Antes de empezar, me gustaría responder un par de preguntas que me realizaron en los reviews. La primera es que no, no ha quedado decidido que shipping ganará al final (se vale especular Jajaja) eso dependerá de muchísimos factores, y en realidad Hanakotoba está en hiatus no cancelada, escribí varios capítulos más para ese fic de los que están publicados, pero no me sentí cómoda en relación al estilo de escritura, razón por la cual decidí dejarlo un tiempo (bastante largo) para refrescar un poco mi estilo (razón por la cual estoy escribiendo este fic.)

Capítulo 3: Culpa

"Chicas yo…." Ash traga saliva y hace una larga pausa, aunque haya salvado a sus compañeras de una muerte segura, no sentía que podía mirarlas a los ojos, no después de ponerlas el mismo en ese riesgo en primer lugar. "Me alegro tanto que estén bien."

Después de un silencio que pareció eterno, a pesar de que duro tan sólo unos cuantos segundos, Serena se anima a hablar, lo hace en su voz tranquila y amable, viendo el estado del chico. "Ash, no te pongas así, finalmente lo resolvimos y no pasó nada ¿verdad?"

Dawn suspira, mira su brazo que le dolía tanto. ¿Era imperativo haber quedado así? Recuerda el aterrador momento en que aquella criatura tan grotesca la sujeto para asfixiarla, amenazándola con devorarla como si fuera un simple bocado sin mayor valor. Sabía bien que este trabajo era peligroso, ¿Pero enserio había que correr más riesgos de los que eran realmente necesario? La chica mira a sus compañeros, sus ojos azules ardiendo en furia y comienza a gritarles a ambos con tanta fuerza que, los policías que estaban alrededor, aun viendo cómo iban a desactivar el dispositivo explosivo en el interior del museo, voltean a ver la escandalosa escena… "¡No es tan simple Serena! ¡Él sabe que hizo las cosas mal! ¡Casi nos matan a todos, y sólo porque el señor es incapaz de razonar ANTES de hacer algo! ¡SIEMPRE es lo mismo! ¡Ya estoy HARTA!"

"Por favor cálmate…" suplica Serena, acercando su mano al brazo de Dawn, la peli azul se aparta bruscamente, no estaba de humor para nada; Ash sólo se queda callado, con la mirada abajo, no tenía las palabras para apaciguar la ira de su compañera. Esa actitud de ambos, tan sólo la pone de peor humor que antes.

"¡Di algo! ¿Acaso necesitas que Serena lo haga por ti y justifique todas las idioteces que haces o qué?" exclama Dawn, dirigiéndose al chico. "Nos salvamos de pura suerte, esa es la única verdad." La peli azul suspira con fuerza, y se sujeta la cabeza con su brazo sano. "Necesito un minuto." Comenta la chica, alejándose del lugar.

"Dawn…" Serena queda con el brazo extendido, sintiéndose ligeramente ofendida y hasta humillada. De alguna u otra forma, siempre terminaba en medio del campo de batalla.

Pasan varios segundos de silencio tortuoso, Ash suspira con fuerza antes de hablar. "Ella tiene razón, nunca uso la cabeza…"

"No digas eso…, quizá si eres un poco imprudente, pero lo que importa es que al fin derrotamos a una de esas bestias…" Comenta Serena, intentando ser lo más comprensiva posible.

"Sabes bien que eso no es cierto, no necesito que me endulces la verdad" El azabache mira tímidamente a Serena."…lamento mucho el ponerlas en peligro de esa forma…"

"No tienes que disculparte, al menos conmigo no…tú me salvaste después de todo." Explica Serena, acercando su mano a la del chico, pero una vez más su gesto no es recibido.

Ash niega con la cabeza, no iba a aceptar tal respuesta. "Por favor…necesito estar solo."

La castaña se pone de pie y sin decir más se retira del lugar, sin una idea clara de que hacer. ¿Debería reportarse a la AIP de inmediato? ¿Debería sentarse en el parque para tener ese minuto de soledad que sus compañeros le habían exigido? ¿O debería tratar de remediar las cosas entre sus amigos tan pronto fuera posible? Serena se queda de pie varios minutos, viendo los edificios de la ciudad, para alejarse con rumbo desconocido.

