Capítulo 10: Fragmento De Dos Mundos.

Hermione Weasley no pudo entender porque Louis llevaba aquellos pergaminos en sus manos, parecía que se los había dado Percy. Le llamaba la atención que los llevara precisamente a su despacho.

–Tía Hermione. Mi tío Percy te envía esto, si no es molestia me gustaría trabajar con ustedes a partir de hoy.

–¿Y a ti desde cuándo te ha interesado trabajar para el Ministerio? – Hermione preguntó con curiosidad, ya que hasta donde ella tenía entendido solo Albus quería ser auror.

–Es mi secreto mejor guardado. En realidad me interesa desde que era un niño.

–¿Estás seguro de ello?

Lottie ajena a toda la situación siguió tomando el café, el aroma le hacía recordar los tiempos donde su padre a penas le permitía tomar una pequeña taza a la semana.

Se sentía confundida, deseaba irse de ese lugar pero no quería dejar a Albus atrás.

Debía sincerarse con el lo más pronto posible, aunque le gustaba, aunque se estaba enamorando de él no podía obligarlo a que correspondiera sus sentimientos.

Además quería alejarse de Harry Potter, se había expuesto demasiado con ese hombre al seguirle el juego. Quizás no debió burlarse de él, pero no pudo evitarlo. No lo soportaba.

Debía controlarse o eso significaría su perdición.

Mientras estuviera protegida por Albus estaría bien.

Se levantó de dónde se encontraba, dejó la taza sobre el escritorio de la señora Weasley se despidió rápidamente sin voltear a ver, incluso olvidó por completo que Louis estaba presente, salió por la puerta, no sabía a donde ir con exactitud, solo quería aclarar sus pensamientos. Si tan solo no se hubiera topado con la persona a la que precisamente quería evitar, todo hubiera sido más sencillo.

–No creas que por qué te vas a quedar más tiempo vas a lograr tus propósitos.

–Señor Potter, no tengo tiempo de pelear en este momento. Otro día con mucho gusto.

–¡No he terminado contigo!

–He dicho que otro día será, Señor Potter.

–¡Yo no he terminado de hablar! –Harry trató de detenerla pero lo único que consiguió fue recibir la misma mirada fría que Lottie le dirigió cuando el trató de abofetearla.

Lo amenazó por un breve momento, el hombre que vivió se sintió intimidado, la dejó ir mientras se juraba a sí mismo descubrir que era lo que le ocultaba.

Y no descansaría hasta lograrlo.

Por ahora tenia que ir con Hermione, debía reclamarle el porqué no había podido echar a la muggle que tenía bajo su poder a su hijo, no notó que Ron lo siguió para evitar cualquier posible conflicto.

Lottie a penas logró llegar a sentarse en las escaleras de la entrada del ministerio. ¿Cuánto tiempo estaría varada en ese lugar? ¿En quien podía confiar y a quién debía mantener lejos de ella? Hasta ahora las únicas personas confiables parecían ser el Señor Draco, la Señora Hermione, la Señora Molly, Scorpius.

Y Albus, él por encima de todos.

De Louis no podía asegurar nada, Harry Potter no era alguien confiable.

Sintió unos brazos rodeándola con fuerza estuvo a punto de sacar su abanico para alejar de un golpe a quien la había tocado sin su permiso, hasta que notó que era Albus, eso la relajó, cerró sus ojos por un breve momento cuanto sintió las manos del chico posicionarse en su espalda, solo pudo sentir una cálida sensación en su corazón, bajó la guardia, si esto era una emboscada la atraparían con facilidad.

–Lottie ¡Vamos a casa! – Albus no puede ocultar la felicidad que siente en ese momento, el se encargará que su estadía en su apartamento sea la mejor para ella.

Y ese momento siente alegría, sonríe, por hoy quiere que todo termine solo quiere descansar un poco, tal vez después pueda decidir que hacer con el tiempo que deberá estar en ese lugar.

Los ojos verdes del chico brillan, ese pequeño detalle le hace pensar por un breve momento en su familia.

¿Cómo estaría su papá?

Albus la toma de la mano para irse de aquel lugar, siente tranquilidad, la que por años le fue arrebatada, la sonrisa del chico frente a ella le hace sentir segura.

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Los años habían pasado factura sobre su cuerpo, ya no era tan jovial como lo había sido en antaño. Incluso su cabello había empezado a ser gris, al mirarse en el espejo se preguntaba ¿Dónde había quedado aquel hombre que sonreía a cada momento, que trataba de una o de otra forma de vivir, de salir adelante de ser un ejemplo para sus hijos? Claro, una parte de ese hombre se desvaneció cuando su esposa falleció.

Pero el hombre dejó de ser el mismo, aquel día en el cual su hija desapareció.

¿Qué era lo que había hecho para pagar de esta manera su culpa?

Edward movió la cuchara dentro de su café, demasiada cafeína en su sistema le podría hacer daño. Cuando su hija regresara debía ver a alguien fuerte, 28 años tiene ya su pequeña Lottie.

No le gusta hablar en pasado ni le gusta suponer, no quería perder la única esperanza que tenía para aferrarse a la vida, aún tenía un hijo que él consideraba pequeño, aunque ya era un adulto responsable.

