REVENGE
~Capítulo 7~
Yamato se quedó hipnotizado por esos ojos color miel tan...¿Familiares?
La mujer también se le quedó mirando por unos segundos.
—Perdón ¿con quién tengo el gusto?— Preguntó la castaña.
Koushiro ante esto se acercó a la mujer— Mi señora, este hombre aquí presente es Yamato Ishida el presidente de la gerencia general de la empresa Ishida.
—Disculpe.— Musitó la castaña— Antes de venir aquí leí algunos artículos de usted y su empresa, pero, no recordaba su rostro.
~Recuerdo~
—Yamato.— Mimi intentó incorporarse sobre la cama, pero el dolor intenso de su vientre se lo impidió, además, sentía una pesadez horrible en la cabeza, además unas cuerdas sostenían sus muñecas a los bordes de la cama— Yama, amor, por favor, ayúdame.— Lloró— ¡Sácame de aquí!
Yamato observó horrorizado a la castaña sin poder creer el estado en el cual se encontraba, era lamentable. Dolía verla así, pero más dolía saber la causa por la cual se encontraba de esa manera.
—N-no.— Respondió— No te voy a sacar.— Declaró— Mataste a nuestra bebé.
¿Qué?
Mimi pensó sorprendida.
—N-no, yo no fui.— Contestó la castaña— Los lobos, Sora, tu padre...—Intentó hablar, pero no fue posible, su consciencia estaba muy lejos, fuera de sí— Acabaron con la vida de mi bebé.
Yamato negó, él ya sabía todo, Mimi decidió acabar con la vida de esa criatura lanzándose escalera a bajo.
—P-por favor, sácame de aquí.— Lloró la Tachikawa mientras jalaba de las cuerdas, mas, no recibió ayuda, sino una mirada de odio.
~Fin del recuerdo~
—Gusto en conocerlo señor Ishida.— Mimi alzó su mano— Bienvenido a la fiesta.
Yamato observó este gesto y respondió, mas, su mirada regresó a los ojos de la mujer, eran muy llamativos y familiares, lo sentía muy cercanos a él.
—Me alegro que aceptara mi invitación.— Comentó la castaña— Espero que se sienta como en casa.
Fue así como Haruna volteo hacia su mesa y caminó hacia ella dejando desconcertado al rubio.
"Es la hermana de Taichi, Hikari"
Esas palabras resonaron en la cabeza de Koushiro ante la sorpresa de esta noticia.
—¿Di-dijiste?...—Balbuceo Koushiro—¿Hermana de Taichi dices?
Ryo asintió— ¿Sorprendente no?
El pelirrojo asintió.
—Pe-pero...—Koushiro aclaró su garganta y alzó su móvil— Cuando me enviaste los nombres de tus amigos no leí el apellido Yagami.
—¿Yagami?— Cuestionó el oji-azul— Hikari no es Yagami, es Kanbara.
—¿Kanbara?—Preguntó el pelirrojo sorprendido de esta declaración.
¿Por qué ese apellido? Se suponía que Hikari era hija de Susumo Yagami ¿no? Padre de Taichi. Debería llevar su mismo apellido.
Ryo asintió.
—Pe-pero ella era Yagami.
—Por una razón que desconozco Yuuko decidió quitarle ese apellido. — Comentó el oji-azul.
—¿Yuuko? —Koushiro reconoció el nombre de la madre de los Yagami— ¿No se había ido a vivir al sur del país luego de la muerte de su hijo y nieto?
—Sí, pero regresó hace unos años a la ciudad por lo estudios de su hija y por su problema de salud. — Respondió el oji-azul.
—¿Problema de salud? —Cuestionó el Izumi— ¿Qué le ocurrió?
—Tiene…—Ryo se detuvo y suspiró—Tenía cáncer.
¿Qué?
—¿Y có-cómo está ella?
El cambio de expresión en el rostro del Akiyama fue notable para el pelirrojo.
—Lamentablemente Yuuko murió.
¿Qué?
—Hace unas semanas atrás, el cáncer la venció.
—¿Cáncer? — Cuestionó el pelirrojo— ¿Tenía cáncer?
Ryo asintió— Lamentablemente sí, hace años combatía con esa enfermedad y tristemente perdió la batalla hace unas semanas.
Izumi literalmente quedó perpleja ante tanto talento exhibido por el moreno (insoportable) que siempre la molestaba.
Jamás pensó que tuviese tanto talento.
Sin embargo, este no era el pensamiento de su melliza.
—¡Wuaj! —Exclamó Nene— Esta fiesta estaba siendo increíble hasta que llegó ese cancionero de segunda. —Comentó— ¿De dónde habrá salido?
La rubia volteo hacia su hermana— A mi me pareció buena canción ¿sabes?
—¿Buena? — Kouji rió con ironía— Mejora tu oído Izumi, ese chico no llegará lejos con ese talento mediocre.
—Ni que hablar. — Musitó Nene— La música no es un negocio rentable, probablemente terminará cantando en la calle.
Justo esas palabras e dijo a Takuya hace unos días para ofenderlo, sin embargo, ahora se arrepentía de hacerlo. El moreno tenía un talento innato.
Zoe frunció el ceño— ¿Por qué eres así hermana?
Esos comentarios clasistas era algo que su abuela, Toshiko haría, evidentemente Nene estaba muy influenciada por ella.
—Simplemente digo la verdad. —Respondió la oji-morada— Y Kouji concuerdo conmigo ¿no?
El oji-azul asintió.
La oji-verde bajó la mirada— Pues yo no lo estoy. —Murmuró para sí misma.
Yamato siguió con su mirada a la mujer quién ingresaba a su gran mansión.
Hizo una mueca.
¿Por qué le resultaba tan familiar?
Fue así como se dispuso a ir tras ella, sin embargo, no habrá avanzado mucho hasta que sin querer tropezó con un mesero.
—¡Ups! Lo sien…—El rubio se sorprendió al ver de quién trataba— ¿Ryo?
¡Rayos!
Pensó el hermano de Mimi al ver al empresario.
—Hola, Yamato. — Respondió el castaño serio.
—¿Ryo qué haces aquí? — Yamato le preguntó.
—¿Qué no es obvio? — Preguntó Ryo— Estoy trabajando.
El rubio pasó su mirada por la bandeja y luego por su traje.
—¿Desde cuando eres mesero?
—Desde siempre. — Respondió el Akiyama.
—No lo sabía.
—¡Pues claro que no! — Musitó Ryo—Tú en tu burbuja no sabes nada del resto.
Yamato frunció el ceño molesto ante este comentario— ¿No estarás aquí para acercarte a mis hijas?
El Akiyama rió— ¿Contigo aquí? —Preguntó— No seas idiota. —Rodó los ojos—No negaré que sí, quiero acercarme a mis sobrinas, pero no es por ellas que estoy aquí. — Habló— Necesito trabajar, recuerda que por culpa de tu familia y el odioso de Kousei, Tomoko y yo estamos en la miseria.
Yamato rodó los ojos.
—¿Sabes qué no ganas nada culpando a Kousei por algo que no hizo?
—¿Qué no hizo? — Preguntó Ryo— ¡Claro que lo hizo!
—Claro que no. — Respondió el rubio—Tomoko cometió un error en uno de sus negocios, Kousei simplemente la salvó.
—¡Claro que no! Y tú bien sabes. —Habló el Akiyama— A ella le jugaron sucio al igual que a mi hermana.
—Tu hermana fue quién nos jugó sucio a nosotros. — Respondió Yamato— Ella me fue infiel con mi mejor amigo muchos años y recién lo vine a saber cuando ella mató a…—Se detuvo antes de decir esto era difícil.
—¡Ni se te ocurra decirlo! —Regañó el Akiyama— Mi hermana jamás haría eso.
Su mirada pasó por la anfitriona de la fiesta e hizo una mueca. Necesitaba hablar con ella.
—¿Sabes? No estoy de ánimo para esto. — Yamato le habló a Ryo— Permiso. — Musitó antes de alejarse del joven.
El adolescente rodó los ojos.
Como siempre, Yamato cobarde.
Yamato ingresó a la mansión y observó a su alrededor sorprendido la gran riqueza que se reflejaba en todos los adornos lujosos que había dentro.
—Le serví un trago seco señor Ishida.— Una voz femenina llamó su atención y al voltear se encontró…
Con ella.
Haruna Anderson se encontraba sentada en un sofá con dos copas en las manos.
—Señor Yamato Ishida. —Musitó.
—Usted. —Fue lo único que dijo Yamato.
La castaña sonrió al ver que estaba a solas con él.
Hace años quería estar frente a frente con ese rubio.
—Lo estaba esperando. — Se levantó de su sofá.
—¿Cómo supo que venía tras usted?— Cuestionó el rubio.
—No ha dejado de mirarme en toda la fiesta.— Respondió la castaña— Lo vi seguirme hasta acá.
—Entonces ¿usted también estaba mirándome?— Preguntó el Ishida.
—Hace un rato dijo que necesitaba hablar conmigo ¿no?— Comentó Haruna tomando asiento frente a él.
Yamato observó atentamente a la mujer, para ser más preciso sus ojos, aquella mirada color miel que le recordaba a la madre de sus hijas, mas, no era la misma, por la forma en que se dirigía a él. Lo miraba con frialdad, seriedad y cero expresión, todo lo contrario a la que un día fue Mimi Tachikawa.
—Solo quiero hacerle una pregunta.— Respondió—¿Por qué insistió tanto en qué viniera?— Preguntó Yamato—Ni siquiera nos conocemos ¿Por qué tanta insistencia?
Haruna rió— ¿Qué le hace pensar que usted es importante para mí?
—Usted envió a su hombre de confianza para que viniera a esta fiesta, invitó a mi familia, ellos vinieron, sin embargo, de igual forma envió a su agente personal a buscarme.— Contestó el rubio— Insistió tanto que tuve que asistir.
—¿Qué no es obvio? Recién llegué a la ciudad y quiero comenzar con el pie derecho para mis negocios.
—Sí, pero mi padre es la cabeza principal de la empresa.
—Usted es la visible.— Respondió Haruna.
—Mas, mi padre toma la mayoría de decisiones.— Contestó el rubio.
—¿Por qué me hace tantas preguntas?— Cuestionó la castaña— ¿Le aburre estar mi casa? ¿No vió algo de su interés?— Intentó cambiar de tema, mas, no fue posible.
Yamato negó—¿Por qué se conoció tantas molestias en conocerme? ¿Qué necesita?
La castaña hizo una mueca— ¿Qué no es obvio?— Depositó la copa sobre una pequeña mesa y se levantó— Quiero que acepté mi propuesta y para eso debo ser estratégica ¿no?— Se acercó— Después de todo, en la guerra y en el amor todo se vale ¿no?— Lo observó de cerca fijamente a los ojos.
El oji-azul verdaderamente no lograba entender porqué esa mujer le recordaba a Mimi, eran muy diferentes. Esta mujer hablaba con seriedad, autoridad y frialdad.
—Obviamente en este caso no hablo del amor.— Musitó Haruna— En este caso yo hablo de negocios, ya que para mí ellos son una guerra sin cuartel y yo sé que su empresa me puede ayudar con eso ahora que vivo aquí.
—Hacemos muchos trabajando en mi empresa, tanto como dueños, inversionistas y accionistas.— Comentó Yamato.
—Lo sé.— Respondió Haruna— Y por eso que quiero robármelo a usted.— Depositó una mano en su brazo derecho de una manera bastante coqueta.
El rubio observó esto.
La castaña sonrió— Como profesional, claro.— Bajo su mano y se alejó de él—Sí, usted me acepta, el resto no se negará. Mas, si no lo tengo a usted de mi lado no podré lograr mi objetivo.
—Me parece bien su plan.— Comentó Yamato— Mas, debe saber usted que yo no confió fácilmente en las personas. Mucho menos en desconocidos.
Sí, ella más que nadie conocía lo desconfiado que era.
—Bueno, debería confiar en mi ¿sabe?— Musitó la mujer— Podemos ser buenos socios, incluso amigos.
¿Amigos?
—No lo creo.
Ella tampoco, mas, debía fingir serlo.
—Ahora, pero uno nunca sabe las vueltas de la vida.— Respondió la castaña antes de caminar en dirección a la salida.
Y cuando se refería a las vueltas hacia una directa referencia al lugar donde ella estaba, en lo alto de la cúspide, mientras que los Ishida pronto estarían abajo.
Takuya se dejó caer como un saco de papas sobre el sofá de la sala principal de su departamento ignorando completamente que este se corriera unos metros ante el impulso.
—¡Estoy muerto! — Exclamó el moreno agotado.
—Ya somos dos. — Musitó Hikari antes de dejarse caer sobre un sofá más pequeño.
—Nunca pensé que trabajar de mesero era tan cansador. — Comentó Takuya.
—¿Jamás lo habías hecho?
El moreno negó— Nunca. — Respondió— Verás, allá mi padre me obligaba a estar centrado solamente en mis estudios y lógicamente me daba chance para prácticar un deporte, no para trabajar.
