El camino hacia el poder.

Capítulo 2 – Extraños en la montaña Paoz.

Hiruzen había llevado al chico a su oficina para tratar el asunto, evitando hablar del tema en el camino. Una vez llegaron, no alargó más la espera y lo hizo tomar asiento para contarle que no sería integrado a los equipos de genins. Frio, sin miramientos o sutilezas.

—¿Queeeé? ¿No pasé él examen? —Vociferó Goku.

—Me temo que eso no será posible. Lo siento Goku, intenté hacer que funcionara, pero el consejo me ha presionado a esto.

—¡Pero lo hice bien, les mostré que puedo pelear sin esas técnicas ninja cómo mi abuelito!

Hiruzen entendía al chico y su frustración. Toda la vida había sido hecho de menos, pues pertenecía al pequeño porcentaje de personas que eran usuarios del ki, una variación de energía al chakra que no permitía malearlo para generar ninjutsu alguno. Un caso muy raro, sobre todo en una aldea ninja, donde era algo prácticamente imposible dada la decendencia directa de clanes ninja que tenían sus habitantes.

—Pero usted es el hokage, tiene que poder hacer algo ¿no?

Sin saberlo, Goku había conectado una dura estocada a Hiruzen, quien sudó una pequeña gota por el comentario.

—Escucha Goku, debes saber que la naturaleza de la gente es rechazar o temerle a lo que es diferente. El poder que tienes, puede alcanzar un nivel al que muchos le temen. Si afuera se dieran cuenta de eso te volverías un blanco para nuestros enemigos. Es por eso que accedí a no dejar que te graduaras, tú pelea con Sasuke llamó mucho la atención —El kage pronuncio esas últimas palabras con sutil indignación, ¿en qué diablos estaba pensando Mizuki?— Sé que eres fuerte, pero tienes que controlar tu poder aún más, el enemigo podría atacarte en cualquier lugar, incluso en casa.

A la mente de Hiruzen, vino la imagen de un furioso Danzo entrando a su oficina, mientras que él miraba desconcertado la pelea entre Goku y Sasuke por su bola de cristal. Las cosas no debían ser así, Goku no debía llamar la atención, ese era el acuerdo con Danzo.

—Uhm, no entendí muy bien qué quiere decir, pero está bien. Mi abuelito respetó sus reglas cuando se mudó aquí, así que haré lo mismo.

Ninguno dijo nada. Hiruzen odiaba quedarle mal a Gohan, pues le había prometido en su lecho de muerte que cuidaría y apoyaría a Goku en su camino como artista marcial. El kage suspiró, rompiendo el silencio.

—Solo espera un poco más, pronto encontraremos el paradero del maestro Roshi. Con él aprenderás más que cualquier cosa que el mundo ninja pueda ofrecerte.

Después del espectáculo montado por Sasuke y Goku, todo el mundo volvió a lo suyo y celebraba a los chicos que se habían graduado. Naruto era el único apartado, solo y melancólico, sentado sobre un columpio y oculto entre las sombras de el árbol que servía de apoyo, en contraste de los demás que festejaban a la luz del sol.

Mizuki se debatía entre el enfado y el miedo. Su plan de usar al bicho raro de Goku para robar el pergamino del primer hokage se había estropeado. Jamás creyó que el chico fuera tan hábil, lo veía como un bruto peleador con un solo truco. De ningún modo podría acabar con el chico cuando llegara el momento, o al menos no le sería nada fácil. Que decir cuando vio al hokage aparecer, sin duda ese chico era más importante de lo que aparentaba. No le quedaba de otra, tenía que usar su plan B y tenía que usarlo ya.

La gente comenzaba a retirarse y Mizuki aprovechó para acercarse al solitario chico rubio. Naruto alzó la mirada para ver al chunin posarle una sonrisa de consuelo.

Habían pasado un par de semanas. Goku no había ido a la aldea, después de todo no tenía caso al ya no tener que ir a la academia o algo más que lo atara. Sus días habían pasado a ser algo monótonos, pero el acogedor y relajado ambiente de la naturaleza le había hecho no notarlo. Era como cuando de más chico se la vivía ahí, entrenando con su abuelo Gohan.

Sin embargo, ese día había sido escoltado por el grupo ambu de siempre a Konoha, para una revisión semestral en la mansión Hyuga. Ahí los esperaban el hokage, Inoichi Yamanaka y Hiashi Hyuga, el anfitrión y líder del clan Hyuga.

Esa sería la primera vez que Inoichi los apoyaría en la cuestión, por lo que estaba muy honrado por ser llamado.

—Lord hokage, quiero darle una vez más las gracias por considerarme para esta importante labor y confiarme todos sus secretos.

—No tienes nada que agradecer Inoichi, más bien soy yo quien debería disculparme por no considerarte antes. Serás de gran ayuda para descifrar el secreto del Ozaru que habita dentro de Son Goku.

Una vez que Goku llegó saludó a todos alegremente, parecía no tener ningún rencor por el asunto del examen.

—¡Días señor Hiashi!, ¿Cómo están Hinata y Hanabi?

Hiashi miró al chico con desaprobación, quien parecía no notarlo, manteniendo su sonrisa jovial. Al líder Hyuga no le gustaba que sus hijas tuvieran que ver con semejante muchacho tan problemático. Desde que las revisiones semestrales habían empezado a tomar lugar en su hogar, por alguna razón Goku tuvo la iniciativa de entrenar con Hinata. Aunque Hiashi había perdido interés en su hija mayor hace tiempo, era una vergüenza que incluso un usuario de ki tuviera que ayudarla a mejorar su refinado y reservado estilo de combate Hyuga. Lo que salvaba a la cuestión de no ser tan penosa es que se trataba del nieto de Son Gohan, el único peleador ajeno al chakra que tenía su respeto. De hecho, Hiashi había podido ver con su Byakugan como fluía la energía de Goku, y se dio cuenta que tenía un potencial incluso mayor al de Gohan. Pero ni con eso permitiría que interrumpiera el entrenamiento de Hanabi, quien últimamente había agarrado simpatía por Son.

—Se dice ´´buenos días´´, Goku —Dijo Hiruzen con aire correctivo—. Sera mejor que dejemos las charlas para cuando terminemos, hoy tenemos mucho por hacer. El día de hoy nos acompañará el señor Inoichi, solo deja que haga su parte y todo fluirá sin ningún percance.

