Heeeey chicos! Extrañaba escribir, les traigo de regalo de fiestas decembrinas este nuevo capítulo alto en benzodiacepinas. Haré lo posible por preparar nuevo capítulos durante enero para subirlos durante Febrero, ya que iniciaré mi bendita titulación D: y no tendré mucho tiempo. Los quiero mucho y disfruten el cap! Díganme que les parece 3
Capítulo 37: Zarzas
Dentro del hospital improvisado de Ciudad Sunnyshore, alejada de las demás camillas; se encontraba una sección separada, hecha exclusivamente para las chicas que llegaron prácticamente muertas, producto de una infección de heridas como ninguna otra vista jamás. Todos le huían a tratarlas, por el terror absoluto de contagiarse con solo tocar la sangre que salía de los ojos y boca de las jóvenes; además ¿Qué iban a hacerles? Iban a morirse sin remedio, y aun así lo medicamente obvio no se cumplió; un pronóstico de unas pocas horas de vida se convirtió en uno favorable, que indicaba que ellas se recuperarían sin mayor inconveniente, un absoluto milagro; como si alguien hubiera aplicado el tratamiento a esa horrorosa enfermedad por arte de magia.
Dawn abre los ojos lentamente ¡Se siente horrible! Es natural, apenas los síntomas de esa terrible infección habían empezado a remitir; afortunadamente ya había dejado de sangrar de cada poro de su cuerpo, pero aún tenía ese incómodo suero, tantas veces le habían cambiado la vía intravenosa que su hermosa piel ya tenía moretones. ¿Qué carajos tenían los hocicos de esas perras? Ah, ¿Pero para que pensar en eso? Estaba vivita y coleando, no hay razón para hacerse preguntas para las que nunca tendrá respuesta. Pero aun así había algo…o más bien alguien que la tenía con los nervios de punta.
¡Cómo pudo decirle un "¡Yo también te amo! ¡A Zoey! Decir tales palabras sólo lleva a un caos irremediable Lo sabe demasiado bien, la experiencia le ha enseñado lo destructivo que es expresar amor verbalmente. La peliazul muerde su pulgar ¿Qué hará? ¡Seguro en cualquier momento, la pelirroja se aparece con un ramo de flores y todo este asunto se hace público! ¡Será un desastre! Lo peor es que aún se siente enferma, y no puede pensar con claridad que debería de hacer. "¡Carajo…supongo que debería…¿Seguir el rollo por ahora? ¡Debe haber una forma, sutil… de terminar una relación con ella!" Se sujeta la cabeza, y suspira; odia no poder solucionar las cosas al instante. Es mejor despejar la mente por el momento, seguro un ataque de ansiedad le haría mal en su recuperación. Por pura curiosidad voltea a su derecha y ve a Serena, recostada a un par de metros de ella, la castaña la miraba fijamente.
"Dawn está muy nerviosa….pero me imagino que no es por nuestro estado de salud…Espero que lo que le voy a decir pueda ayudarle." Serena piensa, aunque realmente es más una presunción; no la conoce tanto como para estar segura de ello. Aunque de ser el caso, a ella le pasa algo similar. Desde que despertó, en medio de la confusión producto de la fiebre y el malestar general, no ha dejado de pensar en la muerte. Sueña con ella una y otra vez…al punto del hartazgo, llevándola siempre al momento en el que su cuerpo se precipitaba hacia el abismo; ese momento donde había aceptado que no seguiría en este mundo, incluso llegando a pensar que seguro se encontraría con Ash en la eternidad. Le era bastante difícil creer que fue salvada, aunque evidentemente pronto deberá de asimilarlo ¿Pero se le podía culpar? "No sé quiénes siguen vivos y quienes no. De Ash…no he sabido absolutamente nada… ¿Estará aun aquí? ¡No puedo soportar no saber!..." Serena muerde su labio, si es que Ash está vivo o muerto; más pronto que tarde lo sabría, pero esa incertidumbre le respira en el cuello. Sin darse cuenta se queda perdida brevemente en sus pensamientos.
La peliazul se siente bastante incómoda con esa mirada tan fija, pero pronto entabla una conversación. "¡Ah-Se-Serena!¡Cómo te sientes?"