Hikari llevó sus manos a su cabeza— Creo que mañana dormiré hasta el medio día.
—Ya somos dos. — Musitó Takuya— ¡Gracias al cielo mañana es Sábado!
—No celebraré por esto, mañana debo ir a cubrir un turno.
—¿Qué? — Cuestionó el moreno.
—Una amiga me lo pidió. — Respondió Hikari— Y no me pude negar.
—¡Wow! — Exclamó su primo— Terminarás muriendo por un colapso de estrés prima. Deberías darte tiempo para descansar.
—Me gustaría hacerlo, pero la vida, las deudas y la universidad no lo permiten. — Declaró Hikari.
Lamentablemente por los tratamientos de Yuuko toda su familia se vio afectada económicamente.
—¿Sabes? Cuando tenga mi primer sueldo te llevaré a un spa relajante. — Comentó Takuya.
—No pierdas dinero en mi.
—No lo pierdo. Es mi deber consentir a mi prima. — Habló el moreno.
Hikari sonrió, sin duda alguna, vivir con Takuya era lo mejor que le pudo pasar. Era como un hermano para ella.
—…Y a la vez cuidar. — Musitó el moreno.
—¿Cuidar? — Cuestionó la chica.
Takuya asintió—Dime ¿qué sucedió con ese chico rubio?
¡Rayos!
—¿Por qué preguntas?
—Porque los vi juntos toda la fiesta. —Respondió el moreno— ¿Era idea mía o te estaba ayudando a servir?
La castaña asintió— Lo estaba haciendo.
—¿Y por qué?
—Porque quería estar cerca de mí y hablar. — Contestó Hikari.
—¿Hablar? — Preguntó el moreno— ¿De qué?
—De nuestra cita. — Musitó la castaña.
—¿De su cita? — Cuestionó Takuya— No me digas que aceptaste nuevamente salir con él.
Hikari simplemente asintió.
—Pero, prima…
—Takuya. —La chica lo interrumpió— Por favor, no me critiques. Lo que ocurrió la última vez fue un desafortunado suceso, Takeru se merece una oportunidad para encomendar ese error.
—Sí, pero no quiero que sufras.
—Y no sufriré. — Comentó la joven— Sin embargo, no quiero que te enojes.
—Me es inevitable enojarme, ese chico te lastimó.
—Sin querer.
Takuya se cruzó de brazos— Como sea. No quiero que te haga sufrir. Tú sabes que eres lo más importante para mi padre y para mi, es nuestro deber cuidarte.
Hikari se acercó a él y acarició su mejilla— Lo sé y lo agradezco. — Amaba sentirse protegida— Sin embargo, ya soy grande y sé medir las consecuencias de mis actos. Sobre todo, ahora que mi madre partió y no tengo que cuidarla me gustaría darme una oportunidad de ser feliz, armar mi vida y enamorarme.
—Y lo mereces, pero tú bien sabes que mi peor pesadilla en verte sufrir.
—Lo sé. — Musitó la castaña antes de depositar un beso en su mejilla— Pero no te preocupes. Estaré bien.
Sora pasó su mirada por la habitación de Izumi, dio algunos pasos y se encontró con las habitaciones de Nene, quién también dormía. Pasó su mirada por la habitación de Rika, la cual permanecía cerrada, como siempre, la privacidad, ante todo.
Tan parecida a su padre.
Pensó para sí misma.
Continuó su camino por el largo pasillo hasta llegar al fondo donde había una puerta.
Pasó una mano por su cuello y sacó una llave.
Fue así como la ingresó a la cerradura, la giró y la puerta se abrió.
Antes de entrar, Sora observó hacia atrás para percatarse que nadie la estuviera observando.
Cuando se percató que nadie estaba ahí, ingresó a la habitación cerrando la puerta tras ella.
Dentro había una escalera con escalones los cuales comenzó a subir.
Al llegar al final de ellas se encontró con una gran habitación.
Había un sofá celeste y junto a él un mueble con cajones. Sora se acercó a ella y nuevamente tomó las llaves de su colgante, fue así como ingresó una de las llaves en la cerradura de un cajón el cual abrió.
Sora observó atentamente el interior, en aquel estante había muchas cosas libros, álbumes, cuadros, ropa, juguetes todo de bebé.
La pelirroja tragó saliva, sabía que no debía estar ahí, ya que todos esos recuerdos eran dolorosos. Pero aquella conversación con su madre y aquella celebración de Izumi le hizo recordar su pasado.
La mujer tomó un álbum entre sus manos, tomó asiento en el sofá y lo abrió.
Sora observó atentamente la imagen y su corazón se rompió en mil pedazos, así como cada vez ocurría cuando revisaba las cosas de su pequeño, su bebé, su hijo...
Isamu.
Quién lamentablemente murió en un accidente de auto junto a Taichi Yagami, su único y gran amor.
Unas lágrimas se asomaron por sus ojos y no tardaron en caer mientras observaba aquel álbum.
Miles de recuerdos vinieron a su mente.
Siempre se preguntaría ¿por qué la vida fue tan cruel al quitarle a su hijo? Su único hijo, a quién amaba con todo su corazón y que ansiaba por ver crecer, a quién quería enseñarle caminar, hablar, leer, entre otras cosas.
Las hijas de Yamato eran su consuelo, pero jamás ocuparían completamente ese vacío que la pérdida de su hijo, Isamu, dejó.
~Al día siguiente~
Las mujeres de la familia Ishida se encontraban desayunando tranquilamente en la mesa.
—La fiesta de ayer estuvo increíble. — Musitó Nene.
Izumi asintió con una sonrisa—Sin duda.
—Eso quiere que se divirtieron ¿no? — Comentó Sora.
—Sí. — Respondió Zoe— Nos divertimos al máximo.
—Es una pena que te hayas retirado antes madre. — Comentó Nene.
Rika simplemente bajó la mirada, ella sabía que la culpa era suya.
—Estuvo bien que lo hiciera, ustedes bien saben que no puedo exponerme al estrés. — Habló Sora— No por nada estoy con licencia psiquiátrica.
Estar al frente de una compañía de moda era un trabajo intenso y ella no era de esas personas que dejara el trabajo de lado, esto lamentablemente le jugaba en contra de vez en cuando y debía descansar.
—Por cierto ¿Cuándo regresarás a la empresa madre? — Preguntó Izumi— Estamos con mucho trabajo, Miyako y yo intentamos tener todo en orden, pero la universidad me consume mucho tiempo y no puedo ayudarla del todo.
—Este mismo Lunes regresaré a trabajar. — Respondió Sora— Mi licencia caduca el Miércoles, sin embargo, no quiero estar más tiempo fuera, pronto debemos presentar la nueva colección y no quiero tardar, necesito verificar que todo esté bien. Desde los diseños hasta las fotografías.
"Las fotografías"
—A cargo del innombrable. — Pensó la rubia.
—Y ya que mencioné las fotografías necesito saber ¿cómo va el nuevo fotógrafo que Miyako contrató? — Musitó la pelirroja.
—¡Rayos! — Pensó Izumi. No quería que le preguntase por él, lamentablemente ambos no tenían buena relación. Mas, debía ser capaz de separar lo personal de lo laboral— ¿E? E-es principiante, pe-pero tiene buen talento, sabe encontrar las ideas y hasta el momento todo va bien.
—Me alegra escuchar eso. — Respondió Sora.
—Buenos días. — Yamato apareció en el lugar.
—Buenos días. — Contestó la mayor.
—Buenos días padre. — Musitó Izumi.
El rubio tomó asiento en su lugar.
—¿Cómo despertaste cariño? — Sora le preguntó a su esposo.
—Desperté bien. — Respondió Yamato—Aunque un poco alterado, mi alarma no sonó y debo llegar cuanto antes a la empresa. —Dirigió su mirada a su hija castaña— Nene, termina rápido tu desayuno. Debemos irnos.
Nene asintió.
—¡Sábado! —Exclamó Rika— ¿Quién trabaja un Sábado? — Cuestionó— Verdaderamente no lograría hacer lo que ustedes hacen.
—Ni yo. — Musitó Izumi— Amo trabajar en la compañía, pero necesito descansar.
—Bueno, es la obligación de hacer exitosa nuestra empresa. — Musitó Nene. Y coquetear con Kiriha, aunque, esto último no lo diría.
—¿Para qué quieren más dinero? Con toda la fortuna que tiene la empresa tienen para jubilar mañana y vivir bien. — Comentó la menor.
—No es simplemente generar Rika. — Respondió la castaña— Si no que también es para mantener el dinero, cada año el dinero pierde su valor, por eso hay que mantener su valor aumentándolo.
—Exacto. — Contestó Yamato—Por eso es necesario trabajar al máximo.
La pelirroja hizo una mueca.
Jamás comprendería a su padre y hermana.
—En cuanto a ti, Rika, tienes prohibido salir hoy. — Yamato le habló a Rika.
—¿Qué? Pero…
—Pero nada. —Intervino el rubio— Sigues castigada por lo de ayer.
—Papá ¡Es sábado! No quiero estar todo el día encerrada. — Regañó Rika.
—¡No Rika! — Contestó Yamato— ¡Y es mi última palabra!
—¡Pues a mí me da lo mismo! — Declaró la pelirroja antes de levantarse de su asiento, caminar en dirección a la puerta principal.
—¡Rika! — El oji-azul se levantó de su asiento— Rika. — Caminó tras ella.
La pelirroja simplemente acomodó sus zapatillas y cuando estuvo lista salió del lugar.
—¡Rika! —Gritó Yamato.
Izumi también se levantó de su lugar y siguió a su padre— Papá, déjame, yo me encargo de ella.
—Pero, Zoe, tú…
—Tranquilo, tú debes trabajar, en cambio yo tengo todo el tiempo para ir tras ella y hablar. — Musitó la rubia antes de acomodar sus botas y su chaqueta.
El Ishida hizo una mueca— Por favor, ve que no haga locuras.
—No te preocupes papá, confía en mí, cuidaré a mi hermana. — Musitó la oji-verde antes de salir del lugar.
Mientras tanto en la mansión Anderson.
Mimi, Koushiro y Akari se encontraban desayunando juntos, como siempre lo hacían desde que quedaron solos los tres frente al mundo.
—¿Irás a la empresa a insistir nuevamente que acepten tu plan de negocios?— La más joven le preguntó sorprendida a su madrina.
Mimi asintió— Debo seguir insistiendo hasta que me acepten hacer negocios.
—Pero ¿no levantará sospecha tanta insistencia?—Preguntó Akari— Digo, ya les resulta extraño recibir regalos y haber sido invitados a tu fiesta ¿No sospecharan si sigue insistiendo?
—Es probable.—Comentó Koushiro— Como así es probable que no. Recuerda Aka, nuestro único objetivo es llegar hasta ellos.
Akari bajó la mirada— Lo sé, pero es inevitable preocuparse.— No quería perderlos a ellos como perdió a su madre.
Mimi hizo una mueca y tomó la mano de su ahijada— Tranquila preciosa, todo estará bien.
—¿Cómo puedes estar tan segura?— Preguntó la pelirroja— Tú más que nadie conoces como es esa familia de peligrosa, como les gusta tener el poder sin importar por donde deben pasar o a quién matar.
Sí, lamentablemente ella más que nadie sabía la crueldad que albergaba esa familia, pero debía continuar...
Por sus hijas.
—Akari, lamentablemente esta es la única forma en que Mimi podrá recuperar a sus hijas y hacer justicia de una buena vez por todos los crímenes que ellos cometieron.
—Sí, sé que han cometido crímenes, pero si fueron capaz de matar a mi madre, quitarte las heredades de mi abuelos e incriminarlos, son capaces de hacer otras cosas más.—Respondió Akari— No me gusta pensar en el pasado, sino en el presente, no perderlos, por favor.
—Mi niña, no nos vas a peder.— Respondió la castaña— Lo prometo, todo esto se hará con suma cautelo y precaución.
La pelirroja hizo una mueca y bajó su mirada, al parecer, nada haría ver a Mimi y su padre no darían su brazo a torcer.
Eso le preocupaba y mucho.
Pero, debía ser optimista, aunque lo costase, porque no cederían por su petición.
Su sed de venganza era mayor a su amor por la vida.
—Por cierto, Akari ya es hora de que subas...—Koushiro observó su reloj de pulsera—Pronto llegará tu institutriz y debes estar con todos los sentidos despiertos.
La adolescente suspiró molesta— Esto de estudiar en casa es aburrido cuando trata de un día Sábado.
—Hey, nada de reclamos señorita, ese fue el trato.—Declaró el pelirrojo— Y prometiste cumplirlo apenas llegáramos a Japón.
Akari hizo una mueca, verdaderamente odiaba estudiar ciencias, matemáticas y esas cosas. Ella no tenía ese porte, al contrario, era más extrovertida, alocada, amaba diseñar, cocinar y esas cosas. Odiaba las computadoras y todo lo que tuviese que ver con tecnología. Pero evidentemente su padre no le hacia caso cuando le decía que no quería seguir sus pasos.
