Hey que tal! El capítulo once ya está aquí, de nuevo se me hizo un capítulo difícil de redactar pero espero que les agrade bastante.
Capítulo 11: "Cuello de botella"
En el auditorio, la aburrida batalla de Serena y Dawn contra las marionetas sin mente de Menagerie continuaba, muy para el disgusto de las chicas. Ambas ya estaban cubiertas en sudor, sus Pokémon apenas podían seguir atacando y ellas apenas podían seguir dando órdenes; esas cosas definitivamente eran oponentes de pesadilla, quedaba claro que la intención de la bestia al convocarlos fue el vengarse al ver su propia diversión arruinada.
"Ugg… no tengo idea cuánto tiempo más voy a soportarlo." Serena mira su hombro herido, el dolor era simplemente inaguantable en este punto, quizá más que el tedioso combate.
"Solo resiste un poco más! La niebla está disipándose …no se ni porqué, pero aprovechemos." Comenta Dawn, tratando de alentar a la chica mientras le da orden a su quilava de chamuscar a todas esas marionetas por novena o décima vez, ya había perdido la cuenta. El Pokémon se enrosca en una rueda flameante y cuando pasa junto a esos esbirros de Menagerie los prende como si fueran papel; pero no se deshacían, estaban casi totalmente quemados y aun así continuaban avanzando como si nada hubiese pasado, ninguna novedad ahí.
Serena aprieta los dientes, de verdad que él dolor ya estaba causando que viera doble, mete aire profundamente, tratando desesperadamente de concentrarse en lo que debía hacer en ese momento, con hilo de voz le indica a Pancham que ataque con Pulso Obscuro, el Pokémon obedece y su ataque hace retroceder a esos seres.
Dawn observa detenidamente a su compañera y niega con la cabeza, esta batalla tan aburrida ya había durado demasiado, Serena estaba muriéndose del dolor, y ella misma estaba muy cansada por todo lo que había pasado con anterioridad. Retroceder no era una opción, así que no quedaba más que llamar a Ash, la peliazul camina hacía atrás un par de metros y toca con fuerza la puerta del auditorio, el azabache debía estar del otro lado.
Ash escucha a Dawn de inmediato, se trata de levantar, sabe que seguramente las cosas ahí adentro no están yendo bien, pero en el momento en que desprende su cabeza del suelo siente una sensación de vértigo increíblemente poderosa, sólo puede cerrar los ojos y esperar a que pase.
"¿Ash estás bien…te sientes mejor?" Pregunta Dawn. "Serena está adolorida y yo estoy demasiado…cansada."
"Voy para allá." Dice el chico, tratando de ponerse de pie, de inmediato siente nuevamente unas ganas de vomitar inmensas que lo tumban de inmediato y sin dificultad alguna. "S-sólo necesito un minuto."
"Un minuto literal o figurativo?" Pregunta Dawn arqueando una ceja. Si Ash no estaba ya aquí destrozando maniquíes es porque enserio el chico seguro no podía ni moverse, y eso era realmente problemático. "No quiero que te presiones, mira mejor dile a Pikachu o a Lycanroc que nos vengan ayudar, la neblina esta por disiparse, seguro no tendrás problemas para entrar una vez que se haya ido ¿Ok?" Le dice, en tono firme pero comprensivo.
"¡No! V-voy en este instante…urgg..." Ash cae al piso de nuevo, simplemente se siente tan débil. A pesar de que el chico tenía una fuerza interna tremenda que usualmente lo haría tener más energía que un joven de diez años, en este momento estaba a merced total de los efectos de la niebla, y evidentemente hasta que no se pasaran no podía hacer absolutamente nada.
"¡TAN SÓLO HAZME CASO!" Grita Dawn por el otro lado de la puerta. "Manda a uno de tus Pokémon y descansa, ya veremos como le hacemos, n-no te preocupes ¿De acuerdo?" Le ordena, perdiendo la poca paciencia que tenía ya para con la impulsividad del chico.
Ash no iba a aceptar eso, sabe que tan pronto se sienta ligeramente mejor va a ir corriendo a auxiliarlas como realmente se debe, no va a permitirse quedarse ahí tirado como basura mientras sus queridas amigas pelean. "¡Estaré ahí en un minuto! ...Aun así, Pikachu ve a darles una mano ¿Si amigo?