Ante esas palabras Serena regresa rápidamente a la realidad; al igual que Dawn, ella estaba bajo tratamiento intravenoso, y la realidad es que le gustaría tener más cercanía física para hablar. "Creo que un poco mejor, pero aún me duele todo el cuerpo ¿Todo bien contigo?"
"Ahhh…sí Igual con dolor, pero mucho mejor…" Contesta Dawn, esforzándose por sonreír un poco "Al menos ya pronto saldremos de esta."
"Dawn…, te vi muy agitada ¿De verdad estás bien?" Pregunta Serena, sin quitarle los ojos de encima.
Dawn se sorprende por la perspicacia de Serena, ¿Se dio cuenta del tipo de malestar que realmente tiene? "¡Todo bien, no hay de qué preocuparse!"
Serena suspira "Si acaso…lo necesitas, puedes hablar de lo que quieras conmigo. Es sólo que, más allá de que trabajemos juntas; siento que…emm, bueno no sé cómo ponerlo en palabras pero…"
"¿Dices que… podríamos morir juntas en cualquier momento?"
Serena se queda callada.
"Tienes…tienes razón en eso, cada pelea que tenemos con las bestias termina mal…Al menos, si, deberíamos ser más cercanas. Si necesitas de alguien…puedes contar conmigo." Dawn es lo más honesta que puede, claro que está dispuesta a escuchar… ¿Pero funcionaría tal cosa? Las relaciones interpersonales son efímeras, nunca es bueno acercarse mucho a alguien. Eventualmente todo se acaba.
La castaña sonríe brevemente. "¡Me alegra que estés de acuerdo! Creo que es importante que todos estemos lo más unidos posibles, no sólo tú y yo. Aunque se bien que muchos en la AIP preferirían morir antes de dejar sus diferencias de lado…"
"Eso sí, pero al menos no es nuestro caso."
Repentinamente la voz de Ash irrumpe la conversación, a todo volumen. "¡CHICAS!" El corazón de Ash se decepciona bastante al verlas tan pálidas, frágiles y cansadas.
Ambas de inmediato giran hacia el azabache y muestran reacciones totalmente diferentes.
Dawn muestra un enorme alivio, una sonrisa genuina se dibuja en su rostro ¡Qué maravilla verlo! Saltaría de la emoción para saludarlo, chocando los cinco como lo hacen de costumbre, una pena que no pueda moverse con libertad. Por otro lado los ojos de Serena se abren como platos y pronto se cubre la boca con sus manos, moviendo el suero fuera de su lugar. Está obviamente eufórica de saber que está vivo, pero de cierta forma, sin querer, lo había enterrado brevemente. No tiene palabras para expresar lo que siente, así que se ve incapaz de hablar, sus ojos inundándose de lágrimas, incluso empieza a gimotear; un llanto desinhibido.
Naturalmente la reacción de Serena llama la atención de Ash, Dawn y de Pikachu quien pronto baja del hombro de su entrenador para subirse a la camilla donde se encuentra Serena. La chica no puede decir nada, dirige su mirada incrédula hacia a Ash.
Ash había estado igual de alterado emocionalmente así que realmente no sabe cómo reaccionar ante el estado de la castaña"¡¿Se-Serena!? ¿Qué te pasa? ¿Qué tienes?" Se acerca a ella velozmente, y extiende su mano hacia ella, para posarla sobre su hombro.
La mirada de Serena no deja de seguir a Ash. No puede creer lo mucho que una preciosa noticia la está afectando, al grado de hacerla incapaz de parar su llanto. Recuerda como lo dejó al cuidado de Clemont, el pobre casí partido a la mitad, la sangre del chico derramada por la nieve. Siente entonces la mano de Ash sobre su hombro, tomándolo con firmeza, es entonces que puede pronunciar un par de palabras incrédulas, en voz baja.
"¡…Estás vivo...!"
