¡Libre por el momento de la vida universitaria (que ya casi se me acaba) así que permití escribir continuación! Me tardé menos de lo pensado con este capítulo y es porque el que le sigue a este será un capítulo bastante intenso! Espero les guste mucho y no dejen de comentar y opinar al respecto 3.
Glaciación
Zoey abre lentamente los ojos, se toca la cabeza, después de todo tenía la terrible sensación que su cerebro explotaría, ya no puede vivir más con estas migrañas tan insidiosas. Observa alrededor suyo, se encuentra en una cama, parece estar en la enfermería de la AIP. Su blusa fue removida, y su cuerpo había sido vendado, después de todo había que remover los trocitos de cristal helado de su espalda. Sin embargo lo que menos le preocupa es ella misma, la imagen de Dawn siendo raptada pronto invade sus pensamientos, llenándola de una profunda angustia. Aunque desea aferrarse a tales pensamientos, la voz vil que siempre la atormenta pronto acapara ese espacio en la mente de la chica, y tono burlón le escupe algunas palabras.
"¡APRESURATEEEEEE JAJAJAJAJA, ¡No querrás que algo maaaalo le pase a tu dulcísima Dawn! ¿Verdad?"
"¡SILENCIO!" Zoey dice en voz muy alta, callando a aquella voz, al menos por el momento. Voltea para todos lados, nadie más está en la habitación, pero probablemente pronto regresen a asegurarse que se encuentre bien. Jala sin pensar el suero que le colocaron directo a la vena del brazo derecho, había perdido bastante sangre después de todo, y se levanta de golpe.
Sin embargo, muy para su absoluto disgusto, Paul le bloquea la salida. Que molestia, pudieron haber enviado a alguien que si le importara su estado de salud, ya imagina que a este sujeto le gustaría ponerle arsénico directo en el suero y verla morir de forma tan miserable.
El joven la observa, cruzado de brazos. "Admiro que no te mueras con facilidad, pero ni siquiera tú puedes ser tan tonta. Regresa ahí y espérate a que llegue el médico." A Paul sinceramente no le importa la salud de esta tipa, pero pues ya lo mandaron aquí a comprobar que siguiera bien, no queda realmente de otra.
"¡A mi no me das órdenes! ¡Fuera de mi camino!" Le grita Zoey, acercándose peligrosamente a él, Paul no se inmuta en lo absoluto.
"Bueno claramente no necesitas el suero, más bien deberían haberte inyectado tantito Lorazepam." Paul camina hacia la pelirroja, ambos están a centímetros el uno del otro.
Zoey arquea una ceja, ese comentario la hace enfurecer aún más, le es difícil ocultar el rojo de su rostro. "¡No tengo tiempo para esto!, ¡QUÍTATE O LO HAGO YO MISMA!" Le grita, absolutamente furiosa.
"No digas tonterías, usa tu cerebro por primera vez en tu vida." Paul se mantiene firme, aunque admite que le desagrada bastante cuando ella levanta de esa forma la voz, ¿Qué no se queda afónica de hablar tan fuerte? Pronto recibe el primer empujón por parte de Zoey. Ya de por sí está harto de esta loca, así que esta acción es una oportunidad dorada para desquitarse y ponerla en paz ¡Qué forma de matar dos pájaros de un tiro!
Entonces las consecuencias del empujón son inmediatas. Zoey recibe un golpe en la cara por parte de Paul, claramente el chico no se contuvo en lo más mínimo, pero lejos de hacerla reaccionar y darse cuenta de que está dejando que sus emociones tomen control de ella, sólo se deja poseer aun más por su propia ira. No va a ganarle a Paul a puño limpio, pero si puede hacerle mucho daño con un rasguño bien atinado, justo a la herida que le había hecho aquella bestia días antes. "¡MUEVETE!"
Honestamente Paul pensó, por un segundo, que Zoey iba a desistir. "Creo que subestime lo loca que está." Piensa, tocándose su herida, le es difícil creer lo mucho que puede arder, está abierta de nuevo. Ya no va a dejarse de está imbécil. Le devuelve de nuevo el golpe está vez en la nariz.
Un golpe ahí es muy efectivo en este tipo de situaciones, Zoey se aturde y sujeta su nariz, siente la sangre gotear. Pero no va a dejarse, y menos de él, poco le importa que le rompan la cara. Antes de que pueda lanzarse sobre el como una bestia poseída, Paul la sujeta de la nuca y la somete al piso. Si alguien entrara ahora esto se vería muy mal.
Podría seguirle, pero la verdad esta no va a calmarse, necesita que venga alguien y le ponga un potente sedante, sólo eso funcionaría. "¡Eres una desquiciada!"
"¡SUELTAME!" exige Zoey, resistiéndose con toda su voluntad a siquiera calmarse un poco.
