir avanzando. Por lo que decide atravesarlo de un solo y certero ataque.
"¡Relámpago de Voltaje!" Kay vocifera expulsando la bola de energía a velocidad luz, atravesando el campo eléctrico de tajo, sin darle la oportunidad de defenderse al moverse a una velocidad superior que este no podía seguir e impactando duramente en el cuerpo del antiguo Rey, el cual fue arrastrado con violencia, hasta impactar de espaldas a una de las enormes columnas verdes del recién construido templo
Vio como el antiguo Rey gruño de dolor, como parte de su armadura de hueso reventó por el doble impacto, como pedazos de escombros y polvo salieron expulsados de la columna, que aún se mantenía erguida. Kay aprovecho ese momento, y usando la velocidad luz, lanzo el último ataque de la Aguja Escarlata:
"¡Aguja Escarlata Antares!" Kay vocifera al concentrar su cosmos en la punta de su dedo índice derecho, para disparar una esfera de color rojo brillante desde la punta de su dedo con la que atraviesa a su adversario golpeando el punto que se encuentra en el centro de la constelación de Escorpio y en el centro del torso de la víctima, y así completar la Aguja Escarlata con el quinceavo y último golpe de la técnica
Esta técnica genera una gran explosión de cosmos de color carmesí en el Templo del Inframundo, iluminando todo alrededor por unos segundos, mientras Kay pasaba 'a través' del cuerpo del Dios Meikai, quedando de espaldas a él, por varios metros, con su brazo derecho extendido hacia el frente, y su dedo índice brillando en luz carmesí. Ese ataque definitivamente debería haber terminado el combate, ningún ser vivo que se le conociera-al menos de lo que Kay recuerda-podrían soportar los primeros ataques de la Aguja Escarlata, y muchos menos llegar hasta las catorce estocadas. Youkais más débiles, sucumbieron incluso a menos de la mitad de esas estocadas, a su primer arribo a este Universo. Lo que demostraban que sí podrían ser afectados por la técnica.
Pero Yakumo no es ningún Youkai de bajo nivel, fue el supremo gobernante del Mundo Infernal; la versión del Infierno de esta realidad donde gobernaba las almas de los Ayashi muertos-el Mundo Espiritual se encargaba de las almas humanas tras su deceso-antes de su derrota hace siglos por el Rey Enma, que procedió a absorber al Mundo Infernal para acrecentar más el Mundo Espiritual, y pasar a tomar dominios de las almas de los Ayashi tras su defunción. Por lo que un ser que ostentaba tal título, no podía ser alguien débil. Las historias que se contaban acerca de él, y su legendario poder que ostentaba el rango de clase A Superior, no es para ser subestimado. Y eso es algo que está a punto de comprobarse, ante la vista sorprendida del chico peli castaño casi rojizo.
Al observar que, de hecho, aquel antiguo Rey demoniaco, se encontraba incólume como este se está con una sonrisa torcida en su rostro, distorsionado por venas visibles a través de su piel, y sus ojos blancos lechosos. Observo el lugar donde se supone que la técnica de Antares debía de haber impactado; y si bien esto había ocurrido, al ver la enorme mancha de sangre fresca en la camisa semidestruida del Youkai, que bajaban tal cual rio hacia el suelo de piedra del templo, pero que cuya vista no parecía encajar en alguna mueca de dolor o encorvamiento, como si aquel ataque no hubiese tenido mucho o ningún efecto. De hecho, Kay ahora que se daba cuenta, las otras heridas provocadas por la técnica de la Aguja Escarlata, habían desaparecido, dejando solos pequeños puntos visibles de sangre seca, en los lugares del cuerpo donde antes habían impactado. No tuvo que esperar demasiado para esperar una respuesta ante la ineficacia de la técnica, como observo que el aura rosada oscura del Dios Meikai, se elevaba cubriéndolo y expandiéndose, como ayudaba a cerrar la herida y secar la sangre del anterior ataque. Esto quedándole demostrado, la eficacia de la regeneración de los Ayashi, debido a las propiedades naturales de su constitución corporal y el poder de su aura demoniaca.
Kay apretó los dientes, como se dio cuenta de su error, y de lo que pronto vendría. El ataque de Yakumo no se hizo esperar, y extendiendo sus brazos a los lados, hizo estallar la energía de su aura demoniaca, en forma de una nube rosada de electricidad en expansión, que Kay trato de protegerse con su campo AT. Pero que fue inmovilizado por la telequinesis de Yakumo, que Kay logro romper en menos de un segundo, gracias al haber elevado su cosmos al séptimo sentido, y quebrar el ataque de telekinesis. Eso no detuvo a Yakumo de crear cientos de bolas de energías demoniacas rosadas, y rompiendo la barrera del sonido, lanzárselas desde distintas direcciones. Kay tenía poco espacio para moverse, en aquel templo por encima de las nubes, como, aunque su velocidad era superior, no podía acercarse demasiado a Yakumo, debido a su fuerte defensa combinada de su ataque eléctrico de aura y telekinesis. Por lo que, pensando rápido, en un segundo decidió el mejor curso de acción que tuvo para pensar en ese momento, y decidió atacar. Si no podía eludir sus defensas, entonces las quebraría.
"¡Plasma Relámpago!" Kay vocifera con su puño derecho levantado en dirección al Dios Meikai, descargando los cien millones de golpes por segundo, los cuales pueden impactar a distancia mediante ondas de choque al superar la barrera del sonido
El ataque múltiple, cuyas líneas visibles eran hilos luminosos que no podían ver a simple vista; Si su velocidad es ampliamente superior a la percepción ajena, tan solo se verá un resplandor en su hombro. Eso fue lo que Yakumo alcanzo a ver, como sintió el impacto de múltiples ataques desde distintas direcciones, atravesar su defensa, desbaratándolas e impactando por todo su cuerpo, siendo arrastrado desde distintas direcciones, como solo desde la visión de Kay, podía verse a Yakumo ser impactado por sus múltiples golpes cien millones de veces, como solo los haces luminosos daban prueba de la existencia de su poderosa técnica. Varias columnas en el templo se desmoronaron en el ataque, como pedazos de escombros y rocas del suelo se levantaron y agrietaron. Levantando una humareda de polvo y escombros.
