Espero todos se encuentren muy bien. Les traigo un pequeño proyecto el cual había pensando traerlo un poco más tarde de lo esperado, pero finalmente he decidido llevarlo a cabo en estos momentos como una especie de terapia personal, espero sea de su agrado.

Hazbin Hotel y todos sus personajes no me pertenecen, simplemente la trama de esta humilde historia es de mi propiedad.


"Correspondencia Infernal"

Había pasado cerca de una semana desde que Niffty, Husk y Alastor se habían incorporado como parte del staff del Happy Hotel o cómo sorpresivamente Alastor había renombrado, como el Hazbin Hotel. Era algo que a Charlie no le importaba realmente, "Happy" "Hazbin" mientras el demonio radio la ayudara con su propósito el nombre era un precio demasiado bajo, casi como un chiste. Aunque realmente no estaba segura en que podría tener trabajando a Alastor. Debía de ser algo en lo que su ayuda fuera bien recibida, y de preferencia que no tuviera que ver con mantenerse cerca de Vaggie, esos dos no parecían llevarse bien o bueno, Alastor era demasiado impetuoso con lo de respetar el espacio de los demás y su novia, bueno, ella era como era y el demonio radio debía de respetar eso.

Sea como fuese esos últimos días Alastor había demostrado un poco de las capacidades que poseía. No sólo había traído a Niffty, quien aparentemente disfrutaba de remover las cosas y darles un toque más "femenino", también había soltado a un par de sus sombras para que le ayudaran a la pequeña pelirroja a volver a levantar de los escombros mugrientos el hotel y ponerlo lo más presentable posible para los futuros huéspedes, si es que iban a tenerlos. Desde el fiasco de la publicidad con el noticiero ningún demonio o creatura había ido a registrarse y no era que antes estuviera a reventar de huéspedes, pero por lo menos se acercaban a husmear debes en cuando y quien sabe, a lo mejor podían tener interés en lo que hacían si la curiosidad les ganaba lo suficiente, pero ahora los demonios que pasaban delante del hotel se reían a carcajadas desde el lado contrario de la calle.

—¡Querida! ¡¿Por qué esa cara tan larga?! Es muy temprano para estar desanimada… ¡HAHA! —el sonido de su nuevo socio había cortado el hilo de preocupaciones de Charlie. Era curioso que un demonio como Alastor el cual ostentaba el título de Overlord, siempre estuviera tan de buen humor o algo parecido. En ocasiones a la rubia le daba por pensar que cosas se le pasarían a su socio por la cabeza para mantener esa sonrisa en su rostro— ¿Tengo algo en la cara, querida?

—No, nada. Simplemente estaba pensando que no hemos tenido ningún nuevo inquilino además de Angel Dust, y bueno, aunque debo admitir que desde que abriste el bar él se mantiene más tiempo dentro del hotel. Él aún no ha dado resultados o mejorías sobre su comportamiento—habló un poco derrotada la rubia.

Alastor sonrío dejando ver su dentadura afilada de lado a lado. Se acerco a su anfitriona y la tomo desde su hombro haciéndola caminar a la par de él.

—Charlotte querida, las almas putrefactas necesitan su tiempo para que hagan lo que sea que pienses que pueden hacer con eso de la redención, después de todo, ¡necesitaron una vida entera para venir a este lugar de muerte! ¡HAHA! —Charlie por poco deja escapar una risa ante el comentario algo sombrío de su socio. Tenía razón de una forma graciosa. Toda una vida malgastada, desafortunada y llena de malas decisiones habían arrastrado hasta ese punto a sus súbditos, por lo que redimir sus almas podría tomar la misma cantidad de tiempo o inclusive más— y no es que me importe a decir verdad si lo logran o no, pero ¿Cómo piensa mi hermosa demonio belle hacer eso?

—Bueno, se me estaba ocurriendo impartir una especie de taller o asesorías. Lo primero sería averiguar que es de lo que más se arrepienten y luego trabajar sobre de eso. Quizá algo de terapia que los ayude a asimilar su situación de manera diferente.

