Capítulo 37: Una Navidad en Florencia.

Lars y Hans llegaron a la oficina del ministerio italiano de magia en Florencia, fueron recibidos por un simpático funcionario que los saludó alegremente y se presentó como Giuseppe antes de comprobar sus identidades. Los acompañó a la puerta del ministerio y, como se dirigían a un pueblecito mágico cercano, y casualmente conocía el hotel de Draco y Paolo, les ofreció aparecerlos cerca. Lars preguntó:

-¿No será mucha molestia? No es necesario, sólo díganos las coordenadas exactas y nos apareceremos. - Giuseppe negó:

-No es molestia para nada, signore, me voy a tomar mi tiempo libre para almorzar y, mi hermana vive en el pueblo, aprovecharé para ir a comer con ella, que esta Nochebuena tengo que ir a casa de mis suegros y no la veré. - Entonces Hans se reía.

-Vamos que le viene bien para tener una buena comida casera gratis. - Giuseppe se unió a las risas.

-Exactamente, es que mi hermana hace la pasta igual que mi madre… y además nunca le niega nada a su hermano favorito…porque soy el único que tiene. - Lars y Hans reían con ganas, a diferencia de los funcionarios del resto de Europa con los que se habían cruzado, Giuseppe era un tipo muy simpático y servicial.

Aceptaron y los hizo llegar al punto de aparición frente al hotel de Draco, Giuseppe se despidió de ellos, la casa de su hermana estaba un par de calles arriba. El hotel era una villa de buen tamaño con un jardín delantero pequeño y un patio trasero enorme, con una pequeña piscina, que en esa época estaba cerrada al público, gran parte del patio estaba cubierto por una enorme parra y con un par de limoneros y naranjos, Paolo había hecho plantar también un par de cerezos y tenían un pequeño invernadero con plantas aromáticas para abastecer la cocina de orégano, albahaca, menta y yerbabuena frescas. Estuvieron admirando el bonito jardín delantero, se veían arbustos y rosales que seguro que estarían preciosos en primavera, la casa también era preciosa, tenía una dama de noche que trepaba por la fachada. Se fijaron en la campana de la entrada y el elegante cartel que rezaba "Hotel Villa Narcissa". Todo era elegante y de muy buen gusto. Hicieron sonar la campana y salió un chico no demasiado alto, rubio de ojos claros, sin haberlo visto antes, Lars supo que era Draco, se parecía a su padre, pero su expresión era menos altanera y su mirada era más amable. Él también los reconoció, no sólo por la foto que Elvira les mandó de Hans, los estaba esperando. Los saludó con un apretón de manos, hacía frío y los hizo entrar rápidamente. Llegaron a recepción y él mismo los registró.

-Normalmente, el recepcionista se ocupa de esto, pero como no hay mucho trabajo le hemos dado un par de semanas libres, es siciliano y quería ir a ver a su familia, si necesitáis algo, avisadme a mí, a Paolo, a alguna de las dos camareras o a un elfo, si yo no estoy en recepción, buscadme en la cocina, también estoy de pinche con Paolo, es que su ayudante es la novia de nuestro recepcionista y se ha ido con él a conocer a la familia. - Hans dijo:

-No te preocupes, no somos muy caprichosos y seguro que estaremos estupendamente.

Draco contestó:

-En esta época no tenemos mucho trabajo, en primavera, verano y otoño sí, porque el paisaje es más bonito, en invierno también hay turismo, pero hay más gente en las estaciones de esquí que en medio de la Toscana italiana. Bueno, ya he terminado el registro, con que eres el amigo de Severus y Elvira, ¿No? Estábamos deseando conocerte, nos sorprendió que Severus hablara tan bien de ti, conociéndolo… - Lars rió con él y le dijo:

-Me lo vas a decir… no hace mucho que lo conozco pero sé que es difícil que te considere un amigo. - Draco asintió y se dirigió a Hans.

-¿Usted es su tío? - Hans y Lars asintieron. Lars dijo:

-No sólo es mi tío, es mi tío favorito. Se ha portado conmigo mejor que mi padre y por eso he decidido regalarle estas vacaciones. - Hans se reía:

-No hace falta que me hagas la pelota, ya había decidido que me gustaría que volvamos aquí en verano y la próxima iba a invitar yo.

Los tres compartieron unas risas y Draco terminó con el registro, sólo estaban ocupadas tres habitaciones durante esos días, dos las ocupaban dos matrimonios, uno ya maduro que estaba recorriendo Italia y decidieron pasar allí las navidades e ir a Roma ya pasadas las fiestas y el otro era joven y después de Navidad se iba a ir a pasar el fin de año a Venecia. La otra habitación ocupada era la de Narcissa, la madre de Draco.

Draco los acompañó a sus habitaciones, ambas tenían un pequeño baño integrado con una pequeña bañera. Los dormitorios tenían camas de matrimonio, un par de mesillas de noche, una cómoda y un armario, todo en madera clara. Estaban decoradas con muy buen gusto, la de Lars en colores azules y la de Lars en verdes, todo en colores claros, con ligeras cortinas blancas. Lars sacó sus maletas de sus bolsillos, las había encogido para el viaje y empezó a instalarse. Hans fue con Draco a su habitación, era la contigua a la de su sobrino, muy similar a la suya, pero en tonos azules, ambas tenían las paredes pintadas de blanco y una puerta que llevaba a un pequeño balcón con una mesita con un par de sillas a juego, todo de forja. Antes de bajar a la cocina Draco les dijo que si querían podían salir al balcón, pero estaba haciendo frío esos días y no se lo aconsejaba. Lars dijo:

-Gracias, Draco, muy amable, en cuanto nos instalemos bajaremos a ver el jardín. - En eso quedaron y terminaron de instalarse.

Lars terminó pronto y fue a buscar a Hans, su tío le dijo:

-Baja tú primero, voy a cambiarme, antes de bajar.

Hans se puso un jersey un poco más grueso, así no sería necesario usar una chaqueta. Llevaba un suéter grueso de color azul marino y un pantalón grueso de color beige. Salió y cerró con la llave que le dio Draco, en ese momento no se dio cuenta de que de la puerta de al lado iba saliendo una mujer rubia vestida con una falda tubo de color negro y un suéter grueso un poco ceñido de color burdeos, con zapatos de tacón no demasiado altos. Así que cuando se dio la vuelta tropezaron y ella casi se cayó, menos mal que Hans era rápido de reflejos, agarró su cintura y ella se agarró a sus bíceps. Hans fue el primero en hablar, sin soltarla ni dejar de mirar sus ojos:

-Lo siento mucho, señorita, no la había visto salir de allí. - Narcissa aún no decía nada, sólo miraba al hombre tan atractivo que había impedido que se cayera. Él volvió a hablar: - ¿Está bien? - Narcissa por fin reaccionó.

-Sí, gracias, disculpe, yo tampoco lo había visto salir.

Entonces por fin se soltaron, aunque él estaba deseando volver a abrazarla y ella quería volver a sentir sus fuertes brazos a su alrededor. Ella dijo:

-Yo iba al jardín antes de almorzar, ¿Hace mucho que ha llegado usted, señor…?

-Johansson, puede llamarme Hans, he llegado hace una media hora. ¿usted es?

-Narcissa Black.

-Encantado, señorita. - Ella sonrió.

-Encantada. En realidad, soy señora, estoy divorciada, pero mejor llámame Narcissa, soy la madre de Draco, supongo que has conocido a mi hijo.

-Sí, no pensaba que la madre de Draco fuera tan joven y hermosa, por lo que he hablado con él parece un gran chico. Y deduzco que el nombre del hotel no es casualidad… - Narcissa se sonrojó un poco.

-Gracias por el cumplido. No, cuando Paolo y él decidieron abrir un hotel en esta villa dicen que vieron que había unas macetas con narcisos y que les pareció muy adecuado ponerle mi nombre, les pregunté que si la madre de Paolo se enfadaría por ello y él dijo que a ella nunca le gustó su nombre, que es Octaviana, así que no se ofendió. - Ambos reían, se dieron cuenta de que iban a bajar y aún estaban sin moverse de la puerta de su habitación.

-Bueno, será mejor que baje, Draco me está esperando…

-A mí también me estará esperando mi sobrino Lars… Narcissa ¿Le importa si la acompaño? - Ella negó ligeramente con la cabeza.

-Para nada, me gusta hablar con usted.

-Por favor, las damas primero. - Y le dejó caminar un poco más delante de él.

Cuando llegaron al jardín charlando amigablemente se encontraron con Draco, Paolo y Lars que charlaban y reían. Cuando los vio Draco dijo:

-Vaya, ya os habéis conocido, mamá, este es Lars Johansson, el sustituto de Rolanda del que nos hablaba Elvira en sus cartas. Por lo visto ya has conocido a su tío Hans. - Narcissa se sonrojó ligeramente.

-Encantada Lars. Tropecé con tu tío antes y por poco me caigo, él lo evitó, ha sido muy amable.

-Cómo no ser un perfecto caballero con tan encantadora dama.

Hans la miró a los ojos intensamente y ella se ruborizó intensamente bajando un poco la mirada.

-Hans, no es necesario adularme así…

-Soy sincero, es todo un placer conocerte, Narcissa.

Draco, Paolo y Lars intercambiaban sonrisas de complicidad, estaban hablando del plan de unirlos hasta que los dos llegaron al jardín. Los demás huéspedes estaban fuera, la pareja mayor se había ido a pasar el día a Florencia y la pareja joven estaba en un pueblo mágico cercano visitando a unos amigos, así que Paolo y Draco pusieron una mesa en el patio trasero para almorzar bajo la parra, usaron un hechizo para no pasar frío y allí almorzaron todos juntos, las otras dos empleadas no estaban, una vivía cerca e iba a almorzar allí con su madre que estaba en cama con una terrible gripe y la otra estaba atendiendo la recepción sustituyendo a Draco que llevaba allí toda la mañana, ya había almorzado.

Paolo sirvió un buen almuerzo y estuvieron comiendo y hablando sobre Hogwarts y Lars les mandó saludos de parte de Severus y Elvira. Les contó que estaban en Nueva York visitando a los padres de ella. Hans dijo que había estado en el baile de Navidad de Hogwarts y que se lo pasó muy bien, cómo le encantó conocer a Severus y Elvira y el resto de personal, les contó que llegó a bailar con Pomona y Poppy y que eran muy divertidas. A Draco le extrañó, Narcissa dijo:

-Draco, hijo, es normal que a ti no te parezcan divertidas, no las has conocido a nivel social…y mientras estuviste en Hogwarts no fuiste un alumno modelo y le diste mucho trabajo a Poppy… - Entonces todos rieron, incluido Draco que dijo:

-Sí, en esa época era un pequeño cabroncete… menos mal que maduré y decidí ser yo mismo y dejar de intentar parecerme a mi padre. - Paolo dijo:

-Yo brindo por eso. Me ha hecho muy feliz que seas tú mismo. - Se dieron un piquito y Narcissa dijo:

-Yo también brindo por eso, cariño, sabes que siempre he querido tu felicidad. - Draco dijo:

-Lo sé, mamá y por eso creo que seré un niño de mamá hasta que me muera. - Todos se rieron cuando Draco fue a abrazarla y dijo: - Bueno, voy a volver a la recepción, cuando se vaya Giovanna tiene la tarde libre y aunque quizás no llegue nadie es posible que llegue alguna lechuza o algo por floo. Os veo después.

Los demás se quedaron allí y cuando terminó el almuerzo Lars y Hans pensaron en dar un paseo por el pueblo, Paolo estaba ocupado en la cocina, así que le sugirió a Narcissa que fuera con ellos. Ella aceptó encantada, pero fue a su habitación a por su abrigo. Lars y Hans subieron también a por una chaqueta.

Dieron un paseo por el pueblo, no era muy pequeño, era un sitio muy bonito, con preciosas casas y calles agradables con árboles y un bonito parque infantil cerca de la plaza principal, había algunas pequeñas tiendas de artesanía local y algunas tiendas de alimentación, una botica de pociones, una librería, una pequeña tienda de artículos de quidditch, una pequeña cafetería y un restaurante. Además del hotel de Draco, el único otro alojamiento era un albergue juvenil que sólo abría desde abril hasta octubre. Los vecinos del pueblo saludaban con cariño a Narcissa, que en el tiempo que llevaba allí ya había aprendido a hablar bastante bien en italiano. Alguno le preguntó con quién iba y ella decía que unos amigos de un buen amigo suyo de Inglaterra.

