Capítulo 3

Desencanto

La ruta 20 era muy parecida a la anterior, con mucha vegetación y una orografía algo más pronunciada, con la particularidad de que un tramo de la costa pasaba cerca de allí, notándose la humedad en consecuencia. Se encontró con varios entrenadores a los que desafió para entrenar y finalmente, tras varios minutos andando y siguiendo un río cercano, llegó al rancho Ocre.

Dicha alquería constaba de una gran casa en la que los granjeros vivían, una extensa cuadra, un alto silo de madera y grandes y llanos terrenos por los que triscaban alegremente manadas de mareep. Todo lo que se producía allí daba de comer a toda esa zona de Teselia, algo más aislada del resto del cantón, proveyendo también de mano de obra y manteniendo la economía de la zona. Rizzo se sorprendió por todo el terreno que el rancho poseía y contempló los resultados del plan de reavivamiento del gobierno chino en toda Teselia que se aplicó poco tiempo después del terremoto. Dicho plan consistió en capturar varias especies de pokémon de otras partes del mundo y enviarlas a Teselia, para que criaran allí y repoblaran parte del ecosistema parcialmente dañado; el resultado fue el previsto y muchas especies más, aparte de las autóctonas, prosperaron en Teselia y ahora formaban parte de la fauna y flora local.

Paseando por un prado cercano, a Rizzo le llamó la atención una presencia que se hacía destacar; se acercó un poco más y, en cuanto pudo verla un poco mejor, dejó escapar un seco aspaviento, al tiempo que murmuraba.

-Uauh… qué pedazo de tía…

Si bien siempre se fijaba en cosas que merecieran la pena, lo que vio superaba sus expectativas y aprobaba con nota muy alta y rozando la excelencia incluso. Era de su edad, de su misma altura, tenía los ojos azules y el pelo castaño claro recogido en dos grandes moños y con dos coletas que le caían a ambos lados de una cara fina y de rasgos redondos de lo más atractivos; vestía con una camiseta blanca y azul clara, con el signo de una poké ball rosa a la altura de un muy generoso pecho, unas largas medias negras que remarcaban unas buenas y definidas piernas, rematada con una faldita amarilla que cubría parte de una estrecha y fina cintura, dejando espacio a la imaginación. Calzaba unas zapatillas blancas y rosas, llevaba un bolso del mismo color y portaba una gorra de media visera, muy parecida a la suya, con los mismos colores. Todo la conjuntaba tan bien como su tipo, antojándole muy rápidamente. Rizzo se acercó un poco a ella y vio que tenía consigo una especie de aparato con pantalla táctil, ya que parecía estar escribiendo algo con un stylus. Se fijó mejor y vio que dicho aparato se dividía en tres secciones, la sección izquierda poseía un botón táctil azul en la parte posterior. Mirado muy por encima parecía ser una tablet más grande de lo normal. La chica parecía estar muy entretenida con ella, ya que su cara de concentración era total.

Rizzo se aproximó a ella preparando todas sus armas de seducción y, una vez a su lado, murmuró.

-Pensaba que nunca te encontraría, pero aquí estás, junto a mí, y yo no podría haber pedido mejor momento que éste…

La chica detuvo en seco lo que estaba haciendo y se quedó muy quieta, con la boca ligeramente entreabierta y gesto incrédulo, como si no hubiera oído bien.

-¿Perdón, es a mí?-inquirió ella anonadada y girando ligeramente la cabeza hacia él.

-¿Ves a alguien más por aquí? Creo que he sido muy claro al respecto, pero todo es hablarlo-incidió el chico, con tonito suave.

La chica terminó de girar la cabeza y le miró; por un momento sus miradas se cruzaron y él la dedicó una dulce y zalamera sonrisita que hubiera derretido hasta a la chica más fría. Pero, para su infinita sorpresa, ella tan sólo dejó escapar una risita escéptica, inquiriendo de seguido.