Pasa muy poco tiempo, Serena llega a la parada del autobús, y oye los llantos de su antigua rival Miette, quien estaba sentada en la banca de la parada. Bueno, no pudo evitar que Dawn y Ash se pusieran mal, pero quizá podría calmar a la pobre Miette.

"Oye Miette… ¿Te sientes bien? ¿Puedo ayudarte?"

Miette observa de reojo a Serena, sin dejar de llorar, parecía como si la pregunta de la chica la hubiese ofendido.

"Sé que de hecho nos hemos distanciado bastante desde Kalos, pero…seguro podemos platicar de vez en cuando, si tu así lo deseas…" Serena saca una pequeña libreta de su bolsillo y anota su propio número, y se lo entrega a Miette, junto con un pañuelo para secar sus lágrimas.

La chica estaba como ida en realidad, parecía no prestar atención a lo que realmente estaba diciéndole Serena. Toma el pañuelo y el número, sin verlos realmente y responde, en voz quebrada "Seguro, yo…-yo te marcaré" Dice, haciendo un esfuerzo enorme por pronunciar esas simples palabras.

Serena sonríe, le preocupaba la conducta tan nerviosa de Miette, pero estaba conforme con que no la hayan enviado a freír espárragos.

Miette se levanta de la banca y se despide de Serena rápidamente. "Gracias, Serena." Comenta, con aun más dificultad que su oración anterior y se va del lugar corriendo.

"Bueno, a ver si no me deja plantada." Piensa la castaña, viendo a su antigua rival alejarse.

En el servicio médico de la AIP se encontraba Dawn, sentada en la sala de espera, con su brazo inmovilizado, veía la tele, donde repetían su victoria contra las monstruosidades que amenazaban con destruir el museo. A pesar de que se alegraba de haber destruido a esa repugnante cosa, no podía evitar sentirse enojada; la situación pudo haber sido mucho mejor de haber sido manejada de la forma apropiada.

Junto a ella estaba sentada Zoey, quien sólo había puesto atención a los mostrado en pantalla por escasos minutos, por ahora su vista estaba puesta en el brazo de su amiga.

Dawn repentinamente quiebra el silencio entre ambas. "¿Y qué opinas de todo eso…?"

Zoey suspira y observa la pantalla por algunos segundos, sin mostrar una reacción, incluso cuando los gritos de Myria carbonizándose en vida, resonaban en la sala.

"Un total desastre ¿no es así?" comenta, impávida.

"Sí…Serena insiste que no fue la gran cosa, pero ella obviamente miente, casi nos matan a todos. Sólo quiere ponerse del lado de Ash." Comenta Dawn cruzándose de brazos.

Zoey suelta una pequeña risa. "Bueno…todos sabemos que está loca por él."

Dawn mira de reojo a su amiga. "Sé que es obvio, ¡Pero eso no lo hace menos irritante!"

"¿Por qué? ¿Te gusta Ash?" Pregunta la pelirroja, en un tono inusualmente serio.

"¡No! ¡¿Cómo puedes pensar eso!? Sólo es un amigo…y mi compañero de trabajo aquí, simplemente eso." Exclama Dawn, tajante. "¡Y no vayas a pensar que me cae mal Serena o algo así!… pero a veces me exaspera que cuando Ash hace una idiotez, ella se hace de la vista gorda. Es parte del problema."

Zoey coloca su mano en la barbilla pensando. "Si tú lo deseas, podría hacer que saquen a Serena de tu equipo."

"¿Estás loca?" replica Dawn de inmediato, mirando a Zoey con confusión absoluta.

"Nadie se enteraría de nada, simplemente la moveríamos con otro equipo y se acabó el problema. O quizás te gustaría trabajar en mi división, para mi…"

Dawn se queda pensando. "¡Me asusta que ELLA este sugiriendo algo así!...Aunque trabajar para Zoey, significaría que ganaría más y me estresaría muchísimo menos que estando a cargo de la eliminación de monstruosidades."

Zoey la nota el conflicto en el rostro de Dawn y suaviza su voz. "Es sólo una idea, no tienes que darme una respuesta ahora. Has pasado por mucho después de todo. ¿Por qué no lo consultas con la almohada y luego me dices?" sugiere la pelirroja, sonriendo con amabilidad, intentando relajar a Dawn.

