¡Hola gente! He regresado de entre los muertos tras graduarme y ver que rayos con mi vida, lamento mucho la tardanza, pero este capítulo ameritaba mucho trabajo. Espero sea de su agrado. Los adoro tanto por leerme.

Capítulo 28: Angustia

"¡HAGAN ALGO YA!¿Acaso no existen para detener a estas estúpidas alimañas?" Una voz resuena en la oficina de Lillie, pero no venía de alguien que estuviera presente en ese lugar. Provenía de una burda videollamada entre ella y los dirigentes de varias ciudades de la región, al menos de aquellas urbes que aún tenían contacto con el exterior.

Lillie es incapaz de decir algo, siente un nudo apretarle la garganta. ¿Cómo responder a tanta gente furiosa que le gritan sin parar? La fundadora y líder de la AIP se siente muy pequeña por esos breves instantes. Aún más cuando Drew y May intervienen en la conversación por ella.

"¿Y qué creen ustedes que estamos haciendo? La AIP está al borde del colapso, tenemos las manos llenas para poder resolver este caos. Ya sabemos que la temperatura está bajo cero en todos lados, no necesitan recordarlo cada dos segundos." Exclama Drew, su rostro pegándose a la pantalla, cuya imagen parecía llenarse de estática constantemente, la señal fallando.

"¡Cállate bastardo infeliz! ¿No entiendes que Ciudad Hearthome depende del turismo y del dinero que trae para mantenerla funcionando de maravilla? Aparte la gente de aquí no está acostumbrada a este clima horrible" Exclama el alcalde de tal ciudad, claramente con sus prioridades de cabeza.

La alcaldesa de Ciudad Snowpoint de inmediato replica ante tal comentario, totalmente indignada. "¿¡Es eso lo que a TI te preocupa? ¡La gente de aquí vive en el frío, pero los sistemas de calefacción y electricidad están fallando! ¿¡Tienes idea de lo que eso significa!? ¡ TODOS AQUÍ VAMOS A MORIR! ¡ESTAMOS A MENOS 32 GRADOS! ¡MENOS 32 MALDITA SEA! ¡Y A TI TE PREOCUPA EL PUTO TURISMO DE TU MALDITA CIUDAD DE MIERDA!"

La discusión entre Drew y los dirigentes continúa en forma de gritos e insultos dignos de un mercado vulgar. Al peliverde le fastidiaba rebajarse al nivel de estos políticos imbéciles, sólo sentía empatía por aquellos que estaban más preocupados por el bienestar de su gente, pero eran una minoría. Las cosas eran negras, no había noticias del exterior. Era obvio que nada que dijera podría calmar a esta turba furiosa de gente, que vendrían por ellos con antorchas en mano para quemarlos vivos a todos y cada uno de ellos, si es que los caminos no estuvieran bloqueados por hielo.

May observa lo abrumada que está Lillie, y lo furioso que está su amorcito. Suspira, sabe bien que lo que está por decir puede matarlos a todos, pero hay que darle a la organización un momento para planificar con mucho cuidado. Sostiene a su novio del hombro, para calmarle un poco y que le permitiera hablar. Sabe que esa simple acción bastará para relajar los tensos músculos del cuerpo de Drew, quien da un paso fuera de la vista de la pantalla, tocando su frente en evidente molestia.

La castaña aclara su garganta, para llamar la atención de los locos. "Un momento por favor, umm… me da gusto ehh… ¡Decirles! que nos llegaron noticias de los agentes en el exterior y ya llegaron a la causa de todo esto. La crisis va a resolverse…umm, muy muy pronto." Declara, tartamudeando y luciendo absolutamente nerviosa.

Drew y Lillie dejan caer sus bocas casi hasta el piso. Los políticos, en su mayoría, parecen aceptar tan escueto informe, todo con tal de regresar a la normalidad, ya que varios de ellos ya estaban buscando abandonar sus ciudades en busca de climas más cálidos. La videollamada se corta de golpe, la electricidad de la AIP falla, pero unos segundos después regresa, gracias al sistema de energía de emergencia colocado por Clemont, al menos un par de horas más de luz tendrían.

Tras un largo e incómodo silencio, el peliverde voltea a ver a su novia, el color habiendo desvaneciéndose de su rostro. "May, sabes que te amo mucho. ¿¡PERO CÓMO SE TE OCURRE DECIR TREMENDA PENDEJADA!?" Exclama el peliverde, horrorizado, normalmente no usaría tales palabras con su querida novia, que sí podía ser muy torpe a veces pero esta vez si que los había metido en un lío.

May obviamente está con la cola entre las patas, sabía que esto pasaría. "Ninguno de ustedes dos estaba diciendo nada útil, Lillie no calmaba las cosas y tú estabas peleándote. ¿Qué querían que dijera? ¡Necesitamos pensar y no íbamos a hacerlo con esos locos gritándonos!"

Lillie se toma el rostro con ambas manos. "Perdóname May, pero nos enterraste. ¿Cómo vamos a cumplir con eso? No tenemos idea de que pasa, como detenerlo. Ash, Serena y Clemont están quien sabe donde, Paul desapareció con Zoey ¡Qué esta herida!...y de Dawn no sabemos nada. No hay forma de contactarlos, y siendo sincera, es muy probable que estén todos muertos." Comenta, unas lágrimas saliendo de su rostro.

