Capítulo 8
"¿De qué hablas, Andrew? ¿Cómo te atreves a traer a una de tus queridas a mi casa e intentar hacerla pasar por tu esposa?" replicó Agnes furiosa.
"Nunca vuelvas a decir algo como eso, Agnes. No voy a permitir que intentes manchar mi honor o el de mi esposa. Además sabes muy bien que esta es mi casa porque ahora yo soy el nuevo Barón Norton."
Jane no soltó el brazo de su esposo porque notaba que estaba muy nervioso y que necesitaba su ayuda. Ella había prometido ayudarlo como él la ayudaría con su familia.
"Yo no te reconozco como el máster de esta finca y menos a esta mujer como la nueva Baronesa. Quiero que se vayan ahora mismo o llamaré a mis empleados para que los echen a patadas." Agnes estaba furiosa y no paraba de gritar descontrolada. Ella sabía que no tenía razón y quería intimidar a Andrew tal como lo hacía cuando era un niño.
Jane vio a su esposo tan afectado por todo que decidió intervenir. "Señora, creo que no va a ganar nada gritando y diciendo cosas que usted sabe muy bien no son verdad. Si no se calma, mi esposo le pedirá al magistrado que venga para que resuelva todo esto. Es mejor para todos que esto se resuelva sin conflictos para evitar rumores, y sobre todo para evitarle malos ratos a usted."
Agnes miró a Jane con odio, pero sabía que estaba acorralada y decidió usar la última carta que le quedaba. "Está bien, me iré mañana temprano pero me llevaré a las hijas de tu adorado hermano. Espero que no se te haya olvidado que yo tengo la custodia de las niñas y no hay nada que puedas hacer. Tú decides, Andrew."
"Lo siento, Agnes, pero tú tenías la custodia. La corte me ha cedido la custodia de Clara y Matilda a mí y a mi esposa. Dos hombres de mi confianza y yo estaremos custodiando a las niñas y no te permitiremos acercarte a ellas."
"Eres un desgraciado, Andrew. Me las vas a pagar muy caro por todo esto que estás haciendo…"
"Tus bravatas y amenazas ya no funcionan conmigo. Hace mucho tiempo que dejé de ser el niño y tenerte miedo. En todo caso, jamás seré como tú y por esa razón te daré un mes para que desalojes mi propiedad. Pasado mañana mi esposa, mi tía, mis sobrinas y yo viajaremos a Londres, pero regresaremos en un mes. Si cuando regrese aún estás aquí, me encargaré personalmente de sacarte de mi casa. Ahora, por favor desaparece de mi vista o cambiaré de opinión y te echaré ahora mismo."
Agnes intentó discutir con Andrew, pero él y Jane dejaron el salón y la dejaron hablando sola. A los pocos minutos, el mayordomo y dos lacayos le informaron que todos los empleados ahora obedecían las órdenes del Barón Norton. Agnes tuvo que resignarse y se fue a su habitación jurando que se vengaría.
Después de salir del salón, Andrew y Jane fueron al cuarto de las niñas. Andrew planeaba llevar a las niñas a su cuarto para que durmieran en su cama y él dormiría al pie de la cama. Él no confiaba en nadie y sabía que Agnes podía intentar cualquier cosa con tal de hacerle daño.
"Gracias por ayudarme en todo esto, tu ayuda ha sido invaluable," dijo Andrew un poco más tranquilo. "Para mí no es fácil enfrentarme a esa mujer sin recordar tantos episodios tristes de mi niñez…"
"Comprendo, pero fuiste muy claro y te mantuviste bajo control todo el tiempo. Andrew, te comportaste como un caballero dada las circunstancias y es hora que te olvides de esa mujer y no le permitas que vuelva a hacerte daño. Tus sobrinas te necesitan, nos necesitan y es mejor que nos olvidemos para siempre de esa mujer."
Andrew miró por unos segundo a Jane, luego le tomó la mano y la besó, "Tienes razón, mi querida Jane. Ahora debemos preocuparnos de lo verdaderamente importante, mis queridas sobrinas."
