Capítulo 1
A mi manera
Esa mañana estaba resultando ser especialmente tranquila, una leve brisa proveniente del norte arrastraba las hojas de los árboles hasta la ciudad, unas cuantas eran azotadas por éste y comenzaron a descender hasta llegar a caer frente a la entrada de una casa bastante mona de un solo piso, exenta y de color blanco, tejado azul a dos aguas y un pequeño huerto anexo en el jardín. Una mujer joven de aspecto jovial, ojos castaños y pelo del mismo color recogido en un gran moño las observó caer hasta que finalmente se posaron en el suelo delante de ella. Sonrió entonces levemente, como si un recuerdo particularmente feliz se hubiera asomado a su cabeza, y en ese justo momento la llamaron a su videoemisor. Asió con fuerza la bolsa de la compra en su regazo, reacomodándola, y contestando de seguido.
-Ah… ¿diga?
Vio entonces a su interlocutor por la pantalla y dibujó una mueca de sorpresa en la cara.
-¡Hombre, cuánto tiempo, Aurea, parece que haya pasado una eternidad! ¿Cómo estás?
-¡Ya ves que sí! Estupendamente ¿y tú? ¿Qué tal estás?
-Bien también, no puedo quejarme… te tengo que dar las gracias por el favor, eso sí…-murmuró la mujer, azorada.
-Bueno, bueno, ya me invitarás a comer otro día, en cuanto a eso… hoy es el gran día.
-Claro, cómo me iba a olvidar… gracias de nuevo, de verdad.
-No es nada, mujer, ya sabes que es un favor personal… por los viejos tiempos-murmuró Encina.
-Por los viejos tiempos, y qué tiempos.
-Huy, sí, desde luego… bueno, que nos desviamos, me acaba de llamar mi ayudante para decirme que está a punto de llegar, en unos quince minutos está allí, dile a tu hijo que se prepare-pidió Encina.
-¿Rizzo? Je, conociéndole debe de estar ya preparado...
-Genial, pues ya me contarás qué tal, chao chao.
-Chao Encina.
Entró en la casa y, una vez en el hall, mientras dejaba las llaves, exclamó.
-¡Rizzo, cariño! ¡¿Estás despierto ya?!
-¡Sí!-se oyó entonces, desde el otro lado de la casa.
-Caramba, qué rapidez…-murmuró su madre, asombrada.
Fue a la cocina para dejar el desayuno preparado para que Rizzo tuviera todo el tiempo posible antes de irse; en menos tiempo de lo que esperaba, su hijo hizo acto de presencia. Era un chico de dieciséis años, de pelo castaño oscuro, despeinado y mirada dejada, con unos ojos de igual color. Vestía con una camiseta azul marina, una sudadera de tonalidades azules y unos pantalones de chándal gris claro. Portaba una gorra de media visera roja, con el logo de una poké ball en la frente y calzaba unas zapatillas rojas y negras. Llevaba consigo una abultada bandolera de color blanca.
-Estoy listo-anunció con voz queda y sin muchas ganas de hablar con ella.
-Ya te veo, ya… hace poco me ha llamado mi amiga, me ha dicho que cuando estés preparado del todo te dirijas al mirador, allí te estará esperando su ayudante-explicó ella.
-Muy bien…
Se sentó en la mesa y estuvo desayunando, su madre le observó comer envueltos en un inusitado y un tanto incómodo silencio. De un tiempo a esa parte la había estado costando bastante sobrellevar la adolescencia de su hijo, el cual desde hacía ya años mostraba un comportamiento esquivo y un tanto rebelde, sin apenas prestarla atención. Aun a pesar de sus esfuerzos por llegar a él nada daba resultado, y parecían dos completos extraños viviendo en la misma casa. Esto en parte frustraba a la mujer, que hacía todo lo posible por que la relación materno-filial funcionara, pero estando ella sola poco más podía hacer. Su trabajo como enfermera jefe del centro pokémon de la ciudad no la daba el suficiente tiempo como para poder estar con él siempre, y debido a esto apenas se veían durante la mayor parte del día.
Aun así decidió intentarlo y, tras mentalizarse antes, inquirió.