—¡HAHA! ¡Oh querida! Estás hablando de sucios pecadores que terminaron en el infierno, como la triste y patética basura que fueron en vida, ellos no se arrepienten de nada—corrigió entre risas el demonio ciervo.

—Tal vez tengas razón, pero por algún lado debo comenzar, ¿no es así? —pregunto entusiasmada la chica mirando a su acompañante a los ojos.

Alastor podía ser muchas cosas, entre ellas un asesino, inclusive y sin exagerar un genocida en extremo peligroso, pero nunca se rebajaría a derrumbar de su nube y arcoíris a su socia, no cuando ella podía fracasar por cuenta propia y volver todavía más apetecible ese fracaso. Deleitarse con el fracaso ajeno, era algo que simplemente le elevaba el humor al demonio ciervo.

—Eres un terrón de azúcar querida, si llegas a tener éxito me sentiré alagado de presenciar tus logros en primera fila, mientras tanto, disfrutare ver escalar la pendiente por segunda vez a ese mar de alimañas ¡HAHA!

Charlie negó con la cabeza un poco risueña, Alastor era simplemente Alastor.

Ambos llegaron hasta el lobby del hotel en dónde Husk ya se encontraba presente desde su lado de la barra. El demonio felino se encontraba bebiendo de su dichosa botella que parecía no tener fondo, mientras limpiaba algunas cosas y colocaba en su lugar otras. Alastor se alejó de su anfitriona yendo directamente a saludar a su camarada, este mismo tan solo al ver que su invocador se acercaba, endureció el ceño mientras bufaba algo entre dientes.

Charlie miro con más detenimiento el lobby. Parecía uno totalmente diferente al de hace una semana, se veía limpio y ordenado, lo que le daba un aspecto más amplio y lujoso. Realmente debía volver a agradecer a la pequeña ciclope por todos sus esfuerzos para restaurar el edificio, parecía increíble que apenas hace unos días ese salón parecía caerse a pedazos como si se tratara de un almacén viejo y descuidado, aunque en realidad, si que lo fue en su momento.

Algunas veces se le daba por pensar, que sus padres le habían prestado ese lugar y no otro, para simplemente ponerle alguna prueba extra y ver que tan capaz era ella de lograr su cometido, eso o que simplemente la querían lo más alejada del resto de los negocios familiares para que no diera una mala impresión y poner en juicio el nombre de su padre. Pero por todos los infiernos, se trataba de ¡Lucifer! El Angel caído… Y bueno… ella era la manzana que había caído lejos de la sombra del árbol, si a alguien debían juzgar sería a ella, no a su padre.

—Charlie…—la rubia giró a su derecha reconociendo a la poseedora de esa voz. Sonrío en el momento justo en que hizo contacto visual con su novia. Vaggie la miraba desde el corredor del lobby algo alejada del resto de integrantes del hotel—a que no vas a creer de quien recibimos correspondencia hoy—dijo emocionada la demonio polilla cargando entre sus manos algunos sobres. Su atención incremento cuando se dio cuenta que uno poseía una manzana dorada como sello, el símbolo de su familia. El símbolo de los Magne.

Ambas se alejaron un poco del bullicio del lobby quedándose en el corredor por el que había entrado la demonio de cabellos blancos. Esta le tendió el sobre a su novia para que fuera ella la primera en enterarse del contenido de la correspondencia. Ambas contuvieron el aliento unos segundos, mientras, Charlie rasgaba por un lado el sobre para sacar la carta dentro de él. Se detuvo unos momentos antes de comenzar a leer. Cerro los ojos mientras la desdoblaba, y cuando los abrió:

Manzanita

Se que debes estar muy ocupada con todo el asunto de hotel y las posibles complicaciones que pudieras tener después de tu "presentación" en televisión. Sin embargo, solicito tu presencia en la cena conmemorativa tras el extermino anual como es costumbre. Tu madre piensa que realmente puede ayudarte el estar aquí presente y el poder estrechar alguna que otra amistad con algún demonio importante para impulsar tu "proyecto". Recuerda que te amamos mi amada Charlotte y espero contar con tu presencia en la velada.

