Disclaimer: Todos los personajes y el universo de Naruto, le pertenecen a Masashi Kishimoto.
A fuego lento
"La expresión inglesa Slow fire se refiere al
proceso por el cual el papel de los libros se vuelve
quebradizo con el tiempo a causa de la acidificación. El ácido
procede del papel mismo, que contiene las semillas de su
propia destrucción en las fibras que lo forman.
Los personajes que estas a punto de conocer albergan algo en su
interior que los consume (la necesidad de venganza, de amor, de pasar página),
algo que ha estado ardiendo en sus entrañas durante años y años.
¿No nos pasa a todos?"
Paula Hawkins.
1. Pesadillas
Me miro los pies, noto como el pánico abandona de a poco mi cuerpo. Muevo los dedos agarrotados de mis manos, despacio, siento como seden. Enfoco la vista en las cosas de mi alrededor, por ahí esta la ventana, el perchero donde cuelga la bata blanca del hospital, el cobertor beige sobre mí, el retrato del equipo de 7 sobre mi mesita de noche y por allá la cuna donde Sarada duerme plácidamente.
No intento levantarme de inmediato, la especialista que estoy viendo dice que debo intentar recuperar la calma por completo antes de incorporarme. Las pesadillas son tan potentes que suelo despertar con los músculos doloridos y cansados y hemos llegado a la conclusión de que debo tomármelo con calma, por Sarada, pero también por mí, podría hacernos daño sin querer. Antes de comenzar el día debo recuperar la fuerza. Para eso tengo que concentrarme en cosas que son seguras, volver al presente, repasar el estado actual de las cosas; ella recomienda que comience recordando que la guerra acabó, que soy una gran kunoichi, que estoy a salvo y segura, con mi niña, en la casa donde me crie.
Suelo llevar el repaso un poco más allá, recuerdo que la aldea se encuentra prácticamente reconstruida, que los grupos remanentes de shinobis desertores son cada vez menos y mas inofensivos. Pienso en Naruto, Hinata y sus niños, en Tsunade, Ino, Sai, Yamato y Kakashi… Kakashi que ahora es el Hokage y me ha asegurado que esta cuidando de nosotros, estoy segura de que lo hace.
Sé que luego de la guerra las pesadillas son comunes, sin importar el tiempo que haya pasado, la especialista y los libros dicen que algunas personas nunca dejan de tenerlas por lo que he decido que debo aprender a vivir con ellas, aceptarlas, hacer este pequeño ritual y seguir con mi vida. De nuevo por Sarada, pero también por mí. Sin embargo, no le he dicho a la especialista que mis pesadillas no sólo son acerca de la guerra, no sólo sobre ver morir a las personas que quiero, perder a mis padres, no saber cómo esta Naruto o ver como casi se escapa la vida del cuerpo de Kakashi. No le he dicho que a menudo mis pesadillas son sobre Sasuke y el día que nos abandonó.
Suelo encontrarme en medio de la noche, oyendo el eco de sus pasos sobre el frio pasillo de su casa en la villa Uchiha. Me levanto y voy tras él descalza, pero jamás lo alcanzo, Sasuke mira hacia atrás solo cuando llega hasta la puerta corrediza y se marcha en silencio indiferente a mis súplicas y lágrimas. Cuando despierto sé que no es real, lo sé porque en su partida lo que menos hubo fue silencio, grité, lloré y supliqué, de rodillas inclinada sobre mi abultada panza de cinco meses, le amenacé, pero Sasuke continuó firme en su decisión y se marchó con una mochila cargada de culpas y egoísmo.
Después de eso comenzar el día se vuelve un poco más sencillo, me levanto con cuidado, activo mis articulaciones y una vez estoy bajo la regadera, dejo ir los últimos resquicios de las pesadillas, les digo adiós y les cierro la puerta por el resto del día. Sin embargo, la tristeza se queda, siempre se queda.
La rutina ayuda, las sonrisas de Sarada mucho más. Una vez estoy lista, la saco de su cuna y le doy de comer en silencio, no miramos y sonreímos, sus manitas me tocan la cara como si intentara memorizar mis facciones, me hace reír, la beso en las mejillas y le doy las gracias.
