Hey que tal chicos! Aquí les traigo nuevo capítulo, recién salido del horno!
Capítulo 22: Profundiza
La pelirroja camina por un largo sendero. No le parece nada interesada en el panorama de su alrededor. Esta pesadilla ya la ha tenido con anterioridad, al punto del hartazgo. Sus pasos se ven acompañados por el inconfundible sonido de agua, si, un río de color horroroso la cubre hasta la pantorrilla. Su cuerpo está totalmente expuesto, tan solo cubierto por sus propios brazos temblantes, así que siente el frío pellizcar su piel. Su lento andar es seguido por columnas tan altas que parecen infinitas, que parecen rasgar el cielo obscuro, de nubes horribles, de color rojizo.
Continúa caminando, el agua subía lentamente de nivel, haciendo un oleaje pequeño que le llenaba de lodo la piel a la pelirroja, voltea nerviosamente a la izquierda. Nadie la sigue, pero sabe que es vigilada con escrutinio. La lenta precesión de Zoey continua sin eventualidades, se siente como el prisionero que es llevado a la guillotina. Todo es sombrío, lento pero ultimadamente irreversible.
Pronto una hermosa visión se presenta ante ella, figura que no hace más que traerle un profundo sentimiento de tristeza. Conoce bien de quien se trata, pues es como si mirara una foto suya de hace una década, de tiempos mejores. Aquella versión de si misma tenía alrededor de once años, definitivamente de la época donde ganó el Gran Festival. De hecho usaba aquel traje sastre verde con el que se coronó campeona. Además, cuatro hermosas alas brotaban de su espalda, eran blancas, con puntitos negros en las dos de arriba, unidas a su torso, su tórax. Le daban un aspecto todavía mejor en comparación al de su yo presente. Zoey quería mantenerse calmada, pero siente sus ojos llenarse de lagrimas ante tan inmaculada visión. Ella estaba desnuda y cubierta en lodo. Su otro yo lucía pura, limpia e inalcanzable.
"¿En esta cosa penosa me convertiré?, ¡Vaya, pobre de mí…!"Comenta la niña, con una sonrisa sardónica en su rostro, en un tono de burla absoluta, las alas de su espalda moviéndose con delicadeza.
Zoey quería contestarse pero las palabras obviamente no salen, esto es una pesadilla, en esas la idea de tener control es cosa absurda. Siente que el agua ahora está en sus rodillas, no puede evitar ver abajo y el sólo ver su propio reflejo la hace cerrar los ojos. Escucha la risa de su yo del pasado nuevamente, en tono de clara burla, ella había sido muy talentosa ¿Pero había sido así de cruel?
La niña se acerca tomándola del brazo, murmurándole suavemente al oído, hasta puede sentir el aire que hace al hablar. "Púdrete, das asco y deberías matarte."
Para cuando la pelirroja abre los ojos, la niña ya no está. Pero nota que tampoco puede seguir con su deprimente precesión. La mitad de su cuerpo está hundido en ese líquido repugnante. Sus brazos se extienden hacia los costados, aprisionados por grilletes viejos y oxidados que colgaban de aquellas columnas, que parecían infinitas.
La pelirroja no ha dicho nada, pero esto es porque no puede. Su expresión dice todo lo que desea gritar. Apenas y puede contener el llanto. El agua continúa subiendo, a lentitud tortuosa "¡Ahógame de una vez!" Piensa Zoey, desesperada.
Si su situación no fuera ya pésima, pronto aquella voz que se hace presente en su cabeza durante el día, decide intervenir una vez más. Joder a la capacidad máxima es su naturaleza. Sólo deja salir su voz con la potencia de un huracán, no se muestra de forma tangible.
"Escúchame." Comenta, al oído izquierdo de la pelirroja, quien mira hacia arriba. Parece una eternidad… el agua se mueve tan lentamente. Eventualmente llega a cubrirle el cuello.
"Te ves tan adorable cuando sufres…" Se burla, al oído derecho de la pelirroja.