Paul niega con la cabeza. "Ojalá te metan a un manicomio, perra loca." Comenta con desdén, torciendo el brazo de la pelirroja y apoyando su cuerpo contra el de ella para que no pueda ponerse de pie.
Zoey pronto empieza a cansarse, obvio no mentalmente, sigue de pésimo humor obviamente y si pudiera seguiría con la riña hasta las últimas consecuencias, pero Paul es fuerte y ella además está herida. Es imposible ganar, haga lo que haga.
"Maldita enferma. Eres igual de bruta que esas hediondas bestias, ¿Por qué no te encerramos con la de abajo?"
"¡Bestias…!"Los ojos de Zoey se hacen grandes. "¡DEJAME IR YA! ¡DAWN EN ESTÁ EN PELIGRO!"
Paul arquea una ceja, no le cree mucho a la loca esta pero algo es cierto, no ha visto a la peliazul, ni sabido de ella. "¿Dawn estaba contigo…en la explosión?"
Zoey suspira. No va a ganar nada ahora si continúa portándose como una bestia, tendrá que ceder un poco. "Una bestia vino a secuestrarla, usó un ataque para destruir toda mi oficina y se la llevó, no puede hacer nada."
"¿Qué clase de bestia?¿Y cómo carajos sobreviviste a eso?" Paul mira de reojo a Zoey, con mucha sospecha.
"La bestia que dejaron entrar a la AIP, claramente. Entró por mi puerta como si nada." Recrimina la chica, intentando ponerse de pie, pero Paul no se lo permite.
"Quieta." El chico se pone a pensar lo que Zoey le explicaba. "Bueno, creo que no queda más remedio que ir a buscar a Dawn. ¿Tienes idea de a donde se la llevaron o ya la damos por muerta?"
"Se… exactamente dónde está. Te…explicaré el resto en el camino ahí… ¿De acuerdo?"
Mientras tanto, la vista de Ash queda fija en aquel cristal que flotaba en el cielo de la ciudad, eso…definitivamente no se veía todos los días. El vehemente clima lo ocultaba periódicamente, claramente sirviendo de aliado para la siniestra estructura. "¿Qué rayos es eso?" Pregunta de nuevo, como si eso cambiara la respuestas, apenas meras adivinanzas, que habían estado dando los demás.
Clemont se toma la barbilla, y se queda pensando por algunos momentos. "¡No hace falta ciencia de cohetes para esto, esa cosa debe ser responsable de este horrible clima!" Comenta, señalando al ominoso cristal.
Serena asiente con la cabeza. "Eso es obvio, pero…¿Cómo nos deshacemos de eso?"
Ash sonríe de oreja a oreja cuando se le ocurre su brillante plan, seguro funcionaría. " Podemos utilizar a nuestros Pokémon voladores para acercarse e ir atacando! Es un cristal, debería ser muy frágil." Asegura, en su cabeza ese era un plan sumamente sólido.
El rubio suspira, nada contento con ese plan. "Eso no lo sabes Ash, hay cristales de estructura tal que los hace virtualmente indestructibles. Además…no deberías exponer a tus Pokémon de esa manera, esta tormenta seguro congelaría sus alas y los dejaría incapacitados quizá de por vida." Le dice, en tono de regaño.
La sonrisa del rostro de Ash se borra. ¿Cómo puede ser tan cabeza dura a veces? Ya se imaginaba a Talonflame surcando los cielos y destrozando ese cruel cristal en miles de fragmentos, liberando a la región de su mal clima…. pronto voltea hacia Serena, la chica era creativa y seguro tenía algo en mente. "¿Y tú qué opinas Serena?"
Serena se sorprende un poco al ser considerada en la discusión, las semanas recientes, excluyendo quizá la tortura de aquella bestia la habían hecho sentirse aislada del resto. "Es una idea tonta…pero es lo único que emm…se me ocurre por ahora." Explica, un tanto avergonzada.
Clemont y Ash le sonríen con calidez que pudiera derretir la nieve que los golpea, buscando hacerla sentir más segura al respecto. "¡Vamos Serena, seguro que se tienes algo muy brillante en mente!" Comenta Ash, tomándola del hombro.
"B-bueno…quizá podríamos encontrar la forma de amplificar nuestros ataques a la estructura. Lo que quiero decir es que umm, no tendríamos que acércanos innecesariamente, ni arriesgar a los Pokémon, sólo desde lejos dañar la estructura ¿Qué opinan?" Sugiere, con cierto temor a que su idea sea rechazada, no hay muchas otras que puedan hacer en estos momentos.
El azabache sonríe tan pronto oye el plan de Serena "¡Es una idea genial! ¡Clemont! ¿Tienes algo para eso?" Exclama Ash dirigiéndose hacia el rubio, emocionándose con aquella propuesta.
