¡Lamento mucho la demora! Ando en finales en la universidad y todos sabemos lo horriblemente tedioso que se pone esa temporada, al menos ya salgo muy pronto y pues no tardaré tanto escribiendo los capítulos.

¡Espero disfruten este capítulo!

Capítulo 7: Planes

Las calles de la ciudad eran un verdadero desastre, la lluvia era realmente viciosa después de todo, acompañada por fuertes ráfagas de viento que amenazaban con arrastrar a cualquiera que pusiera un pie fuera de una estructura segura. Aun así, los miembros de la AIP se encontraban en el exterior de su edificio cede; con poco más que unas gabardinas de plástico protegiéndolos.

"¿Cómo vamos a avanzar con este clima?" Pregunta Serena a sus compañeros. "No sólo es la lluvia, apenas podemos dar un paso con este viento horrible y tan sólo tenemos trece minutos para llegar…"

"La escuela está muy cerca, pero con esta mugrosa lluvia, nos tardaremos horas en llegar." Agrega Dawn, negando con la cabeza.

"Y no todos tienen Pokémon para llegar rápido al sitio, si llegamos por separado, esas bestias nos acabarán." Agrega un entrenador que estaba con su propio grupo, pero que los escuchaba conversar atentamente, se trataba de Sawyer, viejo rival de Ash de esas épocas de la Liga Kalos.

"¡Sawyer que gusto!, ¡No te vi entre toda esa multitud!" exclama Ash, sonriéndole cálidamente, el chico le devuelve el saludo.

Una chica del equipo de Sawyer (de cabello color durazno peinado en dos coletas rizadas y ojos de un color rosa, pero de tonalidad intensa) nota que su compañero estaba hablando casualmente con el otro equipo, la joven, bastante molesta se acerca. "¿Crees que es el momento para hablar con esos tarados? No es como si tuvieran a cientos de rehenes y estuviéramos contra reloj."

Dawn suelta una sonrisa sarcástica. "¡Oh, pero si no es otra que Úrsula!; noticias para ti idiota, Paul aun no nos da las órdenes correspondientes y sólo estás celosa de que tu compañero si tenga amigos."

Úrsula suelta una sonrisa todavía más sarcástica. "Por favor, ¡Como si quisiera ser amiga de ustedes! Desde que los conocí me han dado asco, después de todo."

"El sentimiento es totalmente mutuo, así que lárgate." Replica Dawn, acercando su rostro al de Úrsula para hacer especial énfasis en su última palabra, los demás los miran asustados, sabían que estas dos no se llevaban nada bien y que no era raro que estuvieran siempre a punto de recurrir a la violencia física.

"Oigan chicas cálmense…" Comenta Serena tímidamente, tratando de apartar a Dawn, pero eso no iba a ser necesario, la voz fuerte de Paul corta te tajo toda conversación, de cualquier tipo, en ese mismo instante.

"ESCÚCHEN TODOS". Paul estaba al mando de todos estos poderosos entrenadores, y tenía una pequeña sonrisa arrogante en el rostro, realmente deseaba hacer una masacre con esas sucias criaturas. "Está lluvia es obviamente obra de esas imbéciles, y por lo tanto hay que ponerle un fin; estoy seguro de que alguien de aquí entre todos ustedes, tiene un Pokémon tipo planta con día soleado; ¡A menos claro que deseen que los rehenes tengan una muerte lenta y dolorosa!

Silencio entre la multitud, Paul los mira con desdén hasta que un entrenador levanta la mano.

"Mi Tropius podría ser de ayuda." Comenta, pokébola en mano, todos le miran aliviados, excepto Paul.

"¿¡Y bueno que coño estás esperando!?" Le apresura Paul, mirándolo impaciente.

El entrenador le devuelve la mirada de molestia y deja salir a su Pokémon; a Tropius poco le importaba la lluvia, pero ciertamente no apreciaba las fuertes ráfagas de viento golpeándolo viciosamente. A la orden de su entrenador lanza una esfera dorada al cielo; despejando las horribles nubes negras, abriendo un espacio enorme por donde entra la brillante luz solar.

