Hinata siempre había sido una chica simple y modesta. A pesar de ser la heredera de uno de los clanes más prestigiosos de las Naciones Elementales, nunca fue vanidosa y ostentosa.

Ella se parecía a su madre en ese aspecto. Era un alma gentil y amable que desprecia la violencia y le gusta ayudar a la gente. Fue por eso que fue tachada de débil y fracaso por su clan, especialmente los ancianos.

Estar rodeada de un ambiente tan opresivo fue la razón principal por la que apenas tuvo autoestima y fue tan tímida en su niñez. Es difícil ser fuerte y decidida en un entorno donde todos te llaman débil y fracaso.

También fue por eso que admiró a Naruto. No importaba cuántas veces cayera o lo que la gente dijera de él, siempre se levantaría y haría todo lo posible para demostrarles lo equivocados que estaban. Cuánto había deseado tener su determinación y coraje.

Su admiración creció aún más cuando él la protegió de esos matones. No le importó quién era ella. No le importó estar superado en todos los aspectos. A pesar de estar todo en su contra, luchó contra ellos para salvarla.

Una de las cosas que más se recriminaba era no haber podido ayudarlo. Su cuidador, Ko, la había arrastrado lejos de él y no le permitió ayudarlo aún estando herido y haberla salvado.

Durante años, lo observó desde la distancia. Siempre intentando reunir el valor para hablar con él y fallando estrepitosamente. Cuán débil y patético se sintió todo ese tiempo por no poder acercarse a él por su miedo irracional al rechazo.

Lo que una vez fue admiración, se convirtió en amor. Ay, si hubiera tenido el valor para habérselo dicho en lugar de solo mirar a lo lejos. Cuanto dolor les hubiera ahorrado a los dos.

Tenía que dar mil gracias a su padre por su compromiso con Naruto. Le avergonzaba admitir que, si no fuera por su padre, probablemente hubieran pasado años antes de poder estar con su enamorado. Cuántas veces maldijo su timidez en el pasado.

Salir con el rubio fue un sueño hecho realidad. El ojiazul la trataba como una princesa, al menos a su parecer, y se divirtió mucho con él. Sus citas y sus paseos por la aldea eran recuerdos que siempre atesoraría en su corazón.

Luego vino la noticia. Naruto iba a estar en un matrimonio político con Temari. Sintió como su corazón se hacía añicos cuando su padre le dió la noticia. Lo único que evitó que derramara las lágrimas que ya se le habían formado fue que su padre le aseguró que su matrimonio aún estaba en pie.

Fue extraño cuando su padre le explicó sobre las costumbres y leyes Uzumaki con respecto a los matrimonios. No estaba muy contenta con el hecho de compartir al hombre que amaba, pero entendía que era un mal necesario por el bien de la aldea. Antes que mujer, era una kunoichi de la aldea y debía hacer lo mejor para su hogar.

Durante un tiempo temió que su rubio la dejara de lado al tener otra chica en su vida, una más talentosa que ella a su pesar. Esos pensamientos se esfumaron cuando él fue al País de las Nieves principalmente para asegurarse en persona de que ella estaba bien.

No le hizo ni pizca de gracia cuando Koyuki besó a su prometido. En verdad la dejó muy confundida. Ya sabía que tendría que compartirla con otra, no pensó que habría más. Claramente se había equivocado. No había tenido en cuenta lo maravilloso que era su enamorado y cómo eso podría atraer a otras chicas.

Se resignó a ese hecho cuando se hizo oficial el compromiso de Naruto con la nueva daimio. No le gustaba, pero no le quedaba de otra que aceptarlo. No iba a renunciar al chico que amaba por nada del mundo.

Luego vino la boda y la luna de miel. Oh, ¡qué maravilloso fue todo!

Fue mejor de lo que jamás podría haber imaginado. La ropa, la decoración, el banquete, las sesión de fotos, y lo más importante, su Naruto kun. Oh, ¡qué guapo estaba y la sonrisa que le dedicaba!, no podría haber sido mejor.

La luna de miel se tuvo que posponer hasta después de su boda con Temari y se hizo en el pueblo, pero aún así fue maravillosa. Su esposo se aseguró de tratarlas a ambas como reinas. No creía que podría ser mejor.

Incluso cuando se terminó la luna de miel y el rubio tuvo que volver a la oficina, se aseguró de pasar el tiempo con ambas y consentirlas todo lo que pudiera. Siempre intentó tratarlas a ambas por igual, pero sabía que ella era su favorita, lo cual siempre le traía al rostro una sonrisa.

Ella y Temari se llevaron sorprendentemente bien. Tenían algunas cosas en común y pudieron hacerse amigas rápidamente. Esto, y tener un marido tremendamente atento, hizo que no tuvieran ni un solo problema en todo el matrimonio.