-Por aquí son un poco curiosos cuando ven a algún forastero. - Hans dijo:

-Es normal, este pueblo no es muy grande, pero es un sitio precioso y muy agradable, la gente parece muy simpática.

-Lo son. Yo iba a venir para un año o así y me estoy planteando en comprar una casa por aquí o en la zona mágica de Florencia. ¿Conocéis Florencia? - Lars dijo:

-Una vez estuve jugando allí un partido de quidditch, por desgracia no pude ver mucho.

Hans dijo:

-Yo he venido un par de veces a Italia por trabajo, pero no he podido visitar Florencia, quizás podrías acompañarme uno de estos días, Narcissa. - Ella se ruborizó un poco y dijo:

-Por supuesto. - Lars sonrió y dijo:

-Os importa esperarme un momento aquí, voy a ver si hay algo interesante en la tienda de quidditch. - Hans asintió.

-No tardes, te esperamos allí. – Y señaló la cafetería. - ¿Te apetece tomar algo Narcissa?

-Sí, tomemos un café, ¿te parece bien?

-Perfecto.

Se sentaron en una de las mesas, pidieron dos capuccinos y Hans insistió en que pagaría él. Estuvieron charlando un rato, Narcissa le habló sobre su divorcio y él le habló de Agnetta, su mujer, ella le contó que había abandonado a su marido cuando él intentó prohibirle mantener contacto con su hijo porque se había enamorado de un chico y además un mago italiano nacido de muggles, pero ahora estaba contenta con su hijo y su yerno, con el que se llevaba de maravilla. Hans le contó la historia de por qué estaba allí sólo con su sobrino, las peleas que estaba teniendo con sus hermanos mayores por el asunto de su madre y la gran pelea que tuvo con su hermano cuando rechazó a Lars por ser homosexual, que su mujer y él lo acogieron porque siempre lo quisieron mucho, ella era muggle y poco después de casarse quedó embarazada, pero tuvo un aborto espontáneo, la llevaron a un hospital muggle con una hemorragia, le tuvieron que extraer el útero para que no muriera desangrada y no pudieron tener hijos, ella ya estaba muy encariñada con Lars, así que ese chico era como un hijo para ellos, tanto que recurrió a ellos cuando sus padres lo echaron de casa por ser gay. Narcissa estaba enternecida.

-Entiendo perfectamente lo que sientes.

Le contó que ella tuvo un mal parto de Draco y tampoco podía tener más hijos, tenía la menstruación pero sus ovarios quedaron dañados por la magia que usaron durante el parto y no podía volver a quedarse embarazada. Hans cogió su mano sobre la mesa de la cafetería y se miraron a los ojos largamente sin decir nada, no eran necesarias las palabras. Hans acarició con delicadeza su suave piel y ambos sintieron que los recorrió una sensación ya olvidada. Hans la soltó sólo cuando vio a Lars entrar en el local, volvió de la tienda con una bolsa y una sonrisa. Hans dijo:

-¿Ya le has comprado algo a tus sobrinos?

-No puedo evitarlo. - Hans sonrió.

-Los consientes demasiado… - Lars pidió un capuccino y le dijo a su tío:

-No me culpes, hago lo mismo que tú, además sabes que le compro a cada uno una camiseta de quidditch de la selección nacional de cada país que visito, cuando los vea en verano se las daré. - Hans dijo:

-Lo sé, aún recuerdo cuando Ingrid dio a luz a Marcus y te presentaste en el hospital con una equipación de quidditch de la selección de Suecia de tamaño bebé, y una escoba diminuta…seguro que las enfermeras aún se ríen recordando a ti y a tu cuñado intentando que la escoba se mantuviera en su sitio para hacerle una foto en la cuna… y que os disteis por vencidos porque no paraba de mover las piernas. - Narcissa y Hans se reían. Ella preguntó:

-¿En serio hiciste eso? - Lars dijo:

-Sí, pero en mi defensa diré que si hubiera funcionado hubiera sido una foto genial.

Lars les dijo que ya les había mandado sus regalos de Navidad a sus hermanos y sobrinos, que esas camisetas eran un souvenir, les tenía guardadas también las de la selección inglesa en Hogwarts. Entonces dijo:

-También he ido a la librería, mi hermana dice que Sigrid está interesada en aprender italiano y le he comprado un libro de pociones básicas para niños en italiano. - Hans le dijo:

-¿Le has comprado otro libro? Ya le compraste algunos para Navidad, estás consintiéndola demasiado.

-Sabes que es mi ahijada y que siempre he sentido debilidad por ella, como tú conmigo, él no lo admitirá, Narcissa, pero cuando era pequeño me consentía más que a mis primos y mis hermanos, yo creo que todos estaban celosos de mí por eso.

Continuaron charlando y terminaron de tomarse los cafés, Narcissa le contó a Hans que Draco era el ahijado de Severus y que él la había ayudado mucho, Lars le dijo que no se molestara, pero que Severus le contó su historia con su exmarido, un día se lo encontraron en el callejón Diagon cuando estaba con Severus y Elvira de compras y que a él no le gustó nada. Ella le dijo que lo entendía perfectamente. Después de pagar, Hans ayudó a Narcissa a ponerse el abrigo y Lars los miró, cuando Narcissa se dio la vuelta un momento, le guiñó un ojo a su tío y él se quedó un poco extrañado.

Volvieron al hotel y fueron a cambiarse y asearse para la cena. Antes de salir de su habitación, Hans estaba terminando de arreglarse cuando llamaron a la puerta. Cuando abrió estaba su sobrino con una enorme sonrisa y vestido con un jersey grueso y unos vaqueros oscuros, se recogió el pelo mientras entraba.

-Vaya, tío Hans, ¡qué guapo te has puesto esta noche! - Hans se miró a si mismo por un momento.

-¿Estoy demasiado arreglado?

-Para nada, estás muy bien y de todas formas es una cena informal.

Hans se puso una camisa blanca dejando abierto el cuello y un pantalón oscuro, en el patio trasero, donde cenarían, no hacía frío y no vio necesario ponerse chaqueta, se había peinado hacia atrás.

-Pues entonces, ¿vamos a cenar? - Lars dijo:

-Claro, seguro que Narcissa está deseando volver a verte. - Hans dijo:

-¿Este viaje no será una encerrona para presentarme a Narcissa? - Lars dijo:

-No, pero si de paso ella te gusta no será algo malo, ¿Verdad? - Hans dijo:

-No, no será un problema, porque, sé que la conozco sólo hace pocas horas, pero me gusta…y mucho, me conoces, nunca me había pasado algo así. Ni siquiera con Agnetta.

Lars sonrió y abrazó a su tío.

-Lo sabía, sabía que te gustaría y por la forma en que te mira se ve que eres correspondido. Me alegraría mucho que fueras feliz con ella, te mereces ser feliz y, según Severus, ella también, ¿ella te ha contado la historia con su exmarido?

-Sí, además es una mujer maravillosa, por lo que he hablado con ella, es un encanto y muy inteligente.

-Inténtalo tío Hans, no quiero que estés más tiempo sólo.

-Lo sé, Lars, no dejaré pasar esta oportunidad. - Se abrazaron de nuevo y salieron.

Draco llamó a Lars cuando pasó por la recepción, había llegado una lechuza para él de parte de Fred, estaban allí charlando cuando bajó Narcissa con un bonito y sencillo vestido de color azul oscuro de manga larga y escote discreto. Hans y ella se miraron y sonrieron. Cuando llegó a recepción saludó a los tres hombres y Hans la acompañó al patio. Draco y Lars se quedaron a solas, Draco le preguntó:

-¿Tú qué crees? ¿Hay esperanza? - Lars asintió:

-Le he preguntado a mi tío, seguro que me hubiera regañado si no le gustara, pero me ha confesado que le gusta mucho. - Draco sonrió:

-Eso es estupendo, yo también le he preguntado a ella, también supuso que no estáis aquí por casualidad, pero la verdad es que me ha dicho que le gusta mucho, dice que siente que es un buen hombre.

-No es porque sea mi tío favorito, pero puedo decirte que es el mejor hombre que conozco, ha sufrido mucho y se merece ser feliz. - Draco dijo:

-Con mi madre pasa lo mismo, mi padre hizo de su vida un infierno y quiero que encuentre a alguien que la merezca. - Lars asintió:

-Tienes razón, no sólo es una mujer aún joven y preciosa, es encantadora. - Volvieron a mirar a la pareja y los vieron sonriendo y mirándose a los ojos.

Paolo sirvió la cena, los huéspedes estaban al completo y fue una cena bastante animada, Draco y Lars se organizaron para hacer que Hans y Narcissa se sentaran juntos, no se cansaban de charlar, estaban hablando de ópera, y descubrieron que no sólo tenían gustos musicales similares, les gustaba mucho leer novelas muggles clásicas, ella le contó que sus padres eran muy conservadores y de adolescente tenía que esconderlas en un cajón oculto en su habitación. Él tuvo también ese problema con su padre, pero su madre lo convenció de que no tenía nada de malo y terminó por transigir.

La noche transcurrió con normalidad, una vez terminada la cena, Draco cerró la recepción y Pauline la otra camarera volvió a su casa, aunque había habitaciones libres, no esperaban a nadie y las protecciones los avisarían si llegaba alguien en mitad de la noche. Todos estaban bastante cansados, los huéspedes por haber estado haciendo turismo, Paolo y Draco porque se levantaban muy temprano y Lars y Hans por el viaje, Narcissa también estaba un poco cansada después del día tan emocionante que había pasado con Hans.

Era cerca de medianoche y ya se habían retirado casi todos, Hans y Narcissa fueron los últimos, estaban charlando sobre un libro de Julio Verne que leyeron ambos de adolescentes y decidieron que era hora de volver a sus habitaciones a dormir. Entraron a la villa y caminaron juntos hasta la escalera, cuando Narcissa subió el primer escalón salió disparado Pursley, el gato se Paolo, asustando a Narcissa que tropezó y estuvo a punto de caerse, de nuevo Hans la interceptó y la abrazó por la cintura.

-Estúpido gato... Lo siento de nuevo, pensarás que soy una patosa sin remedio.

Ella estaba un poco más alta que la otra vez y uno de sus brazos estaba alrededor de su cuello y la otra mano en su hombro, estaban casi cara a cara.

-Para nada, creo que eres maravillosa, además no me molesta evitar que te caigas y te hagas daño, me permite comportarme como un caballero y tenerte en mis brazos, aunque sea sólo por un momento. - Ella acarició su pelo con ternura.

-Gracias. Eres muy amable. - Entonces él le dio un beso en la mejilla, casi en la comisura de su boca, ella sintió que se derretía y él deseó tener el valor de besar sus labios. Ella se apartó un momento y volvieron a subir en silencio, él la acompañó a la puerta de su habitación, ella entonces le dijo:

-Muchas gracias, he pasado un día maravilloso contigo. - Él le dijo:

-Te quería preguntar si te gustaría venir conmigo a Florencia mañana, me gustaría ver la zona muggle y la mágica, no quiero ir con Lars, había pensado comprarle un regalo más y pretendo que sea una sorpresa. ¿Salimos de aquí a las 10?

-Claro, se merece todo lo que quieras regalarle, es un gran chico.

-Lo sé. Buenas noches, Narcissa, te lo he dicho antes, pero soy sincero, me alegra mucho haberte conocido, es lo mejor que me ha pasado últimamente. Descansa. - Ella le dijo:

-Yo también me alegro mucho de conocerte… buenas noches, Hans, descansa.

Entonces ella se puso de puntillas y rozó suavemente sus labios con los suyos en un beso fugaz. Ella se ruborizó y entró rápidamente a su habitación. Hans se quedó congelado por unos segundos y cuando reaccionó volvió a su habitación, aún notando la suave caricia de sus labios en los suyos. Él estaba en su habitación pensando en que le gustaba muchísimo. Ella se apoyó en la puerta de su habitación al cerrarla, el corazón le latía a mil por hora, no se podía creer lo que había hecho, ¿y si él pensaba mal de ella? Al día siguiente lo averiguaría. Ambos se cambiaron, ya en pijama, se acostaron y, sorprendentemente, ambos se durmieron en poco tiempo y soñaron el uno con el otro.

