Capítulo 7
"Estás segura, querida, de que esto es lo que quieres. Si tienes cualquier duda, nosotros te apoyaremos en todo," dijo el señor Gardiner a su sobrina antes de entrar a la iglesia.
"No te preocupes, tío, sé que esto es lo mejor para mí, mis hermanas y mi madre," replicó Jane. Luego besó la mejilla de su tío para que se tranquilizara y comprendiera que ella estaba contenta con su decisión.
Andrew estaba dentro de la iglesia un poco nervioso esperando por Jane. La señora Smith había hablado con un clérigo amigo para que oficiara la boda en una pequeña iglesia en medio de un barrio comercial donde había poco movimiento un sábado temprano en la mañana. En la iglesia estaban sólo el párroco, la señora Smith y la señora Gardiner. Después de la ceremonia, la señora Gardiner había preparado un desayuno de boda para todos los asistentes.
Tanto la señora Gardiner como la señora Smith sentían mucha pena por la forma en que su sobrino y sobrina tenían que casarse. Ellos merecían una boda en una iglesia bonitamente decorada y rodeados de familia y amigos. Sin embargo, las circunstancias y la premura de la boda no habían permitido organizar nada mejor. Andrew deseaba discreción y que nadie se enterara de sus planes para no poner en alerta a Agnes.
Cuando Jane entró a la iglesia del brazo de su tío, Andrew por fin se pudo tranquilizar. La noche anterior no había podido dormir bien pensando en que ella podía arrepentirse. Además, él notó que su futura esposa también se veía bastante pálida y seguramente tampoco había pasado una buena noche. Pese a eso, igual Jane se veía muy hermosa.
Andrew había conocido a muchas mujeres hermosas, especialmente desde que había asumido el título de Lord Norton hace unos pocos meses. Pero todas esas mujeres tenían miradas frías y calculadoras, mientras que su futura esposa tenía una mirada dulce, pero triste. Él respiró hondo y prometió lograr que esa tristeza desapareciera. Por alguna razón, Andrew deseaba que Jane fuera feliz y sabía muy bien que hacer para lograrlo.
La ceremonia fue breve y en menos de veinte minutos, Jane salió del brazo de su esposo transformada en la nueva Baronesa Norton. Desde ese día en adelante, su vida sería muy distinta y ella sabía que debía ser fuerte para ayudar a su esposo en la crianza de sus sobrinas y proteger a su propia familia.
La señora Gardiner preparó una comida muy deliciosa y los nuevos esposos se veían contentos y tranquilos. Después de una hora de camaradería, Jane, Andrew y tía Amanda se fueron a casa de los Smith. Andrew prefería que Jane permaneciera en casa de su tía. Él no confiaba en los empleados porque pensaba que algunos aún le eran fieles a Agnes. Andrew le pidió a Jane que lo acompañara al estudio porque necesitaba contarle sus planes para los próximos días.
"Jane, me imagino que ahora que eres mi esposa no te molesta que te llame por tu nombre. Además, espero que te sientas cómoda llamándome por mi nombre," dijo Andrew un poco nervioso.
"Por supuesto que no, creo que es lo que corresponde," replicó Jane. Ella deseaba mantener una buena relación con su esposo, intentando ser su amiga antes de ser su esposa. Ella siempre había sido muy tímida y discreta en su relación con los caballeros, pero ahora deseaba ser más abierta y transparente con su esposo.
"Me alegro, creo que todo será más fácil entre nosotros si podemos comunicarnos fluidamente."
"Estoy de acuerdo."
"Bueno, déjame contarte que por fin tengo claro lo que haremos en los próximos días. Pasado mañana viajaremos a mi finca y nos quedaremos no más de una semana allí. Luego, viajaremos de regreso a Londres e iremos a visitar a tu madre y hermanas. No quiero que se enteren por carta de nuestra boda. Además, quiero invitarlas a pasar unos días con nosotros. Quiero que tengas tiempo de remodelar nuestra casa de Londres, que mis sobrinas conozcan a tu familia, y sobre todo, resolver el asunto de tu hermana Elizabeth. Además, le daré tiempo a mi madrastra para que haga abandono de nuestra finca y se instale definitivamente en la casa de la viuda o en su casa de Londres. Después de eso, quiero pasar parte de la primavera y todo el verano en Parkland, si eso está bien contigo."