-Pero tío ¿tú te crees que esas son formas de entrarme?

-Bueno, en ese caso tendré que incidir más… después de todo, sé que nada merece más la pena...

-Ah, entonces merezco la pena.

-Por supuesto.

Como respuesta la chica sonrió levemente, oprimió el botón táctil trasero del aparato y éste se recogió hacia dentro, quedando los otros dos superpuestos y escondiéndose dentro de la carcasa que conformaba la tercera sección. Una antena retráctil permaneció sacada hacia afuera junto a una pequeña pantalla adicional y el aparato redujo su tamaño en menos de cinco segundos, guardándoselo en su bolso junto con el stylus.

-En ese caso no te importará que yo opine…-supuso ella, siguiéndole el juego.

-Adelante.

La chica le miró fijamente, ignorando su gesto adulador, y entonces empezó a hablar.

-Conozco a los tíos como tú, soléis creer que todo os pertenece y que tenéis a todas las mujeres a vuestros pies. Te he calado, no soy de esas típicas tontas que se quedan aleladas perdidas después de escuchar cuatro palabritas encantadoras y empalagosas. Puede que con tus otras chicas te funcione, pero conmigo no.

-Ah, pero alguien como yo tiene más de un argumento… después de todo no soy de un único disparo-insistió Rizzo, tratando de hacerse el interesante.

-Ni lo intentes, tío, ya no te servirá, deja de ponerte en evidencia. Qué penita me das…-murmuró ella, con un tonito dolorido fingido.

Rizzo trataba por todos los medios de mantener cara de póquer, pero lo que estaba sintiendo en esos momentos le superaba. Jamás se había encontrado en una situación similar, alguna que otra chica se le había resistido antes, pero lo había conseguido subsanar enseguida mediante las palabras y acciones adecuadas. Sin embargo, estaba comprobando en sus propias carnes que estaba fracasando estrepitosamente; y no le estaba gustando.

-¿Qué doy pena, dices? ¿Quieres comprobar acaso lo que doy exactamente?-inquirió entonces, particularmente molesto.

-¿Perdona? ¿Me estás amenazando?-masculló ella, encarándose.

-¿Quieres verlo así? Por mí adelante, pero allá tú-la espetó, perdiendo las formas de golpe.

Rizzo trató de hacer un acercamiento más físico, pero al verle venir la chica se apartó enseguida y le soltó con gesto molesto.

-Ni se te ocurra.

-Jamás en toda mi vida… no comprendo nada… ¿Quién eres? ¿Cómo te llamas?-musitó él, conteniéndose.

-No pienso decírtelo, aléjate de mí…-insistió ella, llevando su mano hacia el cinto de sus poké ball.

-Yo soy Rizzo… pero ¿por qué? ¿Qué he hecho mal?-se preguntó él, con tonito desesperado.

-¿Quizás todo, capullo? Eres un imbécil arrogante y baboso, como todos los tíos-le espetó la chica, comenzando a irse.

-¡No, espera! ¡No te vayas, por favor! ¡Dime al menos tu nombre!

-¡No pienso decírtelo! ¡O te alejas ahora mismo o mi snivy te alejará!-anunció ella, sacando a uno.

-¿Quieres una batalla? ¡Pues la tendrás! ¡Vamos, oshawott!-exclamó él, sacándolo.

Ambos pokémon iniciales se enfrentaron rápidamente, conscientes de la situación; snivy, que a todas luces parecía ser hembra, miró con cierto desdén e incluso desprecio a oshawott, el cual se encaró con ella un tanto molesto.

-¡Pistola agua!

-¡Esquívalo!

Snivy pudo evadirlo con facilidad corriendo en círculos y usando sus lianas, mostrando una velocidad y unos reflejos para nada desdeñables.

-¡De frente, concha filo!

-¡Detenlo con látigo cepa!

Oshawott se lanzó el primero con su vieira en alto, pero snivy atacó antes; con una liana le hizo la zancadilla, haciéndole caer de bruces y soltando su arma, y con la otra apartó de golpe la vieira para que no pudiera recuperarla.

