Hola amigos les traigo la actualización de "No apagues La Luz Todavía"
Espero disfruten el capítulo de hoy.
Harry Potter le pertenece a J.K Rowling.
Existen algunos misterios que se irán descubriendo en los próximos capítulos.
No Apagues La Luz Todavía: Capítulo 3: Mírame A Los Ojos Albus
Habían veces en las cuales Lottie se sentía como una niña pequeña era una sensación similar a cuando tenia 12 años y vivía en el campo con su padre, ayudándole en casa después de la muerte de su madre, con los cuidados de su hermano menor. Un momento bastó para que llamara al joven Albus, alguien que solo porque le gustaron sus ojos verdes lo había cargado en sus hombros, alguien que le hacía pensar porque le atraía tanto, tenía claro que ella era mucho mayor que el, aunque ella no aparentaba su edad real.
Muchos la veían más joven de lo que realmente era. Como en este momento. Scorpius la veía con asombro al ver que había tomado de la mano a Albus, los dos se conocían supo que eran compañeros de curso. Tenían poco más de un año de graduados de Hogwarts.
¿Qué era Hogwarts? ¿En que lugar tan extraño había ido a parar? Definitivamente era mejor que morir calcinada en la chimenea de un desconocido o ser obligada a hacer las cosas que hacía, se preguntó si Amelia estaría bien.
¿Dónde estarían los celulares o los teléfonos públicos?
Este mundo era muy extraño, las ramitas eran varitas en realidad, sabía que apenas llevaba un día si mucho en ese lugar, pensar que llego ahí por esa casa que parecía abandonada. Volteó a ver a los Señores Potter, Malfoy y a la señora Weasley, aunque algunos pensaran que era tonta como el Señor Potter notó que los ojos grises del Señor Draco brillaron al ver a la mujer.
¿Acaso el señor Draco quería a la Señora Hermione? Se sonrojó al notar que aún tomaba de la mano a Albus, no había podido soltarlo, algo le decía que no podría hacerlo.
A veces pensaba que los libros que leía sobre las almas gemelas eran ficción. Y ve que lo decía la que creía que un príncipe la iba a salvar de su encierro. Pero no hallaba otra explicación ante esto. Porque se sentía tan bien con el chico de ojos verdes.
Albus era su alma gemela. Y no estaba dispuesta a perderlo, su hilo rojo del destino porque no hallaba otra explicación. Había platicado con Scorpius, no había sentido ni la mitad de lo que estaba sintiendo por Albus.
¿Acaso ese era el llamado amor que su padre sintió por su madre? ¿Ese sentimiento que añoraba sentir o hacerle sentir a alguien más?
Tenían mucho tiempo para descubrirlo.
Albus sintió cuando apretó su mano con la suya. Se sonrojó con fuerza. Una vez se enamoró de una mujer que no le trajo más que dolor, porque con su dulce apariencia le engañó pero con Lottie era diferente la sensación.
La magia del momento se acabó cuando escucharon la voz de Scorpius quién se sintió exiliado en el momento.
-¿Lottie? ¿Cuántos años tienes? Preguntó el rubio mientras la nombrada y su mejor amigo lo observaban sin soltarse de la mano.
-Tengo 28 años, joven Malfoy. Lottie aprendió desde muy joven que no debía molestarse cuando le hicieran ese tipo de preguntas, de igual manera no le incomodaba que supieran la realidad era mucho mayor que los dos jóvenes ante ella, pero era más joven que los padres de ellos.
-¡Wow! ¿Eres mucho mayor que nosotros? ¡Tienes la edad de Teddy! Exclamó el rubio mientras el pelinegro lo observó advirtiéndole que no dijera nada más o lo callaría de otra manera.
-Si, soy mayor que ustedes. En ese momento soltó la mano de Albus sin notar que el gesto había herido al hijo menor de Harry Potter.
Sus ojos verdes se llenaron de temor al pensar que le habían afectado las palabras de su mejor amigo cuando ella le soltó su mano.