"Pika!" Pikachu asiente con la cabeza y corre hacia la puerta, Dawn la abre lo suficiente como para que la ratita pase, pero de inmediato le grita a Ash, su voz llena de furia. "¡NO TIENES REMEDIO!" antes de azotar la puerta con ira.
Cuando la puerta se cierra, Ash puede oír la voz de Serena y la de Dawn comenzando a discutir, aunque no puede escucharlas con claridad. El chico suspira ¿Por qué no podían llevarse todos bien como antes? ¡Ah! seguro si Serena y Dawn se hubiesen conocido cuando tenían doce o trece años y no teniendo veinte, las cosas serían totalmente diferentes. No entendía la razón por la que siempre tenía que existir tantísimo conflicto entre ellos; claro que cuando viajaban a veces peleaban, eso era inevitable, pero sentía que de cierta forma la dinámica estaba volviéndose insostenible.
Los pensamientos de Ash son interrumpidos bruscamente, por una serie de pasos rápidos que se oían cada vez más cerca. El chico de inmediato piensa que puede tratarse de una odiosa bestia y le indica a Lycanroc que se ponga a la defensiva, el Pokémon muestra los dientes y gruñe por breves momentos al origen de los pasos.
Pero no había verdadera necesidad de ponerse así, se trataba de Zoey, acompañada de su Gallade; a juzgar por el aspecto de Zoey, su batalla con Taipan terminó a su favor, aunque si tenía salpicaduras azules en su rostro y ropa, muy posiblemente esas manchas eran la sangre de la bestia. Lycanroc baja la guardia rápidamente, tranquilizándose al ver la expresión de alivio (y de sorpresa) de Ash. "¡Zoey! ¡Que-qué bueno que llegaste!" Exclama contentísimo, la chica le dirige una mirada frívola que lo hace tragar saliva, la pelirroja puede ser aterradora cuando está así de molesta.
"¿Dónde está Dawn?" Pregunta la chica, sin cuestionarse demasiado la condición del chico.
"Está en el auditorio con Serena, parece que siguen peleando…" Contesta el chico, tratando de levantarse una vez más y fracasando en el intento.
Zoey suspira. "Supongo que no tengo que decirte que te quedes aquí, iré a darles una mano, y en cuanto acabemos venimos a verte ¿De acuerdo?" Explica la chica adelantándose, y empujando la puerta para entrar al auditorio.
Dawn al ver la puerta abrirse no puede evitar enfurecerse, ya iba a regañar severamente a Ash por no escucharla por enésima vez, pero se percata que se trata de su estimada amiga Zoey. La peliazul sonríe encantada. "¡Zoeeeey! ¡Viniste!"
Serena por el otro lado si que estaba esperando que Ash cruzará por esa puerta, estaba muy ansiosa por verlo bien; no lo iba a admitir, pero si se sintió un poquito decepcionada al ver a la pelirroja, pero en estos momentos estaba en aprietos y este definitivamente no era el momento para ponerse quisquillosas con respecto a las personas que vinieran a ayudar.
Zoey por poco abraza a Dawn de la emoción, pero debía contenerse unos momentos más; mira brevemente a los maniquíes, antes de dirigirse nuevamente a la peliazul. "Sin las ordenes de su ama, esas marionetas no son siquiera capaces de detenerse, es realmente patético. Dawn, por favor dime que trajiste a Lopunny a esta misión."
Dawn asiente con la cabeza, sonriendo, liberando a su Pokémon, quien no pierde tiempo en ir a coquetearle al Pikachu de Ash que acababa de realizar un ataque de impactrueno, la Pokemon levanta al Pikachu y lo abraza.
"¡Lopunny, no ahora por favor!" Reprime Dawn a su Pokémon, bastante avergonzada por ese comportamiento.
Zoey sonríe brevemente, posando sus ojos en Dawn. "Perfecto. El plan es muy sencillo, Lopunny usará rayo de hielo y mi Gastrodon usará ventisca, congelaremos todo el auditorio, eso detendrá a las marionetas estas por un buen rato." Explica la pelirroja, liberando a su Gastrodon de la pokébola.
Dawn brinca de la emoción! "¡Es un plan genial! ¡Ya quiero acabar con esto!" Comenta la chica, ansiosa por ser liberada de esta terrible batalla. Las dos chicas se miran, y asienten con al cabeza, ordenando a sus Pokémon usar ventisca y rayo de hielo respectivamente. Los dos ataques tan gélidos rápidamente comienzan a disminuir la temperatura de la habitación, las marionetas no sólo se vuelven mucho más lentas para levantarse y avanzar, sino que son cubiertas por una densa capa de hielo y nieve que las deja prácticamente inútiles; la neblina se solidifica, convirtiéndose en pequeños cristales púrpuras que caen bellamente sobre el lugar.