Te ama. Tu padre.

Charlie, tras leer la carta de su padre tomó a Vaggie por la espalda en un eufórico abrazo. ¡Su padre no la odiaba! No había rastro de eso o de que estuviera apenado por su fracaso en televisión, inclusive estaba de acuerdo con su presencia en la velada anual del exterminio, aunado con la idea de su madre de ganarse la ayuda de otros socios por medio de sus conexiones, claro, tendría que ganárselos a su manera, pero el riesgo no era ni de cerca comprable a las ganancias que pudiera obtener.

La chica polilla correspondió animadamente el abrazo de su novia. No siempre podía hacer que la sonrisa de su chica durase tanto tiempo, sin que algún contratiempo se le presentara. Sí, podía ser infantil y hasta un poco soñadora, pero realmente no conocía a alguien como Charlie en todo el infierno que se preocupara de verdad por una causa tan noble como lo hacía ella, y eso de por si ya era una gran responsabilidad.

—¿Qué las tiene tan contentas nenas? —Angel había aparecido delante de ellas al final del pasillo mirándolas con detenimiento— a la plana ya le están creciendo las tetas o ¿qué? —Vaggie lo miró enojada por el comentario mientras se deshacía del abrazo de Charlie para ir a darle un golpe al demonio araña, pero fue detenida apenas comenzó a andar por la rubia, quien la jalo un poco de sus hombros para que no se le fuera encima a su único huésped.

—¡Buenos días Angel! ¿Qué tal estuvo el desayuno? —pregunto Charlie cambiando de tema rápidamente.

—¡Una puta delicia! La enana roja es una maldita bruja de la cocina, no sé qué mierda acabo de comer, pero es lo mejor que he probado en años—dijo el demonio araña recordando el plato de váyase uno a saber qué fue lo que le puso delante la ciclope, pero a juzgar por su expresión de satisfacción, realmente le había gustado.

—¡La pequeña Niffty siempre es una sorpresa!, alguna vez la deje cuidando a uno de mis invitados, y cuando regrese la pequeña traviesa me había hecho un estofado de lo más ¡DE-LI-CIOSO! ¡HAHA! —Alastor se había acercado a ver que mantenía tan entretenidas a las chicas— ¿Correspondencia? Quizá alguna carta para su servidor, ¿queridas?… —dijo aproximándose a Vaggie quien rodo los ojos con hastió mientras le entregaba un sobre perfumado y el sello de una rosa— ¡Tú siempre un encanto! Muchas gracias Vagatha— el demonio radio hizo una reverencia y comenzó a andar en dirección a los jardines del hotel. Para los habitantes del lugar, sabían sobra que aquel paseo de Alastor indicaba justamente la hora de su merienda, y por alguna razón él siempre comía alejado del resto junto a Niffty o bueno algo así, él simplemente esperaba a que la pequeña chica le llevara algún platillo y luego de eso no volvían a ver a ambos por un rato.

—Disculpa, Alastor—le llamó la rubia antes de que esté se escapara hacía su descanso.

—¿Sí? Querida—respondió con tranquilidad el demonio ciervo girándose para no darle la espalda a su anfitriona. Era un caballero después de todo.

—Me preguntaba si tendrías una hora libre después de tu comida, hay algo de lo que quiero platicar en privado contigo.

El demonio miró con curiosidad a la rubia mientras ladeaba un poco su cabeza.

—Mi querida y estimada demonio belle, yo siempre estoy a tus servicios—expreso con una sonrisa afilada y siniestra mientras volteaba en dirección al reloj principal en el lobby—estaré presentable en seis cuartos de hora. ¿Gusta que me dirigía a algún lugar en concreto, my dear?