Ahora si está completamente hundida, y aun así el agua continúa subiendo. Lo que antes era sólo un charco ahora se está convirtiendo en un lago, y Zoey no duda que pronto esto sea la zona abisal de los océanos. Pronto dejará de ver la escasa luz que incide en la superficie, pronto solo habrá obscuridad.
Sus cabellos danzan mientras se mueven con la corriente, la pelirroja siente una urgencia terrible por respirar, casi asfixia, pero jamás llega al punto de quitarle la conciencia. Desea salir, desea ser rescatada, DESEA AHOGARSE.
"¿Verdad que el dolor y el placer son caras de una misma moneda?" Un par de ojos brillantes aparecen en esa obscuridad aparentemente perpetua, y una sonrisa retorcida alcanza a hacer iluminada también. Hileras perfectas de dientes afilados.
Zoey siente su cuerpo ser sujetado por un una garra, pelaje aterciopelado que a la vez, da escalofríos y siente ser rasguñada por un fino apéndice de queratina, una uña afilada, que le rasga el cuerpo en lo obscuro. Puede percibir aquella cosa remover sus entrañas, atravesándola totalmente.
"¡NIÑA ESTÚPIDA! ¡SABES BIEN COMO PARAR ESTO!" Ruge con violencia la voz, aturdiendo con tal volumen a la pelirroja y hace una breve pausa, con la dignidad de un monarca.
"Sólo escúchame, con todo tu CORAZÓN." Añade en tono insidioso y burlón.
Zoey se despierta lanzando un alarido, que alerta de inmediato a los guardias de la prisión. Su corazón palpita con tal fuerza que es la única cosa audible en aquella solitaria celda. La pelirroja se sienta en el camastro, examinando su cara, su cabeza con particular escrutinio. Está llena de ansiedad.
Su respiración es fuerte, entre cortada, saliendo como suspiros llenos de dolor. La puerta de su celda se abre y un guardia se acerca a ella.
"¿Qué sucede aquí?" Le pregunta con seriedad absoluta el guardia.
Zoey parpadea rápidamente, nota que esta en el suelo frío de la celda, se ha caído al despertar. No contesta, es como si aquella garra de la pesadilla aprisionara aun su garganta.
" Oye, contesta… ¿E-estas bien? ¡Estás pálida!"
La pelirroja intenta ponerse de pie. Y de inmediato fracasa, sus piernas no tienen fuerza alguna. El guardia de la prisión alcanza a sostenerla antes de que se golpee la cabeza de nuevo. Las palabras del uniformado se vuelven borrosas, y Zoey cierra los ojos nuevamente.
Ahora se encuentra a si misma en lo que era la enfermería de la prisión, es obvio que un lugar así tuviera un lugar dedicado a tratar heridas y cosas menores. La chica estaba recostada, viendo el techo color blanco del lugar, mínimo este no goteaba.
"¿Puede oírme? ¿Puede hablar?"
Zoey asiente con la cabeza a la mujer frente a ella, por su vestimenta, es obvio que es de profesión médica. Una bata blanca pulcra y ropa de tonos claros, indican que es doctora. "S-sí, si puedo…" Comenta la pelirroja, con algo de dificultad.
"Soy la Doctora Blackwell, es raro que alguien que no vaya a pasar mucho tiempo en prisión se ponga tan mal" Ríe la doctora brevemente antes de enfocarse de nuevo a su paciente."…dígame, ¿Qué fue lo que le ocurrió Señorita?"
"B-bueno doctora, sólo un mal sueño…fue todo." Comenta, aun agitada por lo que estaba lejos de ser una pesadilla común y corriente.
"¿Ah sí?" La doctora arquea una ceja, poco convencida. " Debió ser un sueño terrible, tiene taquicardia, 180 latidos por minuto para ser precisos. Voy a masajear su cuello por debajo del ángulo de la mandíbula. Tu ritmo cardiaco debería calmarse." Explica colocando su dedos en el cuello de Zoey moviéndolos en moción circular. La doctora Blackwell procede a hacer las típicas preguntas de la evaluación clínica, edad, historial de enfermedades cardiovasculares y hábitos de consumo de sustancias como el alcohol, tabaco y drogas.
