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N/A 1: K.O.F y sus personajes son propiedad de SNK.
N/A 2: Imaginen a los personajes con los rostros y anatomías de "The King of Fighters for Girls".
N/A 3: Esta historia será muy breve, pero la escribiré con cariño. Eso si no me encariño con Yuki de más.
La noche cerraba con broche de oro una vez B.O.F. terminaba con la última canción que tenía para presentar en aquella noche tan especial.
Los aplausos y chiflidos no se hicieron esperar cuando Kyo terminó la canción con aquel solo de guitarra melancólico que hacia suspirar a todas las chicas que lo escuchaban tocar, en especial a una castaña muy querida por él.
Los integrantes fueron bajando del escenario uno a uno, siendo ovacionados en el proceso, a media que el anfitrión misterioso —quien usaba una muy peculiar máscara de plata sin expresión alguna y una vestimenta formal del imperio mesopotámico— tomaba el micrófono para hacer un anuncio. Esperó a que todos sus presentes tomaran asiento, haciendo una reverencia en el proceso.
—Damas y caballeros, agradezco enormemente su presencia y saber que el torneo anual del The King of Fighters: Survivor siga manteniendo su reputación a pesar del pasar de los años y de ciertas diferencias con los patrocinadores oficiales. Hemos tenido grandes batallas y vaya que muy emocionantes. —dijo, con su mano hecha un puño. —Y es por eso que me honra brindar por el actual campeón de este torneo. Kyo Kusanagi… de pie por favor. —
Los invitados aplaudieron levemente cuando el anfitrión lo anunció. El castaño se puso de pie con un poco de pena. Kusanagi tomó la mano de su novia —quien estaba a su lado— y mantuvo un semblante sereno.
—Has hecho honor a tu linaje. —empezó a hablar, a medida que levantaba su copa de vino. —Tu fuerza y poder no se pueden comparar con la de ningún otro peleador. No cabe duda del por qué eres el héroe por excelencia. Muchas felicidades. ¡Kanpai! —
—Kanpai. —
—¡KANPAI! —gritaron los demás presentes, procediendo a beber de sus copas.
De pronto la música en vivo empezó a sonar desde el fondo de la enorme mansión donde se estaban hospedando todos hacía más de cinco días. Para el misterioso anfitrión, todo debía salir perfectamente bien, y eso incluía que sus participantes se relajaran una semana pasando los octavos de final del torneo para que se mantuvieran más frescos y relajados; puesto que los torneos "Survivor" no eran patrocinados por empresas o marcas influyentes, sino por externos interesados en la fuerza y destreza de los demás y quienes tenían el dinero y las facilidades para realizarlo.
Yagami apretó sus manos con frustración, demostrando odio ante la situación. Acto seguido se levantó de la mesa, empujando a algunos mozos e invitados externos de la fiesta, dirigiéndose a las escaleras. Sin saberlo, una mirada femenina lo observó desde la distancia.
—Te deseo de todo corazón la mejor de las suertes en las eliminatorias, amiga. Disculpa. —sonrió Athena, mientras tomaba del brazo a su amiga Mai.
La chica se fue alejando a paso un poco veloz, sonriendo cortésmente a las personas que intentaban iniciar plática con ella para evadirlas con educación. Observó cómo el pelirrojo subía con pasos pesados. Sonrió relajadamente con los ojos entrecerrados. Sin embargo, no quería levantar sospechas, así que decidió esperar un poco.
—¡Athena! ¡Vamos a bailar! —sugirió su amigo psíquico, a lo cual ella aceptó con gusto.
Arriba. Iori entró en su habitación asignada y cerró con botón, usando también la pequeña cadena que unía el marco de la puerta con la misma. No quería que ningún intruso lo molestara. Pronto, se desvistió y entró a la regadera para tomar una ducha.
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Había transcurrido más de media hora desde el anuncio del anfitrión.
Paseándose por los hermosos jardines colgantes —inspirados en los jardines colgantes de Babilona—, la pareja caminaba tranquilamente tomada de la mano, observando la impresionante arquitectura con la que estaban compuestos los jardines, sin duda era un deleite observar la belleza y percibir la paz que transmitía aquel lugar. Pasado un rato, se sentaron en una banca sin decirse nada. Yuki reposó su cabeza en el hombro de su compañero y suspiró gratamente, el castaño pudo notar un estado anímico estable por parte de su novia. Metió su mano en el bolsillo y pudo sentir la pequeña caja que contenía un hermoso anillo de compromiso, elaborado a base de oro y diamante.
Kyo sudó una gotita y tragó con fuerza, sintiendo como si su corazón se le fuera a salir del pecho. No sabía cómo hacer la propuesta a su amada sin echar a perder aquel momento mágico. Tan perdido estaba en sus pensamientos que no se dio cuenta cuando Kushinada puso una pista de música clásica en su celular y ya le estaba extendiendo la mano para invitarlo a bailar al centro del jardín sin ser juzgados por nadie.
Kusanagi parpadeó un par de veces sin despegar la mirada de ella, un brillo sin igual adornaba la cara de Yuki. Su tierna sonrisa lo hipnotizó; jamás creyó sentirse tan nervioso como lo estaba ahora. Así que sin más, la tomó de la mano y ella tiró de él, acercándolo bruscamente a su cuerpo esbelto. El hombre rio entre dientes por la osada acción y colocó sus manos en la cintura femenina, dando inicio al baile.
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En la fiesta todo el mundo se divertía, bailaban, tomaban tragos, contaban chistes e inclusive hicieron competencias para ver quién era el que podía comer más bocadillos sin parar, por supuesto, Terry era quien llevaba la delantera.