-¡Nos vamos!- digo.
El camino hasta la casa de Naruto y Hinata está lleno de árboles de cerezo en flor, Sarada camina con una firmeza que no deja de sorprenderme para su escaso año y medio de vida, y se adelanta algunos pasos para recoger flores rosas y traérmelas como regalo. Algunos sitios siguen a medio construir, pero me empeño en ver el vaso medio lleno, dentro de poco podremos borrar los vestigios físicos de la guerra en la aldea, las ausencias pesan, pero no tener que ver la destrucción día a día ayuda.
Al llegar Hinata nos recibe con una amplia sonrisa, oigo a Naruto gritando como un niño dentro de la casa, pero no tengo tiempo para entrar, Sarada me da un beso y corre tras Boruto que la llama con la mano desde el patio.
-Gracias- digo cuando Hinata me da un abrazo- No sé qué haría sin ti.
Ella solo responde:
-Somos familia- me besa en la mejilla y me deja marchar solo después de jurar y re-jurar que me encuentro bien.
Una vez en el hospital ya no tengo tiempo de pensar en las miradas llenas de preocupación que me lanza Hinata cada vez que la veo, tengo que concentrarme. Mi trabajo es, probablemente, el único lugar donde puedo desconectar del todo, me calzo la bata blanca y las penas y pesadillas quedan relegadas a una pequeña incomodidad que me hace sombra bajo los ojos. Mi cuerpo entra en modo automático, y mi mente se ocupa exclusivamente de lo que debe, no puedo permitirme distracciones en el hospital, podría costarme una vida y eso jamás me lo perdonaría.
El día transcurre tranquilo, la cirugía programada para la mañana es un éxito en el que solo me dedico a supervisar, a mitad del día Ino aparece con algunas carpetas bajo el brazo.
-Frentona- dice.
Las carpetas aterrizan en mi escritorio. Alcanzo a leer "pendientes", "citas" en las etiquetas hasta que encima del montón distingo un "urgente" con el sello de la oficina del Hokage.
-¿Qué es esto?- pregunto.
-No sé- responde Ino- Acaba de llegar- y añade, por último- Un Ambu corpulento de bonito cabello negro acaba de traerlo para ti.
Levanto la mirada y observo a Ino hacer muecas y enarcar las cejas en gesto burlón.
-Podrías pedirle a Kakashi que te lo asigne como guarda a ver si consigues llevártelo a la cama- se ríe, siento ganas de golpearla- seguro lo seduces con esa frente de marquesina.
-Cállate Inopuerca- respondo, pero estoy riendo.
Tenemos que bromear sobre mi soledad, la alternativa sería morirme de pena y no me apetece. En el fondo agradezco tener el horrible sentido del humor de Ino cerca, ya tengo demasiada gente que siente lástima por mi alrededor. Al final, Ino hace un gesto con su mano en mi dirección y desaparece por la puerta, no sin antes voltearse y repetirme que lo piense, y asegurar que el Ambu está "realmente bueno".
Me permito reír un poco más mientras rompo el sello del Hokage y abro la carta, la verdad es que no me haría mal salir con alguien de vez en cuando, no es algo que no me haya planteado, pero no me parece que una mujer de 21 años, sola, con un ex "complicado", una hija y un trabajo de tiempo completo le parezca un buen partido a alguien, y sobre todo, me resultaría difícil tener que explicar porqué me despierto gritando y cubierta de sudor en medio de la noche a la persona que acepte dormir conmigo. Prefiero esperar que la terapia haga efecto, de lo contrario me veré en la obligación de resignarme a una vida de soledad… y quizás le pida un par de perros prestados a Kakashi cuando Sarada crezca y me abandone.
La misiva es corta y precisa como siempre: Reunión, Oficina del Hokage 15.00
El estómago me da un vuelco pero la verdad es que la reuniones de este tipo son relativamente comunes, por lo general no se me debería incluir pero Kakashi y Tsunade insisten en que soy un miembro de vital importancia y que debo estar presente en todas las reuniones importantes en mi papel de Jefa del departamento Médico y "heroína de guerra", lo que me parece exagerado en todos los sentidos posibles pero lo cierto es que, después de mucho discutir, me he habituado a asistir a esas largas jornadas de discusión y hasta a participar activamente de ellas.
