Capitulo 1 – Contracorriente.
El sol salía por el horizonte, anunciando a la naturaleza y fauna de la montaña Paoz la llegada de un nuevo amanecer. En medio de tanta naturaleza, había una pequeña y humilde casa de estilo chino sobre una delgada plataforma de roca, a la que los rayos de luz alcanzaron entrando tenuemente por su ventana. Sobre una cama pegada a la pared, el pequeño Son Goku, un chico de pelos alborotados como ningún otro y con una cola de mono, dormía plácidamente, hasta que los rayos de luz bañaron su cara, y por muy leves que estos eran, le avisaron que era hora de despertarse.
El pequeño Son se levantó de la cama como un rayo y tras acomodarla torpemente, tomó su ropa de una mesa unos centímetros delante de la cama. Colocando sus muñequeras de tela, subiéndose la camisa de su dogi azul sobre sus hombros y ajustando la funda cilíndrica donde guardaba su báculo sagrado, terminaba de alistarse para salir. Antes de irse dio un par de pasos hasta estar frente a una mesa de altar, en la que reposaba sobre una pequeña almohada una esfera anaranjada transparente, con cuatro estrellas rojas en su interior. El chico juntó sus manos a forma de oración sonriendo con emoción.
—Buenos días abuelito. Hoy por fin haré el examen para ser ninja, les mostrare lo buenas que son nuestras artes marciales, deséame suerte.
La casa estaba rodeada de un piso de tierra, que seguía formando un camino que curveaba y se perdía en la lejanía. Saliendo con energía, inhaló profundamente, dejando que el limpio y puro aire entrara a sus pulmones, al son del cantar de las aves y los aleteos de algún que otro dinosaurio.
Fijando con la vista un par de rocas de su tamaño, presumiblemente colocadas por él, corrió a ellas, aferrándose a una y levantándola con sus pequeños brazos, con los que aplicaba una presión descomunal. Sus músculos se tensaron, mientras que sus dientes se apretaban entre sí y soltaba leves quejidos de esfuerzo. Solo un par de segundos fueron necesarios para que la gran roca comenzara a crujir, desquebrajándose sin mucha resistencia y cediendo finalmente en un montón de pedazos, liberando la tensión en los brazos de Goku, quien apenas jadeaba un poco, recomponiéndose rápidamente.
Goku miró confundido a los árboles alrededor, y tras cerrar los ojos por unos instantes, centró su atención en un grupo en específico.
«Hoy llegaron temprano». Pensó, sosteniendo el mentón entre sus dedos y agarrando el codo con su mano libre. «Qué extraño»
Son se mantuvo reflexionando hasta que una idea le llegó a la mente. ¿Y si el examen ya había comenzado? ¿Por qué otra razón irían a molestarlo una hora antes de lo normal? «Seguramente llamarnos al salón era solo para engañarnos», concluyó Goku.
Formando una sonrisa pícara, Goku sostuvo uno de los fragmentos de roca a sus pies. Era tan grande como la palma de su mano, y al acto, lo arrojó a las ramas de los árboles que observaba. Al instante, varias siluetas saltaron a gran velocidad a los árboles cercanos. Fueron tan rápidos que Goku apenas pudo notarlos.
—¡Wow, son buenos! —Exclamó sonriente, agitando su cola de lado a lado.
Entre risas, tomó más de los pedazos de roca, los cuales aplastó entre sus manos para formar fragmentos más pequeños, que sostuvo con su mano y brazo apoyados contra su pecho. Con la mano libre, arrojó las rocas con una velocidad inhumana como si de shurikens se tratasen.
Nuevamente, las siluetas saltaron de las ramas, incluso uno de ellos que invisible, se escondía delante del tronco de un árbol tomó forma y se apartó para evitar ser impactado por la lluvia de proyectiles. Las siluetas se pusieron frente a Goku, apareciendo de un segundo a otro, revelándose como tres ninjas de chaleco de armadura gris, con ropa de maya negra por debajo que les llegaba hasta el cuello dejando los hombros y parte de los brazos al descubierto. Pero lo que más llamaba la atención eran las máscaras blancas de diferentes animales que usaban. El grupo se quedó estático, viendo a Goku a través de esas máscaras que no dejaban filtrar ninguna emoción, el Son aún sonriente hizo lo mismo, manteniendo un choque de miradas.
—Los encontré —dijo Goku entre risas, mirando como uno de los ninjas con cabellera larga y con máscara de oso se ponía frente a él, cruzando los brazos autoritariamente.
—¡Niño! ¿Por qué nos has atacado? ¿Acaso no sabes quiénes somos?
—Pues claro que lo sé —exclamó el Son cerrando los ojos e imitando el gesto de cruzar los brazos—. Son los… ¿Se llaman? —Abrió los ojos e inclinó su cabeza hacia arriba, y rascándose la mejilla con su índice, prosiguió con más cautela—. Los excepcionales… Los profesionales… ¿Eh? ¿Cómo se llamaban?, ¡Ah, ya se, son los tasadores esenciales rambu!
Los ninjas presentes cayeron por el disparatado comentario de goku, quien los señalaba con el dedo, sonriendo triunfantemente.
—Somos los cazadores especiales ambu, niño —dijo el ambu con máscara de oso que recién reincorporado negaba con la cabeza.
—Yo solo sé que a ustedes los mandó él señor Sarutobi para espiarme —dijo Goku desenfundando su báculo sagrado sosteniéndolo con ambas manos, dirigiéndoles una sonrisa desafiante—. Y ya sé que hoy vinieron a probarme.
Los ambus se miraron entre sí por un momento, sorprendidos del primer acertado análisis del chico, pero confundidos por la segunda declaración. El ambu con mascara de oso se dispuso a hablar.