-¿Y ya sabes qué pokémon vas a elegir?
-Si-afirmó el chico secamente, dándole un sorbo al café.
Esa contestación ya daba entender muchas cosas por su parte, aun así no se dio por vencida.
-¿Y cuál va a ser?
-Pues uno de los tres.
-Ya, pero… ¿Cuál? Cuéntame…
Aun así Rizzo la lanzó una rápida y sucinta mirada que puso los puntos sobre las íes; ante eso la mujer no lo volvió a intentar, dándose por vencida rápidamente sabiendo que no le iba a sacar nada por mucho que lo intentara, mordiéndose la lengua para evitar malos rollos.
El chico terminó de desayunar enseguida, recogiendo su bandolera y anunciando brevemente.
-Bueno, pues yo me voy ya.
-Que tengas muy buen viaje, hijo… llámame de vez en cuando si eso…
-Sí, adiós-murmuró el chico, cortante, y abriendo la puerta.
-Adiós, cuídate…
La puerta se cerró de golpe y no le vio irse doblando la esquina. Una vez sola, la mujer se permitió el lujo de dejar escapar un lánguido suspiro, sintiéndose más inútil que de costumbre.
-Bof, por fin, qué pesada…
Tras ese breve comentario el chico esbozó una chulesca sonrisita y comenzó a caminar con paso decidido y porte seguro y confidente, como si quisiera atraer la atención de media ciudad; y no era para menos, claro. Y es que en una ciudad de tamaño medio como Engobe, enclavada en una extensa vaguada y rodeada de naturaleza todos, o al menos casi todos, se conocían. Y en el caso de Rizzo, ese mismo hecho le venía bastante bien.
-¡Rizzo!
Alzó la vista y vio al que era su amigo de toda la vida acercándose a él.
-Hey, Matís… ¿cómo va eso?-inquirió él, chocando los puños.
-Bien, no me quejo… aunque más emocionado no puedo estar, la verdad.
Era un chico más o menos de su edad, aunque un año más mayor que él pero de su misma altura. De ojos carmesí y pelo encrespado, tintado de color azul marino, vestía una sudadera de cuello alto de color rojo y blanco y unos vaqueros negros. Calzaba unas zapatillas rojas y blancas, parecidas a las suyas y portaba con él una riñonera blanca y negra que llevaba hacia atrás.
-¿A qué te refieres?-inquirió Rizzo, mirándole de reojo y con el ceño fruncido.
-Venga, tío, no me vengas con esas, lo sabes tan bien como yo-insistió él, haciéndole un gesto con el codo.
-Ah ¿lo dices por el reparto extraoficial? Si quieres venir, adelante, pero no te puedo prometer nada-murmuró el chico, sin darle muchas más vueltas.
-¿En serio no te importa? ¡Genial, muchas gracias! Que no se enteren los demás o te lo echarán en cara, muchos van a tener que ir de viaje por su cuenta…
-Por mi como si dicen misa, me la pela…
Usualmente los viajes tutelados poseían más garantías en cuanto a recursos y algo de guía se refería, pero viajar por cuenta y riesgo siempre era más duro. De por sí ciudad Engobe no poseía un profesor pokémon titular, por lo que los que querían salir de viaje debían sacarse las castañas del fuego ellos solos. No era el caso de Rizzo en ese sentido, cosa que destacaba enseguida, aunque Matís era el único que lo sabía puesto que, después de todo, eran amigos desde que eran pequeños.
En ese justo momento oyeron una vocecita que se acercaba corriendo hacia ellos, Rizzo miró hacia delante y vio a la hermana pequeña de Matís acercándose a él.
-¡Hermanito! ¡Espera, hermanito!
La niña se echó a sus brazos y Matís la abrazó con fuerza, levantándola del suelo al tiempo que inquiría.
-¿Qué pasa, bicho, qué haces aquí?
-¡Mamá me dijo que te ibas a ir de viaje con Rizzo y no te habías despedido de mí! ¡Eres malo!-le recriminó ella, haciendo pucheros.
-Es que no quería despertarte, bicho, por eso… pero claro que me despido de ti, ven aquí-masculló el chico, abrazándola con fuerza.