"…Y de la pesadilla que tuvo…el guardia me comentó que gritaste y caíste…eso me suena más a un terror nocturno, muy inusual en gente de tu edad, son muy frecuentes en niños." Explica la doctora esperando la reacción de su paciente.
"S-sólo fue una pesadilla cualquiera." Recalca la joven, molestándose un poco con el interrogatorio. No es que dudara de la profesionalidad de la doctora, sólo que odiaba que la gente se metiera en sus asuntos, así fuera su trabajo.
"Pero fue demasiado intensa, si son frecuentes y de esa magnitud, usted podría tener un desorden del sueño, le haré una nota de referencia para que un especialista la evalué." Comenta, alcanzando un pequeño bloc de la mesa.
La chica no responde de inmediato, sólo mira hacia el piso, moviendo sus dedos rápidamente. "Sólo, fue una pesadilla…no es como si me hubiera pasado algo de mayor gravedad…. e-es estresante no? La AIP, el abuso de autoridad de la Oficial, ¡No estaba en mis planes terminar aquí hoy!" Comenta, titubeando un poco, al hablar, mostrando una sonrisa forzada.
"Entiendo. En todo caso parece que el golpe que se dio al caer no le afectó cognitivamente, ¿Puedes caminar por tu cuenta?" Pregunta la doctora, apuntando a las piernas de la pelirroja.
Zoey suspira, mueve su pierna ligeramente, y siente más fuerza que antes, pero no se siente segura todavía como para ponerse de pie. " N-no creo poder. ¿Puedo esperar unos minutos más aquí?"
"Por supuesto, probablemente sólo estés ansiosa tras la pesadilla, procura calmarte." Finaliza la Doctora, dirigiéndose a su pequeño escritorio, dejando a su rara paciente descansar brevemente.
La pelirroja suspira y coloca su mano sobre su frente, le duele un poco. Sus ojos sueltan algunas lágrimas, que se deslizan por sus mejillas. No puede esperar a que la saquen de aquí, y terminar con toda esta basura. Aquella voz se lo dijo, ella sabe como acabar con este martirio, la llave a la libertad la ha tenido en su mano todo el tiempo, y se ha rehusado a usarla…
Era hora de ESCUCHAR con el CORAZÓN.
Mientras tanto, en la plaza de ciudad Veilstone, sólo se oían gritos de personas y Pokémon aterrados, era natural, era obvio. Una bestia con aspecto horrendo había llegado y estaba haciendo de las suyas. ¿Qué clase de Dios cruel le escupiría así a la buena gente que habita lo que hasta hace unos meses era una pacífica urbe? Muchas personas ya habían considerado mudarse, pero cambiarse de ciudad jamás era fácil, además otras urbes habían sido atacadas también, por lo que un cambio de región era una decisión aparentemente más sabia.
Gigantea ríe como desquiciada, sosteniendo a Dawn con su larga cola cubierta de espinas. "Los humanos se asustan con tanta facilidad, ¡Qué seres más inferiores!" Comenta, sonriéndole a su prisionera, ya imaginando en su retorcida mente como va a vengarse por lo que se ha hecho a su querida camarada.
Dawn tuerce los ojos, había tenido que aguantarse comentarios de ese estilo desde el momento en que ese ser la capturo ¿Por qué a ella le sucedía este tipo de mierda?
La bestia se recarga con toda tranquilidad contra el busto de uno de los fundadores de la ciudad a la que tanto amaba aterrorizar, y con un zarpazo corta la cabeza del tipo. "¡Qué feo que este hombre hiciera tanto porque lugar y le dieran un monumento de calidad tan pobre!"
La peliazul traga saliva ante tal visión, sabe bien que esa cabeza podría ser la tuya, pero se mantiene al margen, Ash y compañía llegarían pronto, y con ellos, el fin de esta estúpida.
