Capítulo 9: Resaca.

A las 9 de la mañana del día siguiente en la sala de estar de Minerva empezaron a despertar las invitadas de la subdirectora. Poppy y Minerva fueron de las primeras en despertarse y, como el sol entraba ya un poco fuerte por los ventanales, lo primero que hicieron fue quejarse un poco ruidosamente… todas tenían una buena resaca, pero también sintieron hambre y la necesidad de un café, así que se levantaron, como buenamente pudieron volvieron a dejar la habitación de Minerva con su aspecto habitual, recogieron un poco el desastre de los vasos y golosinas, menos mal que tenían sus varitas para ayudarlas, tras esto, se volvieron a vestir con su ropa de calle. Elvira fue la que menos tardó en vestirse, después de todo había dormido en braguitas, y como era la que estaba menos resacosa se ofreció a ir a buscar al almacén de Severus pociones para la resaca, pero le preguntaron si Severus no se enfadaría por entrar en su almacén sin permiso. Ella les dijo que no se preocuparan por eso, ella es ahora su ayudante y no pondría problema. Fue rápidamente al almacén de Severus, lo que no esperaba es que se encontraría al mismo Severus saliendo de su habitación:

-Buenos días, Señorita O'Hara, no esperaba verla tan temprano esta mañana después de su noche de juerga… - Dijo Severus de manera burlona.

-Buenos días Severus, por favor, no te burles de mi hoy, las chicas y yo nos hemos levantado con una resaca terrible…y no me llames "Señorita O'Hara" me da la impresión que va a aparecer Escarlata O'Hara llamando a Mummy. - Severus sonrió ligeramente.

-Está bien, no me meteré contigo hasta que no te tomes una poción para la resaca, estabas aquí buscando una, ¿no? - Elvira le devolvió una tímida sonrisa.

-He venido a eso exactamente, a saquear tus pociones para la resaca, todas necesitamos una, ¿Me las darás? - Dijo haciendo un pequeño puchero y acercándose tentadoramente. Severus se río un poquito y le dijo:

-Si me lo pides así, ¿Quién en su sano juicio podría negarse? Además ayer los hombres nos tomamos una poción para la sobriedad y no creo que ninguno necesite una poción para la resaca, habría suficiente para todos, mañana prepararemos un nuevo lote de todas formas.

Mientras hablaba fue a su almacén, abrió la puerta y le dio las pociones, ella se tomó su vial ahí mismo y tuvo efecto inmediato. Muy contenta guardó las pociones en el bolsillo de su capa y le dio un abrazo.

-Sabía que me ayudarías, tú nunca me decepcionas.

Se apartó un poco de él y le plantó un enorme beso peligrosamente cerca de sus labios… Severus se quedó un poco cortado. Ella le dijo antes de irse.

-Nos vemos en el comedor para desayunar, voy a llevarle esto a las chicas, después si quieres vamos a mi habitación y decidimos qué hacemos hoy, ¿vale? - Él asintió con una leve sonrisa, sentía que nunca podría negarle nada. Elvira volvió a la habitación, las chicas estaban esperándola, se tomaron sus pociones y enseguida estuvieron recuperadas. Minerva dijo:

-Gracias cariño, ¿No te habrá puesto problemas Severus? Es que a veces es tan gruñón que nunca se sabe cómo reaccionará…

-¡Oh, Minerva! No me lo agradezcas, no es ninguna molestia, además no te preocupes por Severus… yo sé manejarlo muy bien. - Elvira le guiñó un ojo y todas volvieron a reírse hasta las lágrimas con lo que se estaban imaginando.