Un par de mozos se hicieron presentes en el gran salón, cargando un enorme cuadro entre sus manos. Con cuidado lo colocaron de modo que quedara empotrado en los clavos de la pared. Los presentes se fueron acercando para observar más a detalle. En el cuadro se mostraban los emparejamientos de los octavos de final que se llevarían a cabo y contra quienes pelearían en caso de avanzar de ronda.
Uno pudiera pensar que los combates estaban arreglados para que en la final se enfrentaran Iori vs Kyo y vaya que eso era lo más esperado por todos, pero aun así los demás no podían creer el camino tan ortodoxo que tenían que recorrer para poder avanzar y contra quienes se enfrentarían. Tras prestar atención por un breve tiempo más al cuadro, siguieron disfrutando de la fiesta.
El hombre encargado del evento nocturno observaba desde lo alto de su silla, justo en la cúspide de la mansión a la vista de todos, su área de reposo apenas estaba conformada por un pequeño perímetro que le permitía moverse pocos pasos para no caer el vacío y, a pesar de que no mostraba su cara, se le podía notar satisfecho con su celebración.
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Iori seguía sentado en aquella silla, cubierto únicamente por la bata de seda para dormir color vino. Mantenía parte de su mano cubriendo su boca, mientras se tocaba la nariz con la punta del índice que mantenía en movimiento. Su semblante no era del todo grato. El último enfrentamiento Survivor no tuvo que haber acabado de esa manera que incluso se atrevía a pensar que el propio Kyo lo sabía.
—No deberías estar aquí. —comentó con frialdad, pero sin girarse.
Athena, quien mantenía sus manos juntas detrás de sus caderas, empezó a mover su torso de derecha a izquierda sin desaparecer su sonrisa relajada.
—Esperaba que me ayudaras a dormir. Además… eso no fue lo que dijiste la noche anterior. —comentó entre risitas.
Él resopló con fastidio.
—Cometí un error la noche anterior. Largo de aquí. —
La niña caminó coquetamente sin quitar sus manos de su posición, quedando detrás de la silla del pelirrojo. El joven pudo oler su tentador aroma a vainilla.
—¿Y la anterior? ¿Y la anterior? —
Empezó a consumir su poca paciencia. ¿Quién carajo se creía esa adolescente para incluso osar en la intimidad de su habitación asignada? Tragó con molestia, sabía muy bien el motivo por el cual ella estaba ahí.
—He cometido muchos errores estúpidos. Incluyendo dejar con vida a ese imbécil de Kyo. —
—Mjmm. —murmuró con una sonrisa.
La psíquica colocó sus manos lentamente en los hombros ajenos. Al sentir el suave contacto físico, Yagami quiso apartarse pero ella ejerció más presión en él y no lo dejó levantar. A pesar de que leer los pensamientos de las otras personas resultaba demasiado agotador, —incluso si fuera por pocos segundos— resultaba demasiado útil para apaciguar o ayudar en ciertos casos, y claro que con Iori lo usaba a conveniencia.
—"Que no se le ocurra quitarme la tensión de los hombros. Eso me jodería." —pensó.
Athena apretó sus labios con un semblante de victoria y empezó a masajear los hombros del pelirrojo, sabía que él no podría resistirse a ese trato. Como si lo hubiesen hechizado, Iori se quedó estático y jadeó con pesadez. La mujer sonrió aún más y continuó con el masaje por un par de minutos más. Él gruñía, pero ciertamente era por el delicioso trabajo que ella estaba haciendo en sus músculos. Tanto fue el alivio que el hombre sentía en esos momentos que no pudo evitar ladear su cabeza y rozar su cara con el brazo de la psíquica.
Luego de unos segundos, la ídol se remojó la boca con su lengua; se inclinó un poco y le depositó un suave beso en la mejilla, dejándole una leve marca en ella.
—¿Quieres que me vaya? —le musitó seductoramente, haciendo que sus labios rozaran con la oreja a propósito.
El hombre cerró sus ojos con furia y se levantó poco a poco. Al darse la vuelta la contempló en un hermoso vestido blanco muy al estilo griego. El cabello de la niña estaba sujeto por dos coletas, una encima de la otra, dejando su mechón de cabello caer por su ojo izquierdo, peinado clásico de las mujeres de Grecia, el lápiz labial rosado contrastaba muy bien con su leve maquillaje, siendo sus ojos adornados por un tenue delineado.
Yagami se acercó demasiado a su cuerpo y se deshizo de la bata de noche que usaba. Al instante, Asamiya ahogó un gemido y lo miró de abajo hacia arriba con la boca semi-abierta. Empezó a acariciar de manera aprovechada el pecho y los brazos ajenos mientras que con su dedo índice recorría la boca de su amante y jalaba su labio con sus dedos. Ninguno de los dos estaba saliendo con alguien, por ende, no sentían culpa de tener que rendir cuentas a un tercero en caso de que se descubriera que habían hecho el amor tantas veces atrás.
Ella se corrió los arcos de su vestido el cual cayó al momento, quedando únicamente con sus bragas, rápidamente se cubrió sus senos con los antebrazos, tratando de mostrar una pizca de pudor. Iori la tomó fuertemente de ambas mejillas y ambos se dieron un apasionado beso en el cual sus lenguas chocaron con violencia. La niña gimió con deleite al sentirse violada por la boca, apretó con fuerza el trasero de su compañero sexual y atrajo su cuerpo al de ella, sintiendo el miembro de él cerca de su feminidad.
Así pues, empezaron a devorarse a besos y a apretar con lujuria las curvas del otro, para ver quién era el que hacía gemir más de placer al otro, mientras iban directamente hacia la cama.
