Descargo de responsabilidad: Stephenie Meyer es dueña de Twilight. Drotuno es la mente maestra detrás de esta asombrosa historia, yo solo la traduzco con su permiso. ¡Gracias, Deb!

Disclaimer: Stephenie Meyer owns Twilight. Drotuno is the mastermind behind this amazing story, I'm only translating it with her permission. Thanks, Deb!


Muchas gracias, Sully por tu valiosa ayuda como prelectora. Todos los errores son míos, avísame si encuentras alguno. ¡Gracias!


Capítulo 13

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EDWARD

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La UCI era un hervidero de actividad cuando Garrett y yo entramos. Dos oficiales montaban guardia afuera del cubículo de Charlie y les asentí una vez. No eran Clearwater y Yorkie, pero los conocía.

Mi tío estaba comprobando el pulso de Charlie cuando pasamos detrás de la cortina. El padre de Bella se veía mejor, débil y magullado, pero mejor. No estaba conectado a respiradores y estaba despierto y consciente.

—Edward —saludó tío Carlisle, levantando la vista del historial de Charlie.

—Hola, tío Carlisle —respondí, extendiendo la mano para estrechar la mano de Charlie.

—Edward —dijo Charlie con voz áspera, encontrando mi mirada—, ¿dónde están Bella y Alice?

Sonreí con tristeza, acercando la silla que había contra la pared. —Me pediste que las protegiera, señor. ¿Lo recuerdas? —le pregunté y cuando él asintió, continué—. Bien. Entonces debes entender, mantendré a las chicas en un lugar seguro.

—¿Pero están bien?

—Sí, señor. Muy bien. Sin embargo, hemos sellado Common Ground y el edificio de apartamentos como escena del crimen, por lo que no hay nadie allá en este momento —le expliqué con calma. Cuando Garrett sacó su teléfono para grabar a Charlie, negué con la cabeza—. Espera. Extraoficialmente, Charlie. Estoy haciendo todo lo posible para detener esta mierda contra ti. Antes de tomarte declaración, debo asegurarme de que no tienes miedo de testificar.

Charlie se burló, entrecerrándome los ojos como si estuviera loco, y eso me hizo sonreír. —Diablos, no, hijo.

Aún riendo entre dientes, asentí hacia Garrett. —Tenía que asegurarme, señor. Usted entiende.

—Sí, chico.

Garrett empezó a grabar y me volví hacia Charlie. —Díganos su nombre y cuenta qué pasó en Common Ground la noche en que fue atacado.

—Charles Swan. —Charlie se movió un poco, jugueteando con el yeso de su brazo izquierdo—. Estaba trabajando en el apartamento del cuarto piso, preparándolo para mostrarlo. La alarma en Common Ground se disparó. No soy exactamente Speed Racer (7), así que me tomó un tiempo llegar al café. La puerta principal estaba cerrada con llave, pero la de atrás no. Y desde que irrumpieron en el apartamento de Bella, traté de mantener mi arma cerca. Pero no pensé en tenerla mientras estaba rehaciendo el maldito baño de arriba en medio del maldito día. Pensé… ya sabes, por la noche… para proteger a las chicas…

Sonriendo, asentí mientras él tomaba un sorbo de agua y seguía adelante. —Caminé hacia la puerta trasera y todavía podía escuchar la alarma, pero alguien la apagó.

Me quedé con la boca abierta y pregunté—: ¿Alguien conocía el código?

Él asintió, frotándose la cara. —Sí, por eso no llamaron a nadie. Pero cuando abrí la puerta, había dos con máscaras. Como esas cosas de media cara del distanciamiento social... hacen que todos parezcan un bandido de una película del viejo oeste.

—Lo vi en las imágenes de seguridad —le dije.

—Sí, pero puedo decir quiénes eran —prácticamente gruñó Charlie—. Eran Jacob Black y Laurent Brunelle. Los mismos que arrestaron en la casa de Bella.

Con desdén, sacudí la cabeza y miré a Garrett. —¡Mierda! —siseé, pasándome una mano por el pelo y levantándome mientras Garrett detenía la grabación—. Jasper tenía razón.

