La sala se ha llenado de una terrible tensión, los presentes son pocos pero sin duda todos tratan de contener la respiración, las dos figuras enfrentándose no son cualquier persona, sino es la mismísima regente del ministerio de magia de gran Bretaña, quien hacía un año había ganado unas reñidas elecciones todo gracias a su compañero de fórmula, Draco Malfoy, quien era la otra figura. El héroe de la última guerra hundió los dedos en el respaldo de la banca frente a él, solo estaban dos figuras como público de aquel juicio a puerta cerrada, el otro personaje era una delgada mujer de cabellos rubios que se encontraba sentada a la espalda del demandante.

—No tienes ningún derecho sobre mis hijos. —La castaña gritó dando un paso hacia adelante sin apartar la vista, su abogado trató de estirar la mano para evitar que cruzara la línea. —Ellos no son tus hijos, nada tienen que ver con tu apellido.

—Granger no necesito una maldita prueba de paternidad para saber la verdad, es más que obvio que son míos. — El hombre lanzó un par de fotografías donde se podía ver un par de pequeños bebés de cabellos rubios. —Son mi carne, mi sangre, ellos pertenecen al clan Malfoy.

La castaña no se dignó a mirar las imágenes que fueron esparcidos en el piso, no necesitaba de esas fotos para recordar los rostros de sus pequeñas adoraciones, esas matas de cabellos rubios y orbes de tonalidades metálicas, eran la viva imagen del hombre delante de ella, porque tenía razón no era necesaria una prueba de paternidad para confirmar lo que era más que obvio, fue imposible continuar ocultando lo que sus amigos llevaba tiempo sospechando. Era el secreto mejor guardado de la castaña, una heroína, una mujer de principios intachables que peleó y se enfrentó a todos para ganar su lugar en la política.

—Ellos no te pertenecen, no son objetos que puedas reclamar ¿no tienes una mínima de vergüenza por pelear hijos fuera del matrimonio? —Elevo la voz dirigiendo la mirada a la figura rubia que estaba en un extremo. — ¿Por qué humillar a tu esposa con un juicio tan patético? eres un ser repugnante al arrastrarla a este juicio.

— No tienes derecho de juzgar mi moralidad, no olvides que fuiste mi amante ¿ahora te importa mi esposa? — Le cuestionó con un tono irónico mientras emite una malvada sonrisa. —No te importaron sus sentimientos cuando te acostabas conmigo.

Aquellas palabras fueron una daga clavándose en el pecho de la castaña, sus labios temblaron así como sus piernas, trató de dar un paso hacia atrás pero no podía doblegarse, no frente a él. Lo conocía demasiado bien, él usaría todos los trucos sucios para quedarse con sus hijos, ella no le permitiría quitarle aquello que tanto amaba, aquella luz que iluminaba sus mañanas.

—Yo no fui quien le juró frente a un altar amor y fidelidad, yo solo fuí una más de tu larga lista de amantes. —Escupió sin apartar la vista y elevando la barbilla, siempre supo que no fue especial, solo un entretenimiento. — Fui culpable de caer en tentación por un hombre que miente demasiado bien.

FlashBack

Una figura de traje apareció inmerso en las llamas verdes que anunciaban una llegada por la red flu, al dar un paso fuera de la chimenea el ambiente se tensó en aquella modesta oficina. La mujer detrás del escritorio apartó la mirada de los pergaminos flotando en el aire, estos cayeron suavemente sobre la mesa y se apilan ordenadamente, habían pasado 10 años desde la última vez cruzaron palabras, quizá en alguna ocasión se toparon en eventos sociales pero no pasaba de algún modesto saludo.

Gracias por asistir a la reunión. — Musitó con tono calmado sin apartar sus orbes de cada uno de los elegantes movimientos de su invitado.

Quisiera regodearse en mi ego por tan maravillosa invitación. — El rubio contestó con una torcida sonrisa dibujada en el rostro, estiró la mano para saludar a su anfitriona que se había puesto de pie . — Aunque sería pecar de imprudente porque sabía y esperaba con ansias que nuestros caminos se cruzaran.

Hermione Granger contestó con una modesta sonrisa, las manos de ambos se fundieron en un formal saludo para después cada uno tomar asiento. La heroína de la guerra había dejado años atrás su fascinación por seguir las leyes, había aprendido a la mala que la justicia no consiste en dar a todos por igual, sino cada uno lo que se merece, por ello dejó de ser fiel a un bando, ya no era buena o mala simplemente justa. En el sucio juego de la política era necesario de vez en cuando ensuciarse las manos, ella aprendió cómo hacerlo sin dejar que manchara su inmaculada imagen de "niña buena".

Entonces debes saber porque te invité, me has ahorrado el darte un discurso básico y vacío del porqué te conviene ser mi aliado. — Musitó sin apartar la mirada de su visitante, quién cruzaba la pierna y recargaba la espalda sobre la respaldo de la silla. — Tu presencia me confirma que estás de acuerdo o te sientes tentado en aceptar mi propuesta.

Draco Malfoy ladeo la cabeza, continuaba siendo un hombre ambicioso, arrogante y extremadamente vanidoso, él también aprendió en esos años que debía cambiar sus arcaicas creencias, adaptarse al nuevo mundo que llegó después de la guerra. Ese hombre aprendió la más valiosa lección de vida, magos o muggles se movían a base del dinero, por ello se convirtió en un frío y calculador negociante, inicialmente solo quería vengarse de todas esas familias de sangre puras hipćoritas que le dieron la espalda a él y a su familia, pero la humillación y el sabor de la venganza no le fue suficiente, ambicionaba con la devoción de los patéticos sangre pura e hijos de muggles.