—¿De qué estas…?
No tuvo tiempo de terminar su pregunta, cuando Goku se arrojó a él lanzando un golpe con su báculo sagrado, que él ambu logró esquivar brincando hacia atrás.
—¡Crece, báculo sagrado! —Ordenó Goku a su arma.
Al instante, la punta de aquel bastón rojo aumento de tamaño siguiendo al ambu, golpeándolo en el estómago y mandándolo a volar varios metros por detrás de sus compañeros. Los otros dos ambus, con máscara de ave y perro respectivamente, se pusieron en guardia, a la vez que el báculo regresaba a su tamaño original. El ambu con máscara de perro intentó razonar con el impetuoso muchacho.
–Cometes un error chico, nosotros no somos…
Pero no habían palabras lo suficientemente rápidas para aclarar las cosas, pues Goku ya se dirigía a ellos. Ambos ambus arrojaron múltiples kunais al Son, quien los repelió girando su báculo, para acto seguido apoyarlo sobre el suelo he impulsarse al frente, recibiendo al ambu con máscara de ave de un golpe al estómago. La cara de Goku se deformó en una mueca de incredulidad al ver al sujeto desaparecer en una nube de humo, dejándole ver que tan solo había enterrado el puño en un pequeño tronco. El ambu con máscara de perro ya se encontraba formando sellos manuales a gran velocidad, finalizando en un sello de carnero. Goku miró hacia atrás y vio que el ambu con máscara de ave hacía la misma posición de manos.
—¡Jutsu parálisis temporal! —gritaron ambos al unísono.
A Goku el cuerpo le comenzó a pesar, y solo pudo dar un par de pasos torpes hasta caer al piso.
De entre los árboles se acercaba caminando el ambu con máscara de oso, sosteniéndose el estómago. Sus compañeros le preguntaron como se encontraba, a lo que el respondió:
—Ese niño tiene mucha fuerza, pero ese báculo… es como si estuviera hecho de acero o algo más duro.
La escena era mirada por el tercer hokage, Hiruzen Sarutobi, desde su oficina en Konoha, a través de su bola de cristal. Sarutobi solo negaba con la cabeza.
—Ese chico, entre el y Naruto me van a volver loco —Se lamentaba el kage, dando una inhalada a su pipa en búsqueda del consuelo dado por el tabaco.
En las calles de la gran Konoha, un joven rubio de chamarra naranja y grandes goggles en la frente, Naruto Uzumaki, corría enérgicamente, pero lucia nervioso. De poco ayudaban las personas que al dejar atrás, despotricaban a sus espaldas, preguntando si el era el rubio problema, el vándalo que profanó el monumento kage, incluso algunos iban más allá y lo llamaban monstruo, pero rápidamente eran callados para evitar hablar de más. Naruto no les prestó atención, la angustia del examen ya lo carcomía por dentro lo suficiente como para enfocarse en los comentarios negativos de la gente, que para bien o para mal, ya lo tenían acostumbrado. «Que me importa lo que diga esa gente, voy a aprobar y seré un gran ninja, ¡Deveras!» Se alentaba el rubio en sus pensamientos.
Naruto finalmente llegó al salón de clases donde esperaría a que Mitzuki e Iruka sensei dieran indicaciones. Era un salón bastante ordinario, con el típico pizarrón al frente y una plataforma en el suelo para mantener al maestro más arriba. El piso y mesas eran de madera, y estás eran para al menos tres estudiantes, colocados cuatro por fila y tres a lo ancho del salón. Había una grada cada mesa hacia atrás que las ponía por encima del asiento anterior. Naruto miró en los asientos traseros a Sakura Haruno, aquella chica de cabello rosado que le traía embobada la mente. Él la saludó y le brindó una sonrisa tímida, a lo que la chica se hizo la que no se dio cuenta, apartando la vista a su lado donde se encontraba Sasuke Uchiha, decidiendo mejor enfocar su atención en el estoico chico y sonriéndole alegremente. Naruto dirigió una mirada retadora a Sasuke, quien imitando a Sakura, lo ignoró. Naruto fastidiado y resignado tomó asiento al frente, pues era de los únicos lugares libres. Al lado se encontraba Hinata Hyuga, una chica de cabello violeta oscuro corto, con dos mechones por delante a la altura de la barbilla y una chamarra color crema. Pero lo más llamativo eran sus ojos sin pupilas con iris color violeta rosado claro, que le hacían parecer ciega, a pesar de irónicamente tener la mejor vista de toda Konoha. Ella veía a Naruto recargado sobre la mesa metido en sus pensamientos, presumiblemente nervioso por el examen. Quería preguntarle si estaba preocupado, darle palabras de aliento, enserio quería. Pero las palabras se negaban a salir, apenas si podía mirarlo fijamente por más de dos segundos antes de sentir pena y apartar la vista.
—Na-Na-Naru… —Fue lo único que por fin se atrevió a pronunciar la chica entre susurros.
—Oye Hinata —Habló Naruto sin notar los tartamudeos de su compañera.
Hinata se sobresaltó abriendo los ojos como platos (ahora totalmente blancos) y retrocediendo instintivamente.
—¿Ya notaste qué Goku no ha llegado? ¿Él es tu amigo no? ¿Sabes qué pasó con él?
—¿Mi-mi amigo? Pensé que era el tuyo.
—A veces hablo con él y hemos hecho un par de cosas.
