La morada en el pantano
Cuando Charlie conoció a Rosie, no fue exactamente el tipo de presentación que esperaba tener con una nueva integrante del hotel, si bien la noticia de nuevo personal la tenía encantada, quizá sentir que le colocaban una tutora no la tenía muy contenta. De alguna forma decidió seguirle el juego a su colega y quizá sobre la marcha conseguir que la estadía de aquella alma durase por mucho más tiempo, por lo que había entendido se trataba de una Overlord y una ayuda así debía ser sustancialmente más ventajosa que no tenerla.
Alastor por su lado había dejado en claro que su amiga Rosie asistiría al hotel como una mano amiga y sutilmente momentánea. Si bien la presencia de un conocido de Alastor era alarmante en mucho más de un sentido, fue mayor la sorpresa cuando ante sus ojos un nuevo semblante de Alastor se mostró ante los presentes en el hotel, una de alguien sinceramente atento con la presencia de aquella demonio, todos salvo Niffty no salían de su asombro.
El demonio de la radio siendo sinceramente cordial sin llegar a ser maliciosamente mordaz. Quién lo diría.
El recorrido duró bastante poco, Alastor mostró lo necesario del hotel sin intentar impresionar a nadie, Charlie por otro lado aprovechaba cada oportunidad para hablar entusiasmada de los planes que tenía para cada espacio en el hotel, de sus actividades y proyectos que aún no había llevado a la implementación. Rosie la miraba atenta y con genuina curiosidad, pero debes en cuando miraba discretamente a Alastor preguntándose que tan profundo estaba inmiscuido su amigo en todos los planes de la princesa infernal y que tanto de esto podría entrar en algún extraño plan de su sonriente amigo.
El recorrido termino una vez regresaron a la sala principal del hotel en donde Husk y Angel ya los esperaban sobre la mesa de reunión para el staff o mejor conocida como la cantina de Husk.
—¡Oh! pequeña, sin querer ser grosera pero tampoco deseando ser condescendiente, debo admitir que en mi opinión presentas un severo caso de falta de perspectiva de la realidad—se sinceró la demonio caníbal a su anfitriona.
Charlie no pareció sorprendida u ofendida, después de todo, estaba acostumbrada a palabras como esas.
—¿Tan mal está que quiera darles otra oportunidad? Una que solo los favorecería a ustedes, por cierto, pase directo al cielo ¿Recuerdas? —expuso Vaggie a la demonio delante suya con cierta irritación. Se encontraba cansada de que todos en el infierno menospreciaran las ideas de su pareja. Nadie le mostraba siquiera un poco de respeto por intentar ayudarlos verdaderamente. ¿Acaso ella era la única con ojos en todo el pentagrama?
—Bueno…amm…Vagatha ¿cierto? —preguntó Rosie de forma cortés, aunque claramente no le había gustado la falta de modales de la chica de cabellos gris opaco—es un servicio que nadie pidió y en opinión de una invitada, las cosas no marchan nada bien por aquí, es obvio. Más aun ¿Quién fue la que tuvo la brillante idea de abrir una oferta sin demanda? ¿Es que acaso sueñan despiertas, o que les pasa señoritas?
—No lo entiende, esto no es realmente un negocio, es un lugar de rehabilitación, un santuario a la redención—intentó explicar Charlie a sus invitados—la demanda no existía porque nadie había colocado la posibilidad de una oferta en primer lugar…
—¿Y que era exactamente lo que esperabas de almas pecadoras, querida? —volvió a preguntar Rosie—no se llega a ciudad pentagrama por detenerse a pensar en la dicotomía entre lo que esta bien o aquello que está mal. Después de todo almas pecadoras es solo un apelativo bonito para referirse a nosotros—sentenció ella sin querer decir la última frase pues sentía que había hablado demás ese día.
—¿Y que son exactamente? —preguntó enojada Vaggie tras el sermón que acababa de escuchar por parte de la Overlord.
—Condenados querida, "nosotros" somos almas condenadas—contestó Alastor con su retorcida sonrisa de lado al lado mostrando especial interés en remarcar ese "nosotros"—algunos sabemos lidiar mejor con las circunstancias que otros, pero al final del día, este es nuestro sitio y para algunos, no está nada mal—se carcajeó él de forma sádica.
—Aún así Al ¿Nunca te has cansado de vagar por estas tierras? ¿No existe algo, lo más mínimo que te llame la atención del cielo? —preguntó esperanzada Charlie a su colega. Quizá en un intento de que el demonio de la radio mostrase, aunque fuera un atisbo de su credibilidad con su proyecto—¿Quizá alguien que no se encuentre aquí? —el silencio fue casi asesino para algunos presentes.
—No, tengo todo lo que necesito aquí, buen entretenimiento, libre albedrio para ser quien soy y poder, mi festín personal hecho realidad—respondió Alastor con simpleza—además, de buena compañía para una eternidad o dos—se burló él o quizás no refiriéndose a algunos presentes.
Charlie no supo si sentirse alagada o consternada, quizá ambas, a veces deseaba no querer entender a profundidad los pensamientos de su compañero y sus enrevesadas palabras envueltas en un telar con demasiados sentidos para su gusto.
