"Una ayuda"

Tohru respira profundamente, conteniendo se nuevamente en la cocina; los pensamientos e ideas salvajes han vuelto recientemente, está vez más intenso que hace cuatro días.

Casi no puede pensar en otra cosa que no sea sexo, su cuerpo le pide eso con más fuerza que las propias peleas.

«Estuve tan cerca, pero tenía que eyacular antes de tiempo... Que patética soy».

Uno de los muchos pensamientos había cruzado, no pudiendo evitar recordar esa noche con cierta vergüenza. Cómo no tener esa reacción si la descubrieron las otras dos.

Por suerte, no reveló lo del sueño, todo se contuvo en unas miradas de mal juzgar y una advertencia: No te masturbes devuelta en la habitación de Kobayashi.

Gracias a eso, ahora tiene que hacer tres platos diferentes en la noche para que no le digan su vergonzoso secreto a su ama.

Kobayashi no sospechó nada del olor, todo el sueño fue aparentemente olvidado por la asalariada, o solo no lo cuenta por decencia, misma incertidumbre que pone de nervios a la sirvienta.

Al sentarse al lado de la humana, la necesidad de tocar su muslo la enrojece, y el de besarla es muchísimo más fuerte. La culpa y arrepentimiento de haber caminado en sus sueños están presentes, gracias a esa acción ahora es muchísimo más urgida que antes.

—Tohru-san, ¿Te encuentras bien? —interrumpe los pensamientos la cuatro ojos—. Te quedaste paralizada durante minutos.

La mencionada levantó la mirada, encontrándose con la mirada estoica de siempre, volvió a bajar la cara, viendo el suelo, su cuerpo se estremece por unos instantes.

El comportamiento ya es demasiado extrañó para la ingeniera, pero antes que pueda decir algo, su sirvienta se levanta rápidamente, moviéndose a la sala.

—Sí, estoy bien, voy al baño. No tardó —Respondió la dragón con una sonrisa tierna, mientras el sonrojó intensifica en sus mejillas.

Cuando entro al baño cierra la puerta, produciendo un efecto eco notorio en todo el departamento.

Se sienta en el inodoro, levantandome su falda y moviendo la tela de su ropa interior, encontrando su labios vaginales húmedos.

Se encontraba sumamente excitada de recordar el beso, no puede evitar sentirse patética.

«¿Qué me pasa?».

Se cuestionó, pensando en la causa de necesidad casi enfermiza de tener coito, recordando con sentimiento de estupidez, que es un dragón, la temporada de celo pudo hacerse generado recientemente en ella.

Por un segundo se le escapó un gemido, tapándose rápidamente la boca y mirando a su entrepierna. Se había empezado a masturbar sin darse cuenta.

«Esto es malo, muy malo. Si no encuentro una manera de calmarme las cosas podrían acabar mal».

Por un instante cruzo una imagen perturbadora, Kobayashi destrozada, mientras la sangre y semen se mezclan en el suelo, mientras es vista por las otras dragonas.

Los dedos se hunden dentro de la vagina, conteniendo el gemido, sus dedos se mueven de adentro hacia afuera. La velocidad y agilidad que posee era algo que desconocía que pudiera hacer con solo dos dedos.

Rememora las recuerdos del sueño, el tacto de la piel con sus dedos, la firmeza y suavidad del muslo, sintió que tocó cielo por unos segundos antes de caer abajo.

La otra mano sujeta con fuerza su pecho izquierdo, incrementando la excitacion inicial que la llevó a masturbarse en el baño.

Los dedos estimularon suavemente la uretra, mientras algo más se asoma de los labios vaginales. Tohru aprieta con fuerza el labio inferior, conteniendo los gemidos.

La puerta es golpeada: —¿Te encuentras bien Tohru-san?

La vocecita al otro lado es Kanna, quién pese a su edad, tiene conocimiento sobre algunas conceptos básicos del celo, entre ellos, reprimir la necesidad con juegos de manos.

—S-sí, ¡me-m encuentro de maravilla! —exclamo falsa alegría, queriendo disimular la vergonzosa situación en la que se encontraba.

—No te tardes, yo también que usar el baño.

Le toma unos minutos, y otra limpiar el desastre con papel, logrando salir del baño sudando y con un sonrojó tenue, haciendo inegable lo que hizo en el baño a ojos de Kanna, la situación fue peor cuando, al salir, ambas se vieron directamente a los ojos.

El sonrojó tenue, paso a ser brillante, haciendo ver a la sirvienta como una luz roja de navidad.

—No digas nada —susurro, haciendo un gesto con el dedo índice, en señal de silencio.

La loli corresponde, haciendo un cierre invisible en sus labios.

—Yo no diré nada, pero me debes una bolsita de dulces —prometio y exigió con los ojos entrecerrados.

La pelo rubia asiente, sin otra alternativa de cuidar su orgullo e imagen de otros dragones que sea aceptando ese trató.

