La tarde pasó lenta, tortuosamente lenta, recorrió todo el lugar, no encontró nada interesante que hacer. Luego de descansar se había dedicado unos minutos a acomodar un poco el lugar, pensó que se encontraría con algo más "abandonado" pero solo una ligera capa de polvo cubría los muebles, una vez terminó de sacudir revisó sus correos.
"18:00 hrs, en la casa que está detrás del laboratorio" decía el último mensaje que le había enviado el profesor.
"Son apenas las cinco" pensó. Aún tenía tiempo de sobra, decidió tomar una rápida ducha y acomodar su cabello. No tenía ánimos de arreglarse, lo hacía con cierta aprehensión. Había sido una tarde llena de tensión y desagrado, y no tenía muchas expectativas de que la cena fuera diferente. Sin embargo, se recordó a sí misma que debía mantener la compostura y hacer un esfuerzo por llevarse bien con la familia Oak.
Frente al espejo ató su largo cabello en una coleta, y teniendo en cuenta que volvería de noche se vistió con jeans y un sweater beige. Terminó de calzarse las zapatillas en la puerta de la entrada. Débiles rayos del atardecer caían sobre el lugar, se veía muy bien, pero solo pensar que tendría que volver a este lugar de noche le causaba pánico.
Llegó al lugar 5 minutos antes, tomó aire y golpeó la puerta de madera, esperando que su nuevo "rival" no fuera quien le abriera la puerta. Llevó su mirada al piso escuchando los pasos apresurados desde el interior.
—¡Hola! —le saludó una chica de cabello castaño y ojos verdes— ¡Bienvenida! Por favor, pasa. —Le insistió con una sonrisa, haciéndose a un lado para dejarla entrar.
Blue le devolvió la sonrisa con una mezcla de nerviosismo y gratitud, entró en la sala y el calor del lugar chocó contra sus mejillas heladas.
—Gracias por recibirme —dijo con timidez—. ¿Eres la nieta del profesor?
—Sí, mi nombre es Daisy —respondió con una calidez—, Mi abuelo y Green deberían llegar en cualquier momento. ¿Te gustaría tomar algo antes de la cena?
—Oh, ¿un poco de agua? No quisiera arruinar mi apetito —respondió tratando de ocultar su ansiedad.
Daisy asintió con amabilidad y condujo a Blue hacia la cocina. Mientras llenaba un vaso de agua, Blue la observaba con curiosidad, la cocina estaba impregnada de un aroma reconfortante, se sentia como a lo que llamaban "estar en casa".
—¿Hay algo en lo que pueda ayudarte? —preguntó Blue, tratando de romper el hielo—. Soy muy hábil para picar cosas.
Daisy sonrió ante la oferta tendiendole el vaso de agua para luego volver a la estufa junto a las cacerolas, destapó la principal dejando que Blue se acercara a inspeccionar.
—Vaya, huele demasiado bien.
—¿Quieres probar? —le preguntó tendiendole una cuchara limpia y esta aceptó —¿Está bien?
—Sin duda es el mejor Curry que he probado en mi vida —comentó suspirando, y la chica sonrió orgullosa de su creación.
—Que bueno, esperaba que fuera de tu agrado —respondió tapando la olla— Entonces eres hábil picando cosas —repitió— ¿Te gusta la cocina?
—Eh… no como tal —respondió con una risa nerviosa—, tengo mucha práctica cortando bayas porque estudié muchas recetas de pokécubos.
—¡Oh! eso es muy interesante, ¿lo haces por gusto? —le cuestionó— debes tener unos pokémon bastante mimados.
—Digamos que algo así —añadió con una sonrisa. Apenas la había conocido pero se sentía tan auténtica y cálida que le resultaba muy fácil expresarse con ella. Muy diferente a como era su hermano. —Me hubiera encantado preparar algo antes de venir, pero aún estoy acomodándome.
—No te preocupes —respondió enternecida— La próxima vez intentemos hornear algo juntas, quería hacer un pastel de fresas pero no me dió el tiempo —propuso Daisy con una sonrisa radiante.