La castaña sujeta a Lillie del rostro mirándola con culpa, pero buscando darle un ápice de esperanza. "¡Piensa Lillie! ¡Tenemos nuevos agentes aquí, aún hay fe! Además, si Clemont está ahí afuera seguro al menos nos manda un mensaje de algo… incluso si lo peor pasó! ¡Dudo que nos quedemos sin información por mucho más tiempo!"

Drew respira profundo. "May tiene razón, aun podemos hacer algo. Pero necesitamos saber con certeza que demonios está pasando afuera ¿De que servirá mandar más y más gente afuera? Nos quedaremos en las mismas." Comenta, colocando sus dedos índice y pulgar sobre su barbilla.

La rubia levanta su cabeza y su ser. Estar al mando no es fácil y no puede evitar compararse con la líder de las insidiosas bestias, una reina rebosante de confianza, poder y carisma absoluto; mientras que ella solo puede ser la maestra de ceremonias de este circo llamado AIP. "Llamen a todos a la sala de reuniones, debemos formular un plan, y rápido." Ordena, rezando para que las cosas no empeoren.

Mientras tanto fuera de la Agencia, en las calles devastadas por el frío polar, las cosas no pintan nada bien para Ash, Serena y Clemont. Puesto que Björn, la bestia carnívora de los vientos helados se lame los labios, lleva ya rato sin comer. Este tipo de cabellos negros debe saber bastante bien, se ve fuerte. Ya puede verlo, sus viseras abiertas, sus tripas fuera. El estómago no es tan sabroso pero hay compañeras suyas a las que le fascina, en lo personal ella adora el sabor de la médula, es tan alta en grasa deliciosa. Le gustan también los sesos pero duda que en la cabeza de este encuentre algo de valor nutricional. En cuanto al pokémon ese que el humano protege, comerlo está fuera de la ecuación ¡Qué repugnante! ¡Eso sería igual a engullir mierda!

Ash la observa con miedo, sosteniéndose el costado de su cuerpo, aun abrazando a su amado Pikachu que ya no podía moverse, debido al golpe y al frío, al menos seguía respirando. ¿Así acabará todo para ellos? Ve la sangre escurrir en la nieve, su consciencia desvaneciéndose. Es claro que no puede hacer más, su optimismo de siempre lo llevo aquí y pronto su visión feliz de la vida llega a un abrupto final cuando lo golpea la terrible sensación de que no logro mucho en su vida, incluso si logró ganar una liga, pero siempre estaba...¿Cómo ponerlo? ¿Estancado en una cosa? ¿Será por eso que se sintió abrumado al ver que todos cambiaron tanto? ¿Fue malo siempre concentrarse únicamente en sus batallas? "No quiero rendirme…pero no veo cómo puedo salir de esta." Piensa, sujetando su herida y cerrando sus ojos.

Justo cuando la brutal fiera estaba por darse con festín con las entrañas del chico, deleitándose al estar tan cerca de clavar esas largas garras obsidianas en un sitio que dejara vivo a Ash para hacerle sufrir lo suficiente, mientras ella comía un poco, un grito la detiene, centímetros antes de que abriera su almuerzo. Eso la hace enojar mucho, que grosero el interrumpir a alguien justo antes del primer bocado.

"¡NO TE ATREVAS! ¡NI SE TE OCURRA BESTIA ASQUEROSA!" Incluso en la fuerte ventisca, la voz de Serena resuena con intensidad. Sin pensarlo más ordena a su Braixen atacar a ese monstruo con ataques de fuego, no eran comandos calculados, eran gritos de los movimientos que se le iban ocurriendo. Clemont hace lo propio, haciendo que su Luxray corra a velocidad máxima para saltar sobre el lomo de Bjorn y clavarle sus afilados colmillos en la espalda.

La bestia polar gruñe, ¿No es acaso absurdo que crean que con tal cosa van a derrotarla? Aunque ese no era el propósito, y ella no se daba cuenta de ello mientras tomaba al fiero Luxray de la cola y lo arrojaba hacia la dura nieve. Björn fija su atención en Serena y corre hacia ella. La carne de las chicas también era sumamente deliciosa, aunque ellas servían más como preciosas decoraciones de columnas y muebles. Qué lástima entonces, esta joven es linda, haría una buena estatua.

Clemont abre los ojos como platos y lanza un grito visceral. "¡CUIDADO SERENA!"

Serena mira con repudio a esa bestia, no iba a perdonarle lo que acaba de hacerle a Ash. Como puede, tan rápido como le es posible a su frágil cuerpo, probablemente poseída por la adrenalina, la furia y la desesperanza, se hace a un lado de la embestida de la bestia, quien choca contra los cristales de una tienda de ropa, lanzando vidrio por todos lados al momento del impacto. La castaña no se había lastimado, pero no se lo piensa dos veces, toma el fragmento de vidrio más cercano, sus propias manos hiriéndose por el filo de este, aún con los guantes que le protegían y salta a la espalda de Björn, sabe que este animal la va a mandar a volar varios metros en poco tiempo. Pero con una mirada que inspiraba miedo, aprovechando que la fiera levanta la cabeza para ver quien rayos está encima de ella ahora, para eliminarla de inmediato, Serena le clava en el ojo el pedazo de vidrio, con tanta fuerza como les posible.