Naruto sonreía recordando que cuando eran un poco más niños, había convencido a Goku de ir con él a derramar pintura sobre cuanto lugar vieran por toda Konoha. Como de costumbre, fue reprendido y despertó el desprecio de la gente, pero esa vez fue diferente. Estando junto a Son se sintió respaldado, no estaba solo. Que decir de esa actitud tan despreocupada suya, como si no le importara mucho la opinión de los demás. Su sonrisa se volvió forzada al venir a su mente como tiempo después, lo había retado a un combate, siendo derrotado por Goku en un par de movimientos. Agitando su cabeza, intentó olvidar eso.
—Pero siempre lo busco yo, y es difícil de encontrar, deveras. Como vive en las montañas no anda mucho por la aldea. Tú eres la única persona con la que algunas veces lo he visto por ahí.
—Ah, ¡no no! lo que pasa es que me-me había prometido hace mucho ayudarme a entrenar mi… mi taijutsu, y bueno yo… —La Hyuga titubeaba, golpeteando sus dedos índices entre sí, notando que Naruto la veía inquisitivamente.
—¿Qué te pasa? ¿Estas nerviosa por el examen? —cuestionó el rubio y sin darle tiempo de responder le sonrió—. No te preocupes lo harás muy bien, tú eres muy buena en esto, ¡deveras!
Hinata totalmente roja, no pudo seguir manteniéndole la mirada a Naruto, pues con lo tímida y nerviosa que la ponía el Uzumaki, un cumplido suyo la desestabilizó por completo. Luchando por no colapsar he inconforme consigo misma al no poder tener la labia para apoyarlo y para colmo, ser Naruto quien terminó dándole ánimos, se limitó a agradecerle entre cortando las palabras.
Naruto pensaba que Hinata era alguien agradable, pues era de las pocas personas que no lo trataban como basura. Pero le desesperaba que siempre fuera tan tímida y miedosa, al grado de apenas poder intercambiar un par de palabras. Un bicho raro en su opinión. Lo que el muy tonto ignoraba es que ella solo se ponía así con él.
La mente de Naruto seguía hecha un revoltijo, pues aunque mostro endereza con Hinata, estaba que se lo comían los nervios. «Está bien, he practicado mucho para esto ¡Deveras!, puedo hacerlo», se repetía mentalmente para llenarse de ánimos. Pero seguía preguntándose por la ausencia de Goku, pues juraría que estaba más emocionado que cualquiera por hacer el examen.
Después de pasar un rato inconsciente, y de que le aclararan el malentendido, Goku invitó a los ninjas a comer, rechazando estos la oferta.
Alrededor de una fogata recién extinta sobre un montón de pequeñas rocas, y alimentada por un puñado de troncos de madera, Goku se deleitaba con un gran pescado recién cocinado, del tamaño para alimentar a más de 15 personas, habiendo comido ya más de la mitad. Los ambus ya estaban acostumbrados a verlo ingerir tal cantidad de comida, pero eso no significaba que lo consideraran normal.
—Deburos gue no gueren —preguntó Goku con la boca atascada de comida.
Los presentes quedaron asqueados por la indecente cantidad de alimento que ingería el chico, pero sus máscaras y lenguaje corporal controlado poco y nada dejaron notarlo.
—Mastica los alimentos antes de hablar niño, o de lo contrario no podremos entenderte —reclamó el ambu con máscara de oso.
Goku tragó de golpe todo lo que tenía en la boca, ensanchando su cuello al bajar la comida. Uno de los ambus no pudo ocultarlo más y emitió un quejido de desagrado.
—Dije que si están seguros que no quieren.
—No creo que debas comer un pescado de ese tamaño antes de tomar el examen.
—Está bien, no se preocupen, tomé uno pequeño ya que después de todo, hay que ser moderados al comer.
Todos los ambu cayeron al piso, no pudiendo soportar el descarado comentario. El ambu con mascara de| oso tras recomponerse se aclaró la garganta.
—En vez de comer tan tranquilamente deberías apresurarte en ir a la aldea a tomar el examen, porque parece que ya se te hizo tarde.
Goku paró de comer en seco y ensanchó los ojos, preguntando qué tan tarde se le había hecho. El ambu con máscara de pájaro miró al cielo en dirección al sol.
—Yo diría que no tienen mucho de haber empezado, pero de aquí a la aldea son como 10 kilómetros. Que mal por ti, si no hubieras actuado tan imprudentemente te hubiera dado tiem…
—Uff que alivio, si acaban de empezar tendré tiempo de llegar. Pueden comerse el resto del pescado.
Los ambus incrédulos le preguntaron a Goku que pretendía, pero él no atinó a responder, levantándose y flexionando el tronco lateralmente, dando espacio a estirar su pierna derecha repetidamente, cambiando a la izquierda después de un par de repeticiones. El chico procedió a despedirse rápidamente, para darles la espalda y correr a toda velocidad a adentrarse a la parte con más árboles y naturaleza. Los ambus se miraron entre sí, y tras que el líder asintiera comenzaron a seguirlo.
—Oigan muchachos, ¿alguien sabe qué pasó con Goku? —Preguntó Iruka a todos los alumnos. Viendo que nadie respondió, suspiró resignado—. Ni hablar, no podemos esperarlo más, vamos a comenzar.
Naruto y Hinata jadearon preocupados por Son. Al resto parecía darles igual, a excepción de Ino Yamanaka, que reía discreta pero maliciosamente.
—¿Y a ti qué te pasa? —preguntaba su compañero Shikamaru Nara, sentado al lado de ella—. Por favor, no me digas que sigues resentida con Goku por esa pelea de practica con Sasuke, eso fue hace años.
—¡Cállate Shikamaru! no sabes de lo que hablas. Ese mono pervertido es un salvaje, si se convirtiera en genin solo nos retrasaría, después de todo no puede hacer el más mínimo jutsu.
