-Naruto, ¿podemos hablar?

El rubio detuvo lo que estaba haciendo y giró hacia la fuente de la voz. Madara había desaparecido por toda una semana. ¿La razón? No tenía ni la más mínima idea.

-Claro - le respondió y lo siguió.

Caminaron durante un rato y terminaron en la cima del monumento hokage. El ojiazul sonrió. Hacía un tiempo que no iba a ese lugar. Con todo lo que había pasado en los últimos dos meses, no era como que tuviera mucho tiempo libre.

-¿Qué pasa? - le preguntó al darse cuenta que habían llegado a su destino previsto.

-Me gustaría pedirte un favor - le contestó un poco incómodo.

Solo había pedido tres favores en toda su vida, cuatro si contabas este. No estaba acostumbrado.

-Claro. ¿Qué necesitas?

El Uzumaki estaba más que encantado de ayudar a una de sus personas preciosas. Además, el Uchiha había estado muy distante últimamente. Esperaba que esto lo ayudara.

-Me gustaría que trajeras de vuelta a mi hermano pequeño Izuna. Estoy dispuesto a dotarte de sharingan como Hashirama te dio su mokuton si lo haces.

Era cierto. Realmente no le importaría darle su dojutsu a su invocador. Había demostrado ser alguien más que digno. Además de que podría ayudarle a determinar si este método le daba a alguien su linaje de forma individual o alteraba su genética para que pudiera pasarlo a sus descendientes.

-No hace falta. Estoy encantado de ayudar. Aunque me tendrás que hablar un poco de tu hermano. Necesito algo de información sobre la persona que voy a traer de vuelta para poder realizar la técnica.

El pelinegro asintió sin ningún problema. Recordaba cuando Tobirama le preguntó cómo pudo traerlos y él dijo que no usó ADN y pensó en los nombres de su clase de historia. Entendía que esto era igual y no le importaba hablar de su hermano.

Una vez el jinchuriki obtuvo la información de Izuna, creó un clon de sombra y realizó la técnica. Donde estaba su clon apareció un ataúd. La tapa cayó y dejó ver a un hombre de pelo y ojos negros. Su cabello era largo y estaba amarrado en una cola de caballo que le llegaba hasta la espalda.

-¿Madara?, ¿qué está pasando? - le preguntó al verlo junto a un chico con marcas de bigotes.

-Izuna, me alegra volver a verte - le dijo con un tono tan suave que sorprendió a su acompañante.

-Yo también, hermano, pero eso no responde a mi pregunta - comentó con un deje divertido.

-Gracias por tu ayuda, Naruto, pero si me disculpas, quiero ponerme al día con mi hermano.

-Sin problemas. Nos vemos más tarde - se despidió y los dejó solos.

-Un joven curioso. Obviamente no es del clan. Me sorprende verte con él.

-Sí, bueno, han pasado muchas cosas desde tu muerte.

-Imagino.

La brisa sopló entre ambos Uchiha. Aunque ambos se alegraban de verse, los recuerdos de la última vez que se vieron hicieron las cosas algo incómodas. Madara no podía quitarse de la cabeza la imagen de Izuna muerto y sin ojos en el ataúd. Izuna miraba con tristeza a Madara al saber todo el dolor que trajo su muerte.

-¿Lograste traer la paz? - le preguntó tras un momento de silencio.

Su último deseo antes de morir fue que su clan y los Senju pudieran hacer las paces y unirse para que el resto de clanes siguieran su ejemplo.

-Sí y no - le respondió con el ceño fruncido.

No le gustaba reconocer que había fallado en completar correctamente el último deseo de su hermano.

Izuna le dió una sonrisa triste y se sentó en el suelo.

-Te escucho.

Y así, Madara le contó todo lo que había hecho desde su muerte. Cómo al principio se ahogó en su ira y siguió su lucha contra los Senju culpándolos de su muerte. Las múltiples batallas que tuvo contra Hashirama hasta que este le venció y le pidió lo mismo que él, la paz entre ambos clanes. Luego de ver su sincero deseo y acordarse de la última petición de Izuna, aceptó y empezaron a construir Konoha.

Los Uzumaki se aliaron con ellos debido a su relación con los Senju, pero prefirieron permanecer en su isla. Otros clanes se les unieron con el tiempo y otros formaron sus propias aldeas siguiendo su ejemplo.

Con la aldea en marcha, hubo una votación para ver quién sería el primer líder de la villa. Hashirama ganó y se convirtió en el shodaime hokage. Él no estuvo feliz con ello, menos cuando ambos chocaron debido a tener planes diferentes para crear la paz.