El chico niega con la cabeza, pero no parece desanimado. "No tengo nada en el momento, pero…" Clemont señala ya a algunas estructuras metálicas dañadas por la tormenta. "Puedo construir algo que nos sirva para eso, ¡Ayúdenme a recoger las piezas!"
Serena y Ash asienten, y se acercan a un poste de energía eléctrica que yacía en el suelo, Pikachu utiliza cola de hierro en las secciones que Clemont le indicaba, mientras que la Braixen de Serena calentaba aquellas partes para que fuera más sencillo moldearlas, después de todo iba a necesitarse mucho calor considerando las circunstancias actuales.
Clemont había dado la impresión de no traer nada útil consigo para poder realizar la idea de Serena, sin embargo cargaba con una caja de herramientas atiborrada de útiles artilugios para transformar simples piezas de metal dañadas en algo que le daría un duro golpe a esas infernales bestias. Eso sí, se encomendaba a un ser superior para que el invento no explotara tan pronto lo encendiera. Ya era un profesional ¡Eso sería humillante a estas alturas! Y aun así le ocurría con bastante frecuencia, más veces de las que le gustaría admitir.
Serena se acerca a Clemont, frotando sus propias manos, ya le costaba un poco moverlas. "¿Qué más vas a necesitar?" Le pregunta, observando los avances actuales, por ahora Clemont había construido una caja metálica ¿Cómo eso iba a ayudar?
"Ahora que lo mencionas Serena, voy a necesitar un par de antenas parabólicas, ¿Saben de cuáles hablo?" Pregunta, removiendo la escarcha de sus lentes, estaba siendo muy incómodo trabajar bajo estas condiciones.
"¡Un par de antenas parabólicas a la orden!" Responde Ash, Pikachu subiendo a su hombro, listos para salir en su búsqueda, pero Serena los detiene.
"Espera Ash, ¿Dónde vas a conseguirlas? " Pregunta la joven, avanzando hacia Ash, mirándolo de forma expectante. "No veo ninguna cerca de aquí y…"
Ash se rasca la cabeza por un momento, antes de señalar a los edificios aledaños a ellos. " Supongo que de ahí."
"¿V-vas a Robar!?" Pregunta la chica, claramente horrorizada.
"Suena feo cuando lo pones así, pero…creo que no tenemos opción, además es para detener esa cosa, creo que eso es más importante que de donde saquemos las antenas ¿No?" Cuestiona, al final del día era muchísimo más importante ponerle un alto al plan de Menagerie, y a veces había que pasarse por encima de la ley.
"E-en eso tienes razón…" La chica hace una breve pausa y habla de nuevo. "¿Quieres que vaya contigo?" Pregunta, con cierta timidez, sintiendo su corazón latir con fuerza. ¿No era acaso eso una reacción absolutamente indebida en este momento? ¡No era una cita! La chica se regaña mentalmente, pero Ash no se opone a la idea en lo absoluto.
"¡Vamos! Clemont, no tardaremos, sólo iremos por tus antenas." Avisa Ash, corriendo hacia una de las escaleras que llevaban al techo de aquellos departamentos, seguido de cerca por Serena, quien le indica a su Braixen que permanezca con Clemont en caso el rubio necesite ayuda adicional.
"Vale chicos, tengan mucho cuidado…" Pide el rubio, regresando diligentemente a su trabajo.
Aquí encuentran un obstáculo inmediato y muy obvio, hielo cubría toda la escalera, incluso si pudieran sujetarla sin quedarse pegados a ellos por el hielo, seguro se resbalarían y sería realmente muy lamentable que quedaran con el cuello roto en un momento así.
"¿Y…Cómo vamos a subirnos ahí Ash?" Pregunta Serena, tocando la escalera con cierta ansiedad.
"Talonflame podría cargarme hasta ahí, no es una altura tan grande. Y no estaría fuera de su pokebola mucho tiempo." Sugiere, ya con la Pokébola en mano, realmente deseaba usar a ese Pokémon desde hace rato.
Serena asiente con la cabeza, esperaba que fuese así o las alas de la hermosa ave quedarían arruinadas. "…Y Sylveon puede sostener esas antenas cuando las consigas, ya sabes, utilizando sus moños, así tampoco corremos riesgo de dañarlas." Quizá su delicado Pokémon no tenía la fuerza para sujetar a Ash hasta allá arriba pero si para sostener el peso de un par de antenas con esos lindos listones que tanto lo caracterizaban.
"¡Genial! ¡Asunto resuelto!" Comenta el azabache, triunfante. De su pokebola libera a Talonflame, el pobre Pokémon inmediatamente reciente ese brutal clima, teniendo dificultades para mantenerse volando en un solo sitio. "Lo siento amigo, pero solo será un momento, ayúdame a llegar ahí ¿Vale?"