Ash parpadea varias veces, no tiene ni idea que pasa. ¡Claro que está vivo! Pero tiene algo muy claro, las chicas pasaron por demasiadas cosas, y muchas se pudieron evitar si él hubiese estado ahí para ayudarlas. Verlas en ese estado físico tan deplorable le rompe el corazón, desearía haber sido el quien hubiera recibido los fatales mordiscos. No es que no crea que las chicas sean capaces de defenderse por sí mismas, el hecho de que estén vivas comprueba que saben pelear con uñas y dientes. Pero, las quiere mucho a las dos, las tiene en una estima tan alta que no puede soportar verlas así; particularmente a Serena, ese estado emocional tan agitado también lo deja sin palabras.
Dawn se queda callada, sabe bien que Serena necesita tiempo para recuperar la compostura; preferiría decirle a Ash que la deje en paz un momento, que deje de sujetarla aun si lo hace con delicadeza. Pero decide sólo observarlos en silencio, pensando en Ash. Él es una persona tan inocentemente pura ¿No? Nunca hace las cosas por mala fe, incluso después de todos estos años no ha cambiado nada. Le alegra que haya alguien a quien pueda mirar sin desconfianza.
"Serena por favor, cálmate…" Suplica el chico tomando del otro hombro a Serena, acercando su rostro al de ella. "Todo…está bien."
La castaña limpia sus lágrimas, aun se le dificulta muchísimo hablar, incluso palabras tan simples. Extiende su mano y acaricia la mejilla de Ash, su mano temblando, como asegurándose que el chico es en realidad tangible. El rozar de la mano de Serena en su piel lo sorprende bastante. Se ruboriza un poco ante la sensación, es un gesto lleno de calidez. Es bastante agradable sentirse querido, pero no cree que merece ese gesto. Serena está herida y abrumada; por su culpa. Y aunque se siente tan indigno de tal preocupación, es incapaz de retirar la mano de Serena de su rostro.
Serena pronto retira su mano de la mejilla de Ash, es una dicha inmensa comprobar que el chico está vivo; más aun considerando que sus heridas, como las suyas, fueron mortíferas. Por fin puede suspirar de alivio inmenso y empieza poco a poco retomar control de su respiración, de sus lágrimas y emociones. Aunque en realidad tomaría mucho más tiempo para que pueda ponerse en orden.
Dawn solo los mira fijamente, sin decir una sola palabra; la escena tan emotiva la pone visiblemente incómoda y voltea en dirección opuesta. "Si yo estuviera llorando así… ¿Habría recibido esa misma atención? ¡Demonios, no debería pensar eso en este momento!" La peliazul bufa, irritada con sus pensamientos, ¿No pueden simplemente parar? ¿Pero entonces en qué pensaría? Dawn mira el suero con detenimiento y suspira "Contaré las gotitas: Una, dos, tres…."
Mientras tanto, Miette caminaba junto a Úrsula, atravesando las calles cubiertas de nieve de Ciudad Sunnyshore, que poco natural; una ciudad costera conocida por sus altas temperaturas convertida en una taiga. La peliazul ve de reojo a la humana que camina sin preocupación alguna junto a ella. Es totalmente evidente que a esa mujer no le importan en lo más mínimo la vida de sus compañeros de aquel absurdo circo.
Al contrario Miette, si bien hace lo mejor por ocultarlo, está extremadamente consternada con el estado de Menagerie. ¡Los gritos de la gran Macherie destruyeron el recinto de reunión de las bestias como si fuese de papel! Jamás la había visto tan molesta, aunque más bien nunca había visto a un ser con tanta ira, podría jurar que su amada líder mataría a todas ahí mismo. Aunque era de esperarse ¿No? Ellas permitieron que tan sagrada ceremonia fuera profanada y fracasaron miserablemente en evitarlo; la gran Monarca tenía absoluta y justa razón para convertirse en huracán de furia. Por ahora no había cosas planeadas…
"¡AAAAAAH MI MANADA DE NIÑAS INUTILES! ¡Vayan a lamer sus PATETICAS heridas! ¡Y ni se ATREVAN a venir a mí con nimiedades. ¿Queda claro, ¿no?"