"Vamos a esperar a tus amiguitos." Anuncia la bestia acercando su bello rostro al de Dawn. " La verdad he pensado mucho como voy a despedazarte por lo que le hicieron a mi queridísima compañera Kingii, pero necesito un poco más de tiempo para tomar una decisión que me haga feliz." Comenta, sonando triste y preocupada.
"¡Pues lo mismo te vamos a hacer a ti!" Grita Dawn, haciendo que la bestia gruñera. "Y a ustedes que demonios les va a importar el compañerismo?" Pregunta, genuinamente sorprendida con el deseo de retribución de la criatura esta, incluso considerando que la masacre de la mayoría de los de la AIP y el secuestro de esos estudiantes, fue llevado a cabo como un explicito acto de venganza.
Gigantea se cruza de brazos, y arquea las cejas, su voz llena de ironía. "En ese video en el que salen tu y tus apestosos amigos, no se nota que a ti te importe mucho el compañerismo ¿O me equivoco? ¡Hasta golpeaste a tu amiga que se notaba sólo buscaba ahorrarte la humillación!"
Dawn se ruboriza intensamente, claramente avergonzada, perdiendo terreno en la discusión. " V-viste ese video?"
La bestia sonríe con vileza. "Claro, todas en Menagerie lo vimos, y con ese videíto queda claro que la AIP no es ninguna amenaza real, solo un grupo de payasitos que no tienen ni idea con quienes se meten." Gigantea hace una breve pausa, sus pupilas delgadas contrayéndose. " Y tú por supuesto, das mucho que hablar…Eres toda una…" Gigantea es bruscamente interrumpida por su presa.
"¡No tienes derecho a decirme nada a mí! ¡Tú y tu grupillo de fenómenos son peor de lo que cualquier humano pudiera ser!" Exclama, su rostro rojo de la furia.
La risa de la bestia es larga y sonora, le dolía el abdomen de tanto que estaba carcajeándose. " Nosotras no vamos a compararnos con humanos, es lo mismo que si ustedes se compararán con no sé…¿Una bacteria? Ese nivel de diferencia hay entre nuestras especies."
Dawn niega con la cabeza y suelta una sonrisa irónica "¡Qué ego tan grande tienen!" Alcanza a decir, antes de ser apretada por la larga cola de su depredador, es una sensación indudablemente desagradable.
"¡No puedo esperar a cerrarte tu apestosa boca! Aunque quizá en lugar de romper tu cuerpo frágil contra el pavimento, debería llevarte a nuestro hermoso territorio. Aunque no lo creas le damos muchos usos a los humanos…incluso a las mocosas como tú."
Dawn piensa que es una oportunidad grandiosa para sacar información, así que aun con el aire escapando sus pulmones, ella logra preguntarle algo a la temible Gigantea. "Y…y que harían conmigo?"
La bestia carcajea, lanzando a Dawn en el aire como si fuera una muñeca de trapo, la chica incluso gira varias veces, antes de ser aprisionada de nuevo por aquel apéndice espinoso. "Esa no es mi decisión, así que no sabría que decirte, puedes considerarlo…una sorpresa."
A la mente de la peliazul, de inmediato llegan los recuerdos de su encuentro con la Reina de las Bestias. La forma en que la trató, como la golpeó con ese largo látigo de cuero y lo peor de todo, la amenaza de terminar convertida en una de estas criaturas horribles de egos estratosféricos. Observa con detenimiento a su captora, de no haber sido salvada aquella voz por la intervención de sus amigos, probablemente ella se vería así. O peor. ¡Quizá varias patas saldrían de su cuerpo, cual bicho rastrero! Además que…en su nueva retorcida mente, ella se vería como un ser de belleza incomparable.
"¡Yo no quiero ser una de ustedes!" Grita Dawn, a todo lo que dan sus pulmones, invadida de repentino pánico, que es sólo contestado por una franca y audible carcajada.