"Temía que no fuera a resultar." Piensa Paul, mirando el cielo. "Les recuerdo a todos que día soleado no dura para siempre, así que MUEVANSE."

De inmediato todos esos entrenadores corren hacia la escuela; Paul podría haber ordenado que los que tuvieran Pokémon lo suficientemente grandes para transportarlos que los usaran, pero no sabía si habría un ejército de bestias listos para hacerlos pedazos, lo mejor era llegar todos al mismo tiempo por si se requería entraran en combate inmediatamente.

La escuela ya estaba a la vista y se podía ver la alegría de todos inmediatamente, pero ese gusto fue destrozado por que la lluvia comenzó de nuevo, mucho antes de que el efecto normal de día soleado se acabara por su cuenta. Frente a ellos habían aparecido dos bestias.

Una de ellas era Mirabilis, la bestia cuyo cuerpo no era más que viscosidad pura. Ella los miraba con muchísimo odio, totalmente diferente a su actitud tímida de antes cuando le estaban grabando. "¿¡Como ss-e atreven!? ¡E-ste clima es en honor a Myria y-y no tienen derecho a detenerlo! Pero no hay de qué preocuparse, yo puedo regresar la tormenta siempre que lo desee."

La otra bestia era radicalmente diferente, era como todas, una mujer bastante hermosa, con piel clara y cabellos rubios con mechones blancos, intercalados con delicadas plumas. La mayor parte de su cuerpo era de una humana, pero sus piernas eran las patas de un ave, y sus brazos estaban cubiertas de plumas amarillas y blancas, con su mano sostenía un paraguas, que ciertamente no parecía uno normal porque no era violentamente sacudido por el clima y le confería total y absoluta protección; su voz era aterciopelada, realmente placentera al oído. "Además sin este clima llegarían rapidísimo a nuestro show y no queremos que las cosas se pongan aburridas para los espectadores ¿Verdad queriditos?" Comenta, colocando su mano en forma de garra sobre su delicada cintura.

Serena saca la tableta donde estaba la base de datos, intentándola proteger lo más posible de la viciosa lluvia, aunque el dispositivo parecía tenía una enorme resistencia al agua, porque continuaba funcionando con normalidad a pesar de ya estar empapado. "No hay información de ninguna de estas dos."

"Ni la vamos a necesitar, las derrotaremos en este momento" comenta Ash, apretando el puño.

"¡HA! Como si fuera a pasar" exclama la mujer emplumada. "Permítanme que yo, Kanaria, les deleite con mi obscura canción, la pieza musical más hermosa que destrozara sus almas." Comenta extendiendo una mano mientras la otra la coloca en su pecho. "Ustedes no merecen oírme cantar, ni yo merezco entonar mi melodía sin un escenario adecuado, pero hare una excepción por esta única ocasión."

Paul voltea hacia Ash y su equipo, y también hacia al chico del Tropius, indicándoles que se quedaran dónde estaban. "Todos los demás continúen con el camino, con nosotros serás más que suficiente para acabar con estas dos."

"Estás seguro?" pregunta Dawn, sintiéndose más y más nerviosa mientras veía a todos los demás tratar de avanzar a través de la lluvia.

"Odio que me cuestionen, estoy absolutamente seguro." Le dice, para luego dirigirse hacia las viles bestias.

El entrenador de Tropius le ordena a su Pokémon utilizar día soleado una vez más. La bestia emplumada mira molesta a Mirabilis "¿Qué esperas? ¡Has algo!"

Mirabilis traga saliva y de su boca lanza agua a alta presión que, si bien golpea a Tropius que preparaba el ataque, este ni siquiera le hace retroceder, logrando que el Pokémon culminara con su movimiento y despejara el cielo de nuevo.

"¿¡Eres idiota o qué!? ¡Esa cosa resiste el agua!" grita Kanaria a su compañera, absteniéndose de zapearla porque no deseaba llenarse las plumas de esa viscosidad. "Vamos cambia el clima de nuevo y derrota a ese estúpido Pokémon."

