Capítulo 8

Algo huele mal

Desde donde se encontraban podían ver los altos rascacielos que componían ciudad Porcelana alzándose sobre ellos conforme se acercaban; de camino pasaron al lado de la isla Libertad con su faro a pocas millas de distancia, tardando unos cinco minutos más en llegar y, una vez allí, el ferri atracó en el muelle principal, en el lado izquierdo, ya que el derecho estaba ocupado por una flamante y moderna fragata que les llamó la atención nada más desembarcar.

-Vaya, mira eso…-murmuró Rizzo, contemplando su gran envergadura.

Nunca antes había visto algo semejante, su casco se caracterizaba por ser de varios tonos de azul, con un castillo de proa y popa muy prominentes y un único palo mayor con todo el velamen recogido. Varios cabos sujetaban la gran embarcación atados a los norays del muelle.

-Impresionante ¿verdad? Llegó a principios de verano y ha permanecido ahí desde entonces, no se ha visto a nadie de la tripulación desembarcar ni una sola vez, y mucho menos actividad en cubierta-explicó el padre de Hiedra, a su lado.

-¿A nadie?-repitió Matís, extrañado.

-A nadie, ni siquiera para repostar o recargar suministros… deben hacerlo de noche cuando no hay nadie supongo que para no molestar.

Tras ese breve apunte, el padre de Hiedra se despidió de ellos y regresó a su ferri, dejándoles solos en la gran ciudad.

Desde donde estaban en el muelle principal se podía ver los edificios más cercanos a la línea de costa, pero los más altos se encontraban en la parte más céntrica de la ciudad, despuntando sobre todos los demás y alzándose hacia un cielo radiante salpicado de nubes. El resto de muelles a lo largo de todo el paseo se encontraban situados de forma concéntrica y se podía ver casi todas las embarcaciones atracadas, entre ellas un gran crucero fluvial en el muelle turístico. Matís habló enseguida.

-Me voy a adelantar, a ver si puedo averiguar algo de ese escurridizo equipo Plasma. Cuando tenga algo te llamo.

-Como quieras, hasta luego-se despidió Rizzo.

Antes de hacer nada, se dirigió hacia el centro pokémon para reservar una habitación; pero nada más salir del muelle principal, le abordó un arlequín que le anunció.

-¡Felicidades! ¡Por ser el visitante número cien mil que viene desde este muelle, te hago entrega de esta bicicleta para que recorras cómodamente nuestra gran ciudad!

-¿¡En serio?! ¡Genial, gracias!-exclamó Rizzo, desplegando una bici de color azul brillante.

-¡Gracias por visitar ciudad Porcelana!-exclamó el arlequín, yéndose alegremente y dando saltitos.

Usó la bici nada más recibirla y estuvo recorriendo todo el paseo marítimo hasta llegar al centro pokémon, el cual era el más grande de todo el cantón, ya que ocupaba al menos medio edificio de una alta torre de por lo menos cincuenta plantas; hacía esquina con la calle Porcelana y daba directamente hacia el muelle turístico. Reservó una habitación y después de eso estuvo haciendo turismo, visitando la ciudad.

Jamás había visto una ciudad tan enorme y con una densidad de población tan grande. Pero sin duda alguna, lo que más le asombró fueron los altísimos rascacielos del centro financiero, capaces de tapar la vista del cielo. Visitó la calle Porcelana, una de las más transitadas de la ciudad, viendo desde fuera la sede de una empresa de videojuegos, así como otras empresas y altas marcas muy conocidas en todo el mundo, pero no se paró mucho, ya que lo quería ver todo. Siguió la calle hasta la plaza central Porcelana, donde todas las calles de la ciudad se encontraban; estaba compuesta por un extenso parque con una fuente redonda en el medio, donde la mayoría de la población pasaba el día, siendo como un pequeño oasis verde en medio de toda una maraña de concreto y acero. Siguió por la calle de la moda, donde pudo visitar la galería de arte Porcelana, donde estaban de exposición los cuadros de un artista llamado Camus; muchos de ellos eran de arte abstracto, un arte que no entendió ya que lo consideraba garabatos de pintura.

-Bah, yo también puedo hacerlo con los ojos cerrados-masculló el chico, dando la espalda a uno compuesto por trazos blancos, negros y grises emborronados.

