Pov's Vox:

Se encontraba en su oficina sentado cómodamente en la silla de su escritorio, mientras observaba la ciudad a través de su gran ventanal. Se podía observar el alba, aquel cielo rojizo del infierno este día en específico le resultaba extremadamente divino.

Ya tenía todo planeado, la venganza perfecta contra la princesa del infierno por meterse en sus planes para tener a Alastor para él. Una vergüenza pública para la princesa sería un dulce tormento.

A las 08:00 am se subiría automáticamente el video en donde humillaría a la princesa. No tenía ganas de dirigir un hotel pero hacerle la vida imposible a la princesa y de paso molestar un poco a Alastor era un premio doble.

Sonrió con malicia.

Decidió empezar a trabajar, con la mente ocupada el tiempo pasaría rápido ni cuenta se daría cuando el video se subiera automáticamente a la hora destinada.

Comenzó a leer los comentarios de los nuevos servicios tecnológicos que había lanzado al mercado.

- Me encanta el nuevo refrigerador que tiene un televisor. -5 estrellas.
- Podrían hacer muñecas inteligentes para coger. 0 estrellas.
- La nueva lavadora casi lavó hasta mis pecados. 5 estrellas.

Le resultaba divertido leer algunos de los comentarios de los usuarios. Cuando lo alababan tanto, su ego crecía enormemente.

-Mmm... Una muñeca para coger- mencionó en voz alta- no es mala idea, anotado.- Mordía la punta del lápiz mientras seguía leyendo comentarios.

-Maldita pantalla china, mi teléfono explotó cuando quise tomarle una foto al demonio radio.- 0 estrellas.

-¡Maldito cabrón hijo de puta! -Gritó enojado, mientras llevaba a ambas manos a su cabeza.- ¡QUE TE FOLLEN, ALASTOR!

Decidió prepararse un té, no se había dado ni cuenta y ya eran las 10:00 am.

Fue a la cocina rápidamente para volver a su oficina con su té listo.

Cuando volvió a sentarse en su silla en el escritorio vio como una radio antigua apareció de la nada.

De manera automática se apretó el botón de encendido. Observaba como comenzaba a sentirse una estática de radio.

-¡JODETE! -Se escuchó la voz del demonio de la radio.

Vox no alcanzó a salir del asombro, cuando vio como la radio explotaba al finalizar de decir esas palabras.

Un pitido sentía en sus oídos, veía levemente borroso como su oficina había quedado toda destrozada.

-¡Que te den por el culo!-Gritó Vox enfurecido- ¡TE MALDIGO ALASTOOOOR!

.

.

.

Pov's Charlie

Desde que vió la noticia de que su padre iba a dar un anuncio en el infierno, decidió contactarlo a través de mensajes, pues las llamadas no las estaba atendiendo.

-Hola papá. ¿Qué ha pasado?

Esperó un rato y no obtuvo respuesta.

Se encontraba en su oficina, anotando las nuevas ideas que estaba teniendo para hacer los talleres de rendición.

Anotaba los materiales que pensaba que necesitaría. Alastor sacaría la contabilidad de esto.

Se perdió un momento en sus pensamientos, para ser sincera si le había afectado un poco el vídeo de Vox.

No obstante, al ver la reacción de sus amigos sintió un sentimiento extremadamente cálido en su corazón. Ya no se encontraba sola, había encontrado a personas maravillosas que caminaban a su lado y la apoyaban a su forma con su idea, para todos ella era la burla, para ellos era una más del equipo.

Le encantó principalmente la reacción de Vaggie y Alastor.

Eran polos tan opuestos.

Vaggie tan explosiva.

Alastor tan sádicamente sereno.

No podía sacar la frase de su cabeza.

-Oh, querida -Sonrió profundamente mientras fruncía su ceño- Un asesinato jamás se piensa en voz alta. -Soltó una gran estática de radio mientras signos vudú lo rodeaban y sus cuernos crecían.

Nunca se imaginó en su vida que su socio se molestaría por ella.

De Vaggie lo esperaba, siempre la ha cuidado con su corazón, le estaba eternamente agradecida por ello.

Alastor era un caso aparte, era un sádico bastante educado cabe destacar. Pensaba que solamente estaba ahí para burlarse de ellos, pero verlo así le hacía confiar en él y verlo como alguien aún más digno de confianza.

Se encontraba tan sumida en sus pensamientos, que no se percató que alguien la estaba llamando frente a ella.

De repente vio un peluche de cabrita al frente de su nariz.

Por inercia se alejó para atrás con la silla.

Se percató que su socio estaba parado frente a ella con el peluche de cabrita en sus manos. Por alguna extraña razón le resultaba familiar.

-Hasta que al fin me miras, querida. -Alastor le sonreía divertido. -Veo que estabas muy sumida en tus pensamientos, te llamé varias veces, dulzura.

-¡Lo siento, Al! -Le miraba avergonzada, realmente no lo había escuchado.

-Charlotte, creo que ya te he dicho hartas veces de lo capaz que eres, ¿cierto?

Charlie lo miró extrañada.

-Si Al, me has apoyado bastante.

Alastor sonrió satisfecho. Estiró nuevamente el peluche cerca de Charlotte.

-¿Es para mi?

El asintió.

La chica tomó el peluche entre sus manos, la cabrita tenía un collar con el nombre de Dazzle.

-Oh, Alastor... - los ojos de la chica se llenaron de lágrimas.

-Esto es nuevo para mí querida, nunca le he dado palabras de aliento a alguien -Levantó sus hombros mirando hacia otro lado- pero creo que te afectó un poco lo que dijo el inútil de Vox, dulzura. -La miró a los ojos- Sin embargo, déjame felicitarte por no perder tu sonrisa.

Charlie se paró de su silla, y se acercó a Alastor, lo miró por un momento vacilante, hasta que decidió abrazarlo.

Alastor la miró abriendo enormemente sus ojos.

Una cosa era que él no respetara el espacio personal de los demás, pero que invadieran el de él era una cosa totalmente diferente.

Tenía sus brazos en alto.

Hasta que decidió acariciar con una de sus manos la cabellera rubia y con la otra corresponder el abrazo.

-Gracias Al- Susurró- por tu apoyo tan a tu forma y por Dazzle.

La rubia lo soltó para luego mirarlo y sonreír enormemente.

-Así me gusta, dulzura- se giró para caminar a su escritorio. -Pues bueno, sigamos con nuestro trabajo.

Charlotte rió por la reacción de Alastor, hacía todo como él quería.

Aunque una cosa le llamó la atención veía como se movían levemente las orejas de Alastor.

Iba a decir algo, pero la notificación de su móvil le llamó la atención.

Decidió volver a su lugar, tomó su móvil y lo miró.

- Hola manzanita, papi mañana dirá algo me veas y me mandes toda la suerte del mundo. Con amor, papá.

Charlie rodó los ojos y luego rió.

Ahora entendía porque ella era así de extraña.

.

.

.

Notas del autor:

¡Hola!

Aquí nuevamente Rina.

Aclaración: Dazzle fue la cabrita que falleció.

Con cariño, Rina. 3