Goku se quitó la camisa y se sentó junto a Inoichi para comenzar la rutinaria inspección. Los tres ambus se colocaron alrededor de Son, formando un triángulo a su alrededor y haciendo el sello de carnero, dejando fluir su chakra. En la espalda de Goku se dibujó un sello de contención que bajaba hasta su cola, mientras Hiashi veía con su byakugan la escena junto a Hiruzen. Inoichi cerró los ojos para concentrarse y puso su mano sobre la cabeza de Goku.

—Mantén la calma y concéntrate. Haz que tu… energía armonice con la mía.

Al igual que sumergirse al agua de un profundo lago, Inoichi entró a la mente de Goku. Inspeccionando cada rincón, en busca de alguna anomalía, algo o alguien que no tuviera que estar ahí. Pero todo parecía estar en orden, de hecho, el chico parecía tener facilidad para relajar la mente en comparación de otros muchachos de su edad. Siguió investigando a fondo, hasta topar una apertura a la parte más primitiva de la mente, donde la conciencia se difumina y se alzan los instintos más básicos que recuerdan como el ser humano no es muy distinto de los demás animales. Algo le advertía a Yamanaka que no era buena idea seguir sumergiéndose tan confiadamente, pero se abrió paso de igual manera, después de todo él hokage contaba con él.

El cuerpo de Goku comenzó a tensarse. Sus dedos mostraron pequeños espasmos que pasaron por su cuerpo hasta su cabeza, intensificándose progresivamente. Goku apretaba los dientes intentando mantener la compostura.

Hiashi sudó frio. Su Byakugan le mostró como la siempre armoniosa energía de Goku comenzaba a expandirse y a revolotear agresivamente en su cuerpo, como si intentara manifestarse en el plano físico y arrasar con todo.

—¡Basta Inoichi! ¡Deja de presionarlo tanto o harás que nos vuele en pedazos!

Inoichi no contestó, su concentración total estaba puesta en apaciguar a la bestia que habitaba en la mente del chico, o de lo contrario realmente los haría volar.

Un aura azul cobalto envolvió el cuerpo de Goku y ahora el resto pudo sentir lo mismo que Hiashi en la presión del ambiente. Goku no pudo contenerse más, y soltó un gran grito gutural, que reverberó en toda la habitación. Sus músculos se tensaron hasta marcarse por toda su piel de manera grotesca, opacando a cualquier escultura renacentista. Comenzó a gruñir cual perro rabioso, cuando el sello en su espalda comenzó a parpadear en un intenso color rojo.

Yamanaka mostró los dientes en un quejido. Sea lo que fuera que hubiese encontrado, tenía que escapar, pues la criatura amenazaba con atraparlo. Rápidamente, Inoichi comenzó a subir por las turbulentas corrientes de agua que hacían de la mente de Goku. El ser, comenzó a entre dejar ver su silueta; un gran mono con la corpulencia de un gorila, de ojos rojos que brillaban en la oscuridad del agua profunda, y hocico alargado con grandes colmillos cual lobo salvaje. La violenta criatura extendió su larga y musculosa mano, quedando a pocos metros de alcanzar a Inoichi. Poco a poco, la distancia entre ambos se iba a cortando, más rápido que lo hacia el espacio entre Inoichi y la superficie. La mano del gran Ozaru finalmente alcanzó a Yamanaka, estrujándolo con su fuerza descomunal, al mismo tiempo que la punta de sus dedos tocaba la superficie. Inoichi abrió los ojos gritando de terror y acto seguido salió disparado con violencia hacia atrás. El ambu con mascara de pájaro fue el responsable de atraparlo en el aire.

La brillante aura de Goku se disipó de un momento a otro, el sello de su espalda dejó de brillar, y el chico calló inconsciente.

—¿Qué diablos fue eso? —Preguntó Inoichi con una respiración agitada y sangre corriendo por la comisura de sus labios.

—Tú deberías decírnoslo —Dijo Hiashi—. ¿Qué fue lo que viste?

Recomponiéndose de los brazos del ambu, Inoichi dejó pasar unos segundos para procesar su hallazgo.

—Les puedo asegurar que ese chico no tiene ninguna creatura habitando en su interior. Su mente y la del Ozaru, son una misma.

Las calles de Konoha eran testigo de un acontecimiento sin precedentes, Naruto Uzumaki y Hinata Hyuga caminaban juntos. El cerebro de la Hyuga iba a mil por hora tratando de idear una conversación con el rubio, pero cada vez que Naruto notaba que intentaba abrir la boca la chica desviaba su mirada con rapidez.

—Oye Hinata, gracias por mostrarme el camino, deveras. —Dijo Naruto, para entrecerrar sus ojos en un par de líneas—. pero si no quieres hablar conmigo no tienes que acompañarme.

Si las palabras golpearan, Hinata hubiera sido atravesada de lado a lado por tremendo golpe. Uzumaki había interpretado que la Hyuga se sentía comprometida a acompañarlo, y prefería hacer cualquier otra cosa.

—No no no, es que yo-yo, solo sigo pensando en como nos convertimos en genins —Se excusó Hyuga, jugando con sus dedos como de costumbre—. Me alegra que tú también hayas podido graduarte Naruto.

—¿Acaso lo dudaste? —Respondió con una sonrisa zorruna ajustando su protector de frente—. Solo tuve que patearle el trasero a ese sinvergüenza de Mizuki.

Hinata veía alegre como la confianza y determinación de Naruto lo habían ayudado a llegar tan lejos. Incluso había aprendido un jutsu muy avanzado y lo usó para derrotar a un chunin él solo, protegiendo en el proceso jutsus secretos del primer hokage. ¿Se podía ser más increíble? Pues para Hinata no. Y así Hinata se perdió en sus pensamientos con el tema.

—Oye Hinata… Hinata… ¡Hinataaaaa!

La pobre regresó a la realidad de golpe, poniendo los ojos más blancos que de costumbre por la impresión.

—¿Ya llegamos no? Esta tiene que ser tú casa —. Dijo Naruto señalando la entrada de la mansión Hyuga.

—Ah, sí. Perdón Naruto, pero espera aquí un momento por favor.

Sin más, la Hyuga entró a su casa, dejando al rubio sudando una gota. Tanto progreso y parece que aún no era merecedor de ser recibido en una vivienda.

—¿Entonces eso es todo? ¿Creí que habían dicho que hoy tenían mucho por hacer? —Dijo Goku con un gesto de reclamo, colocándose la parte superior de su dogi.

—Créeme, con lo que averiguamos hoy hemos progresado bastante —Dijo Hiruzen.