Después, y aprovechando que estaba justo enfrente, se pasó por la Porceheladería y tuvo que guardar cola durante un cuarto de hora, pero la espera mereció la pena, probando el helado de vainilla más rico que jamás había tomado. Tras eso pasó por un callejón cercano en el cual había una cafetería que tenía muy buenas referencias, pero lo dejó pasar debido al pobre aspecto del lugar, ya que había al fondo dos pandilleros con muy mala pinta conversando acerca de vete tú a saber qué. Y, por último, se pasó por la calle del gimnasio, donde se encontraba el susodicho, pero no pudo entrar puesto que en ese momento estaba cerrado y con una nota que rezaba: Cerrado por falta de inspiración.

-¿Por falta de inspiración? ¿Acerca de qué?-se preguntó Rizzo, temiendo encontrarse a otra Hiedra o algo peor.

Tras esa visita exprés regresó al centro pokémon y estuvo en él remoloneando hasta las cuatro de la tarde, cuando Matís le llamó al videoemisor.

-¡Rizzo, tengo noticias acerca del equipo Plasma!

-¿De veras? ¿Y dónde estás ahora?-inquirió el chico, jugando al tetris en la sala de ordenadores.

-¡En el gimnasio, vente, el líder acaba de irse y estoy con Iris!

-¿Con Iris? ¿Otra chica? Bueno, bueno, desde que conociste a esa tal Susan estás de un crecido subido…-murmuró Rizzo, divertido.

-Muy gracioso… vente, me han explicado varias cosas de lo más interesantes.

-Vale, ahora voy, y no la hagas nada raro ¿eh?

Haciendo uso de su nueva bici fue hasta allí rápidamente, pero en cuanto fue a entrar en el gimnasio salió entonces una chica de piel morena, pelo morado y ojos castaños de manera tan abrupta que se dieron de bruces.

-¡Auch, más cuidado!-le espetó ella.

-¡Lo mismo te digo, tía!-masculló el chico, palpándose la nariz.

En cuanto se recuperó un poco del golpe inicial la echó un rápido vistazo, así a ojo tendría unos diecisiete años, vestía muy de sport, con una larga blusa de color rosa crema y un cinto de color rosa oscuro, con un lazo del mismo color. Calzaba unas zapatillas blancas y rosas y se recogía una abundante pelambrera violeta con un par de broches dorados. Se dirigió a ella directamente.

-¿Tú eres Iris?

-Sí… ¿y tú Rizzo?

-El mismo… aunque no tengo el gusto de conocerte más en profundidad-murmuró él, poniendo su sonrisita.

Iris le miró largo y tendido durante unos breves segundos, como si no hubiera oído del todo bien, hasta que finalmente murmuró.

-Ahórrate tus elogios, ya me han hablado de ti… y que sepas que tengo novio.

-Vaya, qué lástima… ¿y quién es el afortunado?-quiso saber el chico.

-Pues otro chico mucho más guapo que tú y con más sentido común que tú...

-¿Todo más que yo? Jo, me gustaría conocerle…

-Je, pues no le veo desde hace dos años. Tuvo que marcharse por circunstancias personales y para cambiar de aires, le echo tanto de menos…-murmuró ella en ese momento, con cierto deje melancólico en su voz.

-Oh, qué lástima. Yo puedo llenar ese hueco tan vacío en tu corazón...

-No hace falta, gracias. Y cambiando de tema, tu amigo Matís se ha adelantado, así que te lo explicaré por el camino-anunció Iris, cerrando el gimnasio con llave.

-Sí, últimamente es un culo inquieto…

-Y tanto, salió disparado en cuanto supo que han visto al equipo Plasma pulular por las alcantarillas-anunció entonces la chica.

-¿Ah, sí? Pues estarán en su ambiente ¿Qué andan haciendo ahora?

-No lo sabemos, aunque menos sabemos cómo han podido regresar-murmuró ella con gesto preocupado, mientras se dirigían hacia el paseo marítimo.

-Pues regresando, digo yo…

-Muy gracioso… ¿tú sabes todo lo que pasó hace dos años?

-Estoy enterado, aunque no de todos los detalles… lo dices por lo de Ghechis Armonia y ese tal N ¿no?

-Sí, usando al pobre N, ese malnacido de Ghechis trató de separar a los pokémon de los humanos alegando querer cambiar el mundo, pero en realidad lo que quería era tenerlos todos para sí y poder realizar un cometido el cual nunca reveló-le explicó la chica, mientras caminaban por el paseo.