Al día siguiente Hans se despertó a las 9 de la mañana, se duchó y se vistió informalmente, se puso un pantalón oscuro y un jersey grueso y una camisa blanca debajo. Cuando salió de la habitación a la vez salió Narcissa de la suya, Hans la saludó.

-Buenos días Narcissa. - Ella sonrió.

-Buenos días, Hans. Quería disculparme si anoche te incomodé…

Hans se acercó a ella y puso su mano en su mejilla, haciéndola callar por un momento poniendo su pulgar en sus labios.

-Tranquila, Narcissa, nunca podrías incomodarme, además hiciste lo que yo no me atrevía a hacer…a pesar de estar deseándolo. - Ella sonrió.

-Está bien, ¿vamos a desayunar? - Hans dijo:

-Después de ti.

Bajaron charlando y haciendo planes para el día. Cuando llegaron al patio fueron los últimos en llegar, Lars les estaba contando a Draco y Paolo cómo había conocido a Fred. Narcissa y Hans les contaron sus planes para el día y que volverían después de almorzar para la cena de Nochebuena que estaba organizando Paolo. Lars dijo que iba a quedarse allí, que quería escribir a Severus y Elvira, ella le había dado la dirección de sus padres, y Draco decía que le daría una nota para ellos. También le dijo a Hans que iba a escribir a su abuela, él le dijo que le escribiera de parte de los dos. Desayunaron todos juntos y cuando terminaron, subieron a por sus chaquetas y carteras. Narcissa se vistió bastante informal, se puso un pantalón vaquero oscuro y un suéter de lana suave de cuello alto de color verde hierba y una parka negra. Hans cogió una cazadora marrón oscura.

Salieron juntos y se dirigieron al punto de aparición y Narcissa cogió la mano de Hans y los hizo aparecer en Florencia. Los chicos los miraban a escondidas desde la valla que rodeaba la villa. Draco dijo muy contento:

-Creo que ha funcionado, Lars, le he presentado a varios hombres estupendos desde que está aquí y, Paolo te lo puede decir, nunca ha conectado con nadie como con Hans, los saludaba, era educada, pero nunca accedió a salir con ninguno de ellos. - Lars dijo:

-Yo también creo que va bien, unos años después de que mi tío se quedara viudo empecé a organizarle citas, él no se enfadaba porque sabía que lo hacía con buena intención, pero aunque era correcto y educado con ellas me decía que no funcionaría, supongo que su destino era encontrar a tu madre. - Paolo dijo:

-Creo que tienes razón. A ver lo que cuentan cuando vengan, aunque por cómo se miraban es probable que no pasen solos la noche de Navidad. - Draco y Lars dijeron a la vez.

-¡Ojalá! - Los tres rieron juntos y fueron a ocuparse de lo que tenían pendiente y Lars fue a escribir sus cartas.

Cuando llegaron a la zona mágica de Florencia, llegaron a un pequeño parque, Narcissa le preguntó a Lars, qué tenía planeado comprar para Lars. Tenía pensado comprarle unos guantes de cuero, le había comentado que no se los había traído de Hogwarts porque de todas formas los suyos estaban estropeados. Ella le dijo:

-Podrías haberlos comprado en el pueblo, en la tienda de quidditch. - Él sonrió.

-Pero entonces no podría haber tenido una excusa para venir aquí contigo. - Narcissa sonrió.

-Estoy empezando a pensar que estás interesado en mí. - Hans cogió su mano y besó su dorso.

-Si crees que sólo estoy interesado en ti es que no me he expresado claramente. Sé que te puede parecer una locura porque nos conocimos ayer…pero no me pasa todos los días que conozca a alguien con quien sienta este tipo de conexión, me gustas mucho, Narcissa, muchísimo. - Narcissa sonrió y dijo:

-No es una locura, yo también lo he sentido, desde que tropecé contigo ayer a mediodía, también me gustaste… y mucho. Tampoco es algo que me pase a menudo.

Entonces Hans se armó de valor y bajo los árboles de ese agradable parque, agarró su cintura y la acercó a su cuerpo, ella se puso de puntillas y él le acarició la mejilla, bajó su cabeza y en segundos estaban compartiendo un beso dulce y romántico, no se atrevían aún a profundizarlo, pero Narcissa dio un suave gemido y Hans empezó a saborear su boca ella se agarró con fuerza a su cuello y él la levantó un poco, mientras ella respondía a su pasión. Se separaron unos milímetros para coger aliento, con sus frentes juntas, Narcissa fue la primera en hablar.

-Eso ha sido…maravilloso. - Hans le dio un pequeño beso en su mejilla y le dijo:

-Llevo deseando hacer esto desde que te vi ayer… Como te he dicho no es algo habitual en mí. - Entonces la dejó en el suelo.

-Venga, vamos de compras y a ver Florencia. Después tendremos tiempo para más de esto, si quieres, claro. - Ella le quitó un poco de pintalabios que dejó en su boca.

-Hans, por supuesto que quiero más… será mejor que vayamos a nuestros recados y luego podremos pasear y almorzar en un restaurante muy bonito que conozco.

-Me parece perfecto.

Pasaron la mañana paseando, Hans compró un par de guantes de piel de dragón de buena calidad para Lars y un diccionario de italiano para que Lars se lo mandara a Sigrid con el libro que le había comprado, él también tenía debilidad con esa niña, de sus sobrinos era la única que cuando lo visitaba se interesaba por su trabajo.

-Y tú dices que Lars los consiente demasiado…

-¿Qué le voy a hacer? Soy peor que él.

Ambos se rieron. Hans encogió sus compras y las guardó en el bolsillo interior de su cazadora. Pasaron el resto del tiempo paseando cogidos de la mano, charlando y conociéndose mejor. Intercambiaron algún beso y algunos abrazos y tímidas caricias. Estuvieron almorzando en un restaurante cerca de la plaza principal de la zona mágica, después fueron a ver un poco de la Florencia muggle, las calles eran preciosas, decidieron que otro día visitarían los museos, debían volver pronto al hotel, Paolo se estaba esforzando mucho en preparar una magnífica cena de Nochebuena y no querían llegar tarde.

Fueron a un punto de aparición en la zona mágica. Esta vez fue Hans quien se apareció con Narcissa. Cuando aterrizaron Hans la sujetaba por la cintura y se encontraron con que Draco estaba en la puerta de la verja, había salido a recibir a dos de sus huéspedes y los miró con una enorme sonrisa. Cuando los recién llegados se acercaron a la puerta Draco les dijo:

-¿Qué tal, parejita? ¿Os lo habéis pasado bien? - Narcissa se sonrojó como una chiquilla.

-Draco, por favor.

-Tranquila, mamá, sabes que quiero que estés feliz y si Hans te gusta, yo encantado.

Ella besó a su hijo.

-Lo sé, cariño. Pero si haces esos comentarios quizás espantes a Hans. - Entonces Hans se rió.

-Eso no me espantaría, es más, me gusta cómo suena.

Le guiñó un ojo a Narcissa que volvió a ruborizarse. Draco se reía de lo apurada que parecía estar su madre. Hans y Narcissa subieron a sus habitaciones para cambiarse y asearse para la cena. Paolo quería que fuera algo formal. Se despidieron en la puerta de la habitación de Narcissa con un breve beso en los labios. Narcissa entró en su habitación como si caminara sobre una nube. No quería tardar mucho y se duchó lo más rápido posible. Decidió ponerse un vestido de seda brillante de color azul celeste pálido, con un escote pronunciado pero de buen gusto, la falda era tipo cóctel ceñida hasta las caderas y con un poco de vuelo, se puso unos zapatos negros de tacón no muy alto, el suelo del patio donde cenarían era de piedra y no quería que se le rompiera un tacón y hacer el ridículo, especialmente delante de Hans, sólo de pensar en él se le aceleraba el corazón. Se recogió su bonito pelo rubio en un elegante moño y lo sujetó con unas elegantes peinetas de plata con piedras azules, a juego con sus discretos pendientes y su elegante gargantilla. Se maquilló discretamente, resaltando sus ojos con una ligera sombra nacarada y se puso un poco de colorete rosa muy claro y pintó sus labios de un rosa suave. Se miró al espejo y se sintió contenta con el resultado, esperaba que a Hans también le gustara.

En la habitación de al lado, Hans también se duchó rápido después de pasar por la habitación de Lars para darle el diccionario que había comprado para complementar el regalo que le compró a Sigrid. Lars estaba casi listo, se puso un traje de chaqueta negro bastante elegante y una camisa blanca con una cinta negra en lugar de corbata, estaba recogiendo elegantemente su melena cuando llegó su tío, le agradeció el que se acordara de Sigrid y le dijo que cuando le mandara el regalo le diría que es de parte de los dos. Le preguntó qué tal lo había pasado con Narcissa, Hans sólo contestó que maravillosamente y se fue rápido a arreglarse. Se duchó rápido y se peinó como habitualmente y se retocó un poco la barba, no recordaba cuando fue la última vez que prestó tanta atención a su aspecto. Se puso un traje gris oscuro similar al de su sobrino, se puso la única corbata elegante que llevó a ese viaje, de seda color carbón. Se puso unos zapatos negros de piel. Se miró al espejo y pensó que esperaba que a Narcissa le gustara.

Hans bajó con Lars y se encontraron abajo con Draco y sus huéspedes, Paolo seguía ocupado en la cocina, era un perfeccionista, Pauline estaba ayudándolo y Giovanna había ido a pasar la Nochebuena con su familia, los elfos habían estado poniendo la mesa en el patio. Después Draco y Paolo les dieron permiso para toda la noche y el día siguiente. Draco salió un momento al patio, y activó el hechizo que mantenía una temperatura agradable e hizo aparecer un montón de luces mágicas y decoraciones navideñas. Cuando se disponían a salir todos al patio bajó Narcissa. Hans fue el primero en notarla mientras hablaba con la pareja joven que decían querer ir a Suecia el próximo año, de pronto se quedó callado y se disculpó y fue a recibirla.

-Buenas noches, Narcissa, estás deslumbrante. - Ella aceptó el brazo que él le ofrecía y terminó de bajar la escalera.

-Buenas noches, Hans, gracias, tú también estás muy guapo esta noche.

Él la acompañó a la puerta acristalada del patio y cuando Draco la vio corrió a abrazarla gritando como un chiquillo.

-¡Mamá estás preciosa! - Draco abrazó a su madre por la cintura y la levantó un poco, dio un par de vueltas. Narcissa chillo un poco.

-¡Draco que me tiras! - Entonces la bajó.

-Perdona mamá, me he emocionado demasiado, es que hace tiempo que no te veía tan guapa.

-Eres un zalamero. - Entonces intervino Hans.

-Tu hijo tiene razón, Narcissa, estás preciosa y deslumbrante, me recuerdas a Grace Kelly. - Draco preguntó:

-¿A quién? - Hans explicó:

-Era una actriz de cine que se hizo famosa en los años 50, mi mujer era muggle y le encantaban sus películas, era una mujer rubia, muy elegante, de belleza deslumbrante y tuvo mucho éxito, pero dejó el cine para casarse con un príncipe europeo, vamos que de actriz llegó a ser princesa. Paolo seguro que sabe de quién hablo, pregúntale si no le pasa como a mí y Narcissa le recuerda a ella.

En esos momentos Paolo dijo que estaba listo para que se sirviera la cena y Draco le preguntó si opinaba lo mismo que Hans.

-Por supuesto, estás maravillosa, Narcissa, como toda una princesa, querida. - Paolo besó la mejilla de su suegra, que con tantos halagos estaba bastante ruborizada.

-Gracias por los cumplidos, pero por favor, parad, que no estoy acostumbrada a tantos piropos. - Todos rieron por un momento y empezaron a sentarse a la mesa, antes de salir Hans le susurró a Narcissa:

-Si me dejas, pronto te acostumbraras a los piropos. - Él le guiñó un ojo y ella sonrió tímidamente.