-¡Todo tuyo, placaje!

-¡No le dejes, contraataca!

Oshawott pasó al ataque para defenderse, pero snivy fue mucho más rápida y le embistió con inusitada fuerza, lanzándolo hacia atrás.

-¡Dita sea! ¡Látigo!

-¡Desarrollo!

El cuerpo de snivy brilló en un resplandor verdoso, aumentando su ataque especial; a oshawott le dio tiempo de atacar latigando su cola para bajarla la defensa, pero snivy apenas se mostró intimidada aun a pesar de los efectos.

-¡Placaje, vamos!

-¡Látigo cepa!

Ésta vez cogió a oshawott con sus lianas y apretó con fuerza, haciéndole daño paulatinamente; el pokémon agua agitó sus patitas en un intento por zafarse con su vieira, recordando entonces que no la tenía consigo al haberle desarmado antes, olvidándose por completo de ella.

-¡Maldita sea, recupera tu vieira, vamos!-masculló Rizzo, atacado.

El pokémon agua hizo un gran esfuerzo agitando su cola y golpeando en la cara a snivy con ella; esto hizo que le soltara, aprovechando el momento para echar a correr hacia su vieira, pero la chica exclamó.

-¡No le dejes, recurrente!

Una ristra de semillas salió de su boca y empujó la vieira aún más lejos, imposibilitando su pronta recuperación y golpeándole entre medias, dejándolo al borde del abismo; fue en ese momento en el que Rizzo se quedó bloqueado y no pudo ordenarle nada, lo que aprovechó ella para atacar.

-¡Ahora, ciclón hojas!

Con una asombrosa velocidad, tomó carrerilla al tiempo que comenzaba a agitar su cola, convocando un fuerte tornado de hojas y lanzándoselo sobre él. Oshawott no pudo haer nada por evitarlo, siendo arrastrado por él y cayendo al suelo duramente completamente KO.

-¡Bien hecho, snivy, les hemos dado una buena lección!-exclamó ella acariciando al pokémon, mientras éste se subía a su hombro.

El chico se dejó caer de rodillas ante oshawott y le cogió en brazos, aun sin creerse todo lo que había pasado hasta el momento. La chica le miró con cierto desprecio sin ni siquiera dirigirle la palabra, dándose la vuelta para marcharse de allí. Sin embargo, por alguna razón se detuvo y, sin darse la vuelta siquiera, murmuró.

-Mi nombre es Nanci.

Y, tras eso, desapareció del lugar.

-Nanci…

En ese justo momento vio una mano sosteniendo la vieira de oshawott y levantó la vista, encontrándose con una cara familiar.

-Matís…

-Parece que ésta vez no te ha salido como siempre ¿eh?-murmuró el chico, devolviéndosela y mostrándole una mano.

Rizzo se dejó ayudar por él y se levantó del suelo, murmurando de seguido.

-No me lo esperaba a decir verdad…

-Bueno, al parecer te has encontrado con una chica que es inmune a tus encantos… no todas iban a estar dispuestas a dejarse comer la oreja, claro-añadió Matís.

El aludido devolvió a oshawott a su ball para que descansara, sopesando sus palabras.

-Es mi primer fracaso… y mi primera derrota…-observó entonces el chico.

-Sí, bueno, cosas que pasan… no le des más importancia, eras tu el que decía que siempre hay más peces en el mar-le recordó Matís.

Estuvieron hablando un rato más, debatiendo acerca de ello, cuando Matís se calló de golpe.

-¿Qué pasa?-inquirió Rizzo, extrañado por su abrupto comportamiento.

-¿No notas eso? Algo va mal, es como si…

-¿De qué hablas? ¿Estás bien, tío?

En ese momento llegó una pareja de granjeros discutiendo acaloradamente.

