¡Hey que tal chicos! Me da gusto traerles el siguiente capítulo con relativa rápidez. La historia se pondrá buena así que sigan leyendo :D
Capítulo 21: Términos de la Bestia
Serena posa sus ojos azules en aquel vil ser que se encontraba frente a ella. ¿Cómo tratarlo? No era una persona, tampoco un Pokémon. De hecho era un individuo totalmente execrable, justo como las demás. Haberla golpeado al punto de dejarle la mandíbula rota, sus uñas inutilizables había probado ser totalmente inútil, solamente quedaba ser civil.
"Estoy segura de que algo podrás contarnos." Se limita a decir la castaña, tomando una bocanada profunda de aire, escondiendo su nerviosismo, pero Onca lo saboreaba como una presa que estaba a su total asecho.
Es cierto, Serena había dicho algo delicado al indicarle que si ella no era capaz de proveer la información deseada, era evidente que cazarían al resto. Pero una bestia jamás debe mostrar debilidad, fieras desde el inicio, fieras hasta el amargo final.
" Bien, tu pregunta niña boba y yo contestaré lo que pueda." Onca suelta una sonrisa agría, dándole escalofríos a Serena.
"¿Cuál es el propósito de l-las bestias, es decir de…Menagerie…?" Serena titubea un poco al preguntar, era obvio, esos ojos ámbar mirándola, Serena no es ninguna ingenua y sabe que, de estar libre, Onca se arrojaría sobre ella y le desgarraría la garganta.
"¿Tienes miedo? Bien, así debe ser. No se espera otra reacción por parte tuya, humanita cobarde y patética." La bestia maculada sonríe encantada, ¿Qué clase de interrogatorio era este? Ella estaba en control.
Desde la habitación donde hacia la mayor parte de su trabajo ingenieril, Clemont veía la situación con preocupación, monitoreando desde su computadora. "No puede soltarse…pero esos seres son odiosos…no creo que debamos dejarla ahí sola, incluso si sólo así ella hablará.
Paul se cruza de brazos. "¿No estarías probando su punto? Serena es miedosa y llorona."
"¡N-no la llames así!" Exclama el chico, sin esconder en lo más mínimo su disgusto.
" Es la verdad, pero bien dicen, el valiente llega hasta donde el cobarde quiere." Comenta el chico, sin prestar mucha atención a la reacción tan explosiva del rubio, de verdad le disgustaban esas exhibiciones de emociones.
El rostro de Serena se pone rojo, es cierto, después de todo, Onca le da terror; pero a la vez, se siente extraña el día de hoy, no, no únicamente este día. Toda semana había sido burlada, por Miette, por Dawn ¿Qué acaso nadie le tenía el más mínimo respeto? Claro Zoey, le había dado muy buenos consejos, pero ella y Serena no eran más que conocidas…la gente cercana a ella la trataba como basura. Incluso Ash a quien tanto amaba…el no parecía siquiera darle su lugar, muy ocupadito estaba con Dawn.
La voz de la castaña, se eleva fuertemente, haciendo retroceder un poco a aquella criatura de corazón vacío. "¡¿CUAL ES EL PROPÓSITO DE MENAGERIE!?" Pregunta de nuevo, esta vez su voz fluida y firme.
La mueca de la bestia permanece, pero no esperaba que la linda presa quisiera defenderse. " El propósito de Menagerie…"
Serena asiente con la cabeza, con el ceño fruncido, ciertamente no confía en lo que salga del hocico de esta.
" Aquel motivo que nos une a todas y cada una de las bestias, desde la más pequeñita, hasta a la más poderosa…es simplemente divertirnos." Responde Onca, sardónica, sus pupilas contraídas, esperando ansiosa la reacción de Serena.
Un azotón de manos contra la mesa, ahora Serena es la de la mirada homicida. "¿Diversión? ¡DIVERSIÓN!? No vas a hacerme creer que tu grupito de terroristas sólo hacen lo que hacen para divertirse. Matan gente, matan Pokémon." Los ojos de la chica se llenan de lágrimas, no de tristeza, sino de indignación. "¡Deben tener algún motivo!"