El pobre pokemon suspira y clava sus garras en los hombros de su entrenador, haciendo un esfuerzo realmente extraordinario para llevarlo hasta donde el desea. Después se permite descansar en el hombro del chico, pronto sería devuelto al confort de su segura Pokébola.
"¿¡Ves algo Ash!?" Serena grita desde el suelo, Pikachu y su Sylveon a lado de ella, esperando a que Ash les avisara que ha encontrado las piezas necesarias. Tampoco es buena idea dejar a Clemont solo tanto tiempo, podría ser emboscado por una de esas brutas de Menagerie en cualquier momento.
"¡Si, sólo ando quitándolas. No tardaremos mucho!" Grita el joven, su voz apenas audible por el feroz viento. Fuera de eso, seguro que las personas que perderían la señal de sus televisores no iban a estar muy contentas, pero todo era por una buena causa.
El estar a mejor elevación le permite a Ash ver con más claridad el cristal gigante que amenazaba la ciudad. Era una estructura sumamente extraña, tenía varios huecos en partes de la estructura principal ¿Sería posible entrar a ella? ¿Quizá deberían destruirla desde adentro? El chico suspira, y se dispone a cargar la primera antena parabólica, para llevarla hacia Serena. Tanto pronto se acerca al borde casi cae y resbala al vació. "¡N-No pasa nada! ¡Ando bien!" Asegura, mientras los moños de Sylveon se extienden con cierta dificultad para sostener la antena.
"¡Ash! ¡Debes tener más cuidado!" Le dice Serena, su corazón pendiendo de un hilo al casi verlo caer.
"¡L-lo siento, lo tendré!" Ash se rasca la nuca, y se dirige a una segunda antena parabólica. Serena no se queda más tranquila, de repente tiene un mal presentimiento. Las cosas ya están pintando mal, pero una inexplicable sensación de que algo iba a salir horripilantemente mal la llena. Quizá solo este ansiosa, pero no logra sacudirse esa desagradable emoción.
Pronto el azabache está de regreso con la ultima pieza, listo para entregársela a Sylveon y listo para bajarse de ahí. Su Talonflame hace otro enorme esfuerzo para descender a su entrenador, sintiendo las plumas que le permiten volar con tanta gracia cristalizarse.
"Muchas gracias, amigo, tomate un largo descanso." Le dice Ash, guardándolo dentro de la pokébola.
"Deberíamos de regresar con Clemont ya, me da cosa que algo le pase." Comenta Serena, mirando a Ash con cierta seriedad, el chico asiente con la cabeza y pronto ambos corren de regreso hacia el rubio, teniendo mucho cuidado de nos resbalarse y caer y mucho menos dañar las valiosas piezas que han hurtado.
Para alivio de ambos, pero sobre todo, por la sanidad mental de Serena, Clemont se encuentra bien, si acaso cubierto en nieve, intentando conectar dos cables. Su vestimenta estaba algo tostada, evidenciado que algo le explotó. Nada fuera de lo normal. ¿Pero entonces porque la sensación de catástrofe no se iba?"
"¡Listo Clemont, trajimos las antenas!" Le dice Ash, colocándolas cerca de la curiosa caja que el joven ha construido en tan poco tiempo.
"Excelente!" Clemont parece complacido con las piezas, su Luxray estaba junto de él, ayudándolo a generar corriente eléctrica de forma más controlada. "Denme unos segundos más y les explico cómo funcionará."
"Quizá deberíamos mantener la guardia en alto…" Comenta Serena en voz baja, no desea que su ansiedad se transmita a los demás como una plaga, pero es algo inevitable.
Aunque Ash no percibe la ansiedad de Serena del todo, el comentario lo pone en estado de alerta. "Las bestias podrían venir en cualquier momento…"
Clemont lanza una risa triunfante, admirando su creación. "¡Vean esta belleza! Permitirá canalizar los ataques de nuestros Pokémon, uno a la vez claro, para comenzar a causar daño a ese cristal. ¡El brillante ingenio humano contra la estupidez de esas bestias!" Comenta, con visible orgullo. "¡Ash! ¿Por qué no le ordenas a Pikachu que ataque primero? ¡Hay que probar esta cosa bella lo más pronto posible!"
"¿Seguro que no va a explotar?" Pregunta Serena arqueando una ceja.
"Aaaah…bueno, hay un 10% ± 5% de probabilidades que lo haga, pero lo bajé de un 35% así que puedes estar más o menos tranquila." Clama el chico, fallando miserablemente en calmar los nervios de Serena, Ash en cambio acepta con mayor rapidez" Debe cargar su ataque de forma concentrada, como una esfera, modifique la antena para que amplificara la distancia a la que el impactrueno viaja, estoy casi seguro de que debería darle."