Miro el reloj y calculo que tengo dos horas hasta que comience la reunión y no he almorzado. Subo corriendo las escaleras hasta la oficina de Tsunade y descubro que no está allí. Supongo que debe haber salido a comer algo o estar apostando en secreto por ahí, algo en mi interior se alarma, pero elijo ignorarlo. Busco a Ino para encomendarle algunas tareas y atenciones a las que tendré que ausentarme y luego me siento a comer un tazón de ramen desabrido en el casino del hospital.
De camino a la oficina del Hokage paso por Ichiraku y Naruto surge de entre una pila de platos vacíos, me saluda a lo lejos y se acerca corriendo para salvar el resto del camino conmigo. Habla a trompicones y con el ceño fruncido, parece preocupado.
-Entonces ¿no sabes porqué nos han llamado?- pregunta, serio. Aunque se rasca el cabello rubio de una manera que le da un aire infantil y tengo que recordarme que ya no es un niño, sino un padre de familia y el próximo Hokage.
-Si tu no lo sabes…- digo, mirándolo de reojo- Eres tu el que se pasa todo el día aprendiendo como ser un Hokage, supuse que dispondrías de más información.
-Pues no- dice- No he visto a Kakashi en días, y ahora de la nada Shikamaru nos manda a buscar, es raro ¿No crees?
Claro que es raro, pero no le digo nada, simplemente aprieto el paso y me dedico a suprimir la oleada de angustia que me nace del pecho. La vocecita de mi cabeza intenta desatarse, pero la obligo a callar y abro la puerta del edificio de un manotazo arrastrando a Naruto adentro conmigo. Me siento irritada con él, por haberme preocupado en un día tan tranquilo, sé que la culpa no es suya y ruego internamente que ambos estemos exagerando la situación, pero la alarma de peligro se ha disparado en mi cabeza y ya no puedo hacer nada al respecto.
No somos lo primeros en llegar, aunque estoy segura de que lo hacemos a la hora correcta. Dentro veo a Tsunade, Shikamaru, Sai, Yamato, Shizune, algunos ancianos y varios Ambus. Sin embargo, lo que llama nuestra atención de inmediato es Kakashi sentado en la silla, tras el escritorio de Hokage, completamente herido.
Naruto y yo corremos en su dirección apartando a todo el mundo. Soy vagamente consciente de que debemos parecer posesos pero el aspecto de Kakashi es realmente malo y nadie parece hacer nada por ayudarlo. Doy la vuelta al escritorio y tomo su rostro entre mis manos. Kakashi susurra un saludo, pero incluso su voz que oye débil. Naruto lo interroga mientras yo concentro el Chakra en mis manos para comenzar a sanarlo.
Kakashi me detiene con gentileza y nos pide que tomemos nuestros puestos en la reunión. Me separo de su lado con reticencia, a Naruto le cuesta incluso más que a mi dejar de acribillarlo con preguntas, pero al final nos ubicamos en las sillas libres a un lado de Sai y guardamos un expectante silencio.
Mientras Shikamaru se encarga de iniciar la reunión y explicar lo sucedido siento como me hundo cada vez más en mi lugar. Kakashi a estado de misión, algunas visitas protocolares a otras aldeas que debían realizarse sin falta se vieron interrumpidas por un grupo de ninjas que al parecer pertenecen a fuerzas remanentes de grupos enemigos aun activos. El grupo con el que viajaba Kakashi fue atacado de una forma que a todas luces indica ser premeditada y aunque los enemigos fueron vencidos, no se obtuvo más información acerca de su verdadero objetivo. Trago fuerte intentando calmarme, sé que los grupos remanentes no han sido disueltos del todo y sabemos que este tipo de ataques pueden producirse, sin embargo, mi mano derecha busca con desesperación hasta que encuentra la tibia mano de Naruto que la envuelve con firmeza.
Yámato que a juzgar por su estado también iba en la comitiva pide la palabra. Noto que le cuesta ponerse de pie por lo que Kakashi le hace una seña para que permanezca sentado.