-¡Te dije que estuvieras atento, sabes perfectamente que es el mejor de la manada, el que mejor pastorea, el que mejor vigila, el más fuerte, y ahora lo hemos perdido!

-¡Te digo que no le perdí de vista en ningún momento, fue de repente, parpadeé y ya no estaba, no lo comprendo!

Matís se acercó a ellos y les preguntó.

-Perdonen ¿les ha ocurrido algo?

-¡Pues que hemos perdido a nuestro mejor herdier, eso ocurre!-exclamó la mujer, particularmente molesta.

-¡Fue muy raro, yo le estaba vigilando cuando de repente desapareció de golpe, hizo bluf, y adiós!-masculló el hombre, con la sorpresa aún grabada en la cara.

-Hizo bluf… ¿no vieron a nadie más? ¿Alguien que estuviera cerca?-insistió el chico, muy nervioso.

-Ahora que lo comentas, me pareció ver a un hombre vestido de negro cerca de donde yo estaba…

-Vestido de… ¿no tendría acaso el pelo blanco?-musitó Matís, enfadándose por momentos.

-¿Pelo blanco? No me fijé bien, pero que iba de negro eso seguro…

-¡Son ellos! ¡Están aquí!-chilló el chico entonces.

-Eh, eh, calma ¿qué pasa, Matís, de quien hablas?-inquirió Rizzo, cada vez más y más extrañado.

-¡Ladrones de pokémon! ¡Están aquí, Rizzo, son los mismos querobaron el purrloin de mi hermana! ¡Yo los vi escapar! ¡Lo pagarán muy caro!-rugió Matís, encolerizado de pronto.

Y, acto seguido, echó a correr como una exhalación, en dirección al norte de la granja.

-¡Matís, espera!-le llamó su amigo.

Fue tras sus pasos, atravesando la era y luego cruzó una pequeña verja que separaba los campos verdes de la granja de un pequeño bosque; cerca de allí, al lado de un árbol, lo encontró.

-¿A qué ha venido todo eso?-inquirió Rizzo, apoyándose a su lado.

-Pasó hace ya varias semanas, antes de que empezaran las vacaciones de verano. Mi hermana estaba jugando a la pelota con su purrloin en la plaza cuando éste se fue a recoger la bola tras unos matorrales; yo estaba con ella vigilándola, por lo que lo vi. Un tipo vestido de negro y de pelo blanco atrapó a purrloin y se lo llevó. Traté de ir a por él, pero el muy desgraciado se desvaneció en el aire de forma incomprensible. Hicieron llorar a mi hermana y no pude hacer nada por evitarlo. Ése purrloin fue un regalo de mi abuelo para ella antes de morir hará cosa de un año. Van a pagar… lo van a pagar-musitó Matís, con los ojos encendidos de pura rabia.

-Vaya, no me contaste nada de eso…

-Porque esto es personal, Rizzo. Voy a encontrar a ese tipo sea como sea y ajustaré cuentas con él, por mi hermana. No se lo perdonaré en la vida… en la vida-repitió el chico, muy enfadado.

Y eso mismo le dio ánimos para seguir adelante, echando a correr de nuevo.

-¡No corras tanto!-exclamó el chico, algo cansado.

Siguió todo recto y luego torció a la derecha, desembocando en un frondoso claro; luego rodeó una pequeña arboleda y siguió todo recto. De Matís no había ni rastro y del supuesto ladrón tampoco.

-Maldita sea, menuda pérdida de tiempo…

Fue en ese momento cuando oyó con claridad el ladrido de un herdier, sonando no muy lejos de allí. Echó a andar y tomó un pequeño sendero a la izquierda de donde se encontraba, hasta llegar a un callejón sin salida rodeado de altos abetos y pinos; allí fue donde lo encontró.