—Te tomaré la palabra —comentó llevando el vaso a sus labios, para terminar con el contenido en su interior.
—Entonces, ¿cómo te has sentido desde que llegaste al pueblo? Supongo que debe ser un cambio bastante grande.
—Sí, es muy diferente, aquí puedo escuchar mis pensamientos.
—Esa es una de las mejores cosas, no encontrarás en otro lugar la misma paz y quietud que hay aquí. Después de meses de estar en la ciudad siempre añoro la simpleza de este lugar, es por eso que frecuentemente vengo de visita.
—¿No eres de aquí? —preguntó con curiosidad.
—Ahora no, pero me crié en este lugar junto con mi hermano, llegamos aquí desde Ciudad Azafrán cuando éramos unos niños. Actualmente vivo al norte de Ciudad Celeste —respondió Daisy con una sonrisa—, mi novio es investigador y tiene su laboratorio allí.
—Vaya, eso suena muy bien —comentó jugueteando con el vidrio en sus manos—. Entonces tuve suerte de conocerte hoy, espero verte más seguido.
—¡Claro que sí! Me quedaré durante estas dos semanas —respondió con entusiasmo—. ¡Será genial tener compañía!
Estaban absortas en su trivial conversación hasta que el sonido de la puerta las interrumpio y ambas se giraron hacia el recibidor, donde el profesor y Green acababan de entrar.
El profesor Oak, con su característica serenidad, llevaba puesto su clásico abrigo beige, mientras que Green parecía más relajado que cuando lo había visto anteriormente, se quitó la chaqueta negra con cansancio frente a la curiosa mirada de Blue, el suéter morado que llevaba contrastaba muy bien con el color de sus ojos.
—¿Daisy? —preguntó el profesor acomodando su chaqueta en el recibidor—, ya llegamos. Lamento la tardanza, pero Green me tenía bastante ocupado.
—¡No te preocupes! —respondió su nieta con una sonrisa—. No lo noté, estaba muy a gusto charlando con Blue.
La mencionada observó la dinámica entre ellos, notando la cercanía entre el profesor y su nieta. Aunque Green parecía más distante, se veía que tenía una buena relación con ellos.
—¡Blue! —exclamó el profesor— ya estás aquí, pensé que tendría que enviar a este chico por ti —añadió dándole un leve codazo a Green, quien luchaba internamente fingiendo que Blue no estaba allí.
—Oh, no —respondió apresuradamente—. No es necesario.
—Bueno, es un placer tenerte en mi casa esta noche, gracias por venir.
—Ni lo mencione, yo estoy muy agradecida de que me hayan invitado aquí —respondió con una de sus mejores sonrisas.
Green desvió la mirada hacia otro lado con fastidio, odiaba verla con esa sonrisa en sus labios, la escena se sentía tan forzada, casi sacada de un cliché de cuando llevas a tu novia a cenar con tus padres. Ignorándola, pasó a su lado en dirección al comedor.
—¿Daisy, necesitas ayuda con algo? —preguntó y Blue lo miró confundida, tal parece si sabía ser cordial.
—No, ya tengo todo listo —comentó siguiéndolo— solo debo llevar las cosas a la mesa.
—No seas tímida —le animó el profesor posando su mano en su hombro— sé que no tiene la mejor actitud, pero es un buen chico, no lo tomes de forma personal.
Blue le miró desconcertada, sabía que la actitud que tenía con ella era completamente intencionada. Inspiró pesadamente y se animó a seguirlos al salon.
Al momento de buscar su lugar, Blue se encontró en una situación incómoda, decidida a evitar cualquier contacto visual directo con Green. Optó por sentarse a su lado, aunque en su interior preferiría estar en el otro extremo de la mesa. Observó cómo el profesor Oak y Daisy intentaban aliviar la tensión con su conversación, pero Blue sabía que no sería fácil.
