Capítulo 3: Elvira y Severus el reencuentro.

-Pasa Albus, ¿Qué quieres?

-Tú siempre tan simpático… buenas tardes, Severus.

Severus entornando los ojos con cansancio…

-Buenas tardes, Albus, ¿Qué quieres que haga?

-¿Por qué crees que quiero algo de ti o que quiero que me hagas algún favor?

-Porque nunca vienes sólo a saludar o a charlar, siempre vienes a buscar algo que necesites, un libro, una poción, información… o a que te haga algún favor de cualquier tipo. Así que sé perfectamente que ésta no es una visita de cortesía.- Arqueó una ceja invitándolo con un gesto a sentarse en su sofá, esperando que empezara a hablar.

-Me has pillado Severus, supongo que contigo no puedo andarme por las ramas, en fin, no te he dicho nada antes, pero he estado hablando con Minerva, Pomona y Poppy y hemos llegado a la conclusión de que necesitas un ayudante, alguien que te ayude a preparar el aula para las clases, a elaborar las pociones para la enfermería y quizás a dar algunas de tus clases de los cursos inferiores. Sé que el cuello te duele cada vez más y que mientras no encuentres una cura a esos dolores sólo empeoraras si sigues cargando calderos y forzándolo sólo conseguirás que empeore hasta que te quedes impedido. ¿Qué opinas? No me digas que no es una gran idea.- Albus le guiñó un ojo y Severus que se había quedado callado mientras el anciano hablaba de pronto se levantó y dijo:

- ¡Debes estar loco! ¡Y lo peor es que le estás contagiando tu locura Poppy, Pomona y Minerva! ¡Estás como una cabra! Yo no necesito ayuda, puedo hacer mi trabajo sin la ayuda de ningún imbécil. ¡Estoy perfectamente! -En ese momento hizo un gesto con su brazo derecho y sintió un dolor en el cuello tan grande que no pudo evitar hacer un gesto delator de su sufrimiento físico.

-Severus no seas terco, mírate, lo estás pasando mal y sabes que necesitas ayuda, además tu nuevo asistente podría también ayudarte en tu investigación sobre la poción para aliviar tu dolor, Minerva, Pomona, Poppy y yo te ayudamos en lo que podemos pero nuestra vista no es lo que era, y con el cuello en el estado en el que está no puedes pasar horas en bibliotecas buscando información, podría ayudarte en eso, en la elaboración de poción, preparándote los ingredientes o yendo a buscarlos…además no puedes negarte a su contratación, ya lo he hecho y esta mañana fui a recogerla. Ya está aquí.

-¿Cómo dices?-Severus estaba atónito ante el descaro del viejo imbécil, le ponía histérico que hiciera cosas que le afectaban directamente sin consultarle.

-Lo que oyes, tu ayudante ya ha llegado a Hogwarts. Ella está esperando para entrar a que yo se lo diga.

-¿Cómo que "ella"? No tengo nada contra las mujeres, pero sabes que desde que todo el mundo se enteró de mi historia con Lily, en las estúpidas revistas femeninas me pusieron como un héroe romántico, y hace tiempo que se reciben aquí cartas de mujeres que, de pronto, dicen que están "enamoradas de mi" aunque cada vez que llegan se las doy a Filch para que se las dé a los elfos para que las usen como combustible para los fogones de las cocinas…sabes que apenas salgo de aquí y cuando lo hago voy disfrazado… así que espero que te hayas asegurado que no es una de esas histéricas. - Albus lo interrumpió:

-No te preocupes por eso, no es ninguna histérica ni es una desconocida para mí, es alguien de confianza, no te preocupes que tampoco te considera un traidor a ninguno de los bandos, es más, tú la conoces.

Severus estaba atónito.

-¿Qué quieres decir con que la conozco? Bueno, déjala entrar y a ver si no tengo que mataros a los dos y hacer que parezca un accidente. - Albus se reía de su ocurrencia y Severus se apretaba el puente de la nariz y cerró los ojos pensando que si no acababa pronto con ello tendría jaqueca esa tarde…

-Espera aquí, ahora vuelvo. - Albus se levantó del sofá y fue a la puerta la abrió mientras Severus aún mantenía los ojos cerrados. - Adelante, querida.- Susurró Albus a Elvira que entró deslizándose como un gato por la puerta que el anciano no abrió del todo para que Severus no la viera antes de tiempo… Albus llamó su atención porque seguía masajeando su frente con los ojos cerrados:

-Severus, no seas grosero y saluda a tu nueva ayudante.- En ese momento abrió los ojos y se quedó estupefacto. Delante de él estaba, muy cambiada, Elvira, una pariente lejana de Albus con la que coincidió en su último curso en Hogwarts y que fue la única amiga sincera que tuvo ese curso y, si lo pensaba bien, en toda su vida como alumno de Hogwarts. La observó sin poder creer que estaba ahí.

-Creo que no hace falta que te presente a Elvira, ¿No es así, Severus?