La bestia ruge de inmediato, destrozando con su vozarrón varias ventanas aledañas. "¡ARGGGGG! ¡MALDITA PERRA ASQUEROSA! ¡¿CÓMO TE ATREVES!? Ellas tienen resistencia formidable y factores de curación envidiables, pero el ojo no es una estructura dura y resistente. Si, se curará eventualmente sin problemas, pero por ahora, su preciado órgano tiene una perforación de la que no deja de brotar sangre. El dolor es terrible, haciendo que Björn coloque sus garras cubiertas en pelaje sobre la herida, incapaz de entender del todo que acaba de pasar. Serena, sin dejar pasar esa distracción de su oponente, intenta de una vez ir por el otro ojo. Cegarla sería fantástico para dejarla frágil y vulnerable, una adecuada venganza. Pero la fiera trata de arrojarla fuera de su lomo, sin embargo la adrenalina en el cuerpo de Serena hace que su agarre en el pelaje de Bjorn sea tan fuerte que parece que no será nada fácil quitársela de encima.

Las pupilas de Serena se contraen mientras busca asestar otro golpe, pero al moverse Björn solo hiere la mejilla de la bestia. Pero pronto otra idea llega a su cabeza, justo antes de perder el agarre. Clava el vidrio en el oído de la bestia. Causando un alarido de dolor quizás peor que la herida del ojo. El oído no solo permite escuchar, sino que controla gracias a la cóclea el sentido del equilibro. Aunque Serena yacía en el piso, golpeada por el impacto, Björn siente inmenso vértigo y se impacta contra la pared, incapaz de orientarse adecuadamente tras esas heridas que tenían que apurarse en sanar, si es que deseaba engullir a estas sabandijas.

El rubio jala del brazo a Serena, poniéndola de pie. Serena aleja su brazo con brusquedad, aun sintiéndose poseída por las hormonas secretadas por sus glándulas suprarrenales para este tipo de situaciones. "¡Déjame!¡No he terminado con ella!" Pero Clemont la empuja hacia Ash, dándole a Serena varias vendas para evitar que el pobre diablo muera desangrado.

"¡Ve a ayudar a Ash, y-yo me encargó de ella!" Le dice, indicándole a su muy herido compañero pokémon que mordiera con colmillo trueno a esa abominación, dando una orden muy en particular. Ve por el cuello, tan fuerte como sea posible. ¿Será suficiente para acabar con ella? Él sabe que no, pero al menos podrían ponerla fuera de si por valiosos momentos.

Luxray corre hacia el objetivo, lanzándose tal como las bestias lo harían contra ellos, y entierra sus colmillos cargados de electricidad en el cuello de Björn. Si es verdad que este está protegido por un denso pelaje, pero su desorientación le impide quitarse a ese molesto bicho a tiempo, permitiéndole enterrar esos colmillos tan profundo como es posible, tanto que el as de Clemont deja uno de sus afilados dientes enterrados ahí, antes de darle una descarga gratuita a esta amenaza y alejarse, su hocico sangrando por la reciente y dolorosa mordida que le dio.

Serena avanza, tan rápido como puede hacia el chico de sus sueños, quien yace inmóvil en el suelo. "¡Resiste! Y-yo yo te ayudaré…." El precioso rostro de Serena irrumpe en llanto, lagrimas cayendo sobre Ash, congelándose al contacto. Ella trata de hacerle una hemostasia, pero su mente colapsa, no sabe hacer nada de esto ¡Podría terminar de matarlo ella misma! Ese pensamiento horroroso la paraliza, pero no lo suficiente como para que al menos envuelva a Ash en esas vendas y presione tan fuerte como puede. Sabe que le causa dolor y eso le causa sufrimiento a ella también, sobretodo porque el rostro de Ash le hace saber que el suplicio es excruciante.

"Por favor, aguanta, te…te salvaré. Te amo tanto, no voy a perderte, sólo re-resiste y perdóname." Le dice, abrazándolo, sin embargo sus palabras no fueron escuchadas. Ash está seriamente herido, inconsciente. ¿Cómo habría reaccionado de oírlas?

Björn yace en el suelo, en un dolor que es difícil de describir. Karma por lo que hizo con el azabache. Pero esta bestia no es una que moriría con facilidad, se recuperará, más pronto de lo que la AIP puede anticipar. Al menos por ahora esta incapacitada. Y eso le permite a Clemont examinar algo que de inmediato llamó su atención; eso sí, tras revisarle el diente roto a Luxray, habrá que hacerle un tratamiento adecuado. ¿Qué era lo que tanto había llamado su atención? Un broche con forma de rosa dorada, que colgaba del pelaje de Bjorn, este tenía un par de plumas decorándolo, una especie de toque personal. Esto tenía un valor inmenso, puesto que cuando Clemont lo agita ligeramente, un portal retorcido se abre ante sus ojos, haciéndolo retroceder varios metros. Incluso Serena quien estaba en su mundo intentando salvar una vida preciada para ella levanta la vista.

"¿Qué demonios es eso?" Pregunta la chica, asombrada y perturbada.

El rubio tiene una teoría. "Quizás con esto, podemos llegar al cristal que causa el clima. Pero…tenemos que rescatar a Ash primero."

