Descargo de responsabilidad: Stephenie Meyer es dueña de Twilight. Drotuno es la mente maestra detrás de esta asombrosa historia, yo solo la traduzco con su permiso. ¡Gracias, Deb!

Disclaimer: Stephenie Meyer owns Twilight. Drotuno is the mastermind behind this amazing story, I'm only translating it with her permission. Thanks, Deb!


Muchas gracias, Sully por tu valiosa ayuda como prelectora. Todos los errores son míos, avísame si encuentras alguno. ¡Gracias!


.

Capítulo 21

.

EDWARD

.

—Debería estar enojado por esto, pero no lo estoy. —Escuché desde el costado de mi cama.

Al abrir los ojos, vi a Charlie parado allí con una sonrisa y un lento movimiento de cabeza. Bella todavía estaba acurrucada a mi lado y profundamente dormida. Mi hombro palpitaba con un toque de dolor, pero nada podría haberla apartado de mí, ni siquiera su padre.

—No la despiertes —susurró, sentándose en la silla—. Todavía es temprano. Y demonios, ella no ha dormido mucho. Sólo estaba rondándolos a los dos.

—Estoy bien. Probablemente me den de alta más tarde. ¿Cómo está Jasper?

—Aguantando. Es lo suficientemente terco como para salir adelante —respondió, frotándose la cara con cansancio—. No sabías que iría —dijo, pero al mismo tiempo parecía una cuestión de verificación.

—No, señor. Lo juro.

Asintiendo como si lo hubiera asumido, suspiró profundamente, pero sus ojos recorrieron a su hija con calidez y amor y tal vez un toque de preocupación.

Cuando encontró mi mirada, se levantó. —Al menos sé que ella está a salvo contigo —murmuró suavemente—. No estaba seguro de qué querías hacer en lo que respecta a Common Ground. Con James muerto, supongo que podemos regresar, pero… —Se detuvo, metiendo las manos en los bolsillos de sus pantalones.

—Me gustaría estar ahí cuando vayamos todos. Si te parece bien —respondí, manteniendo la voz baja—. Yo... no estaré de servicio hasta que me den el visto bueno, pero me sentiría mejor si revisan el edificio antes de que todos regresemos.

—Estoy de acuerdo. Y me imagino que estarás de baja médica durante unas semanas.

Asintiendo, dije—: Sí, señor. Y le prometí que la ayudaría con la cafetería. Fue... Será un desastre cuando volvamos allá. La noche en que te atacaron, lo destrozaron todo: la cocina, el mostrador, su oficina. Y luego simplemente lo sellamos.

—Maldita sea —dijo con un suspiro—. Bueno. Iremos cuando estés listo.

—Gracias.

Soltó una carcajada y sacudió la cabeza. —No, hijo, gracias a ti. — Hizo un gesto hacia Bella, que todavía dormía profundamente—. Con todo esto, ella se ha estado preocupado muchísimo tratando de cuidar de Jasper, Alice y yo. Y ahora tú. Hiciste que se detuviera y descansara.

Sonriendo un poco, asentí. —No fue sin un toque de resistencia.

Charlie sonrió. —Apuesto a que sí. Buena suerte con eso.

Intenté no reírme, pero no pude evitarlo. Mi chica era testaruda, pero a mí no me importaba tanto. Sin embargo, mi risa sacudió a Bella lo suficiente como para hacerla moverse.

Charlie levantó las manos. Cuando parecía que ella iba seguir durmiendo, él dijo—: Cuando ambos estén despiertos, simplemente… Quizás el bebé llegue antes. Las contracciones de Alice han vuelto y su presión arterial y su nivel de glucosa se han descontrolado. Esperan poder frenarlo porque llega muy temprano. No por mucho, pero aún es prematuro.

Frunciendo el ceño, asentí. —Bueno. Se lo haré saber.

Estudiando al hombre frente a mí, vi de dónde había obtenido Bella su lealtad y tranquilidad. En ese momento, Charlie tenía tres «hijos» que lo necesitaban, y él estaba comprometido. Completamente comprometido. Jasper no era suyo por sangre, pero más de una vez lo ha llamado su hijo. Trató a Alice con la misma cantidad de amor, protección y cuidado que a Bella. Y con Bella, él era su compañero. Alice me había dicho que la única persona que nunca tomaba nada de Bella era Charlie, y esa era la maldita verdad.

—Déjala dormir —susurró, saliendo de la habitación.