Shikamaru había dejado de prestarle atención a su compañera, pues veía como Sasuke le brindaba una mirada de muerte que le puso los pelos de punta. El Nara desvió la mirada, esperando que Uchiha hiciera lo mismo eventualmente.
—Que problemático, piensa lo que quieras, igual no es algo que me concierna.
Sasuke había dejado de mirar a Shikamaru, y puso su atención sobre la entrada, como si esperara que llegara alguien. Pero nadie más entró, por lo que Iruka procedió a buscar en su lista al primer estudiante que aplicaría el examen.
—Espera Iruka, tal vez el chico estuvo practicando hasta muy noche y se le hizo tarde, después de todo no es sorpresa para nadie lo entusiasta que es para entrenar, hay que esperarlo un poco más —Propuso Mitzuki viendo a Naruto sonriendo esperanzado.
—Mitzuki sensei, la hora acordada fue muy clara, todos los demás están aquí, no podemos hacerles perder el tiempo por alguien que no se toma las cosas con seriedad.
Naruto frunció el ceño inconforme, hasta que su mirada cambió a una de terror, gritando mentalmente al escuchar a Iruka decir que el examen final sería sobre el jutsu de clonación. «¡Esa es mi peor técnica!, grandioso, jamás voy a aprobar», se atormentaba Naruto mentalmente.
En la salida de un pequeño puesto de ropa, dos mujeres discutían sobre los exámenes de graduación de la academia ninja. Hablaban y reían emocionadas por los chicos que se graduarían y serían la siguiente generación de fuertes shinobis, que se encargarían de proteger y elevar a la aldea. Pero sus ánimos se fueron cuando hablaron del elefante en la habitación, Naruto. Discretamente, susurrando varias palabras clave, hablaban de lo terrible que sería que alguien tan peligroso fuera un ninja. Hubieran seguido soltando veneno en contra del pobre Naruto, pero una tercera mujer apareció para reprenderlas, advirtiéndoles que ese era un tema prohibido. Mas sin embargo, dijo que las comprendía pues el rubio era un asunto de suma preocupación, y mencionando que aún estaba otro chico que no había que pasar por alto.
Para mucha gente, Son Goku también era alguien que no inspiraba mucha confianza. No lo veían como a un monstruo al cual temer como a Naruto, pero si como alguien raro. Con quejas de acoso sexual a sus compañeros tras entrar a la academia, un desinterés en el arte y costumbres shinobis, una cola de mono que incomodaba a más de uno, y vandalismo a propiedad pública y privada en conjunto a Naruto.
El hecho de juntarse con Naruto tan naturalmente, aunque fuera raramente, ya era suficiente para ser visto con malos ojos. Pero lo peor es que se sabía que, cual bárbaro, le había roto el brazo a uno de sus compañeros, aunque jamás se supo a quién. Solamente porque el chico era el nieto de Son Gohan intentaban guardarle algo de respeto, y algunos solo lo fingían cuales hipócritas.
—¿Creen qué ese salvaje apruebe el examen? —Preguntó una de las mujeres.
—Ojalá no, he escuchado que ni siquiera puede usar chakra, imagínense eso, un ninja con ki.
Todas rieron y concluyeron que sería de lo peor, continuando con su conversación de víboras. Una de ellas escuchó dos leves pero enérgicos y lejanos golpeteos, que se repetían una y otra vez, haciéndose más fuertes, y sintiéndose más cercanos. La mujer miró a la lejanía, seguida de las demás.
Una figura borrosa azul y pequeña se abría paso por las calles, esquivando a las personas que se exaltaban de la impresión. Las mujeres apenas terminaban de digerir lo que sucedía, cuando aquel borrón pasó a su lado, dejando una potente corriente de aire que levantó el polvo, no teniendo reparo en derribar a varias personas, y por la que ellas tuvieron que sostener sus faldas para que no se levantaran.
Naruto había fallado miserablemente el examen. Su jutsu de clonación solo había producido una triste copia postrada en el suelo, de color apagado, mirada en blanco y con la lengua de fuera. ´´¡Fallaste!´´ sentenció Iruka. Mizuki se compadeció de Naruto y abogó por él.
—Iruka sensei, falló pero sus movimientos no estuvieron mal y logró sin duda una réplica. Este es su tercer intento y tú sabes cuanto desea convertirse en ninja. Deberíamos darle una oportunidad de aprobarlo.
La defensa no fue suficiente para convencer a Iruka, quien hizo notar el evidente fracaso en la copia de Naruto, además del hecho de que sus compañeros habían hecho al menos tres copias funcionales.
Impotente, enfadado, y decepcionado, Naruto solo podía limitarse a ver a Iruka dictando su sentencia. Estaba a punto de salir del lugar, a donde pudiera estar solo, como siempre lo había estado.
De improvisto, Goku entró al salón llamando la atención de todos. Jadeante, con el sudor escurriéndole por la frente, pero con gran determinación y su infaltable sonrisa inocente rompió el hielo.
—Disculpen la tardanza, no sabía en que salón estaban.
Naruto se sorprendió al ver a Goku llegar. Se alegraba por eso, pero su mente y emociones no estaban en la misma sintonía, era mayor su frustración y tristeza de pensar que su sueño, su oportunidad de que lo dejaran de tratar como a la peste terminara. Únicamente le devolvió un saludo con una sonrisa fingida. Mitzuki por su parte, esbozó una sonrisa complacida.
—Vaya vaya, hasta que por fin apareciste Goku —dijo Iruka al un sonriente muchacho que lo saludaba inocentemente—. Mira nada más la hora, no debería dejarte presentar el examen a estas alturas.