Al final planeó un golpe para ponerse él al frente y llevar a cabo sus planes, pero su clan se negó y lo dejaron solo. Otra vez inundado por la ira y el odio, abandonó el pueblo.

Estuvo un tiempo rondando por la tierra sin un rumbo fijo, ideando cómo traer la verdadera paz al mundo. Había leído la tableta de los Uchiha y sabía que había un nivel más alto en sus ojos que el mangekyou sharingan, el rinnegan. Con esos ojos, tendría más poder y podría leer la tableta entera.

Por azares de la vida, cuando estaba caminando sin rumbo, cayó a una cueva subterránea. Allí conoció a una criatura, Zetsu, quien afirmaba ser la representación de su voluntad. Aunque no muy seguro al principio, al final pudo determinar que era verdad, o al menos parte verdad. En la actualidad había empezado a generar dudas sobre Zetsu.

Más tarde encontró al kyubi y lo usó para atacar a Hashirama. Su plan consistía en dos partes: obtener algo de ADN de su rival y fingir su muerte. Habría preferido vencerlo, pero sospechaba que incluso con la ayuda del zorro no podría hacerlo.

El combate terminó como había predicho. Su rival había logrado dejar al nueve colas fuera de juego y estaba cansado y herido. Aprovechó el polvo que se había generado en su último choque y se cambió con un Zetsu blanco que se hacía pasar por él. El pelicastaño lo mató y con eso creyó que lo había matado a él.

Una vez todos lo dieron por muerto, se recluyó en la cueva que había descubierto y se implantó el ADN de Hashirama. Desgraciadamente, la activación del rinnegan tardó demasiado y ya era un anciano cuando los obtuvo, por lo que tuvo que alterar sus planes.

Hizo que Zetsu le diera sus ojos a un Uzumaki que vivía en Ame. También salvó a un Uchiha de morir aplastado por una roca. Admitió que usó al chico y lo manipuló para que siguiera con sus planes después de que muriera. Ya era muy viejo y solo estaba vivo debido a que vinculó su energía vital al Gedo Mazo, lo cual alargó su vida.

Desde ese punto no tenía datos de primera mano debido a su muerte. Solo recientemente había vuelto debido al rubio que había visto antes. Usó una técnica que creó Tobirama, el Edo Tensei, para devolverlos parcialmente a la vida.

También le contó todo lo que había vivido y aprendido en ese tiempo. Estaba bastante avergonzado cuando reconoció que sus primeros días se la pasó casi enteramente discutiendo con Hashirama, persiguiéndolo y lanzándole técnicas de fuego. Izuna no pudo evitar estallar en carcajadas al escuchar esa parte.

-Parece que has pasado por mucho - comentó cuando su hermano terminó su historia.

-Sí - afirmó mirando al cielo.

Había tardado horas en contarle todo lo que había pasado. Era de noche y el cielo estaba cubierto de estrellas.

-¿Qué vas a hacer? - le preguntó mientras él también miraba al cielo.

-No lo sé. Me gustaría tu consejo.

Izuna tarareó un poco.

-Bueno, estoy contigo en que necesitamos encontrar una forma de perpetuar el sharingan. Ese Sasuke del que me hablaste no es alguien fiable para continuar con nuestro clan. En cuanto al resto, depende de ti.

-¿Crees que el plan del tsukuyomi infinito es lo correcto? - cuestionó Madara con duda.

-Tal vez lo sea. Tal vez no. Tú mejor que nadie sabes que el sharingan no ve el futuro a pesar de lo que otros piensen.

-¿Tú qué harías?

-¿Yo? Proteger lo que me importa. Es cierto que me gustaría vivir en un mundo pacífico, pero no sirve de nada si no tengo a las personas que me importan a mi lado.

El antiguo patriarca Uchiha quedó en silencio, reflexionando sobre sus palabras.

El resto de la noche continuó así. Ambos en silencio disfrutando de la presencia del otro y el cielo estrellado.


Hola, espero que os haya gustado el capítulo. Ya tenemos a todas las personas que pienso resucitar. También he escrito la historia de Madara según lo que entendí del canon con algunas alteraciones menores para que encaje con la historia, y porque en el canon algunas cosas me chirriaban. Más abajo he dejado un omake basado en una idea que me dió deniswanheda, espero que os guste.

