¡Ah! ¡La venganza! Un plato que se sirve frío y que es sumamente delicioso, porque siempre es como si lo comieras durante un caluroso día de verano. Lucy estaba deseosa de probarlo… Pero algo había pasado en cuanto dio el primer bocado: Un sabor amargo, ácido y que rayaba lo ridículamente salado le torturó la lengua. Lo quiso escupir de inmediato pero ya lo había tragado entero.
¡Todo debió de haber sido perfecto! ¡Se suponía que en cuanto Sting Eucliffe entrara por esa puerta se bañaría en camarones gigantes, después ella se reiría fuerte, caminaría hacia él, le tomaría del brazo y le diría seduciendolo con ese tonto vestido rojo: "¡oh, querido, señor yakuza! es una lástima que no le gusten a usted los camarones siendo del oriente, ¿por qué no camina por este camino de velas que preparé para usted y toma un baño?, ¡oh, es verdad, es imposible porque me terminé todas las sales! supongo que no podrá y también tendré que desechar este vino carísimo e importado que ordené para usted, espero no le moleste… ¡Idiota!" Luego le abofetaría en la cara, tiraría el vino al piso y se marcharía de ese estúpido y horroroso lugar a seguir con su vida normal y tranquila, pero eso sí, se quedaría con la ropa y la paleta de maquillaje.
La cosa es, que no fue Sting Eucliffe quien atravesó esa puerta. Cuando su pobre víctima en cuestión logró limpiarse los ojos para poder recobrar la visión y se posó en ella, Lucy sólo atinó a replegarse contra la orilla de la cama para tratar de alejarse del filo asesino que se reflejó en sus pupilas… ¡Ah, esas pupilas verdes! ¡Esos párpados simples! ¡Ese brillo…! ¡Claro que los conocía!
¡Y porque los conocía perfectamente bien, es que creyó estar en un sueño de nuevo! Se quedó paralizada, quieta, con la boca abierta y con la mandíbula casi tocado el piso. ¡No había manera en que eso fuera posible de alguna manera! ¡Era tan bizarro!
一¡Maldita sea! 一gritó él de nuevo, viéndose tan humillado… ¡Él! No podía estar metido en semejante situación.
一¿D-dónde está Sting? 一preguntó nerviosa Lucy, aún sin salir de su estupefacción.
一¡¿Qué?! 一respondió fúrico.
Sintió que tenía el fuego recorriendo el cuerpo entero, lo que debía ser una caliente y deliciosa sesión de sexo luego de las formalidades tontas como la presentación, se volvió una cosa cosa desagradable y vizcosa con olor a marisco podrido. ¡Maldición, hasta se había preocupado por verse guapo y lo más atractivo posible!
一S-sting… 一repitió Lucy medio ida.
Aquel hombre la fusiló con la mirada, pero sólo durante unos momentos. Lo había ridículizado, sí… ¡Pero Dios mío! Ese vestido rojo la hacía intocable, al menos de una mala manera. Sintió presión dentro de sus pantalones y se mordió la lengua. ¡¿Cómo se supone que le dijera nada cuando lucía tan deliciosa con ese escote provocador y ese corte hasta media pierna en la caída del faldón!
Sintió frustración, en otras circunstancias, la hubiera mandado a desollar (Lucy lo supo porque sus ojos reflejaban tan claramente sus pensamientos, de una manera que parecía casi mágica), pero no podía… ¡No podía y eso era tan frustrante!
一¡TÚ! 一le gritó, potente, fuerte y demandante, incluso más que Gray. Lucy tragó saliva, temerosa de lo que fuera a ocurrir a continuación. Lo vio vacilar, apretar los puños, maldecir en voz baja, en resumidas cuentas, lo vio hacer de todo… Antes de que se rindiera: 一¡Odio los camarones! 一fue lo único que salió de su boca, como un niño reclamando algo y haciendo un berrinche.