Andrew y Jane fueron al cuarto de las niñas y juntos con tía Smith comenzaron a planear todas las cosas divertidas que haría en Londres.
P&P
Georgiana se quedó dormida muy tarde y estaba muy cansada por lo que se quedó en cama durmiendo hasta tarde. Ella aún se sentía culpable por haber creído en las mentiras de George Wickham y no sabía cómo remediar eso para recuperar la estima y confianza de su querido hermano. La verdad era que ella aún no se perdonaba a sí misma porque no había compartido con nadie todo lo que sentía y lo decepcionada y triste que estaba.
Pese a que Elizabeth también se quedó dormida muy tarde, ella igual se levantó temprano. Como no tenía nada que hacer, salió por la puerta trasera y caminó rumbo al establo. Afortunadamente Oscar, el perro del señor Turner estaba echado disfrutando los primeros rayos de sol de aquella fría mañana. Elizabeth se sentó en la banca que estaba cerca del establo y que miraba a la pequeña laguna y el viejo Oscar se sentó al lado de ella.
"Ha madrugado hoy, señorita Bennet," dijo el señor Turner. Él notó que Elizabeth estaba muy pálida y quiso hablar con ella para ser cordial.
"Tengo la costumbre de levantarme temprano, señor Turner. Usted también se ha levantado temprano." A Elizabeth le agradaban mucho el señor Turner y su esposa que trabajaba en la cocina.
"Mi querida señorita Bennet, tenemos que levantarnos temprano aunque no queramos. Mi querida Betty es la encargada de preparar el pan fresco para cada día y yo tengo que alimentar a los animales."
Elizabeth siempre había estado consciente de lo mucho que trabajaban los sirvientes de Longbourn, pero ahora que ella era parte del personal de Pemberley podía comprender cosas en las que antes jamás había pensado.
"¿Y dónde está la gata Nora?" preguntó Elizabeth.
"Ella está en la cocina durmiendo lo más cerca que puede del fuego. La gata es de mi esposa y ella la trata como si fuera un bebé," dijo el señor Turner riendo. Él y su esposa nunca pudieron tener hijos y los animales del establo ocupaban ese lugar en el corazón de ellos.
"¿Entonces Oscar es su perro, señor Turner?" preguntó Elizabeth mientras acariciaba la cabeza del animal.
"Ahora lo es. Oscar era el perro de un buen amigo mío que desgraciadamente falleció de tisis hace un año. El pobre Oscar estuvo varios días sin comer, pero afortunadamente se adaptó a vivir con los animales del establo aunque creo que nunca volverá a ser el que era antes. Acá tiene que dormir en el establo, pero cuando el viejo Peter estaba vivo dormía dentro de la cabaña al pie de la cama de su amo. Bueno señorita Bennet, debo volver a trabajar, espero que tenga un excelente día."
"Usted también, señor Turner," replicó Elizabeth. Mientras miraba al lago pensaba en todo lo que había ocurrido el día anterior y en todas las decisiones que había tomado. "Querido Oscar, creo que tu y yo tenemos mucho en común. Ambos perdimos a quien amábamos y estaba a cargo de protegernos y ahora nos encontramos en una casa que no es la nuestra, de cierta forma, viviendo de la caridad de otros," le dijo Elizabeth al perro que dormía con su cabeza apoyada en sus pies.
La noche anterior después de llorar mucho, Elizabeth había tenido tiempo para reflexionar y darse cuenta de todos los errores que había cometido. Mientras miraba al lago, y acariciaba la cabeza de Oscar, Elizabeth respiraba profundamente para poner en orden sus ideas.
'De cierta forma le agradezco al señor Darcy que me haya puesto en mi lugar. Llegué a esta casa actuando como si fuera una amiga de la familia que venía a pasar una temporada en esta hermosa finca cuando no soy más que una empleada más de la familia Darcy. Creo que he aprendido una dura lección y no volveré a cometer el mismo error. En las semanas que he vivido aquí me he dado cuenta que el señor Darcy trata a sus empleados con respeto y deferencia, y además les paga bien. Si yo me comporto como el resto del personal, sé que él me tratará con respeto y no volveré a tener altercados con él.'