Yakumo cayo en el suelo lleno de polvo y escombros, cayendo pesadamente cómo removió el polvo y 'cemento' del lugar. Kay paro el ataque como jadeaba, un poco exhausto debido al gran peso que llevaba y que sabía que no podía desgastarse mucho ni sobrepasarse en sus poderes, antes de que el aura demoniaca que todavía n controla, emergiera potenciando por la sangre demoniaca en sus venas. Había una forma de poder eliminar de forma definitiva a este demonio, incluso si decidía acudir a las grandes técnicas, pese al peligro de eso. Aun así, ya había tomado su decisión al haber hecho arder su cosmos al séptimo sentido. Retractarse ahora, seria permitir que las fuerzas del Primordio, continúen su expansión en el mundo exterior. Ellos cuentan con su campeón para detenerlo y destruirlo, debido al estado tan debilitado y restringido en el que se encuentra. Pero lo que ellos subestiman-que siempre tienden a hacer-es que el de los que nunca se rinden. Y eso es algo que viene de muy atrás, desde ambos lados de su familia. Por lo que al sentir que la energía del aura demoniaca de Yakumo, se elevaba y crecía a la par que lo observaba levantarse con una mueca aun torcida en su rostro ya distorsionado por el odio, la ira y las energías negativas que circulan en la atmosfera. Es cuando el chico elevo su cosmos a la par, haciéndolo arder más allá del infinito, preparándose para lo que tenía que hacer.
Kay junto ambas manos frente a él, en una posición similar a que si estuviese rezando. Mientras alrededor de él, su cosmoenergia aumentaba y ardía al máximo, denotándose en el cambio de aura de una blanquecina a una dorada y que rotaba entre ambos colores, hasta convertirse en una dorada al completo. Como los ojos de Kay brillaban con esa cosmoenergia que se expandía, tal cual ondas en el agua, que iluminaban todo el templo y más allá, siendo como un faro brillante en medio del cielo tormentoso y oscuro. Esto provocó que el antiguo Dios Meikai, al observa aquel fenómeno quedase impactado y observara con una mezcla de fascinación y temor, aquel despliegue de enorme energía, muy distinta a la suya, y que, sin embargo, podría rivalizar con él. Pero el antiguo Rey del Mundo Infernal, estaba equivocado. Aquella energía tan contraria a la energía demoniaca, tiene sus propios principios y usos. Y que incluso llegaba a superar a aquellos con un rango de Clase A Superior. Era un movimiento arriesgado, pero es algo que se tenía que hacer, para terminar la lucha rápido. El mundo exterior, no aguantaría demasiado el embate del Primordio. Así que Kay separo de forma lenta sus manos unidas, como una especie de energía dorada concentrada dentro, se iba expandiendo, iluminando todo el lugar.
Yakumo trato de cubrir sus ojos con sus manos, como intento contrarrestar tal poder con el suyo propio, tratando de seguir aumentando su energía demoniaca, absorbiendo las energías oscuras de la atmosfera que le rodeaban, pero fue inútil. Es como si algo le impidiera hacer esto, y una enorme vorágine intentara devorarlo. Tal muestra, solo podría describirse como la fuerza de un océano estallando en potencia bruta, luchando y haciendo presión contra la fuerza primigenia misma del Universo. No hacía falta comparar, quien llevaba la ventaja. Todo alrededor del Dios Meikai comenzó a cambiar, para su consternación. El lugar se cubre de imágenes bidimensionales alusivas al budismo, con la imagen de Buda, sentado en su típica imagen en su forma 'iluminada'. Como el enemigo se ve atrapado en medio de una matriz de ilusiones de naturaleza budista.
"¡Tenbu Hōrin! (Tesoro del Cielo)" Kay vocifera como extiende sus manos y la luz entre estas, estalla con una luminiscencia, que ciega momentáneamente al Dios Meikai
Tras unos segundos de este fuerte estallido de luminiscencia, Yakumo iba recuperando la vista, e incluso el tono natural de sus iris purpura, tras haber tenido anteriormente sus ojos totalmente 'pintados' de blanco. La respuesta era clara, ya no podía sentir las fuertes energías negativas oscuras, que antes le rodeaban otorgándole mucho más poder y enviciándolo hasta el punto de perder la razón. Casi. Aun así, esto no era lo más extraño. Lo más extraño es el lugar en donde se encontraba ahora. El sitio estaba rodeado parecía de otro mundo, con imágenes bidimensionales de Buda rodeándolo por todas direcciones. El suelo en lo que parecía estar parado, parecía un pozo sin fondo a una oscuridad sin fin, pero la superficie donde se encontraba sus pies era parecida a suelo cristalino, con ondas que hacían parecer que estaba por encima de la superficie de un estanque de agua.
"Te encuentras dentro del Tesoro del Cielo. Esto contiene toda la verdad del Universo; y te trasladará por ello, a un estado de suprema armonía. Por ende, tus lazos con el mundo exterior, y las energías negativas que te alimentaban, han sido cortadas. Ya no puedes seguir aumentando tu poder, ni servirte de defensa alguna", La voz del chico llamado Kay, hablo en un tono fuerte que sonaba desde todas direcciones
Yakumo se volteo detrás suyo, e encontró al chico observándolo con una mirada sin emoción, sosteniendo sus manos casi que, tocándose con las puntas de sus dedos, asemejándose a una posición de rezo. El antiguo Rey intento moverse para contratacar, pero se vio impedido por una fuerza suprema que le hacía nublar su mente y desistir de sus pensamientos más agresivos, desorientándolo y sintiendo su cuerpo entumecido en su lugar.
"Tambien esta técnica combina el ataque con la defensa. Por ende, que no puedas moverte ni pensar en contratacar. Además, tu sola existencia como ser demoniaco te nubla, ya que como dije antes, aquí dentro estas en un estado de armonía pura. Y tú, como un ser demoniaco cuya naturaleza como Rey de un antiguo mundo infernal, que trastoca todos los conceptos con el que se sustenta este lugar. Por ende, de tu estado… Además de esto", Kay termina de hablar cómo una luz de entre sus palmas extendidas crece hasta abarcar todo el lugar
Yakumo siente que su cuerpo se tensa y es arrojado por una fuerza mayor, que lo arrastra hacia arriba, antes de volver a caer de nuevo en el 'suelo' con dureza. El antiguo Rey intenta levantarse, pero denota una especie de parálisis en su cuerpo, que le impide moverse más que con dificultad hasta mantenerse erguido y en posición de rodillas, lo que detestaba, porque se asemejaba a que estuviese suplicando.