La relación entre Matís y ella era muy estrecha desde siempre y la niña le veía como una gran figura fraterna a imitar. Y para Matís ella era como un regalo caído del cielo debido sobre todo a su dulzura y bondad.
-¡Espero que ganes todos los combates!
-¡Claro que sí, y también ganaré la conferencia! ¡Dalo por hecho!-le aseguró su hermano.
-¡Rizzo también participará! ¿Verdad?-quiso saber la niña, curiosa.
-Sí, claro…-asintió el aludido, con cierto tono impaciente y sin muchas ganas de estar ahí parado.
-¡Qué bien! ¡Que tengas muy buen viaje, hermanito!-le dijo ella una vez más.
-Gracias, bicho, venga, vuelve a casa con papá y mamá.
La niña se alejó agitando la mano y la perdieron en la siguiente esquina; ellos dos echaron a andar en dirección al mirador, atravesando la ciudad.
Situada en la zona oeste de Teselia, Engobe destacaba sobre todo por su enclave y porque a pesar de ser una ciudad pequeña, el ambiente era más campestre y no tan urbano, destacando mucho en ese sentido. Los edificios más altos, que no superaban los cinco pisos de altura, se concentraban en el centro junto con el resto de servicios, mientras que las zonas residenciales se repartían concéntricamente alrededor de la urbe siguiendo un esquema más orgánico y no tan rígido. Pasando cerca del centro, al lado de una floristería, una chica salió despedida de un portal hasta llegar al lado de Rizzo, al cual le plantó un profundo y sorpresivo beso en los labios y saludándole entre líneas.
-Rizzo, nene…
-Hola, Nina, preciosa… ¿cómo estás?-inquirió el chico, pasando un brazo por su cintura.
-Mejor ahora que antes… te echaba de menos…-musitó ella, con sonrisa pícara.
-Y yo a ti, preciosa, esos labios que saben a caramelo me vuelven loco…-masculló él, poniéndola cara de tierno.
A Nina le hicieron chiribitas los ojos al verle mirándola así, murmurando con voz melosa.
-De verdad sabes cómo sonrojar a una chica… y me encanta…
-Lo sé.
La chica rió tontamente mientras jugueteaban un rato, pero en ese justo momento oyeron un carraspeo, seguido por un rápido comentario por parte de Matís.
-¿Nos vamos, nos quedamos o qué?
-Oh, sí… me tengo que ir, nena, mi primer pokémon-se excusó el chico rápidamente.
-Oh, qué suerte, te vas de viaje, no como otros que nos tenemos que conformar con seguir estudiando…
-Ah, no es gran cosa, tan solo es un favor, del otro lado de la prefectura…
-Enchufado…-le acusó ella, divertida.
-Sólo un poco…-admitió él, con gesto pícaro.
Aun a pesar de esto, la chica se rió tontamente y se despidió de él con un rápido beso, continuando su camino. Fue entonces en ese momento cuando Matís comentó, como quien no quiere la cosa.
-Como se entere que anoche te liaste con Samantha no te lo perdonará en la vida…
-Es por eso por lo que no deben conocerse nunca-asintió Rizzo, con tonito divertido.
Ante eso Matís rodó los ojos con gesto exasperado. Después de tantos años le conocía bien y prefería no meterse donde no le llamaban, recordándoselo por enésima vez.
-Haz lo que consideres, siempre y cuando no me termine salpicando, prefiero tener una vida más tranquila…
-Pero eso es porque quieres, tú también tienes estilo, si le pusieras un poco de empeño tú también podrías pillar cacho si te lo propusieras-murmuró Rizzo.
-Bueno, tú tienes tus prioridades, yo tengo las mías, si no te gustan, no tengo otras-añadió Matís, tajante.
-Me vale.
Durante el resto del paseo no hablaron más hasta llegar al mirador, situado en la parte más septentrional de la ciudad y en lo alto de una pronunciada colina. Subieron las escaleras de piedra en silencio y cuando sólo quedaban unos pocos escalones, vieron a alguien en el lugar, apoyado en la barandilla y admirando las vistas.
-Allí parece haber alguien… ve tú primero-le sugirió su amigo.