Tuve que haberme quedado dormido otra vez, pero me desperté cuando Bella se movió. Comenzó a deslizarse fuera de la cama, tratando de no empujarme demasiado. La sujeté fuerte con mi brazo ileso antes de que pudiera escapar.

—No te vayas.

Su ceño se frunció adorablemente. —No debería haber dormido tanto tiempo. Necesito ver cómo están Jasper y Alice… y mi papá.

—Tu papá estuvo aquí. Antes —le dije, asintiendo un poco—. Dijo que Jasper está igual, pero que las contracciones de Alice han vuelto. Es posible que el bebé se adelante. La están vigilando.

—Mierda —murmuró, bajándose de la cama. Usó el baño y volvió a mi cama—. ¿Qué diablos hacemos? No tenemos nada preparado para ese bebé. Todo quedó en casa de papá. La cuna ni siquiera está armada… —Se detuvo, recogiéndose el cabello en una larga cola de caballo—. Y todavía estás... —Hizo un gesto hacia todas las vías intravenosas y mi vendaje.

Pude ver que el pánico y la preocupación comenzaban a invadir su estado de ánimo. Había indecisión entre dejarme solo o ir a ver cómo estaban.

—Ven aquí —susurré, tomando su barbilla —. Deja de preocuparte por mí, hermosa. Tan pronto como digan la palabra, saldré de esta maldita cama. Te ayudaré. Estoy aquí para ti. —Besé sus labios—. No estaré trabajando por un tiempo, así que estoy a tu entera disposición. Nos prepararemos. Lo prometo.

Asintió, levantando la mano para pasar sus dedos por mi cabello. —Me asustaste muchísimo.

—Lo sé. Lo lamento.

—Yo… sé lo que implica tu trabajo, Edward. No soy estúpida, pero muchas cosas podrían haber salido jodidamente mal —susurró, sacudiendo un poco la cabeza—. Todo lo que pude pensar cuando Garrett llamó a Emmett fue que debería haberte dicho lo que sentía por ti antes de que salieras por la puerta. No quiero vivir con ese arrepentimiento.

Incliné mi cabeza hacia ella, pasando mis dedos por su dulce y suave mejilla. —Me lo dijiste anoche.

Ella soltó una carcajada y eso me hizo sonreír. —Más o menos —dijo, suspirando profundamente—. ¿Es demasiado pronto para decir te amo?

—No.

—Bien.

La halé para darle otro beso y me aparté para susurrar—: Yo también te amo.

Rara vez dije esas palabras fuera de la familia. La última chica fue Tanya, y aunque el tipo de amor pasó a ser algo no romántico, rara vez se lo decía. No se las dije a Maggie porque hubiera sido mentira. Y tal vez la estaba manteniendo a distancia.

Era mi madre quien decía esas palabras todo el tiempo. Antes de la escuela, por teléfono, riendo, burlándose, arropándome por la noche, las repetía frecuentemente. «Te amo, niño», decía. Y tía Esme era exactamente igual.

—Bien, entonces trata de no asustarme otra vez —dijo Bella con una dulce risita.

—Haré lo mejor que pueda. —La besé de nuevo y vi a una enfermera entrar a la habitación—. Ve, hermosa. Revisa cómo están todos. Si mi tío me libera, iré a buscarte.

Bella se inclinó para besarme una vez más. —Gracias por dejarme dormir —susurró.

Riendo, asentí, apenas prestando atención a la enfermera que revisaba las máquinas a mi alrededor y escribía su nombre en la pizarra. Capté el nombre en mi visión periférica, mi atención se alejó de Bella para ver a Maggie.

—¿Cómo te sientes, Edward? —preguntó suavemente.

—Maggie —saludé, asintiendo una vez—. Me duele, pero estoy bien.

Su cabello normalmente rizado estaba recogido en un moño y había engordado un poco, lo que en realidad le quedaba bien. Sin embargo, su expresión era ilegible. En su mano izquierda había un bonito anillo con un diamante de tamaño decente.

—Te han dado el alta, pero quieren que revise tu herida antes de que te vayas —dijo, sus ojos parpadeando hacia Bella, quien nunca había sido tímida.

—¡Ey!, soy la novia de Edward. Bella —dijo, extendiendo su mano y mi ex se la estrechó—. Es un placer conocerte.

—Igualmente —respondió Maggie, sonriendo un poco mientras se ponía guantes de látex.

