Naruto se levantó de la cama algo contemplativo. El día anterior le había dicho a Hiashi que estaba dispuesto a casarse con Hinata. Sorprendentemente, no se arrepentía en absoluto de su respuesta.
Sakura amaba a Sasuke. Era inevitable. Seguir persiguiéndola era algo estúpido e indigno del título que ahora portaba. Además de que la ojiperla siempre fue amable con él, por lo que no había motivos para creer que su matrimonio no pudiera ser bueno, aún si era arreglado.
Sacudió eso de su sistema y se preparó. Aún tenía un tiempo antes de empezar en la oficina y quería pasar por el hospital para ver a Lee. Tal vez con su posición de hokage pudiera saber qué era exactamente lo que le pasaba al cejotas.
En su camino, se dió cuenta de que la gente no le miraba con odio, sino con respeto y culpa. Era raro el cambio tan abrupto en la multitud. Lo hizo sentir incómodo. Aunque devolvió el saludo a quienes lo saludaban.
-Oh, hokage sama, ¡qué sorpresa verlo aquí!, ¿viene a visitar a Rock Lee? - preguntó amablemente la enfermera que se ocupaba de la recepción.
-En realidad, me gustaría hablar con su médico. Si se puede por supuesto - respondió respetuosamente.
Le hubiera gustado también que no fuera tan formal, pero sabía que ese era el protocolo.
-Por supuesto. El doctor Miyamoto se encuentra en su despacho. Segundo piso al final del pasillo - informó.
-Gracias, que tenga un buen día.
-Igualmente.
Siguió las indicaciones y no tardó ni cinco minutos en dar con el lugar correcto. La placa en la puerta lo había hecho muy fácil. Llamó un par de veces y, al darle permiso, abrió y entró.
-Bienvenido hokage sama. ¿En qué puedo ayudarlo? - cuestionó el doctor pasando su mirada de sus papeles al invitado.
El rubio tuvo que contenerse para no removerse en el lugar. Por más que ser hokage era su sueño, no estaba acostumbrado para nada a que lo trataran con tanto respeto.
-Lamento molestar, pero uno de sus pacientes, Rock Lee, es un amigo mío y me preguntaba qué le pasaba. Él afirma estar bien, sin embargo, no tiene permitido salir del hospital o hacer ejercicio - explicó.
-Entiendo - dijo el médico con una mirada triste - Como le informé a su jonin sensei, el joven Lee tiene la columna dañada, varios fragmentos de huesos están incrustados en la sección baja de la columna y lamentablemente no se puede curar - expuso el hombre.
Eso fue como un balde de agua helada para Naruto. Entendía por qué Gai no se lo había informado ni a su estudiante. Era algo devastador. No quería ni imaginar cómo reaccionaría el aspirante a maestro de taijutsu cuando le dieran la noticia.
-¿No hay alguna posibilidad?, ¿tal vez una operación o algo? - preguntó casi desesperado.
El doctor negó con la cabeza.
-La única que puedo pensar que podría lograr operarlo sería Tsunade Senju, y abandonó la aldea hace mucho tiempo.
Eso fue algo, no mucho, pero algo. Le dió las gracias al médico y se retiró. No sabía mucho de la mujer, más allá de que era una sanin, pero era más que suficiente. Sabía perfectamente quién podría ir a por ella.
-Por favor, avisa a ero se…digo, a Jiraiya sensei de que lo quiero en mi oficina lo antes posible - pidió al aire, o al menos eso parecía.
Una brisa apareció y desapareció segundos después. Tener a varios anbu cuidándolo constantemente tenía ciertas ventajas.
Llegó a su despacho menos de 10 minutos después. Un par de minutos más tarde apareció el hombre que había pedido en la ventana. Se preguntó por qué no usó la puerta, pero lo descartó enseguida.
-Jiraiya sensei, tengo una misión para ti - le informó.
El peliblanco levantó una ceja. Era la primera vez que lo llamaba Jiraiya sensei. Siempre era ero sennin, aunque agradecía el cambio.
-¿Y de qué se trata? - preguntó mientras se sentaba en una de las sillas.
-Quiero que busques a tu antigua compañera de equipo y la traigas de vuelta - le respondió sin rodeos.
-No pides nada - se burló.
-Sé que abandonó la aldea hace mucho tiempo, pero ya va siendo hora de que vuelva - dijo serio, a lo cual el sabio sapo suspiró.
-Lo puedo intentar, pero no garantizo que la pueda traer - expresó derrotado.
Lo había intentado un par de veces durante todos esos años, pero nunca lo logró. Las heridas emocionales de la rubia habían sido muchas y muy profundas. Incluso había adquirido miedo a la sangre por eso.