"Me parece una excelente idea. Muchas gracias por incluir a mi madre y hermanas en tus planes, Andrew."
"Mañana iré a la oficina de mi procurador para arreglar los últimos asuntos legales sobre la custodia de mis sobrinas. Entonces, quiero aprovechar de hablarle de tu hermana Elizabeth, para que se ponga en contacto con su empleador y coordinen la mejor forma de finalizar su contrato de trabajo."
"Agradezco mucho tu preocupación, pero mi hermana es una persona muy especial, y además, somos muy cercanas y dudo que quiera enterarse de mi boda por terceras personas. Yo necesito hablar personalmente con ella, que te conozca y que pueda ver que yo estoy feliz con la vida que he elegido."
"Comprendo, y me parece totalmente razonable. Entonces cuando regresemos de Somerset, dejaremos a las niñas en casa de mi tía con tu madre y hermanas y viajaremos a buscar a tu querida hermana. Perdón, pero he tenido tantas cosas en mi cabeza que olvidé dónde está la finca de la familia para la que trabaja."
"La finca está en Derbyshire, creo que a unos dos o tres días de viaje desde Londres."
"¿Y cómo se llama la familia para la que trabaja? No conozco mucha gente del norte."
"Ella trabaja en una finca llamada Pemberley para la familia Darcy. Ella es la dama de compañía de la señorita Darcy. Aunque ella me ha hablado muy bien de ella, yo no confío… Bueno, no estaré tranquila hasta que ella no esté conmigo."
Andrew quedó un poco perplejo con aquel comentario y preguntó de la manera más sutil que pudo. "Jane, yo conozco a Darcy, fue mi compañero en la universidad. No puedo decir que somos amigos ni nada por el estilo, pero tengo una muy buena opinión de él. En nuestros círculos, uno se entera de muchas cosas, y te puedo decir que él es considerado un caballero ejemplar y honorable."
"Puede ser… Yo no dudo de su honorabilidad, sino de su forma de ver la vida y de la opinión que tiene de todos los que no pertenecemos a sus círculos sociales." Para ser clara, Jane decidió contarle a Andrew toda la historia del señor Darcy y los Bingley en Hertfordshire y la forma en que el señor Darcy se comportó con sus vecinos. Además, le contó lo que había escuchado su madre y la forma despectiva como esa gente hablaba de ellos. "Me imagino que comprendes que yo no puedo estar tranquila sabiendo que mi hermana vive bajo el mismo techo de un hombre que probablemente la debe considerar nada más que una sirvienta."
"Entiendo y estoy totalmente de acuerdo contigo. Al parecer Darcy es honorable y educado sólo con aquellos que considera a su mismo nivel. Bueno, ahora Elizabeth es mi hermana y no permitiré que siga trabajando para alguien que es capaz de hablar de esa manera de su familia," dijo Andrew tajantemente.
"Gracias, Andrew," replicó Jane. Ella sintió una profunda admiración por su esposo y por la manera en que deseaba protegerla. En ese momento, a ella su esposo le parecía el hombre más guapo y maravilloso del mundo.
P&P
… me siento profundamente decepcionado de ti, Darcy. Aún no puedo creer que me hayas ocultado la muerte del señor Bennet y que la señorita Elizabeth está trabajando para ti. Darcy, necesito que me expliques por qué no me contaste lo que estaba pasando y que me digas todo lo que sabes sobre mi querido ángel…
La carta contenía un montón de párrafos que casi no se podían leer por lo que el señor Darcy concluyó que su amigo los había escrito con mucha prisa, y probablemente, muy enojado.
… te pido por favor y en nombre de nuestra amistad que me cuentes todo lo que sabes y que me envies tu respuesta en un correo expreso después de leer esta carta.