Vestía con un ajustado traje grisáceo y un chaleco negro con el logo de una P azul superpuesta en un costado. Llevaba puestos unos guantes alargados negros y calzaba unas botas de igual color, además de un abultado gorro negro con un aspa blanca al frente. Escondía parte de sus rasgos con un pañuelo grisáceo que le cubría la boca y parte de la nariz, y llevaba además unos audífonos en la oreja derecha. A simple vista parecía un soldado paramilitar de aspecto extraño y bastante sospechoso.

-¡No me lo hagas más difícil y camina, estúpido!-le espetaba al pokémon, tratando de llevárselo, pero herdier se resistía.

-¡Eh, tú!-le llamó Rizzo, haciendo que el tipo se sobresaltara.

-¡Maldición, me han descubierto!

-¿Qué haces, quien eres tú? ¡Suelta a ese herdier!

-¡No me hagas reír, niñato! ¡Nadie se mete en los planes del equipo Plasma!

-¿Equipo Plasma?-repitió Rizzo, extrañado.

-¡Así es, equipo Plasma! ¡Hace dos años que un niñato como tú nos desbarató nuestros gloriosos planes, pero ahora hemos vuelto con más fuerza que nunca y vamos a tomar el control de toda Teselia de una vez por todas! ¡Este insignificante cantón nos lo debe!

En circunstancias normales Rizzo no haría caso a semejante fantoche, pero dado que estaba ahí por el herdier prefirió no darle más vueltas y exclamó.

-¡Mira, tío raro, no tengo ni idea de lo que dices, pero de aquí no me voy sin el pokémon! ¡Devuelve ese herdier ahora mismo o lo devuelvo yo!-masculló él, sacando la ball de oshawott.

-Insolente criatura, pagarás cara tu osadía… pero tengo órdenes claras, se suponía que esto sería rápido y sin ruido y mira cómo ha terminado. Menudo fracaso, yo me las piro. ¡Trágate esto!-exclamó el hombre, lanzando una bomba de humo al suelo.

Al punto, un humo negruzco lo envolvió todo y el hombre aprovechó para escapar, dejando a herdier atrás.

-Dita sea…

Hubo una buena confusión por un momento, durante la cual le pareció oír un grito que no le era familiar, al tiempo que algo corría entre el humo con suma rapidez. En cuanto éste se disipó, se encontró con un extraño pokémon que nunca antes había visto.

-¿Y tú quién eres?-inquirió Rizzo, sacando su pokédex.

-Riolu, el pokémon emanación; tiene un poder peculiar, puede ver emociones como el odio y la alegría en forma de ondas. Se comunica con los suyos mediante la emisión de dichas ondas que cambian en función de los sentimientos.

En ese justo momento llegaron tanto Matís como el granjero, el cual al ver a herdier exclamó.

-¡Herdier, estás aquí!

El pokémon normal se lanzó a sus brazos y el granjero lo cogió sin problemas, levantándolo del suelo tranquilamente.

-¿¡Y el ladrón?! ¿¡Dónde está, que le voy a enseñar civismo!?-masculló Matís, todo acalorado.

-Ha huido, tío, te vas a quedar con las ganas…

-¡Maldición!-masculló Matís, pateando el suelo.

-El tipo me dijo cosas muy raras… algo de un equipo Plasma y de conquistar Teselia…-explicó Rizzo, sin muchas ganas.

-¿Eh?-inquirieron tanto el granjero como Matís, incrédulos.

-Esa misma cara se me quedó a mí…

El riolu se puso a correr en círculos, como si buscara algo, y luego se puso al lado de Rizzo, diciéndole algo que él no podía comprender.

-Vaya, es un riolu… sabía que por aquí pululaba una manada, pero nunca había llegado a ver uno hasta ahora. Tienes suerte, chico…-comentó el granjero en ese momento.

-¿Suerte yo? ¿Por qué?

-Está claro, muchacho, le has caído en gracia.

Riolu se agarraba a su pierna derecha y no dejaba de tirarle de los bajos del pantalón, como apremiándole para hacer algo o irse a alguna parte.

-¿Quieres estarte quieto?

