Era oficial. Estaba completa y absolutamente perdido.
Mirara para donde mirara solo había árboles y más árboles. No sabía si estabas yendo en línea recta o si estaba dando vueltas en círculos. Su sentido de la orientación no era muy bueno y todo le parecía igual. Era casi como volver al bosque de la muerte cuando el equipo de Ame los atrapó en un genjutsu.
Habían pasado alrededor de mes y medio desde que se casó con Hinata y Temari. Había hecho todo lo posible por darles una luna de miel dentro de la aldea. La pelinegra lo disfrutó mucho. La rubia parecía que también lo disfrutó bastante.
Después de una semana de dejar a sus clones en el despacho para que se encargasen de todo, volvió a su trabajo y a la rutina de ser hokage. Eso fue hasta hace 10 días, cuando apareció Shibuki.
Shibuki era el hijo del anterior líder de Taki. El favorito para ser el nuevo líder de la cascada. Pidió una escolta de rango C para volver a su aldea. Nada fuera de lo común, hasta que el consejo se reunió.
Dado su aparente éxito cada vez que salía de la aldea, decidieron que acompañara al joven con la esperanza de crear una alianza entre ambas aldeas. Por supuesto, no iría solo. Varios shinobis, principalmente anbu, lo escoltaron a él y a Shibuki a Taki.
El camino fue bastante incómodo. El ojinegro era un hombre miedoso y sin fuerza de voluntad en opinión de Naruto. Cabe decir que chocaron un par de veces debido a esto.
Cuando por fin llegaron a la cascada, se llevaron la desagradable sorpresa de que un grupo de ninjas perdidos de la aldea la estaban atacando para obtener el agua del héroe. Su líder, Suien, era el antiguo maestro de Shibuki.
Después de una acalorada discusión entre el rubio y el pelicastaño, este último logró ver por qué dió su vida su padre y se decidió a ser valiente. Llegó al punto en el que estaba dispuesto a beber el agua del héroe y sacrificarse por su aldea, aunque no fue necesario.
Los atacantes no pudieron hacerle frente a la escolta del hokage y cayeron. Suien fue el último en caer. Había tomado como rehenes a varios ciudadanos del pueblo y amenazaba con matarlos si no le entregaban lo que quería. Nunca esperó la habilidad del ojiazul con los clones de sombra.
Una vez todos los enemigos estuvieron debidamente restringidos o muertos, la gente celebró la victoria. Shibuki fue nombrado líder de Taki por unanimidad y ofreció al godaime una alianza entre sus aldeas como agradecimiento por la ayuda.
Durante su reunión para discutir los términos de la alianza, el Uzumaki le habló de Akatsuki y su búsqueda de jinchurikis. El hombre se afligió al escuchar sobre la organización. Era una de las pocas personas que tenía aprecio por Fu, la contenedor del nanabi.
Sabiendo que la gente la entregaría antes que protegerla, decidió poner en el tratado un matrimonio político entre ella y Naruto para que así pudiera irse con él y estar a salvo. Al rubio no le hizo mucha gracia, pero entendió que era necesario y lo aceptó.
La boda fue una ceremonia sencilla dirigida por Shibuki. La peliverde parecía muy feliz con todo el asunto, aunque el ojiazul estaba casi seguro de que ella no era plenamente consciente de lo que estaba pasando. Se prometió a sí mismo hablar con ella a su regreso para explicarle todo.
Se fueron de regreso a la hoja a la mañana siguiente. Ya habían estado allí el tiempo suficiente. Se suponía que el hokage pasaba la mayor parte del tiempo, si no todo el tiempo, de su reinado en la aldea. Por otro lado, él había estado fuera de Konoha más tiempo que el yondaime y el sandaime en su segundo mandato. Ciertamente era un caso.
Y fue durante el viaje de regreso que, de alguna manera, se había separado y se había perdido. Aún estaba intentando comprender cómo demonios se había separado del grupo.
Recordaba haber estado hablando con la ojinaranja, la cual estaba muy emocionada. Era su primera vez fuera de Taki y sus bosques. Quería ver cómo era su aldea, conocer a sus otras esposas y hacer muchos amigos. Fue durante esa conversación que supo que su sueño era hacer 100 amigos. Cómo pudo pasar de estar conversando con Fu a estar perdido en el bosque era una incógnita para él.