El señor Darcy estaba un poco enojado con su amigo por hablarle de aquella forma y demandar explicaciones. La carta que le escribió era muy larga, pero repetía una y otra vez lo mismo, por lo tanto su respuesta sería corta, precisa e iría directo al punto.
… Bingley, aunque te sea difícil de creer, te oculté la información del fallecimiento del señor Bennet porque pensé que era lo mejor para ti en ese momento. Sé que sueles ser extremadamente impulsivo y tomas decisiones muchas veces sin pensar.
El señor Darcy escribió todas las razones por la cual la señora Hurst, la señorita Bingley y él le habían aconsejado alejarse de Hertfordshire. En el momento que escribía sobre la falta de fortuna, conexiones y la vulgaridad de los Bennet, el señor Darcy hizo una pausa y se puso a pensar. En los últimos días, y en especial por las noches entre sus sueños, él había contemplado en más de una ocasión unir su vida a una Bennet.
'No es posible que quiera proteger a Bingley y esté pensando en cometer el mismo error. No puedo seguir engañándome y creando expectativas que jamás podré cumplir.'
El señor Darcy pensó por unos minutos y continuó escribiendo la carta para su amigo. Esta vez decidió ser lo más sincero posible para poder dar el asunto cerrado para siempre.
Comprendo que estés enojado y debo reconocer que debería haberte mencionado el asunto concerniente a la familia Bennet. Por eso, te ofrezco sinceras disculpas, pero no hay nada más que pueda decir al respecto. Con respecto a la familia Bennet poseo muy poca información porque la señorita Elizabeth Bennet habla muy poco de ellos. Sólo sé que la señorita Bennet y la señorita Elizabeth han buscado empleo y que la señora Bennet y sus hijas aún viven en Longbourn y que unos meses más piensan mudarse a una casa que el hermano de la señora Bennet deberá comprar o alquilar.
El señor Darcy se despidió de su amigo, selló la carta y llamó al mayordomo y le dijo que se encargara de enviarla inmediatamente rumbo a Londres vía expreso.
Aquella tarde había salido el sol y el señor Darcy necesitaba hacer algo de ejercicio. Entonces, le dijo a un sirviente que avisara a los trabajadores del establo que prepararan su caballo.
Después de almorzar, Georgiana le dijo a Elizabeth que deseaba descansar porque la noche anterior se había quedado hasta tarde leyendo el libro que le había recomendado.
Elizabeth no se sentía muy bien. En los últimos días se había extrañado mucho a su familia, pero especialmente a su padre. El día anterior había recibido cartas de su madre y Jane y había quedado muy preocupada. La señora Bennet parecía otra persona, más triste y mucho más realista, y por lo tanto mucho más consciente de la situación en la que se encontraban sus hijas. Por su parte, Jane había sido muy breve en la carta y sólo le contó que viajaría en los próximo días con la señora Smith.
Aunque Georgiana era muy cariñosa con ella y el señor Darcy se había comportado amablemente, Elizabeth no podía evitar sentirse sola y aunque trataba de darse ánimo, ese día la melancolía había ganado. Entonces caminó rumbo hacia el establo. El encargado del establo era muy amable y tenía un perro y un gato que eran muy amistosos.
"Buenas tardes señor Turner, ¿puedo jugar unos minutos con Oscar y Nora?" preguntó Elizabeth.
"Por supuesto, querida señorita. Aunque mis queridas mascotas ya están un poco viejas y no siempre quieren jugar." El señor Turner sabía que cuando la señorita Bennet se sentía triste le gustaba estar cerca de los animales. Aunque los empleados de Pemberley eran respetuosos y bastante discretos, la mayoría de ellos sabía que la nueva dama de compañía de la señorita Darcy había perdido a su padre hace no mucho tiempo. De hecho, aún llevaba medio luto.
