"Otro sueño"

Son de nuevo la tres en punto, la luna no ilumina con tanta intensidad, dándole a la habitación un toque inquietante al solo haber dos ojos amarillos y rojos destellando en la oscuridad.

Tohru tiene las cosas preparadas; un condón especial que haría inodoro el esperma de dragón, más que resistente a la fricción de su mano y fuerza de la eyaculación.

Se siente incómoda e inquieta, sabiendo muy en el fondo esto traería consecuencias a corto y largo plazo.

Los humanos viven constantemente en el sueño, sus cuerpos los anhela, lugares donde las mayores fantasías, rareras, fetiches y miedos son reflejados de una forma u otra.

El mundo onírico es poderoso, condiciona a la humanidad, los guía y los alteras conformé sea cada uno, un lugar casi sin límites, donde todo se condiciones bajo parámetros extraños, y dónde lo extraños es sinónimo de normalidad.

Una silueta fantasmal aparece, surgiendo de la conciencia de Kobayashi.

El sueño está listo, me asegurare de que no despierte fácilmente —Shin aún conservas esa mirada tranquila e indiferente.

La maid asiente con un ligero movimiento de cabeza, un conjuro simple, un movimiento sobre su miembro viril y una mano sobre la cabeza de Kobayashi, ya está lista para llevar a cabo esta loca idea.

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Kobayashi suspira, el ambiente esta cargado de un silenció casi sepulcral, lleva horas sin hacer nada –o esa es su impresión–.

Está atrapada en el edificio, por una situación, tuvo el infortunio de quedar atrapada en un horario temprano y encima estar encerrada.

Está mirando su celular con insistencia, queriendo que ya acabe la hora y largarse.

—Hola Kobayashi-san, ¿Ocurre algo? —pregunto la rubia, mostrando una sonrisa tonta.

—No es nada, solo estoy encerrada en este lugar —responde la mencionada—. ¿No puedes abrir la puerta?

—Lo siento, me encuentro demasiado débil para tan siquiera poder hacer algo como eso —se excuso Tohru, con las ideas circulando en mente.

—Una lástima, quería salir temprano hoy, pero deberé esperar.

La cuatro ojos se dejo caer sobre una silla, moviéndose algo para atrás por las ruedas del objeto, haciendo un breve puchero, inflando sus cachetes y maldiciendo por la situación.

La dragona no deja caer su sonrisa, acercándose, dando pasos elegantes y apresurados a su humana. Se apoya sobre los muslos de ella, con una distancia invasiva entre sus rostro.

La poca intimidad incomoda a Kobayashi, que no muestra resistencia, sosprendida del actuar tan apresurado de su sirvienta.

—¿Ocurre algo Tohru?

—Muchas cosas —con un dedo, acaricia de arriba abajo el muslo de su ama, que está cubierto por la tela del pantalón, la sonrisa se borra—. Sabes, hace tiempo me siento poco apreciada, por no decir que estoy decepcionada.

Los ojos se abren de par en par, manteniendo el contacto con los ojos de la rubia, una manera de mostrar concentración y entendimiento para ambos lados.

»—Siempre parecemos estar estancadas en la misma rutina, tu vas a trabajar y yo me encargo de las tareas del hogar, te matas trabajando, yo dedico cuerpo y alma en ser la mejor. Pareciera que no lo comprender o lo quieres hacerlo.

—Siempre agradezco y te felicito por tu trabajó, lo hagas bien o mal, creo que eras feliz con solo unas pocas palabras —se sinceró, apoyando la mano sobre el hombro de la dragona, luciendo una sonrisa gentil.

El sentimiento de decepción aparece, reflejándose en su mirada, parecía nuevamente un círculo sin fin.

—Unas simples palabras no son suficientes para mí, quiero algo más, no es dinero, ni mucho menos agradecimiento de mí trabajo —el tono es ligeramente serio, conservando unas pizcas de dulzura.

El corazón le palpita, el riesgo de esto es considerable, pudiendo traer consecuencias variadas, sin embargo es demasiado orgullosa para dar un paso atrás, y no desafia lo que es al menos que sea más peligroso de lo que imagina.

Se acercó lentamente al oído de Kobayashi, con voz firmes y seductora, dice:—Debo cumplir un propósito natural en esta vida, y no quiero hacerlo con nadie que no seas tú.

Aún en su estado de sorpresa, se apartó rápidamente, habiendo sentido un breve mordisco en el lóbulo. Manteniendo la calma, la cuatro ojos se acomoda los lentes.

—Bueno, podría hacer un espació en el calendario, ver si puedo ayudarte.

—¿Por qué habría de esperar? —preguntó, la voz baja es acompañada por su aliento cálido en el cuello de Kobayashi.

El escalofrío corre por la espalda de la pelirroja, el pensamiento es alejarse y controlar la situación. Cuando la textura de los labios le tocó la piel, algo hizo que no quisiera despegarse de la silla.

—Dime, Kobayashi-san, ¿Por qué no hacemos un avancé?

La sonrisa vuelve, al mover su cabeza sus narices chocan, es un efecto de ternura y amor genuino.

—¿Por qué no... Simplemente, hacerlo?

Esa pregunta, encendió el ambiente.

Los labios se encuentran en contactó, los besos surgen; son suaves, pequeños y breves. Los dedos ágilmente se desplazan, moviendo el pantalon negros de Kobayashi, la ropa interior es inexistente dentro de ese extraño mundo.

Los dedos giran sobre la zona íntima, acariciando su clítoris de tal forma que el placer se vuelve abundante, el cuerpo humano responde de manera extraña.

La falta de aire, el poco espació entre ellas, la excitación, elementos necesarios para hacer de esto una pesadilla, por instinto Tohru fue alejada, pudiendo ver delante suyo una mirada roja de vergüenza, algo deseosa.

—Aun... Podemos tratar otro medio —intento proponer, para evitar la situación.

—No, está es lo mejor que puedes hacer, por mí —susurro, demostrando el deseo y la necesidad de dominios de la sirvienta.

Los besos volvieron, más largos y profundos, acompañados de una larga lengua.

Cómo si se tratara de un serpiente larga y delgada que se introduciendo se en su ser, paseando por su cuello. Una experiencia tanto asfixiante como excitante de cierta manera.

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Kobayashi abre los ojos, dando exhaladas en medio de una noche de calor. El aire frío corre por la ventana, ondeando las cortinas, mientras su cara está húmeda, producto de un inusual calor.

Se sienta en la cama, limpiándose la frente con la manga de su pijama, mientras intenta recuperar el ritmo respiratorio, sintiendo se extrañamente asfixiada.

Con una mano se quita las frazadas de encima de sus piernas, notando aún en la débil luz de la luna, una mancha negra que refleja la luz. Al tocarlo, nota que es húmedo, con un liquido pegajoso.

Se siente avergonzada, imaginando se los malabares que haría para evitar la pregunta vergonzosa.

Al suspirar puede recordar su sueño, breves imágenes que no duran tantos y que no tienes tantos detalles, sin embargo recuerda como si los viviera.

Algo tiene de particular cada una, sin importar la pose, Tohru aparece en cada uno de sus recuerdos.

Reflexionando un poco, pone en duda que es el causante de un sueño tan húmedo, en especial para mojar la zona íntima de su pantalón pijama.

Cuando comprueba la hora, solo va a dormir, quizás solo se trataba de una excepción a la norma.

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