—A mi oficina Alastor

—Entonces así será, encanto—se despidió el demonio de todos con un sutil movimiento de cabeza para después desaparecer en forma de su sombra.

Vaggie iba a preguntarle a Charlie de que se trataba aquello, pero la rubia se adelantó a cualquier reclamo u observación, la tomó de la mano y la hizo correr detrás de ella hasta llegar a la habitación de la rubia. Charlie se veía emocionada mientras cogía de su armario todo tipo de prendas y vestidos que iba arrojando de a poco en poco a su cama apilando una gran montaña de sus prendas. Vaggie sonrió enternecida, le conmovía ver a su novia entusiasmada por ver a sus padres, seguramente significaba más de lo que ella pensaba en realidad. La rubia miro con nostalgia uno de los vestidos que se encontraban en la cama, era uno de color negro ónix, sencillo, pero que para Vaggie significaba mucho, había sido el vestido con el cual habían bailado por primera vez las dos como una pareja.

—Entonces qué opinas ¿El rosa salmón o el topacio? —le preguntó Charlie a su chica, mientras le mostraba dos de sus vestidos favoritos. Esta apenas y salía de sus pensamientos, pero se percató de que su novia estaba tan emocionada que no sabía si quiera que ponerse.

Vaggie la miró descolocada unos momentos.

—Pienso que cualquiera se te vería hermoso, Charlie—habló con sinceridad tiñendo de un ligero carmín las mejillas de la aludida. Sin embargo, tan rápido como le respondió, la demonio polilla volvió a posar su vista en el vestido que había estado observando. Se acercó a este y lo tomó entre sus manos, recordando un poco aquella noche. Se sentó sobre la cama de su novia, mientras, hacía volver a ella los sucesos de felicidad que había compartido con ella hace ya algún tiempo atrás.

Charlie se vio magnetizada por el ambiente y se aproximó a su pareja. El rostro de Vaggie cuando se ponía nostálgica simplemente lograba cautivarla. Era como volver en el tiempo cuando apenas y se conocían. En su mente la princesa del infierno se preguntaba que tanto habían cambiado desde aquel tiempo, quizá Vaggie había cambiado mucho más que ella, después de todo recordaba con cierta picardía a la demonio rebelde que la había defendido en bastantes ocasiones, ganando su amistad y con el tiempo convirtiéndose en algo más.

—Me probaré ese—habló la rubia trayendo a flote la atención de su novia de nueva cuenta. Vaggie se sonrojo al sentir la mirada de su novia. Le entregó la prenda y se giró para darle un poco de privacidad a su princesa.

Charlie le señalo a su novia que se encontraba lista. Cuando Vaggie se giró para verla sus ojos brillaron anonadados por el asombro de ver nuevamente a Charlie vestir aquella prenda. Se dirigió hasta ella para arreglarle algunas pequeñeces del vestido, pero por todo lo demás era perfectamente bello el resultado. Se miraron a los ojos unos momentos mientras se acercaba la una a la otra, para terminar con el espacio que las separaba, besándose finalmente.

El tiempo transcurrido, paso lentamente para ambas mientras se besaban. Charlie tomó de las mejillas a Vaggie atrayéndola más a ella, profundizando su beso, y su deseo por la chica polilla. Lentamente la princesa infernal fue llevando paso a paso, beso a beso a su chica hasta el filo de su cama, la dejó caer de espaldas suavemente. Los ojos de Charlie cambiaron a su forma demoniaca, rojos, de iris amarillos, e infernalmente atractivos. Sus colmillos se dejaron ver un poco entre sus labios, contrastando con su lápiz labial negro y su piel pálida, sus cuernos crecieron un poco, siendo apenas perceptibles para la demonio polilla. Vaggie la miro extasiada, mientras la volvía a besar para después soltar un suspiro sobre los labios de su pareja.

—No deberíamos… Charlie…—repuso la demonio de cabellos blancos.