"Pero…yo, s-sólo tengo ataques con agua, usted puede hacer grandes ventiscas, quizá usted debería…"

"No soportaré que me ordenes, y menos cuando estoy por prepararme para mi CONCIERTO; por más que lenta seas debes ser capaz de manejarlo." Kanaria materializa un micrófono de la nada y suspira profundamente, preparándose para cantar.

"¡Pikachu impactrueno!" La ratita salta del hombro de Ash y apunta su ataque directito a Kanaria, quien apenas logra esquivarlo, inmediatamente después le dirige una mirada de indignación y odio absoluto a Ash.

"¡Oye qué grosero! ¡Cómo te atreves a interrumpir MI precioso concie…! - "De la nada, un Electrivire estaba parado justo frente a ella, la realidad es que Paul había sacado a su más poderoso Pokémon de la pokébola aprovechando la distracción.

El Pokémon conecta un puño trueno con el abdomen de Kanaria, causándole inmenso dolor, incluso escupe algo de sangre por el impacto del golpe, sus plumas son cubiertas por una estática que le impedirían moverlas en bastante tiempo, Electrivire inmediatamente conecta otro poderoso golpe, enviándola volando por los aires, tan lejos que parecía perderse en lo alto de la atmósfera.

"Bueno ahí va una, ya les ayudé mucho." Comenta Paul con frialdad. "Encárguense de la otra que yo tengo que asegurarme que los idiotas de adelante no arruinen todo." Indicándole al entrenador de Tropius que lo siguiese, ambos continúan con su camino.

Mirabilis estaba con la boca abierta, impactada que su señorita Kanaria hubiera sido derrotada con tanta facilidad, se ve totalmente incapaz de detener a Paul y al otro entrenador. "¡Oigan e-e-esperen…!" la pobre extiende su brazo con lentitud hacia ellos, demasiado distraída como para notar que Dawn y Serena habían sacado a Togekiss y Pancham de sus respectivas Pokébolas, ambos a ordenes de sus entrenadoras atacan a la bestia.

Togekiss la golpea con aura esfera y Pancham con roca afilada, el primer ataque hace que Mirabilis caiga de cara al suelo, salpicando la sustancia viscosa que recubría su cuerpo por todo el pavimento; el otro la arroja volando varios metros hacia adelante. La bestia apenas tiene tiempo para procesar que rayos le ocurrió antes de que reciba de lleno el ataque de impactrueno del Pikachu de Ash.

"Es lenta, pero parece que aguanta bastante." Comenta Dawn, mirando a Mirabilis intentando levantar su cuerpo.

Mirabilis mira el intenso sol y nota que su cuerpo estaba perdiendo viscosidad y estaba además agrietándose, rápidamente perdía agua y pronto no quedaría más que polvo de ella. Intenta levantar los brazos para invocar la lluvia de nuevo, al menos para no sufrir de desecación, pero Togekiss la golpea de nuevo con aura esfera.

"Ya no hay nada que puedas hacer, ¡Eres demasiado lenta!" Exclama Ash, a punto de ordenar el siguiente ataque.

"¡S-sí quizás pero aun puedo hacer esto!" En la espalda de la bestia viscosa se forma un caparazón gigante, helicoidal, y ella simplemente se introduce dentro de él. Cuando Pikachu le ataca con cola de hierro el caparazón grueso la protege totalmente.

"Qué cobarde…" comenta Serena, indicándole a Pancham que use roca afilada de nuevo, este ataque simplemente choca con el grueso caparazón sin hacer mayor daño.

"Sólo quiere hacernos perder el tiempo." Agrega Dawn encogiéndose de hombros. "Mejor alcancemos a los demás." Ash y Serena asienten con la cabeza, y los tres corren hacia la escuela, dejando a solas el caparazón con Mirabilis dentro; quedaban escasos seis minutos en el reloj.