"¡No me hagas reír, alguien como tú no es digna de tal honor! ¡Sólo eres una mujerzuela sin valor alguno!" Gigantea se deleita con el rostro de sufrimiento de Dawn, es obvio que no entiende nada y esa es excelente ancla para atormentarla en lo que llegan los demás idiotas. Es agradable que la presa sufra antes de morir, aunque el sabor de su carne ya no sea tan agradable. "Tu amiga que golpeaste en cambio, tan dispuesta a meter las manos al fuego por alguien que vale tan poco. Estoy segura de que si le enseñamos lo obvio, que cualquier bestia vale millones de veces lo que tú, cambie de corazón y decida que ser un humano apesta.
Dawn traga saliva. Eso no puede pasar…¿O sí? "Déjalo así…no quiero saber más."
"Déjame acordarme de ella…pelirroja…complexión andrógina. Zoey es su nombre ¿verdad?" La sonrisa sádica de Gigantea sólo se hace más grande.
"¡Para ya!" Exclama la peliazul, sólo incitando más a Gigantea.
"¿En qué clase de preciosidad de Menagerie se convertiría? Sería tan deliciosamente irónico que su figura se cubriera de escamas, perdí a una amiga hace muy poco tiempo y ganarme a la tuya…"
"¡CÁLLATE!" Exclama Dawn, subiendo más el volumen de su voz y con ello sonando más desesperada.
" Quizá plumas, quizá una suave capa de pelaje…¡Quizá un exoesqueleto hermoso!"
"¡YA! ¡CIERRA LA BOCA! ¡DEJA DE HABLAR TANTAS ESTUPIDECES!" La chica cierra los ojos, estos llenándose de lágrimas, no es tristeza, es pura ansiedad.
"¡No importa, sin duda agradecería el momento en que su nueva hilera de colmillos desgarrara tu piel, mientras te corta a la mitad con sus hermosas y perfectas garras para hacerte pagar por abofetearla!" Este último comentario hace a Dawn estallar en llanto. No sabe ni siquiera si eso puede ocurrir o no, pero es un escenario pesadillezco. La cola de Gigantea se desliza por debajo de ella, dejándola caer al piso, y pronto siente el pie de esa criatura sobre su cabeza. Es una escena realmente humillante.
"Tu llanto me hace sentir mejor, lo admito, pero no lo suficiente para perdonar lo que pasó obviamente, pero gracias por hacerme reír tanto." ¡Qué genuino deleite es ver sufrir a estas patéticas criaturas! ¡Tan fácil! ¡Tan satisfactorio!
La sonrisa triunfante de Gigantea no dura mucho tiempo más, cuando un ataque de impactrueno, casi le da de lleno, esquiva con asombrosa agilidad, dejando a Dawn en el piso, quien pudo haber sido herida por ese ataque tan mal planeado.
"¡Oh, por fin se aparecen!" Exclama Gigantea subida en uno de los postes de luz del parque.
"¡DEJA A DAWN EN PAZ!" Grita Ash, corriendo hacia el poste donde está posada aquella criatura, quien simplemente salta al siguiente poste, al ver el ataque de lanzallamas del Turtonator de Kiawe que se dirige hacia ella.
Lana, Mallow, Kenny y por supuesto su Piplup y Lopunny, tienen la gentileza de comprobar primero si su compañera se encuentra bien, de hecho Kenny intenta sujetarla con suavidad del brazo, pero ella bruscamente lo aleja.
"¿Dawn…? ¿Qué te hizo…?" Pregunta Mallow, dudosa a colocar una mano en la espalda de la chica, considerando su reacción inicial.
La peliazul suspira, siente el corazón casi explotar de su pecho. Pero la sensación se va calmando al ver que ya no está sola. "…N-no es nada…s-sólo necesito un momento…por favor…"
"¿Te ayudamos a pararte? ¡Hay que empezar a combatir!" Exclama Kenny extiendo su mano hacia Dawn, quien acepta la ayuda ofrecida, tras considerarlo brevemente. Es mejor no pensar ni un momento más en lo ocurrido.