La chica pelirroja saca de su pequeña mochila un estuche alargado, el cuál contenía en su interior un tubo de ensaye, y saca también un par de pinzas metálicas. Zoey se arrodilla y sostiene el tubo con su mano izquierda, dejándolo descansar sobre sus dedos medio, anular y meñique, con su índice y pulgar la chica le quita el pequeño tapón negro. Utilizando las pinzas con su mano derecha, la chica toma algunas muestras de los finos cristales, depositándolos con mucho cuidado dentro del tubo, para luego colocar la tapa de nuevo y devolver el tubo a su estuche.
Dawn y Serena ladean la cabeza, entre asombradas y confundidas. "Y eso para qué?" Pregunta la peliazul, acercándose.
"Bueno, antes de subir al pobre de Clemont a mi vehículo, le platique de la neblina que nos había cortado la comunicación; me dijo que me estaría eternamente agradecido si le traía una pequeña muestra para examinarla, ya lo conoces." Explica la pelirroja, guardando el estuche con el tubo dentro de su mochila.
Serena se sintió como un estorbo completo en esos momentos, pero al menos estaba contenta de que las cosas hubieran acabado. La chica iba a pedirle disculpas a su compañera por lo de hace rato, pero es interrumpida por Dawn. "Serena tenemos que curarte el brazo, vamos a donde está Ash." La rubia asiente con la cabeza y las tres dejan el auditorio junto con sus Pokémon.
La castaña se les adelanta un poco, no muy discretamente, y se pone de rodillas a lado de Ash. "¿Cómo sigues Ash? ¿Has mejorado?"
Dawn hace una expresión de molestia evidente, cruzándose de brazos y negando con la cabeza. Zoey voltea a verla, genuinamente preocupada, la peliazul siente la mirada de su amiga encima y voltea, pero la otra chica ya estaba mirando al frente.
Ash le sonríe apenado. "Me siento mejor, aunque no puedo levantarme todavía." Contesta, suspirando derrotado, quizá si dejaba de tratar de levantarse por un rato, quizá y podría recuperarse como era debido.
Serena estaba por tomar de la mano a Ash, queriendo asegurarle que se pondría bien más pronto de lo que imaginaba, pero Dawn carraspea la garganta, deseando interrumpirle el momento a su compañera.
"Lo que no entiendo es por que se puso así por la neblina, el lugar olía delicioso. ¿Verdad Zoey?"
Zoey sólo asiente con la cabeza.
"Bueno…quizá solo las chicas pueden oler la dulce fragancia de la neblina." Teoriza Serena. "Quizás para los chicos como Ash esa cosa es o sólo repugnante sino también peligrosa.
"Es lo más probable, pero bueno eso ya es asunto de Clemont." Contesta Zoey, colocándose contra la pared, mirando hacia la puerta del auditorio.
Dawn se inca junto a Serena. "¿Y…te sigue doliendo el brazo?" Le pregunta, arqueando una ceja, la chica parecía no tener tanto dolor cuando estaba hablando con Ash. La peliazul buscar entre sus cosas y saca un antihistamínico, así como alcohol, una torunda de algodón y una gaza estéril.
"Bastante…" Comenta Serena, mirando con terror la botella de alcohol.
"Umm…no voy a mentirte, esto va a dolerte bastante." Advierte la peliazul, vertiendo un poco del líquido en un algodón y presionándolo contra la piel de Serena, la chica de inmediato de cubre la boca y hace una expresión que describía perfectamente el ardor tan inmenso que estaba sintiendo.
Serena muerde su labio y aprieta los puños, Dawn intenta apurarse, para no extender el suplicio de su compañera, aunque una parte de ella deseaba cobrárselas por el hecho de que la dejaron sola. Pronto cubre el área herida con una gaza. "Bueno, así mientras, ya después que te curen adecuadamente." Comenta Dawn, dándole el antihistamínico a Serena para que se le tome.
"Gracias Dawn." Sonríe la chica como puede, le había dolido bastante después de todo. "Y…dime Ash, ¿Ya estás mejor?" Pregunta Serena, concentrando totalmente su atención en el azabache.