Severus seguía sin decir ni una palabra, así que Elvira le guiñó un ojo a Severus y dijo:

-Vaya Severus, sabía que te sorprendería volver a verme, lo que no sabía es que te dejaría mudo, sé que estoy cambiada desde que tenía 16 años y llevaba un uniforme de colegiala, pero mi cambio de look ¿Ha sido un cambio a peor?

Severus por fin reaccionó:

-No, no me malinterpretes es que sigo en estado de shock, pero estás muy bien.- De manera inconsciente se quedó mirando sus pechos más tiempo de lo que tenía planeado y Elvira se dio cuenta… ella de inmediato se humedeció los labios y dijo con descaro:

-Severus, mi cara está más arriba, sé que hace tiempo que no nos vemos y que nunca me has visto con un escote tan profundo, pero cuando nos conocimos tenía la misma talla de sujetador. - Volvió a guiñarle el ojo y Severus se sonrojó como no lo hacía desde que era adolescente.

Albus y Elvira se echaron a reír y Severus se sintió aún más mortificado.

-Disculpa Elvira.- Susurró Severus mientras los otros paraban de reír.

-Oh, vamos Severus, tranquilo, estoy acostumbrada a las miradas demasiado prolongadas a mis pechos… no seas mojigato, tienes la expresión de un niño de 13 años al que acaban de pillar con la mano metida en los pantalones.

Albus soltó una carcajada y dijo que los dejaría solos un rato para que se pusieran al día.

-Severus, relájate y tranquilizate, ella está aquí para ayudarte y además sé que siempre te ha tenido cariño, no te hará daño tener una amiga de confianza, enséñale el aula de pociones y tu laboratorio. Y tú, Elvira, por favor no lo tortures ni te rías de él, no querrás que se niegue a que te quedes.- Albus le guiñó un ojo a Elvira y se disponía a salir de la sala de estar de Severus, cuando Snape dijo algo sorprendente:

-Albus, no puedo creer que diga esto… gracias por contratar a Elvira, cuando dijiste que la conozco y era alguien de confianza, pensaba que sería una excompañera de clase o una exalumna, nunca pensé que sería ella, conociéndote, podría haber sido peor…- Entonces intervino Elvira.

-Vaya, gracias, es muy halagador que me consideren el mal menor.- Severus volvió a sentirse mortificado.

-No quise decir eso, lo siento, yo… - Elvira lo volvió a interrumpir con una sonrisa:

-Tranquilo, Severus, sólo estoy bromeando, hace tanto tiempo que no nos vemos que te has olvidado de mí sentido del humor.

Severus pareció tranquilizarse, Albus dijo:

-Estaré en mis habitaciones si necesitáis algo, os espero allí para cenar juntos, por cierto, Severus, las habitaciones de Elvira serán las contiguas a las tuyas, su puerta es la del retrato de la dama del unicornio negro, acompáñala allí cuando os apetezca, si ambos queréis puedo hacer que aparezca una puerta para que se comuniquen vuestras salas de estar, por si puede ser útil.- Severus dijo que por el momento no sería necesario. Elvira se despidió de Albus en la puerta con un beso en la mejilla y, cuando se fue, se volvió a Severus y le dijo: -Bueno Severus, murciélago desagradable, ¿por qué demonios dejaste de escribirme hace 15 años? - Cuando iba a disculparse Elvira lo interrumpió: - Supongo que como me dijo Albus estabas muy ocupado cumpliendo sus órdenes… así que no te preocupes que conociendo como conozco a Albus, sé que seguro que tenía un montón de planes descabellados que te ponían en peligro a ti y a todos los que te importan, así que olvidemos el asunto de que perdimos el contacto por tu culpa…y pongámonos al día.

-Está bien, siéntate, ¿quieres una copa?- Ofreció Severus, les sirvió unas copas de vino y entre copas y bromas se pusieron al día. Severus le contó todo lo que pasó durante la guerra y hasta ese momento y ella le contó que era maestra de pociones y que siempre vivió entre el mundo mágico y el muggle, pero que llevaba demasiado tiempo entre muggles y decidió montar un pequeño negocio de pociones, dedicado tanto a elaborar las habituales como algunos encargos especiales difíciles, y vender ingredientes especiales, Severus pareció interesado y le dijo que podría ayudarle cuando acabara el curso. Pasaron una tarde muy agradable, entre bromas subidas de tono por parte de Elvira y comentarios sarcásticos de Severus, como Elvira sospechaba, seguía existiendo entre ellos una conexión y una química increíble. Severus se sorprendió al darse cuenta de que, aunque había pasado mucho tiempo, podían seguir siendo amigos…y también se dio cuenta de que Albus tenía razón y que Elvira podría ser la ayudante ideal para él, aunque esto último no se lo diría a nadie ni siquiera bajo tortura, le reventaba que tuviera razón.