—Discúlpeme Iruka sensei, es que me equivoqué y creí que los ninjas con máscaras de animalitos me harían el examen. Ya sabe, con eso de que los ninjas tienen que estar listos para lo imprescindible.
Iruka parpadeo estupefacto, viendo a Goku como si se hubiera vuelto loco. ¿Y podía culpársele? Mitzuki estaba igual. Les parecía obvio que Goku se refería a los ambu, pero también resultaba imposible pensar que alguien se refiriera a ellos de forma tan irrespetuosa. Naruto se hubiera reído de los comentarios de Goku, pero ni ánimo de eso tenía.
—Impredecible Goku, los ninjas deben estar listos para lo impredecible —Se lamentaba Iruka, recargando su codo sobre la mesa y apoyando su mano contra su frente—. Pasa de una vez. Naruto, lo siento, pero tendrás que intentarlo el próximo año.
Frustrado y sin ganas de saber ya nada, Naruto cruzó la puerta pasando al lado de Goku.
Iruka suspiró, sintiendo verdadera pena por Naruto, sabía muy bien lo que significaba para el ser un shinobi, lo había hablado con él la noche anterior. Pero no podía darle un trato preferencial, menos considerando que ser genin sería el inicio de una vida de batallas, donde tarde o temprano pondría su vida en riesgo. No podía ponerlo en ese peligro sin estar listo, le estaría haciendo un gran daño. Claro, Naruto no lo veía así, y salió de la habitación para la sorpresa de Goku, quien aún incrédulo y ahora nervioso pidió una explicación.
—No me digan que Naruto no lo logró.
—Me temo que no —Contestó Mitzuki—. Es una pena, pero no logró realizar el jutsu que se le pidió adecuadamente —Sonrió amistosamente, tratando de calmar al cada vez más asustado Son—. No te preocupes, tu prueba será diferente.
Incluso alguien tan seguro como Goku, se puso un poco nervioso por el fracaso de Naruto. Talvez el rubio no fuera el mejor guerrero que hubiera visto, hasta alguien tan despistado como él lo sabía. Pero su tenacidad era algo que Son admiraba, de hecho, el sentimiento era mutuo. Si alguien tan dedicado había fallado, nada le aseguraba a él tenerla fácil. En lugar de dejarse intimidar, Goku se emocionó por el reto.
Iruka comenzó a dar las indicaciones de el examen. Goku tendría que mencionar los jutsus básicos que todo gennin debería saber, y luego debería mostrar como lidiar con ellos eficazmente, como ver a través de los clones de sombra. Antes de que Iruka terminara de dar los detalles finales, Mitzuki lo interrumpió.
—Espera Iruka, ¿Ya olvidaste lo que le propuse a Lord Hokage? Creo que a Goku le vendría mejor una prueba… más práctica.
—¿En serio Lord Hokage aceptó tu propuesta? —Interrogó Iruka con sospecha— ¿Por qué no se me informó al respecto? ¿Y qué hay de el examen?
—Fue algo de ultimo momento, me pidió que te lo informara. Nos saltaremos ese paso para ir a lo que realmente importa, aplicar la teoría a la práctica.
Los ojos de Mitzuki se posaron sobre un emocionado Goku que empuñaba las manos enérgicamente.
—¿Significa que voy a pelear con alguien?
En el campo de entrenamiento de la academia, Sasuke esperaba recargado sobre una de las rejas que marcaban el límite de el espacio. Sus ahora ex compañeros de grupo habían formado una pequeña multitud alrededor de él. Incluso los familiares de aquellos que hicieron el examen, o uno que otro curioso que iba pasando, miraban a través de las rejas. Sasuke tan solo le había comentado fríamente a una de sus compañeras la cual no dejaba de atosigarlo que tendría un enfrentamiento, y por lo visto, solo con eso bastó para que la noticia se esparciera rápidamente. Incluso Naruto al escuchar a los demás murmurar al respecto, había regresado, y esperaba expectante detrás de la reja. Uchiha alzó la vista al ver al par de chunins llegar con Goku.
—Hasta que por fin apareces, Son Goku —Musitó, parándose por completo—. Estaba empezando a creer que realmente no vendrías.
—¿Voy a pelear con Sasuke? —Preguntó Son un tanto nervioso—. ¿Está seguro Mitzuki sensei?
Sasuke bufó indignado, perforándolo con la mirada.
—No tienes de que preocuparte Goku —Dijo Mitzuki riendo amigablemente—. al igual que tú Sasuke ha mejorado mucho, y al ser el mejor estudiante…
—Basta de palabrerías —Interrumpió Sasuke impaciente, empuñando una mano frente a su rostro, pero sin perder los estribos—. Goku, te advierto que esta vez será diferente a nuestro último encuentro. Más vale que te prepares, porque peleare enserio —Remató, con una leve pero retadora sonrisa.
Goku dejó sus dudas de lado, y aceptó gustoso el reto, confiando en las habilidades de Uchiha.