Onca niega con la cabeza, riéndose con vileza. " Pues no nena, sólo somos preciosidades en busca de entretenimiento de la mejor calidad ¿Qué hay de malo en eso?"
Una bofetada revienta contra la mejilla de Onca, dejando no sólo a la bestia incrédula, también Paul, Clemont y la misma Serena no podían creer lo que había pasado. Antes de que aquella criatura pudiera siquiera replicar, siquiera moverse hacia Serena, invadida por una furia difícil de igualar, la castaña habla con más fuerza, quitándole a Onca la intención de abrir el hocico.
"¡¿QUÉ PROPOSITO TIENEN!?" Repite Serena, su voz podría lastimarse de lo fuerte que está hablando.
Onca le dirige una mirada sucia, bajando su tono de voz un poco. " Ya te lo dije, sólo queremos pasarla …. bombástico" No es como si le hubiera dolido físicamente la bofetada de esta humana, pero si había golpeado su orgullo una vez más. Sucias criaturas son indignas de tocar incluso el más minúsculo cabello.
"¡Por diversión no hacen todas estas atrocidades, HAY algo más, de eso estoy segura!" Las manos de Serena sujetan el pelaje del pecho de Onca, si su físico lo permitiera se lo arrancaría sin dudas.
La bestia amaría simplemente arrancarle la cabeza a esta creída, pero no puede, está atrapada por estúpidas ataduras ¡QUÉ GANAS DE HACERLA PEDAZOS! "¡Ya te dije todo! Sólo nos interesa divertirnos, la vida es para disfrutarse."
Serena suelta a la bestia, pero acerca su rostro a solo centímetros a el de ella. "¿Y que acaso todos los que hieren no tienen derecho a disfrutar la vida?"
Onca carcajea, pegando su propio rostro al de Serena. " Obvio no, niña estúpida. Los seres humanos son criaturas inferiores, y ni que decir de los apestosos Pokémon que los siguen. Nosotras merecemos disfrutar de lo que la vida tiene para ofrecer, ustedes no."
La castaña desearía reventarle la cara contra la mesa, pero sólo suspira y continua con una pregunta más. "¿Y porqué creen eso? Ustedes sólo salieron de la nada hace apenas un año, a lo mucho. Ni siquiera saben de lo que hablan."
"Sólo seguimos a la hermosa, espectacular y opulenta Reina Macherie, si ella dice que la pasemos bien ¿Qué derecho tenemos de desobedecerla? Ella quiere vernos felices, quiere vernos gozar ¡No podemos ir en contra de sus puros deseos sólo porque a una bola de apestosos humanos no les parece! "
"Háblame de Macherie." Serena toma asiento de nuevo, sosteniéndole la vista al monstruo, le cuesta mucho creer que todo esto sea sólo por diversión malsana.
"¡Aaaaaaaah!, ¡Ella es gloriosa! ¡Dudo mucho que puedas entenderlo!" La expresión de Onca dibuja una delicada sonrisa, como de alguien que recuerda algo tan íntimamente feliz.
"¿Ah sí?" Serena inquiere, colocando los codos sobre la mesa, apretando sus manos, unas contra las otras, ese cinismo la pone de pésimo humor, casi casi olvidaba que podía ponerse así de malas.
"¿No tienes la dicha de conocerla? ¡Qué pena por ti! Simplemente de verla moverse, como el depredador ápex que es, ¡Ah! te quita el aliento: Es elegancia y estilo puro." Dice Onca, casi en suspiro de enamoramiento.
"La conozco. Estuvo atormentando a …" Serena hace una breve pausa, cambiando la palabra que describía su relación con la peliazul. "Mi.…eh…compañera… Dawn. La trataba como su propiedad, golpeándola…humillándola y, no creo que haya nada de elegante en eso."
Onca levanta una ceja, claramente ofendida ante la mera suposición de que su amada líder no era elegante. "¿Así que conociste a la hermosa Macherie y aun así te rehúsas a aceptar nuestra superioridad? ¿¡Acaso te fijaste bien al verla existir!? ¡Es un ser que atrae total y absoluta admiración! ¡Todos los que posan ojos en ella deberían arrodillarse y besar el suelo que ella pisa!"