Eso fue lo último que les dijo, tan sólo recordar tan crueles y frívolas palabras hace su corazón temblar. Ella ya recibió un poco de la ira de Macherie; un recordatorio terrible de que no debe atreverse a desafiar a un ser tan glorioso. Pero aun así, tiene una fijación enfermiza en hacer sufrir a Serena, plan que por circunstancias estúpidas no ha podido llevar a cabo. Irónicamente, ahora que su Reina ha dejado a todas a la deriva, es el momento idóneo para ensuciarse las manos; ponerse en acción. No sabe realmente como sentirse al respecto de que ni siquiera las bestias de mayor rango tendrían interés en lo que hace. ¡Usualmente recibía sermones de la Señorita Brachyura! Pero ahora la bestia tiene más que una tenaza rota, sintió que el orgullo de la guerrera había sido gravemente herido; tan pronto el violento regaño de Macherie acabó la bestia acorazada abandonó el lugar, con ojos iracundos. ¿Y que había sido de la Señorita Crow Tengu? ¡No la vio por ningún lado!... Pero, lo cierto era que mientras la cólera de Macherie no desapareciera, no habría mucho que hacer, sólo mero entretenimiento personal.
Su egoísmo la hace sentir tan mal, no está en la naturaleza de una bestia ser así ¿Verdad? Esto será divertido sí, pero no puede evitar sentirse sucia. Y es por ello que debe asegurarse que, los llantos desquiciados de Serena, valgan completamente la pena.
Voltea hacia Úrsula, y decide hacerle una pregunta, ¿Sentirá ella culpa alguna?
"Hay alguien que…emm tu sabes, ¿Quieras? ¿Alguna persona que te preocupe?"
Úrsula se detiene en seco, y mira hacia abajo. Cierra los ojos brevemente, suspira…reflexionando, quizá. "Hmm. Lamento no poder responder."
Miette la mira con intriga, después de todo, siempre hay una respuesta.
Las chicas caminan por un buen rato más, en total silencio. Esto es hasta que Miette se detiene y señala una muy extraña casa. El estilo de la ciudad era contemporáneo y tecnológico, por lo que esta casa construida al estilo art noveau destacaba como una pepita de oro en un lodazal. ¡Que belleza! La mera fachada era una absoluta obra de arte, pero el interior iba más allá de lo hermoso. Curvas con flores decorando opulentas columnas. Los pisos estaban hechos de mármol excelso, los muebles y puertas estaban elaborados con madera de la más fina calidad; las ventanas eran ventanales con mosaicos preciosos. Todo era absolutamente perfecto.
Sin embargo la vibra del lugar, era algo que nunca había percibido. No podía ponerlo en palabras, y eso la perturba bastante, siente una fuerte presión en el pecho, comienza a temblar; la fragancia a rosas hacia poco para calmarla, con cada paso que da, se siente más y más letárgica. Parpadea y de repente se encuentra así misma sentada en uno de los sillones de la lujosa sala. Mira hacia ambos lados, notando estatuas de mujeres desnudas con expresiones tristes, llenas de desesperanza, muchas de ellas sosteniendo vasijas repletas de rosas doradas. Pronto se da cuenta que ella también sostenía una de esas flores áureas entre sus delicadas manos.
"Asumo que ya conoces este símbolo." Miette acerca su rostro al de Úrsula, sonriéndole. Fue algo divertido verla desmayarse, después de todo; ninguna humana debería poner sus pies en algo sagrado, ni siquiera en un pequeño nido de bestias.
Úrsula tarda un momento en recobrar la compostura siente que todo le da vueltas, y le cuesta moverse. Pero una vez que logra volver en sí, suelta una pequeña risa. "Menagerie."
La peliazul sonríe, absolutamente complacida con la respuesta. "¿Qué te parece este pequeño refugio?"
La chica mira hacia arriba y ríe aún más. "¿Así que para ustedes este sitio es sólo un pequeño refugio? No puedo ni imaginar cómo es donde realmente viven." Comenta, admirando con detalle la hermosura del lugar.
"Que pena que no podrías ir a nuestro territorio, ni siquiera hay palabras para explicar lo hermoso que es. "Los humanos que profanan con sus sucias patas estos recintos son severamente castigados por nuestra magia, los hombres mueren, retorciéndose como gusanos patéticos mientras sus cuerpos cambian a formas horrendas y lastimeras. Las chicas…ustedes sólo se paralizan y caen en un muy profundo sueño, ustedes si nos sirven."