"Lo siento mi querido Oscar, pero debo regresar a casa. Georgiana debe haber despertado y quiero ver si se siente mejor. Gracias por tu compañía y nos vemos mañana." Elizabeth besó al perro en la cabeza y corrió rumbo a la mansión. Ella entró por la cocina y usó la escalera de servicio para ir hasta el cuarto de Georgiana.
"¿Te sientes bien, querida?" preguntó Elizabeth al ver a Georgiana despierta pero muy desanimada.
"No sé, Lizzy… Yo…" dijo Georgiana y se puso a llorar.
Elizabeth se sentó en la cama y abrazó a Georgiana mientras ella lloraba desconsoladamente. Ella se preguntaba qué era lo que le pasaba a esa pobre niña, que a veces parecía tan triste y desamparada. "Si quieres, puedes contarme lo que te pasa. Tal vez yo pueda ayudarte."
Georgiana miró a Elizabeth y decidió contarle parte de lo que sentía. "Lizzy, a veces siento que no soy digna de ser una Darcy. Mi hermano es un hombre excepcional al que todos admiran… Sabes, él fue siempre el mejor en todas sus clases y también en esgrima… y es un excelente jinete. Cuando él habla, todos lo escuchan y su opinión es siempre considerada sabia y justa… Y yo… Yo apenas puedo hablar en público y…" Georgiana no pudo seguir hablando porque no podía parar de llorar.
Elizabeth sentía tanta pena por esa niña con la autoestima tan baja. "¿Me dejas contarte una historia?" preguntó Elizabeth y esperó a que Georgiana parara de llorar.
Luego, Georgiana miró a Elizabeth, entonces ella tomó su pañuelo y le secó las lágrimas y le dijo con voz suave. "Mi querida hermana Jane es una de las mujeres más hermosas que yo jamás haya visto."
"Tú también eres muy bonita, Lizzy," dijo Georgiana inmediatamente.
"Gracias, querida, pero debo decirte que mi madre nunca pensó así. Ella siempre decía que Jane era la chica más hermosa, la más dulce y que yo tenía un carácter muy rebelde y que ningún hombre iba a querer casarse conmigo si no cambiaba mi actitud. Para mi madre lo único importante era que encontráramos un marido rico para asegurar nuestro futuro. Cuando era más niña, eso me hacía sentir muy insegura, pero logré superarlo cuando comprendí que no debía compararme con Jane o nadie más. Aprendí a aceptarme con mis pelo rebelde, mis ojos demasiado grandes y mis comentarios impertinentes," dijo Elizabeth haciendo reír a Georgian.
"¿Crees que no debo compararme con William? Aunque lo intentara nunca podría ser como él."
"Por supuesto que no debes compararte con el señor Darcy. Debes admirar todas las cosas buenas que ves en él, pero comprender que tú también tienes muchas cosas por las cuáles ser admirada. Tienes un talento innato para todo lo artístico. Tocas el piano maravillosamente, dibujas y pintas como una artista, pero lo más importante, es que tienes un gran corazón."
"Gracias, Lizzy, pero yo no sé si merezco todo lo que me estás diciendo."
"Querida Georgiana, yo perdí a mi padre unos pocos meses atrás. Además, perdí la seguridad económica y mi hogar. Hoy tengo que trabajar y vivir lejos de mi madre y hermanas… Sin embargo, cada vez que estoy contigo, siento que estoy con una amiga y no con la señorita a la que debo acompañar. Tú me has hecho sentir bienvenida en esta casa, tanto que cuando estoy junto a ti se me olvida toda la pena que tengo en mi corazón por todo lo que me ha pasado. Me has hecho sentir tan bienvenida, que a mi pesar, a veces me he olvidado que soy una empleada más en esta casa. Por favor, nunca más sientas que no eres digna de ser una Darcy porque lo eres, y estoy segura que tu hermano piensa igual que yo," dijo Elizabeth.