"Te acabo de anular el primer sentido. Mientras estés en este lugar, todos tus sentidos irán perdiéndose uno por uno. Cada sentido que te vaya arrebatando puede ser aleatorio, o por propia elección mía. Y veo que fue el sentido del tacto por esta primera vez. Seguiré arrebatándolos, hasta que no quede nada de ti. Pero puedes responderme algunas preguntas que quiero, y puede que, por solo hacerlo, decida destruirte de una forma rápida y sin dolor. Dime, ¿Cómo detengo esa Esfera de Poder que consume la energía de la Gran Barrera y que usa para proyectar la toxicidad primordial en el exterior?" Kay le pregunta en un tono plano, pero cuyo subtexto exigente y autoritario se vislumbra en la forma en que dice sus palabras
Yakumo no pensaba responderle, no quería más que moverse y desquitarse de todas las cargas de ira y odio, de bastantes siglos que lleva cargando consigo en sus hombros hacia los Centinelas. Kay solo paso a observarlo con una mirada más expresiva, esta vez denotando molestia como cuando a un profesor exigente se le da una respuesta incorrecta, o la falta de una en todo caso.
"¿No piensas responderme? Veo que lo que haces por alguna especie de odio malsano, debido a mi condición de Centinela, por lo que deduzco que debes de odiar a todos los demás como yo. Tal vez tengas alguna historia anterior con mis antecesores que vinieron aquí; pero honestamente, eso no me importa. Si no piensas responder a las preguntas de ahora que deseo, pues entonces sigue rugiendo de ira, hasta cuando convierta tu cuerpo en un vegetal. ¡Anulación del sentido del olfato!" Kay vocifera a lo último, como la misma iluminación se da como anteriormente desde sus palmas extendidas y abiertas frente a el
Nuevamente Yakumo parecía ser impactado por aquella luz, como sentía su cuerpo contorsionarse en posiciones difíciles y antinaturales, pero no ceso la incomodidad, como sentía su cuerpo apagado del dolor, debido a su anterior anulación del sentido del tacto. Después de terminar con aquel suplicio, cayo de manos al suelo, sosteniéndose de sus rodillas y manos abajo, como su cuerpo sudaba profusamente. Sendos intentos de respiración trataban de salir, como el antiguo rey sentía con dificultad el poder respirar. Costándole trabajo, como ya no podía oler absolutamente nada, como la sangre o sudor que siguen saliendo de su cuerpo a trompicones.
"Eso seguirá hasta que no quede nada de ti. Responde mis preguntas, y terminare contigo de una manera más rápida e indolora. Dime, ¿Quiénes te resucitaron y cómo fue que te trajeron de vuelta? Se que fue con influencia Primordial, pero comúnmente se necesita algo mucho más poderoso que un sujeto poderoso o un grupo de seguidores de los Grandes Antiguos o los Otros Dioses. Solo a través de un medio arcano o artefacto rúnico, que puede ser lo suficiente para que los seres mortales que no tienen poderes espirituales, mágicos o mentales fuertes, que comúnmente no pueden entrar en contacto directo con estas entidades, puedan hacerlo a través de medios artificiales. Responde, y seré misericordioso contigo acabando con tu vida e impedir que tu alma sea devorada por los Primigenios, quienes te regresaron a la vida. A ellos no les suele gustar el fracaso", Kay terminaba lo último con un tono ominoso
Yakumo solo pasaba a observarlo con más ira de la que podía soportar, pese a que su cuerpo ya no podía sentirla, "Puedes… meterte tus preguntas por… donde te quepan. Una vez me recupere… acabare contigo. Tu y los malditos Centinelas… Son la causa de todos los males… de este mundo y de los otros".
Kay solo negó con la cabeza, como cerraba los ojos y suspiraba. Tambien lo necesitaba, para no tener que lidiar con ese ser tan terco. El chico peli castaño apenas podía mantener su respiración nivelada, como sudaba profusamente tambien, a la vez que sentía escalofríos recorrer su cuerpo. Era algo extraño, para alguien que dominaba esta técnica que conjuraba la armonía perfecta del Universo. Y, sin embargo, sentía todo lo contrario al mantenerse en ese lugar. Y sabia del porqué. Podía sentir las dos marcas de mordidas en su cuello, haciéndose hechos visibles desde hace poco. Las mismas marcas de mordidas que Moka solía darle para alimentarse de su sangre. No decir que pequeñas sendos de marcas parecidos a esquirlas en forma de raíces negras, se formaban alrededor del cuello donde estaban las marcas de mordedura. Sabía que le estaba sucediendo lo mismo que le sucedió la última vez, cuando se degenero en un monstruo necrófago.
No podía mantenerse mucho tiempo en ese estado, menos dentro de aquí. Quizas haber manifestado el Tesoro del Cielo, fue un error. Sobre todo, porque su propia presencia, creaba un desbalance en la armonía perfecta de este lugar. Como si fuese una manifestación del caos misma, que crecía conforme consumase más y más poder cada vez. Tenía que terminar con esto, antes de que mucho mas de el mismo, fuese afectado. Por lo que, viendo sus ojos, y posando su determinada mirada en Yakumo, quien le observaba con una mezcla de desafío y desdén, es que pronuncio las siguientes palabras:
"Pronto no podrás mirar a nadie más con esa mirada. ¡Anulación del sentido de la vista!" Kay pronuncia fuertemente y sucede lo anteriormente siempre
Yakumo siente que la luz parece consumirlo, como su cuerpo es golpeado por un fuerte viento que le arrastra y que este parece erguirse y desdoblarse en posiciones antinaturales, antes de volver a su posición inicial, como la luz va decreciendo hasta retraerse de nuevo al centro de las palmas abiertas y unidas del joven Centinela. Este antiguo Rey demoniaco, intenta ver una vez que la luz se había retraído, pero por más intenta abrir sus ojos, no puede y todo permanece a oscuras. Algo extraño, cuando anteriormente su vista era todo blanca al haber sido iluminada por la intensa luz. Pero ahora, es como si la misma luz se hubiese apagado de improviso, dejando todo a oscuras. Cuando intento tocar con sus ojos con su mano derecha, es que lo sintió. No podía ver nada, porque este ciego. Y es más que obvio sobre las causas del cómo y porqué.