"Vaya, supongo que al venir aquí cavé mi propia tumba…ni siquiera tengo últimas palabras." Comenta, a sabiendas que moriría.
Miette toma las manos de Úrsula, que aun sostenían la rosa. "En lo absoluto…, bueno es cierto que las bestias por naturaleza detestamos a los humanos; pero casi todas nosotras fuimos humanas alguna vez, creo que es por eso que a veces, podemos congeniar con chicas de mentalidad…similar." Comenta, sentándose junto a ella, rosando con su mano la pierna de Úrsula. .
Úrsula la mira de reojo con una sonrisilla diabólica. "Odiaría tantísimo ser Serena."
La peliazul asiente, soltando una risotada vil. "Siempre digo que deseo tanto verla sumergirse en brea ardiente, pero la magia de Menagerie es limitada para… una bestia de mi categoría, naturalmente nosotras si tenemos una estructura divina y organizada. No tiene mucho tiempo que me hundí en el Círculo de las Estrellas después de todo." Miette hace una breve pausa, sin dejar de sonreír. "Por eso necesito de ti."
"Ah, claro, tu misma me lo dijiste hace tiempo ¿No? El que yo actué en ese circo te es beneficioso; una perra maldita como tú no puede actuar sin el apoyo de otra perra maldita." Úrsula acerca su rostro al de Miette, haciéndola sonrojar. "Sabes que estoy encantada de ayudarte, siempre y cuando Dawn también sufra y mucho en el proceso; ese es el trato ¿No?"
"Te aseguro que nuestro juego será de lo más divertido. Tengo ya varias ideas en mente…"Miette no retira su rostro, de hecho se acerca un poco más pero no logra intimidar a la humana. "Pero antes, debemos concederte protección de la magia de este lugar; tenerte sosteniendo una rosa todo el tiempo que estés aquí no es nada práctico.
Antes de que Úrsula pudiera preguntar de tal protección, es tirada por Miette al piso aprisionándola, la fuerza de la delicada chica es increíble; no hay forma de que pudiera liberarse.
"¿Pero qué haces?" Ella mira a la bestia directo a los ojos, una combinación de miedo e intriga.
"Lo necesario" Miette hunde sus labios en los de Úrsula, forzando su lengua contra la de ella.
Úrsula tiene las pupilas dilatadas. Su corazón casi se detiene en el momento, bueno esto obviamente pasaría ¿Creía que una bestia se dejaría dominar? Pudo ponerla incómoda brevemente pero eso fue todo. Nota que la saliva de Miette tiene un sabor extremadamente dulce, y cuando ella retira sus labios; permitiéndole respirar un húmedo hilo ámbar cae entre ellas.
"¿Miel…?"
Un aura obscura rodea a Miette, lentamente revelando su verdadera forma. Sus manos quitinosas, duras y afiladas recorren el rostro de la humana hasta llegar a sus senos, bajando por su abdomen. Las alas membranosas que brotan de su espalda aletean con rapidez y emoción. Su bello cuerpo esculpido por un elegante vestido: Un exoesqueleto color ocre y con rayas negras. Su piel se torna ligeramente azul y un par de ojos compuestos con antenas brotan de su cabeza; parecían adornos de su diadema.
Úrsula cierra los ojos y respira con rapidez, su rostro totalmente rojo; gruesas lagrimas caen de sus ojos. ¡Cómo duelen esas garras incluso si sólo están acariciándola! Pero es esa sensación de peligro que hace su corazón latir de emoción. Es tan abrumadoramente fuerte, tanto que siente que va a desmayarse ¡No tiene oportunidad contra una bestia en este juego de lujuria! Pronto comienza a gemir, temblando mientras lo hace.
Nectura sonríe, lamiendo el cuello de Úrsula, mientras acaricia su entrepierna. La humana estaba descubierta, totalmente vulnerable. Sus prendas de seda fina, estaban rasgadas; finalmente a ojos de una fiera tal material era una baratija. Ver a una chica como Úrsula así de frágil, le reitera la fortaleza inherente a Menagerie, cuerpos perfectos que no son destrozados ante simples actos lascivos.