Suspiró.
En minutos como ese extrañaba a su madre.
—Está bien padre.— Musitó antes de darle un último sorbo a su café y levantarse— Permiso.
Mimi hizo una mueca al ver que la expresión de la joven no era de agrado.
—Pasan los años y sigues siendo igual o peor de exigente con tu hija ¿e?—Le comentó a su amigo cuando Akari ya estuvo lejos— Estás cegado con tu idea de ir a la universidad.
—Me es inevitable serlo.—Declaró Koushiro— Por este cambio a Japón permití que se tomara un año y estudiara virtualmente diseño, sin embargo, yo quiero que explore más su inteligencia para que el próximo año entre a la Universidad a estudiar Ciencias.
—Lo entiendo, lo entiendo.—Musitó la castaña— Sin embargo, insisto, no deberías ser tan exigente con ella. Akari es inteligente, sí, pero eso no es sinónimo que deba seguir tus pasos o que se deba convertir en esa gran ingeniera que tú quisiste ser en su momento.
El hombre hizo una mueca— Lo que hago es por su bien. Teniendo un título descente en mano le permitirá ascender en la sociedad.
—No necesariamente.—Habló la castaña— Akari es increíble, talentosa, haga lo que haga con o sin título en mano prosperará, tú mismo lo viste con su pequeño emprendimiento en diseñar tarjetas o cuando abrió un pequeña pyme vendiendo pasteles. A su corta edad ha demostrado ser autosuficiente.
—Lo sé, pero yo quiero más.
—Izzy, por favor, no le des más carga a tu hija de la que puede llevar.— Musitó— Akari es buena niña.—Comentó Mimi— Quizás, un poco extrovertida y apasionada. Pero debes estar orgulloso de ella, aunque no estudie lo que tú quieres. Tu hija ya es perfecta.
Koushiro suspiró— Lo sé, pero tu bien sabes que me cuesta asimilar algunas cosas.
Ser padre era lo mejor que le pasó en la vida. Sin embargo, algunas veces se sentía incapaz de ocupar ese rol, porque en ausencia de su esposa tenía que hacer el doble de cosas por su hija y esto algunas veces no era lo mejor. Lamentablemente Akari y él eran muy diferentes en la forma de ser y en la forma de pensar, esto provocaba que muchas veces discutieran.
Si no fuera por Mimi probablemente Akari a estas alturas de su vida lo odiaría por ser tan estricto y exigente con ella.
—Lo sé, pero también debes pensar en su bien mental y dudo que estresándola logres algo, sobre todo con este cambio a Japón, debes darle tiempo para que se adapte.— Finalizó la castaña.
Eso era un buen punto. Al menos por el momento necesitaba estar más tranquila para adaptarse a este nuevo país y ciudad (Aunque no le gustase)
Mimi le dió un sorbo a su café.
Koushiro también.
Un silencio se hizo presente, mientras el pelirrojo repasaba en su mente esta conversación.
—Cambiando de tema.—Finalmente habló el pelirrojo— Tengo una noticia que darte.
La castaña alzó una ceja— ¿Noticia?—Preguntó— ¿Qué noticia?
—¿Recuerdas la familia de Taichi?—Cuestionó Koushiro— Mejor dicho ¿recuerdas que él tuvo una hermana meses antes que Sora diera a luz a Isamu?
Mimi asintió— Sí, lo recuerdo.— Contestó— Los padres de Taichi tuvieron una hija, ella nació justo unos meses antes que su hijo.— A la cual recordaba bien, porque parecía casi melliza del hijo de Taichi y Sora, y no tía, al llevarse por pocos meses— Su nombre era Hikari.
Koushiro asintió.
—¿Por qué me preguntas por ella?—Preguntó la castaña sorprendida.
—Porque ayer ocurrió algo que no calculamos y pasó sin más.— Respondió el pelirrojo.
Esto llamó la atención de Mimi, quién alzó una ceja sorprendida sin entender que intentaba decir.
—Hikari, la hermana de Taichi, estuvo aquí en la fiesta trabajando para nosotros.
¿Qué?
Ryo llevo una mano a su boca intentando ocultar un gran bostezo que salía de sus labios.
Verdaderamente estaba agotado.
—¡Vaya! Te ves cansado. — Musitó Tomoko— Tuviste bastante trabajo ayer al parecer.
Ruo asintió— Corrimos de un lugar a otro con los chicos con la comida, había muchos invitados.
—¿De verdad? — Preguntó Tomoko— ¿Cuántos?
—Alrededor de cien o ciento veinte personas. — Habló el Akiyama— Eran muchos, entre ellos estaban…—Hizo una mueca— Mis sobrinas.
—¿Qué? — Preguntó Tomoko— ¿Nene e Izumi?
El chico asintió— Junto a Sora, Yamato y toda su familia, al parecer era una fiesta especialmente para familias adineradas.
—No me sorprende, Koushiro comentó que su jefa tiene mucho dinero y una gran empresa. — Comentó la Kimura— De seguro son conocidos.
—Me parece que no del todo. — Musitó Ryo— Todos parecían sorprendidos por la llegada de aquella mujer, como si recién las estuviesen conociendo. —Comentó— Aunque…
—¿Aunque?
Ryo bajó su mirada a su té e hizo una mueca—Esa mujer me resultó muy familiar.
—¿Familiar?— Cuestionó Tomoko— ¿Por qué?
—No lo sé.— Respondió el Akiyama— Sus ojos...—Suspiró— Mejor dicho su mirada me recordó mucho a mi hermana.
La mujer Kimura alzó una ceja— ¿A Mimi?
Ryo asintió— Sí.
Esto sorprendió a la pelinegra.
—¿De verdad? — Cuestionó— ¿Por qué?
—No lo sé. — Contestó el chico— Aquella mujer era completamente diferente. —Habló— Elegante, utilizaba joyas, ropa lujosa, todo lo contrario, a mi hermana.
—Eso no era algo propio de Mimi.
—¡Lo sé! — Exclamó Ryo— Aún así me pareció parecida. —Suspiró— O al menos su mirada.
—¿Su mirada?
El oji-azul asintió— Sus ojos eran…—Buscó la palabra— Similares.
Tomoko observó sorprendida a su ahijado, verdaderamente no entendía para nada este recuerdo. Era evidente que extraña a su hermana, era lógico que viera a su hermana donde no estaba, sin embargo, era preocupante, Mimi yacía muerta hace años.
—Por cierto, en esa fiesta también estuvieron Kousei, Satomi y tu hijo. —Recordó Ryo.
—¿Kouji?
El chico asintió— No le agradó verme ahí al parecer.
¡Vaya sorpresa! Pensó Tomoko irónica. Lamentablemente su ahijado y su hijo no tenían buena relación.
—¿Discutieron?
—Algo así. —Comentó Ryo— Intenté ser lo más pacífico con él, pero me es imposible, tú bien sabes que no me agradaq su actitud tan prepotente.
Tomoko hizo una mueca—Mi hijo no es malo, simplemente que su carácter es difícil, verás, a él no le tocó la mejor parte de nuestra separación.
—¿No?— Cuestionó el Akiyama— ¿Cómo puedes decir eso? Él vive entre lujos y riquezas, jamás pasó hambre, tiene dinero, estudia, viaja.
—No me refiero a lo económico Ryo.— Musitó Tomoko— Tú bien sabes que me refiero a lo sentimental. Tú bien sabes que Kouji siempre estuvo lejos de mí, viajando de un lugar a otro, siempre se sintió solo, jamás quiso aceptar a Satomi, pero por obligación tuvo que hacerlo, esto no quitó que se sintiera más desentendido de su padre, ya que Kousei jamás demostró ser un padre cariñoso provocando más soledad en él.— Recapituló toda la vida de su hijo— Todo eso pareció cambiar cuando se conoció con Koichi y se reencontró conmigo, mas, tú bien sabes que esto duró mucho, Koichi murió cuando apenas llevaban seis meses conociéndose. Eso le afectó en gran medida.
—Eso lo entiendo y lo sé, porque lo vi.— Respondió Ryo— Pero, eso no justifica su actitud tan arrogante y orgulloso, tú no tuviste una buena vida, jamás recibiste cariño, solo dinero por parte de tus padres, y no por eso te convertiste en una mujer fría. Yo también perdí a mi hermana y no por eso me he vuelto un iceberg.— Comentó— Y al contrario de él, puedo ser pobre, pero jamás me avergonzaré de mis orígenes, así como él, que lamentablemente. Se avergüenza decirle al mundo que eres su madre.
Tomoko hizo una mueca y bajó la mirada— Es más complicado que eso, querido.
Ryo simplemente suspiró, en verdad era difícil hablar con ella de su hijo, ya que Tomoko reconocía la mala actitud de este, mas, lo seguía defendiendo por el solo motivo de ser sangre de sangre.
Típico de madres.
Ojalá él hubiese vivido más tiempo con la suya, en verdad extrañaba a su madre, Satoe y a su hermana Mimi (Bueno, en realidad, media hermana, pero hermanos finalmente)
—¿Hi-Hikari? —Preguntó Mimi incrédula.
Koushiro asintió.
—¿He-hermana de Tai?
—Al parecer sí. — Respondió el Izumi.
—Pe-pero ¿por qué no me dijiste?
—Porque lo supe cuando la fiesta estaba terminando a su fin.— Respondió Koushiro— Yo no sabía que trataba de ella hasta que tu hermano, Ryo, me dijo quién era.—Explicó— Al parecer era una de las chicas de su grupo de meseros.
¡Wow! Esto literalmente fue el desayuno de Mimi, ante la sorpresa.
—¡Vaya!— Exclamó la castaña— No lo esperaba.—Musitó— Nunca me hubiese imaginado que Hikari Yagami estaría tan cerca de nosotros.
Jamás consideró la idea de reencontrarse con la familia de su mejor amigo, que en paz descanse.
—Kanbara.—Corrigió Koushiro.
Mimi alzó la mirada sorprendida—¿Kanbara?
El pelirrojo asintió—Sí, Kanbara.— Respondió— Ese es su apellido.
¿Qué?
—¿Por qué ese apellido?—Preguntó Mimi— Yo recuerdo muy bien que su nombre era Hikari Yagami, porque al igual que Taichi también es hija de Susumo Yagami ¿no?
Koushiro asintió—Sí, yo también la recordaba así, pero evidencié todo el registro del personal de anoche y sí, su apellido es Kanbara.
—¿Y por qué?
—No lo sé. —Respondió el pelirrojo— A mí también me dejó desconcertado, pero antes de aclarar dudas quise hablar contigo, ya que pensé que tú podrías saber porque tenía otro nombre.
—No lo sé, al contrario, me toma por sorpresa toda esta situación. —Comentó Mimi—Sobre todo luego de estar tantos años sin saber algo sobre la familia de Taichi.
Lamentablemente tuvieron que dejar personas atrás para poder surgir de las cenizas. Yuuko y su hija fue parte de ese grupo.
—Créeme a mi también me tomó por sorpresa. — Respondió Koushiro— Aun más cuando Ryo me dijo que…— Se mordió el labio inferior impidiendo decir lo siguiente.
—¿Decirte qué? — Preguntó la castaña.
La expresión en el rostro del pelirrojo cambió a una triste.
—¿Por qué colocas esa cara? — Cuestionó Mimi preocupada— ¿Qué más te dijo mi hermano?
Koushiro apretó los dientes.
—¡Izzy! — La Tachikawa lo llamó— Dime ¿qué pasó? ¿por qué te colocas así?
El Izumi suspiró— Ryo me dijo que Yuuko…—Era difícil decirlo— Está muerta.
—¿Qué? — Esto sorprendió a Mimi— ¿Muerta?
Koushiro asintió— Si. — Respondió— Al parecer tenía cáncer y murió hace unas semanas.
—Pe-pero…—La castaña intentó hablar, pero no pudo hacerlo, la noticia verdadermaente la tomó desprevenida— Siempre fue una mujer sana, que promovía el cuidado personal y buena alimentación, lejos de farmacéuticos y esas cosas.
—Sí, siempre fue cuidadosa con su alimentación y promovía la vida saludable, pero las enfermedades llegan en cualquier momento. — Habló el pelirrojo— Y lamentablemente le tocó a ella.
¡Que mal!
A la vida no le bastó con quitarle su esposo, su hijo y nieto. Sino que ahora, la vida se encargaba de arrebatarle la vida a ella misma.
—¿Y-y Hikari? — Preguntó Mimi— ¿Ella se quedó sola?
—No lo sé. —Respondió Koushiro— Por el tema de la fiesta no pude continuar hablando con Ryo, así que, no sé ocurre con Hikari, si vive sola, si estudia o trabaja.
—A mí sí me gustaría saberlo. —Declaró la oji-miel.
—¿De verdad?
La castaña asintió.