"Si recién te das cuenta, que has perdido toda visión de forma permanente. Al menos, por mi mano. Y solo te quedan dos sentidos más, antes de anularte todo lo que mantiene tu cuerpo en funcionamiento. Y no intentes despertar tu aura, usando tu poder demoniaco. Que eso tambien puedo anulártelo, al anular el sexto sentido que es lo que te permite hacer eso. Proto, no quedara nada de ti, más que un cadáver que aun respira. Puede terminar con esto, respondiendo mis preguntas, y esta será la última oportunidad que…"
Kay en ese momento, no pudo evitar interrumpir su propio discurso, como de inmediato comenzó a sentirse mal. Sendas gotas de sudor, surcaban su cuello que bajaban por su rostro. No podía evitar sentirse desorientado, como perdiendo el equilibrio se cayó de rodillas al 'suelo' del lugar. Se llevo u mano derecha a su frente, tratando de mitigar el fuerte dolor que sentía, como sentía su cuerpo hirviendo. Podía sentir su propia temperatura de su calor corporal elevarse. Llevando su mano a su cuello, sentía lar marcas de mordedura de vampiro bastantes pronunciadas, como sendos ríos de sangre comenzaban a fluir de sus heridas del cuello, como las marcas negras similares a raíces en formas de marcas rúnicas, se expandían por el cuello hasta el rostro del chico peli castaño.
Fue en ese momento que lo supo, no podía seguir sosteniendo la técnica, si esta misma le estaba afectando. Por algo este mismo lugar es considerado la 'suprema armonía del Universo', y lo que cargaba dentro de sí, era una distorsión. Algo corrupto que le impedía sostener su propia existencia dentro de este lugar. Debía de recordar las lecciones de su antiguo maestro, Shaka de Virgo. No lo pensó tanto al querer usarla, en su intención de terminar la batalla rápido y termino en esto. Sabía que entre más estuviese aquí, y le quitara los sentidos a Yakumo, más perjudicial seria para él. Tiene que anular esto rápido, ya que sentía que su sangre hervía, como el poder de su aura demoniaca quería estallar dentro de él. Ni siquiera el anillo espiritual que le servía para filtrar el aura demoniaca, debido a que esta le sobrepasaba y entre más tiempo durase aquí, de nada le serviría. Podía observar por el rabillo del ojo, como el candado especial en su muñeca derecha, que le servía de sellado de toda la corrupción del poder demoniaco dentro de sí, se estaba quebrantando poco a poco. No podía aguantar más, por lo que, tomando la decisión racional, el anulo la técnica del Tesoro del Cielo. Regresando al anterior templo de origen infernal.
Yakumo en todo ese tiempo, había sentido con su intuición y sexto sentido, como su tan odiado enemigo Centinela, tenía problemas al tratar de controlar y despedir el poder demoníaco dentro de él; cortesía de la sangre de aquella vampiresa de cabello plateado, según le habían informado anteriormente. Sus ojos estaban totalmente blancos lechosos, denotando la pérdida de su vista, pero eso en ese momento, no le importaba. Ya que había podido sentir como la realidad en la que anteriormente se encontraba, desaparecía y regresaban a sus dominios dentro de su templo, construido con su poder demoniaco. Él se sonrió para sí mismo, como hacia acopios para levantarse, pese a la dificultad, debido a la pérdida del sentido del tacto en todo su cuerpo. Pero eso no detenía al antiguo Rey del Mundo Infernal, como nuevamente era imbuido de las energías oscuras y negativas del área, que expedía gracias a la Esfera de Poder. Podía sentirse que pese, a haber perdido tres de sus cinco sentidos, no los necesitaba en absoluto, como podía localizar fácilmente la presencia de su enemigo, al dejarse guiar por su presencia, gracias a todo este tiempo a haberse familiarizado con el estilo de poder único del joven e inexperto Centinela. Además de estar respaldado, con las energías negativas que plagaban la atmosfera, se sentía revitalizado como se levantaba y se erguía de pie recto, imponiendo su presencia al contrariado y débil chico, cuya presencia era ensombrecida por la sombra del Dios Meikai revitalizado.
Kay intentaba erguirse con todas sus fuerzas, pero no bien ya estaba en una posición medianamente recta, cuando Yakumo se abalanzó contra él, y le conecto un gancho derecho en todo su abdomen, que le hizo encorvarse en sí mismo, y jadear de puro dolor como comenzaba a escupir saliva y sangre a la vez. No bien termino con esto, Yakumo sujeto con su mano izquierda, la cabeza de un chico como quien sujeta una sandia y lo levanto hasta quedar casi que frente a frente contra el antiguo Rey del Inframundo. Yakumo había perdido la vista, pero eso no dejo que le diera una sonrisa torcida al joven Namura, al 'sentirlo' gracias a su presencia, tan compungido por el dolor, que le recorría todo su cuerpo. El joven Kay, quería borrarle esa sonrisa de labios a Yakumo, pero sabía que estaba pasando por una fase dolorosa, debido al uso extenuante de sus poderes, y la corrupción de la sangre vampírica dentro de su cuerpo. Eso sumado al anterior golpe, hacían ver al joven chico casi que impotente. Casi…
Kay contrataco de improviso, tomando por sorpresa a Yakumo. Con una gran velocidad que provoca un retraso de un par de segundos en el sonido del contacto del golpe, cuando el gancho derecho de Kay, se conecta debajo de la mandíbula del antiguo Rey, provocando que voltee su cabeza con violencia, a la vez que la hace escupir saliva y sangre al reventarle el labio inferior. Kay aprovecha esos pocos segundos de desconcierto, como con su mano izquierda, sujeta la muñeca del brazo de la mano que lo sostiene de su cabeza, y comienza a aplicarle una fuerte presión, a la vez que hace descender la temperatura con su cosmos, aplicándole la técnica del Puño de Hielo. Cuando la muñeca de la mano izquierda con que sujetaba de la cabeza del chico, comenzó a congelarse, haciendo congelar la sangre y articulaciones de Yakumo, provocando que este al observar su mano congelarse y sentir pequeñas agujas penetrarlo hasta el fondo de sus huesos-apenas sentía dolor debido a la pérdida del tacto- como se sujetaba con fuerza su mano entumecida. Puede que Kay se encuentre en una situación vulnerable, pero eso no significaba que fuese débil. Tal evidencia se muestra, como rápidamente este paso al ataque.