"Vamos Pikachu, ¡Impactrueno!" Ordena Ash, y su Pikachu hace justo lo que sus orejitas escuchan, creando una pequeña bola de energía eléctrica, justo detrás de la antena parabólica. Para deleite de los presentes la energía pronto avanza hacia ella, transmitiéndose a gran velocidad, formando un impactrueno como ningún otro, una lanza eléctrica de energía pura y concentrada que previsiblemente, alcanza a tocar la estructura, lanzando una nube de polvo cristalino de ella.
"¡Funciono!" Exclama Ash, sonriendo felizmente.
"Ehh, creo que es muy pronto para celebrar…" Comenta Clemont de inmediato, viendo los decepcionantes resultados del ataque.
Aunque era obvio que eso no sería ni suficiente para dañarla, mucho menos derribarla. Parece intacta, pero algo si cambia. La estructura, parece detenerse, como si supiera que está bajo ataque. Tarda acaso un minuto a lo mucho, pero pronto un portal de magia repugnante se abre ante los ojos de los chicos, y una enorme bestia lo cruza.
Se trataba de Björn, aquella bestia de enorme musculatura y expresión severa. Los ojos de la fiera de pelaje blanco que usaba para cubrir la mitad de su rostro servían bien para representar lo furiosa que estaba. Un simple reporte de las bestias centinelas que vigilaban la integridad de aquel cristal, algo había impactado contra ellas, algo que venía de tres humanos idiotas que se encontraban en el suelo como las sucias alimañas que eran. Su misión era bastante simple, matarlos a los tres para que dejaran de suponer una molestia para sus camaradas ferales.
"¡Es la misma bestia de hace rato!" Exclama Ash, señalando la furiosa bestia que gruñe de inmediato ante la presencia de sus odiados oponentes.
La bestia no dice absolutamente nada, es conocida por ser de pocas palabras. Si evita hablar cerca de sus compañeras es natural que jamás exprese algo hacia este trío de idiotas. Ruge como el monstruo furioso que es y se lanza corriendo hacia ellos, casi poseída por una ira asesina.
"¡Cuidado!" Los chicos apenas y alcanzan a hacerse a un lado, la furiosa bestia lanza un zarpazo hacia donde estaban, lanzando el delicado instrumento con el que habían logrado asestar un golpe en aquel cristal varios metros en el aire. No es lo único que vuela, también lo hacen varios kilogramos de nieve.
"Tanto trabajo para nada…" Se lamenta Clemont al ver su preciosa creación destruida en el suelo, pero Ash lo regresa a la realidad.
"¡No es momento para eso Clemont!" Grita el Azabache, señalando a Björn, su Pikachu salta, aterrizando en la espalda de la bestia y le lanza un poderoso ataque de rayo, pero aquella monstruosidad simplemente se sacude la estática, somo si esta fuese producto de un globo frotado contra su grueso pelaje.
Björn ruge, y se sacude violentamente para quitarse a la ratita amarilla de encima. Ash corre hacia Pikachu para protegerlo del horror que se viene, envolviendo cuidadosamente el cuerpo de su compañero con su propio cuerpo, recibiendo el mismo un zarpazo bien atinado al costado del cuerpo.
El azabache grita adolorido y para Clemont y Serena el mundo parece detenerse, ese tipo de heridas tienden a hacer muy graves incluso si se tratan de inmediato. Y no habrá atención inmediata ya que la poderosa bestia se prepara para atinar otro fatal rasguño con aquellas enormes garras, esta vez al cuello del chico.
Serena se da cuenta que este era el momento que tanto temía, el que estaba llenándola de esa abrumadora ansiedad. No esconde el alarido de horror que se forma no de su garganta pero desde el fondo de su garganta, no sabe cómo, pero va a impedir que este monstruo termine con la vida de Ash.
Mientras tanto, no tan lejos de donde se encontraban los chicos, Paul y Zoey caminaban hacia aquel gigante cristal de composición ignota. En el duro trayecto hasta aquí no había habido ni una sola palabra entre ellos, solo un silencio brutal acompañado del rugido de la tormenta. Paul estaba harto de tener que depender de ella para respuestas que deberían haber sido otorgadas a la organización, seguirla ciegamente no era lo que el tenía en mente, y más considerando que ella había prometido explicarle todo en el camino, pero nada, ni siquiera la más simple explicación. Al menos el camino hacia aquí, quitando la ventisca había transcurrido sin eventos sorpresivos y cosas de esas, tenía que admitir que le sorprendía lo resiliente que la pelirroja era, estaba muy herida y aun así continuaba avanzando sin queja alguna.