Antes de irse a su habitación Elvira le preguntó a Minerva cómo surgió la idea de esas noches de chicas, ella le contó que tras la caída de Voldemort era una forma mejorar la relación entre el personal, al principio iba el personal al completo a Las Tres Escobas, pero después de que lo único que hicieron algunos de los hombres fue beber como cosacos e intentar ligar con sus compañeras de trabajo y con las mujeres que hubieran por allí, pensaron que mejor se quedarían en el castillo y en la siguiente reunión se divirtieron mucho más, así que habló con el personal masculino y decidieron hacerlo así, también decidieron que para mejorar sus relaciones entre ellos, a las comidas era obligatorio ir siempre al comedor, a no ser que se esté enfermo y que estaba prohibido hablar sólo de trabajo. Después fueron cada una a su habitación para sus abluciones matutinas y cambiarse la ropa del día anterior. No tardaron mucho y todas estaban en el comedor en menos de 20 minutos. Cuando entraron los hombres ya estaban allí también empezando a desayunar, todas se sentaron, el desayuno se desarrolló con normalidad y hablaron de la noche anterior… sin entrar demasiado en detalle de lo que se había hablado durante la noche, había algunas cosas que era mejor que se mantuvieran en la intimidad. Cuando terminaron de desayunar, algunos volvieron a sus habitaciones y otros decidieron ir a Hogsmade a hacer algunos recados. Elvira y Severus fueron rápido a la habitación de ella. Charlaron un rato sobre la investigación de la poción que necesitaba Severus para sus dolores, pero de pronto Elvira notó que era un día de agosto bastante cálido para la zona donde estaban y decidió que le apetecía mucho darse un baño en el lago. Severus intentó negarse a acompañarla allí, pero ella consiguió convencerlo, le dijo que si quería él podía quedarse al lado de un árbol leyendo si le parecía bien. Cuando él accedió, ella lo abrazó de nuevo, con cuidado para no lastimar su cuello. Sabían que no habría nadie en esa zona y podrían charlar tranquilamente…además otro de los motivos por los que él accedió a acompañarla era porque le había prometido que le contaría algo más de lo que hablaron de él la noche anterior. Consiguió despertar su curiosidad. Así que Elvira le dijo que la esperara en su sala de estar un momento mientras se ponía el bañador y cogía una toalla y su crema solar, no le gustaba broncearse, a ella le gustaba que su piel se mantuviera blanca como la nieve, así que elaboraba su propia crema, estaba segura que sería un gran éxito en su futura tienda de pociones, tenía planeado vender las dos versiones que había creado, una protegía del sol y mantenía la piel del color natural, la otra evitaba las quemaduras y proporcionaba un bonito y saludable bronceado. Elvira se puso uno de sus bikinis, tenía uno muy pequeño que apenas le tapaba los pechos con unas braguitas que eran prácticamente un tanga, pero mejor se puso el otro, la parte de arriba tenía forma de triángulo y la de abajo también la cual llevaba unos lazos que la sujetaban a sus caderas, le quedaba muy bien y, como el otro también era negro, pero tenía un original estampado de murciélagos plateados. Cuando salió llevaba uno de sus vestidos de trabajo de manga corta, una toalla en sus brazos, su bote de crema solar, unas gafas de sol negras estilo años 50-60 y un bolso donde lo guardaría todo. Mientras guardaba sus cosas le dijo:

-Entonces, no habrá ninguna manera de convencerte de darte un baño conmigo… ¿Verdad? - Severus se puso un poco nervioso antes de volver a negarse.

-No Elvira, no me baño allí desde que estuve en primer año, además no tengo bañador. No voy a bañarme desnudo ni en calzoncillos. - Entonces Elvira suspiró:

-¡Qué lástima! Ése sería un espectáculo que me encantaría contemplar.