Algarabía llenaba el terrible cristal que reinaba los cielos. Era una ocasión especial después de todo, no siempre se crearían tantas bestias hermosas en un solo día. ¿Qué forma divina tomarán? ¿Qué rol ocuparan en la grandiosidad de Menagerie? Tantas exquisitas posibilidades, fieras cubiertas de pelaje y armadas con colmillos para destazar humanos, bestias con exoesqueletos preciosos y armamentos como pinzas y aguijones venenosos para incapacitar a cualquier bastardo que se acerque a ellas, criaturas acuáticas que serían el terror de los océanos a donde quiera que se encuentren, damas cubiertas de escamas, frías y malévolas que no tendrían misericordia alguna y por supuesto princesas celestiales armadas con garras de ave para levantar a sus presas y dejarlas caer desde lo alto del cielo, dando un final digno para unos organismos tan inferiores: ser reducidos a simple carne molida en el sucio piso.

Todo eso sería posible gracias a un ritual que supera la razón, el contrato sagrado que permite a una simple humana servir por siempre a la entidad que reina sobre las bellezas ferales. El ritual del círculo de las estrellas. Toda una ceremonia, que requería exhaustiva preparación, tanto para las bestias de Menagerie, como para aquellas dignas de ser elevadas.

Eso le había dicho Lapin, la bestia de largas orejas a la pobre Dawn, en tono de orgullo palpable. Y por ello estaba tan desesperada, tratando de romper sus ataduras de piedra cristalina. ¡No podía dejar que la transformaran en un monstruo horrible de locura aún más aterradora! Escapar era imperativo o podría terminar con cuatro apéndices articulados extra y sentirse la cosa más bella de la creación.

"Demonios, ¿Cómo se supone que voy a escaparme si estas locas vigilan cada uno de mis movimientos? ¡Y ninguna de las chicas de aquí quiere revelarse contra las bestias! ¡Debe haber una forma de salirme de aquí!" La peli azul suspira, ahora sí que estaba totalmente sola. Ni Ash, ni Zoey, ni siquiera Serena podrían ayudarla a salir de esta. Mira con ansiedad como van entrando las chicas a esa habitación de junto, siendo llevadas ahí sin chistar, poco a poco van desapareciendo todas las jóvenes del lugar. Dawn oye sus llantos, lo que le exacerba su propio terror ¿Qué tanto les estarán haciendo a esas desdichadas? Conociendo a estas salvajes, sólo las imágenes más grotescas vienen a su mente. "Quizá para ser una de ellas literalmente te hacen…como una cirugía" Ese pensamiento le basta a Dawn para temblar de pies a cabeza.

¿¡Y como no iba a estremecerse así!? Es pronto jalada hacia arriba, por la mano fuerte y poderosa de Brachyura, quien, con su tenaza amenaza el cuello de Dawn.

"Vaya, no pensé encontrar a una boba de la AIP aquí. Las bestias realmente pueden venir de cualquier lugar, pero no te angusties ¿Vale? Ya verás que recordarás este momento con tanto cariño." Comenta, bajando su pinza lejos del cuello de la chica.

Dawn si está muy asustada como para decir algún comentario sarcástico. A su mente viene el encuentro con la líder de estos monstruos. Aquella figura imponente, cruel que la trató como un simple juguete para su diversión. Recuerda los latigazos contra su piel, el sufrimiento que tuvo que pasar a manos de esa cosa. Y pensar que ahora la iban a transformar en una estúpida que seguro se la pasaría todo el tiempo libre que tuviera, postrada patéticamente sirviendo a esa psicópata.

La fuerza de Brachyura impide que Dawn siquiera pueda resistirse a ser arrastrada a ese lugar desconocido, siente su corazón detenerse cuando la puerta mística que la separaba de los horrorosos gritos de ahí adentro se desvanece. Se encuentra así misma en una habitación circular, adornada con columnas corintias de cristal, cuyas bases estaban compuestas por estatuas de mujeres sin ropa con expresión de desesperanza absoluta, el suelo era también cristalino, parecía un espejo. Mira al frente, no hay ningún humano ahí, sólo esa molesta bestia de alas ruidosas y aguijón que la miraba intensamente. Junto a ella había un tendedero de ropa dorado, adornado con enredaderas de rosas, en ese mismo acabado, sobre el cual colgaban una especie de vestidos de seda, semitransparente, adornados delicadamente con rosas amarillas que brillaban como el oro ¡Qué obsesión de estas enfermas con esas plantas!

Brachyura se dirige a Nectura. "Lo has hecho de maravilla. Mira, esta es una de la AIP, seguro la reconoces. Dichosa que le daremos la bienvenida al lado ganador ¿No es así?" Sonríe la bestia mirando a su compañera y después a Dawn.

Nectura estaba sumamente contrariada con el asunto. Deshacerse de Dawn de esta forma, era un escenario…poco satisfactorio. Estarían del mismo bando, y probablemente la llegaría a querer tanto como a las demás de su especie. Pero todo esto arruinaba sus meticulosos planes, era una conclusión nada épica a la miseria que deseaba que cayera sobre Serena como la más ácida lluvia. Además estaba más interesada en el potencial bestial de Úrsula, si Dawn se unía, todo interés se perdería. No sólo era aprecio a una chica ruin, era un inmenso morbo de querer ver en que clase de bestia se transformaría, considerando su cruel y agria personalidad.

"Si…tiene mucha suerte, Señorita Brachyura." Contesta la bestia del aguijón mirando hacia otro lado.

Brachyura iba a comentar algo, claramente insatisfecha con esa respuesta ¿Qué tiene esta bella criaturita con agujón en mente? Sin embargo es abruptamente interrumpida cuando otra bestia, de gran tamaño, cuadrúpeda de patas artiodáctilas, de pelaje denso color café y manchas blancas, su torso adornado con un precioso abrigo cano y que lucía en su cabeza un par de astas de gran tamaño entra a la habitación, eso sí teniendo algo de dificultad para entrar por las decoraciones de su cabeza.