"Oh Lizzy, gracias por ser tan buena conmigo. Eres la mejor amiga que jamás he tenido, y aunque todo el mundo diga que eres una empleada, para mí no lo eres ni jamás lo serás." Georgiana abrazó a su amiga y sintió que toda la pena que había sentido minutos atrás había desaparecido. "Te prometo que cada vez que me sienta como hace unos minutos pensaré en todo lo que me has dicho."
"Me alegro mucho, querida. Además, no es justo que te compares con tu hermano. Los hombres son dueños de sus vidas y pueden hacer muchas cosas. Ellos son los que heredan, administran, pueden estudiar y decidir que hacer con sus vidas. Nosotras tenemos muy pocas opciones."
"Tienes razón, nunca había pensado en eso. Llamaré a Molly para que me ayude a vestir. William nos debe estar esperando para desayunar."
"Yo ya desayuné. Te estaré esperando en el cuarto de música. Pero antes de irme me gustaría hablar de algo contigo. Georgiana, cuando estemos con otras personas, te llamaré señorita Darcy."
"No, Lizzy…"
"Querida, creo que es mejor para todo mantener la formalidad que se espera en el trato de la señorita de la casa y… y la persona que está a cargo de acompañarla y guiarla."
"Lizzy…"
"Por favor, te pido que respetes mi decisión. Tú puedes seguir llamándome Lizzy. Espero entiendas."
"Está bien, si eso es lo que prefieres." Georgiana pensó que probablemente su hermano había hecho algún comentario que incomodó a Elizabeth. Él era un hombre muy bueno, pero a veces era demasiado severo en algunas situaciones.
Elizabeth salió del dormitorio de Georgiana y se dirigió a su cuarto a buscar unas partituras de música. Ella se sentía mucho más tranquila y pensaba que Georgiana se parecía mucho a Kitty y Lydia con sus constantes cambios de humor. Pero además, la señorita Darcy estaba muy sola y necesitaba desesperadamente compartir con otras chicas de su edad y salir de su encierro y soledad.
La señora Reynolds le había informado al señor Darcy que Georgiana no deseaba levantarse y quería quedarse en cama porque se sentía enferma. Él se desesperaba mucho cuando eso pasaba porque Georgiana podía pasar toda la semana acostada sin querer hablar con nadie y comiendo muy poco. Él había intentado ser paciente, pero no consiguió nada, y cuando quiso ser firme con ella, sólo consiguió hacerla llorar desconsoladamente. Georgiana era su única familia y él la adoraba y daría cualquier cosa por verla feliz. Desgraciadamente, el canalla de Wickham le había roto el corazón y él no sabía qué hacer para ayudarla.
"Señor, la señorita Darcy bajará en unos minutos. Serviré el desayuno en el pequeño comedor," dijo la señora Reynolds.
"En cuanto firme esta carta, iré al pequeño comedor. Entonces, Georgiana no tenía fiebre, me imagino."
"No, señor. A lo mejor no había dormido bien y ya se siente mejor. Molly me dijo que después de hablar con la señorita Bennet, la señorita Darcy se sentía mucho mejor." La señora Reynolds hizo una reverencia y se retiró.
En cuanto el señor Darcy escuchó el nombre de Elizabeth se puso tenso. Él recordaba perfectamente el episodio del día anterior y se sentía culpable de haber sido tan brusco. Ella sólo había tomado un libro para leer y él la había tratado como si lo hubiese robado. Él había pensado gran parte de la noche como compensar su comportamiento y se le había ocurrido una idea que pensaba proponerle a las damas durante el desayuno.
Cuando el señor Darcy iba rumbo al pequeño comedor se encontró con Elizabeth que iba rumbo al cuarto de música. "Señorita Bennet, la señora Reynolds me avisó que servirá el desayuno en el pequeño comedor."