Camina sigilosamente detrás de Kobayashi, entrando en la habitación compartida con las chicas, soltando una escusa vaga para no preocupar a la humana como: "No tengo hambre por ahora".

Se recuesta en el suelo de madera, contemplando la oscuridad que asecha en el techo, como si viera en su subconsciente, lejos del mundo y la gente que la rodea, ella sola con sus ideas.

Agarra sus colas de cabello, tironeandolas hacia adelante, aprieta los dientes y comprime un grito de necesidad con un murmullo.

«¡No puedo ser tan patética!».

Zapateo el suelo levemente, mientras expulsa humo por la naríz, parecía una niña haciendo un berrinche, y sabía que se ve tal cual así.

«Si tan solo fuera tan fácil, si solo Kobayashi sucumbiera a los afrodisíacos, a mí cola. Si ella pudiera entregarme su culo con más facilidad, mí vida sería más sencilla que seguir este estúpido juego tradicional de la seducción».

Su mente entra en un remolino de ideas, sería tan fácil deshacerse de las Kanna e Iruru, someter a la humana a sus más sucias fantasías, y dominar a todos los que viven dentro de la casa, pero es incapaz de hacerlo.

Aceptó ser la sirvienta de Kobayashi; debía respetar y hacer los deberes domésticos, no podía simplemente adueñarse de las cosas, eso no es ser alguien orgullosa o racional, es ser extremista.

Sin embargo ¿Cómo no pensar en esas ideas cuando estás en celo? No puedes negarte a una necesidad tan importante como tener hijos, no es solo importante, es casi importante para los dragones que los más fuertes y jóvenes tengan hijos, no pueden negarse a ello.

Mientras descarga sus frustración sexual en el aire, agitando y golpeando la nada, alguien le habla, es un tono muy neutral y poco humano.

¿En celos? —los ojos de pez muerto, el cabello plateado y ropa extravagante; Shin apareció.

—Sí, estoy en celos reprimidos —cruzo los brazos, para conservar algo de su imagen recta, aunque la espada venía riéndose un poco de antes.

Ví lo que hiciste en el sueño de mamá, pensé que quizás debía charlar contigo apenas tuviera la oportunidad...

—¿Que me vas a decir?, Algo como: fue la cosa más patética que vi hacer un dragón o, no deberías hacer eso, está mal —se adelantó Tohru, sacudiendo la lengua apenas terminó.

Es peor de lo que pensé —susurro Shin, viendo a otro lado por incomodidad—. Deberías buscar ayuda de alguien que allá pasado por ésto, quizás así puedas calmarte y pensar mejor.

—Lo hice, ¿Sabes cuáles fueron las respuestas?; Nunca hemos pasado por una situación parecida. La mayoría de dragones no reprimen sus celos, y los que lo hacen son perfectamente capaces de controlarlo —gruño molesta de la falta de guía que recibía en un momento de confusión hormonal.

»—Me sugirieron masturbarme o conseguirme una pareja en celo, lo malo es que llevó haciéndolo por tanto rato que ya hacerme una paja no es suficiente, y conseguir una pareja en celo sería traicionar a Kobayashi. No puedo conseguir una pareja cuando ella es el amor de mí vida.

La dragona se llevó las manos al pecho, haciendo algún efecto dramático.

Por su parte, Shin, no tiene idea de cómo resolver la situación, pero puede apoyar a su segunda madre si es necesario, aunque implique traicionar a su primera madre.

Escucha, mamá Tohru. No poseo los conocimientos para ayudarte, sin embargo, puedo ayudarte de otra forma —la mencionada se levantó emocionada, esperando algo demasiado bueno—. Tengo la capacidad de estar en los sueños de mamá, y hasta cierto punto manipularlos, puedo hacer que se den algunas condición exactas si es que con eso puedes masturbarte hasta saciar.

La voz de la espalda no suena muy convencido, sabe que algo así podría ser peligroso, alterando en el procesó los niveles de testosterona de la pelo rubia.

Para la sirvienta, algo así es una buena oportunidad, si puede dar rienda suelta a su imaginación pidiendo escenarios, y a su vez actuar en los sueños, sería un benefició sin pérdidas, si algo sale mal, sería tan fácil como chasquear los dedos para borrar lo hecho de la memoria de la víctima.

—¡Me encanta la idea! Aunque —se detiene un momento a mirar con prejuicio a Shin—, ¿Tengo que darte algo a cambió?

Para nada —niega con una sonrisa—. Soy un objeto divino, no tienes nada que necesite. Aunque alterar los sueños tiene un costo de medio-bajo de mana, así que no podré usarlo todos los días, quizás 3 veces a la semana.

—No suena mal, puedo aguantar días intermedios, y necesito desesperadamente de uno.

Solo dime cómo quieres el escenario, y lo haré realidad en la cabeza de mamá.

Ambos hacen un gesto de aprobación, con Tohru mostrando una sonrisa gentil, sabiendo como no cometer los mismos errores.

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