Rizzo aceptó la propuesta y se puso al lado de la chica; era rubia, de ojos verdosos y de su altura, aunque se la veía bastante mayor, el chico la echó dieciocho años justos. Vestía con una cazadora naranja, una camisa blanca con un cuello escotado negro y unos pantalones de tono verdoso; calzaba unas zapatillas que conjuntaban con su cazadora y llevaba consigo un bolso naranja, unas gafas ovaladas de montura baja roja y un abultado gorro verde con un lazito blanco en la parte delantera.
-Qué bonitas vistas ¿verdad? Se ve todo el valle-comentó la chica en ese momento al verle.
-Así es…
Y no era para menos, el lago se podía ver en todo su esplendor desde donde estaban y a lo lejos se podían observar las montañas que separaban la parte suroeste de Teselia del resto del cantón.
-Siempre quise conocer esta parte de Teselia, nunca he estado aquí. Es un sitio muy bonito, me recuerda a pueblo Arcilla, mi pueblo natal...
Rizzo no dijo nada, tan sólo se quedó callado pensando en sus cosas. Definitivamente no era su tipo. Demasiado mayor.
-Huy, perdona, que me voy por las ramas… eres Rizzo ¿verdad?-inquirió ella en ese momento, mirándole.
-Sí, soy yo.
-Pues yo soy Bel, ayudante de la profesora Encina. Encantada-se presentó ella con una amplia sonrisa.
-Igualmente.
-Y como ya te dijo tu madre… ¡aquí tienes tu primer pokémon!-anunció ella, sacando de su bolso una cápsula donde guardaba las poké ball.
Apretó un botón en un lateral y la parte superior de cristal se abrió, dejando a la vista tres poké ball perfectamente alineadas.
-Haré la presentación de rigor. De tipo fuego tenemos a tepig-anunció ella, lanzando una de las ball y saliendo de ésta el pokémon pertinente, el cual lanzó un poco de fuego de su hocico.
-De tipo agua tenemos a oshawott.
Un pokémon muy parecido a una nutria, con una vieira en su tripa y de colores claros saludó alegremente.
-Y de tipo planta tenemos a snivy.
Una especie de lagartija verde y pequeña se cruzó de brazos y le miró fijamente, apenas sin pestañear.
-¿Y bien? ¿Cuál eliges?-inquirió ella.
Rizzo miró a los tres pokémon, que se quedaron puestos en fila, muy quietos y mirándole atentamente, esperando a que se decidiera. Snivy tenía una extraña mirada que le incomodaba de alguna manera que no terminaba de explicarse, mientras que la sola presencia de tepig no le convencía lo más mínimo. Por lo que terminó de decidirse rápidamente.
-A oshawott.
Era el único que le miraba de forma normal y sin demasiada preocupación acerca de su posible elección; snivy apartó la mirada, con gesto molesto, mientras que tepig se entristeció ligeramente.
-Oh, qué bien, yo también le elegí en su día ¿sabes? Me alegra que hayamos coincidido, toma-murmuró Bel, dándole su poké ball.
-Gracias.
-¡Ah, casi se me olvida! Tu pokédex… y tus poké ball-añadió la chica, rebuscando en su bolso el aparato hasta encontrarlo.
El chico la cogió y se informó acerca de su primer pokémon.
-Oshawott, el pokémon nutria; ataca con la vieira de su ombligo, que no sólo sirve como arma, sino también para cortar las bayas más duras.
-Pues gracias por todo…-murmuró Rizzo, guardándose el aparato.
-De nada, en cuanto reabran el puente Saeta pásate por pueblo Arcilla y se lo agradeces también a la profesora. Ya sabes que el terremoto fue terrible…
-Sí, claro, el puente Saeta, el puente Progreso, el puente Axial, el monte Tuerca… aún siguen habiendo problemas de suministro y comunicaciones-asintió el chico.