Yakumo no había terminado salir de su conmoción, cuando sintió un impacto en su abdomen, producto de una patada que le propio el joven Centinela, con tanta fuerza, que le hizo encorvarse en si mismo, como el chico seguía con su contrataque. Yakumo intenta bloquear sus ataques, pero Kay no desiste, como usando todos sus conocimientos en artes marciales, intenta tomarle ventaja al antiguo Rey demoniaco. Pese a su estado debilitado y vulnerable, la tenacidad y espíritu combativo del joven Namura, aun seguían ardiendo, incluso si ya no podía elevar su cosmos más allá del séptimo sentido. No si no quería lastimarse y arder su energía vital al máximo, propiciando su muerte o conversión a un monstruo necrófago. Solo podía arder su cosmos pausadamente, pero tenía las suficientes habilidades para aun contrariar y darle lucha al Dios Meikai... Al menos, de momento.
Kay muestra una gran destreza, usando sus conocimientos y habilidades en Taijutsu. Logra asestar cuanto golpe puede con sus manos, a un indefenso Yakumo, quien intenta bloquear, pero teniendo una mano inutilizada y la perdida de tres de sus cinco sentidos, se le dificultaba mucho. Como Yakumo intenta aumentar su poder demoniaco, logra canalizar parte de su aura en su mano congelada y consigue en pocos segundos, volver a recuperar la movilidad de la misma. Logra parar uno de los golpes de Kay, con el antebrazo de su mano anterior inutilizada, para sorpresa del chico, intenta contratacar con su puño derecho. Pero Kay logra atajar el impacto poniendo su propio antebrazo izquierdo como escudo, al hacer contacto con tal fuerza que se escucha una grieta, dando a entender que parte del hueso del chico se quebró; pero Kay logra aguantar su dolor como continuó parando los ataques de puñetazo de Yakumo, siendo renovado al haber escuchado el sonido de quebrantamiento anterior.
Pero Kay logra no solo para sus ataques, sino también usa sus manos-mordiéndose los labios de dolor por el hueso roto-para desviarlas. Cada vez que Yakumo intenta conectarle sendos golpes de sus fuertes puños, Kay solo usa las palmas de sus manos, para rozar sus puños a sus costados y desviarlas con fuerza, impidiéndole acercarse. Es una técnica de defensa efectiva, que usa el propio peso del contrincante contra si mismo. Yakumo es el antiguo Rey del Mundo Infernal, por lo que al ser su gobernante y el mas fuerte, debía de estar preparado y tener conocimientos de batalla y estilos de lucha apropiados. Y si bien, es verdad que lo estaba demostrando, y que el antiguo Rey era un experto en el combate cuerpo a cuerpo; comparado con todo el riguroso entrenamiento que el joven Centinela sostuvo-amparado bajo la guía de antiguos Caballeros del Zodiaco y guerreros Saiyajin-además de las infernales batallas que sostuvo por su vida, y la vida de muchos otros más. Con oponentes mas fuertes y mejores que él, había ganado la suficiente experiencia para poder sostenerse de pie ante el Dios Meikai.
Yakumo intenta contratacar con una patada, que Kay logra desviar con la palma de su mano derecha, como el chico da una voltereta y logra conectar su propia patada en el abdomen del antiguo Rey. Yakumo intenta nivelarse, pero lo siguiente que sabe, son sendos golpes combinados de patadas y puños, enviados con tal fuerza y una velocidad que rompe la barrera del sonido, que terminan quebrando de más, la armadura de hueso como las hombreras se quiebran y la visera sale volando de su cabeza, para quebrarse con fuerza en el suelo duro de 'cemento', ya debilitada por los anteriores ataques.
Yakumo intenta contrarrestar con un golpe de su puño derecho, solo para que Kay lograra atajarlo y sujetarlo de su muñeca con su mano izquierda, mientras el chico peli castaño con su otro brazo libre, ataca sin piedad el pecho y abdomen de Yakumo descubiertos con ataques de puños a sus puntos vitales, o al menos los que cree conocer debido a la fisionomía humana. Se da cuenta de las diferencias de las fisionomías entre ambas especies, cuando estos impactos no hacen tanta mella en el cuerpo del Youkai, más allá de ser ralentizado por su fuerza aplicada. Por lo que, cambiando la estrategia, Kay patea con su pie izquierdo, la rodilla derecha de Yakumo, con tal fuerza que le hace producir un crujido, produciendo que Yakumo al no sentir esa punzada de dolor, se viniera hacia abajo para su consternación, como su rodilla tocaba el suelo y se mantenía en una posición casi que arrodillada. Kay aprovecho eso, para continuar su asalto, golpeando con la palma de su mano derecha a un costado del rostro del antiguo Rey, como desorientándolo le soltó de su brazo derecho.
Kay luego con una patada a la otra rodilla sana de Yakumo, lo hizo trastrabillar y quedar de rodillas de forma completa, como Kay hizo una voltereta por encima de Yakumo de 30°, sujetando su cuello y haciéndolo caer de espaldas, con Kay detrás de él, acostado en el suelo, mientras le hacia una llave, rodeando su cuello con sus brazos. Yakumo sentía que se le perdía oxigenación, como ya tenía problemas para respirar, debido a la anterior perdida del olfato. El rostro de Yakumo, adquiría varios tonos consecutivos, mientras el chico Kay, mantenía presionada fuertemente la llave con sus brazos, alrededor de su cuello, restringiéndole el poco paso de oxígeno que podía respirar. Puede que no pudiera volver a hacer estallar su cosmos al séptimo sentido, sin sufrir las consecuencias. Pero no iba a quedarse de brazos cruzados, haciendo el papel de víctima, mientras pudiera encontrar una forma de derrotar al bastardo, y detener la expansión de la influencia Primordial en este mundo. Incluso si su cuerpo estaba desecho, continuaría luchando, cómo lo hicieron antaño sus antecesores, que fueron sus maestros y parte de su familia. Así pensaba el chico peli castaño rojizo con convicción.
