Todo eso de seguro era una broma de mal gusto.

¡Ahora no había ningúna otra explicación lógica posible! Si eso no era un error y ella no estaba soñando, entonces lo que quedaba es que obviamente era una pésima broma y Gray era un excelente actor contratado.

Al menos eso creyó cuando después de que él dijo que estaba allí para ser la "amante del hijo del jefe" (entre comillas por lo estúpido que sonaba) Lucy no soportó la risa emergente que nació desde lo más profundo de su estómago, viajó por su esófago y le quemó las cuerdas vocales para estallar en una estridente y escandalosa carcajada burlona que ni siquiera se molestó en contener un poco.

一¡¿De qué te ríes, niña tonta?! 一le preguntó Gray con la mandíbula y los dientes apretados.

Si fuesen una caricatura, ese sería el momento justo en que los animadores pintarían la vena sobresaliente y palpitante en la parte superior izquierda de la frente de él. Misma que se ensancharía y crecería después de ver cómo Lucy además de reírse, comenzaría a aplaudirle, como si fuera el payaso de un circo o algo parecido.

一¡¿En qué escuela estudiaste?! 一le preguntó hipando entre risas, de pronto, toda sensación de miedo desapareció por completo一 ¡Eres muy bueno en realidad! Felicitaciones.

一¡¿De qué demonios estás hablando?!

一¿Quién fue el que te contrató? 一le desafió con la mirada.

Gary, para no perder el control pateó la mesa de centro y se puso de pie con un solo movimiento luego de maldecir. Lucy se detuvo en seco durante unos segundos, pero inmediatamente después siguió aplaudiendo y asintiendo ante recreación e interpretación tan naturalista. Él se llevó las manos a la cara y después las pasó por su cabello…

一¡Vete al diablo! 一le dijo frustrado de no poder ponerle encima ni un dedo (cualesquiera que fueran sus intenciones) por las órdenes que había recibido一 ¡Ustedes los extranjeros son muy extraños! 一caminó directo hacia la salida一 Sólo asegúrate de tener ese lindo trasero arreglado y listo para mañana al medio día 一tronó la lengua luego de sentenciar aquello一. Porque mañana quiere verte… 一negó con la cabeza viéndola por una última vez, ya tenía un pie afuera de la habitación一 Demasiado salvaje… y estúpida 一murmuró antes de dejarla sola nuevamente.

Lucy pasó un par de minutos más riéndose en soledad antes de tratar de recobrar el control y el ritmo normal de su respiración. Después dio un suspiro largo y tendido y limpió una pequeña lágrima que asomaba de uno de sus ojos a raíz del fuerte ataque de risa que había tenido.

一Así que todo esto terminará mañana… 一se dijo.

Ahora estaba un poco más clara, era demasiado complicado que alguien pudiese vivir algo como lo que esas personas estaban tratando de plantear. Y mucho menos ella, cuya vida era repetitiva y cíclica. Todo era una broma pesada y mañana estaría libre. Alguien había tratado de burlarse de ella nuevamente y parecía tener una idea clara de lo que había ocurrido en realidad para llegar a toda esa situación tan enredada:

No tenía amigos que gustaran de las bromas de ese tipo, así que Mira quedaba automáticamente descartada. Y ella era la única amiga que tenía. La otra persona con el presupuesto, el tiempo, la maldad y el conocimiento sobre Lucy como para planear algo así era Sting Eucliffe, de seguro él era el responsable.

Casi podía imaginarlo bajar por las escaleras del hotel donde se había reunido, salir a la calle y encontrar la ralladura en su auto, volviéndose loco y planeando venganza. Tal vez Sting había descubierto su enamoramiento repentino hacia un hombre asiático y, dispuesto a conseguir burlarse de ella, con sus influencias había logrado montar todo ese teatrito. Mañana, a las doce, Sting llegaría campante con esa maldita sonrisa de superioridad que Lucy tanto detestaba, porque la creía lo suficientemente estúpida como para creer que llamaría la atención de un hombre tan importante para los yakuza y esperarlo ansiosa, después revelaría que él estaba detrás de todo y se reiría fuertemente.

Sin embargo, esta vez no se lo permitiría, mañana él sería quien se llevaría la sorpresa cuando descubra que Lucy no cayó en la trampa, que ya no es la misma niña ingenua que creía que era y que había conocido hacía algunos años. Se lo demostraría, eso era seguro.

一Voy a mostrarle quién es ahora Lucy Heartfilia.