"Buenas noches chicas ¿Cómo están?" Pregunta la amable bestia moviendo su cabeza hacia abajo con cortesía, antes de continuar hablando en un tono suave y tranquilo. "Brachyura, perdona enormemente la molestia, pero ¿Serías tan amable de auxiliarnos?"

La bestia de las tenazas de inmediato asiente con la cabeza, dirigiéndose a su compañera. "No es ninguna molestia, Veada, con gusto las ayudo. Nectura, por favor prepara a la chica para que empecemos pronto el ritual ¿Vale?" Comenta, caminando hacia su compañera en apuros.

Nectura asiente con un poco de duda, mientras ve a su superior salir, seguida de la delicada Veada, a quien nuevamente se le atascan las astas al momento de salir.

Dawn está abrumada al ver tanto monstruo salir de la nada, iba a poner sus manos sobre su rostro pero recuerda que las tiene firmemente presas atrás de su espalda. Y las piernas no le sirven ni siquiera para patear la cara de Nectura, quien con esas manos insectoides la toma del rostro.

"Envidiable suerte la tuya, deberías darnos las gracias." Comenta Nectura, dejando salir su filoso aguijón de su mano izquierda. Coloca este cerca de la piel de Dawn, deslizándolo hacia abajo, primero rasgando la bufanda de la joven haciéndola a un lado. Cuando estaba por comenzar a destruir el abrigo de la chica, Dawn por fin reacciona.

"¡Qué rayos te crees que haces! ¡Monstruo degenerado, no voy a permitir que me veas sin ropa!" Grita, mientras intenta asestar un cabezazo a la frente de Nectura, pero la bestia del aguijón le coloca su punzante apéndice contra el cuello, sujetándola firmemente del brazo.

"No seas estúpida." Le dice, con desdén.

"¡No tienes derecho, aparte esa bufanda era carísima!" Grita Dawn, claramente alarmada por perder su prenda valiosa.

Nectura la empuja al suelo, sometiéndola contra él. "Sí que pena, era una bonita bufanda ¿Dónde la compraste?" Le pregunta, mientras se permite rasgar el abrigo de la chica como si abriera una fruta dulce.

Dawn nota esto pero no puede quitarse a esta tarada de encima. "Mi amiga Zoey me llevó de compras hace poco, que pena que ustedes no puedan disfrutar de cosas así por ser unos hediondos animales." Comenta, con una sonrisa ligeramente arrogante en el rostro.

"¡Uy si, pobres de nosotras!" La bestia se ríe, deshaciéndose no sólo del abrigo de Dawn, sino también de las prendas que tenía abajo. Primero parecía que el proceso sería tortuoso y lento pero la intención de Nectura era ser ágil y eficiente con su trabajo. "Y dime, ¿El abrigo también te lo dio tu reposapiés personal? Oh, perdona quería decir Zoey."

La peli azul traga saliva ante ese comentario. Vienen a su mente varios eventos del pasado que para ella son irrelevantes recordar en este momento, especialmente cuando siente uno de esos vestidos de seda ser forzado contra su cuerpo. Las desagradables manos de Nectura contra su piel la hacen querer gritar, si querían que se pusiera esa basura de atuendo solo tenían que decirle que lo hiciera, no es como si tuviera alternativa. No había duda que la razón de tanto grito era sólo por ser toqueteada por este monstruo.

Nectura suspira, que final tan anticlimático. Ni siquiera podía tomar venganza del cabezazo que le dio hace poco. Su corazón anhelaba caos, tanto como pudiera causar. Esto era muy normal para las bestias, pero ya sabía que entrometerse solo le traería problemas con la opulenta y suprema Reina Macherie. "Supongo que debo hacer otro plan…"Piensa, deslizando la prenda semitransparente por el cuerpo de Dawn. "Aunque….ella es de la AIP, digo….si su destino es estar de nuestro lado ¿No podemos esperar un poco? Podría, quizá…"

La bestia se muestra nerviosa. "Deja de resistirte, me está dando problemas ponerte el vestido ceremonial, o a lo mejor estas un poquito pasada de peso, ¿Necesitas una talla más grande?" Dice Nectura, esbozando una sonrisa cruel.

¡No lo dijo! ¡No pudo haberle dicho tal cosa! Dawn se da la vuelta, sus manos aun prisioneras de esas ataduras rígidas, decidiendo que ha sido suficiente con esta idiota. Le propina una patada directo en la cara, que para el exoesqueleto protector de Nectura no es la gran cosa, pero pronto siente en su cabeza un golpe brutal, que la hace girar hacia la derecha, Dawn la había golpeado con ese bloque que detenía sus manos. Y esa misma dureza que protegía el cuerpo de Nectura ahora había permitido quebrar la prisión de la chica, debía admitirlo, esa si había dolido.

Dawn gira de inmediato y busca entre sus cosas, de forma frenética, sus preciadas pokébolas y procede a escaparse de esa habitación.

Nectura toca la hemolinfa que escurre de su frente, la herida empezando a sanar más pronto que lo que ella anticipaba; lo que haría muy obvio a Brachyura que ella permitió el escape de esa chica. Así que con la intención de hacer el ataque más creíble, con todo el dolor de su alma se acerca a la pared cristalina, y procede a impactar su cabeza contra ella. Una herida causada por una bestia es siempre más dolorosa, y claro el grito que lanza es perfecta señal de ello.