Dawn corre hacia Ash, mirándolo con reproche. " Uuuuy ¡Gracias por ayudarme a levantarme!" Le dice, con sarcasmo, negando la cabeza.
Ash la mira un poco confundido. "¿Por qué me reclamas eso ahora- ¡PIKACHU! COLA DE HIERRO!" El azabache sólo quiere concentrarse en el asunto más urgente, eso es, destruir a esta bestia. Cualquier otra cosa puede resolverse cuando se acabe la pelea.
Gigantea posa sus ojos de nuevo en Dawn. "¡Aun no acabo contigo!" Exclama, pero el Piplup de la peliazul esta vez logra proteger a su querida entrenadora, ya que, a su orden, se lanza con pico taladro, chocando con la cola escamosa de Gigantea, deteniéndola.
"¡Criatura odiosa!" Exclama, viéndose forzada a saltar de nuevo, le llegan dos ataques de rayo burbuja del Empoleon de Kenny y de la Primarina de Lana.
"Si hay algo más asqueroso que un humano, es un Pokémon, sin duda alguna." Piensa la arrogante fiera, viéndose en situación tan desfavorable, quizás ya es hora de hacer una sabia retirada. Después puede vengar a su compañera, incluso con ayuda de sus otras camaradas, trata de ganar distancia, haciendo una voltereta hacia atrás, pero es golpeada de inmediato por un ataque de remolino de Piplup, estrellándola contra una de las bancas de acero de la plaza.
Y casi de forma inmediata es electrocutada por Pikachu, quien le arroja un poderoso ataque de rayo. Los gritos de Gigantea se pueden escuchar por toda la plaza. A la orden de Dawn, Piplup se arroja como si fuera una lanza, utilizando pico taladro, golpeando directamente el pecho de la cruel bruta, poco a poco las escamas doradas que la recubren son destruidas, y sale un chorro de sangre azul, que cubren al pequeño Pokémon, momento en que la bestia aprovecha para darle un golpe con su cola y enviarlo volando, al menos a brazos de su entrenadora.
Gigantea intenta ponerse de pie, pero la herida ha sido bastante grave, y su factor curativo no está ayudando como quisiera. Pronto vomita sangre, cubriéndose la boca son sus garras. ¡Qué humillación ser vista en este estado por estos buenos para nada! Pero una guerrera de Menagerie no se va a ir en tal estado, camina hacia los de la AIP, pero su visión está haciéndose borrosa y pronto cae al piso, aparentemente inconsciente.
Los chicos se acercan con cautela, es muy probable que siga vida, ya que esas criaturas tienden a resistir un montón de golpes como si no fuera nada. Pero se nota que ha perdido bastante sangre, no sería raro pensar que si está al menos, desmayada. Dawn en cambio no va a esperarse, y pronto le ordena a su Lopunny que ponga a ese monstruo en una prisión helada de rayo de hielo, así al menos estarán seguros de que no podrá moverse, así recupere su consciencia.
Los chicos se quedan viendo el cuerpo de Gigantea por un breve rato. Si ya la tienen así, quizá podrían intentar llevarla a la AIP, para que Clemont la examine. Pero no acabar con su asquerosa vida ahora, sería una crueldad, aunque ella no se habría tentado el corazón para darle un fin horripilante a todos y cada uno de ellos.
Ash voltea hacia la peliazul, quien desde el congelamiento del monstruo estaba inusualmente callada. "¿Oye Dawn…pasa algo?"
"¡Pasan muchas cosas!" Exclama, saliendo de su estado atípico. "Tenemos que solucionar esto, solucionar lo de Zoey, y ver si no pasó alguna estupidez en la AIP mientras no estábamos!" Grita la chica, total y absolutamente furiosa.
"¡No me grites!" Reprocha Ash de inmediato. " ¡Se que tenemos que hacer todo eso, pero paso a paso ¿no?!"
Kiawe asiente, cruzado de brazos, aunque busca calmar la tensión en el aire, no es bueno saltar a conclusiones en nada." De haber pasado algo en la AIP ya lo sabríamos, ¿No creen?"