"Ya estoy recuperando fuerzas, ¿Creen que ya sea seguro regresar al auditorio?" Pregunta, ciertamente no deseaba enfermarse así de nuevo, ni de chiste.
"Seguro sí." Supone Dawn, volteando hacia la puerta. "¿Cuál es el plan Zoey?"
"Los rehenes deben estar en alguna parte cerca del auditorio, vamos a ir a ellos y los vamos a liberar. Es mejor que avancemos pronto, antes de que vengan a fastidiarnos."
La batalla en las afueras de la escuela continuaba. Gran parte de los combatientes de ambos lados ya no estaban presentes, pero realmente el golpe más terrible lo había tomado la AIP; las bestias cuando quedaban heridas lograban escapar con relativa rapidez, debido a su capacidad de transportarse a su propio refugio. Pero los humanos no tenían esa fortuna, los heridos no tenían más opción que esconderse entre los cadáveres y rezar a la deidad a la que estuvieran encomendados que no fueran detectados por las bestias.
Paul, Clemont, Saywer y Úrsula estaba agrupados, cubriéndose las espaldas, originalmente había decido combatir prácticamente por su cuenta, pero veían a mas y más agentes caer, ya no podían darse ese lujo. Quizá si hubieran trabajado juntos desde un inicio no estarían acorralados, tristemente no era momento para pensar en el hubiera, la realidad es que estaban enfrentándose a la aniquilación ¿Qué garantía había que ellos pudieran repeler a las bestias que no estaban lamiéndose sus heridas?
"¡COBARDES!" Ruge Paul, a todo lo que daba su voz, sus ojos ardiendo en furia contra las bestias que no habían decidido retirarse. "¡Dejen de huir y peleen!"
La bestia de las plumas negras, Tengu, había decidido volver al campo de batalla, principalmente para facilitar el escape de gran cantidad de bestias. Coloca una de sus manos en su pequeña cintura. "¿Cobardes nosotras? ¡Nosotras si sabemos darnos cuenta cuando una batalla no va en nuestro favor! Mira alrededor tuyo, ustedes tenían las de perder desde el inicio y sólo sacrificaron sus vidas a lo tonto."
Sawyer levanta la voz, mirando con furia a su oponente, pero el temblor de sus labios reflejaba su ansiedad ante la situación. "Pero…d-derrotamos a muchas de ustedes!"
Tengu suspira, visiblemente entristecida. "Es cierto, muchas perecieron, pero… ¿Honestamente creen que importa? Ustedes eran 300, y si mis números no me fallan deben quedar no más de 50 personas en pie. Nosotras éramos un total de 180 bestias, ¿Y sabes cuantas quedamos con vida? 140. Pero claro, es tan cómodo llamar cobardía a nuestra filosofía, la vida de una bestia es simplemente invaluable; somos las criaturas más perfectas que existen, la cúspide evolutiva de esta triste semillita. Ustedes no valen nada, matar 250, 1,000 o 7 mil millones da exactamente lo mismo, son sólo criaturas feas que no merecen vivir; es lo mismo con sus Pokémon, las criaturas estúpidas sin dignidad. "
Sawyer baja la cabeza, avergonzando por haber hablado, matar treinta bestias a cambio de 250 vidas era difícilmente algo de ser alabado. Era evidente que las bestias priorizaban su supervivencia, ante todo, algo que ellos ni siquiera habían tomado realmente a consideración. Se habían enfrascado en combates individuales, puesto que su estrategia de equipo era totalmente ridícula, había mas posibilidades que se mataran entre ellos a que lograran tumbar a una bestia. Paul no había hecho las cosas más fáciles, el chico estaba a cargo, pero jamás intento montar una ofensiva basada en el trabajo colectivo, solamente se apoyó de la fuerza de los más poderosos y dejo a los más débiles a merced de Menagerie.
Las bestias en cambio hacían ataques coordinados, y cuando una de ellas estaba en aprietos, las otras no dudaban en saltar a ayudarla, así significara el perder la oportunidad de destazar a un agente de la AIP.
"¡¿Perfectas!? ¡HA! Por favor, ustedes no son más que una bola de animales sucios y salvajes, apuesto que están cubiertas de pulgas de pies a cabeza." Comenta Úrsula con arrogancia, su insulto simplemente le ameritó miradas de cansancio por parte de las bestias.
"Ah, la típica." Comenta una de las bestias que los rodeaba. "Los humanos no son nada creativos para insultar." Tengu le indica a su compañera que le permita hablar, la bestia de inmediato guarda silencio.