—¿Te parece bien si voy ya para ver cómo están Alice y Jasper? —me preguntó Bella, levantando una ceja que Maggie no podía ver.

—Sí. —Asentí, un poco asustado de que estuvieran en la misma habitación, aunque, sinceramente, Tanya me asustaba más que Maggie.

Ella se inclinó para besarme y susurró—: ¿Estás seguro? ¿No necesitas que me quede?

—Sí estoy seguro.

Quería decirle que Maggie había terminado conmigo y, en aquel entonces, ni siquiera me había enfadado por eso. Sin embargo, al mirar esos ojos profundos y conmovedores de Bella, supe que sería un hombre arruinado si termináramos.

—Estaré en la UCI o en maternidad.

—Sí, señora.

Bella salió de la habitación y miré a Maggie, quien se concentró en mi vendaje.

—Es bueno verte, Edward. ¿Qué pasó?

—Me dispararon mientras ejecutaba una orden judicial.

Ella asintió y quitó con cuidado la gasa y la cinta adhesiva. —¿Narcóticos?

—No, me transfirieron a Homicidios. —Me estremecí cuando tocó el área alrededor de la herida.

—Se ve bien. Sin hinchazón, sin infección, sin sangrado. —Lo volvió a tapar con cinta adhesiva y comenzó a quitar las vías intravenosas y los otros cables—. Debes mantenerlo cubierto y tratar de que no se moje. Probablemente tu tío te dará un antibiótico preventivo.

Asentí de nuevo. —Bien.

Se quitó los guantes una vez que me desconectó de las máquinas y los arrojó al cubo de basura. —Estoy segura de que saldrás de aquí antes del almuerzo.

—Gracias. —Señalé su anillo—. Por cierto, ¡felicidades!

Ella sonrió, pero pareció un poco forzada. —Gracias. Es un técnico de rayos X. Llevamos juntos aproximadamente un año. —Ella encontró mi mirada—. Te ves mejor. Ya no estás tan enfadado. Pareces tranquilo y feliz. Me alegro.

Hice una mueca en su dirección. —Lo siento, pero no te correspondía a ti curarme, Maggie.

—Lo sé. Y de todos modos nunca me habrías dejado. —Sonrió con tristeza. —Y está bien. Creo que funcionó para ambos.

—Así es. —Estuve completamente de acuerdo, pero no estaba tan seguro de si ella estaba tratando de convencerme a mí o a ella misma.

Lo nuestro no habría funcionado, pero ella se merecía más de lo que yo había sido capaz de darle en aquel momento. Había hecho lo mejor para sí misma al terminar las cosas conmigo por haberla arrastrado; puede que incluso hubiera un poco de esperanza de que le rogara que no rompiera o volviera corriendo hacia ella, pero no lo hice. La había dejado marchar. Y, sinceramente, no tenía ganas de preocuparme por nada de eso: su arrepentimiento, su amargura, sus miradas. Ya tenía bastante con lo mío, y tenía a Bella, que por alguna razón absurda me amaba. A pesar de todos mis problemas de personalidad, Bella me amaba, y yo no podía ser más feliz.

Levanté la vista cuando mis tíos entraron en la habitación. —Por favor, dime que me estás sacando de esta maldita habitación. Tengo cosas que hacer.

El tío Carlisle sonrió. —De hecho, sí.

Maggie resopló un poco, pero dio un paso adelante. —La herida se ve bien. Ninguna infección. Y le quité las vías intravenosas, Dr. Cullen.

—Gracias, Maggie. —Se volvió hacia mí—. Estás casi libre, hijo. Espera —bromeó, tomando mi gráfico.

Tía Esme se rio entre dientes y dejó una bolsa sobre la cama. —Toma. Fui a casa a buscarte algo de ropa. Y alimentar a Sid.

—¡Oh Dios! Gracias. Por ambas cosas.

—Cuídate, Edward —dijo Maggie, saludando y sonriendo antes de salir de la habitación.

—Tú también.

Tía Esme me miró. —Parece haber seguido adelante —afirmó, tocando su anillo.

Resoplé una carcajada, sacudiendo la cabeza. —Sí. Como debería.

—Mmm —tarareó en señal de acuerdo—. Hablando de seguir adelante… ¿Dónde está Bella? Estaba aquí cuando pasé a ver cómo estabas hace unas horas.

—Muy sutil. —Me reí entre dientes ante su sonrisa, sacudiendo la cabeza por lo mucho que se parecía a mi madre en realidad. —. Está enterándose cómo está Alice. ¿Puede que el bebé nazca antes de tiempo? —dije, pero salió como una pregunta a mi tío.