—Sí, la tiene. Dijo que Hunt no se ensuciaría las manos —coincidió Garrett en voz baja—. ¿Qué quieres hacer, Masen?

—No sé. Revoquemos su libertad condicional y partiremos de ahí. —Volví a sentarme junto a Charlie mientras Garrett comenzaba la grabación nuevamente—. Lo siento, señor. Esperábamos que James Hunt hubiera estado allí.

—No estaba. Eran solo ellos dos, pero cuando me vieron, me apuntaron con un arma. Preguntaron dónde estaba la droga. Sabían que estaban en algún lugar de Common Ground —dijo, moviéndose incómodo en su cama—. Nunca mencionaron a nadie más.

El tío Carlisle se acercó, ajustó las almohadas y levantó un poco la cabecera de la cama del hospital. Charlie le hizo un gesto de agradecimiento.

—La droga estaba en Common Ground, Charlie. La encontramos. Maria la escondió en el comedor en una cabina que estaba en un punto ciego de las cámaras de seguridad. Dañó una cámara para hacerlo —le expliqué—, creemos que la lastimaron lo suficiente como para que se diera por vencida y dijera donde había escondido esos dos kilos.

Charlie suspiró y asintió una vez. —Bueno, no sabían dónde exactamente. Simplemente sabían que estaba en el edificio. Querían comenzar con la oficina de Bella. Me obligaron a punta de pistola a llegar a su puerta y, una vez que la abrí, sentí que Jake se movía lo suficiente como para poder luchar por su arma. Fue un desastre. Y el espacio era pequeño. Me patearon y me golpearon. Ambos. Entonces Jake cometió el error de no proteger su arma y yo la tomé. Disparé dos balas y huyeron.

—Le diste a uno. Todavía estamos procesando todo, pero había sangre en las paredes —le dije.

—A Jake, creo —dijo en voz baja—. Mientras peleábamos, pude quitarles las máscaras, así que sé que tengo razón sobre quién era. No hay necesidad de dudar de mi testimonio —lo dijo poniendo los ojos en blanco y con un tono que sabía lo mal que se podía destrozar a los testigos en el estrado.

—No estábamos dudando de ti, Charlie —lo tranquilizó Garrett—, eres el testigo más confiable que podríamos tener.

Soltando una pequeña risa, asentí. —No jodas. —Suspiré profundamente porque este día ha sido difícil por haber dormido tan poco. Volviendo a mirar a Charlie, le dije—: Necesito que sepas que Jasper está dispuesto a llegar a un acuerdo para testificar. Necesito sacarlo de la cárcel del condado por su seguridad, pero él está... Está mejor, más lúcido... limpio.

—Ha estado limpio antes.

—Nunca antes había visto amenazadas las vidas de sus seres queridos —respondí suavemente—. No estoy diciendo que sea un santo. Estoy diciendo que lo está intentando.

Charlie entrecerró los ojos hacia mí. —¿Estás usando a mi hijo como cebo, Masen?

—No, señor. Estoy usando a tu hijo para encerrar a un asesino que se siente intocable. —Me senté hacia adelante, apoyando los codos en las rodillas—. Jasper es consciente de que tendrá un objetivo en su espalda. Es consciente de que James vendrá por él. Sin embargo, cuando salga de aquí, arrestaré a Black y Brunelle, así que eso le quitará la mayor parte de la seguridad a James. Los más leales, al menos.

—¿A dónde irá si no puede ir a mi casa? —preguntó Charlie.

—Nos ocuparemos de él, señor —prometí, levantándome de mi silla—. Para que lo sepas, todavía quiere un programa de rehabilitación cuando terminemos... o reuniones de NA o algo así.

Mi tío, que había estado completamente en silencio durante todo este asunto, finalmente habló. —Quizás tenga algunas opciones para él. Conseguiré una lista. Algunos de esos lugares funcionan como un centro de rehabilitación: alojamiento y comida, terapia, colocación laboral. Es a través de algunas de las clínicas gratuitas que apoyo.

Mis cejas se alzaron, pero miré a Charlie otra vez, quien dijo—: Amo a ese chico como si fuera mío. Y si algo le pasa, esas dos chicas no estarán bien, Edward. Tengo un nieto en camino.