Úrsula muerde su pulgar ¡Duele tanto! Tiene terror que la bestia decida entrar en ella con esas temibles garras. La chica grita entre gemidos "¡P-para ya! ¡N-No puedo….no máaas!" Ansiedad enorme la invade, sabe que si la bestia quiere, puede matarla en el acto; y aun así…siente que por este bizarro placer, valdría la pena perder la vida.
Los ojos de la fiera se enfocan en un lindo arete de una joya rosa, muy rara y valiosa; que cuelga de la oreja de la chica. "¡Que buen gusto tienes! Se nota que es joyería de alto nivel y…es entonces perfecta." La bestia acerca sus labios al arete derecho y lo besa con delicadeza. Este de inmediato brilla, y pronto muy finas flores plateadas se forman alrededor de la joya.
La bestia levanta su cuerpo y admira su trabajo, tomando el rostro de Úrsula entre sus garras, girándolo a la izquierda. "Debes usarlo siempre de ahora en adelante, después de todo no querrás que la magia de Menagerie te afecte ¿Verdad?"
La humana no contesta, pierde la conciencia un momento y vuelve en sí. Con una sonrisa vil no puede evitar decir. "Esta…esta la pagarás, querida, te lo juro."
Nectura carcajea ¿Y cómo es que la haría pagar? En fin, es hora de ponerse a trabajar. "Ahora que estas lista, deberíamos ponernos de acuerdo en nuestro plan." Sugiere con seriedad.
Úrsula apenas y puede moverse. Siente que no podrá levantarse jamás, pero la bestia le ayuda a sentarse, cubriéndola con un manto de verdadera seda ¿De que servía ya su ropa? "Gracias por no matarme, supongo ¿Qué haremos?"
Una sonrisa traviesa se dibuja en el rostro de la bestia, poniéndose de pie, y con magia resplandeciente en oro, materializa un enorme libro entre sus garras. Se nota que aunque lo hizo ver fácil, el nivel de magia fue elevado, ya que Nectura respiraba con rapidez y se veía cansada. Pronto se deja caer de rodillas, sosteniendo su precioso tesoro. "Este libro….es…un recopilatorio histórico de los brebajes creados por Menagerie. Nadie puede saber que lo tengo, ya sabes…tuve que tomarlo...prestado, sólo eso"
Úrsula ríe ligeramente. Ve la cubierta del libro, tenía un símbolo arcano que desconocía totalmente; y claro que estaba trazado en oro. "Así que pociones ¿Vamos a probar todas a lo tonto? ¿O hay alguna que nos interesa en particular?"
Con esfuerzo Nectura mueve mágicamente las hojas del libro hasta llegar a una en específico. "Hay varias que podrían funcionar, pero… ¿Qué te parece esta?" Pregunta, mostrando la página en cuestión. "Todo está en idioma humano, alguna bestia lo tradujo recientemente, podrás leerlo sin problemas."
Úrsula pronuncia con malicia el nombre de dicha pócima.
"Elixir del retorcido anhelo."-
En tanto, en aquel hospital improvisado en la ciudad; Serena había logrado calmarse lo suficiente como para hablar, aunque no podía dejar de llorar de alegría. "¡Pensé que jamás volvería a verte!" Se detiene un momento, su expresión tornándose seria repentinamente. "Al menos no en esta vida…"
Ash realmente no sabe que decir ante ese último comentario, casi le pone la piel de gallina "¡No digas esas cosas Serena! Estoy…no, estamos los tres aquí; todo va a estar bien…." Ash hace una larga pausa, que deja a las chicas un poco confundidas, sobretodo porque Ash baja la cabeza. "En realidad, quería…pedirles una disculpa a ambas."
"¿Una disculpa?" Pregunta Dawn, ladeando la cabeza.
"Fui muy débil, no pude protegerlas."