Elizabeth se sentó en una banca que miraba hacia el inmenso bosque que rodeaba la mansión con Nora la gata en sus piernas y Oscar el perro apoyando su cabeza en uno de sus pies. Aquellos viejos animales sin quererlo le proporcionaban cariño y la ayudaban a recordar aquellos momentos en su casa y con su querida familia.
Después de media hora y cuando una nube cubrió los escasos rayos de sol, la temperatura bajó drásticamente y Elizabeth tuvo que regresar a casa. Ella se despidió del señor Turner y sus mascotas y tomó el camino que rodeaba los jardines para entrar por la puerta trasera. Cuando dio la vuelta a la parte sur del jardín se encontró de frente con un jinete que se aproximaba al establo. Al verlo más de cerca, notó que era el señor Darcy, entonces Elizabeth se detuvo para saludarlo, pero él señor Darcy dio la vuelta y tomó el camino que bordeaba el lago.
'¿Qué habré hecho ahora que este señor está enojado conmigo?' se preguntó Elizabeth y siguió caminando.
P&P
"Me hizo muy bien dormir unas horas esta tarde," dijo Georgiana muy animada. "Lizzy, después de cenar quiero que practiquemos un nuevo dúo. Encontré unas partituras en el cuarto de música de unas canciones que no conocía." Georgiana no paraba de hablar mientras cenaba con su hermano y Elizabeth. Ella se sentía muy contenta porque ahora la hora de la cena parecía una oportunidad más para compartir y conversar.
"Por supuesto, eso sí que debes tener paciencia conmigo. Yo no tengo ni tu talento ni tu habilidad para la música."
"Eres muy modesta, Lizzy. Tienes una voz muy hermosa y creo que si practicas más, podrás tocar el piano muy bien. William después de la cena, Lizzy y yo cantaremos para ti."
"Lo siento, Georgiana, pero tengo muchos asuntos pendientes que resolver," replicó el señor Darcy y siguió comiendo.
"Pero podrías interrumpir tu trabajo por unos veinte minutos y escucharnos," insistió Georgiana.
"No, no puedo, lo siento Georgiana."
Elizabeth notó que Georgiana se puso muy nerviosa por la respuesta tan abrupta y cortante de su hermano e intentó intervenir con la mejor de las intenciones para alivianar la conversación. "Tal vez en otra ocasión el señor Darcy nos pueda acompañar, eso nos dará tiempo para practicar. Me imagino que tu hermano debe estar muy ocupado…"
"Así es señorita Bennet, estoy muy ocupado," interrumpió el señor Darcy. Él creyó que Elizabeth deseaba bromear con él y no se lo iba a permitir. Ellos no eran amigos y jamás lo serían.
"Entiendo… señor," dijo Elizabeth muy tensa. Ella no comprendía por qué ese hombre le había hablado de aquella forma, pero prefería no provocarlo. Ella se sentía muy frágil emocionalmente y prefería evitar problemas.
Cuando el señor Darcy vio que Elizabeth no decía nada pensó que era el momento para aclararle algunas cosas. "Señorita Bennet, el legado de mi familia, la vida de cientos de inquilinos, el personal de Pemberley y Casa Darcy, más todo el comercio local dependen de la producción de la tierra y de la producción de lana. Yo debo coordinar todo eso, tomar decisiones difíciles y para eso debo estar informado, y sobre todo, estudiar mucho. Yo me tomo todas mis responsabilidades con extrema seriedad y tengo claro cuáles son mis deberes y obligaciones. Antes que cualquier consideración personal que yo pueda tener está mi deber con el legado de los Darcy, que hoy depende de mí."
Elizabeth no sabía qué decir, aquel discurso sonaba a reproche y ella no entendía qué había hecho para tener que escuchar todo eso. "Sin duda usted siente mucho orgullo por el legado de su familia, señor."
"Así es, señorita Bennet. La historia de esta tierra está íntimamente ligada con la historia de mi familia. Los Darcy hemos sido admirados porque siempre hemos cumplido con nuestro deber y hemos actuado de forma honorable," dijo el señor Darcy y dio por terminada la conversación.