—Bueno, nada cambia el hecho de que Charlie tiene un proyecto ambicioso entre manos y quizá Angel Dust no es el mejor inquilino—replicó Vaggie ganándose el chillido molesto del susodicho—pero ya demuestra el punto de Charlie, todos merecen otra oportunidad y aunque Angel Dust no lo demuestre sinceramente, nos sigue la corriente por mucho que las actividades no sean de su agrado y si bien decirlo me resulte difícil, eso ya habla bien de él.
Angel se sintió algo cohibido por las palabras de Vaggie, eso realmente no se lo esperaba, era como sentirse incomodo, pero alegre al mismo tiempo. Extraño, pero conmocionado. ¿Acaso lo había drogado?
—Bueno, ya tienes tu primera alma de millones por redimir, es un primer paso, supongo—intentó remediar la situación Rosie.
—¡Bien! ¡Sabía yo que se llevarían fenomenal! —comentó Alastor reanimado el ambiente con su habitual personalidad de locutor descaradamente alegre—señoritas a sido un honor sembrar las bases de una prospera y beneficiosa relación de colegas, espero—exclamó animosamente el demonio de la radio mientras jugueteaba con su bastón en mano.
Charlie se adelantó a cualquier movimiento de Alastor previniendo que este las abandonara una vez acabada las presentaciones y el recorrido, para él por supuesto. No quería ser inoportuna, pero recordó que Vaggie le había aconsejado estar más al pendiente de las actividades de Alastor, quizá prohibírselas no estaba en su poder, pero estar en su conocimiento no debía tener nada de malo. ¿Cierto?
— ¿Ya te vas? Pero si Rosie y yo aún nos empezamos a conocer, tu presencia quizá nos ayudaría a desenvolvernos con más confianza ¿No crees? —declaró nerviosa la rubia a su colega. Este se deleito ante las expresiones de su demonio belle.
—Ambas son adultas, sabrán resolverlo —se excusó él.
Tan adulta que le habían puesto tutora, pensó irónicamente Charlie.
—Con el buen juicio de Rosie y tu capacidad de aprensión no me cabe la menor duda, que te otorgará una experiencia enriquecedora, Charlotte. Además, querida, viviste durante mucho tiempo alejada de tu "pueblo" saber abordarlos es una parte indispensable de tu trabajo y de mi entretenimiento. Si no hay más que decir…
—¡Espera! —gritó alarmada Charlie—ya que la señorita Rosie dispondrá de su tiempo conmigo, me gustaría que Vaggie y tú puedan hacer lo mismo el uno con el otro ¿Quizá ayude a que se lleven mejor? Ya sabes, cómo camaradas hoteleros.
La risa de Dust sonó levemente por la habitación.
—¿Qué clase de comedia swinging es esta? —preguntó entre risas que intentaba contener a toda costa. Incluso pareció divertirle a Husker quien a su costado parecía entretenido con aquella idea.
Alastor y Rosie se miraron curiosos entre si, puesto que desconocían aquel termino. Vaggie molesta les aconsejó que no perdieran el tiempo intentando comprender el chiste de su compañero arácnido.
— No tengo problemas. Quizá pueda mejorar su actitud y aprenda una o dos cosas sobre ser una verdadera anfitriona—se carcajeó Alastor tomando posición al costado de Vaggie, perpetuando su espacio personal—¿Qué dices lindura? ¿Uno o dos trucos nuevos para el reportorio? —volvió a reírse el demonio tras burlarse de Vaggie.
—Si intentas algo raro, te exorcizo de pies a cornamenta, freak—se burló Vaggie de Alastor ganándose una sonrisa verdaderamente retorcida de su colega y un seño de visible molesto.
—Extraña selección de palabras, encanto—terminó por decir Alastor mientras chasqueaba los dedos y aparecían lo que bien podría ser un portal a cualquier punto del pentagrama—viajaremos ligeros Vagatha y con prisa—tras decir aquello le cedió el paso para ser ella quien pasara por aquel extraño portal primero.
Charlie y Vaggie se dieron una última mirada, antes de que Vaggie finalmente decidiera dar marcha adelante con su día con Alastor. Rosie se despidió de Alastor con un movimiento asertivo de su cabeza para indicarle que tenía todo bajo control y sería la mejor tutora que el inframundo pudiera haber visto. Sin más, ambos desaparecieron ante la vista de sus compañeros.
—Y bien ¿Sonrisas y tu se conocen de hace ya mucho? —quiso romper el hielo Angel Dust—no veo como poder relacionar al rarito con alguien tan… amm… agradable como usted, por eso es por lo que dudo un poco de su amistad—explicó él intentando ser lo menos descortés con el demonio radio frente a su "amiga".
—Bueno, Alastor y yo no siempre fuimos amigos y tampoco somos simples amigos, he llegado a creer que ese pillo y yo somos almas más que afines. Si pasas el suficiente tiempo en el infierno te llegaras a dar cuenta que encontrar una verdadera amistad es algo difícil, sin mencionar que encontrar alguien tan afín a ti es casi imposible—intentó expresarse lo mejor que pudo la demonio caníbal, ya que inclusive para ella, a veces su relación con Alastor era incomprensible, simplemente se dedicaba a disfrutar de esa pequeña parte de su estadía infernal.