La chica se detiene brevemente, mirando siempre al frente, y habla en voz apenas audible como si le costara comunicarse. "Dawn debe estar…captiva ahí." Comenta, sin voltear a ver a Paul, sólo continua con su penosa precesión por la nieve.
Paul la detiene bruscamente del brazo, sabe que a lo mejor no es la movida más sabia, conociendo lo impulsiva que es esta mujer. "Bien genio, ahora contesta ¿Cómo se supone que vamos a subir hasta ahí?"
Zoey se suelta de la mano de Paul y continúa caminando. "E-se no es tu problema, puedes irte, yo traeré a Dawn de regreso."
"Por mi genial no tener que involucrarte contigo, pero tienes que decirme como demonios sabes que ella está ahí ¿Cómo piensas llegar hasta ahí? ¿Qué imbécil plan maquinaste para salvarla?" El chico vuelve a tomarla del brazo y la obliga a mirarlo a los ojos.
Los ojos de Zoey lucen apagados, su rostro triste y conflictuado, ella lanza un largo suspiro, evidentemente no quiere contestar ninguna de esas preguntas. Esas cosas jamás se las había dicho a nadie antes, ni siquiera a su amada Dawn ¿Por qué las compartiría con alguien a quien detestaba con cada célula de su ser? Además incluso si quisiera hacerlo, la presencia de aquella estructura, o más bien de quien se encontraba dentro deterioraba su capacidad cognitiva. Sólo deseaba arrastrarse hasta ahí, no podía permitir que Dawn sufriera un minuto más con esa bestia del demonio.
"…N-no tengo un plan…no quiero ni pensar en que pasará una vez que este ahí adentro. Sólo te reitero que no tienes porque involucrarte más…me encargaré de esto." La chica se sujeta la cabeza y mira de vuelta a la horrenda visión flotante, Paul vuelve a girarle la cabeza.
"Mira. Se honesta contigo misma, no puedes hacer esto y menos estando…así. Sólo dime que demonios está pasando y…" El desdén no deja la voz de Paul en ningún momento, pero en estas circunstancias solo queda llegar a una especie de compromiso con ella. "Quizás pueda ayudarte."
Zoey queda en absoluto silencio, puesto que en sus pensamientos no mandaba ella, sino aquella voz monárquica y cruel, no sólo se había hecho presente una vez más, sino que también estaba en muchas formas obligando a seguir a la chica, a pesar del dolor de sus heridas, a pesar de su molesto chaperón, a pesar del dolor de cabeza tan fuerte que sentía que el cráneo se le estaba partiendo en dos.
"Ya estás tan cerca…¿Puedes sentirme, no es así? No falta nada querida, un par de pasos más, sólo debes callarte y esperar."
Paul continúa presionándola para que hablara, lo que fuese, una maldita oración, pero ella no lo hace, esos pensamientos intrusivos que ya suenan como propios se lo impiden. Se siente tan débil, pero su cuerpo camina dos pasos más, casi que por inercia. Pronto cae de rodillas a la nieve, tosiendo. Las heridas de antes ni han tenido tiempo de sanar.
¿Qué puede hacer Paul? A él solo le interesa saber lo que ella sabe al respecto de este estúpido clima, pero verla así ya es patético ¿Porqué demonios se arrastra como zombi hacia aquella cosa que flota en el cielo? "Te regresaré a la AIP arrastrándote de los pies si es necesario sino me dices que carajos está pasando contigo."
La chica no responde. Parece estar pensando su respuesta, pero no es capaz de hablar lo suficientemente rápido para evitar otra pesada mirada de desdén de Paul.
"¡Habla de una vez!" Presiona el chico, sacudiéndola con fuerza.
"C-cállate ya P-Paul…" Piensa la pelirroja con debilidad, incapaz de hablar, no es el frío que congela los labios, es el deterioro mental producto de estar tan cerca del cristal gigante. De hecho sus propios pensamientos apenas y los percibe ella misma, son como el eco de una voz más grandiosa dentro de su cabeza.
"No tienes porque decirle NADA, lo odias ¿Recuerdas? Siempre te pone de tan mal humor. No es como si importara mucho, pronto podrás olvidarte de su fastidiosa presencia. Ni lo veas, sólo piensa en quien tanto amas, y claro, no te olvides de pensar en el futuro que te espera, brillante como la más ardiente estrella."
Paul movía su mano frente a los ojos de la pelirroja, no había reacción, ni siquiera un parpadeo. "Bueno, ya se le fundió cerebro." Comenta, negando con la cabeza, tomando un par de binoculares de su abrigo, tenía que examinar esa cosa más de cerca, pero ni siquiera este instrumento visual ayuda mucho, la nieve y el hielo se han vuelto mas insidiosas. Es como si cada minuto que pasaba este clima se empeñara más en aniquilar a todo. Pronto las palabras de Clemont llegan a su mente. ¿Qué tal si con esto las bestias si buscaban dejar al mundo sin siquiera una maldita bacteria con vida? La idea es horripilante. "Pero no hay nada que pueda hacer al respecto…y menos con este vegetal que traigo junto."