"Me pareció una estúpida bruta sádica más, igual que tú o que cualquiera de tus amigas." replica Serena, en tono agresivo y duro. Nunca entenderá la retorcida lógica pies arriba de estos seres.
Onca gruñe ante ese comentario ¡Que blasfemia referirse de la matriarca de Menagerie de esa forma! "Importa muy poco lo que TÚ opines. Es obvio que ni siquiera eres digna del aire que ella respira…tu compañera en cambio… ¿Dawn, verdad? Ella debe ser una chica excepcional…¡Quizá la hermosa reina decida ahogarla en el Círculo de las Estrellas!"
Serena frunce el ceño, su corazón palpitando más rápido con esos crípticos comentarios, tampoco le cayó bien la comparación. "¿De qué demonios estás hablando? ¡Explícate!"
"¡Ni como dejártela fácil para que le entiendas, humana tarada. ¿Alguna otra preguntita?" Onca sonríe, casi triunfante. La AIP es realmente patética, de eso no le quedan dudas, ¡AH! Los métodos que usan las bellas fieras para obtener información, esos SI que son efectivos.
Clemont suspira, sintiéndose derrotado, Paul parece no reaccionar a la discusión en el monitor, siempre es muy ensimismado, pero su expresión ahora es terriblemente complicada de leer. Ambos chicos están de acuerdo en que esto ya es inútil y que es mejor formular otro plan.
Serena está furiosa, pero ya no desea seguir confrontándola, esa cosa se quedará encerrada, prisionera a la tecnología de la AIP, mientras ella puede al menos ir por un rico café a la maquina y olvidarse de las cosas un rato. Sólo necesita preguntar por alguien más: Por Bonnie, la hermana de Clemont, que había desaparecido como muchas otras personas ¿Qué había sido de ella?
"Ahora dime que hicieron con esta chica, ¡Sabemos que ustedes tuvieron que estar involucradas en su desaparición!" Serena toma de su bolsillo la foto de Bonnie que Clemont tenía sobre su escritorio, de hecho el chico rubio sale corriendo de su pequeño cubículo, acercándose a la discusión, demasiado expectante de la respuesta. Su corazón latiendo salvajemente, como nunca. Paul trata de jalarlo lejos de ahí, si muestran debilidad esa fiera se mofará de ellos cuanto se le antoje. En su opinión, deberían matarla y conseguir a una más frágil de la cabeza ¿Para que perder el tiempo?
Onca observa con detenimiento la foto de Bonnie, tan delicada y preciosa, como una adolescente de su edad debe ser, con toda una vida por delante. La bestia levanta la mirada, sintiendo la electricidad contraer sus músculos. Observa al chico rubio tan desesperanzado, nota al de pelo morado intentando contener la situación. Mira de nuevo la cara furiosa de Serena, adora verle esas mejillas enrojecidas y esas cejas curvadas hacia adentro, esos ojos azules ardiendo como si de fuego fueran.
" Veo muchas humanas a diario. Acordarme de una de tantas, no es nada fácil." Onca hace una expresión desagradable, su cabeza esta girada hacia abajo, aun con el dolor de sus grilletes electrificados, pero sus ojos ámbar miran a Serena, a los humanos, con desprecio y burla.
Finalmente Paul tiene suficiente y decide terminar con esto. "Hiciste lo que pudiste. Dejemos a esta imbécil a que se pudra aquí adentro unos días. Veamos si el hambre y la sed la hacen hablar."
Serena mira al chico de cabellos morados y asiente, acercándose al dúo. La bestia vuelve a quedar en soledad, aquel ruido estridente haciéndola sufrir como merece, quizá como merece toda su estirpe, siendo lo único que sus oídos escucharan por un largo rato, el cristal construido para contenerla desciende, permitiendo a los agentes hablar con total libertad.