Rosie comenzó a andar seguida del resto, sobre todo de Charlie quien seguía la charla muy atenta al costado de la demonio pálida.
—Entonces, realmente se tienen afecto ¿eh? —dijo de forma picara Angel Dust—
¿Qué tanto se han divertido ustedes dos juntos? — quiso saber Angel sin reparar un poco en la forma en que había hecho su cruda pregunta.
—Eres un espécimen muy curioso, pequeña arañita—le advirtió Rosie a Angel. No había malicia en sus palabras, pero algo de advertencia si que se podía notar. Como una advertencia delicada, pero al mismo tiempo, llena de autoridad—pero adoró contar historias, así que pon mucha atención, no me gusta repetirme—y acto seguido, Rosie comenzó por contar algunas vivencias que había tenido junto a Alastor.
El grupo de amigos seguía de cerca a Rosie sin perder la atención de sus anecdóticas aventuras con Alastor; alguna que otra pelea que habían tenido contra otro Overlord ya inexistente defendiendo el barrio caníbal o aquella vez que Alastor había cantado en el festival de la sangre en el distrito caníbal. La verdad es que cada anécdota parecía ser más entretenida que la anterior, algunas incluso lograban hacer sentir mejor a Charlie sobre su decisión de tener a Alastor a bordo de su proyecto. Rosie era además de una tenaz locutora, una persona versada en el arte de contar historias, sus gestos y lenguaje corporal acompañaban muy bien a sus palabras lo que provocaba que no fuera interrumpida y la atención no se perdiera en lo aburrido. Charlie, sin embargo, no dejó pasar inadvertida la forma tan agradable con la que Rosie buscaba expresarse siempre de Alastor, algo que de igual manera le recordaba a su sádico compañero, ambos parecían solo poder hablar cosas increíbles del otro.
—Dices que no siempre fueron amigos ¿Tienen un pasado conflictivo? —fue esta vez Husk quien intervino en la conversación. No deseaba saber lo bien que era Alastor en palabras de Rosie, siendo que el no conocía nada de esa parte de suya, pero quizá comprender el pasado de Rosie y Alastor lograse darle las respuestas que quería.
El semblante de Rosie se apagó por un momento, obviamente el vivido comienzo de un recuerdo se había pasado por su cabeza.
—Bueno, el ayer es el ayer, pero sí. Alastor no fue siempre el demonio carismático que conocen, no, durante mucho tiempo fue un ser cruel y despiadado hambriento de poder—recordó ella con cierta pesadez—él y yo, compartimos momentos tensos inclusive antes de llegar al infierno y luego de encontrarnos una vez más en ciudad pentagrama, supongo que viajas heridas volvieron a sangrar—se dijo más para si misma que para el resto.
—Así que inclusive contigo fue un fastidio—repuso Husk.
—Nada de eso, simplemente había cosas que no estaban en mi poder saber en aquel entonces y Alastor era complicado de tratar, por lo menos hasta que le tomas cariño a ese bribón—simplificó Rosie.
— ¿Algún romance entre ambos? Quizá un revolcón o dos ¿Algo? —preguntó Angel ganándose un golpe en las costillas por parte de Husk—¡¿Qué?! ¡No me van a decir que la idea no se les cruzó por la cabeza!
Husker agachó la mirada con molestia, claro que había pensado la posibilidad, pero no quería incomodar a la demonio con preguntas tan obscenas. Charlie se ruborizó con la idea.
—Tienes una lengua muy hiperactiva ¿te lo han dicho? —le expresó Rosie al joven Dust con una sonrisa sádica.
—Muy seguido en el trabajo, a decir verdad—contestó lujuriosamente Angel a lo que se ganó una carcajada de Rosie.
—Cierto, cierto. Alastor me habló de ti y tu trabajo en el distrito de la lujuria. Una estrella erótica ¿cierto?
—Estrellar porno, en realidad—se alabó a si mismo Angel Dust.
—Soy algo anticuada para el contenido, pero bien por ti jovencito—lo alagó humildemente Rosie.
—Podría darte algunos concejos gratis, ya sabes por ser la tutora de Charlie—se ofreció Angel Dust, pero esta vez fue cortado por otra risa de Rosie.
—Cariño, quizá seas bueno en lo que haces, pero tu generación no tiene nada que enseñarle a la mía en cuanto a erotismo—se defendiendo ella con aires de superioridad bien disimulada, hasta el punto de no sonar hostil—quizá hayas compartido cama con miles y otros millones estén a la espera de hacerlo, pero aún no te han acariciado con la pasión de un verdadero amante—explicó la demonio caníbal.
—¿Tan segura estas? —inquirió Angel a modo de retar a la demonio caníbal con aquellas palabras. Después de todo ella que podría saber de él.