El Dios Meikai se sentía enfurecer por dentro, ante el agravio y persistencia del chico. Nunca pensó que este Cantinela, a quien veía demasiado joven e inexperto, pudiera haberle resultado más problemático que, en el pasado con aquel otro Centinela, el cual lucia mas experimentado con varias vidas pasadas detrás. Dudaba que este chico fuese igual, y fuese una reencarnación de una vida pasada, según tenía conocimiento que los Centinelas más experimentados usualmente portaban, en su largo camino de 'evolución espiritual'. O alguna cosa rara, fue que lo entendió hace siglos. Por es, no podía evitar sentir que una enorme ira lo recorría, ante ser sometido ante este joven inexperto, y que, aunque ha demostrado poseer un gran poder y técnicas impresionantes, el solo hecho de que pudiese bastar para someter al antiguo Rey demoniaco del Mundo Infernal, y cuyo nivel de poder ahora debería ser similar a un Dios Infernal. Era algo que le parecía increíble y a la vez indignante. No podía permitir que este muchacho siguiese creyendo que podía siquiera la ridícula idea de pensar en vencerlo.
Por eso, no impidió que mas de la energía negativa, que emanaba del ambiente alrededor, expedía por la corrupta Esfera del Poder, entrase dentro de él, ayudado gracias al sexo sentido, que le permitía usar su aura demoniaca, como faro para la llamada de la energía proveniente del Primordio, para que le imprimiesen mas energía. La suficiente para superar sus límites, y alcanzar la estatura que supera su anterior rango de clase A superior, para alcanzar el podio de los seres que superar a los Dioses en este mundo, el rango de clase S. Por eso fue que Yakumo se soltó del agarre que sostenía sobre los brazos que le aprisionaban la garganta, y con una sonrisa torcida, llevo sus brazos a los extremos de sus costados, abriéndolos en señal de invitación a las energías negativas que sintió entrar dentro de su cuerpo, ayudado por su aura demoniaca que se alimentó de estas mismas.
Kay sentía perder fuerza en su agarre. Sabia lo que intentaba hacer el antiguo Rey, y pese a todos sus intentos, no podía hacer estallar su KI o hacer arder su cosmos con fuerza, no sin sufrir las consecuencias anteriores, el aura demoniaca que emanaba dentro de él, se expedía cada vez mas de manera pronunciada, como sentía su cuerpo arder con mucho calor de fiebre; sabia que se trataba que su cuerpo cambiaba de fisionomía debido a la sangre vampírica, que hacía de corrupción dentro de su cuerpo. Sabia que el anillo espiritual que filtraba la energía demoniaca solo podía hasta cierto punto resistir, debido al enorme poder suyo en cuanto a hacer estallar su KI o cosmos, y tambien, debido a que el anillo espiritual solo estaba diseñado para la energía espiritual de los detectives espirituales o humanos Psíquicos, que usaban su energía espiritual con fuente de su poder.
El candado de cadena en su mano derecha, que fungía de sello de la energía demoniaca y de la corrupción de la sangre de vampiro, había sufrido mucho durante la batalla debido a los ataques del antiguo Rey, y el uso de su mas poderosa aura debido al estallido de su aura. Ya le advirtió el director de la escuela, acerca de eso. Incluso si la antigua restricción de la barrera fue removida, Kay lamentaba esa decisión del director, ahora mismo. No se sentía con las fuerzas de vencer a Yakumo, pese a toda su anterior resistencia. Una enorme explosión, producida por el estallido de aura demoniaco del antiguo Rey, hizo temblar los cimientos de la edificación de aquel templo de naturaleza infernal, que flotaba en el cielo por el puro poder sobrenatural oscuro del Dios Meikai, y del poder expedido de la Esfera de Poder.
El Dios Meikai se recuperaba como se movía a través de la humareda de polvo, producto del anterior estallido de aura demoniaco del antiguo Rey. El Dios Meikai se movía a través del polvo disperso, con una gracia y elegancia, solo producto de aquellos seres que se dignan a ser los más poderosos y gobernantes de mundos enteros. El antiguo Rey del Mundo Infernal, dejo que el aura oscura lo envolviera como este se encargó de reparar cualquier herida y cicatriz, producto de toda la anterior batalla, como se sentía ser revitalizado. No le devolvió los tres sentidos perdidos en su totalidad, pero sentía que podría moverse gracias a su sexto sentido mas elevado y desarrollado que antes. Yakumo se eleva, como la anterior armadura de hueso, vuelve a regenerarse y cubriendo su cuerpo, gracias a la manipulación de la realidad del mundo que los rodeaba.
Estando cerca del techo de la edificación, que fue construida a partir de su propio poder, un rayo invocado por cuenta del Dios Meikai, tan poderoso, que destruye y hace trizas la parte superior de la edificación, pero eso no le importaba al Dios demoniaco, cuyo poder acaba de trascender su nivel base, alcanzando el distintivo rango que una vez, hace mucho tiempo porto y que perdió tras haber perdido la anterior Esfera de Poder de su mundo. Pero con el nuevo poder adquirido con esta nueva esfera ya nada se la hacia inalcanzable. Con la parte superior aboveda del templo reducida a polvo y cenizas, y con la vista del cielo oscurecido, iluminado con sendos relámpagos en secuencias repetitivas cada poco segundo. Los sonidos de los relámpagos tronaban en fuerza con velocidad sonora retardada, en secuencia de medio centenar, que iluminaban el cielo negro y que llenaban la atmosfera de un ambiente metálico pesado y poco respirable.