-Lottie… Trató de confortarla pero el grito de la Señora Hermione les hizo voltear a verla con brusquedad
-¡Señorita Elwes! El interrogatorio el día de hoy ha terminado, solo quería comentarle que aún estamos estudiando su caso.
-Señora Weasley. No es necesario que me sigan interrogando no se qué es lo que buscan conseguir con todo esto.
-La verdad.
-A eso me refiero. ¿Qué verdad?
Lottie estaba cansada de los interrogatorios, le recordaba aquellos días dónde la sentaban en la silla mientras una cuerda la amarraba a la misma mientras le hacían repetir hasta el cansancio lo escrito en aquel libro, la rutina consistía en que ella debía memorizar lo que se leía sin equivocarse, sin llorar, sin enojarse. Si lo conseguía le daban un vaso de agua, un trozo de pan para calmar su hambre. Si no podía hacerlo la dejaban un día y una noche completa en aquella posición. Recordaba que era muy incómodo dormir así.
Hermione no agregó nada más al notar que la chica estaba cansada.
-Señorita Elwes. Esta empezando a hacer frío. ¿Habrá dejado su abrigo en el despacho?
-Oh, la realidad es que no tengo uno, solo poseo lo que tengo puesto.
-¿Cómo? ¡No puede ser Señorita! Venga conmigo un momento. Hermione la tomó del brazo mientras procedía a llevársela a la tienda de ropa más cercana del lugar.
Albus quiso ir detrás de ellas dos, pero su mejor amigo lo detuvo al tomar su hombro. Era mejor que pudiera convivir con alguien más. Ya que solo había hablado con hombres desde que llegó completamente desorientada. Scorpius tragó en seco al notar que su amigo estaba molesto con él.
No debió haberle dicho esas palabras, estaba seguro que no la había ofendido a ella. Pero Albus era otro caso completamente diferente.
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Hermione Weasley (de soltera Granger) tuvo que poner una excusa a su parecer ridícula cuando salió corriendo de aquel lugar. Pudo sentir la mirada de Draco Malfoy sobre ella, haciéndola sentir confundida. ¿Por qué a pesar de que habían pasado tantos años aún parecía que se odiaban?
Ahora veía a Lottie que solo había escogido una blusa, un suéter demasiado delgado para su gusto, un pantalón, ropa interior y una pijama de dos piezas que consistía en una pequeña camiseta y una pantaloneta.
-¿Segura que solo eso necesitas?
-Pues no quiero causarle molestias, señora. Además no tengo mucho dinero, con esto es suficiente para pagar. Si puedo conseguir un trabajo puede que compre más ropa después. Le respondió mientras le mostraba las libras esterlinas que tenía en la bolsa de su pantalón.
Hermione reconoció el dinero muggle. Eso quería decir que ella era como sus padres o ¿Acaso era una Squib?
-¿Quién te dio ese dinero? Preguntó la ex Gryffindor temiendo por la joven mujer era mucho mayor que cualquiera de sus hijos pero le recordaba a Teddy Lupin quizás tenían la misma edad. Si era una muggle le borrarían la memoria, la dejarían vagando en cualquier punto del mundo muggle. Correría peligro si no lograba reconocer donde estaba.
Algo le decía a Hermione que Lottie había luchado mucho por su vida por la forma en la que actuaba.
-Es dinero que me dan por mi trabajo. Pero no quiero hablar de eso solo quiero olvidarlo. -Suspiró sin dejar salir sus verdaderas intenciones al decir aquella frase- Señora Weasley, no se deje marchitar.
-¿Perdón?
-Si las cosas ya no están funcionando, dígalo. Si ya no hay solución que no le importe el que dirán. Márchese, no permita que una opinión no le deje ser feliz. Así fue como ella se llenó de odio, de rencor a pesar de que han pasado tantos años no sabría decirle si pudo alcanzar lo que en realidad deseaba. Discúlpeme iré a pagar esto.
-¿A que te refieres Lottie? ¿Ella? ¿Quién es ella? La castaña la tomó de la mano cuando trató de alejarse.