"Creo que es lo mejor…" Dawn suspira, al menos había tiempo para pensar. "¡Zoey! Por cierto….el broche que me diste…"

"¿Se ha perdido verdad? No hay problema, aunque si debo decir que traer joyas a las misiones a las que te envían es una mala idea." Sonríe bastante divertida.

Dawn le devuelve la sonrisa, hablar con Zoey siempre la hacía sentirse mucho más tranquila.

"Me alegra verte de mejor rostro, regresaré a mi puesto, cualquier cosa avísame y…espero tu respuesta" la pelirroja se despide, caminando hacia la izquierda; justo cuando iba a salir por la puerta, un chico de cabello púrpura y expresión estoica entra, pasando junto a Zoey y mirándola de reojo, con desdén.

"La presidenta te busca, más te vale no tardar." Le comenta fríamente.

Zoey le devuelve la mirada despectiva. "Gracias Paul. Voy para allá." Dice con desinterés, en un tono igual de frívolo y duro alejándose.

Paul camina varios metros y no puede evitar fijarse en Dawn, sonríe de forma burlona "¿Enserio te fracturaste? Sólo te caíste como dos metros."

Dawn le muestra el dedo medio al chico. "Fue por que puse las manos, no quería romperme toda mi hermosa carita" comenta la chica, con cierta arrogancia.

Paul se ríe. "Bueno, ya tienes cara de que estuviste en zona nuclear, no creo que haya hecho mucha diferencia con una nariz rota y un par de dientes menos."

"Eres un imbécil." Dice Dawn, indignada, volteando la cabeza hacia el lado contrario.

Paul se encoje de hombros. "Por cierto, necesitaré que me des una mano al rato, avísame cuando estés más dispuesta." Bromea el chico, alejándose con la misma sonrisa burlona.

Dawn se cubre el rostro con su mano sana y suspira con fuerza.

Varias horas después del incidente en el museo, Ash va llegando a la AIP, sintiéndose al menos más tranquilo que hace un rato. Lamentó bastante que sus compañeras no se hayan quedado a ayudar a limpiar el desastre posterior al ataque, pero no podía exigirles nada en estos momentos.

El chico traía en sus manos el explosivo, ya desactivado, que había sido puesto en el museo por las terribles bestias. "Voy a llevarle esta basura a Clemont para que la analice, seguro se va a divertir bastante desarmándola." Comenta para sí mismo, caminando por los pasillos de la AIP.

Ash era una especie de celebridad dentro de la AIP, había muy poca gente que no lo conocía. De hecho le pasaba bastante seguido que no reconocía al individuo que lo saludaba en un momento dado. Cada que pasaba por aquellos pasillos, todos le daban, como mínimo, un cordial saludo. El, al igual que Dawn, conocía a gente muy importante dentro de la organización, pero jamás osaría en usar eso a su favor, en ninguna circunstancia.

"¡Hola Ash! Oye estuvo genial lo que hiciste hace rato, rola el tip para derrotar a esas cosas." Comenta Cameron, un entrenador que derrotó Ash en la liga de Unova, quien estaba viendo su propio bestiario, intentando averiguar cómo se utilizaba.

"¡Ah…ya te enteraste! Si como no, ehh yo te cuento más al rato." Comenta Ash, intentando irse lo más rápido posible, antes se llevaba bien con ese chico, pero ahora lo encontraba ligeramente irritante.

Pero eso no iba a ser posible, ya que muchos otros entrenadores, igual dedicados a la eliminación de esas monstruosas criaturas, se arremolinan alrededor de Ash, el azabache ve muchas caras conocidas y otras tantas desconocidas. Mallow, Kiawe, Sophocles, Lana, Max, Harrison, Virgil…sólo por mencionar algunos. Todos tan deseos de saber con lujo de detalles, el elaborado plan que seguro Ash y su equipo habían preparado para este enfrentamiento.