Alguien que era más fuerte que él, porque a Edward se le había ido la vida buscando a su hija. Se culpa de lo que pasó el considera que por no haber podido llevarla a la escuela fue que se desencadenó toda esa tragedia, debió ir con ella, porque se habría dado cuenta de que no habían clases, se habrían ido juntos los tres al doctor.

Hubiera, hubiera, hubiera.

Una acción que ya no puede repetirse. Aún tiene grabado en lo más profundo de sus recuerdos aquel último día que estuvieron juntos en familia, aún puede volver a vivirlo como si ese día en el calendario se repitiera día y noche.

Pero antes de que pueda recordar cómo su vida se arruinó de un día para otro, el sonido de la llave abriendo la puerta principal de la casa le hace saber que su hijo menor ha regresado.

–¡Buenas noches! ¿Papá? ¿Qué haces acá? Es tarde, hace frío deberías recostarte. –Matt trataba de disfrazar su preocupación, al notar que su padre estaba tomando café.

–Te estaba esperando para cenar. –Edward responde sabiendo que su hijo está preocupado por él, al observar a Edward con el semblante serio continúa hablando. –Hice tarta de manzana.

Matt siente un nudo en la garganta, sonríe falsamente, a pesar de los años transcurridos aún recuerda que ese era uno de los postres favoritos de Lottie. Tiene que ser fuerte, por más dolor que sienta dentro del pecho.

–Claro, papá. ¿Qué más preparaste? –Necesita distraerse de todo lo que pasó en el día.

Ambos lo necesitan.

Desde hace 16 años en la mesa de los Elwes hay un lugar vacío, un lugar que no se puede llenar, les falta una persona más. Eran una familia feliz que fue separada por una mala decisión.

Pero seguirían buscando, Edward presentía que su hija estaba viva en algún lugar, que ella estaba intentando volver a él.

Matt solo quería ver feliz a su padre, quería volver a ver a su hermana, incluso extrañaba que lo llamara "Pequeñín" fue a la única a la que le permitía llamarle así. ¿Aún sería ella más alta que el? ¿Lottie aún lo amaría? ¿Aún los recordaba?

–Preparé asado casero, con patatas asadas, verduras. Ahora que llegaste podríamos cenar, aún está caliente. –Sus ojos brillaron por un breve momento al recordar que cuando decía aquellas palabras, Lottie era la primera en colocar los platos en la mesa.

–Claro, solo me voy a lavar las manos. Y te ayudaré a servir. –Habia sido un día difícil, mientras las condecoraciones aumentaban para el joven Comisionado, el rastro de su hermana se hallaba perdido en algún expediente de los cientos que aún no había podido revisar, a pesar que Jasper le estaba ayudando sentía que no era suficiente.

Sus otros compañeros no estaban interesados en ayudarle, solo querían encontrarle un error para derrumbarlo, quitarle ese puesto que en realidad jamás soñó tener.

El solo quería a su hermanita de vuelta. A veces quería sentirse como el niño que alguna vez fue. El que tenía 5 años, que era feliz a pesar de las adversidades del tiempo, el que hacía rabietas cuando le decían "Pequeñín", al que le gustaba que lo abrazaran con fuerza mientras era llenado de mimos cariñosos.

¿Dónde había quedado aquel niño?

Perdido, solo era un niño perdido que buscaba reencontrarse con su hermana, la que lo cuidó desde que lo tuvo en sus brazos, la que lo amó hasta el final.

Porque el era un Comisionado, y aunque trataba de aferrarse a la esperanza también sabía que habían posibilidades de no hallarla viva.

–Gracias hijo. ¿Pudiste encontrar algo? – Aunque Edward quiere ser fuerte no puede ocultar el anhelo con el que habla.

–Aún no. Siempre que busco los indicios y creo tener la respuesta en realidad resuelvo otra situación que no estaba en mis planes. – Se quedó en silencio para finalmente pensar– Papá soy egoísta porque no me interesan los demás casos, ni las personas involucradas, solo quiero darle prioridad al expediente de Lottie, pero mis investigaciones siempre me llevan a salvar a otra gente que llora de felicidad al ser liberada, y cuando veo que ella no está con ellos, me decepciona. Lamento no ser lo que tú esperas de mí. Te he defraudado, perdóname. – Sonrió con ternura al único familiar que tenía, al que no podía darse el lujo de perder.

–Es un buen trabajo el que haces. No debes decepcionarte porque los resultados no son lo que esperabas. Te quiero hijo, será mejor que comamos mañana es tu día libre. Tienes que salir y divertirte no todo es trabajo.

No puedo darme el lujo de descansar. – Claro papá ¿Qué quieres hacer mañana?

A veces le parece que son ellos dos contra el mundo.

Matt espera poder llevar a su padre a pescar. Hace años que no van al río.

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Quise hacer este pequeño capítulo que considero suave a comparación de otros.

Quiero aclarar que la comida mencionada en el diálogo de Edward y Matt son platillos que consumen en Inglaterra.

Espero hayan disfrutado este pequeño fragmento.