Y Elvira llega a Londres.
Elvira antes de partir de Nueva York transformó las correas de su bolso para usarlo como una mochila y poder asegurarlo a su cintura para que no se le cayera al aterrizar, la última vez que usó un traslador internacional se le rompió un tacón de aguja de sus zapatos, el bolso se le cayó y tuvo que recoger sus braguitas del suelo, aunque Elvira no es una persona vergonzosa, no le apetecía que se repitiera algo así, llegaba allí con un permiso para trabajar en Hogwarts, no quería dar mala impresión, después de todo iba a trabajar en un colegio, con niños…y su ropa interior era ciertamente muy atrevida. Pensando en todo esto decidió también usar un hechizo para convertir en irrompibles sus tacones de aguja.
Después de terminar sus preparativos se dirigió a la oficina de trasladores internacionales, dio su nombre, documentos y destino a un funcionario con cara de amargado que, después de echarle un vistazo y parar, momentáneamente, en su escote, le señaló una puerta donde le esperaba su traslador. Elvira fue hacia allí con la mirada del funcionario pegada a su trasero, abrió la puerta y un funcionario le dio un viejo libro de Peter Pan, le dijo que sólo debía decir "Camelot" para activarlo y en seguida estaría allí.
-Que tenga un buen viaje señorita O'Hara.- dijo el funcionario de turno, casi no se dio cuenta, estaba acostumbrada a ser sólo "Elvira", le hacía sentirse como una estrella, como si fuera Cher. Cuando la llamaban por su apellido creía que hablaban con otra persona.
-Gracias, que pase usted también un buen día, un besito y adiós.- Diciendo esto le guiñó un ojo y le lanzó un beso al aire, lo que hizo que el funcionario se sonrojara. Agarró el libro y dijo:
-Camelot.
Segundos después llegó a una oficina en Londres, allí había un funcionario esperándola y Albus Dumbledore, tal como le había prometido. El funcionario se quedó embobado mirando a la bruja que acababa de aparecer con un viejo libro infantil en la mano y el vestido negro más escotado y ajustado que había visto en toda su vida. Cuando se estabilizó sobre sus altos tacones y se le pasó un poco el mareo, lo primero que hizo fue buscar a Albus, que también estaba ansioso por verla.
-¡Tío Albus! ¡Cuánto me alegro de verte!- Dijo alegremente mientras se colgaba de su cuello y le daba un gran abrazo. - ¡Hace tanto tiempo que no nos vemos!
-Lo sé, querida, pero sabes que por aquí tuvimos muchos problemas, afortunadamente ya pasó todo. - Albus le devolvió el abrazo bajo la mirada, aún atónita del funcionario.
-Señorita O'Hara, si me permite, deme el libro y déjeme ver su pasaporte. - Dijo el funcionario saliendo del ensimismamiento en el que cayó tras la aparición de Elvira.
-Aquí tiene.- Le pasó lo solicitado, el funcionario tomó unas notas, le deseó una buena estancia y le dijo que ya podía irse.
Una vez salieron de la oficina Elvira y Albus fueron a un pequeño café en el centro del Londres mágico para ponerse al día. Albus le contó que el curso comenzaría en dos semanas y que Severus necesitaba ayuda principalmente con la organización de su aula y la preparación de pociones para la enfermería, el problema físico que tenía Severus no era grave, en un principio, pero estaba empeorando. Severus había sido herido en el cuello por Nagini la serpiente de Voldemort, lo salvaron de milagro y eliminaron el veneno, pero perdió un trozo de músculo y le quedó una enorme cicatriz y un dolor crónico que iba a más por el trabajo físico que realizaba, con una ayudante seguro que no iría a peor. Le dijo que entre Severus y él estaban investigando una cura, con su ayuda, pero si tuviera un poco más de tiempo libre quizás podría dedicarle más tiempo. Elvira le dijo que si pudiera ser de ayuda para encontrar esa poción, podían contar con ella.
-Gracias por ofrecer tu ayuda, pero hay algo que no te he contado aún Elvira.- Arqueó una ceja y le dijo:
-Vamos a ver, viejo manipulador, que nos conocemos, ¿Qué no me has contado?