Hikari era lo único que quedaba de Taichi, su mejor amigo, y si verdaderamente estaba sola frente a la vida, no podía dejarla desamparada.
— Investiga todo sobre ella, por favor, quiero saber todo sobre Hikari.
Koushiro asintió.
Sin duda lo haría, pero no solo por Mimi, sino por él, Taichi también era su amigo.
El ascensor del holding Ishida se abrió y Kiriha descendió de él un tanto desanimado, en su rostro relucían unas profundas ojeras, consecuencia de la fiesta de anoche a la cual asistió.
Bostezó.
¡Era injusto tener que trabajar un Sábado! Yamato verdaderamente estaba demente al no dejarlo descansar al menos dos días a la semana, su trabajo era agotador y necesitaba más que el Domingo para hacer su vida.
Dio unos pasos y al llegar a la sala principal se encontró con el lugar extrañamente con muchas muchas personas, mejor dicho, mujeres se movilizándose de un lado a otro con cajas y carpetas.
Alzó una ceja sorprendido.
¿Qué estaba ocurriendo ahí?
Sin pensarlo dos veces se acercó a la oficina del jefe.
—Permiso Yamato.— Ingresó al lugar— ¿Qué ocurre aquí? ¿Hay reducción de personal o algo así?
—¿Por qué preguntas?— Cuestionó el Ishida sin despegar su mirada de su Tablet.
—Por toda la movilización que hay dentro.
Yamato alzó su mirada— Pues no, simplemente que decidí enviar a gran parte del personal a las afueras de Tokyo y algunas fuera del país. Como ya sabes, necesito mayor organización en las sucursales que tengo en el exterior.
—¡Vaya! No lo sabía.
—Ahora lo sabes.— Respondió el rubio— Envie a dos ejecutivas a Nagoya. Una abogada a Sapporo y dos secretarias a España.
Kiriha observó sorprendido el lugar— Vaya, verdaderamente no lo esperaba.
Yamato apoyó sus codos sobre la mesa y juntó sus manos—Tranquilo, todo estará bien.
—Yo estoy tranquilo.— Respondió el Aonuma.
—A mí no me pareces muy tranquilo.— Comentó el Ishida—¿Por qué? ¿Vas a extrañar a nuestro personal?
—¿Por qué dices eso?— Cuestionó Kiriha extrañado— Solamente me sorprendió.
Yamato simplemente rio para sus adentros.
Ya con esto podía poner en marcha su plan.
—Kiriha.— Una voz femenina se escuchó y en el lugar apareció la hija de Yamato, Nene.
El nombrado volteo— Nene, que bueno que llegas.
La castaña se acercó— ¿Por qué?— Depositó sus manos en sus hombros y se acercó a su oído— ¿Me extrañaste?
—¿E?— Balbuceo el chico y rápidamente se alejó— N-no, di-digo...—Aclaró su garganta.
—Permiso, señor Ishida.— Mizuki, la secretaria, interrumpió la conversación.
—¿Si?— Yamato alzó la mirada.
—Traigo un regalo que dejaron en recepción.— Respondió la pelirroja y señaló un ramo de rosas que tenía en las manos.
—¿Es para mí?— Preguntó Nene.
—¿E? N-no.— Contestó la secretaria antes de entregarle el ramo a Yamato.
El Ishida recibió el ramo y lo observó.
—Permiso.— Mizuki salió del lugar.
—No puede ser.— Comentó Yamato— Estas flores son para Kiriha.
¿Qué?
Tanto Kiriha como Nene se sintieron desconcertados ante esto.
—¿Para mí?— Cuestionó el Aonuma.
Yamato asintió— De un tal...—Leyó la etiqueta— ¿Ryouma? Para su gran amor, Kiriha Aonuma.
¿Qué?
Tanto la cara de Nene como la de Kiriha fue un poema que deleitó a Yamato ante el espanto que ambos sintieron en ese minuto.
Izumi observó a su alrededor bastante temerosa. Por unos minutos se vio arrepentida de pedirle al chofer que se fuera. Jamás en su vida había venido a Adachi, solo recordaba que un par de veces pasó en auto, pero jamás descendió de él. Este lugar era una de las comunas más peligrosas y antiguas de todo Japón.
Respiró profundo.
¿Qué tenía este lugar que llamaba tanto la atención de su hermana?
Era un lugar completamente diferente al lugar ellas vivian.
Había mucho comercio ambulante en las calles, casas y edificios antiguos, plazas con juegos oxidados, algunos rallados y otros de plástico rotos. Había un mural gigante con grifiti, esto llamó su atención. Sin embargo, su apreciación terminó con enojo al ver que cerca del parque de juegos, sin respeto a los niños, se encontraban algunos fumando.
Hizo una mueca.
Ella no era una mujer clasista, a diferencia de su familia. Sin embargo, era difícil estar fuera de "zona de confort" sin alguna compañía o guía que le dijese donde ir.
Suspiró.
Lo mejor sería encontrar los más rápido a Rika para irse pronto a su casa.
Fue así como Izumi comenzó a caminar en dirección hacia la plaza frente a ella esperanzada de encontrar a su hermana.
Sin saberlo, a unos metros de Izumi, en un paradero de autobús se encontraba Takuya junto a su prima.
—¿Enserio irás a trabajar? —Takuya le preguntó a la chica.
Hikari asintió— Sí. —Respondió— Una amiga me pidió que la reemplazara hoy, porque tenía unos asuntos que resolver. —En sus manos alzó un baúl de madera— Disculpa si te doy mucho trabajo al pedirte que vayas a dejar esta ropa y juguetes donde Alice, pero hasta hoy reciben las donaciones para la campaña de caridad y no he ido a dejarla.
—No te preocupes. — Contestó Takuya— Yo también pensaba en ir a dejar algo para la campaña.
—Recuerda luego de ir a dejar la ropa y juguetes pasa al supermercado. — Comentó la chica—Compra lo que falta en casa y por favor, te encaresco que ordenes tu habitación.
—Lo sé, lo sé. — Musitó el Kanbara—No te preocupes por eso, me encargaré de dejar todo bien organizado como a ti te gusta.
Justo en ese minuto un autobús apareció por la esquina.
—Ahí viene tu autobús.
—Recuerda todo lo que te dije. — Mencionó la chica.
—Lo haré, lo haré. — Takuya rodó los ojos.
Hikari se acercó a él y besó rápidamente la mejilla de su primo— Luego nos vemos.
—Adiós Hika.
Fue así como la joven subió al autobús cuando este se detuvo frente a ellos.
El moreno se despidió con la mano de su prima para luego disponerse a caminar en dirección al parque donde estaban recibiendo los objetos para la campaña. Sin titubear emprendió caminó hacia ella.
Iba tranquilamente caminando, no habrá pasado más de diez minutos hasta que llegó a su destino. Sin embargo, detuvo su caminar en seco al distinguir al reconocer a una persona en aquel lugar.
Saliendo de aquel parque una chica rubia de ojos verdes.
La reconoció al instante.
¿Qué rayos hacia esa chica aquí?
Izumi caminó tranquilamente por el lugar, observando a su alrededor, buscando a su hermana.
De repente alguien pasó por su lado y la agarró bruscamente del brazo obligándola a voltear.
—¡Hey! ¿Qué te sucede? — Cuestionó la rubia.
—¡Cállate! No grites. — Habló un sujeto vestido de negro con la cara cubierta y encapuchado, agarrándola del brazo—¡Dame todas tus pertenencias!
¿Qué?
—¿Qué?
—¡Dame tus pertenencias!— El hombre sacó de su chaqueta una navaja, pasó su mano por su pecho y apuntó el arma a su cuello.
¡Rayos, rayos, rayos!
—¡Auxilio!
—¡No grites!— Regañó el hombre—Sino tu hermosa cara quedará arruinada. — Apuntó la navaja contra su cara.
Izumi tragó saliva.
El hombre sin decir más comenzó a intrucear los bolsillos de la chaqueta de la chica.
La rubia simplemente se mantuvo quieta mientras esto ocurría.
El corazón de la rubia se aceleró a más no poder, sentía que en cualquier minuto se quedaría sin respiración, su cuerpo temblaba completamente. Sentía miedo ¡Mucho miedo! Quería a su papá.
—¿Qué te sucede idiota?— Un grito se hizo presente en el lugar.
Izumi no vio, solo escuchó que algo, mejor dicho, alguien golpeaba por detrás al ladrón, quién perdió el equilibrio soltando su agarre. Fue así como rápidamente se alejó de él.
Grande fue su sorpresa al ver a cierto chico moreno, castaño de ojos chocolate junto a ellos.
—¿Takuya?
El chico pasó una mirada rápida por ella, pero luego volvió su mirada hacia el sujeto.
Izumi alzó una ceja al notar que el moreno en sus manos tenía un ¿baúl?...Al parecer con eso golpeo la cabeza del hombre.
Takuya rápidamente dejó el baúl de madera en el suelo y agarró al sujeto, que todavía se encontraba recentido por el golpe, por la chaqueta— ¿Cómo se te ocurre asaltar a una mujer indefensa?
—¡No te importa!— Gritó el encapuchado.
El moreno frunció el ceño y sin piedad estrelló su puño contra el rostro. El sujeto intentó defenderse, pero el Kanbara estrelló su rodilla en el estómago del sujeto, en un rápido movimiento le arrebató la navaja y finalmente lanzó al tipo al suelo—¡Nunca más vuelvas a atacar mujeres indefensas!
Fue así como el encapuchado rápidamente se levantó del suelo y cobardemente se alejó corriendo.
Takuya apretó los dientes enfadado—Cobarde. — Murmuró para él mismo antes de lanzar el arma al suelo y luego voltear hacia Izumi— ¿Estás bien?
—¿E?— Balbuceo la rubia— S-sí, e-estoy bien.— Lo observó— E-eso creo.
El moreno observó a su alrededor—Ven. — Musitó antes de llevarla hacia una banca y hacerla tomar asiento.
—Señor Ishida. — Mizuki ingresó a la oficina— Disculpe que lo moleste, pero afuera se encuentra la señorita Haruna Anderson, dueña de industrias Anderson dice que quiere hablar con usted.
¿Haruna Anderson?
¿Qué hacía ella aquí?
Yamato hizo una mueca.
Al parecer esa mujer no se daría por vencida tan fácilmente.
Debía hacer algo al respecto.
—Que entre. — Musitó el rubio.
Izumi respiró profundo intentando controlar su respiración y latidos del corazón, sin embargo, era difícil. Aun estaba temblando por el miedo que corrió por culpa de ese sujeto.
Takuya observó a la chica preocupado— ¿Cómo estás? Izumi ¿Te sientes mejor?
La rubia asintió— S-sí, un poco. —Depositó una mano en su pecho y respiró profundo.
Si no fuera por él posiblemente no estaría de esta forma.
—Gracias. —Izumi depositó una mano en su brazo— Gracias por ayudarme, de verdad.
—No debes agradecerme.
—¡Si debo! — Exclamó la chica— Si no me hubieses ayudado me hubiese ocurrido cualquier cosa.
Ese hombre quería sus pertenencias, pero ¡Quién sabe! Tal vez, quería algo más.
—Simplemente hice lo que cualquiera haría. —Respondió Takuya— Jamás dejaría que le hicieran algo malo a una mujer indefensa.
Eso era una cobardía.
—¿Qué haces aquí?— Preguntó el moreno— Este no es un lugar frecuente para personas como tú.
—S-sí, pero yo…tú…ya sabes, nosotros…—Izumi suspiró— Solamente hemos discutido.
—¿Y? — Preguntó el moreno— Jamás dejaría que alguien te lastimara simplemente porque no nos llevemos bien.
Antes que todo, él era humano.
Zoe tragó saliva sin poder creerlo, ella muchas veces juzgó a ese chico por el tema de la cadena.
Jamás en su vida se hubiese imaginado que él la ayudaría en un momento tan crucial.
—Buenos días señor Ishida. —Musitó Haruna al ingresar a la oficina.
—Buenos días señora Anderson.
—Señorita. — Corrigió la castaña— Prefiero que me diga así.
—Bueno, señorita Anderson, tome asiento. — Corrigió el rubio y señaló la silla.
Haruna se acomodó en la silla.
—Dígame ¿qué la trae por acá?
—Creo que usted se imaginara. —Respondió la castaña.
—Pues sí. — Respondió el oji-azul— Su propuesta para que hagamos negocios ¿no?
—Exacto.
Yamato suspiró.
¿En qué otro idioma debía decir que no estaba interesado en hacer negocios con ella? Sí, era tentadora la oferta, pero no la necesitaba. Hasta el momento todo estaba bien en su empresa con inversionistas, un exceso podría desequilibrar las cosas.
—Usted es bastante insistente ¿e? — Musitó el rubio observando seriamente a la mujer— No logra aceptar un no por respuesta.
—Pues claro que lo soy. — Respondió Haruna— Si no lo fuera, no tendría todo lo que tengo hasta hoy.