"Ash, no…no puedes culparte por lo que pasó ¡Quedaste gravemente herido!" Replica Serena de inmediato. "Las bestias son impredecibles, no puedes culparte por nada que haya pasado, ¡Hiciste todo lo posible por-" Serena es bruscamente interrumpida por el azabache
"Es eso, no hice suficiente, finalmente termine causando problemas para todos. "El azabache se pone de rodillas, colocando su brazo izquierdo sobre el de Dawn, y su brazo derecho sobre el de Serena. "Les prometo que no volveré a dejar que las lastimen así."
"No tenemos nada que disculpar ¿Verdad Dawn?" Comenta Serena, sonriendo para aliviar el corazón de Ash, tanto como se pueda. El no tuvo la culpa de nada, fueron las bestias. Ellas eran las únicas culpables del sufrimiento por el que estaban pasando ¿No? Todo será perfecto de nuevo cuando esas malditas sean borradas. Brevemente piensa en esa bestia, Onca; la única asquerosa a la que podían sacarle información. Una parte de Serena piensa en el interrogatorio, espera poder continuarlo.
Dawn asiente con la cabeza. "Vamos Ash, no hiciste nada mal ¡No debes cargar con culpa innecesaria!" La peliazul hace una pausa, colocando su mano sobre la de Ash, ¡La tenía tan cerca! "Sólo promete que no vas a hacer algo estúpido. ¿De acuerdo?"
"¿Estúpido?"
Serena asiente con la cabeza. "No te pongas en peligro solo porque sí. ¿Vale?"
Ash se pone rojo, claro que debía de dejar de aventarse al peligro como si nada. Pero ¿Cómo evitarlo? Más vale arriesgarse, siempre. "Seré más cuidadoso, se los prometo." Menos mal no se han percatado que sigue en curación ¡Ya todo mundo lo había regañado y solo faltaban ellas! Pikachu lo veía de reojo, claramente pensaba lo mismo que su entrenador. Las chicas se miran, gran parte de ellas duda que Ash pudiera cumplir con su promesa; pero si enserio se siente tan mal, debería tomarse sus palabras con seriedad.
"Cambiando un poco de tema, ¿Cómo está todo allá afuera?" Pregunta Dawn repentinamente.
"Es un desastre." Contesta Ash. "Hay muchos heridos y no hay suficiente gente."
Serena ve su suero, está por agotarse. "Eso explica porque no nos han cambiado estas cosas."
"¡Ojalá ya nos dejen ir!" Replica Dawn de inmediato.
Ash las observa, no cree que deban ir a ningún lado. "Aún están muy pálidas."
"¿Tan mal nos vemos?" Pregunta Serena tocando su rostro. "Bueno, lo cierto es que yo no me siento bien."
Dawn odia admitirlo pero si, ella está fatal; tan sólo esta conversación estaba drenando su energía. "Si…creo que lo mejor es que nos quedemos aquí. Pero si espero que sea por poco tiempo." La chica se dirige al azabache. "Me imagino que irás a ayudar a los demás ahí afuera."
"¡Si! Hay mucho por hacer! Creo que debería irme ya ¡Nos vemos!" Ash sonríe, mientras Pikachu sube a su hombro. Sale corriendo del lugar, quizá por ansiedad pura.
"Eso fue repentino, tan Ash." Comenta Dawn, tapando su rostro con una mano. "¿Crees que vuelva a visitarnos pronto?"
"Sabes que sí, no debemos siquiera dudarlo." Serena aun sonreía, le habría encantado que Ash se quedase con ellas por horas, pero no son las únicas que necesitan apoyo. Un encuentro en estas circunstancias, debe ser breve.
Por lo mientras Lillie se encontraba con la mujer que hacía llamarse Ada Corveille, quedaron en ir a un lugar adecuado para formalizar el muy necesitado apoyo que brindaría la escritora a la AIP y a Ciudad Veilstone; lo más que encontraron fue un cubículo prestado en un lugar de venta de artículos de papelería y tecnológicos, que naturalmente contaba con servicios de impresión. Al menos estaba muy limpio y cuidado.