Sin embargo, Ash es salvado de morir ahogado en gente, por nada más y nada menos que Paul. Quien en un tono de voz fuerte pero a la vez muy aterrador, logra contener a la multitud. "¡USTEDES, Bola de inútiles! ¡REGRESEN A SUS PUESTOS Y PONGANSE A TRABAJAR!" exclama, causando la molestia de la multitud quien pronto se dispersa, acosarían a Ash con preguntas después.

"¡Oye no tienes por qué hablarles así!" comenta Ash, bastante enojado.

"Mira, no tengo tiempo para quitarte a una multitud de encima, vine a buscarte. Por cierto ¿Por qué rayos no estás con tu equipo? Dawn o como se llame se partió el brazo y entiendo eso, ¿Pero la otra tipa? ¿Dónde está?" comenta Paul, con total molestia.

"Yo no sé dónde este Serena, que así se llama por cierto y… espera ¿Qué-qué dices que le paso a Dawn?" pregunta Ash, quedándose helado un instante.

"¿Cómo no sabes dónde está? ¿Y si tú no sabes a quién demonios le pregunto?" exclama Paul, hartándose cada vez más de la situación.

"¡Te estoy preguntando por Dawn! ¡Responde de una vez!" exige Ash, sintiéndose increíblemente nervioso, esperaba haber escuchado mal.

"¿Estás sordo? Te dije que se rompió el brazo o algo así." Responde Paul, fastidiándose aún más. "Mira la verdad no tenemos tiempo, cualquier cosa que haya pasado entre ustedes tres, me podría importar menos, la presidenta los quiere en su oficina de inmediato."

"¿La presidenta? Debe ser por lo de hace rato." Comenta Ash, en voz baja, pero Paul logra escucharlo.

"Wow, gracias Capitán Obvio." Replica Paul, dándose la media vuelta. "Ya vamos de una vez, supongo que tendrás que comentarles cualquier cosa que te diga la Presidenta."

Ash suspira con fuerza, tenía unas ganas de hablar con las chicas, sobre todo con Dawn, con quien no se había disculpado aun, pero la cara de pocos amigos de Paul le decía que no habría tiempo para eso.

Ambos jóvenes caminan por un pasillo en línea recta, muy extenso, decorado con macetas con plantas, al final de este camino había un elevador de puertas de cristal. Había varios otros elevadores en el edificio, pero este en particular, era el único que llevaba a la oficina de la Presidente de la AIP.

El silencio incómodo entre los chicos se rompe por Ash quien repentinamente hace una pregunta. "¿Qué opinas de lo del museo…es decir de la batalla y eso…"

"A decir verdad fue una basura. Fue pura suerte que se salvaran ustedes tres. Yo creí que vería sus cuerpos en una nota roja o algo así." Comenta, con bastante desinterés.

El azabache niega con la cabeza, sintiéndose totalmente asqueado por ese comentario tan desagradable. "Eso fue tan tú, pero tienes razón. Estaba seguro que moriríamos."

"Al menos es bueno que sepas lo mucho que lo arruinaste; peleando una batalla que nunca ibas a ganar. ¿Qué no la base de datos decía que la cosa con la tenaza era extremadamente peligrosa? ¿Por qué no enfocarse en eliminar únicamente a la otra?" Cuestiona Paul, con una expresión seria en el rostro.

"Y-yo…" Ash hace una pausa antes volver a hablar de nuevo. "N-no presté atención realmente a lo que decía la base de datos."

"¿Por qué no me sorprende?" Comenta Paul, casi riéndose. Voltea a ver al azabache y nota la mirada pesada en su rostro. "Sólo puedo recomendarte algo, en lugar de lloriquear, deberías arreglar las cosas con ellas, trabajar con mujeres que te odian es realmente irritante y sólo te distrae."

Ash estaba por agradecer el consejo pero el sonido de la puerta del elevador abriéndose, lo silencia al instante.

"Vamos, nos están esperando." Comenta Paul, avanzando, sin mirar atrás.

La oficina de la presidenta era realmente enorme y lujosa, las columnas blancas, junto con las bellas estatuas de varios tipos de Pokémon, le daban un toque realmente elegante al lugar. Había una sala de espera, compuesta por enormes sillones blancos y una mesa cristalina en el medio, con una pequeña planta perfectamente podada, con delicadas flores blancas, justo en el centro.