Yamato observó atentamente a la mujer, verdaderamente no lograba entender porque esa mujer le parecía tan familiar, para ser más específico le recordaba a la madre de sus hijas.
Mimi a través de sus ojos reflejaba sinceridad, ternura e inocencia en sus ojos. Sin embargo, esta mujer era todo lo contrario, su mirada era muy fría, seria, sin emociones nada en comparación a la Tachikawa.
—Su hombre de confianza ya me mostró la propuesta, la leí, la analicé y le dije que no. —Contestó el rubio— Así que, no vale la pena insistir.
—Claro que sí, porque ahora hice muchos cambios en la propuesta de Koushiro le hizo. — Haruna sacó una carpeta de su bolso— Es mucho más interesante que antes.
—Independiente de que lo sea, no estoy interesado señorita Anderson. No necesito inversionistas nuevos.
—Eso lo dice ahora, porque no la ha leído. — Depositó la carpeta en la mesa y la deslizó cerca del rubio.
—Lo siento, no tengo tiempo.
—No requerirá de mucho tiempo, señor Ishida. — Respondió la castaña.
Yamato suspiró.
Esta mujer verdaderamente era insistente.
—Aunque sea, por última vez, dese un tiempo para leer.
—Está bien.
Fue así como el rubio depositó su mano en la carpeta para atraerla hacia él provocando que sin querer sus manos se rozaran. Ambos intercambiaron miradas sorprendidos. Sin embargo, Yamato no le dio lugar a un momento cursi e incómodo, rápidamente tomó la carpeta y la abrió.
—Por cierto ¿qué haces aquí? — Cuestionó Takuya—No es por ser clasista, pero es extraño ver a alguien como tú aquí.
Sí, era verdad. Ese lugar jamás era visitado por personas de su clase social debido a lo lejos que se encontraba de su barrio y a la vez de su realidad.
—Vine a buscar a mi hermana.— Respondió la rubia.
—¿Tu hermana?— Preguntó el castaño.
Izumi asintió— Rika tiene algunos...—Buscó la palabra adecuada— Amigos aquí.
Takuya alzó una ceja— ¿A sí?
La rubia asintió.
—Pensé que las personas de tu clase no se involucraban con personas de este lugar.— Comentó el moreno— Creo que me equivoqué, después de todo, Takeru viene por mi prima y tu hermana viene por sus amigos.
—No seas clasista, tener diferentes clases sociales no es sinónimo de no relacionarnos.
—No, pero es poco común.— Comentó el castaño— Y tú bien lo sabes.
—Bueno, yo...—Izumi quiso buscar una respuesta adecuada, sin embargo, no la encontró.
Observó al rededor, ese lugar era completamente extraño para ella, jamás estuvo ahí y jamás se relacionó con personas de ese lugar.
Dirigió su mirada hacia el moreno.
Él era la excepción.
—Me relaciono contigo todos los días en el trabajo.— Musitó la rubia.
—Porque te viste obligada, no por gusto.
Buen punto.
Observó el lugar, era muy diferente a lo que estaba acostumbrada.
—¿Tú vives aquí?— Preguntó Izumi refiriéndose al lugar.
Takuya asintió.
La rubia hizo una mueca, no parecía un buen lugar para vivir, el edificio era antiguo, su pintura estaba desteñidas.
—Se parece a tu mansión ¿e?— Bromeo el moreno literalmente para sí mismo. Algunas veces era mejor reír que llorar o lamentarse por su vida de bajos recursos.
La oji-verde simplemente observó el lugar sin saber exactamente que decir. Siempre vivió en una burbuja debido a la clase social en la cual fue educada, siempre obteniendo lo mejor de lo mejor. Sin embargo, ver estas realidades era algo que la impresionaba.
El chico no era pobre, pero evidentemente no tenía muchos recursos.
—¿Sabes? Si vendieras esa cadena podrías postular a una vivienda mejor.— Comentó la rubia.
—Lo sé.— Respondió Takuya— Pero ninguna vivienda va a reemplazar el valor sentimental que tiene esa cadena.
Izumi observó confundida al chico— ¿Por qué?
—Es un tema difícil.— El chico llevó una mano a su nuca.
Sí, eso le dijo Hikari.
El primo de Hikari tuvo intenciones de decir algo, pero un chico de cabello castaño-rubio y ojos azules llegó frente a ellos— ¡Takuya amigo que alegría verte!
—Hirokazu. —El moreno pronunció su nombre.
Ambos chocaron los puños.
—Disculpa que moleste tu conversación con esta bella señorita. —Musitó el chico— Pero quería ver si me podrías aportar a mi venta de hoy.
—¿Qué vendes hoy? —Preguntó Takuya.
—Dulces, caramelos, palomitas de maíz, mazorca. — Señaló el chico su gran canasto.
Izumi observó esto, no le sorprendía en la Universidad pasaban muchos vendiendo cosas de manera "clandestina" para costear algunos gastos.
—¿Qué quieres?
—Palomitas.— Respondió el moreno.
Hirokazu sacó una bolsa y se la entregó.
—Gracias.— El moreno le entregó un yeans.
—Gracias a ti amigo.— Respondió el chico antes de alejarse.
Fue así como Takuya abrió la bolsa con palomitas y sacó un puñado para comer. Luego volteo hacia la chica, hizo una mueca, generalmente no le gustaba comer y ser observado, al menos sin ofrecer—¿Quieres?
Izumi observó la bolsa y sonrió—Claro.— Fue así como ingresó su mano y sacó algunas palomitas.
Esta respuesta sorprendió al moreno, quién verdaderamente esperaba que un rechazo por parte de la rubia.
El moreno alzó una ceja— ¿Y eso?
—¿Qué?— Preguntó la oji-verde— ¿Te sorprende?
—Pensé que las personas ricas como tú conservaban la línea.— Respondió Takuya.
Izumi río— Curiosamente todos se burlan de mí, porque no la conservo, mi hambre es gigante.— Contestó— Una vez incluso comí cien platillos de curri en menos de una hora.
La cara de impresión de Takuya fue un poema ante esta declaración— No te creo.— Musitó— ¿Tú? ¿Comiendo cien platos?— La observó de pies a cabeza.
—No parece ¿e?— Comentó la oji-verde antes de sacar otro puñado de palomitas y comer.
—Pues no.— Respondió Takuya.
Se veía demasiado delgada ¿Dónde guardó esos cien platos?
—Yo amo el curri, mas, no puedo comer más de dos.— Contestó el moreno.
Izumi rió— Soy insaciable en ese sentido.— Sacó otro puñado y lo ingresó a su boca.
—También me sorprende que aceptes comer algo que compré de un vendedor ambulante.— Comentó Takuya.
—Mi hambre es mayor a los prejuicios.— No le gustaba discriminar a las personas por su situación (La excepción fue Takuya, quién la hizo enojar y salir de control)— Además, amo las palomitas.—Musitó antes de sacar otro puñado.
¡Vaya! Si comía rápido, Takuya observó su bolsa que estaba a la mitad. Entre los dos avanzaron bastante.
—Espera.— Volteo hacia el vendedor—Hey, Hirokazu, dame otro paquete.
Fue así como el chico se acercó, el entregó la bolsa y Takuya pagó.
—Hey, yo lo pago.
—No te preocupes, ya lo pagué. — Respondió el moreno.
—¿Quieres hacer méritos por la cadena?— Preguntó la rubia.
—Tal vez...—Comentó Takuya— O simplemente quise ser amable.
—¿O querías evitar que termine tu paquete?— Señaló este que estaba por la mitad.
—No me culpes, tu historia de los cien platos de curri en menos de una hora me aterra.— Comentó Takuya— Pero prefiero que pienses que soy un caballero, ya que no logré darte esa primera impresión.
La chica rio ante esto, recibió el paquete y lo abrió para comenzar a comer.
—Así que…—Musitó Nene incrédula— Tienes un amor secreto.
—¿Amor secreto? — Cuestionó Kiriha— ¡No! Esto no es un amor secreto.
—¿A sí? — Preguntó la castaña— Entonces ¿por qué te llegó eso?
—No lo sé. — Respondió el rubio, pero para él fue evidente que algo ocurría con Nene. Su mirada era curiosa— No creerás que yo estoy con este tipo…
—No lo sé. — Musitó la oji-morada— ¿Por qué creería que no?
—Porque yo no soy de ese equipo. — A él le gustaban las mujeres, mientras más curvilíneas mejor.
Nene hizo una mueca— Pues a mí no me parece.
El rubio alzó una ceja sorprendido— ¿Por qué?
—Porque…—La chica tomó sus manos y se acercó hacia él— Si no lo fueras no te daría miedo este acercamiento.
¡Rayos!
Kiriha automáticamente se colocó nervioso ante esto. No por la cercanía, sino por la forma en que reaccionaba su cuerpo con ella ¡Amaba su aroma a frutilla! Tanto así que tenía ganas de probarlo de sus propios labios.
¡Pero! No debía hacerlo.
—¿E? —Balbuceo y rápidamente se alejó de ella— Lo mejor será que continuemos trabajando ¿sí?
—Y bien ¿revisó mi nueva propuesta? — Preguntó Haruna.
—Sí, lo hice. — Musitó Yamato observando la carpeta— Es bastante tentadora y agradable. Se nota que le preparó con mucho tiempo y ahora le cambió todos los puntos en contra que en su minuto me molestó cuando la leí por primera vez.
La castaña sonrió victoriosa ante esto.
—Pero…
¿Pero?
—Sigo con mi respuesta. — Respondió el rubio— No haré negocios con usted.
—¿Por qué? — Preguntó la castaña— ¿Acaso quiere más dinero? ¿Qué debo cambiar?
—Nada, señorita Haruna, pero la dije, al igual que antes, no necesito más inversionistas en esta empresa, ni nuevos proyectos, todo lo que tengo está bien. — Musitó Yamato— Lo lamento, pero no.
La castaña apretó el puño molesta. Esto no era bueno, al contrario, la única forma de aplicar su venganza.
—Es un honor tenerla aquí señorita Anderson. — Musitó Hiroaki.
—Me alegra verlo. — Mintió— Pero lamentablemente justo me iba.
—¿Por qué? — Preguntó Hiroaki.
—Porque mi trabajo terminó. — Respondió la mujer— Terminó antes de haber comenzado.
—¿Por qué dice eso? — Cuestionó el castaño— ¿Ocurrió algo con la propuesta de negocios?
Haruna asintió—A su hijo no le parecen mis ideas para hacer negocios.
—¿No? — Cuestionó el castaño— Eso no puede ser.
Yamato negó— Lo es padre. — Respondió— He analizado bien su plan de negocios y la verdad es que no creo que sea necesario hacer negocios.
—Pero, hijo, no siempre los negocios se realizan por necesidad. — Comentó Hiroaki— Eso deberías saberlo.
—Sí, lo sé, pero no creo que en este minuto sea lo más sabio. — Contestó el rubio.
El mayor hizo una mueca y dirigió su mirada hacia la mujer— Disculpe, señorita ¿me puede dar unos minutos para hablar con mi hijo?
—¿Hablar?
—Sí, pero no se vaya, espere en la sala principal, pronto la llamaremos para hablar nuevamente de su propuesta. — Respondió Hiroaki.
—Está bien. — Contestó Haruna— Permiso. — Musitó antes de salir del lugar.
Fue así como los Ishida quedaron solos.
—¿Por qué niegas hacer negocios con ella? — Preguntó Hiroaki.
—Ya te dije la razón, no es necesario.
—Veo que no has aprendido nada ¿e? No siempre los negocios se realizan por necesidad, sino por conveniencia. — Comentó Hiroaki— Este trato nos puede traer mucha fama y beneficios.
—No creo, ya tenemos bastante.
—A nivel asiático solo en tecnología, esta señorita nos permite ir más allá en el negocio del cobre. Tú bien sabes que jamás tuvimos esa posibilidad y lo valioso que es aquella materia prima en el mundo, no solo sirve para tecnología, sino para muchas otras cosas más. — Respondió el castaño.
—Padre, no estoy con ánimos de hacer nuevos contratos.
—Para los negocios no es necesario el ánimo, sino utilizar la mente estratégica. — Respondió el Ishida mayor.
—Veo que te sedujo su propuesta. — Musitó Yamato— Frente a eso creo que está claro que no puedo hacer algo en contra, ya que tú nunca me escuchas, mi opinión vale cero para ti.
—¿Cero? — Cuestionó Hiroaki— ¡Claro que no!
—Claro que sí. — Respondió el rubio— En todos los aspectos de nuestras vidas prefieres actuar sin mi consentimiento. Pero finges que sí solo para quedar bien ante el resto.
—¿A qué viene ese comentario Yamato? — Preguntó el castaño— Suena más a un tema personal que laboral.
—¿Y si fuera algo personal? ¿Cambiaría? — Cuestionó Yamato cruzándose de brazos— Incluso en pequeñas cosas de mi vida como persona te has dado el lujo de escoger por mí, sin preguntarme.