Durante los primeros minutos, reinó el silencio mientras todos se concentraban en la comida. Blue se sentía como si estuviera en un campo minado, tratando de encontrar temas de conversación en su mente, pero se sentía tan incómoda con Green presente. Cada movimiento de su mano, cada cuchillo y tenedor manejado con excesivo cuidado, le irritaban.
—Bueno, ¿y sobre qué estaban hablando? —preguntó el profesor Oak, tratando de romper la tensión que se palpaba en el aire.
—Trivialidades —comentó Daisy, con una sonrisa forzada—, nada en especial, hablábamos sobre el pueblo.
—Ese es un gran tema. ¿Cómo te has sentido en el pueblo hasta ahora? ¿Lograste acomodarte? —inquirió el profesor con una sonrisa amable, tratando de cambiar el rumbo de la conversación.
Blue se aclaró la garganta, sintiendo el peso de la mirada de Green sobre ella, aunque él se esforzaba por aparentar desinterés, sus ojos no dejaban de seguirla. Trató de encontrar las palabras adecuadas para responder, evitando cruzar miradas con él.
—Me he sentido bastante acogida —mintió, tratando de ser diplomática—, sus nietos me han recibido con mucha amabilidad. Ya acomodé mis cosas y el lugar es precioso, nunca había vivido tan cerca de la naturaleza.
—Debes aprovecharlo cuanto puedas —añadió el profesor Oak, con un brillo de entusiasmo en sus ojos—. El pueblo tiene mucho que ofrecer en términos de belleza natural. Es un lugar especial, ¿no lo crees, Green?
—Lo descubrirá por su cuenta —respondió Green, levantando la mirada por un momento, llevando el vaso que tenía servido a su boca, para no decir algo más. Blue posó su mirada en él, dedicando una de sus mejores sonrisas, aunque sabía que la frialdad en sus ojos no cambiaría. Sentía que el nudo en su estómago se apretaba un poco más ante su actitud, pero se obligó a mantener la compostura.
Lo ignoró y llevó un bocado a sus labios, distrayéndose con la decoración del comedor, el mobiliario de madera antigua aportaba un toque de nostalgia al lugar, mientras que las fotografías enmarcadas adornaban las paredes. El profesor siguió la mirada de Blue y viendo la antigua foto de él y su viejo amigo junto a los niños del pueblo comentó:
—Ha pasado mucho tiempo desde ello —dijo suspirando, sintiendo los años en su voz—. Nunca pensé que volvería a verlos a ustedes tres sentados en un mismo lugar, sin duda me da mucha nostalgia.
Blue no respondió, pasó su mirada hacia el hombre y le dejó continuar.
—¿Aún tienes a Squirtle? —preguntó y Green intentó no atorarse con el bebestible, no quería verse interesado pero estaba sorprendido ¿Por qué ella tenía un pokémon inicial?
—Sí, pero ahora es un Blastoise, solía ser muy testarudo pero forjamos una buena amistad, ahora es muy dócil —respondió Blue con una sonrisa.
—Oh, ¿es por eso que aprendiste a preparar recetas pokemon? —preguntó Daisy— Olvidé preguntarlo pero, ¿eres entrenadora o coordinadora?
—Ninguna —rió—, en mi opinión, mi equipo es bastante fuerte pero mi interés por ellos es más relacionado a la investigación.
—Eso es maravilloso —respondió el profesor—. Sabía que eras la indicada para él, en ese entonces te habíamos escogido para iniciar la expedición de recolectar información Pokémon —añadió y Green lo miró confundido—. Sí, Blue iba a ser tu compañera de viaje junto con Red, quizás ahora tengan más tiempo para congeniar.
—Eso espero —sonrió incómoda.
—No creo que tengamos cosas en común —dijo secamente, dejando en claro su opinión—. No es necesario que te esfuerces en ello.
—Debe haber algo —comentó Daisy, intentando mediar—, Blue, ¿a qué te dedicas ahora?
—Trabajo como investigadora pero me especializo en evolución —respondió y la chica le miró maravillada.
—Leí algunos de tus artículos —dijo el profesor—, son realmente interesantes. ¿Querías indagar en Mega-evoluciones?