La peli azul de inmediato saca a Thyphlosion de su pokébola, ahora es cosa de rostizar a bestia que se le ponga en frente y la primera es la de las orejas largas. Le hubiera encantado empezar por la estúpida que le quito la ropa y le puso este horrendo vestido con el que se le ve todo, pero le parecía demasiado peligrosa como para enfrentarla ahí mismo, mejor esperar. "¡Rueda de fuego!" Ordena la coordinadora apuntando a su nuevo objetivo

Lapin levanta en alerta esas orejitas peludas suyas, y ve con terror a esa bola de fuego acercándose hacia ella con toda intención de reducirla a cenizas. La verdad ella no era conocida por ser particularmente valiente, de hecho tenía siempre mucha ansiedad y se asustaba con todo. Al punto que usualmente vigilaba a las humanas inofensivas. Tenía habilidades de combate, pero nunca se sentía cómoda peleando por su cuenta. "¡EEEEEP!" La pequeña bestia da un impresionante salto, y queda justo detrás de Dawn, quien esperaba un sucio ataque por la espalda pero su sorpresa fue muy grande al ver como esa bestia corrió hacia la puerta, escapando de ella, mientras gritaba.

"¡Nectura! ¿¡Por qué la dejaste escapaaaaar!?"

"Uh, e-eso…n-no me lo esperaba." Piensa la chica, su pokemon igual de confundido con la situación. Pero al menos así tendrían más posibilidades de salir. ¿No? "¡Continuemos Thyphlosion, las demás no serán tan cobardes como aquella!" Ordena Dawn, abandonando la maldita sala tan rápido como le es posible.

Fuera del hermoso y terrorífico cristal celestial, las cosas se ponían al rojo vivo entre Paul y la gigantesca Obvibos. La bestia cargaba contra el con una furia que dejaba la de un tauros como un simple berrinche. El chico usaba a su Aggron para detener aquellos ataques, era su mejor opción después de todo, las hojas de torterra quedarían congeladas por el absurdo clima.

"TU PATÉTICO POKÉMON NO PODRÁ DETENERME, VOY A APLASTARTE HASTA DESFIGURARTE, BICHO ASQUEROSO." Obvibos, mueve sus pezuñas contra la nieve, buscando eliminar a Paul tan pronto le sea posible, con su pokémon puede lidiar después.

"¡Aggron, cola de hierro al piso!" Ordena el entrenador, su Pokémon reaccionando a la orden con velocidad impresionante para ser tremendo coloso. Su duro golpe contra el suelo, hace a la bestia trastabillar, lo que la hace mirar rojo de furia.

"¡ESTÚPIDA ALIMAÑANA!" Bufa, cargando hacia el Pokémon, claramente dándose cuenta que es una amenaza más inmediata que un frágil humanillo.

La batalla contra estas terroristas difícilmente era justa, ¿Por qué no jugar sucio como ellas? Sin decir mucho, aprovechando que la bestia arremetía a patadas contra Aggron, quien aguantaba como todo un tanque golpe tras golpe, el entrenador deja a salir a su poderoso Magmortar de su pokébola. Sin mucho escándalo le indica que arroje un ataque de llamarada, sabiendo bien que el ataque no solo dañaría a la bestia sino a su propio pokémon. Todo para deshacerse de este molesto animal.

Obvibos solo siente un golpe de calor tan intenso que por un segundo pensó la habían golpeado con metal líquido, eso sin mencionar la fuerza indescriptible del ataque sorpresivo en la parte posterior de su cuerpo que la empuja con violencia hacia adelante, incluso Aggron es incapaz de resistir el poderoso impacto del ataque y retrocede varios metros, sus ojos aun clavados en la bestia, a sabiendas que podría atacar a Paul en cualquier momento.

La bestia solo resopla, completamente enfurecida. A estas alturas iba a enterrar sus cuernos en cualquier cosa que se le pusiera en frente, no le importaba que fuera. Una vez más sus cascos resuenan, y se prepara para atacar.

"Aggron, terremoto." Paul se prepara para una tremenda sacudida, al pokémon de fuego no le parece tan buena idea, puesto que gracias al pisotón del terrible pokémon, concreto y hielo comienza a volar por todos lados. Magmortar hacia lo mejor posible para destruir los objetos que se dirigían a él y a su entrenador, pero le era complicado mantener la estabilidad con tremenda sacudida. A Paul no le importa demasiado poner vidas en tremendo riesgo, sólo observa con placer como la fiera es atrapada por las fisuras del suelo y golpeada brutalmente por el material pesado que regresaba con violencia hacia ella.

"¡¿CREES QUE ESO, SI-SIQUIERA BASTARÁ PARA ACABAR CONMIGO!?" Grita la bestia, recibiendo cada golpe con fortaleza difícil de creer, claramente era muy poderosa, pero el peso de material era demasiado, incluso para ella. No podía salir de la trampa del piso, por lo que pronto queda enterrada en todos esos escombros, sólo parte de su cabeza sobresaliendo, su rostro, al menos las partes visibles cubiertas en sangre.

Paul se acerca lentamente a ella, con una sonrisa cruel en los labios. "¿Estás cómoda?" Le pregunta mirándola con desdén.