—Mmm…siempre que me haces ese tipo de comentarios es porque te acuerdas de cierta persona. — Comentó Hiroaki haciendo memoria—No me digas que nuevamente te acordaste de esa estúpida que vino a arruinar nuestra familia.
—No es eso. — Respondió Yamato.
—Pues a mí me parece que sí, la única razón por la cual has desobedecido mis órdenes es ella. — Contestó el castaño— Desde el minuto en que la conociste comenzaste a cuestionar todo lo que hago por ti.
—Eso no es verdad, yo te criticaba desde antes.
—Mentira, fue por ella. — Musitó Hiroaki— Gracias a esa chica te volviste un rebelde, sin causa, que desobedecía mis órdenes y simplemente me dio problemas.
—Ella no tiene nada que ver, al contrario, aun sin ella yo jamás acepté tus ideas.
—Pero, gracias a su ausencia obedeciste todas mis órdenes.
—Lamentablemente.
—Lamentable no. — Contestó el castaño— Gracias a mis decisiones eres quién eres y tu familia es lo que es.
—Yo jamás estuve de acuerdo en casarme con Sora ¿sabes? — Habló el rubio— Mucho menos en mentirles a mis hijas.
—Fue lo mejor.
—Claro que no.
—Claro que sí. — Respondió Hiroaki— Mimi se volvió loca.
—Sí, se volvió loca, sin embargo, tú no tenías derecho a exigirme que le mintiera a mis hijas. Ese derecho no te correspondía a ti, ellas merecían saber quién era su madre. — Reclamó Yamato.
—No sé por qué me reclamas por eso, tú estuviste de acuerdo.
—Claro que no. — Respondió el rubio— Tú me manipulaste para que lo hiciera y obligaste a Sora para que aceptara.
—Yo no manipulé nada.
—¿A no? — Preguntó el oji-azul.
—Bueno, tal vez sí lo hice, pero fue tu bien. — Contestó Hiroaki— Por el bien de nuestra familia ¿o dime? ¿enserio te hubiese gustado que tus hijas crecieran sabiendo que su madre era una mujer loca que asesinó a su propia abuela en venganza? ¿Qué asesinó a su bebé que llevaba en el vientre lanzándose de unas escaleras? ¿Y qué incendió la prisión en la cual estaba encerrada acabando con su propia vida y con muchas otras más? — Recapituló todo lo vivido— Dime ¿enserio te hubiera gustado que tus hijas crecieran sabiendo que eran hijas de una asesina?
Yamato tuvo intención de responder, mas, no fue posible. Simplemente guardó silencio y apretó su puño con ira.
—Dime ¿te hubiera gustado?
El rubio apretó los dientes completamente molesto y bajó la mirada.
Lamentablemente la pregunta de su padre tenía respuesta y ese era un "no" Con todos esos antecedentes Izumi y Nene no hubiesen tenido un buen desempeño o crecimiento, por el shock e impresión ambas pudieron seguir sus pasos o tener problemas psicológicos. Algo que no podía permitir.
—Si yo manipulé las cosas fue netamente porque quería el bien de mis nietas y así ha sido, Nene e Izumi no necesitan saber que su madre es esa asesina, muerta de hambre. —Habló Hiroaki— Y tú como padre debes tenerlo bien claro.
Haruna esperó atentamente en la sala fuera a la oficina de Yamato, estaba nerviosa debía admitirlo. Necesitaba hacer negocios con los Ishida, solo así lograría acercarse a ellos.
La puerta de una oficina se abrió y frente a ella aparecieron dos personas. Reconoció al instante a su hija, Nene, venía junto a un joven rubio de ojos azules.
Mimi no lo dudó y se acercó a ella.
—Nene.
La nombrada dirigió su mirada hacia la mujer— Señora Anderson.
—Hola.
—Hola. — Saludó la joven seriamente a Mimi.
—Me alegra verte. — Una sonrisa apareció en los labios de Haruna, inevitablemente le causaba emoción ver a su hija.
—Señorita Haruna, él es Kiriha Aonuma. Mano derecha de mi padre en esta empresa. —Nene le presentó al rubio.
—Mucho gusto joven.— Musitó la castaña.
—Igualmente. —Contestó Kiriha. Ya había leído unos artículos de ella y la evolución de su empresa.
—¿Qué está haciendo aquí?
—Vine a hablar con tu padre sobre negocios.
¿Negocios?
Nene tuvo intención de hacer una pregunta sobre esto, sin embargo, el sonido del ascensor desvío su concentración, ya que en el lugar ingresó un chico de la misma edad de Kiriha de cabello gris, ojos verdes y piel pálida. Estaba vestido de una manera extraña con un pañuelo rosa en el cuello y llevaba un bolso rosa.
—¡Mi amor! — Su voz gruesa sonó bastante ¿fina y afeminada? —Kiriha.
El rubio observó al peligris sorprendido— ¿Quién eres tú?
—Kiriha, no me digas que rápido me olvidaste. — Habló el oji-verde— ¡Soy tu Ryouma!
—¿Olvidarte? — Preguntó Kiriha y apretó su puño— ¡Es primera vez en mi vida que te veo!
—¿Cómo me tratas así? — Dramatizó el peligris— Me armé de valor para venir hasta acá, quiero una segunda oportunidad.
¿Qué?
El asombro de Nene fue nivel mil ante esas palabras.
—¡No me dejes por favor, Kiriha! —Rogó el chico de cabello gris—¡Vuelve conmigo!
Haruna alzó las cejas sorprendida, jamás esperó presenciar algo así. Nene simplemente sentía que su corazón se iba a romper ante esa escena.
—Pero ¿qué tontería dices? ¡Yo a ti no te conozco!
Ryouma se acercó al rubio— ¿Te pegaste en la cabeza?
—¡Aléjate! — Kiriha lo empujó.
—Kiri…—Ryouma habló decepcionado—¡No entiendo tu comportamiento! ¡Reconocelo cobarde! —Suspiró— Ya mi amor. Te invito a almorzar para que hablemos.
—¿Qué? — El rubio observó a su alrededor, todos en la empresa los estaban mirando ¡Incluso Kouji y Takeru quienes estaban muertos de la risa!
¡Rayos!
—¡Deja de hablar tonteras! ¡Y ya vete de aquí desconocido! — Gritó Kiriha.
—Pero, Kiri…
—¡No me digas Kiri! — Gritó el oji-azul y se acercó a la secretaria— Mizuki, llama a seguridad para que saquen a este extraño de aquí.
—¿A seguridad? — Preguntó el peligris— ¿Me tratas como un delicuente? — Y sin decir más, comenzó a llorar desesperado— ¡Yo sé que tengo la culpa! Pero ¡Perdoname!
—¡No tengo nada que perdonar, yo a ti no te conozco!
—¡Típico de tipos como tú! — Ryouma tomó su bolso y con él golpeo al rubio— ¡Poco hombre! —Fue así como abrió este mismo bolso y sacó un peluche— ¡Toma! Aquí tienes el peluche con el cual me declaraste tu amor. — Se lo lanzó y luego sacó un pendrive— ¡Aquí están nuestras fotos en todos los viajes que hicimos juntos! — Luego sacó de su mano un anillo— ¡Y aquí el compromiso de nuestro amor!
Esto impresionó a Nene completamente.
—¡Eres de lo peor! — Fue así como el peligris tomó el bolso y rápidamente salió del lugar llorando su parar.
Kiriha observó a su alrededor, todo el mundo continuaba observándolo.
¡Rayos!
—Oigan, de verdad yo no conozco a este tipo. — Le habló a todos lo que estaban observando la escena.
Nene simplemente negó con la cabeza.
Jamás esperó esto.
~Horas después~
La rubia hija de Yamato observó un grupo de personas que se encontraba a la distancia, eran muchos adolescentes, mas, no estaba quién buscaba.
—¿Y? — Preguntó Takuya— ¿Está tu hermana?
—No, ninguna de esas personas es mi hermana.— Comentó Izumi antes de voltear al moreno.
El Kanbara hizo una mueca— Entonces, si no está aquí no sé dónde más puede estar. — Musitó— Verás, todavía soy nuevo en esta ciudad, no conozco muchos lugares.
—No te preocupes, ya le encontraré. — Musitó la rubia— En casa, después de todo, ya es tarde.
Ya estaba anocheciendo.
—Creo que lo mejor será que me vaya a casa.
Vivió muchas emociones en esa sola tarde, necesitaba descansar.
—Sí, ya es tarde.— Respondió Takuya y ese barrio no era muy seguro de noche.
Izumi hizo una mueca, sorprendentemente esa tarde fue bastante agradable junto a Takuya (Sí, junto a él) Por primera vez desde que se conocían no discutieron y charlaron como personas "civilizadas"
Esto lo agradecía.
Sin embargo, aun debía sacarse algo de la cabeza.
—¿E? Takuya. —Lo llamó y el chico volvió su mirada a ella— No quiero ser entrometida, pero nuevamente quiero preguntarte por esa cadena…
—¿Por la cadena?
—Takuya, disculpa que te pregunte, pero necesito saber. — Habló la rubia— ¿Por qué quieres esa cadena?
—¿Por qué preguntas?
—Porque no logro entender, porque es tan importante. Nosotros solo hemos discutido por ella, pero jamás he entendido la real razón.
Takuya se mordió el labio inferior, lamentablemente la Ishida tenía razón, el último tiempo simplemente se dedicaron a discutir por esa cadena y sí, merecía al menos que él le dijera porque era importante.
Ya le mencionó que era un tema difícil.
Lo mejor sería explicar si quería recuperarla.
—Bu-bueno…—Intentó hablar— Esa cadena es el único recuerdo que tengo de…—Tragó saliva y bajo la mirada triste.
—¿De? —Preguntó Izumi intrigada.
—De mi ma…—Takuya intentó hablar— De la mujer que se hizo llamar mi madre en algún momento.
¿Qué?
El moreno respiró profundo, generalmente no le gustaba hablar de ese tema en particular. Sin embargo, la situación lo ameritaba ¡Necesitaba recuperarla a como diera lugar!
—Ella me dio esa cadena, antes de...—Takuya se detuvo antes de continuar hablando. Suspiró, en verdad dolía recordarlo— Antes de irse.
¿Irse?
Izumi alzó una ceja sorprendida.
¿Irse? ¿En qué sentido? ¿Literalmente se fue? Algo así como un viaje o...
¿Irse de esta vida?
La rubia tuvo intenciones de preguntar, pero el aura de tristeza que emnaba el chico y su rostro nostálgico demostraba que en verdad era difícil hablar de ese tema, como anteriormente señaló Hikari.
—Y sí, parece absurdo que yo luche por tenerla, porque básicamente es una simple cadena. Pero para mí es muy importante. —Declaró Takuya— Y si no fuera por ella, yo creo que me sentiría perdido en esta vida.
Esa cadena era como un pequeño lazo con aquella persona que inevitablemente amaba, aunque lo hubiese abandonado.
—Disculpa si he sido grosero ¿sabes? Pero ante el miedo de perderla, no sé como reaccionar. —Declaró Takuya.
Izumi hizo una mueca ante esto, para ella fue palpable la sinceridad en la voz del moreno, no estaba mintiendo, al contrario, parecía estar sufriendo al contarle esa historia.
Luego de escuchar su historia con respecto a esa cadena entendia muchas cosas. No quería colocarse triste, sin embargo, esas palabras llegaron a su corazón. Fue así como llevó sus manos a su cuello, quitó la bufanda y retiró la cadena—Toma.
El castaño se sorprendió ante esto— ¿Q-qué?
—Es tu cadena ¿no?— Respondió la chica— Debes tenerla
—Sí, es mi cadena, pero aún no te pago.
—No, no es necesario.— Se apresuró a decir— Es tuya, no tengo porqué cobrarte por algo que es de tu propiedad.
Esto sorprendió a Takuya.
—¿Es mi idea o luego de tanto discutir me estás dando la razón?— Preguntó el moreno— Que esta cadena es mía.
—No celebres, no te doy la razón, simplemente estoy haciendo lo correcto.— Contestó Izumi, luego de hablar con Hikari la noche anterior y ahora con él se dio cuenta de lo absurda que era esa discusión.
Quería esta cadena por ser regalo de su novio, sin embargo, el moreno parecía tener un afecto mucho mayor por ella.
Además, quería agradecerle por lo que hizo antes por ella al rescatarla de aquel hombre que quería robarle sus pertenencias y quién sabe que más.
—Vaya, no sé qué decir.— Comentó el moreno.
No debía decir nada. Ella estaba muy agradecida con él por haberla ayudado frente a ese hombre que la asaltó.
—Podrías comenzar de nuevo ¿no?— Respondió la rubia y extendió su mano— Ahora sin problemas.
La impresión en Takuya fue notoria, mas, no dudó en corresponder el gesto y extendió su mano— Hola, mi nombre es Takuya Kanbara. Es un gusto en conocerte y me gustaría que fueramos amigos.