Más al fondo se encontraba el escritorio de la presidenta, una mesa cristalina enorme de estilo moderno, con dos sillas finas en el frente, un gran librero en la parte de atrás, y varias estatuas pequeñas de bronce como decoración. Alrededor de ese escritorio, Ash puede reconocer a tres personas.

Se encontraba Zoey, cruzada de brazos, la chica le da una fugaz sonrisa Ash, y una mirada de desdén a Paul. También estaba Clemont, portando una bata de laboratorio con el logo de la organización, sus ojos brillan como estrellas al ver el dispositivo que aun sostenía Ash entre sus brazos; y finalmente estaba la elegantísima presidenta, Lillie, quien le regala ala azabache una enorme y encantadora sonrisa, estaba realmente feliz de verle.

"Las demás no aparecieron, bueno vi a brazo roto, pero imaginé que aun así le dijera no iba a dignarse en venir así que para que rayos molestarme…" explica Paul a Lillie.

"Se llama Dawn, y lo sabes." Agrega Zoey, realmente fastidiada, mirando fijamente a Paul, quien simplemente la ignora.

Lillie simplemente suspira. "Gracias Paul, con Ash es suficiente." Comenta la chica rubia, sonriente. "Me encantaría primero felicitarte por el excelente trabajo de hoy, es la primera vez que derrotamos a una de esas horribles bestias y realmente es una ocasión para celebrar…independientemente de cómo hayan ocurrido las cosas."

Ash esboza una minúscula sonrisa. "Gracias, Lillie- digo err…Presidenta." Corrige el azabache, avergonzado.

"¡Oh! No te preocupes…" La rubia estaba por decirle que él siempre podía decirle Lillie, pero eso no se vería muy profesional en este momento."

"Pero, ¿Por qué esta "victoria" es tan importante?" pregunta Ash, genuinamente curioso, había sido sólo la muerte de una monstruosidad, nada realmente relevante por más que fuera la primera vez que ocurriera ¿O sí?

"Eso es obvio Ash, sabemos ahora que no son indestructibles." Explica Clemont, bastante entusiasta. "Poco a poco averiguaremos más de ellas, no solo cuál es su objetivo, sino también el secreto detrás de su interesante biología…y de donde rayos vienen ¡Tantos misterios!" exclama, fascinado.

"Por favor, seamos realistas, nunca sabremos de donde vienen esas criaturas." Comenta Zoey, cruzada de brazos. "Vamos a limitarnos a acabar con ellas."

"Aunque saber de dónde vienen sería muy útil en realidad, podríamos impedir que nuevos monstruos aparezcan o inclusive eliminarlas por completo." Comenta Clemont, ajustando sus lentos que estaban deslizándose por el puente de su nariz. "Es una pregunta que vale la pena responder por más difícil que sea conseguir la respuesta."

"De acuerdo" responden al unísono Paul y Lillie, finalmente era una acción muy lógica y si había los recursos para obtener esa información ¿Por qué no tomarse la molestia?

Zoey suspira, viéndose derrotada rápidamente. "Bueno, es que simplemente opino que criaturas así deben estar más allá de nuestro entendimiento. No es algo que me de emoción indagar; sin embargo si ustedes piensan que es lo mejor, no me opondré."

"¡Tranquila! ¡Seguro que todo estará bien, saber eso nos ayudará bastante!" Comenta Ash, sonriente, tomando del hombro a Zoey, quien simplemente le da una rápida sonrisa.

Lillie sonríe y continua hablando "Ya definido eso, espero que tú y tu equipo continúen con el buen trabajo, recuerda que esas bestias no tienen reparos al atacar a gente inocente. No permitamos que más gente resulte lastimada por sus crueles acciones." La presidenta, entrega un sobre blanco a Ash, el cual tenía un sello de cera roja, con las siglas de la AIP. "Toma, repártelo entre tú y tus compañeras, es lo mínimo que merecen después de trabajo tan riesgoso."

Ash se ruboriza un poco, sabía que dentro del sobre seguro había dinero, realmente le daba pena aceptar cosas así, aunque fuera por un trabajo "bien realizado."