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Y, al día siguiente, después de despertar, tragó saliva observando el tiempo avanzando en el reloj en la quebrada pantalla de la televisión.

Ya no había intentado escapar ni envíar un solo correo, no valía la pena alertar a la policía ni preocupar a las personas si sólo se trataba de una jugarreta de su estúpido exnovio. Además, la pantalla había quedado tan mal que, si antes era complicado escribir algo allí, ahora era prácticamente imposible. Y, no sabía si era porque ya no había tratado de escapar y así ya no interfería con el arco dramático del pequeño drama montado, o porque había enfurecido demasiado a Gray, que después de que él se fue, las cosas fueron excesivamente tranquilas.

Incluso cuando era hora de comer esta vez sí era una empleada de Fairy Hills quien se encargaba de llevar la comida (ya no diría nada tampoco, no quería involucrar a más personas en ese retorcido juego) y ya no escatimaban en lo absoluto: eran menús completos y con platillos que ella sólo había visto en fotografías en las redes sociales. Incluso se animó ella ordenar un par de cócteles de camarones (cinco de los grandes en total aunque no era muy aficionada a los mariscos) y se los llevaron momentos después pues supuso que ni Gray ni Homura encontrarían nada extraño en ello.

Tampoco nadie más la perturbó mientras las horas pasaron.

La última visita que recibió antes de que diera la hora cumbre fue de Homura Kogetsu, quien abrió la habitación y sin siquiera voltear a ver a Lucy ni dirigirle la palabra caminó directo y sin distracciones a la orilla de la cama, y allí colocó un paquete cerrado. Observó la caja unos instantes y, Lucy que miraba en silencio sus acciones sentada desde el desván, creyó que sentía tanta furia reprimida contra el contenido de ese encargo, que tomaría su fiel cuchillo y lo clavaría ochenta veces hasta romper el cartón y volverlo nada, junto lo que fuera que hubiera allí dentro; pero no hizo eso, en realidad, ya no se movió de allí.

Momentos después, simplemente dio media vuelta y salió por donde había venido. Lucy, asustada de que descubriera lo que había planeado, no movió ni un músculo, no se atrevió. Cuando la puerta azotó, ella liberó todo el aire que había contenido.

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Un maravilloso vestido de noche rojo, diminuta ropa interior limpia y provocativa y un estuche con maquillaje. Lo que se supone que debía hacer con el contenido del paquete era obvio, incluso se molestó más al ver que Sting se había tomado incluso la molestia de comprar lencería cara, un vestido de diseñador y una edición limitada de cierta marca de maquillaje.

¿Tanto estaba dispuesto a gastar con tal de humillarla? Cualquier mujer se sentiría halagada y seducida con el contenido de ese paquete, pero no ella (quizás sí en otras circunstancias) porque lo que Sting quería era ilusionarla para poder romper esos mismos sentimientos frágiles con la facilidad de una copa de cristal más tarde. Jugaría un poco más el ridículo juego, pero a su manera: Si quería gastar, ella se lo cobraría muy caro y lo iba a ayudar.

Abrió las llaves del jacuzzi y dejó correr el agua, encendió las burbujas y después, cuando las chicas que atendían Fairy Hills llegaron a limpiar, ella se negó, en su lugar les pidió que le llevaran dos docenas de velas aromáticas y botellas de vino que costaban un ojo de la cara, y por algún motivo… Todo se lo llevaron. La cuenta lo haría llorar incluso más que si se hubiera pellizcado a la hora de subir el zipper de su pantalón.

Hizo los arreglos para su pequeña venganza y regresarle la broma a Sting con todo lo que había ordenado.

Decidió entrar al jacuzzi y ahí se quedó, utilizando todas las sales y jabones posibles y que encontró allí, envuelta en una cantidad ridícula de espuma y de distintas fragancias mezcladas y, cuando sintió que su piel se estaba arrugando como una pasa por la cantidad de tiempo que había utilizado, decidió salir.

Se puso la lencería, el vestido y arregló su cabello, pero no usó ninguna gota de maquillaje en su rostro, tampoco quería dedicarle tanto tiempo a ese imbécil. Una vez lista, faltaban tan sólo unos minutos para que fueran las doce en punto, lo supo al ver la hora en la parte inferior de la televisión. Se sentó en la orilla del desván, rígida y con los latidos del corazón elevándose a mil por minuto, repasando mentalemnte si tenía listo todo lo necesario para la llegada de Sting.