—Hola, mi nombre es Izumi Ishida, pero todos me dicen Zoe.
—¿Zoe?— Preguntó el moreno sorprendido.
La rubia asintió— ¿Hay algún problema?
—No.— Respondió Takuya— Simplemente me causa curiosidad ¿hay alguna razón en particular por la cual te dicen Zoe?
—La verdad es que no lo sé.— Musitó la oji-verde— Desde pequeña me dicen así, nunca he sabido la razón. — Rió— Aunque, mi padre también me dice ojos de gato por los ojos verde.
El moreno rió ante esto—¿Ojitos de gato?
¡Rayos!
Izumi llevó una mano a su boca— ¡Ups! Creo que dije algo innecesario.
—No te preocupes. — Musitó el moreno— Es un gusto conocerte, Izumi Ishida, alias Zoe, ojos de gato y rubia molestosa.
Curiosamente el último comentario no enojó a la chica, al contrario, solamente rió.
—¿Esa mujer continuó insistiendo en hacer negocios con nosotros?—Toshiko le preguntó a Hiroaki sorprendida.
Hiroaki asintió.
—Debe ser una broma. — Exclamó la castaña cruzándose de pierna— ¿Otra vez?
—Pues no. — Respondió el Ishida— No lo es. —Comentó mientras llenaba un vaso con wisky— Al parecer en verdad quiere hacer negocios con nosotros. Hoy fue personalmente a insistir y nos dio una propuesta nueva.
—¿Y Yamato aceptó?
—No. — Respondió el padre del rubio.
—Menos mal. — Exclamó Toshiko.
—Pero yo sí. — Finalizó Hiroaki.
—¿Qué? — Cuestionó la madre de Sora— ¡Debe ser una broma!
El castaño negó— No, no lo es.
—Pero, no me preguntaste. —Regañó la Takenouchi.
—No tengo porque preguntarte, yo soy el dueño de la empresa.
—Sí, pero yo tengo acciones, parte de mi dinero está en esa empresa.— Habló Toshiko— No puedes tomar una decisión así sin preguntarme.
—¿Tu dinero?— Preguntó Hiroaki.
Su fortuna hace tiempo se acabó, desde que Sora cumplió los veinte años y cobró la herencia de su difunto padre, Toshiko tuvo que aprender a trabajar, porque prácticamente le arrebató esa herencia de las manos.
—Querrás decir el dinero que le robaste a la hija de Satoe.— Musitó el Ishida— Y Keisuke Tachikawa.
La castaña frunció el ceño—¿Qué le robé?— Cuestionó— Querrás decir que le robamos ambos. No solo yo ¿o acaso olvidaste todo el dinero que ganaste para tu empresa gracias a que esa niña desapareció del camino?
Sin mencionar a todo el dinero que ganaste al deshacerse de Natsuko.
—Simplemente administré lo que le correspondía a mi familia.— Habló el Ishida.
—Si ¿cómo no?— La mujer rió.
Hiroaki rodó los ojos—Bueno, no estamos hablando de esa innombrable.
—Tienes razón.— Regañó Toshiko— Ella ya está muerta.
¡Por fortuna!
—Ahora lo que me importa es esta aparecida.— Comentó la Takenouchi—Dime ¿Verdaderamente no te parece extraño?— Cuestionó— Primero envía a ese muerto de hambre hacia nosotros, diciendo que es asistente personal, nos presenta un plan de trabajo que rechazamos. Siendo una total desconocida le envía un regalo carísimo a Izumi.— Enumeró— A continuación, nos invita a todos a una fiesta y, por último, nos vuelve a presentar el programa de negocios y a pesar que Yamato dice que no, insiste más. Esto es muy extraño.
Dicho de esa manera, sí, sonaba extraño.
—Toshiko, tú siempre desconfías de todo el mundo.
—¿Y tú no?— Río la mujer con ironía.
La verdad era que sí.
Siempre desconfiaba de todo el mundo.
Aún más cuando trataba de negocios. O de su familia especialmente.
Pero, esta vez podía hacer una excepción.
—¡Como sea! Esa mujer tiene dinero y eso me interesa, nada más.— Habló Hiroaki— Ese siempre ha sido tu objetivo ¿no?
Toshiko quiso ofenderse, pero no fue posible. Ella sabía que era verdad. Amaba su dinero y siempre quería más.
—Bueno, mientras todo continúe como está ahora y no interfiera en mis negocios con la empresa ¡Todo bien!— Exclamó la Takenouchi.
Yamato le dio un sorbo a su quinto wisky esa noche. Estaba agotado, sí, pero no tenía ganas de regresar a su casa. Luego de aquella conversación con su padre simplemente quería olvidar sus problemas con alcohol.
~Recuerdo~
Taichi se montó sobre un cerco por la parte trasera de la casa donde vivía Mimi y su hermano.
—Yagami ¿estás seguro de esto?
—¿Por qué preguntas? —Cuestionó el castaño— ¿Acaso te da miedo escalar un pequeño cerco?
El oji-azul rodó los ojos— No me da miedo, al contrario, encuentro que hacer esto en vez de tocar la puerta es absurdo. — Alzó sus brazos y se subió en ella.
—Soy casi de la familia, Ishida. —Musitó Taichi— Además, Mimi se demora un montón en abrir.
Fue así como ambos saltaron el portón, el castaño se acercó a la puerta trasera, tomó la manilla, la giró e ingresó a la cocina, Yamato lo siguió.
Todo estaba oscuro adentro, nada se veía, sin embargo, el castaño continúo caminando al igual que el rubio.
De repente un sonido se escuchó tras ellos y cuando quisieron voltear ambos recibieron un golpe super fuerte en la cabeza provocando que cayesen al suelo.
—¡Ah! — Gritó Taichi.
—¡Manos en alto criminales! —Una voz femenina se escuchó en el lugar. La luz a los pocos segundos se prendió y frente a ellos apareció la castaña, Mimi Tachikawa, quién se sorprendió al verlos— ¿Ustedes?
—S-sí…—Habló el Yagami— Nosotros.
Mimi observó sorprendida a Yamato y Taichi—¡Rayos! Disculpa.— Se apresuró a decir— No quería golpearlos, pero últimamente las cosas no están bien para estos lados, hay que ser precavidos y llevar siempre algo para defenderse.
—Sí, pero no para matar.— Respondió Taichi mientras masajeaba su cabeza.
Yamato hizo una mueca, era bueno saber que se quisiera proteger del peligro, mas, el dolor de su golpe era intenso.
—¡Rayos!— Mimi dejó la madera a un lado y se acercó al rubio— Casi arruiné tu rostro angelical.
El rubio se sonrojó ante esto.
—¿Rostro angélical?— Preguntó Taichi y rió— ¿Acaso estás ciega? Que sea rubio y de ojos azules no significa que sea un ángel.
Mimi simplemente rodó los ojos— No lo digo enserio Yagami.— Lógicamente lo decía en burla, mas, sí estaba arrepentida del golpe. Volteo hacia él y acarició su mejilla— ¿Estás bien?
—¿E?— Balbuceo Yamato— S-sí, estoy...estoy bien.
—Gracias al cielo ¡Imagínate el problema en nos hubieras metido si lo matabas!— Exclamó Taichi.
—¡No exageres Yagami!— Respondió Mimi— Y ya, dime ¿por qué están aquí? No esperaba verlos. Mucho menos entrando por la puerta trasera.
—¿Estás ocupada?— Preguntó Yamato.
La castaña negó— No, justo vengo llegando del trabajo.
—¿Y Ryo?
—Está en casa de mi madrina.— Respondió Mimi— Dudo que llegue, generalmente se queda a dormir allá.
—¡Qué bien!—Exclamó Taichi— Eso significa que tienes tiempo libre.
—Algo así.— Contestó la castaña— ¿Por qué te ves tan emocionado por eso?
—Porque veníamos a invitarte.—Respondió el Yagami.
—¿Invitarme?— Preguntó la castaña— ¿A qué?
—A salir.— Respondió Taichi.
—¿A salir?— Cuestionó la Tachikawa— ¿Dónde? ¿Y por qué?
—A una junta de amigos. — Contestó el castaño— Ya sabes, para divertirnos, hablar y…
—Di la verdad Yagami, no la quieres invitar a salir, quieres que te ayude a impresionar a Sora.— Habló el rubio.
—¿Impresionar?— Cuestionó la castaña.
Taichi asintió—Verás, mañana Sora y yo estamos de aniversario, y me gustaría organizar una cita, cena, comida, no sé exactamente como decirle, pero quiero que sea algo significativo.—Comentó— Y como tú eres mujer, quiero que me ayudes a organizar, ya que le pedí ayuda a mi amigo aquí presente y no supo hacerlo.
Yamato se cruzó de brazos— No me recrimines.— No era mujer, no sabía cómo realizar una cita, porque jamás tuvo una relación seria— Y mejor agradece, mañana nuevamente tendré que la cara frente a madre de Sora.
¡Buen punto!
—Celestino ¿e?— Musitó Mimi divertida— Curiosamente tienes todos atributos físicos para serlo.
Esto provocó por alguna extraña razón que el rubio se ruborizara.
—¿E? N-no, claro que no.— Respondió el rubio.
—¡Hey! No te coloques nervioso.— Bromeo la castaña— Simplemente es la verdad.
Yamato hizo una mueca— N-no estoy nervioso.
—A mi me parece que sí.— Comentó Mimi acercándose a él y acariciando su mejilla.
Su cercanía provocó más nerviosismo en el rubio.
—¡Hey!— Taichi alzó la voz—Siento molestar, pero estamos aquí para hablar de mi cita con Sora.
Mimi rodó los ojos molesta ante esto.
~Fin del recuerdo~
Unas lágrimas brotaron en sus ojos y un nudo se hizo presente en su garganta.
¿Por qué las cosas tuvieron que terminar tan mal? ¿Por qué Mimi decidió engañarlo con Taichi? ¡Él la amaba!
¿Y por qué era tan masoquista?
Su mirada se detuvo en el pequeño escenario donde la vio por primera vez.
Apretó su puño.
Mientras tanto en la mansión Anderson.
Akari se encontraba aburrida dibujando en su Tablet. Evidentemente sin ánimo.
Su cerebro estaba agotado luego de estar todo el día en clases.
Suspiró.
En verdad odiaba matemáticas, ciencias, historia y todo lo que no estuviese relacionado con su amor por el arte. Lamentablemente no heredó el amor por el estudio que su padre tenía.
Algunas veces se preguntaba si verdaderamente era su hija, ya que muchas veces lo dudaba por su carácter y forma de ver la vida, ya que era muy diferente. Luego se miraba en el espejo y al ver su cabello rojo las dudas se iban, ella era igual a Koushiro, salvo por los ojos, herederó todo de él en términos físicos.
¡Toc, toc!
Su puerta sonó.
—Hija ¿puedo pasar?
Hablando del rey de Roma.
Akari bloqueo su Tablet y alzó su mirada— Sí, entra padre.
Fue así como la puerta se abrió y en el lugar apareció el hombre de ojos oscuros.
—¡Vaya! Pensé que encontraría estudiando.
—Acabé de terminar de repasar matemáticas. — Respondió la adolescente.
Koushiro se acercó a ella y tomó asiento en el borde de su cama—¿Cómo estuvieron tus clases?
—Bien. —Musitó Akari— Normal.
—¿No se te dificultó que fuera solo en japonés y no en Inglés la clase?
La chica negó— Ya estoy acostumbrada al japonés, gracias a mi madrina y a ti.
—¿Y las materias? —Preguntó Koushiro— ¿Lograbas recordar todo lo que viste en la preparatoria?
Akari asintió—Sí, padre.
El mal humor de la joven fue evidente para el mayor.
Koushiro suspiró— ¿Sigues enojada conmigo?
—¿Enojada? —Preguntó Akari— ¿Quién dijo que estoy enojada?
—Nadie. —Respondió el hombre— Pero lo noto. Y te conozco.
La joven hizo una mueca y tomó asiento en su cama— Bueno, si tanto me conoces tú ya debes saber que me estresa todo esto de estudiar en casa.
—Sí, lo sé. — Koushiro se acercó a ella— Pero, lamentablemente tendrás que continuar con ello.
—Lo sé, lo sé, tú quieres una hija profesional. —Akari rodó los ojos.
—No es por eso. —Respondió el mayor.
—Tu dices que es por mi bien siempre, pero me es inevitable dudarlo ¿sabes? —Comentó la chica de ojos pardos.
—Hija…—Koushiro suspiró— Tú no logras entenderme, porque todavía eres joven, pero ya verás que un día tengo razón.
—¿Qué tiene de malo querer diseñar?
—Nada. —Contestó el hombre de ojos oscuros— Pero lamentablemente, eso no te ayudará en la vida. Hoy más que nunca necesito que te encargues de ser lo que yo jamás pude ser.
"Ser lo que yo jamás pude ser"
—Por causa de esas personas que te quitaron todo ¿no? — Habló Akari.