"No puedes entender lo que no conoces, sinceramente no te culpo humana, tu mente es pequeña y muy limitada, se te nota. Sigue creyendo lo que quieras de nosotras, eres libre de hacerlo, sólo te advierto que cualquier presunción de parte tuya es errónea." Le dice Tengu, mirándola fijamente con sus ojos amarillos.
Úrsula suspira, irritada. "¿Podemos cerrarle el pico de una buena vez? Me tiene cansada"
Paul asiente con la cabeza. "Vaya al fin estamos de acuerdo en algo, no quiero irme de aquí antes de darle una buena arrastrada a esa arpía."
La bestia emplumada se dirige al chico, evidentemente harta de seguir con esta situación. "Escucha, estoy segura de que, como "líder" de esta fútil misión, no deseas sacrificar más las vidas de tus compañeros, ríndete ahora mismo, y…dejaré que se vayan; después de todo mis hermanas y yo ya estamos cansadas y bastante aburridas de todo esto y nos encantaría hacer algo más interesante. Es una oferta que no puedes rechazar."
Paul fija sus ojos en los de Tengu y dice en un tono de seriedad absoluta. "No me puede importar menos lo que les pase. Así que agarra tu oferta y métetela por tu emplumado trasero." Sawyer, Clemont y Úrsula voltean y lo miran, bastante aterrorizados, no estaba nada seguros qué eso haya sido una movida inteligente. La expresión del chico no cambia.
El rostro de Tengu se pone rojo, las otras bestias le miran con una indignación imposible de describir.
"¡¿C-como te atreves a insultar a la señorita Tengu así!?" Reprocha una de ellas.
"¡La Señorita te ofreció misericordia!" Grita otra, pronto sus sonidos de enojo ante la situación retumbando en el ambiente. Tengu les indica que guarden silencio.
La actitud seria y elegante de la harpía de plumas negras cae totalmente ante tal insulto. Su rostro seguía rojo como un tomate y apretaba los dientes con fuerza. "¡Escúchame pendejo, juro que haré que te tragues las bolas por lo que acabas de decir!"
Las otras bestias quedan boquiabiertas, claramente jamás habían visto a Tengu perder el porte así, pero no les molestaba en lo absoluto, ese humano estúpido se lo había buscado.
Clemont murmura al chico, quien seguía tan indiferente a esa amenaza como era posible. "Ahora están furiosas, si ibas a rechazar, ¿No pudiste hacerlo de otra forma?"
"No." Responde el chico a secas.
Saywer traga saliva. "Y ahora que hacemos?" Pregunta, mirando con inseguridad al chico.
"Combatirlas, eso es obvio." Responde Paul, con monotonía.
"A mí me dio bastante gracia la cara que hicieron, aunque seguro no será divertido lo que nos van a hacer." Comenta Úrsula, con bastante preocupación.
"¡En nombre de la Gran Señorita Macherie, aniquilemos a estos idiotas!" Grita Tengu de repente, señalando a los agentes frente a ella, de inmediato extiende sus alas y se lanza a atacar, de igual manera sus compañeras saltan, listas para acabar con la AIP.
Paul sonríe "¿No aprendes verdad? ¡Electrivire, acábala con impactrueno!" Ordena, señalando a Tengu, su Pokémon de inmediato obedece, pero la bestia emplumada se las ingenia para esquivar el ataque, avanzando a una velocidad bastante decente, cuando parecía que iba a atacar al Pokémon de Paul, Tengu vuela por encima de su cabeza, sorprendiéndolo; su objetivo después de todo era el entrenador. Las patas de la bestia sujetan al chico de los hombros, tal como un ave rapaz cazando a su indefensa presa y lo levantan con facilidad del suelo, sus garras enterrándose en su piel, haciendo imposible que Paul logre librarse de ellas. Tengu entonces incrementa la altitud a la que volaba.
Paul no podía decirle a su Pokémon que golpeara al monstruo, eso era un suicidio, sólo podía ver como el campo de batalla se hacia más y más pequeño. Aunque primero hubiera deseado que la arpía le soltara, eso definitivamente ya no era una opción.
"¡PAUL!" gritan sus compañeros, pero ni tiempo les dio de buscar una forma de auxiliarlo, los tres fueron arremetidos rápidamente por bestias y tuvieron que defenderse.