Y es que ya había pasado casi medio año desde aquel terremoto de 5.9 grados en la escala de Richter que sacudió medio cantón; el epicentro se sucedió muy al norte, en la ruta 10, pero se pudo notar en todas partes. Casi todos los puentes acabaron muy dañados excepto el puente de Fayenza, que era lo suficientemente fuerte y resistente como para aguantar semejante sacudida. Mucha gente tuvo que irse por temor a réplicas, que también estuvieron presentes durante toda una semana de lo más movidita. Como resultado muchas cuevas acabaron sepultadas y otras tantas incomunicadas, así como un buen montón de desplazados y daños colaterales en las ciudades más cercanas. Lo que viene siendo un desastre con todas las de la ley.
-Pero bueno, nos recuperamos poco a poco, la gesitón ha sido buena desde entonces y se han garantizado tanto las comunicaciones y gran parte de los suministros, así que por ahora estamos bien. Huy ¿Quién es ese chico de ahí?-inquirió Bel, al ver que Matís seguía esperando en las escaleras.
El aludido, al verse mencionado, se acercó a ellos y Rizzo tomó la palabra.
-Bel, te presento a Matís, un amigo de la infancia. Matís, ésta es Bel, ayudante de la profesora Encina.
-Hola… perdona que te moleste, pero… ¿te sobra algún pokémon?-inquirió el chico, un tanto cortado.
-¿Cómo?-murmuró ella, sin entender.
-Es que él también quiere un pokémon con el que empezar el viaje, le comenté que tú me darías uno por intercesión de la profesora y pensé que igual podrías hacerle el favor-resumió Rizzo, como quien no quiere la cosa.
Bel se quedó un tanto anonadada ante el desparpajo del muchacho, por lo que comentó un tanto indecisa.
-Es que… esto no es lo que habíamos acordado, el pokémon es para ti, no para nadie más…
Antes de que Bel o el propio Rizzo pudieran decir nada más, Matís se adelantó con toda la educación posible.
-Por favor, ya sé que a lo mejor esto es muy poco ortodoxo, pero a mí también me gustaría irme de viaje… y no tengo un pokémon con el que ir ni medios para hacerlo por mi cuenta. Mira, dile a la profesora Encina que se lo compensaré de alguna forma, pero por favor… te prometo que cuidaré muy bien de él.
Bel le miró por un instante y no pudo evitar sentir algo de pena por el chico. Por un instante quiso imponerse pero, como si de alguna forma comprendiese sus anhelos, finalmente murmuró.
-Sé cómo te sientes. Los viajes enriquecen mucho ¿sabes? Yo también hice el mío en su día y hubo personas que no estuvieron del todo de acuerdo, sobre todo al principio, pero al final pude salvar los obstáculos y seguir adelante. No debería hacer esto, pero… de acuerdo, te lo daré.
Ante eso Matís puso cara de niño emocionado, agradeciéndoselo con mucha vehemencia.
-¡Gracias, gracias, muchísimas gracias, de verdad! Siento las posibles molestias causadas…
-No te preocupes, le explicaré todo a la profesora, estoy segura de que lo comprenderá. Elige al que más te guste.
Dado que ya había conseguido lo más difícil, no se lo pensó mucho y escogió a snivy tras mirarle por unos breves segundos. Recibió también cinco poké ball, aunque no una pokédex, puesto que sólo había traído una consigo.
-Me temo que no tengo una pokédex para darte, pero si me das tu número de videoemisor quizás pueda arreglarlo para más adelante.
-Está bien, apunta…
Dado que Rizzo veía su presencia un tanto sobrante en ese momento se dio la vuelta para marcharse, aunque cuando fue a bajar las escaleras, su amigo le paró.
-¡Espera, Rizzo!
-¿Sí?-inquirió el aludido, dándose la vuelta.
-Ahora que los dos tenemos un pokémon ya podemos empezar ¿no crees? ¡Te reto a un combate! ¡Vamos, snivy!-exclamó Matís, incitando a su pokémon.
Rizzo mandó salir a oshawott y los dos pokémon se miraron fijamente.
-¡Látigo cepa!
-¡Esquívalo!
Oshawott hizo mano de su vieira y con dos rápidos movimientos de muñeca paró a las lianas de snivy.
-¡Concha filo!-exclamó Rizzo.
Inmediatamente después, y como bien dijo la pokédex, contraatacó con la vieira brillando intensamente en un brillo azulado intenso y asestándole una fuerte estacada a snivy, el cual se echó hacia atrás, habiéndolo notado en sus carnes a pesar de su ventaja por tipo.