—Estoy haciendo todo lo que está en mi poder para mantenerlos a todos a salvo, señor. —Me encontré con la mirada del tío Carlisle y él nos siguió hasta el pasillo. Me volví hacia él—. ¿Puedes retenerlo? Mientras esté aquí, estará a salvo —dije en voz baja para que no nos escucharan.

—Lo había planeado. También sé que debo estar atento a cualquiera que me siga, así que no tienes que preocuparte por eso —me aseguró en un susurro.

Me preocupaba haber traído mierda peligrosa a la puerta de mi familia y asentí en su dirección. —¿Seguro?

—Si no estuviera seguro, no me habría ofrecido a acogerlos, hijo —afirmó con firmeza, manteniendo la voz baja—. Ahora, ¿quieres que te envíe esa lista de lugares?

—Sí, señor —asentí.

—¿Supongo que arrestarás a esos hombres hoy?

Sonriendo ante la risa de Garrett, asentí. —Oh, tan pronto como pueda comunicarme con Emmett por teléfono.

—Entonces ten cuidado. Y para que lo sepas, todos están bien. Creo que tu tía planea cocinar tu plato favorito esta noche, así que…

Garrett soltó una carcajada y me dio una palmada en el hombro. —En otras palabras, mantén tu trasero a salvo, Masen, para que puedas unirte a ellos para cenar.

—Correcto —dije entre risas—. Anotado —les dije a ambos, sacando mi teléfono—. Intentaré dar lo mejor de mí.

El tío Carlisle sonrió con tristeza. —Siempre lo has hecho, Edward.

~oOo~

—¿Hemos confirmado que están en las instalaciones? —pregunté, estacionando la camioneta a unas calles de The Inferno. Había patrullas de la policía de Seattle y todoterrenos, pero también había listo un equipo SWAT. Banner estaba hablando por teléfono, usando el maletero de una patrulla para trabajar.

Garrett asintió, sosteniendo su teléfono junto a su oreja. —No, enviaré dos oficiales para recoger a Whitlock. Si no son Clearwater y Yorkie, no lo liberen. ¿Quedó claro? —le gritó a la pobre alma del condado de King.

Había tomado demasiado tiempo conseguir lo que queríamos en la oficina del Fiscal del Distrito. No es que no tuviéramos nuestra prueba, sino que estábamos esperando a un juez que estaba en el hoyo once de un campo de golf, porque había salido temprano justamente este puto día. Puse los ojos en blanco ante eso. Un puto idiota juego elitista. Pero finalmente, Emmett simplemente condujo hasta el club de campo, tomó un carrito de golf, firmó y selló todo lo que necesitábamos y se dirigió hacia nosotros para entregarnos nuestras órdenes. En este punto, el sol se estaba poniendo y The Inferno estaría bastante lleno después del término de la jornada laboral de la mayoría de las personas.

Jasper estaba siendo liberado bajo la custodia de dos oficiales que iban a entregarlo a Hope Haven Retreat, uno de los centros de tratamiento que mi tío había sugerido. Estaban dispuestos a aceptar a Jasper de inmediato. Y tan pronto como mis órdenes estuvieron en mi mano, entraríamos a The Inferno para arrestar a Black y Brunelle.

Debido a que esos dos se consideraban armados y peligrosos, esta iba a ser un gran operativo. Esto sería una declaración para James Hunt de que sus actividades y sus hombres se estaban volviendo descuidados. La mierda estaba alcanzando a ese imbécil.

Apagué mi camioneta y abrí la puerta. En el asiento trasero estaba mi equipo. Le entregué a Garrett un chaleco táctico y tomé el mío. El pequeño estacionamiento de una tienda estaba lleno de policías y se oía el sonido de velcro rasgándose, revisando armas y conversaciones por radio.

Pero necesitaba hacer una cosa antes de que Emmett llegara con las órdenes judiciales. Me alejé, saqué mi teléfono y llamé a la casa de mi tía. No quería usar el teléfono de Bella, pero quería hablar con ella.

—Hola, niño —respondió tía Esme de inmediato—. ¿Por qué llamas a la línea de la casa?

—Solo precaución. Um… ¿Puedo hablar con Bella, por favor?