"Buenos días, señor. Yo ya he desayunado y le he avisado a la señorita Darcy que estaré esperándola en el cuarto de música. Estamos preparando una pieza para interpretar en la cena que tendrá usted con sus vecinos para el fin de esta semana." Elizabeth habló con respeto y calma sin mirar fijamente al señor Darcy, tal como lo hacían la señora Reynolds y el señor Moore.
Por alguna razón al señor Darcy no le gustó la forma en que Elizabeth le habló, pero no tuvo tiempo de decir nada porque Georgiana se acercó a ellos. "William, me muero de hambre. Vamos a desayunar porque tenemos muchas cosas que hacer con Lizzy hoy."
"Aunque haya desayunado, señorita Bennet, ¿podría acompañarnos? Puede beber un té o un café si lo prefiere," dijo el señor Darcy esperando una mirada desafiante o un comentario ingenioso.
"Por supuesto, señor," replicó Elizabeth y le sonrió a Georgiana.
El señor Darcy no pudo evitar sentirse decepcionado, pero no tuvo tiempo de decir nada porque Georgiana tomó del brazo a su amiga y le dijo algunas cosas mientras caminaban hacia el pequeño comedor.
El desayuno fue bastante animado. Elizabeth y Georgiana hablaron de las piezas de música que tenían planeado practicar en la mañana y las lecciones de dibujo en la tarde. Al señor Darcy no le pasó por alto que Elizabeth trataba a Georgiana de señorita Darcy, pero prefirió no preguntar nada porque no deseaba interrumpir la conversación.
El notaba a Elizabeth diferente, pero de una manera que no lograba comprender. Él esperaba que tal vez ella estuviera enojada, pero parecía muy cordial cuando hablaba con él, pero a la vez distante. Tal vez, después del incidente en la biblioteca ella había comprendido que las diferencias entre ellos eran insalvables y se había resignado a que todo entre ellos era imposible. Él sabía que eso era lo mejor, pero de igual forma no deseaba que ella estuviera enojada con él y deseaba compensarla por lo de la noche anterior.
"Georgie, si pueden posponer sus lecciones de dibujos por una tarde, me gustaría que me acompañaran al pueblo. Necesito comprar algunas cosas, y además, quiero ver si le han llegado algunos libros nuevos al señor Shaw. Ustedes pueden aprovechar de comprar libros para ustedes y algunas otras cosas que necesiten," dijo el señor Darcy.
"¡Qué buena idea, William! ¿Qué te parece, Lizzy?" preguntó Georgiana.
"Lo que usted decida, señorita Darcy, está bien para mí," dijo Elizabeth sonriendo.
"Entonces, saldremos en dos horas más rumbo a Lambton," dijo el señor Darcy mirando a Elizabeth, pero ella no se dio cuenta.
Georgiana y el señor Darcy continuaron hablando del Lambton y las cosas que planeaban hacer allí mientras Elizabeth escuchaba con respeto y silencio. Ella había descubierto que el señor Darcy podía ser bastante agradable si ella obedecía sus órdenes.
P&P
La señora Bennet tuvo que sentarse y leer la carta de Jane dos veces antes de convencerse de que todo era cierto. Su hija se había casado y ahora era una Baronesa, y en dos días más llegaría con su esposo a Longbourn.
En otro momento, ella hubiera llorado y gritado de felicidad. Pero después de todo lo que había pasado en los últimos meses, su forma de ver la vida era muy distinta.
'Oh, mi querida Jane, espero que no hayas sacrificado tu vida y tu felicidad por nosotras,' decía la señora Bennet sin poder parar de llorar.
P&P
Gracias a todos los que dejan comentarios de apoyo y siguen la historia con entusiasmo. Una vez más, me extendí más de lo presupuestado en algunas situaciones. Es que quiero tener la oportunidad de desarrollar bien la trama de la historia y sé que a ustedes no les molesta leer. Ahora si se aburren con algo, se lo pueden saltar o dejarme saber para pensar si debo dejarlo fuera en la versión en inglés.
En el próximo capítulo nuestro querido Coronel llega a Pemberley (ahora sí que sí) y la señora Bennet conocerá a su yerno.
¡Nos vemos pronto!
Saludos,
Yo