Soltó un suspiro. Llevaba alrededor de dos horas, si no se equivocaba, desplazándose por los árboles en busca de cualquier señal de su grupo. Por el momento no encontró nada. Era cierto que un buen shinobi no dejaba señales de su presencia, pero vamos.
Notó una figura por el rabillo del ojo y se detuvo. Una sensación de dejavu le sobrevino. No hacía tanto que algo similar le había pasado en el, aquel entonces, País de la Nieve con Koyuki.
Como la vez anterior, se acercó con cuidado. Otra vez era una mujer, solo que en esta era más joven y una kunoichi de Iwa si el símbolo en su hitai ate era correcto.
Se debatió consigo mismo si debía ayudarla o no. La roca y la hoja nunca habían tenido una buena relación. Si tenía en cuenta que ellos odiaban a su padre y su gran parecido con él, prácticamente era una receta para el desastre.
Suspiró, otra vez. Incluso si era arriesgado, no podía en buena conciencia dejarla allí herida. ¿Quién sabe? Tal vez ese gesto desinteresado de su parte fuera lo necesario para cerrar la brecha entre sus aldeas. Se burló un segundo después de su pensamiento anterior. Lo más seguro es que les declarasen la guerra afirmando que fue él quien la atacó.
Sacudió la cabeza para despejar su mente y se acercó. Con una mirada más cercana pudo ver su ropa mayormente rota y las múltiples heridas que había debajo. No era un médico, ni mucho menos, pero sabía algo de medicina y podía decir que ninguna de sus heridas ponía su vida en peligro inmediato.
Creó una docena de clones de sombra para que montaran el campamento mientras se encargaba de la pelinegra. Fue una tarea algo vergonzosa ya que tuvo que quitarle la ropa para tratar sus heridas. Se alegró de siempre llevar un bote de la crema que hace Hinata. Sería muy útil en esta situación.
Una vez hubo limpiado todas las heridas, aplicado la crema y vendado su cuerpo, le puso algo de su ropa de repuesto. Gracias al estirón que había tenido hace poco, su altura fue casi la misma y su ropa le quedó más o menos bien.
La colocó en su tienda de campaña, que uno de sus clones había montado, y decidió encender un fuego. Empezaba a hacerse tarde y la luz del sol cada vez era menor en el pequeño claro donde estaban. El fuego alumbraría el lugar y serviría para cocinar lo que cazaran sus kage bunshin.
Un tiempo después, la joven chunin de Iwa se despertó, desorientada. Lo último que recordaba era que uno de sus compañeros en la misión los había traicionado y llevado a una emboscada. Fue la única que sobrevivió. Su único consuelo es que pudo matar a esa escoria traidora. Fue una victoria amarga.
No tardó mucho en darse cuenta de su entorno. Estaba en una caseta de campaña estándar usada tanto por shinobi como por civiles. Eso no le decía mucho. Aunque no estaba atada, por lo que probablemente quien la rescató no sería hostil.
Intentó levantarse. Inmediatamente se arrepintió. Sus múltiples heridas se dieron a conocer con un dolor considerable. Era menor de lo que había sentido antes. Obviamente le habían dado al menos un tratamiento básico. Si estaba en lo correcto, debajo de los vendajes le habían aplicado alguna crema o ungüento.
Salió de la caseta con cierta dificultad debido al dolor aún persistente junto a cierta rigidez en sus músculos. Se había esforzado demasiado. Había estado caminando, intentando volver a su aldea, hasta que al final colapsó.
La vista que la recibió al salir fue la de varios rubios idénticos yendo de un lado a otro realizando diferentes tareas. Todos la miraron por un momento antes de volver a sus quehaceres, todos menos uno. El que estaba al lado del fuego siguió mirándola y la saludó. No pudo evitar notar su inmenso parecido con el Destello Amarillo. Su hitai ate de Konoha no ayudó.
-Oye. Estás despierta. ¿Cómo te sientes? - le preguntó mientras la invitaba a sentarse con un gesto.
-Rígida - fue su única respuesta.
-Sí, es normal. Tus heridas, aunque no muy graves, eran numerosas. Además de que había mucha tensión en tus músculos - comentó apreciativamente.
Ella solo asintió. Se sentía un poco incómodo hablando con él. Era raro que el chico frente a él le hablara tan tranquilamente a pesar del odio que había entre sus aldeas. Ni hablar del hecho de que la había curado.
-¿Tienes hambre? El conejo ya está casi hecho.