Se sentaron todos a la mesa y disfrutaron de una cena maravillosa. Paolo preparó cantidades ingentes de comida, habría demasiadas sobras, pero dijo que lo hizo a propósito, al día siguiente llevaría una parte de lo que sobrara al comedor social de la parroquia de un pequeño pueblo muggle cercano, decía que su abuela hacía lo mismo cada año, preparaba comida de sobra y luego la llevaba a la parroquia de su pueblo para los pobres porque todo el mundo debía tener una buena comida cada día, especialmente en Navidad, por eso Paolo colaboraba cuando podía en un comedor de beneficencia muggle cercano. Cuando lo explicó, Lars le dijo:

-Sabes, si hubiera más gente como tú el mundo sería un sitio mejor. - Todos estuvieron de acuerdo y Paolo se mostró un poco tímido.

-No es para tanto, voy allí a cocinar sólo dos o tres veces a la semana en invierno o una vez cada dos semanas cuando aquí aumenta el trabajo, allí hay gente que va cada día, agradecen mi ayuda y dicen que a los usuarios les gusta mucho mi comida, pero ojalá pudiera hacer algo más. Mi abuela, por ejemplo, iba al comedor de su pueblo cada día y no sólo cocinaba, los ayudaba a encontrar trabajo o simplemente los escuchaba, cuando murió a su funeral asistieron muchos desconocidos que resultaron ser usuarios que ella ayudó de alguna manera o que simplemente les encantaba su comida y charlar con ella. Ella me enseñó a cocinar y decidí que seguiría su ejemplo cuando tuviera mi propio restaurante y cuando conocí a Draco, nos enamoramos de esta finca y pensamos en montar este negocio lo primero que hice fue buscar un comedor benéfico con el que colaborar. - Narcissa sonrió y le dio un beso en la mejilla a su yerno.

-Eres un encanto, cariño, seguro que tu abuela estaría muy orgullosa de ti.

Siguieron charlando y bromeando, disfrutando de una agradable cena, los huéspedes más jóvenes se iban en dos días y al día siguiente habían quedado con unos amigos en Florencia, así que fue una buena manera de despedirse de ellos, aunque estaban seguros que repetirían estancia en primavera o verano, quizás en un año o dos. La pareja mayor decían que aunque se quedarían allí hasta después de Nochevieja cuando volvieran a casa recomendarían el Hotel Villa Narcissa a todas sus amigos y familiares. Draco brindó por ello provocando risas en todos los comensales…que ya habían bebido un poco más de lo habitual.

La noche siguió agradablemente, empezaron a retirarse una vez llegada la media noche, primero se retiró la pareja joven, querían estar descansados para ir a Florencia, el matrimonio mayor también se fue poco después, Lars también se fue, quería levantarse temprano para ir a correr un poco por el pueblo, además quería madrugar porque le hizo prometer a su hermana que le mandaría una carta por floo desde casa de sus suegros para saber si a sus sobrinos les gustaron los regalos que les mandó, Draco ya estaba informado y le dijo que no había ningún problema. Pauline se fue a casa tras terminar su cena, sus jefes le dieron un par de días libres y ella pensó en irse a pasarlos con unos familiares en Siena que le escribieron para invitarla unos días antes. Draco y Paolo también se retiraron a su habitación, para acabar su noche a solas, ni Hans ni Narcissa se dieron cuenta de que se quedaron solos, estaban muy enfrascados en una agradable conversación.

Pasados unos minutos Narcissa dijo:

-Creo que nos hemos quedado solos… - Hans contestó con una sonrisa:

-Me caen muy bien tu hijo y tu yerno, adoro a mi sobrino, incluso los otros huéspedes son bastante agradables, pero estaba deseando estar a solas contigo.

-Narcissa apartó un poco tímidamente la mirada.

-Si te soy sincera, yo también estaba deseando que nos quedáramos a solas. - Entonces Hans se levantó y dijo:

-Me concedes este baile. - Ella se reía.

-Pero Hans, no hay música.

-Acaso importa, es sólo una excusa para abrazarte. - Ella accedió y cogió su mano. Él la acercó a su cuerpo y aspiró el dulce perfume con notas de jazmín que ella decidió usar esa noche.

-Sé que te parecerá una locura Narcissa, pero cada vez te miro me gustas más. No sé lo que me ha pasado contigo, quizás a mi avanzada edad he tenido un flechazo como un adolescente… - Narcissa lo miró emocionada, con los ojos brillantes por lágrimas no derramadas.

-No eres viejo, Hans, ¿Te has echado un vistazo? Eres fácilmente uno de los hombres más atractivos que he visto en mi vida y creo que no es ninguna locura, yo también siento lo mismo, ocupas cada uno de mis pensamientos desde el momento en que te vi. Ahora mismo, creo que el corazón podría salírseme del pecho de lo fuerte que late. Y me da miedo porque no sé si es sólo atracción física o algo más profundo. - Él entonces besó su sien. Y la abrazó más cerca si es que era posible.

-Querida, a nuestra edad, si fuera sólo algo físico, ya nos hubiéramos acostado… además que no disfrutaríamos tanto de nuestras charlas y nuestra mutua compañía, no hubiéramos conectado en todos los sentidos si esto fuera sólo algo físico. - Ella soltó su mano y acarició las solapas de su traje, mientras él rodeó su cintura con sus manos grandes y masculinas.

-Tienes razón, pero no puedo evitar asustarme… no recuerdo la última vez que me sentí así, quizás cuando conocí a mi primer novio en Hogwarts, pero no pude estar con él después de nuestra graduación, ya te conté esa historia y no quiero recordar tristezas, no esta noche y cuando me estás abrazando.

-Yo tampoco quiero hablar más… ahora sólo deseo hacer esto.

Entonces la sorprendió besándola apasionada y dulcemente. Tras un breve momento de vacilación ella respondió con la misma pasión. Cuando se apartaron un momento Hans dijo:

-Llevo deseando besarte desde que te vi llegar esta noche. - Ella preguntó:

-¿De verdad? ¿Qué te ha detenido hasta ahora? - Él sonrió:

-No quería incomodarte delante del resto de huéspedes y de tu hijo. - Ella empezó a reírse.

-Mi hijo creo que no se hubiera molestado, es más, sospecho que nos hubiera mandado a alguna de nuestras habitaciones para que rematáramos la faena… y probablemente él mismo hubiera puesto el cartel de "no molestar". - Ambos rieron suavemente.

-Entonces cuento con la bendición de tu hijo. - Ella entornó los ojos encantadoramente.

-Tanto, que estoy segura de que se enfadaría conmigo si te rechazara…aunque eso es algo que no se me ha pasado por la cabeza. - Volvieron a besarse ajenos a que desde una ventana estaban Draco y Paolo felices, celebrando que Narcissa por fin había encontrado un hombre maravilloso que, claramente, estaba loco por ella.

Cuando terminó el beso Hans dijo:

-Creo que es momento de dormir… ya es bastante tarde. - Le acarició la mejilla. -Aunque no me apetece nada ir a mi habitación yo sólo… -Ella sonrió tímidamente y dijo:

-A mí tampoco me apetece dormir sola, pero no me gustaría que nos precipitemos… - Hans dijo:

-Yo tampoco quiero que nos precipitemos. Quizás mañana sea un día más adecuado… podría ser mi regalo de Navidad para ti… si es que así lo deseas… - Ella se ruborizó hasta las orejas.

-Eso sería algo perfecto.

Se volvieron a besar. Después él la acompañó a su habitación. Volvió a besarla y abrazarla en la puerta. Ella entró en su habitación, ya echaba de menos sus brazos alrededor de su cuerpo y sus besos. Él volvió a su habitación y, como ella, estaba en una nube…ya extrañaba la sensación del cuerpo de Narcissa entre sus brazos, la suavidad de sus labios y de su piel y el delicado olor de su perfume…aunque éste aún parecía estar adherido a él. Cuando se cambiaron e hicieron sus abluciones nocturnas se metieron cada uno en su propia cama, en esta ocasión, les costó mucho quedarse dormidos, echando de menos la presencia del otro…cuando lo consiguieron soñaron en lo que sucedería la próxima noche, no podían ni querían esperar más, querían comprobar que la química y conexión que sentían era algo más que amistad.

A la mañana siguiente, toda la villa despertó para ver sus regalos de Navidad. Narcissa encontró que había algunos regalos en su habitación, de parte de Paolo y Draco había allí un collar de oro blanco con un colgante con un elegante cisne adornado con pequeñas perlas, además de varios vestidos y unos bonitos zapatos de tacón alto, además de un bolso a juego, estaba pensando en que tenía que regañar a su hijo y su yerno por gastar tanto dinero en ella. Había algunos detalles de algunos amigos, una caja de bombones belgas y dos bufandas de seda bastante bonitas. Le hizo bastante ilusión el regalo que llegó de parte de Severus y Elvira. Era una cesta con un lote de maquillajes, cremas hidratantes, champús, jabones, un perfume y crema solar, Elvira le dijo en su carta que ese año habían decidido regalar a todas sus amigas lo mismo para que prueben esos productos ideados por Elvira para que les dieran su opinión, porque querían poner una pequeña tienda de cosmética y perfumería y hacer sus propios productos…pero primero querían saber si podían ser mejorables. Narcissa pasó un rato mirándolos y decidió que esa noche los estrenaría, sobretodo un pintalabios de color rosado suave y el perfume, se parecía al suyo habitual pero con un toque afrutado que le gustó mucho. Se preparó y bajó a desayunar.

Hans estaba en su habitación, también tenía ahí los regalos de algunos amigos y familiares a los que informó de donde estaría, si había alguno más estaría en su casa en Suecia, todos ya sabían que viajaba mucho, así que nadie se extrañaría que la nota de agradecimiento llegara ya en enero. Casi todos sus regalos eran libros, aunque también había un par de corbatas y alguna caja de dulces. También recibió una cesta de productos de parte de Severus y Elvira, tendría que mandarles una carta de agradecimiento, en la tarjeta le decían que les encantaría conocer su opinión sobre los productos para hombres, jabones, champú, crema de afeitar, after shave, perfume y crema solar, además de una hidratante masculina que Elvira estaba perfeccionando. Fue a ver a Lars y, después de desearse ambos feliz Navidad, su sobrino dijo que él recibió lo mismo de la pareja. Elvira le dijo en la tarjeta que querían tener un amplio número de probadores para saber qué era mejorable y lo que estaba bien, decidieron mandarle una cesta a Hans porque confiaban mucho en su criterio, se sintió bastante halagado. Estuvo hablando con su sobrino un rato, que le enseñó los regalos de sus sobrinos, Sigrid le mandó un jersey de lana que tejió ella misma, su abuela paterna le enseñó a tejer la Navidad anterior y quiso que el primer jersey que tejiera fuera para su adorado tío Lars, Hans se enterneció viendo a su sobrino tan emocionado por el detalle que tuvo la niña con él. Lars le agradeció los guantes que le había regalado y unos libros de pociones, estaba planteándose muy seriamente presentarse al examen de maestro de pociones por lo que le venían muy bien, aunque lo que no se esperaba para nada fue que le regalara un reloj deportivo muy resistente, parecía muy caro y le dijo que no debería gastar tanto dinero en él, cuando sabía que a sus hermanos y primos les había enviado su último libro, dulces, bufandas, guantes y juguetes para los niños. Hans sólo contestó:

-Tú no les digas nada y así no se pondrán celosos. - Ambos se rieron. Lars dijo con un tono cargado de intención:

-Por cierto tío Hans, anoche te dejé muy contento con Narcissa… ¿Qué tal fue? - Hans sonrió.

-Muy bien, yo sospechaba que me trajiste aquí para que la conozca y que puede que te lo propusieran Severus y Elvira…si es así no sabes cómo te lo agradezco, ella es la mujer más irresistible que he conocido… después de conocerla creo que ya no era necesario que me regalaras esa primera edición tan cara… por cierto, ¿De donde lo has sacado? Llevo años buscándolo, ha debido costarte una pequeña fortuna y este viaje no creo que haya sido barato.