Los que habían sido compañeros de Sasuke veían atónitos como este intercambiaba con Goku. Uchiha era bien conocido por ser frio y hasta huraño, por lo que rara vez se comunicaba con alguien con tanta energía. Lo más extraño aún, era pensar que un genio ninja como el, mostrara tanto interés en enfrentar a un chico de su generación. Las cosas tomaban más sentido si se sabía la historia que había entre esos dos. Sakura e Ino por ejemplo, estaban más que enteradas. Jamás olvidarían esa escena de su niñes, cuando el pequeño Sasuke de ocho años, en ese mismo campo de entrenamiento, postrado en el suelo, sujetaba adolorido su reciente brazo fracturado. Gritaba desgarradoramente y descomponía sus facciones en pura desesperación. Un pequeño Goku de la misma edad, estaba congelado en una pose de combate, como si fuera una fotografía, incrédulo a la escena que tenía enfrente. Miró a sus compañeros, que estaban igual o más estupefactos que él. Las palabras luchaban por salir de la boca del pequeño Son, ´´Sas-Sasuke´´, entre cortando las palabras, solo pudo pronunciar el nombre de su compañero. Desde ese incidente muchos desarrollaron respeto a las habilidades de Goku, y porque no decirlo, miedo. Hasta ese momento lo veían como un niño molesto y desubicado, al igual que Naruto, pero había demostrado poder lidiar con el mismísimo prodigio de la generación, Sasuke Uchiha. No, lidiar se quedaba corto, destrozar, era una palabra mas adecuada, pues todos notaron que para Goku, aquella patada no le había supuesto la gran cosa. Aún así, Sasuke había mejorado mucho después de cuatro años, y había aprendido jutsus muy poderosos. Mientras que por el lado de Goku, más allá de actividades de clase que no mostraban nada nuevo, los demás no habían visto que tanto había progresado. Y siendo sinceros, por muy fuerte que fuera, ¿qué tanto podría hacer contra un ninja que maneja las tres formas de combate? La derrota de Sasuke fue porque no había explotado al máximo su genjutsu y ninjutsu, pero ahora, las cosas podrían ser diferentes. Todos estaban a la expectativa de ver que tanto habían cambiado las cosas.
Sasuke y Goku se encontraban en guardia, esperando la señal de Mitsuki para comenzar el encuentro. Iruka había hecho que todos abandonaran el campo de entrenamiento. Pero la multitud seguía atenta a través de los barrotes, pues Mitsuki le argumentó a Iruka que no podían hacer nada pues no se encontraban en la propiedad de la academia.
Mitzuki finalmente rompió la tensión y dio la indicación para comenzar la pelea. Inmediatamente, Sasuke tomó sobre sus dedos un buen grupo de kunais en cada mano, y se suspendió un metro sobre el aire de un buen salto, para inmediatamente lanzarlos sin piedad a su oponente. Ampliando los ojos con sorpresa, Goku esquivó las cuchillas descendentes ladeando su cuerpo. Cabeza, hombros, cintura y extremidades danzaban de un lado a otro, evitando las armas, y sin darse cuenta, comenzó a retroceder. Uno de los kunais que parecía que erraría por varios centímetros el blanco, chocó con otro, redireccionándolo inesperadamente a Goku, quien de ultimo lo evitó doblando su tronco hacia atrás, completando el movimiento en una voltereta. Inmediatamente Goku se dispuso a sacar su báculo sagrado, listo para bloquear otra acometida. Sasuke sonrió, y lanzó dos shurikens al rostro de Son. Girando a gran velocidad en el aire, las shurikens tenían un movimiento irregular que Goku notó, pero ya era muy tarde. Él apenas terminaba de tomar su báculo, cuando las estrellas metálicas bajaron bruscamente y le pasaron entre los brazos, revelando los delgados pero duros hilos de acero que las manipulaban. Estos le ataron las manos cual esposas, obligándolo a soltar su báculo. No había tiempo para sorprenderse, ya otro par de shurikens cortaban descendentemente los dos hilos de las improvisadas esposas, los cuales llevaban a Sasuke. Las shurikens se movieron y ahora pasaban entre los pies de Goku, quien saltó de último momento para evitar la trampa. Sasuke tiró de los hilos para regresarlos a él.
Los espectadores miraban sorprendidos, pues en menos de veinte segundos Sasuke había logrado inmovilizar los brazos de su oponente, y por un pelo no lo hizo con todas sus extremidades. Sakura animaba con emoción a Sasuke, y dentro de su mente irradiaba gran éxtasis.
Para Naruto era ver a sus dos rivales, a aquellos que nunca había podido alcanzar, hacer una demostración de destreza y poderío que le recordaban lo lejos que estaba de ellos, y eso le enfermaba. Sasuke era el talentoso y querido niño prodigio que hacía todo bien, era normal que quisiera ser como él. Goku por otro lado, a pesar de ser visto como un vicho raro, era fuerte a su manera, y entrenaba como ningún otro. Además, a ojos del rubio, no era un patán presumido como Uchiha, era alguien con quien se podía hablar y pasarla bien, lo más cercano a un amigo que tenía. El problema era que siempre había una pared invisible entre ambos, que no les permitía ser tan cercanos como podrían. Ese sentimiento se acrecentaba al ver como estaba tan atrás de Son, de la misma forma que con Sasuke.
Haciendo fuerza, Goku intentaba romper el cable, que se tensaba alrededor de su piel. El sonido del metal esforzándose por no ceder se hacia presente para la sorpresa de todos.
Sasuke no le dio tiempo de nada y ya se encontraba realizando los sellos manuales para realizar un jutsu.
—¡Estilo de fuego! ¡Jutsu flor del fenix!
Pequeñas bolas de fuego salieron disparadas de la boca de Sasuke a gran velocidad. Goku dio pequeños pero distantes saltos traseros en zigzag, evitando los proyectiles que al impactar chamuscaban el suelo. Una ultima bola de fuego un poco más grande que las demás iba con toda la intención de impactar el rostro de Goku. Con solo la fuerza de sus piernas el chico dio una voltereta, evitando el ataque por poco. Al regresar la vista al frente, Goku vio para su sorpresa a tres Sasukes corriendo hacia el con Kunai en mano. Era el jutsu de clonación. El Sasuke que lidereaba la carrera se quitó del camino al último momento, dejando vía libre para que un Sasuke a sus espaldas se le abalanzara a Goku, quien con sus agudos reflejos esquivó un violento corte y respondió enterrándole un fuerte rodillazo en el estómago. La figura de Sasuke explotó en una columna de humo, y el Sasuke que se había hecho a un lado, aprovechó que la defensa de Goku había quedado descubierta arrojándole una cegadora patada al rostro. Goku cerró los ojos por instinto, pero no sintió dolor. Abrió los ojos y vio que Sasuke ya no estaba, en su lugar, había otra columna de humo. Iruka negó con la cabeza, recordando como lo había reprendido por quedarse dormido en la clase del jutsu de clonación. Mitzuki rio, curioso de cómo se desenvolvía la pelea.