—¿Cómo esperas que te crea, mientras me pones esa mirada, Vaggie? —contestó Charlie mirando los ojos nublados de su chica mientras se acercaba a darle otro beso. Duró poco, y se retiro a una distancia lo suficientemente buena para dejarla mirar nuevamente lo que había logrado con su pareja. La deseaba tanto en esos momentos.

—Me refiero a que no deberíamos Charlie… Le dijiste a Alastor que lo verías en tu oficina… Faltan cinco minutos para eso—menciono Vaggie recomponiéndose poco a poco mientras reía levemente al ver palidecer a su novia.

Charlie brinco de su lugar volviendo a su estado normal mientras se arreglaba rápidamente la ropa. No tenía tiempo para quitarse el vestido, por lo que busco unos tacones rápidamente mientras le pedía a Vaggie que le alcanzara alguna liga para el cabello. Se peinaría lo más posible de camino a su oficina. No sabía lo que podía pasar si hacia esperar a Alastor, pero prefería no averiguarlo.

—De todos modos ¿Qué es eso de que necesitas decirle algo a Alastor, en privado? —cuestiono la demonio polilla ocultando un poco sus celos y su desanimo por saber que el rarito del demonio raro estaría cerca de su novia a solas.

—Bueno, alguien debe hacerse cargo del hotel mientras no nos encontramos aquí—contestó ella.

—Espera un momento, estás hablando de que yo ¿también debo ir a la cena? —el asombro de la polilla se hizo presente siendo ella ahora la que palideció al escuchar la propuesta de su novia. Sintiéndose alagada y nerviosa al mismo tiempo. No recordaba cuando había sido la última vez que había visto al señor y señora Magne, ni siquiera recordaba si ella misma les agradaba, por aquel entonces simplemente se dedicaba a Charlie, como su amiga, por lo que no tenía conocimiento de si a sus padres les agradaría la idea de tenerla en la mesa—no estoy segura de que sea una buena idea Charlie…

—¡Vamos Vaggie! Es nuestra oportunidad para ganar puntos con los ególatras socios de mis padres, y quien sabe, a lo mejor la oportunidad perfecta para presentarte formalmente ante mis padres—animó la chica a su pareja. Vaggie se quedó pensativa en su lugar, no sabía realmente que responder. Charlie capto lo sorpresiva que tuvo que haber sido su propuesta—Vaggie, piénsalo, eres libre de escoger, pero sólo para que conste, si decides no ir estás básicamente escogiendo la "dulce" compañía de Alastor, sobre la mía—bromeo la chica para después salir de su habitación corriendo, puesto que seguramente Alastor ya debería estarla esperando.

Vaggie escucho el sonido de los tacones de Charlie alejándose de la habitación rápidamente. Quizá ambas necesitaban de esa cena para distraerse un poco. Últimamente todo a su alrededor había sido muy demandante, un poco de diversión no le vendría mal a ninguna de las dos. Simplemente no estaba segura de que dejar a cargo del hotel al demonio de la radio, sería una idea adecuada, pero si no era él, no había nadie más a quien encargarle tal tarea. Bueno, todavía estaban Razzle y Dazzle. Fuera como fuese, iría con Charlie a esa cena.

Mientras tanto en la planta baja del hotel, dentro de la oficina de Charlie, el demonio radio ya había hecho acto de aparición. No le sorprendió ver el lugar vació y con las luces apagadas. Adoraba la fría sensación de las penumbras dentro de una habitación oscura. Le recordaba de alguna forma a su antigua casa. Sonrió con malicia. La única diferencia es que su vieja casa estaría en estos momentos en cenizas o derrumbada con el pasar de los años, quizá vuelta un lugar de leyendas humanas para su regocijo.