Severus estaba completamente ruborizado. Elvira le dedicó una risa y lo cogió del brazo y lo arrastró por los pasillos y el jardín hasta llegar al lago. Cuando llegaron, Elvira además de la toalla sacó de su bolso mágicamente expandido una enorme manta de picnic para que Severus y ella se pudieran tumbar allí. Ni corta ni perezosa Elvira se quitó el vestido, Severus se quedó sin aliento, ese bikini dejaba poco a la imaginación, tuvo que controlarse para no tener una erección allí mismo, estaba seguro de que se le notaría aunque sus pantalones no fueran especialmente ajustados. Cuando Elvira empezó a echarse crema solar Severus tuvo que coger el libro que llevó para leer allí y empezar a leerlo, o por lo menos a intentarlo porque temía perder el control si la miraba durante demasiado tiempo. Elvira terminó de echarse crema y se puso sus gafas de sol y dijo:

-Severus, ¿podrías echarme crema en la espalda? - Severus se iba a negar, pero ella lo interrumpió. - Por favor, no te niegues, es que no me llego y sabes que con magia no queda bien del todo…¿No querrás que me queme, verdad?

Dijo Elvira haciendo un ligero puchero mientras miraba a Severus por encima de sus gafas de sol. Severus se dio por vencido:

-Está bien. - Elvira se sentó a su lado y se apartó el pelo de la espalda, cogió un pañuelo y lo anudó hábilmente haciendo un moño. Severus extendió la crema por su espalda intentando que no notara que casi le temblaban las manos, le encantaba la sensación de su suave piel. Cuando terminó ella le dijo que si lo necesitaba usara la crema, era una creación suya muy eficaz. Él se sorprendió y estuvo examinando la crema mientras ella iba al agua, no se atrevía a levantar la vista y esa crema le daba una excusa para no mirarla. Pasados unos minutos, Elvira le insistió en que se bañara con ella porque de verdad que hacía mucho calor. Él se seguía negando, pero cada vez estaba más tentado a bañarse…y no sólo por estar junto a ella, también empezó a apetecerle.

-Sabes Elvira, creo que sería una gran idea un baño, lo malo es que no tengo bañador.

-Vamos Severus, quédate en calzoncillos, sabes que soy muy buena transfigurando ropa, podría hacerlo con tus calzoncillos. - Elvira salió un momento del agua. - Venga Severus intentémoslo. - Accedió finalmente, se desnudó y se quedó con sus boxers negros. Ella dio un par de pases de varita y pronto transformó los calzoncillos en un bañador tipo bermudas negros que no era muy revelador pero que le quedaban bastante bien. Elvira no pudo evitar fijarse en el cuerpo que se ocultaba bajo toda esa ropa, era delgado pero sus hombros eran anchos y sorprendentemente fuertes, sus brazos tampoco eran tan delgados, su pecho, a pesar de tener algunas cicatrices no lo afeaban, estaba definido y tenía vello, no muy espeso, pero que bajaba y se perdía bajo la cintura de su nuevo bañador, la cicatriz de su cuello era grande, pero no tan monstruosa como se imaginaba, Elvira le dijo que se echara crema solar para que no se quemara. Severus se agachó un momento y Elvira pudo observar su espalda que tenía algunas cicatrices ya curadas, y le echó un vistazo a su trasero, subir y bajar escaleras en Hogwarts era definitivamente un buen ejercicio… Severus la sacó de su ensimismamiento cuando le preguntó si podía devolverle el favor y echarle crema en la espalda. Ella lo hizo encantada, a pesar de las cicatrices su piel era sorprendentemente suave. Le dio una cinta para que se recogiera el pelo si quería, él se lo recogió y Elvira lo encontró bastante guapo con el pelo recogido. Se metieron corriendo al agua, se bañaron y Elvira empezó a salpicarle, luego Severus se lo devolvió, estuvieron jugueteando durante un rato en el agua como un par de críos. Pasados unos diez minutos Elvira dio un traspié en el fondo del lago, Severus creyó que se había hecho daño e inmediatamente fue a por ella.

-¿Estás bien?

-Creo que sí.

Dijo Elvira, pero no se dieron cuenta de que había metido el pie en un agujero del fondo del lago, resulta que sí que se había hecho daño y cuando intentó moverse le dolió el tobillo.

-¡Ay! Creo que al final sí que me he lastimado…

-Bueno, lo primero es sacarte del agua, ven.