—Seguro. Está en tu habitación. —La oí subir las escaleras y llamar a la puerta—. ¿Bella? —Se escuchó el sonido de una puerta abriéndose—. Es Edward para ti, cariño.

—Oh, gracias —murmuró Bella, e inmediatamente, su voz respondió—. Ey, ¿cómo estás?

—Yo... sólo quería... —Respiré profundamente y me preparé. —Vi a Charlie y quería que supieras que estaba despierto y se veía bien.

Ella soltó una carcajada. —Gracias. Carlisle llamó hace un momento con una actualización, pero agradezco que me lo digas.

Sonriendo, me relajé un poco. —También necesito decirte que hemos llegado a un acuerdo con Jasper. Está dispuesto a testificar y haré que lo trasladen de la cárcel del condado a una institución donde continuará con su rehabilitación.

—¿En serio?

—Sí. Era lo que él quería. Quiere protegerlas a ti y a Alice, pero quiere mantenerse limpio, así que llegamos a un acuerdo con el Fiscal del Distrito.

—Pero vendrán por él, Edward. Él... ¿No será mejor que permanezca la cárcel?

—Todo estará bien, Bella. Por favor, confía en mí. Sobre el papel, está en libertad y puede irse. No hay nada escrito de a dónde va —le expliqué—. Y por ahora, lo mantendré en secreto.

Ella se quedó en silencio por un momento, pero finalmente preguntó—: ¿Estás... todo esto... ? ¿Por qué estás haciendo esto, Edward?

Solté una carcajada, y fue más por nervios que por humor. —Como te dije antes… Te has vuelto importante para mí, incluso a través de toda esta maldita mierda. Dijiste que nuestros mundos se estrellaron, pero… necesito que te mantengas a salvo y, junto con ti, tu familia. —Me mordí el labio inferior, preparándome para lo que estaba a punto de decir a continuación—. Lo que tienes con ellos es tan jodidamente bueno, Bella. Aférrate a ello porque, créeme, esa bondad puede ser arrancada fácilmente de tus manos. Y voy a hacer todo lo posible para asegurarme de que eso no suceda. ¿De acuerdo?

—De acuerdo. Gracias —susurró.

Emmett entró chirriando en el estacionamiento, deteniéndose y apagando su auto.

—Hermosa, me tengo que ir. Estamos a punto de asaltar The Inferno, porque tu padre dijo que Laurent era el otro atacante, así que estamos cumpliendo las órdenes.

—¡Edward! ¡Espera! —llamó en voz alta antes de que pudiera colgar.

—Bella... yo...

—Sólo… tú también debes tener cuidado. Prométemelo.

Sonriendo, asentí, aunque ella no podía verme. —Lo prometo. —Terminé la llamada mientras Emmett caminaba hacia mí, sosteniendo dos órdenes judiciales dobladas.

—Dales el infierno, hermano —dijo, poniendo a esas chicas malas en mis manos.

—Gracias, Em.

—¡Masen! —Banner me llamó.

Mientras me mostraba dónde estarían todos, me ajusté el chaleco, me colgué la placa al cuello, revisé mi arma, encendí una radio con un auricular y memoricé los planos de ese maldito club.

Banner se volvió hacia todos. —En posición. Los líderes son Spears y Masen. Los objetivos se consideran armados y peligrosos. Necesitamos rodear el lugar y capturar a esos hombres vivos, porque tenemos que sacarles información del culo. Muévanse.

Garrett y yo nos acercamos a las puertas principales y teníamos cuatro uniformados con nosotros. Pasando por alto la fila de afuera, me acerqué al gigante guardia de seguridad en la puerta.

—Aléjate de las puertas —le dije, señalando hacia el estacionamiento al otro lado de la calle. Señalé a una oficial y a su compañero—. Asegúrense de que se mantenga alejado de la radio y del teléfono.

—Entendido, Masen —dijo, y noté que su apellido era Hendricks.

Se deshizo la fila para entrar y llamé por radio—: Spears y yo estamos en posición.

Las llamadas de vuelta sonaron en mi oído una tras otra. Había equipos delante y detrás de The Inferno y Nomad's. También había agentes apostados al final del callejón, el mismo callejón en el que Paul Lahote había intentado dejarme atrás.