Se sujetaba las rodillas con fuerza y tenía los ojos fijos en la hora, viendo cómo avanzaba lentamente el minutero. Entonces, cuando el protector de pantalla cambió (estaba configurado para cambiar la imagen cada cierto tiempo), algo llamó su atención de manera inmediata:

La ilustración que se mostró en la quebrada pantalla era una pintura que nunca había visto en su vida, pero que, pese a lo mal que se veía por lo fragmentado del cristal, no dejaba de ser impactante. Era una cosa casi magistral y bastante llamativa y, por lo que recordaba de las clases de arte que todos toman en la escuela en algún momento de sus vidas, pudo deducir que era al óleo y con una técnica indecisa entre el impresionismo y el nihonga.

Era un gran jardín japonés con un amplio árbol dándole sombra a una pareja que jugueteaba románticamente en la orilla del estanque, mientras alimentaban a un montón de peces koi. Ambos utilizaban las vestimentas tradicionales y tanto en el agua como a sus alrededores habían cientos de flores coloridas que daban una sensación de alegría y felicidad en un día soleado.

Un pequeño detalle llamó la atención de Lucy en la parte superior, en donde se desbibujaba un cielo azul intenso, profundo y libre de nubes. Se acercó un poco más y entrecerró los ojos para no quemarse las pupilas con la luz. Era la firma del autor en kanjis (esos ideogramas de origen chino utilizados también en el japonés) que por supuesto, ella no podía entender pero que habían sido hechos con pincel y tinta con caligrafía hermosa, pero también… Casi se va de espaldas cuando identificó que justo abajo de la firma, estaba dibujado también ese logotipo del hada con cola, el mismo que Gray Fullbuster tenía tatuado en el pectoral.

Al reconocerlo se quedó estática porque eso daba paso a dos nuevas posibilidades: Una, acercaba y hacía más real la idea de la broma planeada por Sting, porque si Gray la había pintado, entonces indudablemente era un artista y reforzaba su teoría. La segunda, en cambio, la alejaba por completo… ¿Y si Gray no hubiera hecho la pintura y esa flor realmente fuera el símbolo de una familia yakuza? ¿Había acaso la posibilidad de que ese ligerísimo 1% de probabilidad en que Gray y Homura dijeran la verdad fuera real? ¿De quién se iba a vengar entonces?

Había dejado de ponerle atención al tiempo, sobre todo después de que un montón de ideas y posibilidades cruzaron por su cabeza luego de ver la pintura. Es por eso que cuando el picaporte y el seguro de la puerta hicieron ruido, sentía que iba a morir porque le corazón se le detuvo por completo.

Aterrada, como si fuera una ladrona a la que habían descubierto robando, comenzó a sudar y dirigió su cabeza en dirección a la salida. El rechinido de las bisagras cuando la puerta comenzó a abrirse le taladró los oídos y, ni bien la figura de alguien atravesó el umbral, se activó la cereza principal, grande roja y dulce de su venganza: el balde de baño que había colgado con una de las cuerdas doradas del dosel de la cama y que se sostenía de la perilla y del empaque de un foco, se volcó.

Casi cuatro litros de cóctel de camarones cayó de lleno sobre la persona que había llegado exactamente al medio día, el fuerte olor que poseían los mariscos porque habían sido ordenados el día anterior y no fueron refrigerados desde entonces inundó la habitación.

一¡¿QUÉ DIABLOS?! 一escuchó gritar a la víctima antes de ahogarse con la salsa de tomate y toser mientras buscaba sacarse la mezcla de condimentos que le había entrado a la nariz.

Lucy Heartfilia quiso desaparecer en ese instante, que se la tragara la tierra… porque la voz que escuchó en ese momento, no se parecía en lo absoluto a la de Sting Eucliffe.

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Hola! Cómo están? De nuevo yo, muchas gracias por todo su apoyo, lo aprecio mucho chicos.

Otra vez tengo una consulta: como he mencionado antes, esta historia me la hicieron en un encargo y para facilitarmelo, lo escribo como fic primero. No obstante, en las específicaciones que me dieron, hicieron especial hincapié en capítulos de 1000 palabras aprox. (es corto, yo lo sé), pero estuve pensando en para la publicación del fic, juntar varios como ahora (que son dos juntos) para no tener demasiados capítulos. No sé si les guste la idea de hacer los caps un poco más largos o a ustedes les gustan con mil. Las leo, muchas gracias.