—No creo que hicieran mucho si hasta me quede dormido. ¿Seguros que con esto descubrirán una forma en la que pueda entrenar para desarrollar mejor mi ki?

Los presentes enmudecieron. Hiruzen estaba apenado por mentirle a Goku, pero era la única forma, no podía decirle quien era el verdadero asesino de Gohan. Por otro lado, Hiashi no podía creer como el chico era engañado tan fácilmente. Sin duda, sacarlo del programa ninja había sido lo mejor, incluso por su propia seguridad.

Antes de que Hiruzen le contestara, Goku miró hacia la puerta que daba al patio. Sin tacto alguno, Son les dio la espalda y caminó hasta abrir la puerta. Del otro lado, se encontraba Hinata, quien retrocedió súbitamente recogiendo sus brazos.

—Ah, eres tú Hinata. ¿Cómo estás? —Exclamó Son alegremente.

La Hyuga retrocedió nerviosamente con las palmas al frente. Fijó su mirada en su padre, quien no parecía muy contento con su presencia. Pero más que eso, estaba desconcertado, al igual que los demás adultos presentes, por como Goku sin siquiera proponérselo había adivinado que había alguien en la entrada de la habitación, porque la verdad es que Hinata no había hecho algún movimiento para llamar la atención.

—Dis-disculpenme, no quería interrumpirlos, yo solo buscaba a…

—Oye ¿Sabes algo? —Interrumpió Goku, rascando su mejilla con su índice— hace mucho que no hemos practicado, y desde que te volviste genin seguro estas muy ocupada, así que ya que estoy aquí porque no entrenamos ahora y me enseñas que tan fuerte te has puesto.

Hinata miró a su padre con desconfianza, sabiendo que se negaría, inventando una tonta excusa, y de hecho, estaba por hacerlo, pero Hiruzen le puso una mano en el hombro.

—Hiashi, tenemos que discutir información muy delicada, nos vendría bien un poco de privacidad.

Sin más, el líder Hyuga suspiró resignado y le indico a su hija que debía irse. Goku tomó eso como un si a su propuesta y la siguió entre risas

—¡Un momento Son! —Advirtió Hiashi de improvisto— No se te ocurra hacer nada raro con Hinata.

Hinata se ruborizó y cubrió su rostro con las manos, y si no fuera tan blanda le hubiera reclamado a su padre. Goku confundido por el comentario le dijo:

—No sé a qué se refiera señor, pero lo intentaré —Una sonrisa traviesa se formó en su rostro—. Aunque no le prometo nada, la gente dice que soy muy raro.

Hiashi fulminó al chico con la mirada y sin más se retiraron, dejando la habitación en completo silencio.

—Muy bien, creo que es mejor repasar lo que hemos descubierto hasta ahora para despejar cualquier duda —Dijo Hiruzen, mirando a Inoichi quien le asintió—. Después del incidente con el Ozaru, llevamos a Goku al hospital, y gracias a ello nuestros médicos notaron que muchos de sus valores, si bien eran sanos, eran anormales. A pesar de su insistencia lo mantuvimos en observación, y se llegó a la conclusión de que no podía ser humano, o al menos no del todo. Eso explicaría su peculiar cola de mono, quizá fue víctima de algún experimento antes de ser encontrado por Gohan —A la mente de Hiruzen le atormentó la viva imagen del perverso Orochimaru—. Claramente, hicimos prometerles a los doctores que no divulgaran la información.

«Descartamos la posibilidad de que Goku fuera el jinchuriki del cuatro colas, pues la bestia que atacó el monte Paoz solo tenía una cola. Aun así, en un principio le colocamos un sello como reforzamiento en caso de que la bestia Ozaru estuviera habitando en su interior. Gracias al descubrimiento de Inoichi, confirmamos que no hay ninguna creatura dentro de Son Goku. Más bien, parece tratarse de algún tipo de transformación natural, lo que confirma la conclusión de los análisis médicos. Por eso es posible que el sello no pueda retener por completo la transformación, al ser algo fisiológico. Gracias a Hiashi, sabemos que la cola de Goku es un potenciador de su energía, que reacciona ante fuertes estímulos emocionales».

—Lord hokage —Dijo Hiashi—. si me permite añadir, me he percatado que la energía de ese niño crece con cada visita, por más mínima que sea la diferencia. Es como si… los usuarios de ki pudieran incrementar sus reservas de energía. Lo que me lleva al asunto de la cola. Puede estimular aún más el crecimiento de su energía, igual que la transformación del Ozaru. Por eso creo que la cola podría ser la responsable, y lo mejor sería cortársela.

Tenso, Sarutobi pensó en la propuesta por unos momentos, y finalmente habló.

—Nuestros doctores no han sido capaces de averiguar si la cola tiene o no relación directa con la metamorfosis, por lo que si se la extirpamos, podríamos quitarle la única debilidad que conocemos.

Una vez más, se hizo silencio absoluto. Todavía había varias cuestiones que analizar, y la naturaleza de Goku era incierta. Hiruzen suspiró.

—Mientras evitemos que mire la luna llena no debería haber problemas —Dijo, para acto seguido poner un semblante severo—. Les recuerdo que el consejo no puede enterarse de nuestras conclusiones… Danzo no debe enterarse.

Hinata le explicó a Goku que lo había buscado ya que Naruto quería hablar con él, por lo que el entrenamiento sería en otra ocasión. Cuando salieron de la mansión, Naruto se emocionó de ver a Son después de varias semanas, por lo que propuso ponerse al corriente, y que mejor que en Ichiraku ramen. Naruto también invitó a Hinata como agradecimiento por ayudarlo, lo que hizo tambalear a la Hyuga y Goku tuvo que sostenerla para que no colapsara. Era como una cita, una cita de tres personas, pero ya era algo.

En el camino, Naruto no pudo soportarlo más y orgulloso, le preguntó a Goku si no notaba algo diferente en él. Son ladeo la cabeza de lado a lado, y entrecerró los ojos en búsqueda de algún cambio en el rubio, quien sonriendo reajustaba su banda ninja.

—Hum, no lo sé, ¿Te creció el cabello?

¡Paaaam!

Naruto cayó al suelo.

—¡No, tonto! ¡Fíjate bien, mí banda! —Exclamó con indignación señalando su frente—. ¡Significa que soy todo un shinobi! ¡Deveras!

—Ah, es verdad, no me había fijado —Dijo Goku entre risas, a costa de un indignado Naruto—. Oye, ¿eso significa que al final lograste pasar el examen?

—¡Pues claro! Te lo contaré todo en cuanto tenga un buen tazón de ramen.