Obvibos mueve su cuerpo furiosamente, pero es imposible salir, sus cascos están totalmente inmóviles, su cuerpo es prisionero de los residuos de esas patéticas construcciones humanas. "¡JURO POR MACHERIE QUE VOY A APLASTAR TU CABEZA ! ¡TAN, TAN PRONTO SALGA DE AQUÍ!"

"Bueno mientras se te ocurre como hacer eso, porque dudo que con tu cerebro de alpiste puedas ingeniártelas, me gustaría saber cómo llegar a esa estúpida cosa que pusieron en mi ciudad." Pregunta el chico, mirándola con una sonrisilla sádica.

"¡CÓMO SI FUERA A DECIRTE ALGO HUMANO IMBECIL!" Si pudiera Obvibos daría pisotones para indicar su furia, no hay nada que la fastidie más que los humanos creídos que se burlan de ella.

"Si, esperaba que dijeras eso." Paul se dirige a su Aggron, quien solo mira a la bestia con asco. "Aggron, arráncale sus cuernos, necesitamos algo para mostrarles a las otras putas locas que no estamos jugando, con garra de metal bastará."

"¡NI SE TE OCURRA!" Grita de inmediato la bestia, poniendo una expresión de pánico.

Vaya petición ¿Pero quién es el para cuestionar a su entrenador? Las garras de Aggron brillan y pronto sujeta esos cuernos que eran el orgullo de Obvibos, es impresionante lo difícil que era quebrarlos, pero con la fuerza del Pokémon eventualmente ambos son arrancados, y quedan tirados en el piso. Haciendo a la bestia gritar y e intentar patear dentro de su prisión de escombros, no sólo por el dolor, sino por su herida a su orgullo ¡Su bella cornamenta profanada de esa forma!"

Paul intenta levantar ambos cuernos, pero son demasiado pesados. Sólo puede llevarse uno de ellos con él, mientras se aleja de la atrapada bestia, seguido por sus pokémon, no sin antes escupirle ácido a las heridas de Obvibos. "Creo que solo era necesario uno, pero es tu culpa por tener dos, ¿No crees?" Al alejarse, solo escucha profanaciones innombrables y más bufidos coléricos. Como si le importara.

Ser reducida a una marioneta sin voluntad alguna, para bailar para alguien, sin la más mínima capacidad para oponerse es un destino de lo más cruel. Especialmente para alguien con un carácter tan fiero como el de Zoey, quien avanzaba a lo largo de los corredores extensos y retorcidamente decorados de esta estructura, justo detrás de Skadi, su mano entrelazada con la de la bestia, la cual daba pequeños saltitos rebosantes de alegría, como si fuese una niña arrastrando a su muñeca preferida. La pelirroja no podía más que sentir migrañas tan intensas que estaba segura que su cabeza volaría en miles de pedazos. Aunque honestamente a estas alturas eso era un destino preferible, casi deseable.

La bestia que alguna vez fue a su amiga voltea a verla, con dulzura que le repugna. "Oh Zozo, no pongas esa carita ¡Me pondrás triste a mí!" Le dice tomando ambas de sus manos y haciéndola dar varias vueltas, como si bailaran.

A Zoey esto le parece un acto execrable, esos juegos lo hacían cuando eran niñas pequeñas pero en estas circunstancias, daban ganas de apretar el cuello de esa miserable hasta que se pusiera más azul que el cabello de su amada Dawn. Ah…Dawn, y pensar que está aquí por ella. Con tanto dolor se le había olvidado que ella estaba en peligro ¿Cómo la salvaría de esta? Justo cuando estaba por enfocarse en un plan para ayudarla, aquella voz cruel de su cabeza la interrumpe sin piedad.

"Sabes que no hay nada que puedas hacer."

Skadi voltea de nuevo sosteniendo con sus garras emplumadas la cara de su amiga de la infancia, como si de un juego se tratara todo esto, era humillante "¡ME HACE SENTIR TAN MAL!" Logra gritar la pelirroja en sus pensamientos, mientras su cuerpo solo caminaba obedeciendo a los deseos de alguien más.

"Además… ¡Ya casi llegamos! Muy pronto todo se solucionará y una hermosa sonrisa aparecerá nuevamente en tu tierna carita" Exclama la bestia, haciendo a Zoey bailar de nuevo, mientras la lleva ante dos enormes puertas que se abren por cuenta propia.

Si el rostro de Zoey pudiera expresar algo, sería pura y concentrada furia absoluta. Frente a ella, en esa hermosa sala, muy diferente al resto de la estructura de la fortaleza cristalina, puesto que el suelo parecía un manto de estrellas, con una larga alfombra roja con exquisitos detalles dorados, que dirigía a un imponente trono de oro, decorado, como todo lo que tiene que ver con estas ruines criaturas con flores de oro y estatuas turbias. Las paredes también parecían sacadas del desconocido cosmos y sus bellas nébulas.

Sin embargo más imponente aún era la figura sentada en el trono. Macherie, Reina de las Bestias y la más cruel de todas ellas. Sus elegantes piernas, cruzadas, su rostro siendo sostenido por sus enormes garras, sus ojos amarillos clavados en Zoey como dagas. Sonreía tranquilamente, totalmente complacida, sus colmillos saliendo de la comisura de sus labios.

"¡Su majestad, le traigo su regalo especial!" Exclama Skadi, jalando a Zoey de la mano hacia el trono de aquel aterrador ser, quien coloca su garra hacia adelante, indicándole a su seguidora que se detuviera.