Suspiró profundamente y frunció el ceño. —Espero que no, pero lo investigaré después de comprobar cómo está Jasper.

Saqué la ropa del bolso con una mano, pero mi tía me detuvo. —Déjame ayudarte, niño —cuando comencé a protestar, ella dijo—: Sabes que te cambié los pañales, te di baños de burbujas y hasta te he cuidado un resfriado o dos. Creo que puedo ayudarte a vestir.

Sonriendo a mis pies, asentí. —Bueno.

Me ayudó a asearme lo mejor que pude en el baño sin tomar una ducha completa. Descubrí que sin el cabestrillo podía hacer algunas cosas con ambas manos, pero no muchas. Los calcetines y los zapatos eran una mierda. Cuando me sostuvo una camisa con botones para que yo pudiera deslizar mi brazo, yo estaba apretando los dientes y el sudor me había brotado de la frente.

—Mierda — rezongué, cerrando los ojos con fuerza.

—Dale unos días, hijo —dijo el tío Carlisle, revisando suavemente mi herida sin quitar completamente el vendaje nuevamente—. La bala alcanzó el músculo, por lo que fue necesario repararlo. Los puntos aguantan bien.

Asintiendo, dejé escapar un largo suspiro por la boca mientras me subía las mangas por un brazo y mi tía me ayudaba con el otro antes de ajustar el cabestrillo—. Tengo mucho que hacer para esta mierda.

Él se rio entre dientes. —No sabes lo que tienes hasta que lo pierdes. Damos por sentado muchas cosas. La movilidad es uno de ellas. ¿Qué tienes que hacer?

—Bella está preocupada de que el bebé nazca antes, y como estábamos todos fuera, no se ha preparado nada. Charlie está listo para regresar a Common Ground, pero le prometí a Bella que ayudaría con la limpieza. Pero no puedo permitirles volver hasta que el edificio haya sido revisado y despejado.

—Edward —llamó tía Esme suavemente mientras empacaba todas mis cosas en una bolsa y me entregaba mi teléfono—. Una cosa a la vez. Y te ayudaremos. Les ayudaremos.

—Tú no…

Queremos ayudar. —Caminó hacia mí para tomar mi cara con ambas manos—. Cualquiera que te haga sonreír tanto como Bella lo hace es parte de mi familia. ¿Entiendes, hijo? Si ella es importante para ti, entonces ella es importante para nosotros. Junto con todos los que vienen con ella.

Tragando nerviosamente, asentí, mirando entre ellos y viendo solo amor, apoyo y calma. —Ella es definitivamente importante. Lo es todo.

—Entonces vamos a buscar a nuestra chica, ¿eh? —preguntó, extendiendo la mano para pasar una mano por mi cabello.

—Empecemos en la UCI —sugerí, siguiéndolos por el pasillo—. Me gustaría ver a Jasper.

~oOo~

BELLA

.

—Tengo miedo —susurró Alice, con lágrimas brotando de sus brillantes ojos azules—. Y si…

—Lo sé —la tranquilicé, apartándole el cabello de la cara.

Estaba sudorosa y sonrojada. Las máquinas pitaron y parpadearon a su alrededor. Todo el estrés había pasado factura a ella y al bebé.

—¡No estoy lista!

—Lo estás. Lo tendremos todo arreglado —prometí con calma, porque no teníamos otra opción. Edward había dicho que ayudaría, y mi papá no permitiría que nada le pasara, así que nos prepararíamos, incluso si fuera apresurado y una cosa a la vez.

—No, quiero decir... yo no estoy lista.

Sonriendo, la besé en la frente y luego me senté en la silla. —Tú lo estás, y creo que mi hermano también lo está. Puede que tenga dificultades al principio, pero todos estaremos ahí para ti y para este pequeño bebé.

»No ha despertado.

—No, pero esperan que lo haga hoy en cualquier momento.

—¿Y Edward?

—Él está bien. Adolorido, pero estará bien —le dije—. De hecho, él también prometió ayudarte.

—¿Sí?

Sonriendo, negué con la cabeza. —Sí. Alice, por favor cálmate.