Alastor miró con desdén las sillas en la oficina de su socia. Era un hombre ocupado casi todo el tiempo, siempre en busca de formas de saciar su aburrimiento, y si lograba un bono extra, que estas mismas le dieran horas y horas de entretenimiento. Estar sentado en una silla, esperando a su princesa, no formaba parte de esas cosas, por lo que decidió permanecer de pie esperando a su socia mientras veía con detenimiento el lugar. ¿Alguna vez había sido esta la oficina de Lucifer? Se pregunto a si mismo, mirando todos los adornos con formas de manzanas doradas, exponiendo la ilustre representación del fruto prohibido del que se hacía mención en los textos bíblicos, e inclusive en otros panteones como el griego y el romano. Un detalle soberbio en su humilde opinión. Claro que no.

La puerta de la oficina se abrió rápidamente dejando ver a una princesa infernal exhausta por correr hasta ese lugar. Alastor miró el reloj de la habitación, su socia había demorado diez minutos más de lo acordado, realmente en otra situación habría hecho algo, para que el ser que lo hubiese hecho perder esos valiosos diez minutos de su amado tiempo, lo pagara caro, sin embargo, en este caso se trataba de su socia, la principal fuente de entretenimiento para él en esos momentos, verla ahí parada, en el marco de la puerta con su cara apenada y un tanto asustada por hacerlo esperar, lo complació de sobre medida, casi tanto que por poco lo hace pasar por alto, las bellas telas negras que cubrían el cuerpo de su encantadora anfitriona.

—Querida, si me hubieras dicho que esta sería una charla más elegante, hubiera dedicado más tiempo a mis prendas, aunque hubiera sido opacado ante tanta belleza de igual forma—Charlie se sonrojó a causa del comentario del demonio ciervo, mientras este caminaba lentamente hasta ella para verla más detalladamente —debo admitir que valió cada segundo de espera—agregó acomodándose su monóculo de forma sínica sin quitarle la vista a la rubia.

Charlie sonrió de forma boba y avergonzada por el comentario del demonio ciervo. Los comentarios de este solían ir cargados con cierta picardía elegante, que no era pasada por alto por la princesa infernal. No sabía si este simplemente disfrutaba de ver sus estúpidas expresiones de adolescente, o era algo más de ética civilizada de la que Alastor siempre parecía ser poseedor. Después de todo, era casi por completo la tarjeta de presentación de su socio. El ser todo un caballero de su época, era algo que incluso tras su muerte parecía mantener en alto con algunos detalles retorcidos de por medio, pero al final de cuentas, estaban en el infierno.

—Gracias…—respondió tímidamente la chica pasando a un lado de su socio yendo en dirección de su asiento en la oficina— te preguntaras para que te he hecho venir aquí hoy, sé que puede sonar presuntuoso de mi parte pedirte lo que te voy a pedir y más contando toda la ayuda que ya me has prestado sin recibir nada a cambio—Charlie jugaba con sus manos de forma nerviosa cosa que hizo acrecentar el goce de Alastor.

—Mi hermosa princesa, me tiene al borde de la intriga—Alastor se acercó hasta su princesa sin que esta se lo pidiera, poniéndola nerviosa por su cercanía. ¿Era miedo, o quizá desconfianza? Cualquiera de las dos, le encantaba causarle ese tipo de reacciones a su socia—dígame, que desea que haga por usted, mi demonio belle—pidió con una sonrisa, bajando su rostro a la altura de su compañera, para quedar a la altura.

—Necesito que te hagas cargo del hotel durante un par de horas, mientras Vaggie y yo nos encontramos fuera durante toda una noche—solicito calmadamente Charlie.

La sonrisa de Alastor se acrecentó más si eso era posible.

—Charlotte, querida, nada me gustaría más que ayudarlas a la señorita Vagatha y a ti con sus escapadas románticas, por una ocasión o dos, pero creo que me estas pidiendo un despropósito, no creo que mi presencia sea requerida en un hotel sin huéspedes—dijo un tanto mordaz Alastor regresando a su postura normal.