Comentarios a las reseñas:

deniswanheda: gracias, me alegra que lo comprendas. Gracias, me alegra que te haya gustado. Ah, sí, yo he visto la película, pero no la serie. Gracias por decirme quién era.

Caiofanfics: como puedes ver, hoy. Pero para futuras referencias, actualizo todas las semanas, generalmente el miércoles.

Carlos xd: todo lo que dices es cierto y en su mayor parte Tobirama lo menciona en el capítulo 3, pero eso no es la que considero la característica más peculiar del jutsu. Sin embargo, ibas en el buen camino cuando mencionaste sus personalidades, solo que no lo captaste del todo.

Shadow Dragons: me alegra que te guste. Como mencioné en un comentario anterior, actualizo todas las semanas, generalmente el miércoles.

Ahora, antes de despedirnos hasta la semana que viene, les presento el omake que se me ocurrió a partir de la idea de deniswanheda.

Omake: Edo Tensei: Mikoto Uchiha

Una vez el jinchuriki obtuvo la información de Izuna, creó un clon de sombra y realizó la técnica. Donde estaba su clon apareció un ataúd. La tapa cayó y dejó ver a una mujer de pelo y ojos negros. Era una mujer de estatura media, con la piel blanca, muy hermosa, con los ojos oscuros y la nariz pequeña. Su cabello era largo y liso.

Tanto Madara como Naruto miraron a la mujer con sorpresa y confusión. Ninguno de los dos sabía quién era, aunque al rubio se le hacía vagamente familiar.

-Uh, ¿dónde estoy? - preguntó la mujer mirando a su alrededor.

-Eh, ¿quién eres? - cuestionó el ojiazul confundido de no haber invocado a Izuna y en su lugar haberla traído a ella.

-Soy Mikoto Uchiha. Ahora, ¿me pueden decir quiénes sois y dónde estamos?

Tenía sus sospechas sobre la identidad de los individuos que estaban frente a ella, pero no entendía dónde estaba y lo que estaba pasando. Se suponía que su hijo Itachi la había matado.

-Bueno, verás…

(...)

Mikoto estaba conociendo a las otras personas que Naruto había traído de vuelta usando el Edo Tensei. Nunca pensó que conocería a Madara Uchiha en persona, mucho menos al primer y segundo hokage. Recordaba a Mito de cuando era niña. Nunca habló realmente con ella, pero la vio un par de veces.

Todos fueron más o menos amables. Tobirama era bastante estoico y Madara se había ido hacía un tiempo con su hermano Izuna.

Al parecer Naruto había querido invocarlo cuando ella salió, pero lo logró en su segundo intento.

Hablar con Mito fue muy agradable. Era una mujer culta y tranquila. Sus conversaciones eran muy interesantes y las disfrutó mucho. Lo único que lamentaba de toda la situación era no poder ponerse en contacto con su hijo Sasuke.

(...)

El tiempo pasó rápidamente. Mikoto se adaptó perfectamente al grupo.

Había estado observando desde la distancia a su hijo menor y le partía el corazón verlo así. Ya no era el niño alegre y educado que había criado, sino un mocoso melancólico y arrogante.

Había llorado más de una noche por el destino de sus dos hijos. Más de una vez intentó ponerse en contacto con Sasuke en un desesperado intento de hacerlo cambiar. Tobirama había estado atento a ella y le impidió hacerlo cada vez.

Cuánto lo había odiado al principio por impedirle acercarse a su pequeño. Habían tenido más de un combate debido a esto y, debido a su condición de Edo Tensei, sus combates duraron horas.

Sin embargo, se dió cuenta que sus acciones no eran por maldad y en realidad eran lo mejor. Se había ofrecido como hombro donde llorar cada vez que se había derrumbado. Fue un tierno gesto por su parte.

Mito se había dado cuenta de sus sentimientos crecientes por su cuñado y la había apoyado, para su vergüenza.

Sin que Mikoto lo supiera, Hashirama se había estado burlando de su hermano por el mismo motivo.

(...)

Madara contemplaba en puro estado de shock a Tobirama y Mikoto tomados de la mano mientras paseaban y hablaban. No entendía qué demonios había pasado para que esos dos se hubieran juntado. Aunque reconocía que no había estado mucho con el grupo últimamente.

El peliblanco había dejado muy claro en el pasado su odio y desconfianza hacia los Uchiha. Verle en ese momento con una en lo que se podría considerarse una cita no era algo que esperaba ver nunca.

-Hacen una linda pareja - comentó Izuna con una sonrisa.

Madara lo miró aún en shock.

¿¡Qué demonios?!