Mientras tanto, las bestias se encontraban esperando animadamente que el contador llegara a cero. No había nada mejor que sembrar semillas de terror en el corazón de los humanos, y ejecutar un rehén es una forma sencillísima de hacerlo; después de todo sólo basta con la muerte de una persona inocente, para que la desesperación y el miedo florezcan en todos lados, tal como bellas flores.

Las espectadoras sentadas en las gradas observaban también la tortura del primer rehén, que sería ejecutado de no llegar la AIP a tiempo, pero era muy claro que las que se divertían más eran aquellas que atormentaban a la pobre víctima; Brachyura, por ejemplo, se entretenía moviendo a la rehén como si de un péndulo se tratase, amenazando con cortarla a la mitad utilizando su pinza cada que ella se mecía hacia ella.

La pobre chica obviamente lloraba desconsolada, pero sus lágrimas sólo empapaban su rostro y caían al suelo y sus lamentos eran silenciados por los hilos pegajosos que estaban dentro y fuera de su boca; no sólo impidiéndole el habla, pero también dándole una sensación muy desagradable a la que era simplemente imposible acostumbrarse.

"Oh Señorita Brachyura, deje algo para mí, si la corta la mitad no será tan divertido jugar con ella." Comenta Arachne, sosteniendo un huevecillo gelatinoso en su mano.

Brachyura suelta una sonrisa cruel al ver ese huevecillo y detiene el movimiento pendular de la chica con su mano. "Toda tuya Arachne, sólo asegúrate que tus diablillos no la dejen reducida a un charco de vísceras irreconocible."

Las pupilas de la chica se contraen, gira la cabeza como puede para ver lo que aquella horripilante bestia sostenía. "No puede ser peor que esto ¿Verdad?" piensa, absolutamente aterrada.

"Heh, no puedo prometer nada." Responde Aracne, reventando el huevo contra el capullo, causando que de él salgan miles de diminutos arácnidos que cubren, en pocos segundos, la totalidad del envoltorio sedoso que atrapa la víctima, dándole pequeños mordiscos en donde les fuera posible, es decir sobre el rostro; la chica grita desesperada, los hilos dentro y fuera de su boca impidiendo que expresara su absoluto horror.

Pero Nectura ya no compartía el júbilo de sus amigas, ya que justo le acababan de pasar información de que Mirabilis y Kanaria habían sido derrotadas en combate, sin problema alguno, por la AIP. "Es mejor que las demás aun no lo sepan, pero debo avisarle a la Señorita Macherie para saber bien cómo proceder." Piensa nerviosa y agitando sus alas muy ligeramente, como si de un tic se tratase, se acerca con urgencia a la reina de las bestias, quien no estaba siquiera concentrada en sus alrededores, parecía estar en un profundo trance.

Nectura hace una reverencia y se arrodilla ante la líder de las bestias "Umm mi Señorita …debo informarle algo importantísimo."

No hay respuesta, sólo silencio. Nectura carraspea la garganta e insiste. "Señorita..."

Macherie abre los ojos con lentitud, parecía muy fastidiada, pero logra esbozar una sonrisa totalmente falsa. "Qué sucede Nectura?" pregunta, colocando su dedo índice sobre su propia sien masajeándola en círculos.

"Es sólo que me han informado que…la AIP ya está aquí… emm…Kanaria y Mirabilis fracasaron en detenerlos." Murmura, en una voz apenas audible, para que sus camaradas sentadas en los cómodos sofás y en las gradas no la escucharan.

Macherie sólo arquea una ceja. "¿Y para qué me dices eso? El plan debe seguir como sí nada." Ordena la bestia, aún más molesta.

"B-bueno eso sí, pero ¿Qué hay de Kanaria y Mirabilis? ¿No deberíamos asegurarnos primero de que estén bien?" pregunta Nectura con timidez, los ojos amarillos de Macherie se clavan en ella como dagas afiladas; tan pesada es esa mirada que Nectura se ve obligada a bajar la cabeza en sumisión y aun así podía sentir esas pupilas sin vida atravesarle el alma.

"De eso ya nos encargaremos después de haber aplastado a la AIP." Explica manteniendo la compostura de siempre.