-Riolu es un pokémon muy sensitivo, capaz de captar emociones y sentimientos… quizás haya visto algo en ti que le haya llamado la atención…-supuso el granjero.

-Pues no sé yo el qué, no soy precisamente alguien sentimental… bájate de ahí…-masculló el chico, al ver que el pokémon se le subía por la pierna.

Aun así el pokémon no parecía estar dispuesto a irse así sin más, como si hubiera algo en él que le alentara a quedarse. Rizzo le sostuvo la mirada por un instante y, por alguna razón que no supo explicar bien, sacó una poké ball común y le dio un toque en la frente con ella. El pokémon fue absorbido por ella sin oponer resistencia y la bola se cerró. El botón central parpadeó varias veces, sacudiéndose en su mano, antes de que saltara el seguro.

-A veces los pokémon sienten cosas que a primera vista los humanos apenas apreciamos. Si lo entrenas adecuadamente puede que sea tu mejor pokémon-explicó el granjero.

-Ya… bueno, yo me voy ya ¿te vienes?-inquirió el chico, dirigiéndose a Matís.

-No, me gustaría quedarme por aquí a ver si puedo averiguar algo más.

-Bien… nos vemos-se despidió el chico, guardándose la ball de riolu.

Salió de la granja, aún con los nervios un poco a flor de piel; habían pasado muchas cosas y todas al mismo tiempo, por lo que aún no terminaba de procesarlo del todo. Se había encontrado con una chica que no sólo era inmune a sus encantos sino que le había derrotado de una manera bastante patética, todo sea dicho. Su nombre aún rondaba por su cabeza, repitiéndose incesantemente. Apenas podía pensar en otra cosa que no fuera ella. Nanci… ¿quién demonios era esa chica y de dónde había salido? Y luego estaba ese extraño tipo de negro cuyas palabras no entendió lo más mínimo. No tenía sentido, nada tenía sentido. Se sentía sumamente frustrado y con ganas de desquitarse con algo o con alguien, pero no encontró a nadie con el que desahogarse aunque sólo fuera un poquito, lo que le decepcionó un poco más.

Regresó a pueblo Ocre enseguida, pasando al lado de la casa de Mirto donde se lo encontró sentado en una silla, admirando el paisaje cual jubilado sesentón en un pueblo semi muerto.

-¡Rizzo, muchacho! ¿Qué tal en el rancho Ocre, has capturado muchos pokémon?-inquirió el hombre al verle.

-Sólo uno-dijo el chico, secamente.

-Oh, bueno, mejor uno que ninguno ¿verdad? Eh, oye, acaban de irse, pero mañana volverán dos alumnos míos a entrenar conmigo, he pensado que tú mismo podrías enfrentarte a ellos en un combate doble para ayudarles en su entrenamiento ¿te parece?-le sugirió entonces Mirto.

-Está bien…

-Muy bien, entonces te espero mañana por la mañana a eso de las nueve y media ¿de acuerdo?

-Sí, vale, sin problema…-murmuró el chico, sin muchas ganas de hablar.

-Muy bien, hasta mañana pues.

Tras eso el hombre cogió la silla y se metió en casa, sin volverle a ver de nuevo.

Por su parte se dirigió al centro pokémon y no hizo nada durante el resto del día; ni entrenó, ni salió a dar una vuelta ni nada por el estilo, tan solo salió de su habitación para comer y cenar. Y es que nunca antes se había sentido tan desanimado, siempre había sido un chico enérgico y lanzado, con ganas de hacer cosas y de comerse el mundo, tanto literal como figuradamente hablando. Sin embargo ahora todo eso parecía cambiar, y todo era debido a un estrepitoso fracaso a la hora de intentar camelarse a esa tal Nanci, cuyo gesto de superioridad moral seguía repitiéndose incesantemente en su cabeza, cabreándole en el proceso.