Una vez llegaron al local, Teuchi y Ayame recibieron alegremente a su cliente favorito, sorprendidos de verlo con otros dos muchachos de su edad. Naruto asumiendo que ninguno había comido ahí antes, pidió por los tres. Goku olio el plato, un poco dudoso de lo que tenía al frente. Tantos años yendo a la aldea y aún no se familiarizaba con su comida, estaba más acostumbrado a cazar lo que la naturaleza le ofrecía. Comprobó que de hecho no olía nada mal, y ante la insistencia de Naruto, probo un bocado. Abriendo los ojos como platos, comenzó a ingerir el contenido del tazón con gran velocidad, devorándolo en pocos segundos. ´´Quiero otro por favor´´ fue lo único que atinó a decir con una ancha sonrisa, alzando el plato con el puño en alto, como si se tratara de algún tesoro. Bastante sorprendida por la forma de comer del chico, Ayame le dio otro tazón que había previsto para Naruto. Teuchi más interesado en los nuevos amigos de Naruto dijo:

—Vaya sorpresa traes hoy Naruto, ¿ella es la Sakura de la que tanto nos hablas a Ayame y a mí?

Hinata desvió la mirada apenada y desanimada, al sentirse comparada con Haruno, un recordatorio de quien era la persona que tenía el corazón de Uzumaki. Apenado por la declaración, Naruto rio nerviosamente.

—No, ¿Cómo cree? Ella es Hinata, iba conmigo en la academia.

—¿Hinata Hyuga? —Dijo Teuchi quien junto a Ayame miraron sorprendidos a la chica, quien los saludó tímidamente.

Naruto recargó su cabeza sobre su mano, desanimado por el tema.

—He intentado invitar a Sakura un par de veces, pero siempre me rechaza por perseguir a ese engreído de Sasuke.

—Pues ella se lo pierde, esto esta increíble —Dijo Goku enérgicamente, después de sorber medio tazón de una sentada—. ¡Otro por favor!

—Se ve que tienes buen apetito muchacho —expuso Teuchi, a la vez que su hija recogía el plato—. tú debes ser Goku ¿no es así? dime, ¿eres tan fuerte como Naruto dice?

—¡Así es, soy muy fuerte! —Exclamó Goku, sonriendo pícaramente y mostrando los músculos de su brazo—. Algún día seré más fuerte que el hokage.

Naruto sonrió retadoramente. Con gran determinación, señaló a Goku con sus palillos chinos.

—¡Pues te deseo suerte, porque para eso tendrás que ser más fuerte que yo! —Exclamó, ajustándose su banda ninja con su mano libre—. Ya que yo seré el hokage más grande que ha habido jamás, ¡Deveras!

Ambos se brindaron una sonrisa retadora, para después estallar en carcajadas. Hinata, quien reservada veía a los muchachos les sonrió, ver a esos dos la llenaba de ánimo.

Naruto contó cómo se había graduado de la academia. Mizuki lo había engañado para robar un pergamino con jutsus secretos, para después quitárselo y escapar. Con lo que no contaba, es que Naruto había tenido tiempo para aprender el jutsu clones de sombra, una técnica que dejaba obsoleto al jutsu de clonación, aquel que le había impedido graduarse.

Gracias a la intervención de Iruka, quien le mostró que había gente que se preocupaba por él, con autorrenovada confianza, Naruto usó su nuevo jutsu para darle una paliza a Mizuki. Goku veía a Naruto asombrado, pues si bien respetaba la tenacidad de Uzumaki, no imaginaba que fuera tan hábil en combate.

—Wow, eso es increíble, ¿Venciste a un chunin tú solo?

—Naruto se ha esforzado mucho y se ha hecho muy fuerte —Se atrevió a decir Hinata, entre juntando sus dedos.

Uzumaki, esbozaba una risilla engreída mientras pasaba el dedo por debajo de la nariz.

—Me muero de ganas por ver lo fuerte que te has puesto —Dijo Goku sonriendo entre dientes y extendiendo su brazo con su plato vacío— ¡Otro por favor!

—Bueno, ahora que soy todo un ninja tengo una agenda ocupada, pero supongo que podría hacer un hueco para ti, casualmente mañana mi equipo y yo tenemos el día libre.

—¿Por qué no ahora? Así podría entrenar de una vez con Hinata también.

—¿Ahora? Hum, si creo que esta bien, podemos ir al campo de entrenamiento de mi equipo.

—¿Podría ser en mí casa? Es que olvidé mi báculo —Propuso Son entre risas— No tardaríamos tanto, o podríamos pelear únicamente mano a mano.

—¡Para nada! Quiero que pelees contra mí con todo lo que tienes, ¡Deveras!

—Chi-chicos, yo no podré ir con ustedes, mi padre se volvería loco si los acompañara fuera de la aldea, y más a esta hora. —Dijo Hinata, quien luego de ver a Naruto bajó la mirada—. De hecho, probablemente quiera que regrese dentro de poco.

—Cierto, había olvidado que el señor Hiashi es un poco gruñón —Dijo Goku entre risas—. No te preocupes Hinata, podemos entrenar contigo mañana.

La hyuga aceptó, pero en el fondo estaba decepcionada de si, pues en parte había rechazado la oferta porque le dio pena ir con Naruto.

Mientras más comía Goku, mostraba como su hambre voraz no tenía comparación. Si, Naruto y Hinata antes se habían hecho la idea de que Goku comía con ganas, pero jamás imaginaron semejante demostración. Entre malabares de Teuichi y Ayame en la cocina, Goku ya llevaba quince tazones sin intención de parar. Hinata apenas llevaba medio plato, pero había perdido el hambre. Naruto estaría emocionado, preguntándole a Son su secreto para comer tanto y en tan poco tiempo, con el objetivo de disfrutar más de su comida favorita, si no fuera porque el muy tonto se había ofrecido a pagar la cuenta de todos. Compadeciéndose de él, Hinata se ofreció a ayudarlo a pagar la cuenta, a lo que él le agradeció entre sollozos nasales y cataratas en sus ojos que hacían de lágrimas. Tendría que vaciar su monedero de sapito para pagar.

Luego de recuperar la compostura, Naruto aprovechó para preguntarle a Goku la duda que lo estaba carcomiendo. Ya se sabía que no había pasado el examen, incluso después de haber vencido a Sasuke, pero Naruto esperaba una buena razón para ello, cuando de hecho, esa había sido en gran parte la causa. En busca de encontrar una excusa, Goku extendió su pulgar e índice sobre su mentón y fijó la vista en el techo.