-Oh, qué misterio…

-N invocó al pokémon legendario zekrom para que lo ayudara en la persecución de sus ideales, y poder convencer a la gente de su punto de vista. Pero hubo alguien que se opuso desde el principio al equipo Plasma y los hizo frente hasta el punto de conseguir invocar al pokémon legendario reshiram, el homólogo de zekrom, para luchar contra ellos en la búsqueda de la verdad y destapar todo el entramado que había detrás del equipo Plasma. Y lo consiguió, gracias a él se supo toda la verdad y se arrestó al equipo Plasma-resumió Iris de forma rápida y entendible.

-Vaya ¿y quién fue ese tremendo héroe?-inquirió Rizzo, sin darle mucho crédito.

-Mi novio-anunció ella, como quien habla del tiempo.

Rizzo y ella se miraron durante unos pocos segundos y el chico murmuró.

-Entiendo… de sueños vive el ser humano, supongo…

-Vale, no te lo creas si no quieres, me da igual…-murmuró Iris, sin darle mayor importancia.

-Si tanto te da igual ¿por qué lo sacas a colación?

En vez de contestar Iris se dio un momento para ignorar esa pregunta, retomando el hilo inmediatamente después.

-Tras el desmantelamiento del equipo Plasma se detuvo a Ghechis, los seis sabios y a casi todos los soldados de la organización, excepto a N, ya que se le consideró inocente debido a su ignorancia acerca de los verdaderos planes de su padre. N se marchó hace dos años y hace también dos años que Ghechis se fugó de manera inexplicable sin que nadie le volviera a ver. El que hayan vuelto sólo lo sabemos unas pocas personas, entre las que estamos tú, tu amigo y yo. Aún no es oficial y no sabemos bien si anunciarlo o mantenerlo en secreto, por lo que pueda pasar. Hicieron mucho daño.

-¿Y esas personas, entre las que tú te incluyes, saben si es cosa de ese Ghechis este sorpresivo regreso?-inquirió Rizzo, curioso al respecto.

-Buena pregunta, no lo sabemos, ni siquiera sabemos que se traen entre manos. Aunque por lo visto han cambiado bastante su modus operandi, antes se dedicaban a proclamar consignas y dar discursos por todo el cantón para tratar de convencer a la gente de sus ideas, pero ahora se dedican a robar pokémon y otros bienes de manera muy violenta. Por ahora no están haciendo mucho ruido, pero es cuestión de tiempo que acaben mostrándose, y antes preferimos tomar cartas en el asunto que dejar que cunda el pánico.

Siguieron paseando hasta llegar al muelle pulgar, el más alejado de todos y situado justo al lado de la salida este de la ciudad que daba acceso al paseo peatonal del puente Saeta; bajaron unas escaleras y, al lado de un pequeño acceso a un nivel inferior, Rizzo vio un desaguadero bastante grande por el que salía todas las aguas residuales de la ciudad. En ese momento, Iris comentó.

-La puerta de acceso está al lado, te llevará directamente hasta la galería central, con suerte podrás encontrar a tu amigo allí si no se ha movido mucho.

-Ya… ¿tú no vienes?-comentó el chico en ese momento, mirándola con gesto inquisitivo.

-Eh… no, tengo asuntos que atender.

-Ya, lejos del detritus y la inmundicia ¿no? Qué lista…-murmuró él, con sorna.

-Te crees muy ingenioso tú ¿eh? En fin, un pocero nos dijo que vio a dos extraños hombres de negro con una P en el pecho cerca de la galería central, baja, echa un vistazo y mantenedme informada, luego volveré para ver cómo os ha ido.

-Lo que usted diga, majestad…-murmuró el chico, inclinándose y todo.

-Eres insoportable ¿lo sabías?-le espetó ella, exasperada.

-Claro, es lo que me da clase-asintió el chico, guiñándola un ojo antes de bajar.

Iris le observó colarse por la puerta de acceso y, en cuanto estuvo muy lejos, murmuró por lo bajo.

-Menudo idiota.

En cuanto entró por la puerta, un fuerte olor a humanidad le golpeó en toda la cara.

-Oh, qué bien… voy a necesitar una ducha de dos horas después de esto…-masculló Rizzo, aguantando como podía el hedor.

Bajó unas escaleras hasta uno de los apartaderos; las aguas residuales bajaban por un canal central hasta la salida, donde en ese momento se encontraba. La galería central, abovedada y embaldosada, discurría recta y apenas se podía vislumbrar el fondo de lo larga que era, incluso estando toda iluminada.

-Impresionante-murmuró el chico, visiblemente sorprendido.