-Maldita sea… ¿qué se ha creído esa tía? ¿Qué se supone que hice mal? ¿Acaso no la entré bien? Debe de ser eso, el primer paso siempre es el más importante, y sin embargo, mira cómo acabó. No es posible… no puede haber pasado sólo por ser ella, maldita sea.

Las horas pasaron lenta y anodinamente. Hacía poco que había cenado, oshawott y riolu dormitaban encima de la almohada, cerca de la ventana, y en el salón de abajo había una pequeña fiesta con música dance que podía oír desde su cama. Fue en ese momento cuando algo en él despertó de nuevo, sabiendo entonces lo que debía de hacer.

-Vamos a comprobar si mis habilidades de caza siguen intactas como el primer día…

Se calzó de nuevo, cogió la cartera, mentalizándose en el proceso, y se dirigió para allá a no más tardar.

El ambiente era muy distendido, no había mucha gente y la música era grabada, no había nadie en la cabina del DJ; se pidió una piña colada y estuvo bailoteando un poco por la pista, oteando el panorama. No tardó mucho en salir algo, una chica de su edad, de ojos claros, pelo castaño rizado y nariz fina y puntiaguda. De hecho fue ella quien se acercó a él atraída por la mirada que le estaba echando, haciendo el primer movimiento.

-Hola, guapo, estás muy solito, déjame que te haga compañía…

-Ah, aquí estás ¿dónde te habías metido?-inquirió él, pasándola la mano por la cintura.

La chica sonrió pícaramente y acortó distancias; Rizzo la sostuvo la mirada en todo momento y no dejó que nada la interrumpiera, bailando como si estuvieran sincronizados y haciendo comentarios apropiados de vez en cuando.

-¿Eso que me deslumbra tanto son los focos o eres tú? Es que no estoy seguro…

-No seas tan modesto, eso sólo es piña colada…

-Y eso refresco de naranja.

-Touché-rió ella, haciendo un pequeño brindis con él.

El baile se iba tornando cada vez más pegado, más cercano, ése era otro factor a tener en cuenta y le estaba funcionando a la perfección; siempre había sido muy buen bailarín y la gran mayoría de sus éxitos se los debía a eso mismo. Llegaba a impresionar a cualquiera muy fácilmente, y eso era algo que sabía muy bien, usándolo a su favor siempre que tenía la ocasión. Giró sobre sí mismo, al tiempo que la cogía de las manos, pegándose a ella con descaro, pero a ella no parecía importarla lo más mínimo.

-¡Bailas muy bien!

-No tanto como tú, guapa-la piropeó el chico, pasando sus brazos por el cuello y cerrándolos.

Ése fue el momento, estaba a punto de caramelo y ella se encontraba más receptiva que nunca, pudiendo leer entre líneas sus indirectas y dándole luz verde. Los dos hicieron contacto, soltando chispas en el proceso. Fue largo y lento, dejando una buena impresión y asegurando a su presa; en cuanto se separaron se apartaron de la pista para seguir hablando en un lugar más apartado e íntimo, lejos de miradas envidiosas indiscretas. El salón del centro pokémon estaba vacío, se sentaron en un largo sofá cercano y discutieron acaloradamente dejando pasar el tiempo. Al cabo de un buen rato, ella se separó para tomar aire.

-Fuah… madre mía, besas de miedo… me estás poniendo muy a tono…-masculló ella, algo alelada.

-¿Qué pasa? ¿Cansada?-inquirió él, divertido.

-Ni un poquito… ¿en tu habitación o en la mía?

-Te dejo elegir.

Se levantaron y subieron las escaleras a trompicones, Rizzo posó su mano en la cintura y fue bajándola pícaramente; ella esbozó una zalamera sonrisita, mascullando entre medias.

-¿Te gusta lo que ves?

-No está mal, aunque podría verlo mucho mejor sin todo esto estorbando…

-¿Me ayudas a quitármelo entonces?