Serena camina hacia la puerta, sintiéndose derrotada. Quizá recurrir a más golpes habría ayudado. "Esa cosa sólo se burlaba de nosotros ¿Verdad?"
Clemont asiente con la cabeza, se le puede ver sudando. " Sí…pero ya ha dicho algunas cosas interesantes…"
Paul interrumpe al rubio con una risa sarcástica. " Sólo está tratando de pasarse de lista, habla sandeces que no tienen sentido, para alejarnos de la verdad, las criaturas como ellas simplemente no ceden con tanta facilidad."
Serena mira a ambos chicos, visiblemente angustiada. "¿Cómo la hacemos hablar?"
Paul medita unos momentos, analizando todo lo que habían hecho ese día. La tortura física había sido inefectiva, la auditiva prometía más pero se necesitaba de fuerte tortura psicológica para hacer que los esfuerzos valieran la pena, de otro modo jamás obtendrían ni una pizca de información. Mira a Serena un momento, la chica había tocado una que otra fibra sensible en la fiera esa, esos puntos son los que deben aprovechar y explotar…quizás la castaña pudiera ser de utilidad después de todo.
"Discutamos esto en otro lado, quizá…se nos ocurran mejores ideas." Concluye el rubio, acomodando sus lentes con su dedo índice, los otros dos solo asienten con la cabeza y le siguen. Serena voltea una vez más hacia aquel monstruo que lanzaba rugidos claramente agonizantes, silenciados por ese fuerte vidrio construido para aislarla. No dejaba de verla.
En el centro de la ciudad, una batalla brutal se libraba, batalla que no iba muy en favor de la AIP. Estas dos bestias, Kingii y Gigantea, eran tan ágiles como eran burlonas. El campo de batalla no era más que la parte más alta de un edificio, había pocos lugares para esconderse, y aun así estas dos aprovechaban su bizarra biología al máximo para crear problemas. Ni siquiera el Charizard de Kiawe había tenido suerte desde al aire para atinarles, eran simplemente demasiado rápidas.
Á la orden de Ash, Pikachu se lanza hacia Gigantea con un ataque rápido, yendo tan rápido que la ratita amarilla se ilumina brevemente en una luz blanca, pero aquella ruin criatura se desliza por debajo del Pokémon, golpeándolo como un bicho indeseado, utilizando su larga cola cubierta de escamas. " Oye, ¿No venían con más amiguitas? Es que ya nos estamos aburriendo y ya nos está dando sueño." Sonríe Gigantea, admirando sus magnificas garras rojas.
Kingii se coloca junto a su camarada. " ¡Ah Gigantea! ¡Creo que mejor nos vamos, no queremos morir de aburrimientooo!"
Pronto ambas bestias, tan distraídas con su aparente aburrimiento son golpeadas por una doble combinación de ataque de rayo burbuja, cortesía del Piplup de Dawn y la Primarina de Lana. Gigantea logra quitarse a tiempo para evitar ser pisoteada por una fuerte patada del Tsareena de Mallow que la deja medio doblada en el piso, sus ojos abiertos como platos y su lengua fuera.
La bestia de las doradas escamas muestra inmediata preocupación al ver a su compañera ser aplastada de forma tan humillante, pero no va a precipitarse, podía hacer un mal movimiento y empeorar la situación.
Kiawe al ver a sus compañeras suspira aliviado pero les habla con cierta dureza "¿Qué les tomó tanto tiempo?"
Dawn y las demás le miran enojadas. "¿T-todavía preguntas? Los elevadores del edificio no funcionan, con eso te digo todo." Contesta, tratando de concentrarse en la batalla.
Mallow mira a Kingii con cierta malicia. "¿Te acuerdas de mi y Tsareena? ¡Esto es por la mordida!"
Kingii lanza una especie de gruñido y mueve su columna hacia arriba, quitándose a la elegante Pokémon de encima. "Claro que si, jamás olvidaría una cara tan estúpida como la tuya. Ten un regalito de mi parte." La bestia abre sus fauces, el collar membranoso de su cuello se abre, recordando un poco al del Pokemon Heliolisk. Pero de aquella boca que seguro olía pésimo, sale una sustancia color verde, que apenas Mallow logra esquivar.