Después, dio media vuelta y salió por donde vino, dando un tremendo azote de puerta. Lucy no tuvo idea de lo que pasaría a continuación porque para empezar, ¿qué hacía Natsu Dragneel en ese lugar?
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La risa de Gray Fullbuster se escuchó por toda la habitación (que estaba justo enfrente de la suite de Lucy) en cuanto vio entrar a Natsu con el rabo entre las piernas, en un estado tan miserable y patético, fue demasiado… Tanto que no pudo contenerse, aunque lo intentó, en serio lo intentó al ver el semblante asesino que su superior tenía dibujado en el rostro, pero con esa escena la risa era algo crónico.
Natsu ya ni siquiera se molestó en decirle algo a Gray, la estaba pasando muy mal y olía a camarón rancio del día anterior y tenía salsa de tomate hasta en los calzoncillos, había tenido suerte de que uno de esos pequeños y muertos amigos del mar no hubiesen encontrado la manera de llegar a sitios más incómodos y escondidos.
一¡Natsu! 一gritó Homura Kogetsu desde su lugar.
Estaba en una amplia silla tejida en forma circular, en la que se hallaba leyendo un libro rodeada de muchos cojines. Eso, hasta que escuchó la risa de Gray, levantó la vista y se topó con semejante escena, poniéndola de pie de un salto. Inmediatamente trató de correr a ayudarlo (no tenía en claro cómo, pero lo ayudaría) justo después de lanzarle una negativa a Gray con la cabeza, reprobando la manera en la que se sujetaba el estómago por la risa y rodaba por la cama en vez de hacer algo.
一¡Dios mío! 一insistió一 ¡Déjame ayudarte a limpiarte! 一trató de tocarlo, pero él se apartó de inmediato, sin decirle nada.
No estaba de humor para aguantar a Homura con sus cosas así que simplemente siguió su camino directo hacia el baño. Ella se molestó de una manera inconmensurable, si Natsu no fuera su jefe, se llenaría la boca y se regocijaría con un gran "Te lo dije". Empuñó las manos antes bufar sonoramente para contener esa palabras.
一Sabía que esto era mala idea 一farfulló en voz baja一, esa mujer no vale la pena, esa zorra idiota, ¿cómo es que…?
一¿Qué dijiste? 一Natsu se detuvo en seco, el semblante le había cambiado nuevamente, se volvió algo serio, brutal…
Ya estaba más enojado que antes y, no es como que fuera a tener las mismas consideraciones que tenía con Lucy para con Homura. La asiática se dio cuenta de inmediato de su error, había sido escuchada y la tensión del lugar había crecido de manera sobre proporcional en comparación a unos instantes, antes de que abriera la boca.
El cambio de ambiente fue tan drástico que incluso Gray dejó de reír en el acto. No tenía miedo en lo absoluto, la relación que él tenía con Natsu Dragneel era una amistad de años que iba más allá de la relación superior y subordinado, a él no le pasaría nada si se burlaba de él en su cara…
Sin embargo, no podía decir lo mismo de Homura, si a ésta se le ocurría decir tonterías acerca del nuevo juguete de Natsu. Así que se dedicó a observar en silencio cómo se desarrollaban las cosas, ya después buscaría una manera de aliviar las cosas un poco entre ellos y además mencionar que debían conseguir una televisión nueva para el cuarto de Lucy Heartfilia. No sería muy prudente hacerlo en esos momentos.
Natsu retrocedió un par de pasos hasta quedar delante de Homura Kogetsu, la obligaba a sostenerle la mirada con esa tenebrosa aura suya que embargaba todo el lugar. Ella estaba desarmada por supuesto, su cuchillo estaba en la mesita de noche al lado de la cama, pero aunque lo tuviera en sus manos, jamás sería capaz de clavárselo en el pecho a Natsu Dragneel. Le debía tantas cosas y le era tan leal que primero se sacaría las tripas ella misma con su propia arma antes de arremeter contra él. Así que sólo esperó lo que se suponía que debía de pasar…
一¿Qué demonios fue lo que dijiste? 一repitió su pregunta anterior, las venas que se marcaban en su cuello mostraban que se estaba conteniendo, y mucho. Homura sólo atinó a bajar la mirada avergonzada一 Repítelo… 一la desafió, pero no consiguió sacarle ni una sola palabra一 ¡Repite lo que dijiste, maldita perra!