¡¿Y hora que vamos a hacer!?" Grita Saywer, volteando hacia su compañera Úrsula por un instante, mientras una bestia de largas garras arremetía contra su Sceptile.
"Ugg a mi no me preguntes…" Replica la peli rosa, algo fastidiada.
Clemont aprieta los puños y suspira, dándose valor. "Recuerden chicos, nuestro objetivo es distraerlas…hagamos eso...Paul estará bien." El chico se dirige a los otros entrenadores que aún estaban combatían atrás, casi todos por su cuenta. Ve claramente la desesperación de sus rostros, que sólo crecía cuando sus Pokémon recibían un ataque, pero cree que puede al menos motivarlos para dar un último empujón. Zoey lo dijo, solo necesitaba un poco de tiempo para liberar a los rehenes, y de ahí ya no importaba nada más, eran libres de retirarse de ahí. "¡Chicos! ¡Ya falta muy poco, así que por eso peleemos como si fuéramos uno! ¡No todo está perdido!" Ordena el chico, de inmediato los entrenadores dejan sus combates individuales y se acercan al pequeño grupo.
Una bestia de orejas muy puntiagudas y pelaje dorado con manchas obscuras muy hermosas casi rasguña el rostro de Clemont, pero su Luxray muerde la extremidad de la fiera, defendiendo a su entrenador. Ella hace una mueca de dolor. "¿Por qué no entiendes lo inútil que son tus esfuerzos? ¡No hay nada que puedan hacer!"
"Quizás, pero no voy a dejárselas fácil, no después de que se llevaran a mi hermana." Dice el chico, una sola lagrima deslizándose por su mejilla.
La fiera sonríe con malicia. "Awww ¿Tu hermanita dices? Heh, si te postras de rodillas y lames el suelo quizá y pueda ayudarte con eso."
Clemont niega con la cabeza, una sonrisa confiada dibujándose en su rostro, se ajusta los lentes antes de apuntar a la bestia. "Tengo mis propios medios de sacarte información. ¡Luxray, usa mordida!" El Pokemon ataca y la bestia retrocede de un salto, pero Luxray logra pescar la cola de la bestia con sus afilados dientes, de inmediato se escucha un grito de dolor.
"¡Onca!" Otra bestia, esta cubierta primordialmente en escamas de color verde intenso con anillos negros alrededor de su cola y extremidades voltea a ver a su colega herida, estaba por meterse a ayudar, pero recibe de lleno una cuchillada en el vientre por parte del Garchomp de Úrsula. "Deberías ser un poco más egoísta."
La bestia mira hacia abajo, y nota una inmensa cantidad de sangre azul saliendo de la herida, con sus manos cubiertas en escamas trata de disminuir el flujo de sangre fuera de su cuerpo. Pero pronto se ve rodeada por los Pokemon de otros entrenadores: Un Vigoroth, un Absol y un Sandslash, que no tarden en irse encima de ella, matándola antes de que pudiera escapar.
Onca se queda boquiabierta. Sin pensarlo mucho más le mete una patada a Luxray con sus patas traseras, que ciertamente eran más de un felino cazador que las de un ser humano, pero el Pokémon solo aumenta más la fuerza de la mordida. Clemont entonces, muestra que sostiene cuatro cubos pequeños en su mano, y los arroja, directo a Onca. Cuando la bestia logra librarse de Luxray (metiéndole un zarpazo en el rostro al pobre Pokemon) ya es demasiado tare, los cubos de Clemont la han rodeado con una suerte de campo eléctrico, que de inmediato le da una descarga que la deja totalmente inmóvil.
Sus amigas están horrorizadas, tan distraídas estaban quitándose de encima a Pokémon tras Pokémon (e inclusive a uno que otro agente) que se vieron totalmente incapaces de auxiliar a su colega a tiempo.
"¿Qué demonios es eso?" Pregunta una de ellas, esquivando un ataque con cierta torpeza.
Los agentes de la AIP tampoco entendían del todo la situación, pero no podían quejarse, era una bestia menos con la que lidiar, tomando en cuenta sus patéticos números, eso suponía una ventaja enorme.
"¡Alguien avísele a la Señorita Tengu! ¡Rápido!" Exclama otra, antes de recibir de lleno un ataque de rayo solar en la espalda, cortesía del Sceptile de Sawyer.
"¿Clemont…quieres explicarnos eso?" pregunta el chico del Sceptile, confundido, apuntando a la caja eléctrica que contenía a la fiera inconsciente.