Severus la agarró por la cintura, pasó su brazo por debajo de sus rodillas y la levantó fácilmente. Ella se sorprendió:

-¡Ahh! ¡Ten cuidado con tu cuello!

-No te preocupes, es solo un momento, y hoy no me duele mucho.

La llevó rápidamente a la manta de picnic, echándola allí delicadamente. Ella seguía preocupada por su cuello.

-¿Te duele más?

-Tranquila, estoy bien, me tomaré un calmante al llegar al castillo cuando volvamos si te quedas más tranquila. ¿Cómo sigue tu tobillo?

-Bien, un poco dolorido, pero creo que puedo andar para ir a ver a Poppy.

-No será necesario.

Severus hizo un hechizo de diagnóstico, no tenía nada roto, lanzó otro hechizo y enseguida le curó el esguince.

-Poppy me enseñó algunos hechizos para curar pequeñas lesiones cuando me nombraron profesor de pociones, por si necesitaba hacer primeros auxilios en clase, además de para curarme a mi mismo si era necesario.

-Vaya Severus, eres una caja de sorpresas, sirves para todo. - Él se sintió un poco avergonzado.

-Es casi hora de almorzar, es mejor que volvamos.

Se secaron con la toalla y para asegurarse de hacerlo bien usaron un hechizo de secado. Se vistieron y recogieron sus cosas, secaron la manta y la toalla con un hechizo, lo metieron todo en el bolso de Elvira. Antes de volver se aseguraron de que el tobillo de Elvira seguía bien. Volvieron riendo y bromeando sobre las anécdotas de la noche anterior. Severus contestaba a las preguntas de Elvira, pero no podía sacarse de la cabeza el tacto y el calor de su piel y la sensación de su cuerpo en sus brazos, la notaba tan ligera y su piel mojada era una delicia. Ella también estaba pensando en lo sorprendentemente fuerte que eran sus brazos, le hacía sentir muy segura, la sensación de su piel mojada contra la suya, su pecho fuerte contra ella… era una sensación celestial. Ambos estaban contentos de que nadie interrumpiera su mañana en el lago. Lo que no sospecharon es que tuvieron una espectadora de sus juegos en el lago. Sin que se dieran cuenta se habían puesto al lado del árbol favorito de Minerva, le gustaba holgazanear entre sus ramas en su forma animaga cuando hacía buen tiempo y no tenía nada que hacer, el papeleo que le dio Albus lo acabaría tras el almuerzo. Así que había un gato atigrado mirando sus juegos con ternura, nunca había visto a Severus comportarse así, ni siquiera cuando era adolescente, además sintió un nudo en el estómago cuando vio la cantidad de cicatrices que tenía Severus. Cuando vio que Severus cogía a Elvira en sus brazos y salir del agua decidió volver al castillo, no la fueran a descubrir, estaba segura que Severus se pondría furioso y la llamaría vieja cotilla por espiarlos. No le contaría nada a nadie de lo que había visto, por el momento, quizás en algún momento se lo contaría a Albus o a Hermione si es que prometían no cotillear sobre ello y ayudarla a unirlos si es que necesitaban un empujoncito…aunque viendo lo que había visto, no lo necesitarían, era sólo una cuestión de tiempo. Así que llegó a la puerta de Hogwarts y volvió a su forma humana antes de volver a sus habitaciones. Severus y Elvira volvieron a sus respectivas habitaciones, se arreglaron para el almuerzo y el resto del día pasó en la cómoda rutina que habían establecido desde que se reencontraron. A partir del día siguiente y hasta el primer día de curso los días pasaron volando, sin más novedades… seguían notando la atracción que cada vez era más evidente, pero deseaban estar completamente seguros de los sentimientos que empezaban a surgir…y sobretodo, no avanzarían en su relación sin saber que lo que sentían era correspondido. Rápidamente llegó el día en que los alumnos llegarían a Hogwarts y empezarían la que sería su rutina normal durante los próximos nueve meses.