Rosie se giró sobre sus pasos para ver a todos, pero sobre todo para ver a Angel. Era alta sin lugar a duda, no tan alta como Angel y aun así su silueta imponía respecto. Le regaló una sonrisa maliciosa a Angel para luego señalar a sus propios ojos con una de sus manos.
—Estos abismos oscuros que tengo por ojos, ven mucha más allá de lo que aparentan, puedo verte Angel Dust, mucho más claro de lo que tu puedes verte a ti mismo—explicó de forma atemorizante la demonio—nunca dudes de eso jovencito—dicho aquello volvió la vista al frente para seguir con su andar, dejando un tanto descolocados al resto de habitantes del hotel. Ahora entendían porque Rosie se consideraba tan afín a Alastor, ambos solían ser atemorizantes por medio de la enigmática aura que los rodeaba.
Las horas siguientes fueron de suma importancia para Rosie y Charlie. Ambas intentaban aprender lo más que podían de la otra. La primera, era muy observadora en como Charlie se desenvolvía en su presencia y sobre todo, como era capaz de transmitir sus ideas, llegando en poco tiempo a entender a lo que se refería Alastor. A Charlie no le faltaba iniciativa o liderazgo, estas eran cualidades que de sobra se podían ver en ella, más sin embargo, era obvio algo fundamentalmente faltante en su persona, confianza en si misma. Para Rosie, Charlie pendía de un filo hilo entre la credibilidad que se tenia así misma y las capacidades que podía tener para llevar a cabo sus objetivos con el hotel. Sin lugar a dudas, había llegado lejos con dedicación y optimismo, pero esos dos recursos con el tiempo se pudren si no se les sabe conducir con eficiencia y planeación.
—Te cargas mucha responsabilidad sobre tus hombros, querida—hizo saber humildemente Rosie. Charlie se sonrojo apenada.
Su día había constado de muchas actividades planeadas con Charlie. Muchas de ellas le parecieron sumamente llamativas a Rosie, inclusive adorables y divertidas. No se imaginaba a Alastor participando en cada una de ellas, pero esperaba que su amigo no fuera tan mezquino para rechazar debes en cuando el unirse a alguna de ellas. Los habitantes del barrio caníbal seguramente estarían fascinados con algunas ideas.
—Admito que me he divertido mucho hoy, tienes una cabecita llena de ideas interesantes querida—alagó la demonio caníbal a su anfitriona, ganándose una sonrisa por parte de Charlie, quien al mismo tiempo intentaba no saltar en su asiento. Era la primera vez que un demonio fuera del hotel hablaba tan bien de ella y su hotel.
—Y lo de hoy es apenas una pequeña parte de las actividades que tengo por hacer en el hotel, aun falta; las terapias de grupos, charlas motivacionales, actividades recreativas para encontrar su lado más humano… ¡Inclusive podríamos organizar campamentos! o ¡Bailes!—saltó ella de su asiento sacando de quien sabe donde carteles con sus ideas plasmadas como dibujos. Rosie se vio igualmente animada por Charlie, debía admitirlo, esa chica tenía chispa.
—Eres un rayito de sol, Charlotte, realmente le vendrías muy bien a este lugar si tuvieras más influencia en él—no mentía, para alguien como Rosie, Charlotte era estimulante y refrescante, sus ideas parecían ser novedosas, pero guardaban cierto parecido con algún que otro perfil ideático que manejaban los seres como Rosie.
—¿De verdad lo cree?
—Estoy segura, podría firmarlo en sangre si fuese necesario. Tus padres deben estar orgullosos de ti—agrego Rosie con sinceridad, pero al mirar atentamente como el rostro de Charlie se ensombreció de pronto, dudo respecto a sus palabras. ¿Había dicho algo malo? —¿Sucede algo, querida?
—No, yo… Es que…—Charlie intentaba encontrar las palabras, pero era difícil y al mismo tiempo le parecía extraño tener esa conversación con Rosie, se sentía fuera de lugar y poco convencional—es complicado, simplemente a veces creo ser más una carga que una ayuda.
—¿Te hacen sentir así?
—¡No! Por supuesto que no, quiero decir, mi padre quizá no está muy de acuerdo con mis ideas, pero me ha dejado seguir adelante con mis ideas con total libertad… Así que, siento que mientras siga adelante, algo de lo que haga, logrará que algún día le devuelva cierta felicidad que el medió—terminó de explicar Charlie apenada por tener que desahogarse con su invitada de esa forma.
—Supongo que todos tenemos nuestros agobios debes en cuando—mencionó Rosie apelando a su lado más sensible—inclusive la princesa infernal—terminó de decir en una ligera e inofensiva broma que fue seguida de una risilla cantarina de su parte. Charlie se sintió en paz, Rosie realmente era un ser muy comprensivo para tratarse de alguien que está en el infierno.
…
Cuando Vaggie había aceptado acompañar a Alastor durante su día a día, le pareció extraño que este invocara un portal, siempre lo había visto salir caminando del hotel o en caso contrario, materializarse en forma de sombra a sabrá nadie donde. Sus pensamientos se fueron a peor al sentir bajo sus pies un cuerpo del agua sobre una superficie asquerosamente resbaladiza.