La pelinegra iba declinar su oferta cuando su estómago se hizo notar, para su vergüenza. Con una ligera risita, el rubio le entregó un pedazo de la carne que había cerca del fuego.
Con un simple gracias, aceptó la comida y le pegó un mordisco. Si él la quisiera muerta, no se habría molestado en curarla, por lo que no creía que debiera preocuparse de que el conejo estuviera envenenado. Su suposición ganó más fuerza cuando el ojiazul también empezó a comer otro trozo de carne.
Al principio se asentó un incómodo silencio. Eso fue hasta que el shinobi de la hoja se cansó de la pesadez en el ambiente y decidió romper el hielo.
-Bueno. Creo que no me he presentado. Soy Naruto Uzumaki. ¿Y tú?.
-Yo me llamo Kurotsuchi - dijo un poco más calmada que antes.
-Pues encantado de conocerte, Kurotsuchi. Y, si no te importa la pregunta, ¿cómo terminaste en medio de este bosque tan herida? - cuestionó con curiosidad.
No viendo ningún daño en responderle esa pregunta, comenzó a explicar los acontecimientos que la habían llevado a esa situación.
El jinchuriki no estuvo nada feliz al oír su historia. Aunque pudo muy bien verse en la misma situación si no hubiera sido nombrado hokage y en su lugar hubiera seguido con el equipo 7. Dado que ella compartió cómo terminó allí, el rubio hizo lo mismo.
La ojinegra no pudo evitar sudar al oírlo admitir que se había separado de su grupo sin darse cuenta. No ayudó cuando le confesó que era el hokage y sacó su sombrero de un sello de almacenamiento para demostrarlo.
Una cosa llevó a la otra y al final ambos se contaron a grandes rasgos sus vidas. Ella le contó sobre que era la nieta del sandaime tsuchikage y él que era el hijo del yondaime hokage, confirmando sus sospechas.
Siendo ya tarde, decidieron que era hora de irse a dormir. Dado que la chunin había perdido todas sus cosas cuando fue emboscada, solo tenían la caseta de campaña del Uzumaki, por lo que tuvieron que compartirla.
Fue una experiencia rara e incómoda para ambas partes, pero al menos sabían que el otro no intentaría nada en medio de la noche. Con algo de dificultad, los dos lograron conciliar el sueño.
Hola, espero que les haya gustado el capítulo. Sé que normalmente publico los jueves esta historia, pero voy a estar bastante ocupada el resto de la semana por lo que decidí publicar el capítulo hoy y así no correr el riesgo de no publicar esta semana.
Acerca del capítulo, tengo tres cosas que comentar. En primer lugar, espero que no so importe que haya resumido los acontecimientos en Taki. No tenía muchas ganas de escribirlo y tampoco estaba muy segura de cómo podría haberlo narrado. En cuanto al hecho de que el consejo le "pidió" a Naruto acompañar a Shibuki, como mencioné en el capítulo anterior, el consejo cree que cada vez que Naruto sale de la aldea crea una alianza, por lo que le "permitirá" ir en las ocasiones que crean que haya mayor posibilidad de crear una alianza importante. En tercer lugar, tal vez algunos consideren que la relación de Naruto y Kurotsuchi está yendo muy rápido. Desde mi punto de vista, Naruto puede hacerse amigo de cualquiera si dicha persona es abierta de mente, y Kurotsuchi me pareció una chica abierta y un poco impulsiva en el anime.
Comentarios a las reseñas:
deniswanheda: sí, es cierto, y en esta historia el consejo también lo sabe. De nada, en verdad me gustó tu idea. Ese es un misterio que yo tampoco entiendo. Aquí sus fallas tendrán consecuencias, más graves o más leves, pero las tendrá.
Diego Culebro: gracias, me alegra que te guste. Puedo entender por qué no te gustan las historias de NarutoxHarem. En mi opinión, muchas de esas historias fuerzan los sentimientos de ambas partes, Naruto y las chicas. Yo intento desarrollar un por qué en esos sentimientos. Si te das cuenta, incluso si están casados, no todas las chicas están enamoradas de Naruto, y él en realidad solo tiene sentimientos por Hinata, el resto es más compromiso que otra cosa.
Votaciones:
1º. Chica Uzumaki:
Tayuya: 3
OC: 0
2º. Chica de Konoha:
Yakumo Kurama: 2