-¡Pistola agua!
-¡Evítalo con látigo cepa!
Snivy fue más rápido ésta vez y, de un lustroso salto usando sus lianas, se encaramó a la barandilla de piedra del mirador.
-¡Malicioso!
Desde allí, snivy lanzó una mirada intimidante a oshawott, el cual se echó un poco hacia atrás, aunque sacudiendo su cola hacia él entre medias en un intento por responder a la provocación.
-¡Ahora, placaje!-exclamó Matís.
-¡Tú también!-le imitó Rizzo.
Los dos se lanzaron a la vez y se placaron mutuamente, llegando incluso a bloquearse el uno al otro.
-¡Látigo cepa!
-¡Concha filo!
Snivy atacó primero pero oshawott, sin soltar su vieira, se movió hacia la derecha y luego hacia la izquierda, esquivando magistralmente las lianas y, acto seguido, asestándole una fuerte estocada a snivy, el cual cayó al suelo muy magullado.
-¡Arriba snivy, no te rindas!-masculló Matís.
-¡Acabemos! ¡Pistola agua!
Oshawott se alejó de él y luego lanzó un potente chorro de agua que impactó en su objetivo, arrastrándolo lejos y dejándolo alelado perdido, incapaz de seguir.
-¡Snivy!
Bel aplaudió a rabiar y exclamó.
-¡Uauh, uauh, genial, genial, ha sido un combate magnífico!
-Habla por ti, he sido yo quien ha recibido una paliza-murmuró Matís un tanto contrariado y cogiendo a snivy en brazos.
-Oh, no te lo tomes así, Matís, tan sólo es cuestión de mejorar…
-No ha estado mal, cuando quieras la revancha tan sólo búscame…-murmuró Rizzo, un poco crecido al respecto.
-No hace falta que me esperes sentado… me voy, necesito entrenar.
Bajó las escaleras rápidamente y le perdieron en cuanto giró al final de éstas.
-Tampoco hacía falta ser así…-le reprendió Bel en ese momento, un tanto mosqueada al respecto.
-¿Así como? ¿No te gusta acaso?-inquirió Rizzo, con gesto marcado.
-No demasiado… ven conmigo, quiero presentarte a alguien-indicó Bel, ignorándole.
Antes pasaron por el centro pokémon para que curaran a su oshawott y luego fueron a la escuela de entrenadores que había en esa misma calle; dicha escuela era llevada por un chico desde hacía apenas un año, el cual hacía de director, profesor y líder de gimnasio. Para su sorpresa, resultó que Bel le conocía desde hacía mucho tiempo.
-Rizzo, te presento a Cheren, líder de gimnasio y un viejo amigo mío.
-Encantado. Me alegro de verte, Bel, ha pasado mucho tiempo… dos años, para ser exactos-observó el chico, tratando de ajustarse una corbata roja.
Era un chico de la edad de Bel, de piel blanca y ojos oscuros, vestía de manera muy formal, con una impoluta camisa blanca y un pantalón de seda color azul. Calzaba además unos pulcros zapatos marrones e iba muy bien peinado, con un gracioso flequillo hacia arriba. Llevaba consigo un archivador de piel con el símbolo de los gimnasios pokémon de Teselia.
-Rizzo es un chico que vive aquí y que ha recibido un pokémon de manos de la profesora, ya que es una antigua amiga de su madre. Te lo quería presentar ya que acaba de tener su primera batalla y se ha desenvuelto muy bien, yo que tú me andaría con ojo con él…-murmuró Bel en ese momento.
-Bien, bien, eso es bueno, después de todo éste es mi primer año como líder y estoy buscando aspirantes que estén a la altura… maldita corbata-musitó Cheren, haciéndose un lío con el nudo.
-Ay, mira que eres cabezón, déjame a mí…-murmuró Bel, haciéndose cargo rápidamente.