-Señora Hermione. No me cuestione más por favor. Solo ponga en práctica mi consejo quizás yo sea más joven que usted, pero he vivido tantas cosas que le puedo asegurar sin indagar tanto que usted no es feliz con la vida casi perfecta que lleva. Suspiró mientras una sonrisa triste adornaba su rostro. No quería ver que otra mujer se amargara tanto como le pasó a ella, un pequeño recuerdo pasó en su memoria en aquel momento. Enjuagó disimuladamente la lágrima que amenazó con escapar de su ojo.
No podía bajar la guardia, no debía mostrarse débil, era un ser con sentimientos pero no era el momento de exponer lo que en realidad sentía.
Hermione Weasley jadeó por su respuesta, sintió que un balde de agua fría le caía sobre la espalda, desarmada como se sentía, apretó sus dientes dentro de su mandíbula.
-Sharlotte, ese dinero no van a aceptarlo aquí. Toma y con esto paga lo que necesites. Añadió Hermione mientras le daba una bolsa negra llena de galeones de oro, knuts de bronce y Sickles de plata que la mujer observó sin entender que eran esas monedas.
-¿Qué es esto? ¿Por qué dice que mi dinero no será aceptado aquí? Ya sé solo reciben dólares ¿Cierto? ¡Oh no! ¡No me diga que solo aceptan las ramitas! Por un momento dejó de lado sus pensamientos, olvidaba que estaba en un mundo mágico.
-Es el dinero que usamos los magos. No utilizamos el dinero muggle. Finalmente la soltó pero la acompañó a pagar por aquellas prendas.
Salieron de la tienda con la pequeña bolsa de ropa, Hermione quería invitarla a tomar un café para hablar más con ella, necesitaba reflexionar sobre algunas cosas que no habían hablado todavía. Lottie aún pensaba donde iba a pasar la noche.
El parque no era una opción buena, quizás debía aceptar el ofrecimiento de Albus. A pesar de sentirse a salvo con el necesitaba tanto encontrar a su padre, a su hermano. Habían pasado tantos años sin saber de los dos hombres que más quería en todo el mundo. Bueno con Albus ya serían 3.
Albus se tranquilizó al verla caminar directo hacia él.
Lottie volvió a sonreír aunque la realidad es que no quería seguir fingiendo algo que no sentía en ese momento ya que se sentía confundida con el entorno, pero al ver al azabache de ojos verdes lograba sentir tranquilidad aquella que no había tenido por tanto tiempo.
-Lottie, quiero pedirte una disculpa, si te hice sentir mal hace un momento. Dijo Scorpius apenado por la situación que el creía que había provocado con sus preguntas.
-Scorpius, no tienes de que preocuparte. No me hiciste sentir mal. No le estaba mintiendo en aquel momento, recordó cuando tenía la edad del rubio, hacía todo tipo de preguntas para las "encomiendas" que tenía que hacer, incluso hubieron veces donde tenía que fingir que era mucho mayor de lo que realmente era.
El rubio se tranquilizó ante su respuesta. Su padre tenía razón debía dejar de hacer preguntas incómodas. No fue el único en tranquilizarse con sus palabras. Lo único que la hizo voltear, tratar de hacer todo lo posible por ignorarlo fue al Señor Potter.
Ese hombre le parecía un soberbio arrogante.
Ese tipo de personas no eran de su gusto. Cuando se dio cuenta el hombre de ojos verdes estaba frente a ella.
-Es tarde deberías marcharte. -Le ofreció un catálogo de papel periódico- Es un listado de lugares donde puedes hospedarte en lo que terminamos su "investigación"
-¡Hey Potty! Yo ya le hice el ofrecimiento a la señorita Elwes de que se quede en mi mansión, e incluso escuché que tu hijo también le ha dicho que puede hospedarla.