-A mi parecer- dice- los ninjas enemigos tenían un objetivo claro, en un principio incluso ignoraron a quienes íbamos a la cabeza de la comitiva y cayeron sobre nosotros solo cuando el Hokage apareció en el grupo.
-Me parece un poco apresurado asegurar que el Hokage sea el objetivo del grupo en cuestión- le interrumpe un anciano del que no recuerdo el nombre y siento como una rabia sorda arde en mi estómago.
-De todos modos- insiste Yamato- fue el Hokage quien se llevó la mayor parte de los ataques y las heridas más severas, no quiero especular, simplemente señalo los hechos.
Sin siquiera pensarlo asiento en su dirección y noto que Naruto y Sai me imitan. Un par de Ambus reportan lo sucedido durante y después del ataque. Me pregunto por qué no lo hace Kakashi hasta que nos cuentan como lo transportaron inconsciente hasta la aldea. Los dedos de Naruto aprietan fuerte los míos y me obligo a respirar profundo para pensar con claridad. Hago un recuento: La comitiva de Kakashi que salió en un simple viaje de visitas protocolares fue atacado de forma organizada, al parecer su objetivo era él, y tuvieron que transportarlo inconsciente a la aldea. Debe haber pasado la noche en el hospital y nadie tuvo la cortesía de avisarnos a mi ni a Naruto lo ocurrido. Pero sobre todo a nadie le pareció importante informarme ¡a mí! Que debería estar al tanto de todo lo que ocurre en el maldito hospital que dirijo.
No se qué cara debo tener, pero Tsunade se apresura a explicarme que ella misma se encargó de atender a Kakashi cuando lo trajeron y que fue ella y luego Kakashi, cuando recuperó la conciencia, quienes dieron ordenes expresas de que no se me molestara durante la noche.
-Aun así, alguien pudo informarme durante la mañana- digo cerrando el puño de la mano libre. Naruto asiente ofendido a mi lado.
-Lo mismo digo- añade.
Pero lo cierto es que siento extrañamente personal la falta, siento ganas de golpear la mesa con el puño y acusarlos a todos de negligentes. Gracias al cielo a última hora me cae algo de razón encima y me detengo, cierro la boca y como todos dirijo mi mirada hacia Kakashi, que se limita a hacer un gesto con la cabeza en dirección a Shikamaru.
-La cuestión ahora es tomar medidas al respecto de estos grupos remanentes y encontrar soluciones- dice. Y deja la palabra abierta para quien quiera tomarla.
La discusión dura algo más de una hora, se decide que saldrán grupos de Ambus que mantendrán la aldea protegida y harán guardias por turnos. Otros grupos de ninjas saldrán en misiones más largas, barrerán los alrededores de la aldea y mensajeros llevarán la noticia a las aldeas cercanas. Sai y Naruto se ofrecen en el acto y mi estómago se vuelve cada vez más pequeño.
-Tu no- le digo a Naruto, pero en sus ojos veo la decisión tomada y me resigno en silencio.
Quisiera poder ofrecerme a ir con ellos, pero no puedo dejar mi puesto en el hospital por tantos días y sobre todo no puedo dejar a Sarada, Para Naruto y Sai es diferente, aunque sé que les duele separarse de sus niños, pueden ofrecerse sin dudarlo porque tienen a Hinata e Ino, yo no tengo nadie.
Después de un par de medidas más, todo queda zanjado. Sin embargo, a mí me parece que hay un asunto de vital importancia que no hemos tocado. Pido la palabra, esta vez me aseguro de estar tranquila y dentro de mis cabales para no parecer una loca de cuadra y restarle importancia a lo que voy a decir, sé que necesito tacto porque Kakashi va a oponerse con todas sus fuerzas. Necesito aliados, tantos que ni siquiera la palabra del Hokage pueda callarlos.
-Creo que, aunque no sabemos cual es el objetivo específico de estos ninjas rebeldes, si sabemos con certeza que la seguridad de nuestro Hokage esta en riesgo- digo aparentando toda la tranquilidad posible.