Mientras tanto en otra parte de la Ciudad, Miette, quien hace tan sólo unos minutos había mostrado total y absoluta compostura ante lo que era básicamente un ataque terrorista por parte de dos criaturas horripilantes, ahora era un manojo de nervios. La reportera se había metido en una de las calles más solas y patéticas de la ciudad, de esas donde la vida no vale nada y donde el cielo parece estar más gris. Al huir no pensó muy bien a donde iría y eso era ciertamente un error tan grande en cualquier ciudad.

La chica se sujetaba la cabeza y lloraba, incapaz de controlarse, balbuceaba algo, pero era muy difícil saber qué es lo que estaba diciendo. Al parecer no le importaba ensuciarse su fina falda al estar de rodillas en zona más sucia y maloliente; la chica sólo logra pronunciar unas palabras coherentes, entre todo el mar de lágrimas y angustia e el que estaba hundiéndose. "N-no puedo…n-no puedo cre-creer que eso acabará de pasar… y yo…que…y yo que estaba…tan tranquila... ¡NO QUIERO SABER MÁS NADA DE ESTO!" Miette cubre su rostro con ambas manos y estalla en llanto.

Sin embargo, la chica no sabía que era observada muy de cerca. De hecho era posible que la opción de ser vigilado por un delincuente era mejor en estos momentos, considerando que era la misma Brachyura quien estaba tan al pendiente de la chica. Lo que es más; considerando que la bestia estaba ahí, era obvio el por qué ninguno de los malandros de la zona estaba ahí para mínimo quitarle el costoso teléfono móvil a la ya famosa reportera, era un blanco fácil y más en su estado, pero los delincuentes de la ciudad saben escoger bien las batallas de las que saldrían bien librados, y un combate contra Brachyura no era una de esas.

Brachyura se queda observando un buen rato a Miette en silencio completo, cruzada de brazos. Después de varios minutos, la temible chica finalmente le habla a la mentalmente inestable Miette. "…Tienes mucha suerte que te viera por aquí, eres presa fácil en estos momentos."

Al oír la voz de Brachyura, la reportera levanta la vista, sus ojos aún cubiertos en gruesas lagrimas que se deslizaban por sus preciosas mejillas sin control alguno, cualquiera que tuviera los ojos de la poderosa Brachyura encima huiría despavorido, pero Miette sólo se le queda viendo expectante, quizá sus piernas no le respondían ese momento.

La bestia de la tenaza suspira y camina lentamente hacia Miette, ofreciéndole su único brazo, como si buscara ayudarla a ponerse de pie; para cualquier personaje ajena al asunto, esa conducta por parte de la que hace tan sólo minutos estaba por destruir un edificio con gente y objetos históricos de invaluable importancia, era simplemente impensable.

Pero Miette ya conocía bien esa actitud tan cálida, no tarda nada en tomar la mano de Brachyura para ponerse de pie, y abrazarla segundos después.

Brachyura acaricia la cabeza de Miette, quien lloraba, con su única mano funcional, suspira entristecida antes de hablar. "Llora todo lo que necesites…" le comenta, con una gentileza perturbadora.

Miette levanta la cabeza "Pero…quizá…si yo hubiera intervenido en aquel momento, la pobre Myria no…." La mejilla de Miette es acariciada con suavidad, mientras ella es silenciada delicadamente por quien la consolaba.

"Estabas haciendo tu trabajo, y lo hiciste bien, yo era quien debía salvar a Myria, pero fracasé. De ninguna forma permitiré que te sientas culpable por lo ocurrido…" Brachyura hace una pausa y toma del hombro a la chica. "Pero en realidad, tu corazón sabe que sólo hay un camino ¿verdad?"

Miette asiente con la cabeza, sintiendo que su tristeza era reemplazada por un sentimiento aún más poderoso, un deseo.

Brachyura voltea hacia atrás, asegurándose que nadie ande de fisgón. "Vamos, ¿No quieres ser descubierta verdad? Muéstrale a tu querida Brachyura lo hermosa que eres en realidad…."

La chica asiente con la cabeza, y tan pronto como Brachyura da un paso hacia atrás, Miette es cubierta por una obscuridad terrible, una especie de capullo sombrío que la cubre de pies a cabeza. Del capullo salen chispas rojas, parecidas a las que produce un rayo al caer, ciertamente se veía extremadamente peligroso estar mínimamente cerca de ese envoltorio tan vil.