-Sólo si tú me ayudas a mí después…

Entraron en la habitación de la chica dando tumbos y comenzando a desvestirse mutuamente, tirándose en la cama y dejándose llevar por esa maravillosa sensación llena de anticipación. Todo parecía dar vueltas, envueltos en un ambiente cargado de pasión y lujuria que crecía a cada segundo que pasaba.

-Vamos, machote, enséñame lo que sabes hacer…-gimió ella, sin poder soportarlo más.

-Será un placer…

Antes de que Rizzo entrara en materia, la miró y, por un instante, le pareció ver el rostro de Nanci mirándole intensamente. Después, vino todo lo demás.


Mientras tanto, en otro lugar completamente distinto, Nanci se revolvió en su cama antes de soltar un sonoro estornudo.

-Vaya, espero no estar resfriándome…-pensó ella tapándose un poco más con la manta, a pesar de que de por si no tenía frío.

Apenas podía dormir, estaba preocupada por ninguna razón aparente. La había llegado el informe resultante y no se explicaba cómo había podido fracasar de esa manera. Ella tan sólo había hecho su parte, no tenía culpa de nada.

En ese justo momento entró una sombra en su habitación sin encender la luz para evitar molestarla, la luz del pasillo bastó para alumbrar parte de la habitación; ella le miró con semblante inquieto, pero el hombre se sentó en el borde de la cama al tiempo que la comentaba.

-Tranquila, no es cosa tuya, tú has hecho tu parte como te correspondía. ¿Primeras impresiones?

-Muy buenas, funciona perfectamente, no he visto ningún fallo, es muy intuitivo y fácil de usar.

-Estupendo, quiero que tú te quedes con ése modelo ¿vale? te servirá también como referencia a la hora de consultar información acerca de las especies con las que te vayas encontrando.

-¿Como una pokédex?

-Sí, el software es muy similar, no costó mucho replicarlo usando modelos descartados como base.

-Genial…

-Ahora descansa ¿Qué tal con snivy?

-Muy bien, vencí a un chico que se lo tenía muy creído… gracias por conseguírmelo, papá.

Ante eso el hombre sonrió y la acarició la cabeza, dándola un beso en la frente antes de irse.

-Gracias a ti, hija, por toda tu ayuda. Buenas noches.

-Buenas noches.

Tras eso, el hombre se levantó y cerró la puerta tras de sí, sumiendo a la habitación en oscuridad.


¡Y más Pokémon! Uauh... ¿cómo os quedáis? XD ya dije en su momento que con Rizzo rompería moldes, y ya veis que iba en serio, el primer protagonista en mojar el churro y que no es virgen. Y no va a ser la única que se va a llevar al catre, ya veréis, ya, vais a flipar. Pero bueno, hablemos un poco de Nanci.

Como veis, la chica no es tonta y se ve venir a Rizzo a kilómetros, lo cual creará en él cierta obsesión insana al respecto, y no va a ser la última vez que se verán, eso por descontado. Nanci es como Rizzo sobre todo en cuanto a genio y temperamento se refiere, pero también tiene un lado dulce que se irá viendo más adelante en distintas situaciones. En cuanto al final del capítulo puede que os estéis preguntando muchas cosas, he dejado algunas pistas por ahí sueltas, pero de momento voy a jugar con el misterio, ya se irá viendo más adelante lo que pasa ahí.

Por otro lado está el regreso del equipo Plasma, y puede que os estéis preguntando ¿cómo ésta gente no puede conocerles con lo que ocurrió hace dos años? Eso tiene una explicación, y la iremos viendo en los siguientes capítulos. Me gustaría hacer algo distinto ahora que vamos a revisitar una Teselia que ya vimos previamente en el anterior fic, y un buen ejemplo de ello es el detalle del terremoto (no se basa en ningún otro que haya sucedido antes en la vida real, que conste), el cual lo usaré como justificación para explicar detalles varios y las diferencias entre ésta Teselia y la anterior.

Y nada más de momento, esperad el siguiente más pronto que tarde, comentad, dejad reviews y todo eso. ¡Nos leemos!