—Todos conmigo —afirmó Garrett por radio—, ¡vamos! ¡Vamos! ¡Vamos!

Empujamos las puertas y al mismo tiempo las llamadas por radio indicaron que todos los demás habían entrado por su punto de entrada. El lugar estaba lleno de clientes, camareras y bailarinas. En ese momento había dos en el escenario.

Mike Newton estaba inmediatamente frente a mí. —No puedes simplemente…

Levanté las dos órdenes justo en su cara.

—En realidad, sí podemos —le dijo Garrett—. Quiero que apaguen la música y enciendan todas las luces. Ahora, Newton. Y si tocas algo más que esas dos cosas, te arrestaré por impedir mi investigación. Luces y música. Ahora.

Newton caminó hacia un panel de control al costado del escenario y presionó algunos interruptores. Se encendieron las luces y la música se apagó. El Departamento de Policía de Seattle comenzó a entrar por detrás de Garrett y por mí y por la puerta lateral que conducía a Nomad's. Las bailarinas rápidamente se pusieron túnicas en el escenario y los clientes comenzaron a levantarse de sus asientos.

—¿Para qué es la orden judicial? —Escuché a mi lado.

Miré para ver a Angela Weber, observando todo con los ojos muy abiertos, y dije—: Necesito a Jacob Black y Laurent Brunelle.

Señaló hacia la puerta al fondo de la sala principal. —Atrás. Probablemente arriba con James.

Asentí una vez en señal de agradecimiento y ella me dedicó una pequeña sonrisa hasta que el inconfundible sonido de un disparo llegó a los oídos de todos.

—¡Hay disparos algún lugar atrás! — grité por radio—. Todos, manténganse alerta.

Mientras los uniformados mantenían a todos tranquilos y en sus asientos, Garrett y yo apuntamos hacia la puerta que conducía al vestuario y a las oficinas de arriba.

Guiamos a nuestro equipo por el pasillo y enviamos a las chicas del camerino al área principal. Los vestuarios, las duchas y los baños fueron revisados y despejados mientras subíamos las escaleras hasta las oficinas.

Una vez que doblamos la esquina, los disparos resonaron en la pared detrás de mí. Me lancé para cubrirme debajo de un escritorio de oficina frente a la esquina en la que Garrett estaba pegado, pero vislumbré quién nos estaba disparando. Unos cuantos disparos más apuntaron a la esquina donde Garrett esperaba una apertura.

—Brunelle, no quieres hacer esto —le advertí, estremeciéndome cuando las balas impactaron la madera del escritorio—. Simplemente suelta tu arma. No hay ningún lugar adonde ir.

Miré fijamente a Garrett y él sacudió la cabeza. Asentí a modo de argumento, preparando mi arma con ambas manos.

—Eres un tirador de mierda, Brunelle —me burlé de él, esperando que cometiera un error por la ira—. ¿Estás seguro de que quieres jugar a este maldito juego? —pregunté, y rápidamente salí de detrás del escritorio, apuntando ya con mi arma.

No estaba seguro de lo que esperaba, en todo caso, pero Laurent parado allí con las manos en alto no era.

Manteniendo mi propia arma apuntada hacia él, dije—: Patea el arma hacia mí.

Hizo lo que le pedí y le señalé con la barbilla a Garrett. Nuestro equipo salió a la luz y Garrett inmediatamente comenzó con los derechos de Brunelle, asegurándole las manos detrás de la espalda.

—Laurent Brunelle, tenemos una orden de arresto contra usted por el intento de asesinato de Charles Swan, la entrada ilegal a Common Ground y la violación de una orden de restricción al mismo local…

Una vez que informé por radio que teníamos uno de nuestros objetivos, entré en la oficina de James Hunt.

—Santo cielo —jadeé, corriendo hacia el cuerpo en el suelo.

Decir que Jacob Black estaba en malas condiciones sería quedarse corto. Aparte del vendaje desordenado alrededor de su brazo, su cara era un desastre magullado y sangriento, sus dedos parecían deformes y rotos, y estaba sangrando a borbotones por una herida de bala.

Pero el cabrón todavía estaba vivo. Apenas.

—¡Necesito una ambulancia! —grité por encima del hombro.