一L-lo siento… 一susurró, tratando de aguantar las lágrimas, ¡esa maldita costumbre de decir todo lo que pensaba!一 No quise decir eso 一se excusó一 ¡Es sólo que…! ¡Natsu, tú eres una gran hombre y con tu estatus, me molesta mucho que alguien te haya hecho esto! ¡Sobre todo después de lo que has hecho por mí! ¡Por favor, déjame ayudarte a limpiarte! 一pidió casi poniéndose de rodillas, no lo hizo porque tenía orgullo, pero sí él se lo ordenaba, Homura lo haría sin pensarlo dos veces.
Natsu, que tampoco tenía un mal corazón y que de hecho era bastante bondadoso, ese hecho cualquiera de los presentes lo podía afirmar con los ojos cerrados (tanto Gray como Homura), decidió dejarlo pasar y fingir que ella no había dicho nada.
一Si tanto quieres ayudar… 一inició一, entonces ve a limpiar la suite de Lucy y déjate de tonterías. No vuelvas a decir ni una sola palabra acerca de ella, te lo prohibo… ¿Entendiste?
Sin más, y sin dejar que ninguno de sus subordinados terminaran de captar el mensaje por completo y asimilarlo dentro de sus cabezas como un nuevo mandato divino (para Homura únicamente, de momento), retomó su camino hacia el baño, en donde estaba decidido a quedarse el tiempo que fuera necesario hasta eliminar ese terrible hedor. Después se ocuparía de todo lo demás.
一No quiero que me molesten. 一fue lo último que dijo antes de encerrarse en la ducha farfullando y maldiciendo un montón de cosas en susurros inaudibles.
Homura se quedó estupefacta, hecha piedra, sin palabras y justo como Natsu la había dejado antes de irse. Gray no decía nada para romper el hielo, prefería dejar que fuera ella la que decidiera hablar cuando se sintiera cómoda y la tensión del lugar se esfumara por sí sola por la ventana. Cuando esto ocurrió, ella giró lentamente hacia Gray, haciéndole con la mirada un sinfín de preguntas, todas, él las respondió levantando los hombros con desentendimiento.
一¿Quiere que yo limpie…? 一articuló apenas, seguía procesando todo一 ¡¿Qué yo limpie lo que hizo esa…?!
一¡Ya lo oíste! 一la interrumpió Gray para que no se metiera en más problemas, seguro que con ese volúmen de voz, Natsu la escuchaba desde la ducha, aun con el sonido de agua cayendo a su alrededor一 Siempre puedes llamar a una mucama para que lo haga, él no dijo nada al respecto.
一Sí, claro… 一hizo un mohín一 Como si fuera a hacer eso, Natsu fue muy específico y claro con sus palabras. Si él dice que haga algo, yo lo hago al pie de la letra… 一Gray ya no dijo nada, porque conocía perfectamente ese sentimiento一 Voy a buscar una cubeta con detergente y un par de trapeadores.
一Homura… 一la llamó Gray antes de que se fuera, ésta lo volteó a ver desde la puerta一, con cuidado. Trata de no meterte en más problemas con Natsu 一sugirió haciendo referencia a que estaría sola con Lucy un buen rato一. Yo trataré de calmarlo un poco, pero necesito que me ayudes y ya no provoques su ira.
一Como sea. 一desvió el rostro sonrojada en cuanto vio la manera en la que Gray le sonrió después de eso mientras la despedía con la mano.
Una vez en el pasillo, asegurándose de que estaba sola y nadie más la veía, se replegó contra la puerta y se llevó ambas manos a su pecho para sentir los latidos de su corazón, latiendo fuertemente hasta que se calmaran naturalmente. Cerró los ojos y maldijo mentalmente por no poder contener la sonrisa que le cruzó los labios en contra de su voluntad.