-No hace falta…
-Tú y tu perfección, no cambiarás nunca…
La chica se la arregló rápidamente dándole la vuelta a la prenda y poniéndosela en su sitio. Hubo un breve instante en el que sus miradas se encontraron, al tiempo que un ligero rubor se asomaba en las mejillas de los dos; incluso Bel desatendió la corbata por un momento, pero enseguida se repuso y terminó de arreglársela.
-Ya está… y no te la vuelvas a tocar-añadió ella, retocando su obra con un pasador plateado.
-Gracias…
Hubo otro momento incómodo y Rizzo rodó los ojos, sin creerse lo que estaba pasando delante de sus narices. Aún algo turbada, la chica se despidió de ellos rápidamente.
-Bueno, yo me voy yendo ya, tengo que explicarle todo el asunto a la profesora. Adiós Cheren, Rizzo…
-Nos vemos, cuídate Bel-murmuró Cheren tímidamente.
La chica se fue y, una vez solos, Rizzo habló.
-Madre mía, tío, ¿estás ciego o algo?
-¿Perdón?-inquirió Cheren, confuso.
-No, perdón a mí no, perdón a ella como mínimo por encontrarse con un patán cegato. Es que vamos a ver, lo tenías hecho…
Al escuchar las implicaciones del muchacho las mejillas de Cheren se encendieron un poco más, al tiempo que contestaba al respecto.
-Eso no es de tu incumbencia…
-Lo que tú me digas, pero si no te lanzas tú me lanzo yo o cualquier otro, y ya te digo yo que el resultado sería el mismo fuera quien fuera. Y tú saldrías perdiendo, claro-añadió Rizzo, con impertinencia.
Eso pareció provocar a Cheren, el cual notó la vena de su sien palpitar pero manteniendo la compostura en todo momento, mascullando de seguido.
-Qué descarado… tendré que darte tu merecido en una buena batalla para ver quién sale perdiendo entonces.
-Bueno, ya sabes lo que dicen, en el amor y la guerra todo vale… y yo suelo ser de los que van con todo, tú ya me entiendes. Nunca desaprovecho una oportunidad.
Para entonces la tensión era más que palpable, los dos chicos se fulminaron con la mirada y Cheren le espetó, iracundo.
-Te esperaré aquí para que me retes, si tienes lo que hay que tener.
-Claro que sí, y veremos quién sale perdiendo-asintió Rizzo, antes de irse sin siquiera mirarle.
Detrás de él podía notar la rabiosa mirada de Cheren clavándose en su nuca, pero no podía importarle menos. Después de todo, era alguien que hacía las cosas a su manera. Y no cambiaría eso por nada del mundo.
¡Y por fin empezamos con la segunda parte de la quinta generación! En un principio estuve intentando seguir con El viaje de reshiram, y sí, la palabra clave es "estuve intentando" XD dado que me estaba costando sacar sólo el primer capítulo, decidí dejarlo correr, al menos de momento, y ponerme con otra cosa, por lo que aquí está el primer capítulo.
Hablemos de Rizzo... oh, no... ¡es un capullo! XD y sí, aquí está el primer molde roto. Hasta ahora todos los protagonistas que he escrito poseían cualidades positivas aun a pesar de sus fallos y carencias, todos eran el arquetipo de héroe, por lo que decidí desmarcarme ésta vez escribiendo a un anti héroe porque... adivinad... dualidad, eso es XD como ya habréis visto el tío es un viva la vida con mucho encanto y carisma que encandila a las tías con sólo mirarlas, y sí, lo he hecho de tal manera que produzca repulsa y asquete, en parte por los loles, y por otra parte pensando en un desarrollo de personaje a largo plazo, porque sí, que sea un anti héroe no quita que vaya a tener un desarrollo como los otros protas lo han tenido. Espero que os guste (o no, lo más probable es que no XD) éste acercamiento para con el nuevo protagonista.
Por otro lado habréis visto que he sido más directo con la introducción de ésta secuela, en parte porque ya venimos de Sueños Rotos, pero para los próximos capítulos habrá más rodaje, eso por descontado. En cuanto al prólogo, supongo que ya habréis visto por dónde van a ir los tiros, pero admito apuestas.
Y nada más de momento, esperad los siguientes más pronto que tarde, comentad, dejad reviews y todo eso. ¡Nos leemos!