De milagro no me atraganto ni se me enredan las palabras al hablar, siento el corazón en la garganta y antes de seguir, también noto, por la mirada que me echa Kakashi, que ya sabe a donde quiero llegar y se propone rebatirlo haciendo acopio de todo el poder que tiene. De todas formas, sigo adelante, sin mirarlo a la cara, hablando a los demás miembros del consejo, buscando convencerlos de que llevo razón.
-Por esto propongo como última medida, que la seguridad del Hokage sea considerada una prioridad y no se le permita abandonar la aldea ni participar en misiones hasta que la situación esté controlada.
Se produce un corto pero denso silencio cuando dejo de hablar. Veo de reojo que Kakashi se revuelve en su silla incomodo, intenta ponerse de pie para oponerse, pero Shikamaru se le adelanta y apoya mi moción sin dirigirle la mirada. Entonces Naruto, Sai, Tsunade y todos los presentes, uno por uno, me dan el favor y Kakashi se ve obligado a guardar silencio. Asiente visiblemente enojado y me clava los ojos encima con una fuerza que prácticamente siento como me atraviesa el cuerpo.
Al final de la reunión la jaqueca me taladra el cerebro, pretendo escabullirme con los demás, tan rápido como puedo, pero Kakashi me llama desde su escritorio utilizando la voz de Hokage. Me detengo en seco, Naruto hace el amague de quedarse a mi lado, pero Kakashi lo despacha sin piedad.
-Que problemático- dice Shikamaru al pasar por mi lado- de todas formas, hiciste lo correcto.
Interpreto que en realidad intenta decir "suerte", luego se va y me quedo sola con una versión furiosa y mal herida del Sexto Hokage. No dice nada, me acerco a su escritorio con paso decidido, dispuesta a discutir con él y ganar punto a punto, refugiada en la maravillosa certeza de que, en realidad, diga lo que diga, la decisión ya fue tomada y no hay nada que hacer.
Kakashi hace el amago de ponerse de pie, pero de inmediato se deja caer en el asiento haciendo presión sobre sus costillas. Deshago mi mascara de seguridad y corro alrededor del escritorio para ayudarle. Concentro Chakra en mis manos y las apoyo en su torso, tiene varias costillas rotas y es lo bastante estúpido como para estar sentado allí y no acostado en una cama del hospital. Lo regaño durante media hora sin descanso mientras hago lo que puedo con sus múltiples heridas, trabajo duro y me muevo de aquí para allá sin parar. Cuando termino, él se ve mejor y yo me siento agotada pero más tranquila de ver aquel rubor saludable en sus mejillas. Le permito enderezarse en su lugar y permito también que atrape mi rostro entre sus manos.
Ahora es el quien mi analiza con gesto severo, examina mis ojeras y se asoma para observar dentro de mis ojos, finjo una sonrisa para tranquilizarle, pero no logro engañarlo, Kakashi puede leerme como un libro abierto.
-¿Cómo estás?- pregunta. Su voz se oye ronca después de pasar tanto tiempo en silencio.
Siento el impulso de responderle "bien y tú, que me cuentas" pero entiendo que estaría completamente fuera de lugar por lo que me limito a observarle en silencio. Preferiría que hablásemos de lo contingente, que me regañara por haberlo traicionado y condenado a ser prisionero en su propia aldea. Pero no lo hace. Nos quedamos así, detenemos el tiempo uno frente al otro, con los rostros tan cerca que nos vemos en la obligación de respirar el aire del otro.
Lo miro con decisión a los ojos, no quiero dar mi brazo a torcer, pero comienzo a llorar. Su mirada se suaviza y me acerco buscando refugio en su pecho. Sus brazos me reciben y se cierran por detrás de mi espalda, oigo su respiración un poco forzada seguramente producto del dolor, oigo su corazón palpitando tranquilo y siento como mi corazón roto intenta imitar su ritmo. Confió en este hombre, la vida me ha enseñado una y otra vez que puedo hacerlo, puedo abrirme con él, permitirme ser débil frente a él, buscar refugio a su lado.