-Tío Hans, no te preocupes, sabes que no soy derrochador y en Hogwarts pagan bien, además tengo ahorros. El viaje no ha sido tan caro como parece, el traslador lo gestionó Albus y conseguí un pequeño descuento por ser su empleado y la estancia aquí tampoco es tan excesivamente cara como parece, como sabes Severus y Narcissa son muy amigos, así que Elvira y Severus le preguntaron a Draco y, además de que estamos en temporada baja, me hicieron un pequeño descuento por venir de parte de Severus y Elvira. Y bueno, ya de paso, has conocido a Narcissa que es una mujer maravillosa… así que es un dinero bien gastado. - Hans contestó:

-Sí que es un dinero bien gastado, pero ¿de dónde has sacado ese libro? No quiero saber su precio, pero sabes que hace años que lo estoy buscando. Aún no me puedo creer que lo encontraras.

-Tío, ¿recuerdas al novio de la profesora Minerva McGonagall? - Hans lo miró extrañado.

-Sí, Sean Michaels, un tipo muy simpático y amable. ¿Qué tiene que ver? - Lars sonrió.

-Es nacido de muggles y tiene una estupenda librería en el centro del Londres muggle, tiene una estupenda sección mágica y es capaz de conseguir cualquier libro por encargo, un día le comenté a Elvira que estaba buscando ese libro y que no estaba ni en la biblioteca de Hogwarts, y me dijo que le preguntara a Sean, hablé primero con Minerva y me dijo que ningún problema que ella iba a verlo esa noche y le haría personalmente el encargo, tres semanas después lo tenía y me hizo un precio genial, por lo que dice, como exalumno de Hogwarts, hace descuento a personal y estudiantes, y me contó que lo encontró en una librería muggle de libros antiguos de un amigo suyo, que lo tenía como rareza, le llegó con un lote de libros en francés, pero nadie se interesaba por él, así que cuando Sean se lo compró se lo dejó por un precio irrisorio, ya que Sean era amigo suyo y no conoce su valor real. Así que le dije que me lo vendiera por un precio justo. Por eso no debes preocuparte porque no me he arruinado en estas vacaciones de Navidad. - Hans abrazó a su sobrino y bajaron a desayunar.

Cuando llegaron abajo, Narcissa estaba agradeciendo a Draco y Paolo sus regalos, llevaba puesto un suéter verde menta y su nuevo collar. Ella les regaló a su hijo y su novio unos billetes para un traslador internacional a donde quisieran sin fecha, para que eligieran el mejor momento para tomarse vacaciones, también un cheque para que pagaran la estancia en el hotel. Estaban emocionados con su regalo, estaban pensando en irse de viaje tras la Navidad y darle vacaciones a sus empleados, su temporada de trabajo más ocupada empezaba tras San Valentín, cuando había por allí muchas parejas de escapada romántica. Estaban riendo, besando y abrazando a Narcissa que estaba agobiada porque casi la tiraron al suelo con su emoción por levantarla en sus brazos. Hans y Lars observaron la escena divertidos. Cuando se dieron cuenta de que había público se reían aún más. Fueron a desayunar, el resto de huéspedes habían salido y desayunaron los cinco juntos.

Tras el delicioso desayuno, Paolo dijo que iba a ir al comedor social a llevar la comida que sobró el día anterior y que tenía bien conservada en la cocina, los demás se ofrecieron a acompañarlo. Paolo era mago y puso un hechizo para que estuviera como recién hecha. Estuvieron allí toda la mañana, las monjas que llevaban el comedor estaban agradecidísimas con Paolo, lo abrazaban con mucho cariño y el resto prometió acompañarlo otra vez el día de Año Nuevo. Después de ayudar a servir el almuerzo a los usuarios del comedor social, fueron a comer a una pequeña pizzería. Pasaron una tarde agradable y decidieron ir al restaurante de una amiga de Paolo en Florencia para cenar, los huéspedes tampoco estarían allí y los elfos domésticos insistían en que no podían tener más tiempo libre, así que Draco, harto de intentar ser buena persona y que lo ignoraran, les dejó hacer lo que quisieran, así que cuando volvieran ellos les abrirían y los atenderían.

Fueron al hotel a cambiarse, los jóvenes decidieron ponerse vaqueros oscuros de vestir y camisas blancas con corbata oscura y chaquetas elegantes. Narcissa decidió ponerse el vestido verde oscuro que le regalaron sus hijos, ya quería a Paolo como si lo fuera, se puso unos pendientes de perlas que combinaban muy bien con su nuevo collar y unos tacones no demasiado altos, iban a una calle adoquinada y no quería partirse un tobillo por presumir. El vestido tenía un discreto escote y mangas ajustadas hasta el codo, le quedaba ajustado y la falda era tipo lápiz con una abertura trasera para que no le impidiera caminar cómodamente. Decidió ponerse un abrigo negro y llevaba su bolso nuevo. También peinó su pelo con un bonito y elegante recogido, se puso el perfume que le envío Elvira, le gustaba mucho, y usó el maquillaje que le mandó, tenía que escribirle y decirle que estaba muy bien. Hans decidió ponerse un traje negro y una corbata verde oscuro que encontró entre sus regalos esa mañana, era un regalo de su madre, ella sabía que no era muy amigo de usar corbata y sólo lo hacía cuando era imprescindible, pero se las regalaba para que no se pusiera siempre las mismas dos o tres que tenía, alguna de las cuales ya estaba un poco estropeada. Se puso el perfume que le enviaron Severus y Elvira, le gustó y usó el champú, que dejó su pelo muy bien, lo tenía un poco maltratado por el vapor de las pociones y cuando salió de la ducha lo notó más suave que nunca.

Todos se reunieron para salir en el vestíbulo cuando llegó Narcissa ya estaban todos allí y charlaban sobre los productos que Elvira y Severus mandaron como regalos para todos, los habían probado y les gustaron bastante. Estaban en ello cuando Draco gritó de pronto:

-¡Mamá estás preciosa! - Todos se volvieron y la miraron con una sonrisa, diciendo que Draco tenía toda la razón. Hans no podía apartar los ojos de ella. De pronto Draco dijo:

-Vaya, parejita, no me había dado cuenta, venís a juego.

Los dos se miraron y se dieron cuenta de que la corbata de Hans y el vestido de Narcissa eran prácticamente del mismo color. Todos rieron y Narcissa también terminó uniéndose a las risas aunque en un primer momento se sintió un poco incómoda, aunque después de ver cómo la miraba Hans la situación dejó de parecerle incómoda.

Salieron del hotel y cerraron la puerta, los elfos estaban contentos de servir. Fueron al punto de aparición y se aparecieron en Florencia, Draco y Paolo se aparecieron juntos y luego Lars, Hans y Narcissa en grupo. Cuando llegaron Hans tardó en soltar la cintura de Narcissa, lo que le valió una mirada cómplice de su sobrino. Iniciaron el camino, el restaurante estaba cerca de allí y Narcissa caminó escoltada por Hans y Lars cogida de sus brazos. Draco y Paolo lideraban el camino cogidos de la mano. Draco los miró y dijo:

-Mamá, te quejarás, debes ser la mujer más envidiada de Florencia, escoltada por semejantes hombres…

Llegaron al restaurante entre risas, Paolo avisó a su amiga de que irían y pronto salió a recibirlos. Los acompañó a su mesa y les dijo que no dudaran en pedirle lo que necesiten. Pidieron su cena y disfrutaron de platos deliciosos.

Terminó la cena y decidieron ir a pasear. La ciudad estaba preciosa y el tiempo no era demasiado helado, aunque hacía un poco de frío. Entonces Lars, Draco y Paolo sugirieron que fueran a tomar una copa a un bar cercano antes de volver a casa, Draco y Paolo tenían que madrugar, dos de sus huéspedes se iban a la mañana siguiente y tenían que levantarse temprano. Fueron a un bar en el que se celebraba una pequeña fiesta de Navidad y había una pequeña pista de baile. Entraron, pidieron unos cócteles y cuando llevaban un rato de charla, Draco notó las miradas anhelantes que Hans dedicaba a su madre y preguntó de pronto:

-Hans, por favor, saca a bailar a mi madre de una vez, sé que lo estás deseando desde que hemos entrado. - Hans casi se atraganta con su cóctel y Narcissa se sonrojó.

-Draco por favor…

-Mamá, no lo niegues tú también quieres que te saque a bailar. - Hans dijo:

-A mí no me tienes que insistir, Narcissa, ¿Bailas conmigo? - Ella sólo asintió y cogió la mano que él le ofrecía. Cuando llegaron a la pista Draco dijo a Lars y Paolo.

-No sé a qué espera mi madre, sé que se conocen sólo hace dos días, pero ha perdido demasiado tiempo con mi padre y merece ser feliz, cuanto antes mejor. - Lars sonrió y le dijo:

-Yo creo que no tardarán mucho en darse un homenaje, ambos lo necesitan… si esta noche escucho algo en la habitación de mi tío te lo diré mañana. - Los tres rieron y brindaron mientras seguían mirando a la pareja que bailaba una canción lenta y se miraban con adoración el uno al otro.

Cuando terminaron de bailar esa canción, la siguiente era demasiado movida, volvieron a su mesa, terminaron sus copas y regresaron a la villa. Sus huéspedes acababan de regresar y estaban charlando un rato en el patio, estuvieron saludándolos y luego Draco se las arregló para dejar a su madre y Hans a solas, cuando se fueron le dijo a Lars y a su novio que estaba dándoles un empujoncito para que se lancen. Hans y Narcissa estaban solos y él dijo:

-Parece que nos han vuelto a dejar solos… - Ella sonrió.

-Conociendo a mi hijo seguro que es su forma de darme su permiso para que pasemos la noche juntos. - Hans la sujetó por la cintura con una mano y con la otra pasó un mechón de su pelo tras su oreja.

-¿Tú quieres que pasemos esta noche juntos? - Ella asintió sonriendo.

-Sí, la verdad es que sí, tú sabrás lo que pasó con el desgraciado de Voldemort, todo el mundo mágico lo sabe, tras lo que sufrimos, muchos aprendimos que es mejor no perder el tiempo. Eso fue lo que me llevó a decidir divorciarme por fin, eso y conocer a Elvira y ver a Severus tan feliz con ella, si lo hubieras conocido antes no creerías que es el mismo hombre... por eso cuando al conocerte y sentirme tan atraída por ti, sentí un poco de vértigo, pero no quiero perder más tiempo para ser feliz, puede que esto dure unos días o toda la vida, pero no quiero perder un minuto más en pensar en lo que podría haber sido. - Hans dijo:

-Yo tampoco quiero perder más tiempo, desde que perdí a Agnetta han pasado muchos años, no te negaré que he tenido alguna relación que otra, nada serio y hace mucho de la última, porque nunca he conocido a nadie que me gustara tanto como tú. He conocido mujeres preciosas, pero ninguna tenía tu belleza, elegancia, dulzura y encanto, es increíble que este pueblo no esté lleno de hombres intentando conquistarte y si tú quisieras estaría contigo para siempre, sé que no quiero que esto sea algo de unos pocos días o unas semanas, quiero estar contigo. - Narcissa sonrió y dijo:

-Yo también. - Se besaron y decidieron ir a la habitación de Narcissa.

Cuando llegaron vio que la habitación era diferente, tenía una cama de matrimonio con dosel, un bonito armario bastante grande, unas mesitas de noche, un tocador con una silla a juego, una cómoda y un espejo de pie, todos los muebles hacían juego y eran blancos, de estilo muy elegante. Las paredes estaban pintadas de color amarillo vainilla y el edredón de plumas tenía un bonito estampado floral en amarillo y verde claro, las cortinas eran de un delicado encaje blanco, había un par de bonitos cuadros con flores y un paisaje que parecía la campiña inglesa. También tenía varios marcos de fotos con imágenes de ella y Draco juntos, también había una foto de Draco de bebé con ella y Severus, que sujetaba un poco incómodo al pequeño. Ella empezó a ponerse nerviosa cuando lo vio mirando su habitación, preguntó:

-¿Qué pasa? ¿Prefieres que vayamos a tu habitación? - Él sonrió:

-Para nada, es que esta habitación es tal como la imaginaba. - Ambos se besaron y cuando terminó el beso Narcissa dijo:

-Voy a darle una alegría a mi hijo.