—Nada mal, usó la estela que dejan los clones como si fuera una bomba de humo.
Ambas columnas de humo se habían juntado tapando por completo la vista de Goku, pero no tuvo que reparar mucho en pensar sobre lo que tenía enfrente. Su percepción se ralentizó, pudiendo ver en cámara lenta como una fuerte luminiscencia se abría paso entre el humo que lentamente comenzaba a disiparse. La temperatura a su alrededor empezó a subir desmesuradamente, como si lo hubieran metido adentro de un horno. Ahí lo entendió. Retrocedió en el acto, apartándose de la gran bola de fuego que consumió el suelo donde había estado. El responsable era Sasuke, que escupía fuego, como si fuera un lanzallamas humano, con el fin de alimentar a la enorme bola de fuego. Así de rápido como hizo su técnica la retiró.
Todos palidecieron ante tal jutsu, pues era de un nivel muy avanzado y requería una buena cantidad de chakra. Incluso los más desentendidos como Naruto y Goku pudieron notar el gran poder de esa técnica. Naruto por el buen tamaño que tenía el cráter que dejó en el suelo, y Goku porque casi experimenta en carne propia su poder de lleno. Iruka recriminó a Sasuke, pues creía que se estaba dejando llevar por hacer semejante técnica. Sasuke desvío su vista a Iruka por un momento, pero lo ignoró sin reparo. Sonriendo confiadamente, preguntó con calma:
—Dime Goku, ¿Ya viste lo que hay detrás de ti?
Goku miró de reojo a sus espaldas, confundido al ver únicamente la reja que daba fin al campo de entrenamiento. Sin dar tiempo de analizarlo mucho, Sasuke una vez más, tomó un puñado de kunais entre sus dedos y los lanzó. Preparándose para en cualquier momento apartarse con un salto de la acometida, notó que los kunais no le apuntaban a el, simplemente pasaron de largo. Entendió lo que planeaba Uchiha al notar los hilos en todos y cada uno de los kunais, pero una vez más, ya era tarde. Sasuke tiró de los hilos y estos envolvieron a Goku entre la reja, dejándolo totalmente inmóvil.
Hinata palideció viendo la escena, pues de los chicos de su generación, ella era probablemente la que más conocía el alcance de los poderes de Goku. Lo que más le afligía pues ella admiraba a Son casi tanto como a Naruto, por lo que verlo forcejear tan impotente no le gustó para nada.
—No pude atrapar tus pies, así que pensé en otra forma de inmovilizarte —Explicó Sasuke esbozando una sonrisa complacida—. Ya no podrás usar esa gran fuerza tuya. Parece que se acabó.
Era increíble, Goku ni siquiera había puesto un dedo encima sobre Sasuke y el combate ya había terminado. Las chicas gritaban emocionadas y orgullosas de la victoria de uchiha.
—¡Esta batalla no termina hasta que uno de los dos se rinda! —Insistió Goku posando una mirada sobre los chunins—. ¿Verdad? Iruka y Mitzuki sensei.
La pregunta tomó por sorpresa a Mitzuki, el chico si que era terco. ¿Qué más podría hacer? No tenía caso, por lo que pensaba negarse, ponerle fin de una vez a la contienda. Pero ese era el trabajo de Iruka, ser quien le negara su sueño.
—Adelante, prosigan hasta que su oponente se rinda o quede fuera de combate —Aprobó Iruka.
Mitzuki apenas pudo ocultar su sorpresa, ¿Qué pretendía Iruka? Se limitó a asentir para mantenerse al margen.
—Hum, como gusten —Musitó Uchiha, tensando aún más su agarre.
Una corriente eléctrica se abrió paso sin reparo por los hilos metálicos, envolviendo el cuerpo de Goku en una buena y dolorosa descarga. Sentía un tortuoso hormigueo por todo el cuerpo, como si muy finas agujas se le clavaran en los nervios. Incluso los pelos de la cola se le erizaron. Los fuertes gritos de Goku no se hicieron esperar, perforando la conciencia de más de uno.
Sasuke era muy habilidoso, conducía su chakra convertido en electricidad, apoyándose de la conductividad de los hilos. Sin dudas, era afín al elemento rayo. Esa era la observación de Mitzuki, pero Iruka por otro lado, estaba preocupado. La falta de dominio completo en el manejo de su chakra, haría que la descarga pudiera llegar a ser más inestable y devastadora de lo que debería.
Hinata se llevó las manos a la boca, horrorizada de oír a Goku gritar de esa forma. Naruto estaba boquiabierto, compartiendo el mismo sentimiento que la Hyuga. Incluso Sakura e Ino, que no tenían a Goku en la mayor estima, quedaron enmudecidas al ver su sufrimiento. Todos, a excepción de Mitzuki al parecer, habían llegado a la misma conclusión, Sasuke debía parar. Iruka estaba seguro de que Goku no recibía tanto daño como parecía, pero decidió no correr riesgos y estuvo por decirle a Sasuke que se detuviera. No hizo falta, Uchiha se detuvo por sí mismo.
—¿Tuviste suficiente?