"…Hicieron un trabajo más competente de lo que esperaba de ustedes" Comenta la voz de la Oficial Jenny, alertando a los jóvenes de inmediato. "¿No van a vaporizar a ese monstruo?" Pregunta, viendo a la congelada criatura, con asco y repudio absoluto.
Lana se encoge de hombros. " Hablaremos con nuestros superiores y esperaremos a que nos indiquen que hacer con ella…quizá siga viva…y no sé, quizá la puedan estudiar." Sugiere, acariciando la cabeza de su Primarina.
"El cuerpo de la otra sigue ahí también, quizá les sea también de utilidad. Por lo mientras…ordené que liberarán a su compañera de prisión…. ustedes encárguense de recoger este desastre, que mañana habrá una feria cultural aquí y no queremos bestias a la vista de nadie. ¿Entendieron?" La oficial coloca su mano en la cabeza de Arcanine, quiere dar las gracias, pero su orgullo no se lo permite. "¡Vámonos todos, ya la AIP se hará cargo!" ordena la oficial pero Dawn se le acerca rápidamente, con obvia urgencia, ya hasta había devuelto a sus amigos Pokémon a sus respectivas pokébolas.
"¿Me permitiría acompañarlos a la estación? Lo que pasa…es que estoy muy preocupada por mi amiga..." Comenta con cierta timidez.
La Oficial la mira con cierto desagrado, ella vio el video y esas intenciones no le parecen del todo sinceras, sin embargo, está en deuda con este grupo de cierta forma." Sólo tú. Y ya vámonos, que queda mucho trabajo por hacer ¡Muévanse!"
"¡Espera Dawn! ¿Vas a dejarnos aquí?" Pregunta Ash, su boca quedando ligeramente abierta.
"¡Ustedes pueden! ¡Bye!" Les dice la peliazul, ya subida en el asiento trasero de una de las patrullas, que se alejaban del sitio.
Kenny iba a seguir a la chica, pero se queda con la mano extendida hacia la dirección en que iban los carros policías.
"¡No se vale, Dawn nos deja con todo el trabajo sucio…!" Exclama Lana, ofendida. "Y el castigo era para todos…"
"¿Y ahora que hacemos?" Pregunta Ash, rascándose la nuca, ya no hay batalla que librar así que no está en su zona de confort.
Mallow lanza un suspiro bien profundo. "Kiawe y Lana, ustedes dos vayan por el cadáver de la otra bestia. Ash, Kenny y yo nos quedamos aquí a vigilar a esta, por si revive y se pone loca de nuevo. Le hablaré a Clemont para que nos diga que hacemos o si las tiramos a la basura, o que."
Ash sonríe de inmediato ¡Qué encanto cuando las cosas se planifican así de rápido!" ¡Muy buen plan Mallow!"
"Obvio, hay que organizarse así rapidito." Comenta, chasqueando sus dedos, con una sonrisa en sus labios, marca el número de Clemont y para su deleite, escucha la voz del rubio de inmediato. "¡Clemont! Derrotamos a dos bestias, y tenemos sus eh…cuerpos ¿Quieres que te los traigamos?"
Clemont en ese momento se encontraba sentado en la sala de la AIP, café en mano, a su izquierda estaba Paul, a su derecha Serena, ambos con tazas de café también. "TIENEN QUE TRAERLAS DE INMEDIATO! ¡ES UNA OPORTUNIDAD QUE NO SE DÁ TODOS LOS DÍAS!"
Sus acompañantes de inmediato arquean las cejas.
" Y ahora?" Pregunta Paul, dando un sorbo a su café.
Clemont tapa la bocina de su teléfono móvil. "Van a traer dos bestias recién derrotadas, están muertas, pero ¡Oh! ¡Imaginen todos los datos que vamos a poder sacar!" Exclama el chico, sus ojos brillando como estrellas a la posibilidad de sacar más y mejor información de esa bola de fieras.