Fue hacia la puerta, la abrió y colgó el cartel de "No molestar". Ella dijo que necesitaba ir un momento al baño, que él podía ponerse cómodo, quitarse la corbata y la chaqueta si quería. Él asintió. Ella entró al baño y él la esperó quitándose la chaqueta y la corbata, vio que había una botella de vino y una copa, le preguntó a Narcissa desde fuera si quería un poco, ella dijo que sí, que lo sirviera él mismo, cogió su varita y duplicó la copa y les sirvió un poco de vino a los dos.

Cuando terminó de servir el vino, Narcissa salió descalza del baño, se había soltado el pelo y se había puesto un camisón largo blanco de seda y encaje que le daba un aspecto angelical, tenía un pronunciado escote, unos tirantes no muy gruesos y una abertura que llegaba cerca del muslo, se veía que llevaba debajo un sujetador a juego. Él la miró como a una aparición divina. Ella de pronto se sintió insegura al ver que no decía nada.

-¿Tan mal estoy? - Él reaccionó al verla insegura.

-Para nada, cariño, eres tan preciosa y perfecta que me has dejado sin habla.

Ella sonrió y aceptó la copa de vino que él le ofrecía, brindaron y bebieron un poco, ella dejó su copa sobre la cómoda, él siguió su ejemplo y la besó, abrazándola con fuerza. Acarició su cintura, subió hasta que llegó a la piel expuesta de su espalda, acarició su pelo, ella hundió sus dedos en el pelo de Hans. Entonces él con un hábil movimiento la cogió en brazos sin apartar sus labios de ella y la llevó a la cama, la sentó en el borde apartándose por un momento de ella para permitirle respirar.

-Narcissa, te deseo…mucho, pero si quieres podemos parar cuando quieras, no te obligaré a hacer nada que no quieras. - Ella acarició y besó su mejilla.

-Hace mucho tiempo que no hago esto, prácticamente desde que tuve a Draco, pero estoy segura de que quiero hacerlo contigo. - Él volvió a besarla en la boca y entonces bajó por su cuello, besando su suave piel, ella gimió suavemente. Entonces dijo:

-Espera, no he silenciado la habitación.

Él sonrió y le besó brevemente en los labios, sacó su varita y activó el hechizo. Ya más tranquila empezó a abrir los botones de la camisa blanca de Hans mientras seguían besándose. Él la acercó a él y ella rodeó su cuello con sus brazos. Él acarició uno de sus pechos por encima de la ropa. Su otra mano empezó a bajar y a acariciar la suave piel de su muslo. Narcissa paró un momento y dijo:

-¿Te importaría si apago la luz? Hace mucho tiempo que no me desnudo delante de nadie y no quiero que te decepciones por lo que veas. - Él la besó y dijo:

-No quiero hacerlo a oscuras, eres absolutamente perfecta, quiero verte y que me veas, aunque ya no sea como cuando tenía 20 años menos…

-Tú estás muy bien, Hans.

-Y por lo que veo, tú también, vamos, Narcissa, no sientas vergüenza, yo siempre te veré perfecta.

Él terminó de quitarse la camisa y se quedó sólo con su pantalón negro, se había quitado los zapatos mientras se besaban. Ella miró su torso desnudo, era bastante musculoso para su edad, se notaba que, como su sobrino, solía hacer deporte, sus pectorales y sus abdominales estaban bastante bien definidos, una ligera capa de suave vello rubio dorado cubría su pecho, ella lo acarició con delicadeza, acostumbrada al pecho lampiño y menos atlético de Lucius, era una sensación agradable, muy diferente. Ella entonces deseó sentirlo contra ella sin barreras. Superando su timidez se levantó por un momento y se puso de pie al lado de la cama, bajó los tirantes y dejó caer el camisón que se amontonó a sus pies. Quedó delante de él sólo con su sujetador blanco de encaje y sus braguitas a juego. Hans la miró hipnotizado.

-Eres tan hermosa.

Él miró sus pechos, que eran algo más grandes de lo que parecía cuando estaba vestida, aunque no eran demasiado grandes, Hans pensaba que eran perfectos. Miró su suave y plano vientre y luego sus caderas, sus muslos y sus preciosas y esbeltas piernas. Luego volvió a mirarla y la vio un poco inquieta, se levantó de la cama y la abrazó, la besó y la levantó, la acostó sobre la cama. Ella lo abrazó sobre ella y acarició el fuerte pecho y la espalda de Hans. Ella sonrió tímidamente antes de bajar su mano e intentar abrir su cinturón. Él la paró y él mismo se quitó el pantalón y los calcetines con un rápido hechizo. Quedaron en ropa interior besándose tiernamente en la cama. Él de pronto rozó el broche de su sujetador y preguntó:

-¿Puedo? - Ella sonrió y solo dijo:

-Por supuesto.

Él hábilmente abrió el cierre y quitó la prenda lanzándola al suelo. Observó sus bonitos pechos, acarició suavemente su piel y pronto sus rosados pezones estaban duros. Besó y mordió ligeramente sus pechos, no quería dejarle marcas, su piel era tan suave y perfecta… ella gemía de placer, él entonces empezó a subir y besar su clavícula y su cuello, hasta que regresó a sus labios y la besó profundamente sin dejar de acariciar sus pechos.

-Eres tan hermosa que no puedo creer que seas real. Eres un sueño.

Ella sólo lo miró emocionada y lo abrazó y besó con pasión. Le encantó la sensación del roce de su suave piel contra su pecho fuerte, el vello de su pecho le hacía cosquillas en sus pezones sensibles. Cuando terminó el beso, ella empezó a intentar quitarse las bragas, ella estaba tan excitada que de pronto olvidó todas sus inseguridades. Él volvió a pararla.

-Deja que haga los honores.

Él deslizó sus braguitas por sus piernas, disfrutando de la sensación de la piel de sus piernas. Entonces la miró completamente desnuda ante él, su piel pálida y suave era como la porcelana más delicada, miró sus pechos perfectos, sus pezones rosados y su preciosa piel, bajó por su vientre y vio que tenía un par de cicatrices bajo las braguitas, sobre su pubis, sin duda vestigios del difícil parto de Draco. Narcissa lo vio observar las cicatrices y trató de taparlas, él la paró y empezó a besar esas pequeñas imperfecciones, ella se tranquilizó al instante, el siguió besando sus muslos y luego observó su pubis, tenía un ligero vello rubio cuidadosamente recortado y cuando se disponía a besarla allí ella casi se horrorizó.

-¿Qué haces? - Él la miró extrañado.

-¿Qué pasa? ¿Es que no te gusta el sexo oral o que nunca lo ha hecho nadie por ti? - Entonces ella dijo:

-Nunca lo he hecho, sólo he estado con Lucius y nunca quiso hacerlo conmigo, el sexo con él sólo era para tener niños, una vez lo conseguimos no volvió a tocarme, sobre todo después de pasar lo que pasó en el parto. - Él besó sus labios y le hizo un par de caricias tranquilizadoras.

-Pues permíteme decirte que has estado casada con un auténtico idiota… yo me pasaría toda mi vida adorando tu maravilloso cuerpo. - Ella sonrió y lo besó y él dijo suavemente: - ¿Me permites seguir con lo que iba a hacer? Quiero que estés lo más cómoda posible, no quiero hacerte daño, quiero que disfrutes como nunca. Lo dicho, es un idiota y encima egoísta en la cama… ahora te voy a demostrar lo que debería haber hecho para hacer feliz en la cama a una dama como tú.

Ella soltó una risita y él la besó y volvió a bajar por su cuerpo. Empezó a besar y acariciar suavemente sus labios vaginales, ella se retorció un poco por la extraña y placentera sensación, sus tiernas caricias eran totalmente diferentes a las bruscas caricias de Lucius, ella sólo llegaba al orgasmo con la masturbación, empezó a hacerlo cuando Lucius la llamaba frígida para demostrarse a si misma que él mentía y que no era su culpa, sino que él era torpe. En cambio con Hans casi estaba al borde del orgasmo y apenas la estaba acariciando. Él la empezó a besar y lamer, metió la punta de su lengua dentro de ella, y buscó su clítoris haciéndola gritar como loca en cuanto lo acarició lenta y suavemente. Estaba muy húmeda. Hans dijo metiendo uno de sus dedos dentro de ella:

-Tranquila, cariño, ahora haré que te corras, relájate y disfruta...

Narcissa le hizo caso y se relajó como él le dijo. Hans siguió lamiendo su vagina sacó su dedo e introdujo su lengua, saboreándola con ansia, después acarició su clítoris que estaba cada vez más sensible. Después sustituyó su lengua por sus dos dedos y acarició su clítoris con su pulgar. Entonces empezó a chupar su clítoris sin sacar sus dedos cada vez con más intensidad, hasta que dio una gran succión y ella se corrió como nunca antes, sus estrechas paredes vaginales estaban apretando sus dedos mientras ella gritaba con fuerza y placer.

Hans la besó en su pubis y fue besando su cuerpo lentamente hasta que llegó a su boca, el hizo un pequeño hechizo de limpieza no verbal en su boca, antes de besarla profundamente. Ella respondió a su beso con pasión. Estuvieron unos minutos besándose, diciéndose tiernas palabras, ella le dijo:

-Es la primera vez que alguien ajeno a mí me ha llevado al orgasmo…y ha sido el más intenso que he tenido, te deseo dentro de mí.

Él se libró de sus calzoncillos y empezaron a besarse y acariciarse por todas partes. Ella tocó su polla lentamente y se quedó mirándola por un momento un poco asustada, él preguntó:

-¿Qué te parece? - Ella sonrió de pronto con una mirada un poco maliciosa, sin dejar de acariciarlo.

-Es más grande y gruesa que la de Lucius y estaba pensando en que estoy desentrenada…será como perder de nuevo la virginidad. - Se rieron juntos y él la besó. Él la abrazó y se giró para tumbarse sobre su espalda con ella encima de él.

-Si quieres puedes hacerlo tú misma y así te dolerá menos, si es que te duele, claro. - Entonces ella se puso a horcajadas sobre él y empezó a acariciar de nuevo su polla. - Narcissa, esto me encanta, pero si no paras esto acabará demasiado pronto y ya no tengo 20 años, tardaré en recuperarme. - Ella se rió y lo besó. Entonces agarró su dura polla y la dirigió a su húmeda entrepierna y empezó a restregarse contra él. Hans la paró un momento y se alineó y ella sólo empujó un poco y empezó a bajar lentamente hasta que estuvo completamente dentro de ella. Se quedó quieta por un momento mientras se adaptaba al tamaño de su pene, su vagina era bastante estrechita. Él preguntó:

-¿Estás bien? ¿Te duele? - Ella sonrió y dijo:

-Estoy bien, muy bien, no me duele, estaba disfrutando de esta sensación…

Él se sentó sobre la cama y la abrazó ella lo besó, y empezó a subir y bajar sobre él lentamente, él acarició uno de sus pechos y besó el otro, mientras ella acariciaba sus fuertes hombros y disfrutaba de sus atenciones. La otra mano de Hans bajó por su cintura y la agarró por una nalga, la ayudó a aumentar el ritmo, si seguían así, no resistiría mucho más, puso ambas manos en sus nalgas redondeadas y firmes y la hizo hundirse hasta el fondo y luego la tumbó sobre su espalda, ella agarró su cuello y buscó su boca desesperadamente. Se besaron apasionadamente y él empezó a embestir con fuerza dentro de ella, Narcissa abrazó su espalda y clavó sus uñas cuando él bajó su mano de su cintura a su pubis y acarició su clítoris mientras seguía embistiendo dentro de ella a un ritmo cada vez más rápido… entonces ella se corrió más intensamente que la primera vez y gritó con fuerza su nombre, él siguió empujando con energía, hasta que no pudo aguantar más y se corrió con fuerza dentro de ella, también gritando su nombre. Entonces él se apartó y salió de ella para no aplastarla con su peso y la abrazó contra su pecho.

Ella estaba intentando recuperar el aliento, igual que él, nunca habían sentido algo parecido. Entonces él hizo un hechizo de limpieza sobre la cama y ellos mismos y con otro los arropó con su edredón de plumas, Hans besó su coronilla, entonces notó que una gota llegaba a su pecho, pensó que podría ser sudor, pero cuando llegó otra, levantó la cabeza de Narcissa sujetando su barbilla y se sorprendió al ver lágrimas en sus ojos.