El mensaje fue transmitido a Banner, quien llegó por radio.

—¡Masen, necesito una actualización! —ordenó.

—Señor Brunelle está bajo custodia. Jacob Black ha sido agredido y baleado. Herida de bala en el pecho —respondí al instante. Encontré una camisa colgada en la parte trasera de la puerta y la arrugué antes de presionarla contra su herida, comprobando su pulso al mismo tiempo—. Black, ¿puedes oírme? —pregunté y él apenas emitió sonido mientras intentaba hablar, pero no era coherente.

Garrett entró en la habitación y dijo—: Brunelle dice que no le disparó, pero dijo que no dirá una mierda hasta que lo saquemos de este maldito edificio.

Al mirar fijamente a Garrett, levanté una ceja. —Él era el único cabrón aquí arriba.

La sonrisa de Garrett brilló brevemente. —Y escuchamos el disparo. ¿Crees que hay otra salida? ¿Crees que Hunt le disparó?

—Tal vez… —Me detuve cuando Black farfulló y su respiración se detuvo—. Mierda —dije con un suspiro—. Tenía muchas ganas de fichar a este imbécil. La muerte es demasiado fácil para este hijo de puta.

Garrett se rio a carcajadas. —Dice el tipo que piensa que la ex de Black es lo mejor que existe después de que se inventara el pan de molde.

Resoplé una risa rápida y sin humor, porque no estaba equivocado. Jacob era un imbécil por la forma en que trató a Bella, y ella era demasiado buena para él. Demonios, ella también era demasiado buena para mí, pero había una atracción en ella con la que no podía luchar más.

Notifiqué su muerte y solicité al médico forense y a la unidad de la escena del crimen, pero miré a Garrett y dije—: Si Hunt estaba aquí, ¿a dónde carajo fue? ¿Y cómo diablos logró pasar por el medio de todos?

Garrett miró alrededor de la oficina de James mientras yo me levantaba junto al cuerpo de Black.

Tarareó un poco, sacudiendo la cabeza. —Sabes, hay una razón por la que esta oficina no tiene cámaras. Todo lo que hemos visto en el vídeo de seguridad tiene mierda entrando a esta oficina, pero no saliendo.

—Hay una puerta —supuse en un susurro—. Hunt hizo esto. Estoy jodidamente seguro de ello. Si Brunelle no habla aquí, significa que es posible que tengamos un testigo que finalmente nos entregue a James Hunt.

Miré a mi alrededor una vez más antes de girarme. —Traigan a Brunelle —grité hacia la puerta.

Dos agentes uniformados guiaron a Laurent hasta la puerta, sujetándolo por los codos.

—¿Cómo salió de aquí? —le pregunté, levantando mi mano cuando comenzó a negar con la cabeza—. No mientas. Sabemos que estaba aquí y sabemos que no tiene cámaras aquí por múltiples razones. Sólo cuéntanos cómo salió de esta habitación.

Laurent no habló, pero sus ojos se dirigieron a la caja fuerte en la esquina de la habitación—. No diré nada hasta que ustedes, imbéciles, prometan protegerme —dijo, encogiéndose de hombros—. No tienes idea de lo profundo que es esto.

Profundo.

Miré a Laurent por un segundo y luego caminé hacia la caja fuerte en la esquina de la habitación. La última vez que estuve en esta oficina, Garrett le había estado haciendo preguntas a James. Desde donde había estado apoyado contra la ventana que daba al club, nunca habría visto las ligeras marcas en el suelo. Eran tenues y estaban parcialmente cubiertas por una alfombra, pero estaba completamente friccionado por el uso repetido de una especie de rueda que giraba una y otra vez.

La caja fuerte me llegaba hasta la mitad del pecho y, antes de tocarla, saqué unos guantes del bolsillo trasero. No requirió tanto esfuerzo como esperaba, y la caja fuerte se apartó de la pared, revelando una pequeña puerta con escaleras que conducían hacia abajo.

—Este imbécil tiene un maldito túnel secreto —dijo Garrett arrastrando las palabras, poniendo los ojos en blanco—. Dios, realmente odio a ese tipo.