—Con cuidado lindura, a los pantanos no les agradan las personas con carácter fuerte—bromeó sádicamente Alastor empujándola para que terminase de salir del portal por completo.
Vaggie entre molesta y frustrada lo miró con advertencia.
—¿A dónde carajos me has traído? —inquirió ella enojada. Mientras sus alarmas se activaban. Estaría preparada para cualquier artimaña que el demonio radio le tuviese preparada.
Alastor la pasó de largo disfrutando las expresiones de la chica al verse aparentemente ignorada por él. Además, deseaba tener cierta distancia con la pareja de su socia, le resultaba de cierta forma molesta su presencia dado el lugar en el que se encontraban.
—Tranquila Vagatha, solo estamos de paso—el demonio radio chasqueo sus dedos revelando un leve camino de rocas que emergía de las profundidades del pantano.
—¿Y el truquito vudú es para impresionar? —preguntó ella burlonamente caminando detrás de Alastor. Su comentario fue más que nada queriendo ironizar el hecho de que la había traído por un portal, pero ahora tenía que cruzar un camino empedrado por un maloliente y asqueroso pantano.
—Si eso te impresiono, déjame decirte que eres muy tonta querida "amiga"—soltó entre carcajadas el demonio ciervo ganándose un resoplido molesto de Vaggie a sus espaldas—la verdad es que no hay forma de llegar a nuestro destino si no es por este rustico camino.
Vaggie asintió sin entender muy bien si existía algún motivo detrás de ello, pero siendo que Alastor no parecía mostrarse hostil con sus preguntas, le pareció buena idea ser un poco más cordial recordando las palabras de su novia. Respiró hondo antes de proseguir, no creía realmente estar haciendo eso. Intentaría llevarse bien con el maldito demonio de la radio.
—¿Por qué eres tan malditamente insoportable todo el tiempo? —Alastor apenas y se giro para verla desde un medio perfil mientras seguía caminando—y tu sonrisa de "ser superior" solo hace más jodido el querer llevarse bien contigo.
Alastor se echó a reír levemente.
—Primero que nada, lindura, me alaga que creas que mi sonrisa es de un ser superior, eso te da algunos puntos con tu servidor—le confesó Alastor de buen humor—respectó a tu pregunta Vagatha, quizá si dejaras de esperar lo peor de mí, disfrutarías más de mí presencia como se debe
Vaggie negó con lo dicho.
—Ese es el maldito problema, quieres que las personas bajen la guardia para metérteles en la cabeza y utilizarlas como títeres en tus escabrosas fantasías de enfermo sádico—le acusó la chica mientras la sonrisa de Alastor solo crecía.
—Si piensas que necesito de que las personas bajen la guardia es que no has aprendido nada de mí Vagatha—se expresó burlonamente el demonio ciervo—es más fácil controlar a una persona que, temerosa de su destino intenta de todas las formas aferrarse a lo que cree que son sus decisiones, lo importante es mantenerlos expectantes de tus movimientos, que se cansen de pensar las maneras en las que creen defenderse de ti y cuando menos lo esperen ya será muy tarde para salir de las fauces de desesperación en las que entraron ellos solos—contrajo su mano en un puño como si imaginase sostener a una de sus víctimas en ella.
—¿Y eso realmente te funciona? —preguntó sinceramente ella. Estaba segura de que no debía creer todo lo que ese tipo le decía, después de todo sus intenciones no eran del todo claras y mucho menos buenas, así que su consejo carecía de ser verosímil en gran medida. Dicho de otra manera, podría estar intentando jugar con ella en esos momentos, manipulándola mentalmente para que realmente bajase la guardia.
—Puedes creer lo que quieras pichoncito, la que no pegara ojo ceras tú de lo loca que quedaras al intentar comprender cuales son mis intenciones—se burló el demonio ciervo—mi consejo entonces sería, planea cuando tengas que planear y actúa cuando tengas que actuar. No te precipites a las fauces de la bestia si no te tiene al acecho—se dejó ser él, mostrándose amenazador ante la chica quien más allá que amedrentarse le plantó cara a Alastor sin retroceder un pasó.
El demonio radio rio ante la imbatible fortaleza de la chica.
—Eres muy estimulante Vagatha querida—le reconoció Alastor—muchos preferían arrancarse los ojos antes que sostenerme la mirada, ya no se diga sobre mostrarse tan relativamente altaneros y seguros delante de mí, casi como si pudieran ganarme—mencionó él burlonamente. Vaggie se apresuró a tomar lugar a su lado para demostrarle que no era pura apariencia lo que hacía y verdaderamente podía soportar su extraña forma de ser con su fortaleza y decisión.
—¿Realmente te crees invencible? Estoy segura de que en una pelea just podría barrerte sin problema alguno.
Otra carcajada a modo de contestación por parte de Alastor la hizo rabiar un poco.
—Estás muy segura de tus habilidades "angelito"—Vaggie trastabillo desconcertada ante las palabras de Alastor. Su rostro palideció de miedo para deleite de Alastor—¿Acaso era un secreto? Tu reacción me hace pensar que no muchos saben de tu anormal condición, Vagatha querida.