-¿Qué te pasa, mi amor? ¿Te he hecho daño? ¿Estás arrepentida de haber hecho el amor conmigo? - Ella sonrió y lo besó.

-Es que Lucius nunca me trató así después del sexo. Nunca puso un hechizo para que estuviera más cómoda, nunca me arropó ni me abrazó, se iba a su habitación y me dejaba sola…y nunca me llamó amor, sé que nunca me arrepentiré de estar contigo. - Él la besó y la abrazó.

-Eso va a cambiar, después de esta noche no pienso separarme de ti nunca más. Puede parecer una locura, pero te quiero, Narcissa. - Ella tenía una deslumbrante sonrisa.

-Yo también te quiero, Hans.

Se besaron apasionadamente durante un par de minutos, hasta que se sintieron agotados, se quedaron dormidos, desnudos, felices y abrazados.

A la mañana siguiente, Narcissa se despertó muy temprano y vio al hombre a su lado, estuvo observándolo por unos minutos, le acarició su suave barba, luego tocó el hueco de su clavícula y bajó por su pecho, aún no se creía que esto era realidad, hasta que lo vio al despertar pensaba que esa maravillosa noche había sido un sueño. Él se despertó y la miró encantado, le dijo:

-Buenos días, mi amor.

-Buenos días, mi amor.

Se miraron a los ojos por un momento y se besaron apasionadamente, cuando terminaron de besarse, ella notó su erección matutina y se sonrojó un poco.

-Cariño, esto es algo normal en los hombres por las mañanas, desde que te conocí me pasa cada día… tienes ese efecto en mí. - Ella se rió y se besaron lentamente, hicieron de nuevo el amor, hasta que sintieron hambre.

-Narcissa, ¿qué prefieres que hagamos? ¿Vamos a desayunar abajo o llamamos a un elfo y desayunamos en la cama? - Ella se reía.

-Lo ideal sería no salir de la cama…pero no me gusta comer en la cama, me da la sensación de estar enferma…y me siento mejor que nunca, ¿Qué te parece si nos duchamos juntos y bajamos a desayunar?

-Me parece perfecto, querida.

Se ducharon en la amplia ducha del baño de la habitación de Narcissa. Bromearon un poco, se lavaron el uno al otro y se besaron bajo el agua. Cuando salieron se secaron rápidamente y se vistieron, Narcissa se puso un suéter y un pantalón informal, Hans se puso los pantalones y la camisa de la noche anterior, pero mientras Narcissa se vestía fue a su habitación a cambiarse, se encontró a Lars llamando a su puerta en el momento de salir de la habitación de Narcissa. Su sobrino lo miró con una sonrisa irónica.

-Vaya, vaya, vaya… buenos días, ¿De donde vienes, sinvergüenza? - Hans abrió la puerta de su habitación y lo dejó entrar.

-Buenos días, Lars, ya sabes de dónde vengo… y como te conozco, ¿Qué quieres saber?

-Está bien, lo primero, ¿estáis juntos? - Hans asintió y su sobrino lo abrazó feliz. - Me alegro mucho, y lo sabes. Segundo, quiero saber si habéis pasado toda la noche juntos. - Hans volvió a asentir mientras buscaba ropa para ese día en su armario. Lars sonrió. - ¿Me cuentas los detalles? - Hans lo miró con sorpresa.

-¡Lars, por favor! Yo soy un caballero, no hablo de esas cosas. - Lars contestó.

-Está bien, ¿Estás enamorado de ella? - Hans sonrió:

-Aunque no lo creas por mi edad, creo que me enamoré de ella en cuanto la vi. - Lars estaba feliz.

-¿Qué vais a hacer cuando acaben las vacaciones?

-He pensado algo, pero quiero hablarlo primero con ella. Además, quiero que venga conmigo a ver a la abuela tras las fiestas, le he hablado a Narcissa de ella y opina igual que yo, he pensado traerme aquí a la abuela de vacaciones en verano.

-¡Esa sería una gran idea! Y yo vendré también, que sabes que soy su nieto favorito. Hans se rió. Le dijo a Lars que iba a cambiarse, que lo esperara abajo.

Cuando Lars se fue, Hans se cambió rápidamente y fue a buscar a Narcissa. Ella abrió la puerta y él le dijo:

-Tan preciosa como siempre.

Ella se ruborizó y lo besó en la boca, en ese momento pasó por allí Paolo que empezó a gritar emocionado y los abrazó con entusiasmo. Entonces llegó Draco y preguntó qué pasaba y cuando Paolo contó lo que vio se unió al abrazo en grupo. Eso sí le dijo a Hans que estaba muy contento por ellos pero que debía portarse bien con su madre, Hans le contestó:

-Draco, te prometo que cuidaré mucho a tu madre, sólo quiero hacerla feliz. Por eso quería preguntarte si te importaría si me llevo a tu madre a Suiza tras las fiestas, es sólo unos días para ver a mi madre, había planeado ir allí y volver aquí en unos días, pero ahora no quiero separarme de tu madre ni siquiera un fin de semana. - Narcissa se sonrojó y dijo:

-¿De verdad quieres que vaya contigo a ver a tu madre?

-Sí, tenemos que hablarlo, sabes la situación con mi madre y mis hermanos, he pensado que después de navidades y de ir unos días a verla, podríamos hablar sobre conseguir una casita aquí cerca en el pueblo o en la zona mágica de Florencia como tú me dijiste que estabas considerando, me gusta mucho esta zona y estoy bastante harto de Suecia, allí sólo tengo a mis hermanos y no me llevo bien con ellos…y quiero estar contigo. Para trabajar sólo necesito un laboratorio de pociones y podemos buscar una casa con un sótano adecuado para montarlo y una habitación para mis libros con un escritorio. El dinero no es un problema, mi casa en Suecia hace tiempo que quiero venderla y tengo ahorros. - Ella sonreía encantada.

-Es una idea maravillosa, tenía miedo de que por algo, tuviéramos que separarnos, o que sólo pudiéramos estar juntos ocasionalmente, no sabía que habías pensado en ello. - Él la abrazó por la cintura y la levantó hasta que estuvo a la altura de su cara, considerando su altura, ella se asustó un poco.

-¡Hans!

-Cariño, ahora que te he encontrado no pienso dejarte escapar, llevo desde que te conocí pensando en la manera de quedarme aquí contigo, porque supongo que no querrás estar lejos de Draco… y a mí no me importa trasladarme, este sitio es casi tan bonito como tú. - Entonces la besó, provocando aplausos en Draco y Paolo, con el escándalo que estaban montando llegó Lars y se unió a los vítores.

Los días transcurrieron tranquilos hasta la llegada de Fred Weasley para reunirse con Lars. Narcissa y Hans disfrutaban de los primeros días de su relación compartiendo ratos tranquilos en la sala de lectura de la villa cuando llovía y saliendo a pasear por el pueblo, por Florencia o Siena. Cuando llegó Fred, Lars quedó en ir a buscarlo a la oficina del ministerio en Florencia para acompañarlo a la villa. Cuando llegó con Fred les presentó a todos, excepto a Draco y Narcissa, que ya los conocía, como no podía ser de otro modo bromeó con Draco sobre lo cabrito que era de pequeño… y aunque ya habían hecho las paces, prefirió mantener su viaje en secreto, sólo lo sabía su hermano George y su cuñada, había decidido salir del armario tras año nuevo, por si su madre o su hermano Ron montaban un drama y porque quería pasar unos días tranquilos con Lars, sin lechuzas o aulladores. Estuvieron charlando sobre cómo se conocieron él y Lars y les contó que estaban en vías de asociarse con Severus y Elvira para montar un pequeño negocio de pociones y productos cosméticos, los regalos de Navidad de Severus y Elvira eran un lote de productos para que sus amigos les dieran opinión y saber si había alguna pega. Como todos recibieron un lote le dijeron que eran estupendos, los habían probado prácticamente todos, Hans dijo que el champú era estupendo, él tenía el pelo castigado por la grasa que le provocaba el andar investigando e ideando pociones, había intentado hacer algo él mismo y nunca consiguió unos resultados tan buenos. Narcissa dijo que le encantó el perfume que le envío, se parecía al suyo habitual pero con un toque afrutado y suave. Fred dijo que lo tendría en cuenta y que sería algo que hablaría con Severus, Elvira, su hermano George y su cuñada Angelina. Lars le contó que Narcissa y Hans por fin estaban juntos y los felicitó a ambos.

-No es que seamos íntimos amigos, Narcissa, pero sé qué clase de hombre es Lucius y puedo decir que no te merece, por lo que sé de Hans, creo que seréis felices. - Después Fred se instaló con Lars en su habitación.

Narcissa y Hans decidieron pasar el día tranquilos en la villa, mientras Lars y Fred fueron a pasear por el pueblo, cuando volvieron Fred estaba encantado, le pareció un lugar maravilloso. Cenaron en el patio trasero, bajo la parra. Fred estaba impresionado por la deliciosa cena que preparó Paolo.

-Vaya, Paolo, esta comida está mejor que la de mi madre… si ella se entera de lo que he dicho es probable que me mate o me castre, así que por favor, que no salga de aquí. -Todos rieron. Draco dijo:

-Tranquilo, Fred, lo que pasa en el hotel Villa Narcissa se queda en el hotel Villa Narcissa…

Siguieron riendo y charlando, cuando terminó la cena, se fueron a sus habitaciones, Hans ya se había trasladado a la habitación de Narcissa.

Al día siguiente, todos habían planeado ir a la cena y fiesta de Nochevieja que se hacía en el pueblo, la plaza principal había sido decorada con mucho cuidado, se habían dispuesto unas carpas y Paolo se unió al grupo que prepararía la cena como los últimos dos años, era una pequeña aldea mágica y los vecinos se repartían el trabajo, Paolo y los dueños del restaurante y la cafetería local se encargaban de preparar la comida y la bebida, los demás vecinos se repartían la decoración y Fred aunque había llegado el día antes se ofreció a organizarles un espectáculo de fuegos artificiales para cuando dieran las 12 de la noche, el alcalde y el resto del comité de organización se mostraron entusiasmados y se lo agradecieron mucho. Pero para él no era molestia, siempre llevaba consigo todo lo necesario. Draco bromeó:

-Sabes Fred, aún recuerdo la que liasteis George y tú cuando os fuisteis de Hogwarts… no quería que se me notara, pero después me partía de risa sólo recordando la cara de la Umbridge cuando os vio a los dos volando en vuestras escobas.

Todos reían cuando Draco y Fred rememoraron esa historia. Incluso Narcissa, que no solía ser demasiado crítica con la gente dijo que era una mujer odiosa y no la soportaba, decía que tenía que aguantar su presencia en su casa por culpa de Lucius, pero que se alegraba de que ya no tuviera que volver a verla. Draco y Fred estuvieron de acuerdo con ella.

Pasaron el día en la plaza del pueblo, ayudando al resto de vecinos con la organización, era una fiesta popular, pero ya que era una fiesta de Nochevieja, todos los vecinos se vestirían de gala, era una ocasión especial, cuando estuvo todo preparado, los vecinos fueron a prepararse y vestirse con sus mejores galas. Pensando en que podría darse esta ocasión, Hans había metido en su maleta su túnica de gala. Narcissa le pidió si podía ducharse y vestirse él primero y esperarla en el vestíbulo, quería sorprenderlo.

-Te estaré esperando impaciente, mi bruja.

La besó en los labios y se vistió y arregló rápido, no se puso la capa larga por el momento, para estar más cómodo esperándola y porque no había decidido si se la llevaría puesta o no. Narcissa cuando lo vio dijo que estaba muy guapo y que esperaba estar a la altura de las circunstancias, él le dijo que ella estaría preciosa incluso si decidía ir en pijama, despeinada y sin maquillar. Ella le regañó:

-¡No seas idiota!

-Soy sincero, eres preciosa, pero si crees que soy un idiota, está bien, pero que sepas que soy tu idiota.

Se besaron y él fue abajo a esperarla, ya estaban allí Fred y Lars con sus túnicas de gala y Paolo acababa de entrar a través de la puerta de la cocina, también arreglado. Draco bajó con su túnica de gala y les dijo que los huéspedes que quedaban le dijeron que volverían al día siguiente, que estaban con unos amigos en Siena.