Serena mira su taza, estaba casi llena, la verdad la intensidad del interrogatorio la había dejado rara, sin sed , hambre y con una apatía que no había sentido jamás, quizá sea sólo cansancio mental. "A Onca…no le gustará nada ver que matamos a dos de las suyas ¿No creen?" Comenta, con algo de frialdad, totalmente fuera de tono para ella.
Paul suelta una mueca muy breve, fijándose en aquella chica que tenía en tan pobre estima. Quizás no es tan patética, después de todo. "Serena tiene una muy jugosa idea, ver a sus compañeras en tal estado quebrará a esa terca bola de pelos." Asegura, con una expresión cruel en el rostro.
Clemont traga saliva, quizá no fue buena idea llevar a Serena al interrogatorio, era algo fuerte y la chica estaba obviamente cansada, corta la llamada y mira a la castaña a los ojos. "No tienes porque hacer esto, ya nos has ayudado mucho…"
Serena sonríe levemente. " De ninguna forma, creo que estoy tan involucrada como ustedes dos, sería muy grosero de mi parte simplemente retirarme y dejarlos con todo este lío." La chica coloca una mano sobre el hombro de Clemont. "Estaré bien, en serio."
Zoey va saliendo de la comisaría, ambas manos en su cintura, mirando hacia abajo. Ya al menos podía salir de ahí a pie, habría sido humillante salir en muletas o silla de ruedas. El sol ya está poniéndose en el horizonte. No puede creer que haya tenido que pasar tanto tiempo ahí, sólo por un absurdo abuso de autoridad.
La chica oye una voz familiar gritar su nombre, detrás de ella. Esa voz, le paraliza el corazón de inmediato, no sabe si desea escucharla todo el día y no volver a oírla en un largo tiempo.
Es Dawn, quien corre hacia ella. La chica peliazul la mira con preocupación, sus manos entrelazadas nerviosamente al frente. "Me acabo de enterar que estuviste en la enfermería de este lugar y …"
Zoey continua con su camino, apretando sus puños con fuerza. "Sólo tuve una taquicardia. Nada fuera del otro mundo." Contesta, en tono monótono, definitivamente no quiere hablar con ella, no quiera verla, aun…aun ese golpe le dolía.
Pronto siente el brazo delicado de Dawn entrelazarse con el suyo, ahí si era imperativo voltear a ver a la peliazul. ¡Qué hermosos se veían sus ojos con el reflejo del ocaso! Su rostro, de facciones tan delicadas….
"Tenemos que hablar…, no podemos estar enojadas por siempre, tú y yo no podemos estar así…¡No lo soportaría!" Exclama la peliazul, aferrándose más a la pelirroja.
"¿Enserio te importa Dawn?" Dice la pelirroja frunciendo el ceño, su corazón acelerándose de nuevo al sentir a Dawn tan cerca. "Por lo que me dijiste hace unas horas… y obviamente por lo de anoche, se nota que lo que siento es lo que menos te interesa."
Dawn niega casi de inmediato y se aferra aún más a la chica pelirroja. "Hablemos…escapemos de la AIP esta noche, y tratemos de arreglar todo." Comenta la chica, mirándola con sentimiento que hace temblar a la pelirroja.
"N-no te entiendo. Enserio que no." Zoey coloca su mano en el rostro, visiblemente abrumada. " ¿¡Y qué rayos vamos a arreglar!? Ya, olvida de la cachetada, no importa, sólo déjame sola."
"¡No te dejaré sola! ¿Ves? Las cosas no pueden quedarse así…vamos Zoey…"
Sabe que Dawn no va a dejar de insistir hasta que ella acceda, no va a mentirse, bien pudo haberle dicho que si a la primera, pero quiere creer que todavía le queda un poco de dignidad. El golpe fue humillante y todo el mundo lo vio. Seguro es lo único de lo que se acuerda la gente cuando la ven, de como fue denigrada de tal forma, y todo por querer ayudar. ¿Pero en verdad quería seguir enojada con Dawn? Voltea a verla a esos hermosos ojos azules.
Ha sido derrotada, una vez más.