Mientras Georgiana escuchaba hablar a su hermano ella se preguntaba si alguna vez sería digna de ser una Darcy. Ella no tenía ningún talento especial, apenas podía hablar con personas que no conocía bien y además había estado a punto de arruinar irremediablemente la reputación de su familia huyendo con un canalla que sólo deseaba sacar provecho de ella.
Por su parte, Elizabeth prefirió permanecer en silencio. Por alguna razón el señor Darcy estaba muy enojado y ella prefería no darle motivos para descargar su ira contra ella. Además, ella notó que Georgiana también se había sentido muy mal después de escuchar a su hermano y tampoco dijo nada más.
Cuando la cena finalmente concluyó, Georgiana dijo que le dolía la cabeza y que se retiraría temprano a descansar. El señor Darcy se retiró a su estudio y Elizabeth no sabía muy bien qué hacer. Aún era muy temprano para dormir y pensó que leer le ayudaría a pasar el tiempo hasta que fuera hora de dormir. Por esa razón, ella decidió ir a la biblioteca que tenía una colección gigantesca de libros de todos los géneros posibles de imaginar.
Después de recorrer varios estantes le llamó la atención una colección de dos tomos de unos libros que parecían bastante antiguos. Al mirarlos mejor, se dio cuenta que eran sobre la historia de la familia Darcy.
'Si el señor Darcy siente tanto orgullo de su familia, seguro debe ser por muy buenas razones,' pensó Elizabeth. Luego sacó el tomo número del libro y se sentó en un sillón frente a la chimenea a leer con mucho interés.
P&P
Afortunadamente el viaje desde Londres a Parkland había sido sin inconvenientes y llegaron antes de que oscureciera a su destino. En cuanto los sirvientes vieron descender del elegante carruaje al nuevo Barón Norton se pusieron muy nerviosos. Agnes les había dicho expresamente que Andrew no podía entrar a la casa, pero los sirvientes sabían que él era el legítimo dueño de todo eso. Pero la fiel ama de llaves de los Taylor no pensaba obedecer ninguna orden más de aquella horrible mujer y ordenó a los sirvientes que prepararan los cuartos para los recién llegados y se hicieran cargo de los baúles con su equipaje.
"Mi querido Barón, no sabe el gusto que me da verlo," dijo la señora Parker muy emocionada.
"A mí también me da mucho gusto, pero por favor, dígame cómo están las niñas," replicó Andrew.
"Ellas están bien, aunque un poco tristes por todo lo que ha pasado en los últimos meses. Lo bueno, mi Lord es que esa mujer no está y seguro regresará tarde porque la invitaron a cenar en casa de los Mitchell."
"Perfecto, por favor lleve a las niñas al salón que solía usar mi madre. Antes de la cena, quiero que reúna a todo el personal en el salón principal porque tengo algunos anuncios que hacer."
"Comprendo, señor," dijo la señora Parker mirando a Jane. Después saludó a la señora Smith y luego fue a hacer lo que su máster le había ordenado.
Andrew le ofreció su brazo a Jane y junto a tía Amanda entraron a la casa. Jane observó todo a su alrededor sin decir nada. La casa de su marido era muy grande y hermosa aunque la decoración no era de su gusto. Le recordaba a los salones de Netherfield.
Después de unos cuantos minutos Clara y Matilda entraron al salón. Ellas se veían muy asustadas, pero cuando vieron a Andrew se les iluminó el rostro y corrieron a abrazar a su tío.
"Mis queridas niñas," dijo Andrew mientras las besaba y abrazaba. Él no pudo evitar derramar algunas lágrimas. Había pasado tantas horas pensando lo peor que cuando tuvo a sus dos queridas niñas entre sus brazos no pudo evitar emocionarse.
"¿Estás triste tío? ¿Por qué lloras?" preguntó Clara afligida mientras matilda miraba asustada.
"Estás son lágrimas de felicidad, Clara. Estoy tan feliz de estar con ustedes."