Es triste, pero creo que el grupo 7, el original, estaba destinado a encontrarse. Al principio yo no lograba acomodarme, pero ahora soy uno de ellos; huérfanos y solos. Estábamos destinados a ser la única familia de los demás. Pienso en Naruto, en la hermosa familia que ha iniciado con Hinata y lo mucho que se lo merecen, pienso es Sasuke y la familia que inició conmigo y decidió abandonar, pienso en Kakashi y como jamás buscó iniciar una familia. Nos tenemos el uno al otro y pongo todo mi agradecimiento en aquel abrazo.
-¿Has hablado con Naruto sobre esto?- pregunta después de un rato, cuando por fin consigo dejar de sollozar como una tonta en su pecho.
Niego con la cabeza. He intentado hablar con Naruto, pero no puedo, él y Hinata ya hacen demasiado por mí, cuidando a Sarada durante el día, no puedo poner sobre sus hombros otra preocupación más. La verdad es que ni siquiera recuerdo cómo fue que terminé contándoselo a Kakashi, en lo que a mi respecta de un día para otro estaba enterado y ya, tengo el vago recuerdo de estar llorando como una loca en sus brazos y luego hablar, hablar y hablar como si la vida se me fuese en ello.
Desde entonces le he permitido cuidar de mí, a su manera, fingiendo no saber y no hacer nada al respecto cuando en realidad no me quita el ojo de encima.
-Vamos a tener que buscarte un pasatiempo- dice y le agradezco en silencio que no insista con lo de Naruto.
Me separo un poco de su cuerpo y me permito sonreír.
-Qué, ¿cómo tus Icha Icha?
Veo como rueda los ojos y sonríe bajo la máscara.
-Si los quieres…- dice- los puedes tener, pero no creo que sean de tu gusto.
Me aparto de él por completo y rodeo el escritorio, entiendo que el momento emotivo a pasado y debo volver a ser fuerte frente al mundo.
-Podrías volver a entrenar- sugiere cuando voy llegando a la puerta- Podríamos entrenar juntos.
Me detengo y le observo por sobre mi hombro, se ve tan maltrecho que me entran ganas de reír, entiendo que no conozca otra forma de pasar el tiempo, leer o entrenar, que ese es todo su espectro de entretenciones, pero de todas formas parece muy fuera de lugar su sugerencia.
-Tu no vas a entrenar con nadie en ese estado- digo. Estoy por rechazar la idea por completo, pero en el último momento me lo pienso mejor y añado- Yo por otra parte, podría empezar sola.
-Excelente- dice hablándole a mi espalda- empiezas mañana, yo cuidaré de Sarada.
Abro la boca para protestar, pero entonces añade.
-Son órdenes del Hokage.
Me voy de allí sintiendo una mezcla extraña de alivio y molestia. . Entre mi trabajo y los cuidados de Sarada llevo un siglo sin poder dar un buen puñetazo con todas mis fuerzas y sé que moverme, golpear cosas y utilizar mi chakra para algo más que sanar personas es precisamente lo que necesito, pero por otra parte sé que Kakashi me obliga a seguir sus órdenes para fastidiarme. Al final resulta que si ha decidido vengarse de mi pequeña traición.
Nota.
Hola a todes, después de mucho tiempo vuelvo a escribir y aparecer por estos lados.
Nunca había escrito sobre esta pareja (sé que es muy polémica por la diferencia de edad, y me hago cargo de eso) voy a tratar esto con mucho cuidado y respeto, pero también sé que si alguien decide leer este fic, será porque ama esta pareja como yo, y esta dispueste a chillar conmigo pase lo que pase.
Soy una de las tantas personas que no esta conforme con lo que hicieron con la vida de Sakura, es uno de los personajes que mejor evoluciona en la historia y no puedo perdonar que la hayan transformado en alguien que esta en su casa, esperando que a su marido se le ocurra volver cada tantos años... por lo que hago uso de esta hermosa plataforma para cambiarlo todo y sanar un poquito mi frustración.
De Kakashi qué puedo decir, que lo amo, y es el marido de todas.
Espero que esta historia llegue a personas que quieran disfrutar conmigo y amen esta pareja como yo, o que les gusta un poco y quieren ver que pasa! tengo la intención de que sean varios capítulos, 10 talvez, supongo que el tiempo lo dirá, pretendo actualizar regularmente y deseo de todo corazón que les guste mucho.
Cariños y besos!