—Creo que fue un error administrativo, hummm, si, eso fue, no junté los puntos para realizar el examen... o algo así.

Naruto y Hinata quedaron boquiabiertos por semejante excusa tan patética, la Hyuga incluso, aunque le hiciera mal pensarlo, ni siquiera creía que Goku supiera lo que ´´administrativo´´ significaba. Intuía más bien que alguien le había dicho lo que tenía que decir.

—Pero ¿cómo pudieron cometer un error así? —Preguntó Hyuga

—¡Esas son tonterías! —Exclamó Naruto— ¿Qué importa si no eras el mejor en lo escrito? Les mostraste a todos de lo que estas hecho y a tú manera, ¡Deveras! Deberíamos ir ahora con el viejo.

—Bueno ya no importa, de todos modos no me hubiera quedado como genin por siempre.

Confundida, Hinata le preguntó a que se refería. Susurrando, al tiempo que tapaba su boca a modo de secreteo, Goku les contó como él hokage llevaba tiempo buscando a un gran artista marcial conocido como ´´el maestro Roshi´´, que al parecer había sido maestro de su abuelo Gohan, por lo que podría entrenarle mejor que nadie. Naruto sintió un poco de envidia. De seguro el tal Roshi era sumamente fuerte, y le parecía genial la idea de que un maestro tan hábil y misterioso lo entrenara personalmente. Pero estaba feliz por él, tendría un maestro que lo entendería. Talvez Naruto fue rechazado socialmente, pero él se dio cuenta que en el ambiente ninja, Goku había sido hecho a un lado desde el primer día, parecía que ese tal ki que tenía era el responsable, como si se tratase de alguna discapacidad.

Finalmente, los chicos terminaron de cenar, o mejor dicho, Goku había acabado de arrasar la cocina del local. Terminó comiendo veintidós platos, y eso solo porque Hinata se atrevió a sugerirle discretamente que talvez había comido suficiente, pues él pobre Naruto estaba azul de tan solo pensar en pagar esa cuenta, incluso si era compartida. Lo más descarado, fue el ya clásico comentario de Goku. ´´Bueno está bien, creo que comí con moderación´´, este hizo caer a todos de espaldas. Al final Hinata terminó pagando la mayor parte de la cuenta.

Los chicos se despidieron de Hinata, y emprendieron rumbo a las montañas. Naruto le preguntó a Goku si estaba seguro de que no tendría problemas por salir de la aldea sin avisar, a lo que este le respondió que no debería haber inconvenientes, porque él normalmente entraba y salía cuando quería. Lo que no sabían, era que Hiruzen los observaba con su bola de cristal, al tiempo que le asentía a los ambus cuidadores de Goku, quienes salieron de la oficina.

Avanzando entre los arboles y vegetación del camino, Naruto atinó a preguntar algo que debió decir antes de aceptar la propuesta con tanto gusto.

—Oye por cierto, ¿Qué tan lejos queda tu casa?

—Como a diez kilómetros.

La respuesta de Goku fue sincera y sin prestarle mayor atención al dato. Naruto quedó mudo unos momentos, y finalmente le contestó entre carcajadas.

—Ya enserio, no bromes.

—No estoy bromeando, de hecho deberíamos apresurar el paso, o nos tomará toda la noche llegar.

La cara de Naruto adquirió una tonalidad azul pálido junto a un tic en el ojo, acompañado de una sonrisa descompuesta. Sacando fuerzas y coraje de lo más profundo de su ser, Naruto dobló su velocidad, sorprendiéndose al ver que Goku le alcanzaba sin mostrar signo de esfuerzo.

El sol ya se había puesto, y después de desplazarse a su máxima velocidad por más de dos horas sin parar, escalando y bajando riscos, y siendo atacado por animales salvajes cada tanto, Naruto finalmente llegó, jadeando y apoyando sus brazos sobre sus rodillas, para acto seguido colapsar y desplomarse sobre el suelo. Goku, quien llegó al mismo tiempo, lucia de lo más tranquilo con los brazos en las caderas.

—¿Corrías todos los días por este camino para ir a la academia? — Dijo Naruto entre bocanadas de aire.

—Lo que pasa es que eres lento.

—¡No soy lento! ¡tu velocidad es sobre natural! —Gritó Uzumaki con los ojos en blanco y una vena palpitante en su frente.

Después de unos instantes de descanso, Naruto se repuso empuñando las manos, alegando que el viaje fue solo un calentamiento y estaba listo para luchar. A primera vista no lucia mal, hasta un poco enérgico podría decirse, probablemente gracias a sus grandes reservas de chakra. Aun así, Goku supo que el escandaloso rubio no lucharía al máximo de sus capacidades, cimentando sus conclusiones al escuchar un rugir de estomago y comprobar que, para variar, no se trataba del suyo. El pobre Naruto apenas comió un tazón, cuando la idea de la gran cuenta que se avecinaba invadió su cabeza. Ambos se miraron mutuamente.

—Creo que hubiera sido mejor que lucháramos en el campo de entrenamiento—. Concluyó Goku, rascando su mejilla.

Habían acordado que Naruto pasaría la noche ahí, pues el pobre no llegaría solo de regreso a la aldea con la energía que le quedaba, sumado a las hostilidades del camino amplificadas por la falta de luz.

Goku había regresado de casar con un gran oso. El imponente y pesado animal yacía sin vida y era cargado por Goku sin problemas. Apartando su impresión inicial, los dos ahora se encontraban alrededor de una fogata improvisada degustando la carne del animal. Naruto jamás pensó en comer la carne de un animal así, pero no le gustaba desperdiciar la comida así que después de dudarlo un poco aceptó, notando que el oso no sabía nada mal. Pero más que comer carne de oso, le sorprendió que Goku siguiera comiendo con tanto ímpetu después de la demostración que hizo en Ichiraku. Pero esta vez sin la presión de alguna cuenta que pagar, le hizo mucha gracia e intentó imitarlo, no tardando mucho en atragantarse con un hueso, lo que a Goku le causó mucha gracia. Uzumaki lo interrogó para saber cual era su secreto, pero tristemente no pudo sacarle muchas respuestas.

Siguieron hablando un rato de mil y un cosas, hasta que Naruto adoptó una actitud más cautelosa.

—Oye Goku, ¿Por qué vives tan lejos de la aldea? Seguro el viejo te asignaría una casa si se lo pidieras.