—Sí, quería ir a Kalos a aprender más pero… ocurrieron cosas —comentó desanimada—, lo retomaré en un tiempo más.
—Entonces "evolución" —repitió Daisy—. Mi hermano se especializa en entrenamiento pokémon, al parecer si tienen cosas en común —insistió, tratando de que Green se mostrará más interesado.
—Son cosas distintas —respondió sin ganas, ya veía lo que intentaban hacer.
—Pero se complementan muy bien —añadió el profesor, tratando de suavizar la tensión.
—Bueno… si tienen relación —habló Blue—, si quieres un pokémon altamente competitivo necesitas de ambas cosas —añadió y Green no quiso seguir hablando sobre ello.
—Ahora que hablamos sobre esto, recordé que tengo un regalo de bienvenida —comentó el profesor levantándose de su silla para ir hacia la sala contigua.
—No tenía porqué molestarse —respondió Blue siguiéndolo con la mirada, para luego verlo volver con un objeto cubierto entre sus manos— ¿Qué es…?
—Tu siguiente proyecto —respondió descubriendo el huevo café, sobre su mano.
—¿Un Eevee? —preguntó confundida y el profesor asintió dejándolo sobre sus manos— Hace un tiempo intenté conseguir uno, me encanta su mutabilidad, escuché por otros colegas que en Kalos descubrieron una nueva evolución de esta especie.
—Exactamente esa es tu tarea —respondió sonriendo—. Sería de gran ayuda que pudieras eclosionarlo mientras estés aquí.
—Será todo un placer, pero quizás me tome tiempo —comentó acomodando el huevo en su regazo. Green la miró de reojo mientras hablaba, sus ojos se deslizaban sutilmente por los rasgos de Blue, capturando la suavidad de sus gestos, deslizaba con cuidado su mano sobre el cascarón, como si temiera despertar a la criatura que estaba dentro. —Para evolucionarlo en un Sylveon se deben seguir una serie de requisitos, como entrenarlo, formar lazos con él y enseñarle al menos una habilidad tipo hada.
Sus labios se curvaron ligeramente en un gesto de desdén mientras escuchaba las palabras de Blue. Sabía que era una hábil mentirosa, sin embargo, en ese momento, parecía estar sinceramente entregada a su explicación. Green apartó la mirada, sintiéndose momentáneamente desconcertado por la contradicción que sentía, le desagradaba pero sentía fascinación cuando la veía así.
—Quizás sea algo que deberían ver juntos —comentó el profesor mirando a Green.
—No quisiera molestarlo con ello —respondió la chica—, no es complicado, pero formar un lazo llevará un poco de tiempo.
—Sí, no puedes obligarlo —dijo Green con ironía, mirando a su abuelo.
Blue tomó aire, intentando relajarse, ya estaba cansada de la actitud de aquel hombre. Repasó con su mirada la sala en búsqueda del reloj, ya había pasado bastante tiempo desde que llegó, era su excusa para irse.
—Ya es bastante tarde —comentó dirigiéndose a la chica de ojos verdes— ¿Daisy, puedo ayudarte a limpiar?
—No te preocupes, ya deberías volver a casa, tienes que descansar —respondió poniéndose de pie, recogiendo las cosas sobre la mesa— Green, ¿podrías acompañarla?
—No tienes por qué preocuparte —respondió rápidamente— puedo ir por mi cuenta ya conozco el camino de regreso.
—Lo sé, pero está muy oscuro, así no me sentiría tan preocupada —volvió a insistir viendo a su hermano y este resignado se levantó de su asiento.
—Ya que —añadió con frustración. "Mejor no perder más tiempo con esto" pensó.
Mientras más lejos la quería de él, más se empeñaban en unirlos, esa iba a ser una temporada estresante.
Lamento publicar tan tardeeee, pero si me llevo un tiempo escribir esto hasta quedar relativamente "a gusto". Si les va gustando la historia déjenme un comentario, siempre me animan para seguir. ¡Hasta la próxima actualización!