El pánico tomó desprevenida a Vaggie, sintió su pecho pesado y sus manos quisieron temblar un poco pero las apretó con fuerza mientras aguantaba las ganas de dirigirlas al rostro de su compañero. Pero no le daría la satisfacción, podría contenerse mejor de lo que seguramente Alastor creía.
—No sé de qué hablas
—No me mientas Vagatha, te aconsejó no mentirnos y de esa forma podríamos hacer más llevadera nuestra relación de camaradería impuesta—Alastor esperó a que la chica a su lado volviera a decir palabra, pero esto no sucedió, por lo que decidió tomar nuevamente la iniciativa—veamos, siempre que te expresas respecto a los pecadores te excluyes como si no formases parte de nosotros, llevas una lanza celestial contigo pero detestas el trafico de las mismas por Carmila, así que solo hay dos formas en que te hayas apropiado de una arma así, se la quitaste a un cadáver moribundo o es de tu propiedad, pero por la manera en la que la usas, debo decir que es muy claro que casi podría decirse que naciste con ella.
—No se que esperas que te diga—contestó ella con precaución.
—Es irrelevante lo que puedas decir, tu lenguaje corporal te delata inclusive si no lo quieres aceptar. Eso si te advierto querida, si no quieres que nuestra encantadora demonio belle se entere de tu pequeño secretito, deberías ser más modesta con tu forma de ser o acabará descubriéndote
—¿Y este es el momento en que pactamos un trato para que guardes el secreto? Si eres consiente de lo que acabas de decir, puedes intuir que nunca recibirías nada de un alguien como yo—respondió Vaggie.
—¿Eres sorda pequeña o también te quitaron alguna oreja aparte del ojo? —espetó el demonio radio con cierta molestia—tan solo fue un consejo de tu humilde servidor, lo que decidas hacer es cosa tuya, no me interesa tu relación con Charlotte en lo más mínimo, pero si he de poder reírme de esto en un futuro, créeme que lo haré. Pero si no es mucho pedir, me gustaría que me contaras ¿En qué momento pensaste que iniciar este trágico-romance con la hija de Lucifer terminaría bien?
—Púdrete—contestó la chica al filo de su paciencia. Su mirada viajó lejos de Alastor, no deseaba verlo y quizá irse de ahí sería lo mejor.
Alastor entendió que la había llevado a cierto limite, de seguir por ahí seguramente se verían obligados a ser más hostiles el uno con el otro, y aunque para él no fuera molestia cargar con una malherida Vagatha de regreso al hotel, estaba más que seguro que su socia no estaría para nada contenta con eso. Eso podría significar el fin de su estadía en el hotel y al mismo tiempo, significaba romper lazos con la familia de su socia. Lo cual lo llevó a recordar cierta platica que mantuvo con la madre de esta. Finalmente desistió de su interrogatorio y siguió su camino en silencio junto a Vaggie.
No pasó mucho tiempo hasta que ambos se detuvieron delante de lo que para Vaggie era una choza deteriorada y mugrienta por fuera, pero a la cual Alastor preferiría llamar hogar. Entraron sin perder el tiempo, Alastor no pareció importarle que Vaggie entrara tras de él y mucho menos que esta se pusiera a curiosear en la decoración, sin embargo, le advirtió que todo lo que tocara lo devolviera a su lugar.
—No sabía que eras una clase de acaparador o algo por el estilo ¿De dónde sacas tantas cosas del mundo humano? —quiso saber Vaggie. Alastor para sorpresa de nadie era una pesadilla andante, pero su "casa" parecía ser la horripilante cajita de pandora de la que había salido. La casa aun con su aura decadente se encontraba adornada por un fino gusto de alfombras y telas por todos lados, en un predominante tono rojo y negro sutilmente puesto sobre las paredes raudas de un café opaco y unas tablas sueltas grises que simulaban un suelo más o menos firme. No parecía ser el hogar de alguien aparentemente tan esnob como Alastor.
—Muchas cosas llegan a parar a esta parte del pantano, yo simplemente me hago de ellas cuando me llaman la atención, el resto forman parte de una colección privada de artefactos sumamente interesantes, algunos de ellos podrían arrancarte un dedo si te descuidas querida—le advirtió este al notar que Vaggie miraba una muñeca extraña puesta sobre una de las repisas que se encontraban en la sala.
A Vaggie le pareció similar el atuendo de aquella muñeca, pero sintió repulsión cuando esta se movió un poco girando su cabeza un tanto descolocada del cuello, contorsionándola de una forma que solo podía describir como espeluznante. La chica maldijo el motivo de porque siempre debían ser muñecas embrujadas y no otra cosa.
—¿La muñeca va a ser algo si le quito la vista de encima? —preguntó Vaggie un tanto paranoica, sentía como que aquel juguete no le quitaba la vista de encima.
—Sería interesante que lo hiciera en realidad, pero no tienes nada de qué preocuparte, ella escogió estar en esa forma y mientras sienta mi presencia se quedara inmóvil como un juguete—bromeó Alastor mordazmente, pero aquella burla pareció ir más dirigida a la muñeca que a la propia Vaggie.