"No te vayas, tío. Nosotras queremos estar contigo," dijo Clara también llorando. La pérdida de sus padres y el trato despiadado de Agnes habían tenido una gran influencia en la pequeña Matilda que sólamente pronunciaba unas pocas palabras.
"A partir de hoy, ustedes vivirán conmigo y con mi esposa. Jane, querida," dijo Andrew a su esposa.
Jane había estado observando atentamente y también estaba muy emocionada al ver el incondicional amor de Andrew por aquellas niñas que se veían tan indefensas. Andrew le presentó a sus sobrinas y ella dijo con una voz quebrada por la emoción, "Es un gusto conocerlas. Estoy muy emocionada de saber que ahora soy vuestra tía."
Clara y Matilda no podían dejar de mirar a Jane con ojos de admiración. La esposa de tío Andrew era tan bonita y parecía muy cariñosa. Ambas niñas hicieron una reverencia y luego saludaron a tía Amanda. Después todos se sentaron juntos a conversar. Después de diez minutos, Clara estaba sentada sobre las piernas de su tío y la pequeña Matilda estaba acurrucada en los brazos de Jane.
"A partir de hoy, mis queridas sobrinas, ustedes vivirán con tía y Jane y yo," dijo Andrew.
"Niñas, es hora de comer e ir a dormir," dijo la señora Parker.
La señora Smith vio que las niñas se pusieron nerviosas y agregó, "Tío Andrew y tía Jane tienen que hacer algunas cosas. Pero yo las acompañaré."
Al ver que tía Amanda estaba con ellas, las niñas se tranquilizaron. Andrew le ofreció el brazo a Jane y fueron al salón principal acompañados por la señora Parker. Una vez entraron en el salón, Andrew le habló en voz firme a todos los empleados.
"Lo primero que quiero hacer es presentarles a mi esposa, la señora Jane Taylor, Baronesa Norton."
"Es un placer conocerlos," dijo Jane mientras todos la miraban atónitos.
"Lo segundo que quiero decirles es que a partir de hoy, yo asumiré el control de esta casa, la finca y todo el patrimonio de la familia Taylor. Como el nuevo Barón Norton, seré el máster de todo esto. Finalmente quiero que tengan claro que no aceptaré ninguna falta de lealtad o respeto hacia mí y mi familia. Si alguno de ustedes prefiere trabajar para la esposa de mi padre, puede mudarse con ella a la casa de la viuda."
Todos los sirvientes hicieron una reverencia y manifestaron su deseo de trabajar para el nuevo Barón Norton. Finalmente, cuando todos se retiraron Andrew y Jane pudieron relajarse y sentirse un poco más tranquilos.
"Creo que todo está saliendo como lo había planificado," dijo Andrew.
"Me alegro mucho que tus sobrinas estén bien y que finalmente puedan estar contigo… con nosotros," dijo Jane tomando la mano de su esposo.
"No hubiera podido hacer nada de esto sin tu apoyo. Muchas gracias por todo Jane."
"Ha sido un placer poder ayudarte a ti, y a tus encantadoras sobrinas."
Andrew y Jane se sentaron para conversar más tranquilamente cuando Agnes entró en el salón e interrumpió la armonía que allí reinaba.
"¿Cómo te atreves a venir a mi casa sin invitación. Sabes muy bien que no eres bienvenido aquí. Si no te vas ahora mismo, no te dejaré ver a tus sobrinas nunca más. Creo que fui muy clara, si te atreves a quitarme Parkland, me llevaré a esas dos chiquillas a un lugar donde jamás puedas encontrarlas."
"Agnes, sabes muy bien que no tienes ningún derecho sobre mí propiedad y mucho menos sobre mis sobrinas. La custodia legal de Clara y Matilda la tenemos yo y mi esposa… Ah, perdón querida por mi mala educación. Jane querida, esta señora es Agnes Young, la viuda de mi padre. Agnes, esta es Jane Taylor, la nueva Baronesa Norton," dijo Andrew con una sonrisa triunfante.