Las chicas hacen una expresión de asco ante esa acción, cada día las bestias se superan en falta de estilo y clase.
Ash mira a las jóvenes y como si no fuera información valiosa, les dice. "¡Cuidado con eso, derrite lo que toca!"
"¡¿Y apenas nos dices eso!?" Las chicas miran a su alrededor, y efectivamente, había agujeros circulares perfectos, formados del contacto de esa sustancia corrosiva. El sólo pensamiento de recibir una gota de esa porquería corrosiva daba náuseas y una profunda ansiedad.
Gigantea relame sus labios y muestra una mueca sádica. "Kingii yo creo que mejor nos quedamos a jugar un rato con los payasitos de la AIP, total, ya matamos al viejo y apestoso alcalde.
Kingii devuelve la sonrisa, no son necesarias las palabras entre ellas, tendrían su diversión.
"¿Tienes un plan Ash?" Pregunta Dawn, en voz baja pero con cierta brusquedad.
"Son muy rápidas, tenemos que inmovilizarlas…" Responde el azabache, manteniendo la guardia en alto.
"Primarina puede ponerles en una burbuja." Sugiere Lana.
"Empoleon y el piplup de Dawn podrían incluso atraparlas en remolinos, dudo que puedan salir de ahí." Sugiere Kenny.
" Mi Tsareena, pudo pisarla y dejarla quieta, quizá si aprovechamos otro momento así…" Mallow comenta rápidamente, mirando fijamente a esas dos cosas horribles.
De la misma puerta de donde entraron las chicas, entra un grupo de policías, dirigidos por la oficial Jenny, acompañados por Pokémon como Herdier y Arcanine. "¡Al suelo ustedes! ¡Quedan todos arrestados!" Grita la uniformada, total seriedad en su voz, de ahí nadie va a salir sin un par de lindas esposas alrededor de sus muñecas.
"O-oficial!" Ash balbucea, intentando poner a la Oficial de su lado. " ¿Podemos dejar esto para después? ¡ELLAS SON LA AMENAZA!"
Las bestias se encogen de hombros, ciertamente este tipo de cosas, aunque entretenidas, interrumpían lo realmente emocionante. Oír a una bola de aburridos policías balbucear de su ley y eso no era precisamente lo más divertido en este mundo.
"Lo único que veo aquí es a una bola de alborotadores que están interfiriendo con mi trabajo de mantener la paz en la ciudad." Contesta la Oficial con frialdad, dirigiendo su atención a aquellas dos bestias cubiertas de escamas que no parecían muy contentas con su interrupción.
"¿Piensas arrestarnos? Y nosotras que pensábamos que la AIP podía ser imbécil." Comenta Gigantea, clavando sus malévolos ojos en ella. Kingii sonríe con la misma vileza de su compañera.
"¡No vas a hablarle así a una autoridad…seas quien seas!" La oficial dispara de inmediato, dándole en el brazo a Kingii, que lanza un alarido de dolor, ciertamente que no esperaba que una bala doliera tanto.
Gigantea ve con horror e indignación la herida de bala en el brazo de su compañera, de la cual gotea sangre color verdosa, tal como las escamas le cubrían.
Kingii sujeta la zona con su mano, y ve la sangre escurrir, sus ojos llenos de una furia que de haber podido, habrían asesinado a todos los humanos ahí, en nombre de sus bellas escamas. "¡H-HUMANA ESTÚPIDA! ¿Qué has hecho?"
"¡Pagarás muy caro lo que acabas de hacer! ¿Sabes el crimen que es dañar una cosa tan linda como una escama?" Grita Gigantea, sosteniendo a su camarada herida.
"Ustedes arresten a estos babosos de la AIP, yo me encargo de estas dos!" Ordena la oficial Jenny, sin siquiera detenerse a escuchar a sus compañeros de trabajo, quienes voltean a ver los agentes de la AIP, que están muy desconcertados pero igual de preocupados por el bienestar de la policía.