—¿Escogió?
—Mírala de cerca bonita, ¿Se te hace familiar, no es así? —se carcajeó el demonio ciervo con entretenimiento.
Vaggie le hizo caso por primera vez a Alastor y se detuvo a mirar con detenimiento aquel juguete. La ropa de la muñeca estaba desgastada pero aun podía distinguirse los colores negros y blancos deslavados con algún que otro detalle que le recordaba a un atuendo circense parecido a los de un bufón. Al sentir peligro emanando del juguete decidió echarse un paso hacia atrás. El aura a muerte que emanaba de aquella muñeca le provocó nauseas.
—¡No me jodas!, es Pierrot, una Overlord desaparecida hace años—se alarmó Vaggie mirando con sorpresa a Alastor—¿Esto es lo que les haces? Los traes a tu casita del horror para volverlos juguetes.
La choza se inundo con la risa de Alastor.
—Sería una idea interesante admito, pero no, como dije; ella eligió esta forma. Es parte de un jueguito bobo que tenemos entre los dos, yo no puedo lastimarla mientras esté en esa forma—Alastor se dirigió a donde Vaggie y la muñeca se encontraban, sin delicadeza tomó a la pequeña representación de lo que alguna vez fue alguien con autoridad y la miró con desdén—una forma muy cobarde de vivir, pero quizá apropiada para un bufón—Alastor acarició la cabeza de la muñeca como si de una mascota se tratase, para acto seguido regresarla a su lugar con un cuidado diferente al que había efectuado en un principio.
—Debes estar muy jodido de la cabeza para tener algo como eso en tu "casa" —comentó Vaggie sin querer ser ofensiva, simplemente sincera con su opinión. Alastor se limitó a encogerse de hombros, a final de cuentas, era de cierta forma cierto que su mente estaba deteriorada.
Alastor le hizo un movimiento de cabeza a Vaggie para que abandonaran esa habitación para pasar a su verdadero destino; un viejo estudio que aun repleto de polvo, parecía estar lleno de vida y quizá eran las telarañas en el techo o la tenue luz de velas en la habitación, pero hasta para Vaggie le pareció acogedor aquel lugar. Al fondo del lugar un viejo tocadiscos comenzó a sonar armonizando la habitación. Vaggie se sintió sorprendentemente bien con la atmosfera de esa parte de la casa, muy alejada al semblante terrorífico del resto del lugar este parecía encontrarse con mayor orden y adornada con mayor pulcritud. No había adornos raros o piezas escalofriantes en las paredes, salvo cuadros de un paisaje gris pero que no llegaban a provocar aversión a observarlos sino todo lo contrario. La chica perdió de vista a Alastor por lo que decidió sentarse sobre un viejo sillón de color bermellón que acompañado de una de mesita de noche parecía un buen lugar para estar. La habitación parecía crecer conforme se le veía, aun si las grandes estanterías de libros a su alrededor le brindaban cierta sensación de encierro, no eran comparables a la cantidad de libros que ahí se encontraban, ya fuera en el suelo apilados como torres o desperdigados sobre el resto de los muebles, intimidaba al tiempo que asombraba la cantidad de cosas que hacían más "humana" la esencia del lugar.
—Veo que al final una parte de mi humilde morada te parece digna de admiración—la sorprendió Alastor saliendo detrás de unas estanterías.
—Tu cuarto en el hotel tiene de por si algunos libros, pero esto es diferente, no sabía que tuvieras un gusto tan marcado por la lectura—se sinceró ella sin intentar guardar su asombro.
—¡Soy un entusiasta! Además, es una buena manera de matar el tiempo, me mantiene creativo, mucho mejor que la caja idiotizadora—explicó Alastor acariciando algunos de los libros en sus estanterías—disculpa el desorden, no he venido mucho aquí desde que me mudé al hotel, por lo que la he descuidado un poco.
—Curiosamente, no está tan mal…—Vaggie se detuvo a pensar en sus propias palabras ¿"no tan mal"?
—¿Te pone incomoda pensar que bajaste la guardia? ¿Vagatha? —quiso saber Alastor con su habitual sonrisa en cara, pero sin llegar a sentirse esa carga de burla o astucia en sus palabras, más bien, se sentía con un ápice de cordialidad.
—Básicamente hace unos momentos me dijiste que no me precipitara a actuar y ahora estoy haciéndote caso ¿No es lo que querías? Además, no te siento necesariamente como una amenaza, eres más como una sensación incomoda a la que me estoy acostumbrando—Alastor levantó una ceja algo extrañado por su comentario. Quizá le gustaba ser considerado más una amenaza que algo incomodo a superar—¿Tienes todo lo que viniste a buscar? —cambió de tema ella notando un viejo maletín que flotaba detrás de Alastor, este último le resto importancia al objeto de equipaje detrás suyo y tras un chasquido lo hizo desaparecer—si podías hacer "eso" ¿Para que venir hasta aquí en primer lugar? —preguntó calmada la chica.