—Está bien, está bien —susurró, cerrando los ojos y concentrándose en su respiración—. A él realmente le gustas, Bells. —Abrió los ojos para encontrar mi mirada—. Él es una buena persona. Ha pasado por muchas cosas como el resto de nosotros, pero es buena gente. Y quiero que seas feliz. Quiero que dejes de cuidar del resto de nosotros y te centre en ti. Salgan en pareja, tengan citas y acurrúquense frente al televisor. Deja de preocuparte por todos menos por ti.

Mis ojos ardieron por las lágrimas. —No sé cómo no cuidar de mi familia, Ali.

—Hay una diferencia entre estar ahí para nosotros y cuidarnos —argumentó, apretando mi mano.

—Lo sé. —Respiré hondo y exhalé, asintiendo un poco—. Tal vez cuando todos los que amo estén de regreso en casa y fuera de este hospital, podré relajarme. ¿Mmm?

Me miró. —No es tan simple, ¿verdad? Simplemente salir de aquí no hará que todo esté bien por arte de magia. —Cuando mi ceño se frunció ante la pregunta, ella continuó—. Por mucho que amo a Jasper, no confío en él. Sólo porque esté sobrio no significa que no volverá a caer. Y sólo porque María esté muerta no significa que no volverá a engañarme nunca más.

Me levanté de la silla y me senté en el borde de su cama. —Tienes razón. Todo eso es verdad. —Froté suavemente su vientre de bebé. —El hecho de que este pequeño venga no significa que tú y mi hermano no tengan trabajo por delante. Y no creas que no le diré lo mismo. No es necesario que continúen donde lo dejaron. Pueden empezar de nuevo. El bebé es lo primero y Jasper necesita aprender eso.

Ella parpadeó y asintió un poco.

Levantamos la vista cuando Esme entró en la habitación. —¡Ey chicas! —Se sentó en la silla—. Carlisle se dirige a la habitación de Jasper. Me sentaré con Alice un rato si quieres subir. Edward está con él; le dieron de alta.

Miré a Alice. —Quiero que te relajes. Relájate —le ordené—. Estás estresando a mi sobrino. No soy una tía feliz.

Alice esbozó una sonrisa cansada. —Entiendo.

Esme se rio de mí y apretó mi mano antes de salir de la habitación. Me dirigí a la UCI y encontré a mi papá y a Edward justo afuera de la habitación de Jasper. Fue agradable ver a Edward fuera de esa cama de hospital, incluso con el cabestrillo en el brazo. Se había vestido con jeans y una camisa con botones del mismo maldito color que sus ojos, así que cuando se giró para mirarme, casi olvidé dónde estaba y qué se suponía que debía hacer.

—Hola, niña —saludó papá, señalando hacia la habitación—. Carlisle está con Jasper ahora.

—¿Todo bien?

—Está respirando por sí solo y se ha mantenido estable toda la noche —dijo Edward, poniendo su mano en mi hombro—. El tío Carlisle parece pensar que se despertará pronto. Si quieres entrar, puedes hacerlo. Simplemente le estábamos dando espacio.

Asintiendo, comencé a avanzar, pero papá me detuvo. —Esperar. ¿Cómo está Alice?

—Trata de mantener la calma, pero está pensando demasiado en todas las cosas. Esme está con ella ahora.

Él asintió, metiendo la mano en el bolsillo delantero de sus jeans mientras yo entraba a la habitación de Jasper. Aparte de haberlo visto brevemente la noche anterior, en realidad no había estado en la misma habitación que mi hermano desde que lo llevamos a la corte. Lo sentenciaron a once meses en la cárcel del condado, poco menos de un año, lo que lo mantuvo local y no fue enviado a una prisión estatal.

Para cuando Alice apareció embarazada en Common Ground, él había estado fuera durante seis de esos once meses. Y con todo lo que habíamos pasado, no había hablado cara a cara con Jasper durante ocho largos meses.

Al mirarlo en esa cama de hospital, sentí varias cosas. Estaba orgullosa de él por luchar para estar y mantenerse limpio. Estaba enojado con él por ponerse en peligro porque pensaba que me debía algo. Me dolía por él porque su rostro era un desastre pálido y magullado, con cortes sobre el ojo y el labio partido en dos lugares. Y estaba preocupada por él porque las cosas no eran sencillas.

Me encontré con la mirada de Carlisle y él sonrió suavemente. —Es fuerte. Se mantuvo estable toda la noche. Y sin complicaciones hasta el momento. No hay sangre en la orina, respira por sí solo y sus niveles de oxígeno están donde deberían estar. —Dejó el gráfico—. Espero que despierte pronto.