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El señor Darcy salió de su estudio cansado y frustrado. Había intentado escribir una carta para el magistrado explicando cómo resolver una disputa entre dos de sus inquilinos pero no pudo avanzar mucho. Sólo pudo estudiar los mapas y beber una copa de brandy. La noche anterior no había dormido bien y estaba muy cansado. Por eso decidió que era mejor acostarse y descansar. Al día siguiente podía levantarse temprano y terminar el trabajo.
Sin embargo cuando salió del estudio, vio que la puerta de la biblioteca estaba abierta y había algunas lámparas aún prendidas. Él sospechó quien podría estar allí y no pudo evitar la tentación de ir a cerciorarse. Cuando llegó allí, y tal como lo había supuesto, vio a Elizabeth Bennet sentada en uno de los sillones frente a la chimenea leyendo con mucho interés un libro. Sin darse cuenta, él se quedó allí parado por mucho tiempo observándola.
Elizabeth estaba entretenida leyendo la historia de los Darcy, especialmente de Eustace D' Arcy. Al parecer el tío del tatarabuelo del actual señor Darcy había sido un hombre no tan severo que enviudó varias veces y se casó otras cuantas, llegando a tener casi veinte hijos. De repente, Elizabeth tuvo la sensación de que alguien la miraba, y cuando miró hacia la puerta, vio al señor Darcy mirándola de una forma muy rara.
"¿Qué lee, señorita Bennet?" preguntó el señor Darcy para ocultar su nerviosismo. Elizabeth lo había sorprendido observándola y se sentía como un tonto y avergonzado.
"Es un libro sobre la historia de su familia, señor. Usted hoy habló con mucho orgullo de los Darcy y como no tenía sueño quise aprender un poco más de…"
"Ese libro es parte del patrimonio de mí familia. En el futuro, señorita Bennet, abstenganse de sacar libros de aquella sección. Esos libros son sólo para el uso de la familia y nadie más." El señor Darcy se acercó a Elizabeth y extendió la mano para que le devolviera el libro.
"Lo siento, señor… Yo no sabía que no debía… Le ofrezco mis sinceras disculpas y tiene mi palabra que no volverá a ocurrir."
El señor Darcy sólo escuchaba las palabras de Elizabeth. En el momento que dijo aquellas palabras se arrepintió. Él notó la voz quebrada de Elizabeth y lo nerviosa que estaba.
"Si me disculpa, señor, creo que es mejor que me retire a descansar."
El señor Darcy se volvió para decirle buenas noches a Elizabeth, pero ella ya estaba saliendo de la biblioteca. Él estaba seguro que ella salió de allí para que él no notara las lágrimas que rodaban por sus mejillas.
'Jamás debería haber permitido que mi tía me convenciera… ¿Qué voy a hacer ahora para evitar que esto siga ocurriendo?' se preguntaba el señor Darcy sentado en el sillón frente a la chimenea mientras observaba el fuego.
Por su parte, Elizabeth corrió lo más rápido que pudo a su habitación y se arrojó sobre la cama a llorar desconsoladamente. Desde que su padre falleció, ella no había tenido tiempo para llorar pensando en todo lo que debía hacer para ayudar a su familia.
'Georgiana es una chica muy dulce, pero esta gente no es mi familia. Yo soy sólo una empleada en este lugar, como lo son la señora Reynolds, el señor Moore, el señor Turner, Billy, Rose y todos los muchachos… Nunca más debo olvidarme cual es mi sitio en esta casa. Yo estoy aquí para ayudar a mi familia y si pienso en el bienestar de mi madre y mis hermanas, puedo soportar cualquier cosa…" pensaba Elizabeth mientras lloraba desconsoladamente.
P&P
Gracias a todos los que dejan comentarios y siguen la historia con entusiasmo. Este capítulo me salió un poco largo, pero quería terminar con la primera etapa. En los próximos capítulos vienen muchas novedades y creo que la historia se pondrá un poco más entretenida.
En el próximo capítulo aparece nuestro querido Coronel Fitzwilliam y la señora Bennet conocerá a su yerno.
¡Nos vemos pronto!
Saludos,
Yo