Quedaba aún una hora para cenar y pensaron que era un buen momento para que Severus le muestre sus nuevas habitaciones a Elvira. Cómo dijo Albus, eran las contiguas a las de Severus, constaba de una pequeña sala de estar de aspecto acogedor con una chimenea de buen tamaño, estanterías de madera oscura, junto a la chimenea había un sofá de color verde muy oscuro y material suave, tenía un aspecto muy cómodo y elegante, con un sillón a juego y una bonita mesa de café a juego con las estanterías y el pequeño escritorio que había junto a la ventana, que tenía unas cortinas a juego con el sofá, que en ese momento estaban abiertas con cintas de color plomo.

-Supongo que puedes transfigurar los muebles que no te gusten o los colores de las cortinas o cambiarlos de sitio.- Dijo Severus.

-No, por ahora así está perfecta esta habitación, la veo muy acogedora. - Dijo Elvira con una sonrisa.-Empezaré a deshacer la maleta aquí mismo.- Sacó de su bolso un baúl de buen tamaño donde tenía guardada su colección de libros, sacó su varita que guardaba encogida en una funda especial en su escote… a Severus se le salieron los ojos de las órbitas cuando sacó su varita.

-Tranquilo Severus que no se me van a salir. - Severus se ruborizó y miró para otro lado lo que provocó una carcajada en Elvira. Acto seguido lanzó un hechizo y todos los libros pronto estuvieron ordenados en la estantería.

-Bueno, ¿a ver dónde está mi dormitorio? - Dijo Elvira.

-Creo que es esta puerta de aquí.- Contestó Severus. Abrió la puerta y, efectivamente ahí estaba el dormitorio, era de buen tamaño, tenía un armario de buen tamaño, una cómoda y una gran cama king-size con dosel, todos los muebles eran de madera oscura, como el mobiliario de la sala de estar con mesillas de noche a juego. El edredón de plumas era cálido y suave de un color verde oscuro y el dosel y las cortinas eran del mismo color, como las cortinas de la sala de estar.

-Vaya, me encanta el dormitorio, parece que lo he decorado yo misma. Aunque antes de asegurarlo quiero comprobar una cosa…- Apartó un poco el edredón y sonrió de manera pícara - perfecto…las sábanas son de raso negro…son ideales cuando, como yo, duermes desnudo.- Le guiñó un ojo y Severus se atragantó y ruborizó como un chiquillo…lo que provocó de nuevo la risa de Elvira, a él cada vez le molestaba menos que ella se riera cuando él se avergonzaba, sabía que Elvira no se burlaba de él con maldad, la conocía y sabía que así era su sentido del humor.

Así que Elvira sacó dos maletas de su bolso donde estaba su ropa, abrió una de ellas, la más grande y con un pase de su varita, todos sus vestidos y ropa estaban en el armario, también sacó de su bolso las túnicas que compró para cuando empezaran las clases, que metió en su armario rápidamente y procedió a abrir su segunda maleta, una más pequeña, donde llevaba unos cuantos camisones y batas de seda que había comprado en Nueva York, ella solía dormir desnuda o en braguitas…pero teniendo que alojarse en un colegio era buena idea tener estas prendas por si tuviera que salir de su dormitorio durante la noche, podría meterse en un buen lío si algún alumno la pillaba desnuda…y como Albus la había contratado esos problemas podrían salpicarle a él y era lo último que deseaba. Severus hizo ademán de irse cuando vio los camisones, y Elvira le dijo:

-No te vayas, no es necesario, tranquilo que esto es sólo ropa… además no tardaré nada en acabar. - Una vez colocados los camisones y las batas, todo en seda negra con encaje, guardó mágicamente en cuestión de segundos toda su ropa interior, braguitas, sujetadores, medias y ligueros, también todo negro con abundancia de encajes y sedas… Severus intentaba no mirar pero era inevitable.

-Bueno ya está toda la ropa en su sitio, el baño es la puerta que está aquí, supongo.

-Creo que sí. - Contestó Severus. Efectivamente, al abrirlo vieron un baño de tamaño mediano pero muy bien equipado, con un lavamanos, inodoro, bañera y ducha de color plomizo a tono con los azulejos. Sacó el neceser de su bolso, lo abrió y con un golpe de varita ya estaban ordenados sus geles de baño, champús, cremas y aceites corporales, además de su esponja.

-Mis cosméticos los dejaré en el neceser, vamos a cenar con Albus y luego terminaré de ordenar, les tengo que pedir a los elfos domésticos un par de banquetas para transfigurar un tocador y una silla de tocador… yo no puedo maquillarme bien en el baño, me gusta usar un tocador.

Severus le dijo:

-Como quieras, cuando nos reunamos con Albus le preguntaremos si tienes un elfo asignado como todos los profesores o siendo mi ayudante, mi elfo te atenderá a ti también.

-Ok, será mejor que vayamos ya, creo que es casi hora de cenar y Albus es posible que crea que he dicho algo que te ha ofendido y estás tratando de matarme. - Dijo Elvira con buen humor.

-Está bien, vamos allá. - Con esto, abrió la puerta de la sala de estar y caminaron juntos hacia el despacho del director.