Koushiro asintió—Créeme, si no fuera por ellos no hubiésemos pérdido todo lo que me heredaron mis padres y posiblemente no hubiésemos pasado tantas miserias.
Sí, eso lo sabía.
—Por favor, comprendeme Akari ¿si? — Habló el mayor— No quiero presionarte…—Tomó su mano— Pero quiero que tengas lo mejor ¿sí?
Económicamente.
—Y tomes las mejores decisiones en tu vida. —Koushiro bajó la mirada— O eso hubiese querido tu madre.
"eso hubiese querido tu madre"
Esas palabras resonaron en su cabeza llegando al corazón de Akari.
"Su madre"
Se mordió el labio inferior.
Hablar de ella era un tema difícil, porque lamentablemente no estaba entre ellos. Murió hace varios años, cuando ella era muy pequeña, por desgracia no tenía muchos recuerdos de ella, pero en momento como este hacia falta.
Y no solo ella, sino que a su padre también.
Toda su vida él se centró en educarla, criarla, darle todo, intentando ocupar el puesto de su madre para que no se sintiese sola. Sin importar lo que ocurriese con él. Koushiro siempre estuvo para ella. Y…
No podía ser malagradecida.
—Me preocupo por ti hija. —Musitó Koushiro—Todo lo que hago es para que tú estés bien.
—Lo sé y lo aprecio. —Comentó la pelirroja.
Sin embargo, esto no quitaba que no estuviese de acuerdo.
—Si soy exigente en este sentido no es con el fin de hacerte sentir mal, al contrario, yo quiero que estés bien, espero que me comprendas.
—Te comprendo…—Akari suspiró— Y sí tienes razón.
Su sueño parecía algo sin sentido junto a lo que su padre le ofrecía.
Lo mejor sería obedecer. No quería desilucionarlo, al contrario, quería que se sintiese orgullos de ella.
—Entonces ¿continuarás con tus clases y te prepararás para ingresar a la Universidad? —Preguntó Koushiro.
Akari hizo una mueca y suspiró— Sí. —Respondió— Lo haré padre.
Por él.
—¿Lo prometes?
—Lo prometo.
Koushiro sonrió ante esto— Gracias por entender. —Comentó antes de levantarse—Bien, es hora de dormir, porque mañana comenzará temprano tus clases con la intitutriz.
Akari asintió en silencio.
—Buenas noches.
—Buenas noches.
Fue así como el mayor salió de la habitación dejando a la joven pelirroja sola.
Akari bajó la mirada y suspiró, verdaderamente le hacia falta su madre. Koushiro era un excelente padre, sin embargo, sentía que no lograba comprender sus sentimientos. Le exigía mucho y ella generalmente no cumplía con esas expectativas, lo que provocaba que se sintiera mal consigo misma.
Algunas veces sentía que su padre la veía como una computadora que podía reiniciar y formatear según sus gustos.
Pero lamentablemente no lo era, pero él no quería verlo.
Nuevamente suspiró y se levantó de su cama, se observó en el espejo y desató sus dos coletas para cepillarlas suavemente.
En paralelo a esto, cierto personaje se encontraba a las afueras la habitación de Akari trepando sigilosamente la pared en dirección a la gran ventana.
De repente un sonido de su balcón llamó su atención de la pelirroja que peinaba su cabello.
Akari volteo la mirada sorprendida.
No habrá pasado más de un minuto cuando la puerta de su gran balcón se abrió y frente a ella apareció un desconocido chico moreno de ojos azules.
—Pero ¿qué? —Preguntó Akari.
Ryo observó sorprendido a la chica, al parecer se equivocó de balcón—Disculpa, yo…
¡Rayos, rayos, rayos!
—¡Papá! — Gritó la pelirroja sin más totalmente abrumada.
¡Oh no!
Pensó el oji-azul.
—Hey, tranquila…
—¡Padre!
—No, por fa…
—¡Papá! ¡Papá! —Gritó Akari.
Fue así como en unos minutos llegó el pelirrojo alarmada— Hija ¿qué te ocu…
La impresión de Koushiro al ver al hermano de Mimi fue un poema.
—Ryo ¿qué haces aquí?
El chico sonrió avergonzado— Hola.
Mimi observó sorprendida al rubio. No esperaba encontrarse con él, mucho menos en ese lugar y en ese estado.
—¿Señor Ishida?— Lo llamó— ¿Qué hace aquí?
El rubio alzó la mirada y movió su cabeza— ¿E? Ha-haruna...—Aclaró— Digo, señorita Anderson.
Estaba tomado, evidentemente su aroma lo decía.
Hizo una mueca ante esto.
—Señor Ishida ¿qué hace aquí? ¿a estas horas? ¿y solo?—Preguntó Mimi.
El oji-azul hizo una mueca— Na-nada.—Contestó— Simplemente tomo una copa.—Musitó antes de secar sus lágrimas, acto que no pasó desapercibido para la castaña.
—¿Usted está bien?
—¿Po-por qué pregunta?
—Porque antes de acercarme lo vi triste y ¿llorando?
¡Rayos!
—N-no es nada.— Yamato bajando la mirada y tomando otro sorbo.
Mimi alzó una ceja.
¿Por qué estaba así?
No recordaba haberlo visto así antes.
—Evidentemente si ocurre algo con usted.— Respondió Mimi— Dígame ¿es algo con la empresa? ¿o su familia?
—N-no.—Habló Yamato mientras movía su cabeza— O quizás sí. —Hizo una mueca— O no…
La castaña hizo una mueca. Evidentemente estaba ebrio, lo notó, el rubio parecía fuera de sus casillas.
—Ante todos soy el padre, esposo y empresario perfecto.— Musitó el rubio irónico— Pero en realidad ¡Soy de lo peor! Un idiota, pésimo padre, esposo y la empresa...—Rió— Ni siquiera es mía.
¡Vaya! Era cierto que los borrachos decían la verdad.
Yamato verdaderamente era un idiota y ella lo sabía más que nadie.
El rubio vacío el vaso que tenía y se dispuso a tomar la botella para rellenarlo.
—Señor Ishida, creo que está haciendo mal en tomar esto. — La mujer tomó rápidamente la botella— El alcohol no le está haciendo bien.
—¿No? —Cuestionó el rubio— ¡Claro que sí! — Exclamó— Por unos minutos me permite olvidar lo absurda que es mi vida.
¿Absurda?
Sí, lo era, pero jamás esperó escucharlo decir eso.
—No valgo nada.
Mimi hizo una mueca al ver al rubio triste. Por unos minutos quiso apiadarse de él, sin embargo, su orgullo no se lo permitió.
¡Ella también estuvo triste por mucho tiempo! Y él no la consoló como le hubiese gustado.
Apretó su puño.
En verdad tenía ganas de recriminarle muchas cosas.
Mas, no podía hacerlo.
—¡Por favor! —Yamato se levantó de su puesto— ¡Dame mi botella!
Mimi por instinto retrocedió—No señor Ishida. —El rubio avanzó hacia ella e intentó agarrar la botella acortando la distancia entre ellos, la castaña guardó la botella tras su espalda, el Ishida la rodeo con sus brazos intentando alcanzar el licor, provocando que sus rostros quedaran a escasos centímetros el uno del otro.
Yamato se detuvo a apreciar los ojos de la castaña.
La Tachikawa se quedó congelada ante la cercanía de sus rostros, sin saber exactamente que hacer o decir.
—¿E? Se-señor Ishida, usted...—Balbuceo.
—Esos ojos.— Yamato la interrumpió.
¿Sus ojos? ¿Qué ocurría con sus ojos?
—Esa mirada es tan...— Habló el rubio— Familiar.
¿Qué?
¡Rayos!
—¿Fa-familiar?
El oji-azul asintió— Me recuerda a...
¡No, por favor no!
—Ella...
¿Ella? ¿Quién ella? ¿Se refería a ella misma? ¿A Mimi?
—Pero...—Yamato tragó saliva y se alejó— No, eso no.
La castaña alzó una ceja sin entender para nada el debate que evidentemente tenía aquel sujeto internamente.
—¿E? Señor Ishida, lo mejor será que lo lleve a su casa.— Fue así como la castaña lo agarró del brazo y lo jaló.
El rubio no puso resistencia y se levantó.
Fue así como la castaña con algo de dificultad sacó al Ishida del lugar y lo subió a su automóvil para llevarlo a su casa.
Debía admitirlo su viaje fue bastante difícil, porque el hombre estaba borracho. Sin embargo, luego de veinte minutos ¡Finalmente llegaron a la mansión Ishida!
Koushiro observó molesto al polisón que ingresó sin permiso a la habitación de su hija.
—Ryo ¿qué rayos haces aquí? ¿A esta hora? ¡Entrando por la ventana!
El oji-azul hizo una mueca y bajó la mirada— Disculpa, no quería molesta.
—¿No? — Cuestionó el pelirrojo— ¡Obvio que ibas a molestar si ingresabas de esa manera tan imprevista a este lugar de esa forma! Invadiendo la privacidad de Akari.
—Lo siento, no quería incomodar a tu hija. — Se lamentó Ryo.
—Pues lo hiciste.— Exclamó Koushiro— ¡Casi llama a la policía para demandarte por acoso! Agradece que intervine y lo impedí, sino estarías tras las rejas en estos minutos.
El moreno hizo una mueca—Lo siento. — Repitió.
Exactamente no sabía como pedir disculpas.
Koushiro cerró sus ojos intentando mantener la calma.
Respiró profundo.
—Dime ¿por qué estás aquí?
El Akiyama alzó la mirada—Vine a ver a la señorita Anderson.
—¿A Haruna?— Cuestionó el pelirrojo.
El joven asintió.
Koushiro alzó una ceja— ¿Por qué?
—Porque necesito hablar con ella.
—¿Hablar? —Preguntó el pelirrojo— ¿Hubo algún problema con la paga de anoche?
—No.
—¿Algún otro inconveniente?
—No…—Respondió el castaño— O bueno, sí.— Aclaró la garganta— Verás, esa mujer me parece muy familiar y necesito verla.
¡Rayos!
—¿Familiar?—Preguntó Koushiro— ¡Pero que tonterías dices!
—No es una tontería, aquella mujer me parece muy familiar.— Contestó el Akiyama— Necesito hablar con ella frente a frente.
¡Rayos! No pensó que fuera posible, pero al parecer el oji-azul sospechaba algo leve.
—¿Y creías que, entrando así, ella aceptaría hablar contigo?
Ryo hizo una mueca.
—Agradece al cielo que no está. — Habló Koushiro— Ella es una mujer muy privada en sus cosas, si te hubiese visto, al igual que Akari, hubiese llamado a la policía y te hubiese enjuiciado para siempre al escabullirte en su mansión.
—L-lo sé, pero me fue inevitable hacerlo. — Contestó Ryo—Necesito hablar con ella. Necesito aclarar mis dudas.
—¿Dudas? — Cuestionó el pelirrojo—Haruna es una mujer muy ocupada, no tiene tiempo para perder en tus sospechas.
—Lo sospeché, por eso me escabullí.
—¡Pésima idea! — Exclamó Koushiro.
—¡Ya, lo siento! ¿Sí? — Ryo se levantó de su asiento— Pero, me es inevitable insistir, ayer quedé muy colgado de ella. Se parece mucho a una persona que conozco…—Hizo una mueca— Mejor dicho, que conocíamos.
El pelirrojo hizo una mueca, él sabía a quién se refería.
—Necesitaba verla, lamentablemente no pensé las cosas. — Habló el Akiyama.
—Evidentemente no.
—Bueno, ahora que estoy aquí ¿Tú me podrías ayudar?
—¿Ayudar? — Cuestionó el Izumi.
—Eres su asistente ¿no? Podrías darme una cita o alguna hora para hablar con ella.
Koushiro hizo una mueca— ¿E? N-no creo que pueda atenderte.
—¿Por qué no?
—Porque ella es una mujer muy ocupada, ya te dije.
—Sí, pero hablar conmigo no le tomará mucho tiempo. — Respondió Ryo— Solo necesito hablar con ella, verla frente a frente, unos cinco minutos y nada más.
—Después de esta intromisión no me da ganas de ayudarte Akiyama. — Koushiro le admitió.
¡Rayos!
Pensó esta vez el Akiyama.
—Izzy, en verdad lo siento. — Repitió el oji-azul— Pero, por favor, ayúdame con esto. Será la única vez que te molestaré con algo.
Koushiro se mordió el labio inferior.
Al parecer este chico no se iría hasta que le dijera que sí.
¡Que insistente!
—Está bien. — Respondió el pelirrojo— Pero tendrás que esperar un tiempo, Haruna es una mujer ocupada, como dije, incluso ahora ni siquiera está aquí. Así que, no podré hablar con ella hasta mañana.
—Bu-bueno, puedo esperar hasta mañana. —Contestó el oji-azul—Pero, por favor, ayúdame.
Koushiro hizo una mueca, esta cercanía repentina de Ryo no era algo bueno.