La oficial continúa disparando, dándole un par de heridas más a Kingii, además le ordena a su arcanine que clave sus colmillos envueltos en llamas infernales en cualquiera de las dos bestias, la que agarrase primero, no importaba mucho, para ella eran iguales y sólo había que someterlas, o destruirlas.
¡Pero que error tan grande fue eso! Gigantea se desliza por el suelo del edificio a una velocidad de vértigo y enreda su cola en el cuello del arcanine de la oficial, apretándolo sin piedad alguna. Los colmillos de fuego del Pokémon pronto desaparecen y su actitud fiera es sustituida por gemidos de dolor.
"¡Arcanine!" La oficial Jenny deja de disparar, los llantos de su viejo compañero la dejan momentáneamente helada. Pero no hay tiempo de ponerse así, no cuando Kingii se le pone enfrente, su boca abierta de par en par lista para darle un baño en su concocción especial.
Ash empuja a la oficial al piso a tiempo, pero uno de los policías que estaban detrás no tuvo tanta suerte, recibiendo aquella explosión venenosa de lleno en toda la cara. No hubo gritos de horror por parte del afectado, no podía haberlos porque no había quedado una boca que los lanzara. Simplemente una masa amorfa de cara, que colapsa al suelo, convulsionando ligeramente, ya que el cerebro había sido corroído en ese breve lapso.
"¿Ven lo que pasa cuando se meten con una dama?" Pregunta Gigantea, estirando su fuerte cola y arrojando al pobre Pokémon de fuego hacia el abismo del edificio. La oficial corre al borde de aquel rasca cielos y lanza un grito de horror y de impotencia. Tan rápido la situación se había ido de las manos.
"¡Charizard! ¡Ve por Arcanine! ¡AYÚDALO!" Ordena Kiawe, señalando al Pokémon que se precipitaba a su fin, quizá si no hubiera sido ahorcado se hubiera podido incorporar a mayor velocidad. El dracónico Pokémon se apresura a salvar a su camarada de fuego.
Dawn siente su estómago revolverse, el vomito sube lentamente por su esófago. Ver la muerte de ese hombre jamás va a sentirse bien. Cubre su boca con la mano, nota que Lana y Mallow hacen lo mismo y se abstienen de ver, Kenny también se acobarda ante la escena. Pero debe aguantar por ahora. Toma una de las Pokébolas de su bolsillo, liberando a Lopunny. "¡Rayo de hielo a la cabeza de esa bestia!" Ordena, señalando la cabeza de Kingii, que obviamente era la más peligrosa de las dos, inclusive estando herida.
Aunque perturbada por la escena tan espantosa a la que ha sido invocada, la Pokemon obedece y dispara ese gélido ataque al bello rostro de Kingii, quien no tiene tiempo de quitarse, estaba muy distraída viendo la masa de tejido a la que había quedado reducida la cara del policía, para darse cuenta de que estaba siendo atacada. El hielo la deja aturdida la hace caer y forma una masa a temperatura muy baja alrededor de su cabeza, no sólo bloqueando su respiración, sino que poniéndola en severo riesgo de hipotermia: En su naturaleza de bestia reptil, el brillante sol era su fuente principal de termorregulación y no era nada fanática del frío. Kingii clava sus afiladas garras en el hielo, en un frenesí desesperado por liberarse.
Gigantea estira su brazo para alcanzar a su compañera, no piensa dejarla así un momento más , "Que mala idea fue quedarnos, pero al menos logramos nuestro objetivo." Piensa, ya sintiendo cerca a su amiga, pero un trueno de Pikachu le impide acercarse más, después debe esquivar un Aqua Jet de Primarina, unas hojas mágicas de Tsareena, y un remolino de Piplup y Empoleon, alejándola más de la pobre Kingii, quien apenas logra romper el hielo de su rostro, pero es recibida por una lluvia de balas por parte del cuerpo policiaco, que no se esperaron a más ordenes de la Oficial Jenny, quien sigue atónita en el piso.