Pero para la figura de Yakumo, que se elevaba poco el limite del gran agujero en el techo del templo, siendo iluminado por la luminiscencia de los relámpagos, con los brazos levantados y recibiendo el poder expedido de la atmosfera por causa de la Esfera del Poder, al consumir la energía demoniaca de la Gran Barrera. Tal vista, hacían parecer ver a una figura divina descendiendo desde los mismos cielos, que se abren y truenan en su llegada a la tierra. Aun así, si su naturaleza misma, estaban muy lejos de considerarse 'divino', y solo podía ajustarse a la otra naturaleza que es su opuesto. Algo descendía de los cielos oscuros, iluminada como un faro en medio de una tormenta. Era la Esfera de Poder, que descendía por mandato del mismo Yakumo, para posarse en su mano derecha, como este se alimentaba de más de la energía que esta expedía.
Yakumo sonrió, como sostenia la gema en su poder, mientras pasaba a observar al casi que inerte joven Centinela, con pocas fuerzas en el lugar donde lo dejo tras la anterior explosión de poder. Kay a duras penas podía pararse, como se apoyaba de espaldas a una columna del templo. La explosión lo dejo casi que, aturdido y bastante herido, dejando partes visibles del daño en el exterior, sin contar las internas. La parte de su pantalón de su lado derecho se había desintegrado, llegándole hasta la rodilla, igual que la totalidad de su camisa blanca con botones de la escuela, quedando con una franelilla blanca, pero bastante agujereada y sucia, tanto por el hollín de la explosión, como por el polvo. Su cuerpo tambien bastante sucio cubierto de hollín, polvo y sangre fresca; la cual surcaban desde varias partes de su cuerpo, dejando ver un aspecto lamentable. Su cabello se había chamuscado en parte, y sentía problemas para respirar, debido a la escasez de oxígeno, debido a la atmosfera opresiva del lugar.
Por dentro, sentía varios huesos rotos, entre algunos dedos de sus manos y antebrazos, aunque aún podía moverlos con cierta dificultad. El joven chico escupía una mezcla de saliva y sangre de su boca, como un diente molar salía escupido de su mandíbula adolorida. Kay a duras penas podía mantense erguido, como sentía sus rodillas doblarse. Pero eso no era nada comparado con la cadena de su candado que actúa de sello en su muñeca derecha, una gran parte de esta se había roto y fragmentado en pedazos, debido a la explosión y toda la anterior batalla. No faltaría poco para que esta se rompiera en su totalidad y dejara que la sangre demoniaca, inundara su cuerpo por completo. Ni el anillo espiritual podía hace mucho para filtrar la energía del aura demoniaca que comenzaba a expedir su cuerpo, ya que este se encontraba tan fragmentado y roto por toda la batalla anterior, que con solo un aumento de poder sea pequeño, este se rompería irremediablemente, y no habría nada que joven chico pudiera hacer para detener el camino hacía su degeneración en un Ghoul de nuevo.
"No puedo verte, pero me hago una idea de cómo te ves tan lamentable, Centinela", Yakumo hablaba en un tono socarrón, como paso a apuntarle la gema en su mano derecha, directo hacia él, en señal de burla, "esta misma gema que tengo entre mis manos, es lo que quieres, ¿verdad? Si la destruyes, todo lo que está ocurriendo aquí y afuera, se detendrá. Podrás detener el progreso de la influencia Primordial en el Mundo Humano, y salvar este patético lugar en donde se encuentra esta dimensión de bolsillo. Claro, que, para eso, necesitas tener el suficiente poder para sostenerla y destruirla. No solo puedes hacerlo con un poder mayor, debes ser capaz de sostener la gema y tratar de drenar la energía oscura del mundo del Primordio, para poder 'purificarla' y así tener la oportunidad de destruirla al romperla. No solo con un poder o ataque mayor se puede lograr, si no lograr superar el nivel de poder del usuario que es su portador, que ese soy yo.
"Pero mi poder se ha ido en aumento, y ahora supero los niveles de aquellos que se hacían llamar dioses en este mismo plano de existencia. Los niveles de clase A, quedaron obsoletos y he alcanzado la cima de cúspide de poder, el poder que una vez obtuve con la gema, antes de que los Centinelas me la arrebataran. Los del Mundo de los Espíritus, llaman clase S. Aquellos a quienes mas temen, aunque ese sistema de clasificación, siempre me pareció obsoleto. Pero ni el propio Rey del Mundo Espiritual, podía sostener la gema en mi mano, sin el riesgo de destruirse a si mismo y su mundo tambien. Por ende, que hizo ese pacto con los Centinelas, para tal fin. Pero ahora las normas han cambiado, y hare lo que no se pudo hacer hace siglos".
La gema que sostenía Yakumo en su mano, comenzó a brillar aún más, emitiendo destellos de luz de color rosado, iluminando todo el templo. Como apuntaba la Esfera hacia el chico peli castaño:
"Ahora Centinela. Acabare contigo, con esta dimensión y con el Mundo Humano a la vez. De un solo ataque, mi venganza quedará completa y el Primordio habrá conseguido la victoria. Todos los demás mundos le seguirán, junto al resto de este Universo". Yakumo sonreía como la gema en su mano emitía brillos parpadeantes en filas, a la vez que una especie de aura oscura emitía al exterior de esta
El chico de nombre Kay, solo pudo mas que observar el inevitable fin, a pesar, de que un brillo rojizo se podía ver en su mirada, que demostraba un gran fuego interior, que aun estaba lejos de morir o darse por vencido.
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En el exterior, las cosas se ponían álgidas en el Mundo Humano. Como la ola psíquica emitida desde la figura espectral del Gran Antiguo, el Amo de R'lyeh; desde que la onda psíquica se movía con una rapidez pasmosa, que en minutos casi habían alcanzado las costas de Japón, China, Hawái, México, Centroamérica, Norteamérica y parte de las costas del Océano Indico. Pronto, esta avanzaría hasta territorio central e inundaría mas adentro de los continentes. Avanzando como una infección.