"Ya lo sabrás…" Replica el chico, mirando a otra de las bestias, quien de inmediato se aleja a toda velocidad del sitio, temiendo que fuera la siguiente en ser capturada así.
Úrsula suelta una sonrisa que rivalizaba en sadismo con las de Menagerie. "Oh y yo que pensaba que el científico de la AIP no tenía estilo, heh y también lograste mover más gente en pocos segundos que Paul en toda esta ofensiva." Finaliza la chica, sin dejar de sonreír, especialmente ante la mirada de incomodidad de las fieras, ese dispositivo las había asustado bastante, querían sacar a su compañera de ahí, pero no sabían siquiera por dónde empezar. ¿Qué tal si las atrapaba también?
En el cielo arriba del campo de batalla, Tengu se divertía atormentando a Paul, aflojando sus garras de cuando en cuando para hacerle creer que lo soltaría en cualquier instante. "Debes sentirte tan estúpido ahora…"
Paul traga saliva, sabe que si dice cualquier cosa…o incluso si no la dice, esta bestia lo tirará de quien sabe que altura. Ya puede imaginar su cuerpo hecho pedazos en el pavimento, sus órganos regados por doquier, puede imaginarse también las estúpidas expresiones de placer de todos los que lo odian ahí abajo…de los que quedaban con vida, por supuesto; no quería darles el gusto de que se burlaran de él.
La fiera agita sus alas, bastante contenta con la falta de respuesta por parte del chico. "Es increíble ¿no? Como el miedo domina con tantísima facilidad, con tus piecitos en la tierra me insultabas con bravura, y ahora en mis dominios estás con la cola entre las patas." Tengu le suelta una sonrisa sádica. "Bueno si no quieres acabar como una plasta deforme e irreconocible empieza por pedirme perdón…y asegúrate de llamarme Señorita Tengu."
Paul trata de observar sus alrededores, buscando desesperadamente una salida. Sólo veía el azul del cielo, así que se traga su orgullo muy lentamente.
"¿Y bien?" Tengu afloja sus garras apropósito.
"L-lo siento…Señorita Tengu." Dice Paul, casi entre dientes, siente las garras de la bestia aflojarse, estaba por caerse. "¡LO SIENTO SEÑORITA TENGU!" Repite, sus mejillas ligeramente rojas, disculparse no era algo que acostumbrara a hacer, y menos con una monstruosidad horripilante.
Tengu suelta una sonrisita triunfante. "Ah buen chico, ¿Eso no fue tan difícil verdad?" Sus garras sujetan al chico con firmeza de nuevo. "Si tienes suerte quizá te dejen quedarte como mi mascota ¿No estás agradecido ante tal grandiosa oportunidad?" La arpía suelta una risa cruel y ruidosa.
"Perdóname si contengo mi entusiasmo…" Comenta Paul, sarcásticamente.
La fiera le dedica otra sonrisa arrogante. "Es una pena que no te guste la idea, supongo que el quedar como un saco irreconocible de carne y huesos molidos suena como algo más atractivo para ti ¿Verdad?"
Paul se percata que la bestia está disminuyendo la altitud de vuelo, aparentemente preparándose para aterrizar en la cúpula de una de las torres de la escuela. Pero el chico sabía que esto no era cierto, la bestia no tenía razón para aterrizar. En su opinión el plan era otro, considerando que la velocidad de vuelvo de la arpía aumentaba a cada segundo, y que podía ver claramente la pared de una de dichas cúpulas, claro el objetivo era estamparlo contra la pared, para que tuviera una idea mas o menos clara de como se iba a sentir el concreto.
Mientras mas se acercaba a dicha pared, la mueca de Tengu sólo se extendía más y más, degenerando su bello rostro en el de una psicópata, ahora estaba a pocos metros de impactar la cara del chico contra ella "¡Divierteteeeeeeee-aaaaaaah ¿¡Qué haces!?" La fiera se escandaliza cuando siente al chico tirar de la parte inferior de su kimono, aun con el dolor que sus garras afiladas causaban, el chico se las había ingeniado para sujetarse de la bestia, haciéndola perder el impulso.
"¡Oye suelta eso! ¡QUÉ DERECHO TIENES DE AGARRAR MI ROPA!?" Exclama Tengu, ruborizándose intensamente, no quiere ni pensar si el chico ha visto abajo de su kimono. Puesto que Paul continúa tirando de sus ropas, la arpía pierde la concentración, no sólo evitando la pared, sino que ambos se estrellan contra la ventana de la cúpula, cayendo al interior del edificio.