Entre esos obscuros pensamientos y el vil clima, una figura humanoide pronto llama su atención. Parecía acercarse hacia ellos con velocidad vertiginosa, cualquiera podría pensar que se trataba de un ángel, por la gracia con la que se movía, además los vientos helados no parecían hacerle daño alguno, simplemente giraban como elegantes listones entorno a su figura. Pero para Paul aquel organismo era digno del más recalcitrante odio que uno puede tener: Una sucia bestia.
Skadi sonríe complacida, no hacia Paul pero hacia Zoey. "¡Veo que llegaste! Temí haberme propasado en la AIP, pero veo que estás mas o menos en una pieza." Le dice, acercándose a ella, sin dejar de sonreír, extendiendo sus garras hacia la chica.
Paul arquea una ceja, la bestia le parece algo familiar, su cara al menos, el resto de su cuerpo es igual de horrible que el de las demás. "Oye, no se que está pasando, pero supongo que a la que voy a tener que aflojarle la lengua es a ti, arpía estúpida."
La bestia de blanco plumaje hace la cabeza de lado, apenas había notado la presencia de Paul. ¿Alguien puede culparla? Desde que es una bestia, los humanos son prácticamente un cero a la izquierda, eso sí, le causaba mucha gracia como estas repugnantes criaturas hacían amenazas grandes que jamás podrían cumplir. "Zozo levántate de una buena vez. ¿Quieres salvar a Dawn no?"
La pelirroja hace un esfuerzo enorme para cumplir con la orden de la bestia de afuera y de la voz que ruge en su mente. Sus piernas temblaban pero era como si una voluntad superior jalara sus extremidades para levantarla, aunque fuese a la fuerza.
"¡DE PIE! ¡ NO PIERDAS MÁS EL TIEMPO! ¡DE PIE! ¡DE PIE ¡DE PIE!"
"¿Pero qué demonios haces? " Una vez más Paul la sujeta del brazo, esta vez con más saña incluso. ¿Por qué era tan difícil sacarle información?"¡Saca a tus Pokémon y pelea! ¡Hay que destruir a esta bestia!
"Ugg, nadie te enseñó modales ¿no es así?" La bestia ártica, chasquea los dedos y pronto un portal aparece junto a ella, del cual otra inmensa bestia emerge, tan feroz y grande como Björn. Otra chica de cuerpo robusto y aspecto aterrador, usa la piel de alguna fiera sobre su cuerpo pero esta criatura no parecía ser un animal carnívoro si no un herbívoro de grandes cuernos. El cuerpo de esta fiera no era bípedo, sino cuadrúpedo, sus patas protegidas por cascos que seguro le permitían correr en la nieve sin problemas. Además ese denso pelaje probablemente le daban una protección térmica extraordinaria contra el terrible frío. "Ovibos, encárgate de este cretino. Yo estaré sumamente ocupada llevando…" La chica toma del rostro a la pelirroja, mirándola de forma extraña. "Un merecido regalo a la Reina Macherie."
La bestia inclina la cabeza, obedecer ordenes era un absoluto placer para esta criatura al servicio de Menagerie, sus ojos se fijan en Paul. Sus pata delantera izquierda patea el suelo cubierto de nieve, lista para lanzarse a la carga. El chico apenas tiene tiempo de tomar una Pokébolas de su bolsillo, mucho menos para esquivar a aquella fiera corriendo hacia el a gran velocidad. Paul termina en el piso, su rostro golpeándose duro contra la nieve, la cual se siente como concreto. Voltea hacia la pelirroja, quien silenciosamente se encuentra parada junto a Skadi, ella ni siquiera lo ve.
Skadi sujeta a Zoey del brazo y la dirige hacia aquel portal, la pelirroja parece ser incapaz de resistirse. Y simplemente desaparece tras él, seguida de la elegante bestia. Aquel vórtice se cierra, dejando al chico a merced de la sirvienta de Menagerie.
"Estúpida Zoey." Piensa Paul, evitando ahora un pisotón de esta poderosa bestia. Ya pondría sus pensamientos en orden respecto a ella, y decidiría que haría una vez que se acabará esta crisis climática…si es que lograban detenerla claro. Pero al menos por ahora era mucho más importante acabar con su oponente y averiguar como entrar a la estructura cristalina.
Para las que gobernaban desde el cielo de la ciudad, el ambiente era por supuesto de jubilo absoluto. ¡Que belleza ver ese estúpido pedazo de roca, así como sus asquerosos habitantes perecer de esa forma! Además había muchos más motivos para celebrar, se haría un ritual de iniciación muy pronto. No había nada en este mundo que las hiciera sentir más felices que ver a toda la biota desaparecer, para llenar el mundo con su idea de una existencia magnífica, por retorcida que fuese.