Lillie había impreso ya un documento, rápidamente redactado en ese mismo sitio. Leía las clausulas a la temible mujer, le era difícil no tartamudear mientras los ojos ámbar de Ada Corveille estaban clavados en ella "Eh, bueno señorita Corveille, ¿Entonces si está dispuesta a donar 9, 999,999 directamente a la AIP?" Le parecía increíble la fortuna de esta mujer ¡Dar tanto dinero como si fuera cambio en el bolsillo! Seguramente su fortuna era varias magnitudes más grande que la de su familia.
¡Humillación absoluta la que sufría Crow Tengu! Interactuar con humanos es ya de por sí absolutamente repulsivo, por lo que ayudarlos es un destino peor que morir; lo peor es pretender ser una santa ¡Eso complica todo! "Con absoluta certeza. Resulta evidente que, con el propósito de...destruir a las bestias; su organización debe continuar operaciones con normalidad. Por supuesto que, tal como se encuentra redactado en el documento, el manejo de la AIP queda a su total y libre albedrio."
Esa cláusula era la que le causaba más intriga a Lillie. Con esa cantidad de dinero, podría volverlos sus títeres con facilidad. ¿Enserio esta mujer tan fría y pretensiosa es altruista? Quizá no debería juzgarla tan deprisa. "…De acuerdo, entonces es justo y necesario que tome las medidas necesarias para evitar que un desastre como este se repita; sin importar lo drásticas que deban ser."
Duda mucho que esta humana babeante sea capaz de llevar a su circo de quinta lejos de la ineptitud, y eso es algo extremadamente conveniente; Menagerie estará siempre un paso adelante. "Mi interrogante es ¿Sabe ya cuál será la primera acción que tomará?"
"Sí. Todo es un caos en la AIP, es absurdo ¿Sabe? Me estoy dando cuenta que se necesita mano de acero para cambiar las cosas. Pero un cambio no es suficiente, pienso que hay reconstruir todo, desde los cimientos. Recrear a esta organización fallida, para acabar con Menagerie de tajo." Lillie se expresa desde su corazón, está totalmente harta. De todo y de todos. Nunca dice nada, sabe que causar más drama es contraproducente ¡Pero enserio que siempre le dan razones para enfurecerla! A veces, aunque no le guste admitirlo, le encantaría golpear a ciertos integrantes de la organización.
¡Ha! Como si eso fuera posible, los payasitos estos sólo le cambiarían la carpa a su ridículo espectáculo. "Entiendo, es una decisión razonable, confió en su criterio."
"…Y con eso dicho, ¿Está dispuesta a unirse a…a….la AIP?" Lillie pregunta esto con cierto miedo ¡Ya está dicho en el documento! Ada Corveille firmará y se comprometerá a hacer eso y más; lo que se requiera de ella. Pero a estas alturas si siente mucha vergüenza de cómo están las cosas, es obvio que tenga la idea de que cualquiera que decida formar parte de la AIP esté completamente loco.
"…Absolutamente, estoy a su entera disposición; haré lo que se necesite para levantar a la organización. Tengo la certeza que los artículos que redactaré para ustedes dejará su imagen totalmente inmaculada."
Eso sí que suena imposible, pero se trata de una escritora rica y exitosa; seguro tiene ideas grandiosas ¿Verdad? Aunque los manerismos de Ada Corveille le den mucho más que escalofríos, es justo confiar en ella. "C-Con eso dicho, creo que ya puede firmar el documento…" Lillie desliza la hoja hacia Ada.
Mientras pone la punta del bolígrafo en el papel, Ada Corveille desea que le corten las manos. Pero no tiene opción, ya que el traerle a la Gran Reina lo que desea, es prácticamente imposible en estas circunstancias. Debe bajarles la guardia y a la vez, encontrar a una bestia que esté dispuesta a ayudarla, para llevarla al territorio; eso sería tan fácil si su poder no estuviera tan ridículamente disminuido, le resulta difícil reconocer a alguna ahora; no puede detectarlas a distancia ¡Qué miserable! Finalmente termina de firmar, odiándose profundamente.
Lillie sonríe ligeramente, siente ahora que ha ganado la lotería. Todo está en papel, no hay razón de angustiarse; la visión que tiene de la nueva y perfecta AIP, esa imagen que ya está formándose en su mente puede tomar forma; y más pronto que tarde, hacerse realidad.