-Dile que el nuevo hokage la quiere de vuelta y que es solo temporal. Después de que ayude a los heridos de la invasión se puede ir. Si es necesario, recuérdale que aún es una kunoichi activa y que hizo un juramento hipocrático.
El hombre estaba sorprendido de que el chico supiera lo que era un juramento hipocrático, pero no dijo nada. Le hubiera gustado llevarse a su ahijado, pero sacar al hokage por algo así no era aceptable, aunque podría proponerlo al consejo como un viaje rápido para probar sus habilidades de convicción. No perdía nada intentándolo.
-Está bien, pero partiré mañana. Me gustaría estar en la reunión del consejo de esta tarde - aceptó con una sonrisa.
-Me parece bien. Además, agradeceré tu apoyo. Es una pena que no puedas ser uno de mis asesores.
-Lo siento gaki, tengo una red espía que mantener. Mi tiempo en la aldea es bastante reducido - se disculpó.
-Descuida ero sennin. Lo entiendo.
-Pensé que ya habías dejado de llamarme así - se quejó.
-Creo que te llamaré Jiraiya sensei en público y ero sennin en privado - comentó casualmente con una sonrisa astuta.
El peliblanco despotricó sobre ahijados irrespetuosos que no apreciaban a su padrino y sensei, para gran diversión del rubio.
Estuvieron hablando un poco más sobre Tsunade y los pacientes que tendría al llegar. El pervertido le contó sobre el programa médico que la Senju quiso instalar. La idea le gustó y le comentó que no le importaría aplicarla. Ciertamente podría salvar muchas vidas tener un ninja médico en cada equipo.
Al final llegó la hora de la reunión y ambos fueron a la sala del consejo. Algunos se sorprendieron de que el sanin estuviera allí, pero nadie dijo nada. Aunque los ancianos y Danzo tenían algunas dudas sobre su presencia.
La reunión fue principalmente presentaciones de los miembros, la información más relevante de las últimas reuniones y los arreglos y reparaciones que se estaban haciendo en la aldea.
-Si hace falta más ayuda con la construcción, mi equipo y yo ayudamos a un constructor de puentes en nuestra misión en el País de las Olas. Estoy seguro de que podría ayudar - expuso el rubio, a lo cual muchos asintieron.
-Lo tomaremos en cuenta - comentó un concejal civil.
-¿Algo más? - preguntó el ojiazul.
-No, eso cubriría todo lo que estaba planeado para la reunión de hoy - respondió Shikaku de forma perezosa.
-Bien, entonces me gustaría anunciar que enviaré a Jiraiya sensei a buscar y traer a Tsunade. Ella sería de mucha ayuda con los heridos en el hospital.
Todos estaban de acuerdo en que sería de ayuda, pero los shinobis dudaban de que el sanin pudiera convencer a su compañera de volver.
-Sí, y como todos deben imaginar, no será una tarea fácil, así que me gustaría traer al gaki conmigo para que me ayude - añadió el peliblanco como si nada.
-¿Em? - fue la inteligente respuesta del jinchuriki.
-Jiraiya, ¿te das cuenta de que a quien quieres llevarte es al hokage verdad? - cuestionó seriamente Koharu.
-Sí, pero creo que sería una buena práctica para él. Un hokage debe aprender a persuadir a la gente, ¿y qué mejor manera de practicar que esta?
-Esto no es un juego, Jiraiya - dijo Homura igual de serio que su compañera.
-Eso ya lo sé. Solo digo que le vendría bien al gaki - refutó el sanin con los brazos cruzados.
-Ten más respeto con el hokage - le regañaron.
-Pero si al mocoso no le molesta, ¿verdad?
Todos lo observaron y vieron su ceja temblar peligrosamente.
-No me importa que no se dirija a mí por mi título, pero agradecería que me tuviera un poco más de respeto y no me llamara gaki o mocoso - expresó el rubio con la mayor calma que pudo, a pesar de que quería explotar y decirle cuatro cosas al pervertido.
Hiashi estaba bastante orgulloso del trabajo que había hecho en el chico. No muchos podrían aguantar su ira y hablar respetuosamente, aunque tenía que mejorar en anular la expresión de su rostro. Su disgusto era muy notable.
-Está bien, Jiraiya, puedes llevarte al hokage, pero no tardes más de dos semanas. Será necesario que el chico deje un clon de sombra para que lo suplante junto a otros guardados en pergaminos para cuando el creado esté a punto de disiparse. Por no hablar de que tendrás que ser discreto y que nadie se dé cuenta de que el hokage ha salido del pueblo - habló Danzo.
Muchos estuvieron de acuerdo con ese plan, por lo que dejaron que el peliblanco se llevara al godaime. Tanto el sanin como algunos miembros shinobis del consejo sospecharon de la causa por la cual el halcón de guerra aceptó que sacaran al rubio de Konoha, pero lo dejaron estar, por el momento.