Como las personas afectadas, en su mayoría seres humanos, cometían actos barbaros unos contra los otros. A la vez que algunos Youkais de bajo nivel e inteligencia, sucumbían tambien. Seres humanos con poderes espirituales o demoníacos, denominados Psíquicos; junto a un gran contingente desplegado de detectives espirituales y de la fuerza especial de defensa del Mundo Espiritual. Actuaban tratando de aligerar las cargas, como destruir a los pocos seres humanos que usaran armas de destrucción masiva en la mano, para evitar mas destrucción. A la vez que cazaban a los Youkais enloquecidos. Tenían ordenes de proteger y llevar a los humanos quienes no habían sido aun afectados por la psíquica a un lugar seguro, y se les dio órdenes especiales, incluso para matar a humanos descontrolados o entorpecieran esta tarea. No haría diferencia entre humano o Youkais en esta situación, por lo que se trataría a ambos con la misma fuerza letal.
Sin embargo, nada de esto seria aun mas grave, cuando las primeras transformaciones o mutaciones, comenzaran a tomar lugar. Eran pequeños casos, pero pronto la materia viva, sea cualquier persona, animal o planta. Comenzaría a cambiar. Como su estructura genética, comenzaba a ser alterada de forma física y transformada en otra cosa. Algo para lo que no tiene nombre, tan nauseabundo, que, de solo mirarlo y tratar de darle sentido, para la mente de una persona normal, era destruir las ultimas barreras de la cordura que las separaban de la locura.
Faltaría poco para que este mundo cayera, a no ser que se hiciera algo.
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Fuera del templo, que 'flotaba' en los cielos, debido al poder del Dios Meikai. Una figura se hallaba siendo testigo de tan titánica batalla. Había estado observando los combates desde el principio, escondido y observando cada batalla que se desarrollaba con total atención. Aunque era la batalla del joven Centinela, lo que más le causaba interés y expectación.
Sabia que no se podía denotar su presencia, gracias a estar escondido entre las firmas de las enormes energías oscuras, que pululaban entre el cielo de esta dimensión de bolsillo. Además de técnicamente, carecer de forma 'física'. Por lo que se decidió a solo observar, pese a la anticipación y ansiedad que sentía, en lo que estaba por ocurrir.
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Los chicos del Club de Periodismo, se encontraban aun cerca de los restos de las instalaciones de la Academia Youkai. Los que no se encontraba inconscientes aun, solo podían sentir mas que un escalofrió el recorrerlos, como no podían evitar sudar profusamente, a causa de la ansiedad y temor genuinos. Kurama se había ido hace poco, para averiguar de donde se emitía aquella poderosa energía que superaba todo lo que los chicos conocían-excepto Kurama-se manifestara y pudieran sentirla.
Ninguno a excepción de su compañero mas veterano, que es Kurama o la vampiresa Moka, podrían reconocer aquella poderosa energía que superaban todo lo que conocían. Aunque algunas un tanto más expertas, gracias a sus estudios como Ruby y Yukari, se hacían una idea que estaban lidiando con un ser que superaba los poderes de un ser divino. Aquellos que se conocían por tener el poder del rango de clase S. cuya solo muestra ínfima de poder, podría destrozar todo el Mundo Humano, y hacer temblar los cimientos del Mundo Espiritual. Se decían que estos seres de grandes poderes, se encontraban solo en el Mundo Demoníaco, y solo se conocían de su existencia en ser vistas por Youkais. Ningún humano o espíritu, sea conocido-al menos por la poca información que tienen los chicos del Club-con esa clase de poder. El mismo Rey del Mundo Espiritual, nunca le hubiera tenido miedo a los antiguos Reyes demoniacos del Mundo Demoniaco, según rumores. Ni se hubiera ofrecido a hacer tratos con ellos anteriormente.
Pero mientras los dos chicos mas experimentados en combate y notable percepción extrasensorial, Kurama y Moka se habían ido. Y la mayor parte se encontraban inconscientes, como Kyoko, el director Mikogami y Hei. Mizore tenia la tarea de vigilar a Hei, a la vez que cuidaba de su madre Tsurara, recién recuperada de sus heridas. Aunque ella no estaba mejor tampoco. Las dos brujas, Yukari y Ruby se habían levantado y alejado un poco, pero sin perderse de vista, ya que la bruja mayor quería alejar de la vista de Yukari, lo mas que pudiera de los cadáveres cubiertos de sus padres. Kurumu y su madre Ageha, se encontraban sentadas en el polvoriento suelo, sin inmutarse y cuidando de los dos primos Aono. El hombre lobo Morioka Gin, se mantenía a distancia tambien, pero lo suficientemente cerca, en caso de problemas.
Casi la mayoría de los chicos, menos los que estaban inconscientes, se mantenían ansiosos como podían sentir dentro de sí, la poderosa energía oscura, que se asemejaba a la demoniaca, pero que tambien había un subtexto más tenebroso, de algo desconocido que no habían sentido antes. Quizas fuese eso, lo que los hacia ciegos a posibles ataques, no desde el punto de vista externo, pues los sentidos refinados del licántropo Gin, podían detectar a cualquiera acercándose. Pero ninguno de ellos, podía prever que la siguiente amenaza surgiera dentro del mismo grupo. Como la mayoría tenían sus sentidos sobrecargados por la energía poderosa y asfixiante en la atmosfera que les rodeaba. Por ende, que nadie decidió echarle una mirada a los dos cuerpos tendidos bajo mantas blancas, que habían sido de los padres de Yukari.
Como de debajo de estas mantas, comenzaban a sobresalir apéndices similares a una combinación horrorosa de tentáculo y pata de insecto. Y los chicos mas cercanos a estos dos 'cuerpos' reanimados, eran Kurumu y su madre, quien se encargaban de vigilar a los dos primos Aono, como Tsukune lucia cabizbajo, sosteniendo la mano de su prima. Kurumu se encontraba su izquierda, no hablando ni haciendo ningún ademan, además de consolarlo con su presencia. Ninguno tenia idea del enorme peligro en el que se encontraban cercano a ellos, cuando un enorme grito hizo romper la atmosfera casi silenciosa del grupo-ignorando los sonidos de los relámpagos en el cielo-que hizo eco con los truenos que resonaban por todo el cielo de aquel lugar:
"¡Kurumu! ¡Cuidado!" Ageha grito a su hija, como el sonido seguido de algo moliendo carne y de salpicadura de sangre se hizo eco, sobresaltando a todos los presentes
Solo para verlos poner expresiones horrorizadas en sus rostros, ante el nuevo horror sin nombre que estaban presenciando con sus propios ojos.
Fin del Capítulo.