"¡Pero mi Señorita, ellas son nuestras hermanas…no podemos dejarlas por su cuenta!" exclama Nectura, genuinamente sorprendida por la resolución de Macherie.

"¿Acaso no fui clara?" Pregunta la bestia de garras afiladas con mucha frialdad, poniéndose de pie. "Sigamos con este show así como va."

"La o-o-orden fue p-perfectamente clara...mi Señorita." Tartamudea Nectura, agachando su cabeza y cerrando los ojos con fuerza. "Por favor mi Señorita Macherie, tome asiento…no debe alterarse por esto."

Macherie suaviza un poco su tono de voz. "Ya me encargaré de Kanaria, finalmente ella era la responsable de que la AIP no llegara hasta aquí." Comenta mientras se inclina hacia adelante y levantando el rostro de Nectura con sus dedos. "Y tú ya no te preocupes, ve a animar todo con tu encantadora personalidad… después de todo estás haciendo un trabajo espectacular." Le ordena a su subordinada con una sonrisa bastante rara en el rostro.

Nectura asiente con la cabeza, algo perturbada con la actitud de su Señorita; pronto se pone de pie para continuar con su trabajo, no podía defraudar a Menagerie, la organización que tantísimo le había dado.

En tanto, los miembros de la AIP ya estaban todos congregados afuera del edificio de la escuela, no había nada más en el área y aunque ahora el sol iluminaba las calles de la ciudad, había algo increíblemente perturbador acerca de la situación que no permitía levantar los ánimos entre los presentes.

La escuela en sí era gigantesca, tenía altísimos muros de color beige que la hacían ver como una especie de fortaleza, evidentemente estaba diseñada para que ningún alumno se fuera a pasar de listo e intentará escapar, esta característica la hacia un arma de doble filo, especialmente considerando la situación en la que se encontraban las personas atrapadas en el recinto, aun si hubiera alguien que estuviera libre de los hilos de Arachne, las tendría negras para salir, puesto que la puerta principal (que debía haber sido un muy bonito y elegante portón) estaba bloqueado con enormes rocas. La escuela era además bastante antigua y por ello había una torre con un campanario, que sobresalía de entre todos los edificios que formaban la institución; acercarse por el aire podría ser un suicidio ya que era muy seguro que las bestias atacaran a cualquiera que osara entrar al perímetro.

Paul se pone frente a toda la multitud, uno de los entrenadores le pasan un megáfono. "¡Oigan bien monstruos imbéciles, sabemos bien que ustedes están bien enteradas de nuestra presencia aquí! ¡Así que más les vale salir de su maldito escondite y dar la cara!" Grita el chico, extremadamente furioso.

Pasan los minutos y no hay respuesta alguna por parte de Menagerie, tenían tanto silencio que parecía que ni siquiera estaban dentro del edificio, incrementando la preocupación entre los presentes a cada segundo. Ash y su grupo justo llegaban al sitio, y al ver que la batalla aun no daba inicio y que, peor aún, ninguna bestia se había dignado a salir los confunde muchísimo; finalmente quedaban poco menos de dos minutos en el reloj.

"¿Oye qué está pasando?" Pregunta Ash a un entrenador cercano, quien sólo le indica, con su lenguaje corporal, que no tenía ni idea de nada.

"Ya deberían haber liberado a la rehén ¿no es así? Estamos a tiempo." Comenta Serena, tratando salvajemente de mantenerse positiva ante la situación tan crítica.

"Si es que la liberan." Murmura Dawn, sin percatarse que había hablado sus pensamientos.

"¡No seas tan pesimista Dawn!" comenta Ash de repente, asustando a la peliazul, quien no esperaba que le contestaran su pensamiento, obviamente.

"Es sólo que…" Dawn suspira antes de continuar, por alguna razón realmente le disgustaba quebrar así la actitud positiva de Ash, que por lo general contagiosa como la gripe. "No podemos esperar nada de ellas, no es como si tuvieran alguna clase de moral, recuerden que son las mismas enfermas que desaparecen gente casi a diario ¿Qué rayos les va a importar mantener un trato?"