La silueta de Miette, es apenas visible en esa obscuridad, esta se proyecta de un color menos denso que la negrura que se había formado a su alrededor. Brachyura miraba la escena como quien sabe de arte y está admirando el trabajo de uno de los pintores más proficientes de la historia, un deleite, un encanto.

Miette lanza un grito de dolor, pero si alguien hubiera podido ver su rostro con detalle, le habría parecido que lo gozaba en realidad.

De la cabeza de Miette brotan un par de antenas que estaban dirigidas hacia abajo en un ángulo recto. Los brazos de la chica también cambian, la articulación del codo se hace más obvia, al igual que la articulación que une a la mano con el resto del brazo. Se podría fácilmente comparar con los brazos de una marioneta. Las uñas delicadas y perfectamente bien cuidadas de la chica crecen hasta convertirse en una suerte de garras. Las piernas de la chica sufren un cambio similar a sus brazos, excepto que sus pies, cambian de forma totalmente, quedando como apéndices con dos dedos en garra; de la parte superior de su espalda, crecen un par de alas que al salir del cuerpo de su portadora, hacen un zumbido bastante ruidoso. El cabello perfectamente bien peinado de Miette, cambia de forma un poco, volviéndose más puntiagudo de los extremos; sin embargo el cambio más notable y posiblemente el más horrendo, es que de la zona del cóccix de la chica, crece un abdomen insectoide de gran tamaño, con aguijón afilado al final del mismo.

La disipación de la obscuridad alrededor de Miette revela cambios imposibles de apreciar dentro del capullo de obscuridad. El cabello de la chica ahora era de un color negro lustroso, a lado de cada antena, la chica tenía dos esferas azules que emulaban un ojo compuesto. La ropa profesional de Miette también había sido reemplazada; la blusa ahora era de color amarillo, y era bastante reveladora a decir verdad; tenía además del escandaloso escote una lindas mangas de soplo corta, decorada con un par de franjas negras a la altura de la cintura y junto una falda pequeña de esponjosa crinolina formaban una sola pieza. Los brazos, piernas y cuellos de la chica estaban cubiertos por un material de color gris muy obscuro, prácticamente negro, resaltando el amarillo de su atuendo. Su abdomen insectoide también tenía este patrón de franjas y aunado a la piel pálida de la chica, que había tomado un tono casi azul claro, Miette había sido reemplazada por una criatura igual de inhumana que Brachyura.

Brachyura incapaz de contener su emoción, sonríe de oreja a oreja. "¿Te sientes mejor Mie-…? ¡es decir!" La chica tenaza se corrige, antes de continuar. " ¿Te sientes mejor mi amada Nectura? ¡Estar todo el día en forma humana es terriblemente tedioso!"

La sonrisa antes gentil de Miette cambia a una mueca digna de la criatura que ahora era. " Aaaaah! Me siento tan libre ahora, odio tanto ser una humana, eso perdió su encanto hace mucho." Comenta, estirándose y permitiendo que sus alas se muevan tanto como deseen, despegando los pies (si se les puede llamar así) del suelo.

"Gracias a esos payasos, Myria se ha ido! Sabes que el único camino es vengarla, aunque la vida de los humanos difícilmente es equiparable a la de una de las nuestra, a nuestra amadísima Myria!" exclama Brachyura, golpeando con su tenaza el edificio de junto.

Miette recuerda amargamente la escena, el éxtasis de su transformación la había hecho olvidarse momentáneamente de lo ocurrido. "¿Cree que las demás ya sepan de esto?"

Brachyura suspira. "Sí, seguramente, creo que todas estaban viendo nuestra divertida transmisión, no hay forma que no hayan visto lo que pasó." Explica Brachyura, en un tono de preocupación notable.

"Que horror, y pensar que esos deben estar celebrando…" Nectura, se queda pensando por breves instantes, y de repente recuerda el papel que Serena le había entregado con su número y sonríe con absoluta vileza. "Sé muy bien que debemos regresar en breve con las demás, pero tengo algo que hacer, ¿Me espera Señorita Brachyura?"