—Lo sé, pero cualquier cosa podría pasar, las reparaciones aún se están llevando a cabo gracias a ti y por eso mismo creo que sería bueno dejarte a cargo por ese tiempo, además sería una buena forma de que Vaggie vea lo buena que puede resultar tu presencia con nosotros, se que ustedes dos tienen… una dinámica muy especial de cómo tratarse pero todos vamos a estar conviviendo un largo tiempo juntos… espero, y que mejor manera de entablar una relación amistosa que esta—concluyo la chica a la espera de una respuesta por parte de su compañero el cual la veía detenidamente, sumido un poco en sus pensamientos —además no es una escapada romántica, podría decirse que es un evento de negocios en casa de mis padres—agrego ella cautivando por fin la atención del demonio ciervo.

—Y dime, encanto, ¿Qué tipo de negocios se llevarán a cabo en la casa Magne? —preguntó curioso el demonio acercándose un poco más a su anfitriona.

—Es una cena en la que se celebra cada exterminio anual que sucede, normalmente se hacen la noche al día siguiente del exterminio, pero algo debió haber pasado para que la reprogramaran unos días después—Charlie apenas y se había dado cuenta, lo extraño que era eso. En ningún exterminio anterior que ella recordase había ocurrido una reprogramación del evento —el propósito de nuestra presencia se debe a una invitación de mi padre y la oportunidad de incentivar a otros demonios benefactores a prestar su ayuda con el proyecto del hotel.

Alastor levanto una de sus cejas mostrándose un poco sorprendido.

—Me parece escuchar que mi hermosa demonio aquí presente, está sugiriendo que mi ayuda es insuficiente—aseveró el demonio ciervo, fingiendo la ofensa que supuestamente habían provocado en él, las palabras que había dicho Charlie, aunque en realidad sí que se sentía ofendido por aquello, pero no era tristeza lo que le corroía sino molestia por lo que pensaba que estaba sugiriendo su demonio belle. Ya mucho tiempo había invertido para compartir el merito y la diversión que podía cosechar de ese proyecto—es usted una embustera tan encantadora, mi hermosa princesa—siseó Alastor al oído de su receptora.

Una sensación eléctrica recorrió a Charlie al sentir la voz de Alastor recorrer toda su cabeza. Negó en repetidas ocasiones.

—No se trata de eso, Al—contestó la chica mirándolo fijamente—a veces siento que dependo demasiado de ti, tu ayuda aquí ha sido más que necesaria para poder poner este lugar en orden, y eso siempre te lo agradeceré, pero no quiero sentir que me estoy aprovechando de ti, por lo que si consigo que otros demonios nos ofrezcan algún tipo de ayuda, podría aminorar la carga de trabajo sobre tus hombros—reconoció Charlie, aun recordaba lo cansado que se vio Alastor tras desaparecer al Overlord Sir Pentious delante de los ojos de todos con sus poderes de eldritch. Por mucho que este se hubiese empeñado en disimular su fatiga, Charlie había puesto la suficiente atención para ver las ojeras adornado el rostro de su benefactor, como efecto de haber utilizado aquellos poderes "vudú"

Por su parte, a Alastor le parecía un sin sentido pedirles favores a otros demonios, con él bastaba y sobraba para poner a funcionar una residencia como esta, inclusive más, o eso pensaba él. Además, dudaba mucho que otros demonios fueran tan "caritativos" como él, usualmente los demonios de alta estirpe eran seres ostentosos y petulantes que les movían simplemente dos cosas; el poder, y las riquezas. No había nada de entretenimiento en esas cosas para Alastor, y de ser posible que su anfitriona llegara a conseguir que uno de esos pomposos seres se les uniera, ¿Qué tanto sería una interferencia? para los fines de entretenimiento de los cuales Alastor esperaba con ansias disfrutar. Se lo pensó unos momentos, realmente no podía contradecir a su compañera como el buen benefactor que quería representar.