Narcissa bajó por fin y todos la alabaron con sinceridad, llevaba un vestido largo de terciopelo azul medianoche con manga larga, tenía un escote grande pero de aspecto elegante, alrededor tenía una tira discreta de un delicado encaje plateado, estaba ceñido a su cuerpo hasta sus caderas, la falda no era demasiado ceñida y tenía una abertura que dejaba ver sus piernas hasta por encima de sus rodillas, dejando ver sus medias oscuras. Se había recogido el pelo en un elegante moño con unas pequeñas peinetas de plata brillante con pequeñas perlas, combinaba muy bien con el colgante que le regalaron sus hijos, se había puesto unos bonitos pendientes largos con unas perlas en forma de lágrima, se puso unos zapatos plateados con un tacón no demasiado alto. Llevaba un pequeño bolso plateado. Se había maquillado los ojos con una sombra nacarada y se puso un poco de colorete color melocotón y, por ser Nochevieja, pensó en pintarse los labios de un color rojo encendido, un color poco habitual en ella últimamente. Hans estaba mirándola embobado, Draco estaba feliz diciéndole que nunca la había visto tan guapa y Paolo dijo que se pedía bailar con ella esa noche, todos le pidieron un baile para después y ella aceptó encantada.

-Sólo espero que Hans no se ponga celoso… - Él se reía.

-¿Cómo me voy a poner celoso porque bailes con los chicos? Eso sí, después de bailar con ellos, te pienso acaparar toda la noche.

Todos reían. Hans se puso su capa larga como los demás y ayudó a Narcissa a ponerse su abrigo. Cuando llegaron a la plaza, la cena estaba a punto de empezar, el alcalde del pueblo había puesto un hechizo para mantener invisible y en perfecto estado la comida en las mesas y cuando todo el mundo llegó y tomaron asiento lo levantó y comenzó la cena.

Fue una cena muy agradable, los vecinos eran buenas personas y muy amables, Draco, Paolo, Lars, Fred, Narcissa y Hans, lo pasaron muy bien, incluso hubo un brindis para agradecer a los encargados de la comida su esfuerzo, Paolo, que estaba ligeramente achispado se levantó y obligó a los otros encargados de la comida a levantarse con él, entonces los hizo saludar con una reverencia, bastante poco coordinada, provocando las risas de todos. Después se sirvió el postre, tiramisú o tarta de chocolate a elegir. Fred estaba encantado, como todo Weasley tenía bastante buen saque y cuando probó el tiramisú que preparó Paolo para esa noche le preguntó por la receta para su madre, pero Paolo le dijo que era la receta de su abuela y no podía salir de la familia.

-Sabes Paolo, casi mejor, mi hermano Ron no se merece probar algo tan bueno. - Les extrañó que dijera esas cosas de su hermano Ron y Hans le preguntó:

-¿Qué te ha pasado con tu hermano Ron? Fred, he visto que hablas con cariño de todos tus hermanos menos de él. - Fred suspiró:

-Resulta que el día de Navidad bebió más de la cuenta y estuvo burlándose de Rolanda Hooch, acababa de enterarse de que se casó el día 22 de diciembre en Francia, según él es una pervertida, mi padre lo regañó, le preguntó si creía que Dumbledore era un pervertido porque todo el mundo mágico sabe que es homosexual, se quedó callado, pero dijo que aunque haya excepciones es una perversión. Mis padres se miraron como si se preguntaran qué habían hecho mal con él. Yo estuve a punto de decir entonces que estoy enamorado de Lars, George me contuvo, no quería que me montara un espectáculo allí. Pero en cuanto volvamos voy a llevar a Lars a casa de mis padres.

Lars sonrió y se besaron. A pesar de ser una aldea, la comunidad mágica italiana por lo general era bastante liberal y no se tenían que esconder.

Después dio comienzo el baile, Draco, Paolo, Lars y Fred, cumplieron su palabra y estuvieron bailando con Narcissa que se reía y divertía con ellos, hasta que le tocó el turno a su novio. Hans la sacó a bailar y algunos vecinos los miraban con curiosidad, muchos no sabían que eran pareja y estaban encantados, Narcissa les caía bien y les gustaba verla feliz. Hans notó que algunos hombres la miraban con interés, eran bastante poco discretos, entonces agarró más firmemente la cintura de Narcissa mientras bailaban, ella al notarlo dijo:

-¿Qué te pasa? - Él besó su mejilla.

-Nada, querida, es que me he puesto un poco nervioso, no suele ocurrir que la mujer más atractiva de la fiesta sea mi acompañante, estás acaparando toda la atención masculina…

-No me había dado ni cuenta, yo sólo tengo ojos para ti, aunque ahora que lo dices, también hay muchas mujeres comiéndote con los ojos, creo que tengo que dejar claro que eres sólo mío. - El sonrió.

-Y yo encantado con eso.

Entonces ella puso la mano en su hombro y agarró su cuello con la otra, él abrazó su cintura y la besó apasionadamente en medio de la pista de baile. Estaban en medio de su beso cuando vieron un fogonazo y a Draco con su cámara en la mano y una enorme sonrisa.

-Lo siento, quería un recuerdo de ese beso de película.

Como Paolo era nacido de muggles, lo había aficionado al cine. Su madre sólo se rió y le pidió que no enseñara demasiado esa foto.

-¿Qué no? Pienso ampliarla y ponerla enmarcada en el vestíbulo de la villa. - Narcissa estaba estupefacta y Hans dijo:

-Por mí perfecto, que todo el mundo vea cuanto te quiero. - Entonces Draco dijo:

-¡Auuwww! ¡Pero qué bonito…!

Estuvieron charlando un poco hasta que se les acercó el alcalde del pueblo que estuvo preguntando si Fred podría ir en verano para las fiestas de agosto porque estaba divirtiendo mucho a los niños de la aldea con los trucos y productos de su tienda. Narcissa y Hans miraron a donde señalaba el alcalde y vieron a Fred y Lars entreteniendo a los niños, jugando como críos. Hans suspiró:

-Son más niños que los niños… - El alcalde se rió con Narcissa y Draco. El alcalde dijo:

-Se les dan muy bien los niños, este año se lo están pasando como nunca, generalmente se aburren y molestan a sus padres y al resto de adultos, gracias a Fred y Lars, están entretenidos y sus padres pueden estar un rato tranquilos.

En ese momento Lars, Paolo y Fred decidieron empezar una conga y la pista de baile se llenó de niños y adultos, medio pueblo estaba en la pista de baile. Draco cogió a su madre y a Hans de la mano y los llevó a la pista de baile, a unirse al resto de gente.

Narcissa nunca se había reído tanto, normalmente los bailes para ella no eran divertidos, eran eventos en los que tenía que aparentar que su matrimonio no era una farsa y aguantar a un montón de estirados hipócritas que sólo se interesaban en medrar socialmente. Así que pasar esa noche con gente normal, pudiendo comportarse como quisiera era una novedad.

Cuando llegaron las 12 Fred dio inicio al espectáculo de fuegos artificiales que había instalado esa tarde con ayuda de Lars y Hans. Todo el pueblo estaba encantado viendo las luces y colores, los niños miraban embobados y los adultos estaban fascinados, Hans estaba sentado en la escalera que iba al ayuntamiento con Narcissa en su regazo, muchos vecinos estaban allí disfrutando del espectáculo, él abrazó con fuerza a Narcissa acercándola para susurrarle al oído.

-Feliz Año Nuevo, mi amor, espero que ésta sea la primera de las muchas noches de fin de año que pasemos juntos. - Ella lo miró emocionada.

-Yo también, cariño, te quiero mucho, Feliz Año Nuevo.

Se besaron apasionadamente mientras escuchaban los gritos de admiración por el espectáculo de la gente a su alrededor.

Después de acabado el espectáculo todo el mundo empezó a aplaudir y Fred saludó y agradeció los aplausos y vítores. Tras ello el baile se prolongó hasta las 2 de la madrugada. Siendo un pueblo mágico, la limpieza fue cuestión de unos pocos minutos. Cuando llegaron al hotel se retiraron rápidamente a sus habitaciones, estaban todos agotados de reír y bailar, un poquito bebidos y felices. Poco después estaban todos acostados, abrazados a sus parejas, dormidos, con una sonrisa.

Pasados 2 días, se acabaron las vacaciones de Navidad, Lars tenía que volver a Hogwarts para despedirse de todos, Rolanda volvía a su trabajo en enero y Lars había decidido presentarse al examen de maestro de pociones, para hacerse cargo de la elaboración de las pociones y productos cosméticos que inventaba Elvira y que vendería asociada con George y Fred. Además con ello podría estar con Fred y tener cada uno su espacio de trabajo, Fred seguiría en la tienda de bromas con su hermano y Angelina se encargaría de la perfumería, Elvira y Severus serían los que perfeccionarían los productos, se repartirían los beneficios entre los socios a partes iguales porque ambos invirtieron el mismo dinero y tras la Navidad buscarían un local adecuado para la tienda y la fábrica que debía estar cerca, allí Lars sería el encargado principal y tendría un ayudante, por el momento. Lars y Fred estaban entusiasmados por la nueva tienda y, Fred estaba además un poco nervioso, cuando volvieran había decidido contarle a sus padres que es gay y les presentaría a Lars, aunque antes de eso quería invitar a cenar con Lars, a su hermano George y a Angelina, a un buen restaurante quería agradecerles a su gemelo y a su cuñada el hacerse cargo de sus obligaciones para que pudiera irse con Lars unos días.

Draco y Paolo estaban esperando nuevos huéspedes para las próximas semanas, sus empleados que estaban de vacaciones volverían dentro de poco y el hotel regresaría a su rutina habitual. Ya habían mirado fechas y destinos para disfrutar el regalo que les hizo Narcissa por Navidad y habían decidido irse a Atenas. Hans y Narcissa también tenían planes, él estuvo ocupado antes de Navidad con la promoción de su último libro en Estados Unidos, pero le dijo a su editor que necesitaba tiempo para investigar para escribir otro libro, estaba pensando en actualizar los manuales de pociones que se usaban en los colegios de magia, se le ocurrió hablando con Severus cuando le contó que los usaba poco para impartir clases y que él cuando era estudiante prácticamente los reescribía por la cantidad de anotaciones que hacía en ellos, le preguntó a Narcissa si Severus estaría dispuesto a ayudarlo a crear nuevos manuales o por lo menos a asesorarlo como profesor, ella le dijo que era una gran idea y que se lo preguntara cuando fueran a su boda, que seguro que le interesaría, desde que lo conocía se quejaba de lo malos y aburridos que eran esos manuales y que no servían para nada. Narcissa iba a acompañar a Hans a Suiza a ver a su madre, él estaba en contacto constante con su hermana y con ella y les contó que había conocido a alguien y estaba enamorado, tanto su hermana como su madre estaban encantadas, sabían que él lo pasó muy mal cuando perdió a su mujer y estaban deseando conocer a la mujer que le devolvió la ilusión.

El día 2 de enero, Lars y Fred fueron al ministerio a coger el traslador a Londres y Narcissa y Hans fueron con ellos y cogieron un traslador a Ginebra, Draco los acompañó y se despidió de ellos emocionado, echaría de menos a su madre y también a Hans, Lars y Fred, se lo había pasado muy bien con ellos. Cuando volvió al hotel Paolo lo tuvo que consolar, además, en un par de semanas estarían allí de nuevo Narcissa y Hans, y ellos se irían pocos días después a la zona mágica de Atenas, así se animó un poco más.

Narcissa y Hans estaban también muy ilusionados, cuando volvieran allí empezarían a buscar una casa en el pueblo o en la zona mágica de Florencia, a Hans le había gustado mucho la zona y el clima y, sobretodo, no quería que Narcissa echara de menos a su hijo, habían planeado viajar, pero sólo una semana o dos de vez en cuando, pero les encantaba estar en Florencia y en la aldea y querían que allí estuviera su residencia habitual. Aún no le habían contado sus planes de futuro a Draco, querían estar seguros antes de que encontrarían una casa adecuada y que no se fastidien sus planes, pero estaban seguros de que estaría tan feliz como ellos.