-Elvira, es que no le he contado a Severus que te he contratado para ayudarlo.
Elvira se quedó muy sorprendida… -Albus, ¿Por qué no se lo has dicho? ¿Y si se niega a que trabaje con él?
-Tranquila Elvira, no se negará, sabes que siempre le has caído muy bien y que eres de las pocas personas que soporta. Además cuando me llega alguna de tus cartas en el gran salón de Hogwarts me pregunta por ti…y el nunca pregunta por nadie. Así que creo que entre los dos lo haremos entrar en razón, aunque al principio se negará, lo conoces y sabes lo testarudo que es, montará un berrinche y después dará su brazo a torcer… él sabe perfectamente lo pesado que puedo llegar a ser. -Albus le guiñó un ojo a Elvira.
-Eres el mayor manipulador que conozco, pero está bien, te ayudaré a convencer a ese cabezón y espero por tu bien que lo consigamos o te hechizaré los huevos.
-Sabía que podía contar contigo, querida.
Albus pagó sus consumiciones y se dirigieron al banco para que Elvira pudiera cambiar su dinero por algunos galeones, después fueron al callejón Diagon, Elvira había decidido comprar un par de túnicas para trabajar, teniendo en cuenta que tendría que preparar pociones y, en Hogwarts podría buscarle problemas a Albus con los padres más conservadores, era lo último que quería, Tío Albus se portó tan bien con ella dándole trabajo que no quería alterar demasiado su rutina…por no hablar de que tampoco le apetecía tener al alumnado y personal masculino de Hogwarts babeando detrás de ella, quería vivir un tiempo tranquila. Adquirió un par de túnicas para usarlas sobre sus vestidos negros ajustados, eran estrechas, no demasiado, se adivinaban sus curvas pero no lo suficiente para causarle problemas.
Una vez terminadas las compras decidieron volver a Hogwarts, Severus había vuelto al colegio el día anterior para preparar el programa escolar del curso que empezaría pronto, había pasado el verano en Irlanda investigando para su poción con un maestro de pociones pero no consiguió los resultados esperados, estaba un poco desanimado, pero tenía otras opciones que investigar aún. Así que Albus le dijo que mejor se aparecerían en su despacho directamente, así Severus no la vería llegar y sería una sorpresa. Elvira dudó un poco pero accedió, agarró el brazo que le ofreció Albus y se aparecieron en su despacho. Hacía como 20 años que no estaba allí y cuando en segundos aparecieron allí, se alegró muchísimo de volver. El despacho de Albus estaba igual que recordaba, lo primero que hizo fue saludar a los retratos de los antiguos directores que se quedaron sin palabras cuando de repente apareció Albus con una bruja con un extravagante peinado y un vestido negro y escotado que se pegaba a su cuerpo como una segunda piel.
-Hola señores, encantada de verlos de nuevo, soy Elvira la pariente lejana de Albus,¿Ya os habíais olvidado de mí? - Dijo de forma muy coqueta…los retratos seguían sorprendidos… y de pronto se fueron todos… Elvira se quedó extrañada. Albus le dijo:
-No te preocupes han ido a otras habitaciones porque no quieren que les oigas hablar de ti, esos carcamales a veces son muy raros...- Ambos empezaron a reírse a carcajadas. Cuando pasó el momento de hilaridad sonó un graznido.
-¡Fawkes! - Gritó Elvira y fue hacia la percha del fénix - ¿A que tú sí te acuerdas de mí?- Le acarició y el pájaro parecía ronronear.
-Está muy contento de verte, siempre le gustaste mucho, bueno, ya tendrás tiempo para estar con él, ahora es el momento de otro reencuentro... Aunque en esta ocasión es probable que no sea tan agradable por lo menos al principio…bueno vamos a las habitaciones de Severus, cuanto más tardemos será peor.
-Muy bien Albus. -Se encaminaron a las mazmorras por los pasillos del colegio vacío, aún no había llegado el resto del personal, sólo Severus. Llegaron a la puerta, Albus le dijo que esperara allí, llamó, entró cuando Severus contestó y Elvira esperó junto a la puerta a que Albus la avise.