Solté una risita, pero saqué mi arma y encendí una linterna que uno de los oficiales me estaba entregando. —Necesito una orden de búsqueda para James Hunt. Se le busca para interrogarlo.

—Copiado, Masen —respondió Banner, pero lo escuché acercarse a través de la oficina—, y si estás siguiendo eso, entonces lleva a dos contigo. Y cuiden sus traseros.

—Sí, señor —gruñí, señalándolo—. Protege a Brunelle como si fuera el maldito presidente. Vivirá para testificar o le dispararé a alguien.

Banner resopló.

Las escaleras estaban oscuras y claramente, probablemente han sido utilizadas en algún momento antes de que se construyera el club. Bajaban y pasaban por una puerta que daba a la cocina de Nomad's. Garrett negó con la cabeza, pero señaló con la barbilla para indicarnos que siguiéramos adelante. Un tramo más abajo y me di cuenta de que estábamos bajo tierra: al nivel de sótano. No había ventanas y el olor era rancio y el aire húmedo. Las escaleras desembocaban en una habitación grande y oscura.

—Oh, vamos —gimió Garrett, señalando un repugnante sofá, una silla e incluso una cama.

Justo enfrente de nosotros había un armario metálico de dos puertas con una cadena y un candado. Había cámaras de video apuntando hacia ese asqueroso sofá, y no podía imaginar qué actividades había visto esta sala.

—¿La pornografía legal no es lo suficientemente buena? ¿Tienes que hacer asquerosas películas snuff (8)? —Garrett preguntó retóricamente—. ¿Y queremos siquiera saber qué hay en ese gabinete?

Hubo una fracción de segundo donde todo lo que pude ver fue el rostro de Bella. Eso es todo. Nada más. Brevemente, me pregunté qué mierda trastornada le habrían hecho a esa hermosa chica. Ella era todo fuego y energía, y la habrían arruinado. Habrían roto ese espíritu eléctrico que yo encontraba absolutamente irresistible.

—Voy a matar a alguien —dije en voz alta ante la mera idea de ello.

Garrett sonrió. —Ella está a salvo, amigo —cuando asentí diciendo que lo había oído, me agarró del hombro—. Está a salvo y puede manejarte. Es jodidamente perfecta.

Dejé escapar una breve risa, pero señalé el estrecho pasillo que sobresalía al fondo de la habitación. —Tengo que saber a dónde lleva esto. Pero estoy seguro de que hace mucho que se fue.

Seguimos ese pasillo hasta unas escaleras que conducían a otra puerta. Salimos a la acera a unas tres cuadras de Inferno. Frente a nosotros había un pequeño parque comunitario con senderos para caminar. Sin embargo, a nuestro alrededor había altos edificios de apartamentos y de alquiler costoso.

No había señales de ningún auto ni de Hunt ni de su gente, pero miré el parque. Donde estábamos, no había tráfico ni testigos. Estaba tranquilo y vacío. Podría haber cruzado la calle estrecha y estar inmediatamente en el parque.

—¿Qué quieres apostar a que Bree Tanner está en algún lugar ahí? —le pregunté a Garrett.

—No voy a aceptar esa maldita apuesta. —La voz de Garrett era concisa, enojada. Giró sobre sus talones y habló por la radio. —. Banner, tal vez quieras bajar esas escaleras, porque tengo la sensación de que esta será una maldita noche larga.

—Cristo —suspiré con cansancio y frustración—, hasta aquí llegó el asado de mi tía.

Garrett gimió. —Y los espaguetis de Katie. —Me dio una palmada en el pecho con el dorso de la mano ligeramente—. Vamos, encerremos a Brunelle y dejaremos que Banner decida qué hacer con esta cueva de murciélagos súper secreta.

~oOo~

(7) Speed Racer (Meteoro: La película en Hispanoamérica) es una adaptación en imagen real de la serie animada japonesa Meteoro.

(8) Los vídeos snuff o películas snuff (del inglés snuff film, que a su vez deriva de snuff out, «morir» o «apagar» en sentido figurado) son vídeos cortos de asesinatos, torturas, suicidios, necrofilia o infanticidios, entre otros crímenes reales (sin la ayuda de efectos especiales o cualquier otro truco), con la finalidad de ser distribuidos comercialmente para entretenimiento.