—Muy bien Charlotte, tú ganas, me haré cargo de este lugar durante una noche—cedió finalmente el demonio de la radio —sin embargo, pido una cosa a cambio de eso y no se trata de nada que tenga que ver con un trato—aclaro el demonio ciervo con una sonrisa dentada—simplemente quiero que se me respete una serie de puntos extras a nuestro acuerdo anterior…

—¿Qué tipo de puntos?

—¡Nada importante!, simplemente tres cositas insignificantes, que harán de mi servicios un bien longevo para mi hermosa demonio belle; primero, tengo una vida privada fuera de este hotel, y muchas de mis actividades no coincidirán en la mayor de las ocasiones, con la mentalidad de mi encantadora princesa, por lo que pido de igual forma, sean respetadas y tomadas como parte de mi privacidad, como buen socio; segundo, deseo tener libertad creativa para algunos proyectos en los que tengo puesto el ojo y que tienen que ver con el hotel, claro siempre puedes reusarte en llevarlos a cabo o no y por último, respecto a mi vida privada me gustaría que mi querida princesa me prometiera no meterse mucho en ella, soy un ser encantador pero reservado, en la misma forma en la que cuido de mis socios, cuido de mis intereses personales y no quiero que eso se vea a mal. ¿Qué te parece querida? —terminó él, con una sonrisa en su rostro.

Charlie lo pensó detenidamente. Si bien era verdad que Alastor no tenía que pedirle permiso para ninguna de esas cosas, le estaba sentando muy bien que se lo consultara o la tuviera sobre aviso, y no lo diera por hecho, era un avance de que la estaba viendo, como a una igual, o eso quería pensar.

—Me parece bien Alastor, mientras ninguna de esas cosas ponga en duda la credibilidad de nuestro proyecto, como socios, tienes mi comprensión para todas esas cosas—Alastor hizo una reverencia civilizada a manera de agradecimiento y cortesía—una cosa más Alastor—el aludido respondió al llamado de su nombre dando un paso al frente quedando ya a escasos centímetros de su princesa.

—¿Sí querida?

—Teniendo en cuenta que tendrás entrada y salida libre, a no sé dónde fuera de este hotel, me gustaría tener una forma rápida de contactarme contigo, por si se presentara cualquier contratiempo—la chica pensó en alejarse un poco de Alastor moviendo su silla pero este, la tomo por el respaldo y la hizo girar para quedar frente a frente—sé que no te gustan las invenciones que se dieron después de tu tiempo, pero resultaría beneficioso para el hotel que hubiera una forma de contactar contigo siempre y cuando tú estés de acuerdo con ello

No soy una clase de vil canino, al que puedes estar llamando, y pedirle tus pantuflas princesa—alegó este distorsionando su voz, causando a su vez una interferencia con la realidad. Alastor se recompuso al poco tiempo—dicho eso, espero que hagas buen uso de este artefacto—Alastor apareció una campanita del tamaño de una canica, era dorada y tenía detalles rojos y negros que figuraban las raíces de un árbol viejo—hazla sonar tres veces, y su servidor se presentara en el acto, y Charlotte, espero que sea de vida o muerte, o se convertirá de vida o muerte—amenazó el demonio. No le resultaba cómodo darle ese objeto a su anfitriona por muy bien que deseara mantener la convivencia entre ambos, pero ya había llegado tan lejos, que ganarse la confianza de la pequeña e inocente princesa infernal, también era parte de su espectáculo personal.

Charlie, tomó nerviosa aquella campanita, y asintió rápidamente. Sin más que decir Alastor le tomo de las mejillas para apretarlas animadamente mientras Charlie se dejaba hacer. Pensaba que esa era una clase de venganza, por la inapropiada solicitud que le había hecho, por lo que decidió no objetar nada. Alastor terminó de pellizcar las mejillas de la princesa y desapareció en un chasquido de sus dedos, dejando a la princesa consternada y dudando de si había sido correcto haberle pedido aquello al demonio de la radio, posiblemente algún día se cobraría esa petición, pero ya vería como actuar a eso, llegado el momento.


Gracias por leer.