—A veces las acciones más mundanas nos mantienen felices Vagatha. Sin mencionar que la charla de camino acá fue muy gratificante—la mirada de Vaggie se debió de la de Alastor, sin poder creer que seguiría por ese camino la charla—no haré más comentarios, simplemente, ten en cuenta lo que te dije, podrías llamar la atención de algunas cuantas almas pecadoras no necesariamente benéficas para nuestra causa y la de nuestra querida demonio belle—Alastor esperó alguna reacción hostil por parte de su compañera, pero esta se limitó a estar en silencio durante unos momentos y tras algún tipo de resignación, asintió tranquila y algo cabizbaja.
—No debes comentarle nada a Charlie, aún no estoy preparada para encararla de esta forma, en realidad no se si algún día llegue a estarlo, pero supongo que, si un freak como tú ya se ha dado cuenta, quizá otros muchos lo hagan—le pidió ella.
—Querida Vagatha, soy muchas cosas, pero jamás un aguafiestas. Ya veras que de mi boca no saldrá nada sobre este asunto. Será nuestro pequeño secretito—comentó despreocupadamente Alastor.
—No, debes de prometerlo Alastor, nada de artimañas o apuñaladas por la espalda, esto es de mucha importancia como para que creas poder jugar con ello—le advirtió la chica.
—Sí puedo—se burlo él, pero prefiriendo no cambiar el tan buen humor que tenía su compañera se autocontuvo un poco—voy a dejarte en claro una cosa Vagatha, no estoy interesado en ser el enemigo jurado del amor en esta historia fantástica que te cuentas a ti misma, simplemente me parece que carece de gracia, al contrario, te animo a que la sigas. Quizá algo de diversión si que encuentre en lo inesperado de tus decisiones—Vaggie suspiró—¡Oh vamos! Levanta esos ánimos Vagatha querida, si deseas pensar en un futuro con Charlie sabes muy bien que soy el menor de tus problemas.
—Supongo que tienes razón—Vaggie se levantó de su asiento al tiempo que le extendía su mano a Alastor. El demonio ciervo atraído por el acto de su compañera se emocionó, distorsionando la atmosfera a su alrededor al tiempo en que sus ojos pasaban a ser diales de radio, de su boca comenzaban a anudarse unos listones verdes que la mantenían cerrada y aquella característica marca en forma de tache aparecía en su frente. Vaggie retrocedió conmocionada—espera bobo, no te estoy ofreciendo un trato. Simplemente es un gesto de buena fe, para no sé… levarnos ¿mejor?
Alastor la miró perplejo. Su habitual forma regresó en cuestión de segundos.
—Lo siento querida, es un hábito arraigado—Alastor estrechó su mano afianzando un lazo de cordialidad o quizá amistad con Vaggie.
Tras eso ambos decidieron marcharse de regreso al hotel. Alastor se ofreció a materializar un portal para que el regreso fuera más del agrado de Vaggie, pero esta lo rechazó alegando que también podría tener razón con aquello de que las cosas más pequeñas y carentes de sentido podían ser apreciadas con cierto detenimiento, como lo sería una caminata de regreso al hotel. Alastor se mostró entusiasmado y comenzó a tomar camino para atravesar la ciénega que los aguardaba más adelante. Vaggie lo siguió de cerca, pero al notar que Alastor había sido lo suficientemente descuidado como para no cerrar la puerta de su hogar decidió regresar rápidamente y cerrarla. Se inquietó al sentir bajo sus pies el crujir de algunas cartas de correspondencia arrugadas a causa suya. Les lanzó una mirada rápida para ver que no las hubiese estropeado mucho; sus sellos que las mantenían cerradas se encontraban ahí, el de la carta musgosa y verde con olor a agua estancada, así como el otro sobre de un blanco sobrio y un sello plateado se encontraban en condiciones decentes. Sigilosamente, las empujó con su pie hacia dentro de la casa para después cerrar la puerta, corriendo al encuentro de Alastor que la observaba desde el comienzo del camino por la ciénega a algunos metros de ella. Una vez juntos, Alastor se dispuso a contarle algunas historias a Vaggie sobre como eran las cosas en los tiempos en que estuvo vivo y como eran las pequeñas cosas de su vida lo que lo mantenían entretenido en su día a día. Además de que era la forma en que ponía atención a los detalles lo que lo había vuelto muy popular en la zona de la cual provenía siendo un humano.
Conforme se fueron alejando, Vaggie vio desaparecer en una densa niebla la choza en la que se había encontrado hasta hace unos instantes, como si fuese devorada por el pantano de una forma poética. Por unos momentos sintió cierta curiosidad por aquellos sobres que había empujado dentro del hogar de su compañero, sobre todo del sobre con adornos plateados, habría creído reconocer ciertos símbolos en el contorno de este, pero al no haberlo visto lo suficientemente bien, creía que era su imaginación, además de que no recordaba exactamente en que otro lugar había visto esa tipografía. Le restó importancia a medida que le parecía más una nimiedad que algo de lo que realmente se debiera de preocupar, después de todo, si fuera importante, no estaría tirado en el suelo.