-Sería mucho mejor que se quede en alguno de estos otros lugares, en la casa de un ex mortífago no estará "segura", en el departamento de mi hijo no hay lugar para nadie más. Respondió despectivamente el Hombre que Vivió mientras los presentes lo observaban incrédulos sintiendo molestia ante las palabras de Harry.
-Mira San Potter, tu opinión no es importante en este caso. La señorita Elwes tiene dos lugares donde quedarse está noche. En mi mansión claro que estará segura y en el departamento de Albus por si no lo sabías es bastante espacioso. Si nos disculpas la llevaremos a descansar. Incluso la señora Granger ha tenido más tacto con ella, que un inepto como tú.
-¿Qué has dicho?
-Deja de fingir que no me escuchaste, y aunque me encantaría poder seguir mofándome de ti, tengo cosas que hacer. Permiso. Gusto de saludarle Señora Granger. Respondió Draco cortante mientras se iba se aquel lugar llevándose consigo a Scorpius, Albus y Lottie.
Harry Potter gruñó por lo bajo por el desagrado que sentía por la mujer que se estaba marchando junto a su hijo, el había notado que se habían tomado de la mano. Quiso hablar con Hermione de lo que había pasado pero ella ya se había ido de aquel lugar dejándolo solo.
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Lottie se acercó a la puerta del departamento de Albus. El azabache le permitió entrar ella se sorprendió al comprobar que aquel lugar parecía una casa grande y no un departamento como tal, era más grande por dentro que por fuera.
-Lottie, de este lado está el cuarto de huéspedes, tiene un baño completo, de este lado está la cocina.
-Muchas gracias Albus, si me permites me daré un baño.
-Claro estaré en mi habitación, si necesitas algo.
Lottie cerró la puerta de la habitación donde le asignaron estar, entró en la regadera, se desvistió y procedió a darse un baño con agua caliente. Se sorprendió al sentir el contacto de su piel con el agua, hacía muchos años que no se daba uno así, acostumbrada a utilizar agua fría de un tonel de hierro forjado, en ese momento se sentía relajada.
Al terminar secó su cuerpo con la toalla que le dejó el azabache a la mano, se colocó aquella pijama que había escogido, terminó de cubrirse con el suéter que había comprado. Se sentía cansada, se recostó en aquella cama sin darse cuenta se quedó dormida.
Albus se acercó a la habitación al notar que Lottie no salió para cenar, quizás la cocina no era lo suyo pero había aprendido mucho con su abuela Molly. Su corazón se llenó de ternura al verla dormir con tanta tranquilidad como si fuera la primera vez que sentía paz, trató de cubrirla con la sábana que adornaba la cama, pero Lottie se despertó ante el contacto de la mano de Albus.
-Lo siento. Me quedé dormida.
-No te preocupes estás en tu casa.
-Albus. Mírame a los ojos. ¿Tu estás sintiendo lo mismo que yo? ¿No es así? Preguntó Lottie mientras tomaba de la mano al azabache.
Albus se sonrojó demasiado al verse descubierto. No podía negar que ella le atraía demasiado. Había escuchado que algunas personas tenían química instantánea, pudo notar que Lottie también estaba sonrojada ante él, su corazón latió fuerte dentro de su pecho cuando sus ojos verdes miraron fijamente los ojos castaños de ella.
Se tomaron de las manos mientras sus rostros se acercaban estuvieron a punto de besarse hasta que una voz conocida por Albus Potter resonó en todo el lugar.
-¡Albus, mi pequeño! Me dijo tu padre que tienes visitas.
Su abuela Molly Weasley había hecho su entrada triunfal a su apartamento desde la sala hasta la habitación de huéspedes
Por una vez en su vida Albus maldijo haber puesto la chimenea en su apartamento mientras Lottie se preguntaba por donde había entrado la señora regordeta.
- ¿Habrá entrado por la ventana? ¿Quién será está mujer?
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Hola queridos amigos lectores les agradezco su paciencia con mi historia. Hasta aquí quedaría la actualización del día de hoy.
Que tengan un excelente día.
Atentamente,
Sharlotte Soubirous.