Sí, no habían pasado ni dos meses desde que se casaron, pero en matrimonios arreglados no era normal que la relación fuera tan bien, mucho menos cuando se trataba de un matrimonio poliamoroso. Generalmente se producían tensiones desde el principio.

Como decía, todo iba bien, y luego apareció Fu. No la malinterpretes. Le agradaba la chica. El hecho de que fuera jinchuriki y hubiera vivido una vida similar a su Naruto kun hacía que la tuviera simpatía, pero abrió una inquietud que creía haber eliminado.

Era bastante obvio que el consejo estaba empujando en esta situación, sobre todo los ancianos y algunos civiles. Estaban usando el carisma y magnetismo natural de su enamorado para atraer a mujeres importantes y crear alianzas. No le hizo ninguna gracia.

Su Naruto kun era demasiado bueno. Cualquiera que no estuviera cegado por el odio podía verlo. Era amable, encantador, fuerte y decidido. Un porcentaje tremendamente alto de la población femenina estaría encantado con un chico así en su vida.

Y dado que él es el hokage, no es como que pueda negarse cuando es lo mejor para Konoha, por lo que se verá obligado a aceptar los matrimonios. Lo estaban usando, y lo odiaba como nunca nada había odiado en su vida.

Solo el protocolo, el sentido del deber y su maldita falta de coraje le impedían ir al consejo y exigirles que dejen en paz a su esposo. A pesar de que había mejorado con su timidez y autoestima, aún era demasiado retraída con las personas que no tenía confianza.

Quería despotricar sobre el consejo y sus maquinaciones hasta quedarse afónica, pero no serviría de nada. Tampoco es como que pudiera contárselo a alguien.

Sus amigos no podrían hacer nada. Temari estaba atrapada, metafóricamente hablando, por el tratado entre sus aldeas. Su padre ya estaba haciendo todo lo posible para oponerse a ellos y así que ella lo tuviera más fácil. Y Naruto, su precioso Naruto kun, estaba atrapado entre los hilos de la política, su deber y posición, y las malditas maquinaciones de esas viejas momias y esos hambrientos de poder.

Aunque lo odiara, era poco lo que ella podía hacer en esa situación. Solo era una genin de la aldea. Perdió su posición de heredera cuando se casó con su enamorado. No es que se arrepintiera ni un poco. Estaba con el hombre que amaba, no estaba sellada y su hermana tampoco sería sellada. Eso no quitaba su precaria situación.

Para su eterna desgracia, era impotente en esa situación. Lo único que podía hacer era estar al lado de su Naruto kun y asegurarse de que sus futuras mujeres supieran las reglas básicas y quién mandaba. No por nada era la primera esposa.

Suspiró. Toda esa situación la tenía un poco amargada. Tal vez debería ir a visitar a su marido en su oficina. Estaba segura de que él se alegraría de verla. Más si le llevaba un poco de ramen casero. Resultó que él amaba su comida, y a ella le encantaba ese hecho.

Luego tal vez fuera a visitar a la chica de Iwa. Creía recordar que se llamaba Kurotsuchi. La pobre debía estar muy aburrida en su habitación de hospital. Los únicos que la visitaban eran Naruto y Fu, además de Tsunade y Shizune, obviamente.

Conociendo su suerte, estaba casi segura de que en un futuro cercano sería otra de sus hermanas esposas. Los ancianos y sus compinches no perderían la oportunidad de aliar la hoja con la roca mediante el casamiento del hokage y la nieta del tsuchikage. Bien podría empezar a instruir a la chica sobre las reglas básicas.


Hola, espero que os haya gustado el capítulo. Sé que puede parecer un capítulo de relleno, pero tiene su importancia. Como creo que ya habréis notado, aquí muestro muy claramente los pensamientos y sentimientos de Hinata con todo lo que ha estado pasando desde que Naruto se convirtió en hokage. Esto también es importante porque muestra el cómo va a ser la actitud de Hinata en el futuro, resignada pero decidida a hacer lo mejor para que Naruto sea feliz.

Comentarios a las reseñas:

grankpo99: gracias, hago mi mejor esfuerzo para no tener una escritura limpia. Lamento decir que tendrás que esperar, se mostrará como un flashback en un capítulo un poco más adelante. Gracias, me alegra que te esté gustando. También espero que esto aclare la visión de Hinata sobre todo el asunto de los matrimonios políticos.

Votaciones:

1º. Chica Uzumaki:

Tayuya: 5

OC: 0

2º. Chica de Konoha:

Yakumo Kurama: 2

Yugao Uzuki: 4

Hana Inuzuka: 2