No tienes la mínima idea de la terrible necesidad que tengo por presionarte para obtener de ti algún ruego o súplica, he escuchado tanto de ti que creo me quedaré con las ganas. No quiero perder esta oportunidad. — Le comentó dibujando una sonrisa, la dura mirada de la castaña le dio la respuesta. — Este trato me conviene demasiado que no estoy dispuesto a perderlo por mis caprichos,

Me parece sensato de tu parte. — Comentó cruzando las piernas y colocando los codos sobre el escritorio. — Bajo mi mano derecha tengo a todos los magos que no forman parte de tu círculo de sangre puras pero mi rival tiene el mismo poder con una ligera ventaja que viene de una familia perteneciente a los famosos sagrados veintiocho.

El rubio imito aquel movimiento para también poner los codos sobre el escritorio y juntando la palma de sus manos, fue entonces bajo esa tenue luz detectó la inevitable belleza de esa castaña, no había duda que los años acentuaron mejor sus facciones, el maquillaje así como ese labial rojo le daban un toque de increíble sensualidad, era inevitable no sentirse tentado por su elegante y estilizada figura, el tentador aroma proveniente de su cuerpo era embriagante.

Quiero que seas mi patrocinador y compañero de dupla, sé que tienes sometidas a la mayoría de las familias de sangre pura y quiero que estén bajo mi mano izquierda. — Dibujo una dulce sonrisa. — Te daré carta blanca a cualquier petición siempre y cuando no sea atenta contra mis principios.

Realmente no busco mucho, la sola idea de que la primera ministra me respalde ya es más que suficiente. — contestó. — Tengo que admitir que me emociona saber que escribirán los tabloides sobre nuestra alianza, de manera que pasemos por encima del grandísimo Theodore Nott.

La castaña dibujó una sonrisa estaba completamente sorprendida lo diferente que actuaba Malfoy, ya no era ese niño temeroso que llegó a toparse en los pasillos durante los juicios después de la guerra, no quedaba rastro de ese malcriado mago lleno de tontos prejuicios, había escuchado que hacía negocios con mestizos, importaba objetos muggles, lo único que le interesaba era obtener más poder y aumentar sus ganancias, su fortuna era la más grande de toda Europa, tampoco podía evitar no admirar su arrolladora sensualidad y belleza física, era claro que el paso de tiempo le asentó perfectamente.

Existe una expresión japonesa "koi no yokan" que se traduce de manera vaga como «La sensación que se tiene al conocer a una persona, de la cual te enamorarás irremediablemente», por un solo microsegundo ambos personajes se miraron fijamente evocar aquella expresión era tener demasiada fé en el futuro, lo que no se esperaban que ese trato fuera el inicio de una inevitable caída para ambos personajes, amor o odio, sentimientos tan extremos pero tan fuertes capaces de provocar en las personas el más grande dolor y rabia, es más caótico cuando no se sabe diferenciar uno del otro.

Fin flashback

Una risa se escuchó por todo el lugar, el grave sonido escapando de la garganta del hombre captó la atención del juez, quien se removió nervioso en su lugar.

— No pongas tu cara de mártir, nadie va a creer que la increíble e inteligente Hermione Granger fue capaz de caer en mis mentiras. — Su tono estaba lleno de sarcasmo y con un toque de amargura. — Deja ya de fingir ¿acaso la fantástica primera ministra se acostó conmigo porque me estaba enamorada de mi?

—Ni un solo maldito momento tuve sentimientos por ti. —Le interrumpió cargada de rabia. —Me acosté contigo simplemente para experimentar. Nunca hubo emociones involucradas.

El rubio dio un paso hacia adelante con la mano formada un puño, sus labios temblaron, existía un ente extraño dentro de él, algo roto que con sus puntas filosas se encajaban en sus entrañas, dolía, le atormentaba esa sensación expandiéndose en todo su cuerpo, lo dejaba sin fuerzas, se apoderaba de su mente, la cual se nublaba y perdía el sentido de la realidad.

—Me arrepiento el día que te conocí, no tienes idea de cuando maldigo el segundo que te deje entrar en mi vida. —Dió un paso hacia adelante con firmeza, su mirada se notaba vacía. —Todo de ti me repugna, me enferma, me asquea.

—Si tanto me detestas ¿porque peleas con quedarte con mis hijos? — Intervinó estirando la mano para sujetar la muñeca de la mujer, automáticamente Harry se puso de pie. — Llevan mi rostro, mi sangre, mi carne, son míos.

La mujer rápidamente dio un paso hacia atrás para evitar que el rubio la tocará e instintivamente llevó la mano derecha a su vientre ¿Por qué pelear por esos dos retoños rubios? ¿por qué sufrir por mantener dos imágenes vívidas del hombre que la destruyo por dentro? ¿por qué dejar evidencia de su más grande error, de su humillación? ¿por qué? esa misma pregunta le hizo meses atrás un pelinegro, levantó la barbilla, jamás diría en voz alta la verdad, esa que ella no está dispuesta aceptar porque significaba que su vergüenza sería de dominio público.

—Son mis hijos. —Nuevamente sus palabras eran dichas con firmeza. —Solo mios.

—Son míos. —Gritó el rubio caminando nuevamente hacia la mujer quien esta vez no dio un paso hacia atrás.

Los abogados de ambos bandos salieron de sus escondites decididos a detener a sus clientes pero el golpe de un mazo sobre un pedazo de madera captó la atención de los presentes.

—Ambos están equivocados. —El hombre se puso de pie. — Lo correcto sería decir "nuestros hijos".

Notas de la autora: Es un nuevo fanfic, algo corto, tóxico, lleno de drama y un poco de romance. Espero haya personas leyendo.