"¡Kingii, vámonos de aquí!" Grita Gigantea, su compañera, la oye claramente, aunque no tiene un plan de escape bien definido ahora que las cosas se han puesto así. Las heridas de bala sanarán, de hecho una vez en el territorio de las bestias serán tan graves como clavarse una astilla, pero debe dejar a su factor de sanación sobrehumano hacer su trabajo, de otro modo, de nada servirá. La bestia abre su hocico de nuevo y lanza un chorro de esa misma ponzoña que ya se había cobrado a una víctima, causando que todos deban dispersarse, hasta una gota es seguramente mortal.
"¡Empoleon, pico taladro!" Kenny sin embargo no quiere darle ni la más mínima oportunidad de que escape. El pico del Pokémon se ilumina y gira a gran velocidad, golpeando en el costado a Kingii, con fuerza tal que le hace un agujero. Algunas gotas del veneno habían caído en Empoleon, pero sólo habían dejado atrás pequeñas manchas blancas que humeaban ligeramente.
El grito de la bestia es horroroso, el veneno le escurre de la boca y se ve realmente patética. Quiere arrojar esa sustancia de nuevo, desea enviar a alguien más al infierno que ella merece, pero la AIP no se lo permiten, pronto recibe de lleno un ataque combinado de hoja mágica y rayo burbuja, cortesía de Mallow y Lana, que la hacen caer desde lo alto del edificio, su cuerpo golpeando durísimo contra una de las patrullas estacionadas abajo, enterrándose los cristales del parabrisas.
"¡NO!" Gigantea grita, acercándose al borde del edificio, su garra izquierda en su pecho, su garra derecha extendida hacia el fondo. Ve el cuerpo inmóvil de su amiga, desangrándose de forma tan humillante ahí abajo, es obvio que sus heridas le imposibilitaron el sobrevivir…quizá murió antes de tocar a ese apestoso vehículo, sin tanto dolor…aunque es evidente que sufrió muchísimo. Sus mirada sedienta de sangre, y llena de lágrimas, regresa a los agentes de la AIP, que sonríen triunfantes ¡Qué indigno!
Charizard regresa, sosteniendo a Arcanine con sus garras, y el Pokémon pronto retorna a su ama. La oficial Jenny pronto recupera la compostura al tener a su viejo amigo de siempre a su lado y se pone de pie, ya no le parece justo arrestar a la AIP, al menos por ahora. " Ríndete bestia, baja en paz y no acabarás como tu compañera."
Gigantea suelta una risa ácida, y ágilmente se mueve por el suelo del edificio, extiendo su larga ola, como si de un látigo se tratase, todos tratan de alejarse, pero logra tomar el pie de Dawn con ella, haciéndola caer antes de que pueda escapar, aprisionándola en poco tiempo. "¿Creen que voy a dejar que este terrible crimen permanezca sin ser castigo? No, esta puta de pelo azul la va a pagar con su sucia sangre."
Todos miran la escena con preocupación, saben que atacar a Gigantea sería un desafío sin dejar herida a la peliazul….
Ash de inmediato apunta a Gigantea. " Pikachu, atácala, tenemos que ayudar a Dawn." La ratita amarilla asiente, ¿Pero como iba a ayudarla exactamente? Quizá un ataque rápido a ese monstruo permitiría el rápido y limpio rescate de la peliazul.
La bestia bufa y mueve a Dawn al frente, frenando cualquier intento de rescate. "¿Vas a lastimar a tu novia? ¡Que malos son los chicos como tú!"
"¿N-novia?" Ash arquea una ceja, mirando a los demás, quienes simplemente encogen los hombros.
Kenny sin embargo parece increíblemente incómodo ante el comentario. El sólo pensamiento lo pone muy nervioso, no quiere siquiera pensar en tal escenario.
"El… y yo eeeh…es complicado." Interviene Dawn, ruborizada ante la noción, de inmediato atrayendo la atención de la bestia.
"¡Awww, le diste tu cuerpo! ¿Y aun así te niega? Pobre niña tonta." Ríe Gigantea, negando con la cabeza.