Dawn sin embargo no estaba dispuesta a aceptar el destino que las fieras querían imponer sobre el mundo, ni sobre ella. No era justo…¡Era totalmente inapropiado! Las chicas que habían sido capturadas con ella continúan llorando, están totalmente indefensas. Queda en ella entonces encontrar una salida a esta situación.
"Escúchenme taradas, JAMÁS seré una de ustedes! Y…" La peliazul hace una pausa dirigiéndose a las demás chicas presas. "¡Ninguna de ustedes tiene que aceptar este destino! Ellas no deciden por ustedes."
La presencia de las bestias es suficiente para evitar cualquier sublevación. Para ellas esta iniciación es un ritual sagrado, cualquier irrupción era equivalente al más terrible pecado que pudiera cometerse. Lapin pellizca el abdomen de Dawn.
"Eres demasiado ruidosa, ¿No tienes acaso respeto? Esta ceremonia es de lo más importante y no tienes derecho a estar causando tanto alboroto."
"¡Ustedes no tienen derecho a hacernos esto! ¿Van a transformarnos en criaturas tan feas como ustedes sólo por que se les da la gana? ¡Cómo si yo fuera a aceptar tal cosa!" Le dice Dawn, posando sus ojos con desdén.
"No es como si pudieras evitarlo, los preparativos ya están por comenzar, así que sino quieres que meta un trapo en tu boca en lo que resta del día será mejor que guardes silencio." Amenaza la bestia, dándose la vuelta y dirigiéndose a la entrada para vigilar a las prisioneras.
Dawn suspira, la bestia tiene razón. No hay nadie que pueda ayudarla…pero quizás, pueda encontrar un momento, aunque sea un instante en donde la guardia este baja y tenga la oportunidad de salir corriendo de este horrible lugar. Por ahora debe poner total y absoluta atención a sus alrededores. Pronto ve que entran dos bestias más al recinto, dos que ubica demasiado bien.
La primera de ellas era Brachyura, la monstruosidad con tenazas en lugar de brazos. Y la segunda era Nectura, aquella bestia que parecía tener un odio muy personal por Serena. Nectura sujetaba sus propios brazos, la verdad el clima helado de aquí no iba a bien con ella, ella prefería un primaveral sol que este inerte trozo de cristal.
Brachyura no iba admitirlo, con tal de parecer más fuerte frente a sus compañeras de menor rango, pero también le desgradaba inmensamente el frío. Suspira, y se dirige a Nectura. "Se que el clima no es agradable para ti, pero es una ocasión importante. Hoy haremos el ritual del Círculo de las estrellas." Comenta con una enorme sonrisa dibujada en su rostro.
Nectura continúa temblando de frío pero la mención del ritual la hace sonreír un poco. "Q-qué l-lindos recuerdos me trae eso…¿A-así que todas estas chicas han sido consideradas dignas de Menagerie?" Pregunta, escaneando la habitación, sus ojos pronto posándose en Dawn. ¡Casi grita! ¿¡Qué hace ella ahí? ¡Esto cambia nuevamente sus planes! "Si esa cualquiera va a unirse a Menagerie, entonces ya me la quité de encima y el camino hacia y Ash y más importante aún, para hacer miserable a Serena está más que libre!" Piensa, distrayéndose por un momento, pero Brachyura le da un empujoncillo con el codo.
"Tenemos que preparar a todas estas chicas, primero hay que colocar las vestimentas ceremoniales. Hay bestias de muy alto rango aquí, te recomiendo que sigas mis instrucciones al pie de la letra ¿Ok?" Pregunta Brachyura en voz baja, Nectura suspira y asiente con la cabeza.
Dawn ve como ambas bestias arrastran a la primera chica, una que se veía particularmente aterrada, hacia una puerta ligeramente iridiscente, que parecía moverse como lo haría un líquido, la cual simplemente se desvanece en presencia de estas bestias, deslizándose hacia abajo, revelando la existencia de una habitación contigua. Tan pronto estas bestias cruzan la puerta esta se cierra tras ella. Sólo puede oír chillidos y gritos viniendo de ahí, sólo Dios sabe que cosas tan horripilantes le están haciendo. Mira sus propias cadenas. Incluso si tuviera la oportunidad de escapar, hacerlo estando con las manos encadenadas la limita mucho, ni siquiera podría tomar una pokebola. Se arrastra discretamente hacia la pared y comienza a golpear los grilletes contra él. El ruido que hace, de inmediato alerta a la bestia largas orejas que vigila la puerta, así que se detiene en el acto.