Suspiró pesadamente y se dijo tonta a sí misma por no haber podido agradecerle a Gray de manera correcta. Ella ya había aceptado que Natsu no la quería como mujer y aunque fue duro asimilarlo en su momento, porque le seguiría siendo leal y lo seguiría a todas partes como su subordinada, poco a poco fue aceptando esa idea hasta que dejó de dolerle y logró seguir a su lado cumpliendo su labor sin obstáculos de por medio.
Un día simplemente despertó y se dirigió hacia Natsu Dragneel, agradeciéndole por no haberla echado y haber soportado la incomodidad del ambiente que provocaron sus sentimientos durante ese periodo de tiempo. Él asintió tranquilamente y negó que la presencia de Homura le hubiese molestado en algún momento, y hasta allí quedó todo ese asunto.
Después decidió enfocarse en un nuevo amor y, de hecho, le fue fácil encontrarlo, pero ahora, si quería que las cosas resultaran bien para ella, entonces debía mantener a Gray Fullbuster alejado de Lucy Heartfilia, tanto como le fuera posible; porque no se fiaba de esa mujer en lo absoluto.
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Lucy pensó una y otra vez en posibles explicaciones que dieran origen a lo que estaba viviendo y no lograba dar con algo que fuera lógico o tan siquiera posible. Aunque debía admitir que muy dentro de ella, ya sabía que probablemente Natsu Dragneel estaba involucrado de alguna u otra manera (había demasiadas pistas como para no notarlo, habría que ser un idiota como para no sospechar de él) en todo eso.
El hecho es, que se negaba a admitirlo y prefería pensar que todo era una broma de mal gusto a manos de Sting Eucliffe porque quería seguir idealizando a Natsu a como diera lugar (de manera inconsciente, claro está), quería que él siguiera siendo el hombre perfecto que siempre pensó que era.
Y, admitámoslo, una cosa era que fuese un cerdo fetichista que visitaba los maid café y que asediaba a su amiga… Y otra muy diferente que fuera el hijo del jefe de la familia de una peligrosa mafia japonesa (Gray le había dicho que no los llamara así, pero todavía le costaba no hacerlo porque había mucho que procesar). Eso estaba en un nivel completamente diferente y, parecía que mientras más descubría (o confirmaba) cosas, menos entendía y más preguntas comenzaban a surgir. Acababa de entrar a las ligas mayores.
. Observó la habitación, estaba hecha un desastre y si en verdad estaba a merced de los yakuzas, entonces estaba metida en un gran lío. Comenzó a cuestionarse qué tan tolerante lucía Natsu y si tal vez él se riera de lo hilarante que era el número al que ascendía la cuenta de la habitación, ojalá y pudiera ser una risa amena y relajada.
Entonces, mientras estaba debrayando qué era lo que iba a hacer a continuación con todo eso, observó sus posibilidades: Tal vez si hablaba civilizadamente con él podría quedar libre, convencerlo por los buenos tiempos en el café en los que Mirajane miraba el tamaño de su miembro (y ella también, pero más "disimuladamente") y él se lo permitía, pudiera recuperar su libertad.
Sin aviso previo, abrieron la puerta de la suite, ella casi se desmaya creyendo que era Natsu, pero su corazón se calmó (y también se decepcionó un poco), al ver que quien había entrado, era Homura Kogetsu con un montón de productos de limpieza en sus manos.
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一Todo esto es tu culpa Gray… 一recriminó Natsu una vez que salió del baño, paseándose por la habitación con sólo una toalla atada a su cintura mientras que con otra más pequeña se secaba el cabello rosa.