No sólo Ash y Serena se quedan en silencio, sino que también muchos entrenadores que tuvieron el infortunio de escuchar las palabras de la peliazul.

"Esas son nociones únicamente nuestras." Agrega Dawn antes de ser callada por las miradas incómodas de sus compañeros.

Ash esboza una sonrisa, a pesar de lo obscuro y realista del comentario. "Tenemos que confiar en que todo saldrá bien." Las otras dos chicas simplemente se miran y sonríen muy ligeramente, tratando de no quebrarle los ánimos.

Una voz de pronto se escucha en los oídos de los tres, era la de Zoey, que por fin se comunicaba con los que tendrían que rescatar a todos esos rehenes de las garras de Menagerie. "¡Chicos perdonen, lamento tanto la demora! Escúchenme atentamente, algunos miembros del personal de la escuela, que estaban fuera del edificio antes de que fuera tomado por las bestias, me ayudaron a armar un mapa de las instalaciones." De inmediato la tableta que proveía información de las enemigas de la AIP se ilumina, mostrando el mapa que mencionaba la pelirroja. "Hay una entrada en la parte de atrás de la escuela, esta es usada por el personal de limpieza y, por ende, las bestias no se dignarían a usarla; no saben de ella. Vayan ahí antes de que ellas salgan y los vean, sino serán descubiertos. Me comunicaré con ustedes en breve."

"Ya estábamos preocupados Zoey, ¿Todo bien contigo?" Comenta Dawn, indicándole a sus compañeros que corran lo más rápido que puedan hacia esa entrada. Ciertamente estaba en la parte menos linda del edificio, ya que esta sección estaba vandalizada por grafiti y había varios contenedores de basura muy cerca.

"...Si, todo bien..." Responde a secas la pelirroja, desviando la conversación. "Estoy segura de que muy pocas bestias permanecerán dentro del edificio en cuanto comience la batalla contra ellas y eso les permitirá sacar a todos sanos y salvos." Agrega antes de cortar la comunicación.

A todos y muy en lo particular a Dawn, les parece extraño esa respuesta, pero no le dan mayor importancia, ya que están prácticamente junto a la dichosa puerta, que por fortuna se encontraba abierta; no había ni una sola bestia resguardando esa entrada.

"La verdad no esperaba que dejaran una entrada, así sin custodia." Comenta Serena, volteando nerviosamente a todas direcciones, esperando que un monstruo le saltase de cualquier sitio, puesto que la luz del exterior no alcanzaba a iluminar todo el corredor que era realmente obscuro.

"Tranquila Serena, parece no haber nadie." Agrega Ash, tomando del hombro a su compañera. "Si permanecemos los tres juntos y con nuestros Pokémon, no hay nada que temer."

"Se que no es el momento, pero como desearía que sólo haya hecho referencia a mí y a él." Piensa momentáneamente la castaña, antes de asustarse, ya que Dawn cierra la puerta de golpe, ahogando la luz."

"¡DAWN! ¡AVISA ANTES QUE VAS A HACER ESO!" Exclama Serena, aterrada y aferrándose fuertemente al brazo de Ash, el chico la mira muy confundido.

"¡SHHH! ¿No quieres llamar la atención verdad?" Pregunta Dawn, caminando casualmente hacia sus compañeros. "Deberías mejor decirle a Braixen que nos ilumine el camino, estaría bien trágico que nos atacaran sorpresivamente."

"N-no necesitas decírmelo, eso iba a hacer." Asegura la castaña, liberando a Braixen de la Pokébola. "¿Puedes ayudarnos a iluminar el pasillo?" pregunta Serena con suavidad a su primer Pokémon.

Braixen asiente, contentísima de ayudar y toma la vara enterrada en el pelaje de su cola, utilizándola a forma de antorcha para hacer visible el camino delante de ellos.

Los chicos prosiguen con su camino, deseando que todo les salga a pedir de boca en el rescate de los rehenes.