—Creo que en la aldea no les agrado a varias personas, así que me quedo aquí para no molestarlos —Dijo con total tranquilidad, sin muestra de que le afectara lo que estaba diciendo—. De todas formas, aquí viví con mi abuelito desde que me encontró, así que me siento más cómodo aquí.

—Entiendo de lo que hablas, yo también me hubiera escapado a un lugar como este si hubiera podido. Pero —Dudó un momento en preguntar—. ¿No te sientes solo?

Aún con la boca llena, Goku lo miró confundido, sin entender a que iba esa pregunta. Tragó de golpe lo que tenía adentro y sonrió despreocupadamente.

—No estoy solo, aquí hay muchos animales.

Sonriendo incrédulamente por la forma tan literal en la que Goku se tomaba las cosas, Naruto reunió paciencia y le aclaró que se refería al contacto humano, pero Goku volvió a dudar un poco por la pregunta. Naruto estuvo por decirle que lo olvidara, pero Son sonrió vigorosamente y se levantó, caminando hasta entrar a su casa detrás de la fogata. Naruto miró la escena confundido, hasta que Goku regresó con una esfera naranja transparente entre sus manos.

—No estoy solo porque siempre me acompaña mi abuelito —Dijo Son mirando con ilusión la esfera—. Este es un recuerdo que me dejó, y es como si el siguiera conmigo.

Naruto miró el objeto con curiosidad, viendo como su reflejo se deformaba al pasar por la esfera.

—¡Tu abuelo debió ser alguien increíble! ¡deveras! He escuchado que ayudó cuando… el zorro de nueve colas atacó —Dijo Naruto, tornándose melancólico al mencionar al zorro.

Goku miraba con alegría la esfera, no percatándose del desánimo de Naruto, quien agitó su cabeza para apartar las malas ideas.

—¿Y qué tan fuerte era? ¿Era más fuerte que el viejo?

—¿Te refieres al señor Hiruzen? Hum, no estoy seguro, pero creo que sí.

Naruto se impresionó de imaginar lo fuerte que debió ser Gohan, pero más por la idea de que hubieran tipos que pudieran igualar el poder de un hokage, incluso fuera del sistema ninja, lo que le hacía ver el largo camino que tendría que recorrer para ser el más fuerte. Miró las numerosas estrellas del firmamento, como si fuera una forma de asemejar la distancia que había entre él y su objetivo.

—Vaya, sí que hay tipos muy fuertes en el mundo ¿No?

—Lo sé, ¡Que emocionante! —Dijo Goku levantándose enérgico y empuñando sus manos.

—¿Eso te emociona? ¿Acaso quieres probarle a los demás lo fuerte que eres?

—Me gustaría que la gente sepa lo buenas que son las artes marciales que me enseñó mi abuelito, pero yo no quiero demostrarle nada a nadie, solo quiero pelear con tipos fuertes, mientras más mejor. Me hacen recordar todo el camino que me falta para ser más fuerte.

Naruto estaba impresionado, veía a Goku como a alguien muy sabio. Contagiado por su determinación, se levando y empuñó una mano apuntando a las estrellas.

—¡Entonces recorramos ese camino y volvámonos muy fuertes! ¡Deveras!

Naruto bajó su puño al frente de Goku viéndolo con una sonrisa determinada. Son lo vio con sorpresa por un momento, para acto seguido devolverle la sonrisa y chocar los puños.

Una tarde más en la montaña Paoz, un pequeño Goku de unos seis o siete años, peleaba con un hombre mayor que vestía una camisa estilo chino, con un gran bigote blanco y un gorro negro con una esfera blanca en la cabeza. Se trataba de su abuelo Gohan. Goku lanzaba golpes con una fuerza arrolladora que Gohan esquivaba retrocediendo y ladeando el cuerpo con parsimoniosa calma, asemejando a una danza. Parecía una coreografía, en la que cada vez que Goku lanzaba un golpe, Gohan se movía al lado opuesto.

En un descuido de Goku, Gohan atrapó su golpe y lo jaló al frente, usando la fuerza de este para desestabilizarlo. De un barrido de pierna, terminó de romper la tambaleante postura de Goku y lo derribó. Tras estrellarse la cara contra la tierra, Goku se sobó el rostro con una pequeña lagrima. Rápidamente se repuso y se dio la vuelta para abalanzarse de un salto a Gohan, haciendo un puño hacia atrás. Gohan se preparó para defenderse, y bloqueó con su palma el puñetazo, ampliando los ojos al sentir su fuerza recorrer su mano. En un instante, contratacó conectándole un golpe en el estómago. Las pupilas de Goku se contrajeron, perdiendo todo el aire, y llevando sus manos al estómago, no sintió el impacto de su cuerpo caer contra el suelo.

—Fue suficiente —Indicó Gohan.

Goku no tardó en reponerse, haciendo un puchero de inconformidad y entrecerrando un ojo.

—Eres muy fuerte abuelito, esta vez creí que podría vencerte.

—No comas ansias, a mí me tomó toda mi vida llegar al nivel que tengo. Tú también eres muy fuerte, pero te dejas llevar mucho por tus emociones en la pelea, ya te lo he dicho antes.

Riendo nerviosamente Goku se llevó una mano a la cabeza, apenado por la observación. Gohan sonreía al ver la inocencia del pequeño Son, y le extendió una mano para ayudarlo a levantarse.

—¿Enserio crees que me he hecho más fuerte abuelito? —Preguntó Goku, causando una pequeña risa de Gohan.

—O sí, de eso no hay la menor duda. Eres más fuerte de lo que yo era en mi juventud. Incluso creo que ya podrías cazar la cena tú solo.

Los ojos de Goku se iluminaron de emoción. El reconocimiento de su abuelo, aquel a quien veía como la persona más fuerte en el mundo (además de la única que había visto) lo hacía muy feliz. Empuñando las manos y mostrando los bíceps, río contento.

—¡Soy fuerte!

Goku lanzó veloces puñetazos al aire y dio un salto, suspendiéndose en el aire, en lo que para el fue una escena en cámara lenta.

—Sí, eres fuerte mi querido Goku —Dijo Gohan, revolviéndole los cabellos a su nieto—. pero como diría mi padre, siempre hay un pez más grande. Este mundo es basto y siempre puedes encontrar a personas más fuertes.

—¿Incluso más fuertes que tú abuelito?

—Por supuesto, los shinobis son un buen ejemplo. Son guerreros que han desarrollado su propio estilo de combate, con técnicas especiales que ignoran lo fuerte que pueda ser el rival. Incluso yo me lo pensaría dos veces antes de enfrentar a los shinobis más experimentados. Aunque es una pena, muchos solo tienen ojos para el poder, sin importar lo que tengan que destruir para conseguirlo. Para ellos, las artes marciales son algo secundario, han olvidado su verdadero propósito.