—Gracias, Carlisle —susurré, acercándome y tomando la mano de Jasper mientras Carlisle salía de la habitación.

Podía escucharlo hablando con papá y Edward, pero me concentré en mi hermano. Su mano en la mía me trajo recuerdos de nosotros cuando éramos niños. Jasper me acompañaba a la escuela, luchaba contra los matones y me enseñaba a andar en bicicleta. Crecimos juntos. Discutimos sobre juguetes, videojuegos y qué películas ver. Habíamos conspirado contra nuestros padres para descubrir qué nos regalarían en Navidad.

Ambos quedamos destrozados cuando Renee dejó a Charlie, esencialmente separándonos. Estábamos jodidamente devastados cuando mamá murió, lo que provocó que las adicciones de Jasper se dispararan.

En algún momento, la diferencia de tres años entre nosotros cambió. Yo era la responsable, la que le impedía suicidarse, la que le daría de comer cuando no tuviera adónde ir.

—Hay una parte de mí que quiere asfixiarte con una almohada —murmuré, apretando su mano fláccida—. O tal vez simplemente golpearte la cara con ella. —Le fruncí el ceño y sacudí la cabeza—. No… no sé qué sentir contigo, hermano mayor. Estoy enojada contigo por ponerte en una puta situación peligrosa, pero entonces... Si no hubieras ido, todavía... ¿Edward todavía estaría parado justo afuera de esta habitación? No sé. Yo sólo… —Suspiré profundamente, tragando el nudo que se estaba formando en mi garganta.

Me quedé en silencio por un momento, pasando suavemente mis dedos por los nudillos de su mano. Allí también había algunos moretones y un corte aquí y allá. Realmente tuvo que haberle dado una paliza a James.

»Tienes que estar bien —le dije, fijando mi mirada en su rostro—. Vas a ser papá y ese bebé nacerá estés listo o no. No importa si tú y Alice pueden superarlo, pero importa muchísimo que estés ahí para ese niño.

»Me preguntaste por teléfono qué me haría feliz —susurré, parpadeando para contener las lágrimas—. Es bastante simple. ¿Quieres oírlo? —Volví a mirar su mano en la mía. —Quiero que mi sobrino esté sano y amado. Quiero que te mantengas limpio y des un paso al frente. Quiero que Common Ground vuelva a abrirse y que papá se encargue de todo hasta que ya no quiera hacerlo más. Y quiero que Edward siempre regrese a casa sano y salvo para mí. Eso es todo. Eso es todo —resoplé una risa sofocada—. Eso no es pedir demasiado, ¿verdad?

Las lágrimas corrieron sin control por mi rostro.

»Lo amo, hermano mayor, y no sé si abrazarte o sacudirte por lo que hiciste. Tal vez ambas. Probablemente ambas cosas. Y la almohada sobre tu cara. Ya veremos.

Los pitidos cambiaron de ritmo en sus máquinas y su mano se movió en la mía. Mi mirada se dirigió a su rostro y pude ver el azul de sus ojos. Su ceño se frunció mientras me miraba cuando me levanté.

—B-Bells… —dijo con voz áspera, tratando de quitarse el tubo de oxígeno de la cara.

—Oye, no hables —le dije, deteniendo su mano y mirando por encima de mi hombro cuando Carlisle regresó a la habitación.

—Jasper, soy el Dr. Cullen —dijo con calma—. Trate de no moverse demasiado. Estará adolorido y tal vez un poco confundido.

Una enfermera entró en la habitación, pidiéndome que saliera, y salí de la habitación directamente hacia Edward, quien inmediatamente me rodeó con su brazo bueno.

—Está despierto —susurré, mirándolo.

—Bien. Eso está bien, nena —susurró, depositando un beso en la coronilla de mi cabeza—. A tu papá lo llamaron a maternidad. Alice está en trabajo de parto.

Resoplé profundamente y encontré su mirada. —Sí, ¿algo más quiera suceder de repente?

Él sonrió, besando mi frente. —Vamos. Le prometí a Charlie que me aseguraría de que comieras algo y luego te llevaría con él cuando terminaras.

Pude ver por la expresión de su rostro que no ganaría esta discusión.

—Además, necesitamos hacer algunas llamadas, hermosa. Y no podemos hacer eso aquí.

—Bueno. ¿A quién necesitamos llamar?

—Es hora de volver a Common Ground, pero para hacerlo vamos a pedir algunos favores. —Entrelazó nuestros dedos—. Es hora de volver a casa, hermosa.