Era un divino espéctaculo erótico, estaba practicamente desnudo, con su piel morena reluciente y húmeda por los restos del agua que aún no se secaba: un torso canela amplio, que mostraba al dragón en todo su esplendor. Salvaje y atractivo. Un cuerpo grande y masculino pero sin llegar a los extremos desagradables en cuanto a la musculatura. Una espalda ancha con definidas líneas en los omoplatos. Un abdomen trabajado y más abajo, una perfecta línea en V que viaja deliciosamente hasta perderse y confundirse con el misterio que aún ocultaba la toalla al deleite femenino.
Él también tenía el hada con cola, por supuesto, pero en su hombro derecho, completando el marco. De esa manera parecía que el dragón besaba y protegía el símbolo de la familia. Un cuerpo oriental desdibujado en las fantasías de cualquier mujer. Hasta parecía un hecho artístico y misterioso, que lucía realmente bien en él.
Cada movimiento que daba, cada pose que hacía, y con el cabello húmedo, medio largo, cayéndole por la frente, albrotado, lucía como un retrato viviente pintado por algún Miguel Ángel moderno.
Y… tristemente, el único que estaba allí para admirar semejante fotografía era Gray Fullbuster, al que no le pasaban los hombres y por ende no tenía lo necesario para admirar la belleza masculina de alguien como Natsu Dragneel, pero, ¿qué se le iba a hacer? Gray incluso ya había visto desnudo a Natsu varias veces en los onsen (las aguas termales públicas japonesas), pero para él daba igual mirar a Natsu que ver secar una cerca recién pintada de blanco. Una lástima, un completo y triste desperdicio.
一¿Y cómo diablos esto va a ser mi culpa? 一cuestionó extrañado y hasta un poco ofendido一 Hice puntualmente lo que me dijiste 一recalcó一: Traje a Lucy Heartfilia, le expliqué su situación actual y la complací en todo lo que quiso, menos en dejarla ir… Tal como lo ordenaste.
一¿Y no se te hizo raro que una mujer pidiera cuatro litros de cóctel de camarones? ¿No pensaste que planeaba algo? ¡Grandísimo hijo de puta!
Después de oírlo hablar así, Gray supo que no estaba en discusión el hecho de ocultar lo de la pantalla de televisión sólo un poco más, hasta que terminara de serenarse por completo. Sólo se dedicó a sonreír en silencio y no llevarle la contraria un par de segundos, tratando de hacer que viese el lado cómico de todo eso.
一Oye, pensé que tal vez le gustaban demasiado los camarones 一respondió con simpleza, tratando de contener nuevamente las risas provocadas por la situación de Natsu.
一¡¿Y las velas y el vino que ordenó?!
一Creí que había asimilado bien las cosas y se preparaba para complacerte… 一se excusó一 Después de todo, el viernes por la noche al teléfono, tú gritaste que era una puta fácil, ¿no es así?
一¡Entiende que estaba enojado, bastardo! ¡No le vuelvas a decir así a Lucy! 一exigió. Gray rodó los ojos notoriamente (él se podía dar esos lujos), pero asintió a fin de cuentas一 Eso me recuerda, ¿cómo está nuestro otro asunto?
一Abajo, en el sótano… Es un maricón, no ha dejado de llorar por su mami y después nos amenaza diciendo que en cuanto descubra quienes somos, pagaremos las consecuencias.
Natsu asintió complacido.
一En cuanto descubra quienes somos, mojará sus pantalones 一rió ronco一. Eso le enseñará a no meterse en asuntos de los yakuza…
Y Gray le acompañó a reírse, pero hubo un momento en que ambos se quedaron en silencio y las cosas volvieron a ponerse serias. Ambos sabían exactamente lo que el otro pensaba porque la misma idea se les pasó por la cabeza justo en ese momento y al mismo tiempo. Se miraron de reojo y, esta vez, fue Gray quien reanudó la conversación sacando otro tema importante a colación…
一A tu papá y a Lissana no les va gustar para nada lo que estamos haciendo… 一aseveró, ya no había cabida para risas.
一Por mí, los dos pueden joderse en el averno 一respondió Natsu一 ¿Cuándo he hecho yo algo que les guste? Simplemente… No es mi estilo.