"Gracias Skadi, un magnifico regalo. Pero me gustaría disfrutar quitándole la envoltura primero. ¿Entiendes no?" Comenta sonriendo un poco más, sus pupilas contrayéndose.

Skadi asiente con la cabeza, haciéndose a un lado y arrodillándose. Ella no puede evitar sonreír tampoco, su corazón latiendo con fuerza contra su pecho, esto genuinamente le emocionaba. Por fin...todo estaría bien.

Macherie pone su atención en la pelirroja. "No seas tan mala, hagamos esto más emocionante, grúñeme un poco" Comenta la Reina esbozando una sonrisa más retorcida, esperando una respuesta por parte de Zoey, quien solo permanece ahí inmóvil.

"Ah. Ya lo recordé" Ríe la gran monarca. "Mi presencia por…alguna razón te hace sentir abrumada ¿No?" La fiera se pone de pie y moviéndose con elegancia se acerca a Zoey, deslizando sus garras por la mejilla de la chica, las cuales emiten una nube purpurea de energía obscura.

Sea lo que haya sido esa magia, hace que Zoey reaccione de inmediato, girando en dirección a Macherie, su rostro rojo como sus ojos. "¡TE EXIJO QUE DEJES IR A DAWN!" Por supuesto que eso era lo primero que ella iba a decir al recuperar su ser, finalmente ella se dejó llevar hasta aquí por ese único motivo. Mientras Dawn estuviera bien, todo lo demás podía irse al carajo.

"Es adorable como te aferras a ella, como si de verdad importara." Ríe la bestia, su delgada cola felina, deslizándose entre las piernas de la pelirroja. Zoey se sonroja, y cruza sus piernas y cierra sus puños.

BASTA YA DE TUS ESTÚPIDECES! ¡LIBERA A DAWN YA!" Grita Zoey, aun con esa voz tan fuerte apenas logra que Macherie volteé hacia ella con tranquilidad. La bestia acercando su rostro a meros centímetros del de Zoey, sus labios casi rozando los suyos, haciendo que al instante la chica se haga hacia atrás, solo para que su cintura sea tomada por la temible Macherie. "¡SUELTAME!"

"Soltar a tu putita así como así sería tan aburrido ¿No crees? ¿Porque no jugamos a algo interesante?" Comenta la Reina ladeando su cabeza como un felino que sólo busca escapar del aburrimiento. Acortando la distancia entre ambas, Zoey intenta empujarla, logrando que la fiera pegue su exuberante cuerpo al de ella.

"No-no voy a caer en tus sucios juegos." Responde Zoey, sintiendo su corazón casi explotar de la adrenalina.

"Oh, entonces supongo que ya no quieres rescatar a tu linda Dawn." Responde la insidiosa monarca, acercando sus labios al oído de Zoey, susurrándole vilmente. "Eso es un avance ¿No crees?"

Zoey de inmediato cambia de opinión. "¡Dime de que se trata lo que tienes en mente, maldita enferma!

Macherie, suelta a la chica, sonriendo tanto como le era posible. Se sienta en su trono, con la misma elegancia de antes y mira detenidamente a la pelirroja. "Es algo muy simple en realidad, no hay… engaños. Sabes que no cumplir con las apuestas en los juegos es patético. Si deseas que Dawn salga ilesa de aquí, sin cambios, sin un pelo faltante…sólo te pido que MATES A SKADI."

De inmediato la quimera de plumas blancas se pone de pie, totalmente horrorizada. No puede comprender lo que acaba de oír, seguro es un error. "¡Su excelencia…pero de que…!" La Reina voltea hacia Skadi mirándola con desdén.

"¿Acaso tienes miedo?" El rugido feroz de Macherie es suficiente para poner tanto a su seguidora como a la coordinadora de rodillas. La divina monarca se dirige hacia Zoey de nuevo. "Acaba con ella y Dawn no será atacada jamás por mis seguidoras, nunca más."

Zoey mira a Skadi, quien le devuelve la mirada, un miedo palpable en el rostro de la bestia emplumada. Ninguna de las dos esperaba tales palabras.

"Claro que…sería una pena que perecieras, así que Skadi….destrózala en otro nivel, uno más digno de una bestia de tu categoría ¿Me entiendes? ¿No?" La Reina no se molesta en dirigirse a su seguidora tan cercana esta vez, sus terribles ojos ámbar seguían sobre Zoey, toda su atención sobre ella. "Creo que no tengo que siquiera decirte que pasa si pierdes ¿Verdad?" Sonríe la cruel bestia sus ojos brillando en sádico placer.

Skadi solo asiente con la cabeza, pero evidentemente no quiere hacer esto. La reina no espera su respuesta porque es su obligación y destino obedecerle. Lo que le preocupa es lo que Zoey responda, y más conociéndola. Incluso siendo ahora una fiera leal a Menagerie tenía un lugar dulce en su corazón para su amiga de la infancia, desconocía el porqué, eso definitivamente era una rareza. Si, la había herido de relativa gravedad, pero solo para secuestrar a Dawn, en otras circunstancias no le habría hecho daño.

Zoey se pone de pie y su expresión cambia por completo, tomando una de sus pokébolas de su bolsillo, sus ojos nunca abandonando el rostro de Skadi. "No te preocupes, voy a recordarte como lo que eras antes."