La bestia suelta a Paul, y ambos ruedan varias veces por el suelo, la cabeza de la arpía choca con una mesa, quedando ligeramente aturdida, así que de momento no nota que el chico había caído encima de ella, su rostro chocando con el busto de la criatura.
Al parecer Paul tampoco se había percatado de ese detalle, por lo que cuando levantó el rostro fue una situación tan incómoda para él como para ella.
¡QUÉ HACES AHORA!? ¡ESTO ERA LO QUE PLANEABAS DESDE EL INICIO, ¿VERDAD!?" Tengu le reprocha, su rostro rojo como un tomate, de inmediato empujándolo con fuerza.
Paul evita la mirada acusatoria de la bestia, un rubor que rivalizaba con el de su oponente en su rostro. "No seas estúpida, de cualquier modo, es tu culpa por levantarme del suelo. Lo que, si planeaba hacer desde el inicio, es matarte." El chico libera a su Drapion de la Pokébola, lentamente su humillación siendo reemplazada por una ira inmensa.
Tengu apenas y tiene tiempo de emprender vuelo, ya que el enorme Pokémon arremete contra ella usando Veneno Cruzado. "Primero me toqueteas y luego quieres matarme?" Cuestiona la bestia muy ofendida, volando a poca altitud en círculos.
El color rojo vuelve al rostro de Paul, esto lo hace sentir tan incómodo, la humillación es la cosa a la que menos está acostumbrado y ya la había sentido demasiado el día de hoy. "¡Déjate de cosas!, sólo te voy a devolver el favor, después de todo tu pensabas hacerme mierda en el suelo ¿Verdad?"
"¡Ese plan sigue en pie!" Dice de inmediato la bestia, lanzando una lluvia de plumas negras y afiladas sobre Paul, Drapion a la orden de su entrenador, contrataca con misil aguja, destruyendo las plumas de Tengu.
La bestia le dirige una mueca de desagrado y de repente se acuerda del asuntillo en el campo de batalla, como puede esquiva los otros misiles aguja de Drapion y se dirige hacia la ventana rota, cubriendo su rostro con una mano de inmediato. "Lamento que vayas a ver la luz de otro día ¡Pero ni pienses que se me van a olvidar tus mañas tan asquerosas de hoy!" Finaliza, antes de salir por la ventana y emprender vuelo, algo entorpecido, seguramente por sus heridas.
Paul suspira, sintiendo el cansancio apoderarse de él. "Bueno, sigo con vida, así que eso se puede considerar una victoria." El chico devuelve a Drapion a la pokébola y libera a su Honchkrow. "Realmente que no quiero nada que ver con el cielo por un buen rato, pero tú vas a ayudarme a bajar de aquí."
Ash, Serena, Dawn y Zoey finalmente llegan, sin mayores complicaciones al lugar donde estaban presos los cientos de rehenes. Sabían que estaban ahí pero no veían a nadie, y eso era por que frente a sus ojos sólo había decenas de asquerosos capullos pegajosos, que ocasionalmente se movían.
"No me digas que están aquí adentro…" Comenta Dawn, cubriendo su boca con ambas manos, intentando no arquearse y vomitar, Zoey le da palmaditas en el hombro.
"Seguramente sí." Comenta la pelirroja, mirando con preocupación a Dawn. "Serena, por favor saca la base de datos."
"Seguro, ¿para qué?" Pregunta la castaña, tomando el dispositivo entre sus manos.
"Busca información acerca de…"Arachne", ella es la bestia responsable de atrapar a estas personas. Si mal no recuerdo ella explicó las propiedades de su tela, durante la transmisión. "Explica Zoey, mirando fijamente los capullos de seda. "Eso ya debería estar presente en la base de datos."
Serena hace justo eso, y lee lo que le dice la base de datos. "Los hilos que produce son sedas proteicas, con una tensión de rotura que soporta a los más fuertes alelos del acero."
"¿Y eso significa que…?" Pregunta el azabache, quien picaba uno de los capullos, su dedo quedándose pegado a el por un momento hasta que el chico logra sacarlo.
"Que nos va a costar un demonial de trabajo sacar a los rehenes de aquí." Replica Dawn de inmediato, los cuatro mirando a la enorme cantidad de capullos que debían romper, sin lastimar a los pobres chicos que tenían adentro.