—¿Son malos?

Gohan miró a Goku, curioso por su pregunta.

—Tenemos que ser comprensivos, han pasado por mucho, algunos solo hacen lo que pueden para proteger a los suyos. Como en todos lados hay gente mala, pero también muy buena, todo depende de quien estemos hablando.

Gohan notó que Goku no era capaz de seguir su idea del todo. Era natural, se trataban de temas complejos y él aún era muy joven.

—Por suerte, conozco una aldea de shinobis no muy lejos de aquí. Podríamos visitarla para que los veas por ti mismo.

Agitándose entre el futon en el que esa noche descansaba, Goku terminó por despertarse. Desorientado por el espacio temporal en el que se encontraba, entre la poca luz del naciente amanecer, logró poner sus ideas en orden al escuchar los ronquidos de Uzumaki desde su cama. Rápidamente volteo con melancolía a ver la esfera apoyada sobre el mueble que hacía de altar.

—Abuelito…

Un amanecer más en la montaña Paoz. Las aves hacia rato que habían comenzado con su armonioso canto. Los monos bajaban en búsqueda de alimento, dejando a las crías al cuidado de las madres, mientras que los tigres se movían en busca de una presa.

¡Paaaaam!

Un estruendoso sonido ajeno a la naturaleza penetró su seno, adentrándose con violencia y perturbando el ecosistema. Las aves volaron descontroladas, las madres mono abrazaban protectoramente a sus crías, y los machos buscaban un escondite. Incluso los imponentes félidos huían en dirección contraria al estruendo. Pronto, el mismo sonido se repitió una y otra vez, hasta que finalmente se detuvo.

Uno de los ambus que hacían de vigilantes para Goku, yacía agonizante al pie de un grueso arbol, manchado de sangre, con pequeños agujeros en su chaleco y los brazos destrozados. Los responsables, soldados de uniforme gris con botas militares negras y un pañuelo rojo atado a sus brazos, le sonreían cínicamente, sosteniendo orgullosos sus rifles de batalla.

Dándoles la espalda reposaba el cuerpo inerte del ambu con mascara de oso, quien tenía heridas similares en el pecho, dejando brotar pequeños chorros de sangre que pintaban su chaleco gris. El ambu que reposaba junto al árbol, miraba el cuerpo de su compañero, causando la risa de uno de los soldados, quien miraba divertido el estado de sus brazos.

—¿Qué pasa? ¿Por qué no usas tu magia ninja o lo que sea para salvar a tu amigo?

Entre los arboles cercanos, el ambu con mascara de pájaro se encontraba pegado contra un árbol, invisible ante la vista humana, cortesía de un jutsu de camuflaje. Preparaba los movimientos de mano para hacer un jutsu que acabaría con todos los soldados de un solo golpe. De repente, su cabeza reventó como un huevo estrellado, a causa de un francotirador escondido entre la hierba. Su uniforme especial no absorbía en absoluto los rayos de luz, lo que lo hacía invisible, a su vez que usaba un pasamontañas y gafas militares con el mismo mecanismo, incluso su rifle, no era visible. El francotirador pudo ver al ambu gracias a que sus gafas le brindaron una vista térmica.

Los soldados voltearon tranquilamente, viendo a su compañero salir a varios metros de entre la hierba. Para el ambu restante no fue posible ocultar su sorpresa a pesar de su mascara, lo que ocasionó la burla de los soldados.

—¿Sorprendido? Sus trucos vistosos no son nada ante la tecnología del ejercito de la red ribbon, el más avanzado del mundo.

Entre movimientos torpes, el ambu oso finalizaba un conjunto de sellos manuales, volviéndose invisible, listo para escapar e informar lo sucedido.

¡Paaaaam!

Todos miraron sorprendidos hacia atrás. El ambu oso recuperó la visibilidad, dejando ver como la sangre de su cabeza manchaba la tierra. A su lado, el responsable sostenía un revolver de cañón humeante.

—Les faltó uno —Dijo fríamente.

Los soldados enmudecieron ante la expresión severa de su rostro, aumentando la tensión con el avanzar de sus botas militares contra la tierra, que hacían ignorar al otro grupo de soldados a sus espaldas. Sus pantalones eran azules y tan solo una chamarra negra de cuello alto cubría su pecho. La chamarra, abierta, dejaba entre ver su bien definido torso y su pañoleta roja en el cuello, que hacía juego con el color de su cabello.

Ese hombre era diferente, el ambu restante pudo percatarse de ello. Logró ponerse a espaldas de su compañero sin que pudiera notarlo, sin dispositivo o truco alguno.

Los soldados hicieron rápidamente el saludo militar para el que hacían llamar coronel Silver.

—¿Se sienten orgullosos de su pequeña victoria? —Dijo indiferente—. Idiotas, su pequeña hazaña nos costó seis elementos —Las facciones de silver pasaron a mostrar su indignación—. Debieron dejar que se fueran, pero querían lucirse con su estúpida trampa.

—Pero coronel, gracias a eso capturamos a este ninja que podría darnos información sobre el paradero de la esfera del dragón.

Silver rio sarcástico, y continuó avanzando, esta vez solo. Sus soldados le abrieron el paso, dejándolo frente a frente con el ambu. A pesar de su mascara que no mostraba ni sus ojos, el cruce de miradas entre los dos le dijo a Silver todo lo que necesitaba saber.

—Creo que ya hicimos mucho escándalo.

Guardó su revolver, y desenfundo un cuchillo militar. Sonriendo con malicia le enseñó su arma al ambu, mostrándole lo que le aguardaba. El shinobi intentó moverse, enserio trató, pero sus extremidades no le respondían, el plomo que las penetraba, había destrozado parte importante de sus nervios.

En un parpadeo Zilver arrojó el cuchillo, enterrándose entre la frente del ambu y el árbol a sus espaldas. Los soldados palidecieron por la velocidad y poco tacto de su coronel.

—Que ingenuos. Estos ninjas están entrenados para no revelar información importante. Si sabía algo de esas esferas del dragón, tengan por seguro que ni torturándolo nos hubiera dicho algo útil. Lo mejor es no darles oportunidad de sorprendernos.

Haciendo un análisis rápido del terreno, Silver señaló a uno de sus soldados que portaba un radar y le pidió la distancia a la que estaban de Konoha.