—Esto no es nada —Respondió Goku entre risas y con un ojo cerrado—. Ahora es mi turno.
La sorpresa para todos fue grande, al comprobar que el estado de Son no era tan grabe como debería. Cualquier otro estaría babeando, intentando unir los labios para formar torpes silabas. Incluso Sasuke entreabrió la boca, viendo a Goku forcejear con gran energía. Su sorpresa se convirtió en pánico cuando escuchó el rugido metálico de sus hilos reforzados y de la propia cerca, amenazando con ceder en cualquier momento. Sin dudar, volvió a dejar fluir su chakra eléctrico. Ya más preparado, Goku soportó la descarga, expresando su dolor únicamente con quejidos ahogados. En vez de parar, los hilos y la cerca temblaron más fuerte. Sasuke aumentó un poco más la intensidad, pero no daba resultado. La escena era tan sorprendente, que incluso el siempre apático Shikamaru no podía evitar ver con interés.
—¡Ríndete ya, si no lo haces podrías morir! —Gritó Sasuke, terminando de perder la compostura.
—¡Noo-oooooo!
Parecía que incluso Sasuke se preocupaba más por Goku que el mismo. Para su espíritu de guerrero, rendirse era la mayor humillación. Prefería perder la conciencia por su cuenta, seguir hasta no poder más. Sasuke sabía que Goku era más resistente que cualquiera, pero ni siquiera el esperaba que tanto.
Lo que pasó a continuación, dejó a todos boquiabiertos, incluso la escena fue percibida en cámara lenta, a pesar de lo rápida que fue. Por suerte no había nadie detrás que fuera impactado, pues los pedazos de reja salieron volando, aun rodeados de electricidad. Los hilos electrificados fueron expulsados violentamente, retorciéndose y alejándose del cuerpo de Goku. Incluso Sasuke tuvo que soltarlos por el violento movimiento serpenteante que llegó a su mano.
Volviendo a tensar los músculos, hinchándose levemente, Goku finalmente pudo destrozar las ataduras de sus manos. De un salto se apartó de los hilos desparramados por el suelo, cayendo a un par de metros de Sasuke.
—Yo no moriré tan fácilmente —Dijo Goku rompiendo el hielo, con una sonrisa que pocos le conocían, pues desprendía orgullo y una actitud retadora.
Las palabras no le llegaban a Sasuke, toda su estrategia se había visto desmoronada de un momento a otro. Iruka estaba sorprendido, pero ya conocía la fuerza de su alumno, por lo que no veía tan imposible el resultado. Miró a Mitzuki para intercambiar miradas, notando que tenía la boca abierta, no procesando las cosas como él. Naruto estaba peor, con los ojos en blanco y la mandíbula amenazando con golpear su pecho. Asimilando mejor las cosas, Hinata estaba aliviada de que Goku pudiera liberarse, apoyándolo con un sutil pero sincero ´´Tú puedes´´.
Tras soltar un último pequeño remanente de electricidad, Goku recuperó su sonrisa inocente.
—Sabes, yo también puedo hacer algo parecido al jutsu de clonación —Dijo señalándose y soltando una risa traviesa, ante el asombro y expectación de todos los presentes— ¡Crece báculo sagrado!
Tan rápido como una bala, el báculo creció sobre el suelo, pasando entre los pies de Sasuke hasta llegar a Goku. Manipulando su cola, tomó rápidamente el báculo y lo levantó con fuerza.
¡Paaaaaam!
Sasuke se llevó frenéticamente las manos a su entrepierna, revolviendo su conciencia en un intenso dolor que le recorría desde su intimidad hasta el estómago. Los espectadores cayeron al suelo, al presenciar semejante movimiento. Sakura quería pasar la reja y ahorcar al estúpido de Goku, por poner en ridículo a Uchiha y hacerlo participe de tan vulgar escena. Pero su mirada asesina fue desviada a Naruto, quien reventaba a carcajadas, deteniéndose en seco al notar los ojos en blanco de Sakura que se posaban violentamente sobre él.
Sasuke se apartó de un salto, viendo con los ojos llenos de furia a Goku, quien sonriente y con los ojos cerrados, flexionaba las piernas y extendía los brazos a los costados. Creyendo que todo se trataba de una distracción, Uchiha desenfundo uno de sus últimos kunais y lo arrojó a Goku, traspasándolo de lado a lado sin causar daño alguno, igual que un fantasma. La imagen de son tembló y perdió transparencia hasta desaparecer.
«¿Un genjutsu?» se interrogaba mentalmente Uchiha, estupefacto, pues sabía que Goku al ser una persona con ki era incapaz de moldear la energía de un modo tan complejo. Se sobre saltó al pensar en una posibilidad. «¿Será qué?», cualquier idea o pensamiento que tuvo se paró ahí mismo, todo se hizo negro, su conciencia se había apagado. Cayendo al piso, reveló que a sus espaldas se encontraba Goku sonriendo ampliamente, formando un golpe de kung fu con una mano y haciendo la señal de paz con la otra.
—Creo que gané.
Todos callaron. A varios casi se les parte el cerebro, al captar la repentina derrota de Sasuke, siendo Sakura el mayor ejemplo: portando los ojos en blanco y la boca indecentemente abierta.
De repente, dejaron de prestarle atención a Goku, quien reía alegremente, como si acabara de ganar un juego. El sonido de un hombre aclarándose la garganta llamó su atención. Era un hombre delgado de tercera edad, pero admirado y percibido como la máxima figura de poder por toda la aldea. Vestía con una túnica blanca y sombrero triangular con una tela que cubría los laterales de su cabeza. Todos se referían a el como el tercer hokage.
—Goku, ¿Podemos hablar?