"¡No lo entenderías jamás, ni siquiera eres humana!" Exclama la peliazul, ganándose una sacudida con aquel largo apéndice.
"Aun así parece que le dolería si te hago algo." Gigantea aprieta a Dawn con su cola, quitándole el aire a la joven. "Ya que le hicieron mucho daño a Kingii, es justo que yo haga lo mismo con esta estúpida, aunque no lo crean, las mujeres como ella pueden ser de muchísima utilidad." La bestia sonríe perversamente y salta por el edificio, moviéndose ágilmente por las paredes de este, riéndose como una maniaca.
Dawn solo alcanza a lanzar un grito de auxilio que se ahoga conforme la bestia se movía hacia abajo ¿Porqué este tipo de cosas solo le pasaban a ella? Sus compañeros la ven alejándose, tardando un poco en reaccionar, la verdad todo ocurría a velocidad de miedo.
Mientras tanto Zoey se encuentra a sí misma en la obscuridad de una solitaria celda. Sabe que no pasará mucho tiempo aquí, esa policía abusaba de su poder, y ella sería quien enfrentaría a la ley que tanto amaba. La soledad le podría dar tan ansiada calma...pero los pensamientos de la pelirroja estaban lejos de estar en tan tranquilo lugar. La chica mira con sus ojos nublados la pared vieja de su celda. ¿Qué caso tiene todo esto?
"Dawn, que irónico pensar que estoy en la AIP por ti…" Murmura la chica, en una voz suave, casi quebrándose, sus pensamientos llenándose de la hermosa imagen de aquella chica que tanto amaba. El verle le traía calma, pero a la vez, lastimaba su corazón como ninguna cosa. "¿Qué significo realmente para ti?" Se pregunta con tristeza, pensar que es violentamente roto en dos por una voz huracanada en su cabeza, como si le gritara al oído.
"No significas nada para ella. Hasta un imbécil puede ver eso, tu no, al parecer." Dice aquella voz, en un tono lleno de burla, sonaba como Zoey, pero a la vez, tan ajeno, tan distante.
"Nadie pidió tu opinión." Responde de inmediato la pelirroja, cerrando los ojos, como quien tiene una fuerte migraña. "Si estaré aquí, al menos intentare dormir, no te entrometas."
La voz suelta una risilla cruel "Sueña entonces, yo te cuido."
Esa maldita frase, esa breve pero ominosa expresión le pone la piel de gallina a la pelirroja. La expresión melancólica en el rostro de Zoey desaparece y es reemplazada por una de furia absoluta. No hay nadie ahí para ver ese cambio, y toma un momento a la pelirroja el retomar su relativa inexpresión , se toca la cabeza con escrutinio. Desliza sus manos por su rostro y finalmente mira sus palmas.
Odiaba a esa voz arrogante, si la dejaba parlotear demasiado, pronto no la distinguía de sus propios pensamientos, pero a la vez, al no oírla se sentía aun más sola. Qué asquerosa ironía. No había forma jamás de callarla, en cambio ella…tantas veces se había quedado en total y absoluto silencio, escuchando con atención.
La chica se acomoda en el camastro de su celda y se queda mirando hacia arriba, sus ojos, nuevamente perdidos en el húmedo techo. Quisiera estar con los chicos…o más bien con Dawn, pero se siente tan cansada y harta. Los pensamientos de Zoey no se quedan nunca fijos en un sólo objeto, pero cuando se trataba de Dawn si que retenía la atención, la suficiente para inducir a su cuerpo a relajarse tan sólo un poco, sus ojos rojos lentamente se cierran.
¿Valía la pena que ella durmiera? No realmente. Desde hace años ella ya no tenía sueños placenteros, siquiera normales. Siempre que dormía, sin excepción, tenía pesadillas. "A veces no queda de otra más que acostumbrarse."
Sus pesadillas eran cambiantes, a veces la transportaban al lugar donde comenzó todo. A veces la llevaban a sitios que ella ni siquiera comprendía. Se trata de despertar al sentir la angustia incrementarse, pero ya es muy tarde, pronto entraría a su típico y horrible escenario onírico.