—Ocho punto siete kilómetros, señor.

—Ocho punto siete… es raro ver a ninjas tan alejados de su aldea sin razón, y no parece que estuvieran aquí por nosotros. Díganme, ¿de qué dirección venían?

Suspendido en el aire, Naruto reía victorioso, junto a siete replicas suyas.

—¡Estas atrapado Goku! No estas preparado contra el ataque de multiclones de sombra, mi mejor jutsu.

Son abrió los ojos, boquiabierto y muy sorprendido por la demostración del rubio. Esta vez prestó suma atención al jutsu, en búsqueda del Naruto real, pero cuando saltaron notó la tierra que removieron sus pies, percatándose que a diferencia de Sasuke, esos clones eran reales. Goku tomó su báculo, preparado para recibir a todos los Naruto de un buen golpe, pero algo lo detuvo, seis Narutos llegaron por su espalda y lo inmovilizaron. Goku extendió las extremidades mandando a volar a cuatro de sus captores. Los dos que quedaban, se aferraban a su espalda, y entre esfuerzos, uno de ellos lo tomó de la cola. Goku gritó, y al sentir un pulsante calambre recorrer su cuerpo quedo totalmente tieso, y no pudo defenderse ante la lluvia de golpes que le cayeron en cima.

Lo que hubiera sido una celebración y risas para el grupo de Narutos, se convirtió en una escena extraña, pues sobaban sus puños como si hubieran golpeado una plancha de acero, hasta que el Naruto original reparó en Son. Postrado sobre el suelo, Goku aun resentía los pulsantes calambres golpearlo por todas las extremidades.

Después del breve encuentro, los chicos fueron por algo para comer. Al pie de un lago, Goku sumergía su cola sobre el agua. Naruto veía con incredulidad el apéndice, observando curioso cómo se movía flexiblemente.

—¿Entonces si te tocan la cola pierdes tu fuerza? Vaya, todo este tiempo creí que esa cola era algún tipo de accesorio.

—Los que venimos fuera de Konoha tenemos cola.

—¿Enserio?

Naruto se sorprendió, pero era un poco escéptico. Sonaba ridículo, pero jamás había salido de la aldea, así que, ¿Podría ser?

—Pero a pesar de no ser de la aldea mi abuelito no tenía cola.

—Por su puesto que no tenía, deveras.

—Es que mi abuelito era raro —Dijo Goku sonriendo y levantando el índice, cual maestro explicando una lección.

Naruto por poco y se cae al lago.

Sintiendo una corriente de agua acercarse, Goku se apartó rápidamente al tiempo que un gran pez saltó del lago, siendo recibido por un grupo de shurikens que dieron fin a su vida.

Goku y Naruto avanzaban por el camino de tierra que llevaba a la casa. Son cargaba el gran pescado, que en circunstancias normales, serviría para alimentar a más de treinta personas. Uzumaki lucia contento y muy seguro de si mismo, y como no estarlo después de ganarle a Goku, el chico que ni siquiera Sasuke pudo vencer.

—Naruto, quiero la revancha —Dijo Goku—. Esta vez no me dejaré tomar por la cola.

—Por supuesto, caíste muy rápido, no tuve tiempo de mostrarte todos mis movimientos.

Ambos callaron al escuchar un escandaloso ruido que se acercaba velozmente.

Un pequeño coche avanzaba vertiginosamente por el camino de tierra, ignorando a los dos chicos en el camino. Cuando se percataron de la inevitable colisión, la conductora frenó de golpe girando el carro, intentando aligerar el impacto. Naruto saltó al último momento, pero Goku no tuvo tanta suerte y fue golpeado por el vehículo, saliendo disparado a un duro arrastre contra la tierra.

La conductora de cabello azul, se asomó por la ventana para preguntarle a los chicos si se encontraban bien. Furioso y con los ojos en blanco, Naruto vociferó un sinfín de reclamaciones a la chica, quien no temió en contestarle con el mismo ímpetu. Hasta que los quejidos de un adolorido Goku hicieron a ambos voltear.

—Monstruo malvado, con que quieres quitarnos la comida —Exclamó Goku.

Con gran velocidad, el chico se reincorporó y fue hasta el auto. Para la completa incredulidad de Naruto como de la chica, Goku levanto el vehículo sobre su cabeza. Sus brazos apenas y temblaron por el esfuerzo que tenía que hacer, y dejándole bien claro a lo que creía un monstruo que no tendría su pescado, lo arrojó con violencia a varios metros, quedando volcado sobre su costado. Los ojos de Naruto estaban que se salían de su órbita.

—No te quedes ahí parado Naruto, el monstruo podría volver a atacar —. Indicó Son mientras desenfundaba su báculo.

—¡Espera un momento! Eso no es un monstruo, creo que es una clase de…

—¡Maldito! —Exclamó la chica asomándose por la ventana del auto, sosteniendo con ambas manos una pequeña pistola.

—¿Es una bruja? —Preguntó Son.

Sin pensarlo un momento, la chica disparó múltiples veces en la cabeza de Goku, quien retrocedió por cada tiro, hasta que finalmente se desplomó contra el suelo. Una pequeña onda de viento fúnebre pasó para adornar la escena.

La chica estaba en shock, pálida como un papel, y sus manos aún aferradas al arma temblaban por lo que acababa de hacer, y no era para menos, acababa de quitarle la vida a una persona. Sin duda, una acción muy impulsiva.

Furioso, Naruto desenfundó un kunai y lo arrojó contra el arma de la chica, quien la soltó al acto.

—¡¿Qué diablos te ocurre?! ¡¿Qué fue lo que le hiciste?!

Antes de que la chica pudiera responder, los quejidos moribundos de Goku llamaron la atención de ambos. Sus pies comenzaron a soltar espasmos, hasta que de una voltereta se sentó sobre el suelo, y con una lagrima en el ojo, comenzó a sobar su adolorida frente.

—¿Acaso utilizaste uno de tus poderes de bruja?

—No… no puede ser, ¿Por qué no se murió?

De una voltereta trasera, Goku se suspendió de cabeza sobre un brazo con el que sostuvo su báculo.

—Que tonta eres, yo no moriría por algo como eso, por si no lo sabias mi cuerpo es tan resistente como el acero.

De un nuevo salto, Son se volteo cayendo de pie, empuñando con ambas manos su báculo.

—¡Parece que su arma no era la gran cosa! —Dijo Naruto riendo confiado, dando vueltas a un par de shurikens entre sus dedos—. Ahora dinos ¿qué es lo que quieres?