-¿Verdad? Me adelanté un poco y casi me pierdo-anunció de golpe una voz familiar.

-¡Joder, Matís! ¿¡Podrías no hacer…?!-le espetó él, dando un vistoso bote.

-¿Te he asustado?-inquirió su amigo, divertido.

-¡Sí! ¿De dónde has salido?

-De uno de los colectores laterales, hay uno cada cinco kilómetros yendo por aquí y están todos interconectados, es fácil perderse-explicó el chico.

-Ya veo, ya… ¿algún rastro del equipo Plasma?

-Nada, sigamos por aquí.

Caminaron en línea recta, continuando por el apartadero izquierdo, aunque se tuvieron que pasar al derecho a través de un puente flotante ya que el camino se torcía y ellos querían seguir rectos; de varios colectores pequeños adosados a la pared salieron varios woobats, o eso mismo pensó Rizzo la primera vez que los vio, aunque fijándose mejor vio que no eran tan robustos en comparación, poseyendo además un color muy diferente.

-¿Qué eran?

-Son zubats, los hay a patadas por aquí.

-Más pokémon desconocidos…

-Sí, parece que muchas especies nuevas se han adaptado muy bien a la vida urbana, también he visto rattattas.

Siguieron andando un poco más, aguantando el intenso olor que se iba haciendo más fuerte conforme avanzaban; pero en una bifurcación, al lado de un callejón que daba una pared de ladrillos, vieron a dos soldados del equipo Plasma montando guardia.

-¡Ahí estáis!-exclamó Matís al verles.

-¡Mierda, nos han descubierto!-musitó uno de ellos.

-¡Menuda cagada, hay que pararles los pies!-urgió el otro, sacando a un grimer, al tiempo que el otro sacaba a un trubbish.

Rizzo sacó a riolu y Matís sacó a su pidove, comenzando así una batalla doble.

-¡Ataque rápido!

-¡Aire afilado!

Riolu se lanzó y golpeó con fuerza a trubbish, mientras que el aire afilado incidía sobre grimer.

-¡Bomba lodo!-corearon los soldados.

-¡Amago!

-¡Disípalos con tornado!

Una fuerte corriente de aire desvió os proyectiles venenosos y riolu, haciendo un rápido amago, atacó a grimer cuando menos se lo esperaba, aunque no le hizo gran cosa.

-¡Ácido!-masculló el soldado a grimer.

-¡Púas tóxicas!-ordenó el otro.

Grimer atacó primero, lanzando un líquido verdoso y viscoso sobre riolu, mientras que trubbish lanzaba al suelo una serie de púas que en cuanto las pisó pidove al posarse en el suelo, cayó envenenado.

-¡Cuidado, riolu!-exclamó Rizzo.

Sin embargo, pidove se movió rápido y recibió el ataque por él, incrementando el daño al estar envenenado; el pokémon tipo lucha miró al volador con gesto sorprendido, sintiendo entonces el dolor que el veneno le infringía. Fue entonces cuando esbozó una mirada llena de determinación y se levantó. Juntó sus dos patas y entre estas surgió una esfera azulada que se hizo más grande por momentos.

-¿Qué es eso?-masculló Matís.

Sin embargo Rizzo estaba demasiado impactado como para hablar; una vez que la esfera estuvo lista, riolu la lanzó sin más demora en dirección a los pokémon del equipo Plasma, los cuales estaban tan sorprendidos que ni tiempo tuvieron de reaccionar. La explosión fue de campeonato y tanto trubbish como grimer estaban tirados en el suelo, completamente KO.

-¡Diablos!-masculló el primer soldado.

-¡Es absurdo!-musitó el otro, sin creérselo.

-¡Vosotros sí que sois absurdos! ¡Os entregaré a la policía!-exclamó Matís, con intenciones de ir a por ellos.

Pero los soldados fueron más rápidos y lanzaron sendas bombas de humo para poder escapar a tiempo; Matís se quedó con las ganas de atraparlos y masculló rabioso.

-¡Maldición, maldición, maldición, los teníamos al lado!

-Tranquilo, tío, ya aparecerán-le trató de calmar Rizzo, pero no atendía a razones.

-¡Cuando los tengo delante se me escapan, es desquiciante!

-Tranquilos, no irán muy lejos-aseguró una voz, detrás de ellos.

Se dieron la vuelta y se encontraron entonces con un hombre joven, en sus treinta; de pelo rizado y de color castaño claro, sus ojos eran verdes, vestía con una camisa de igual color y unos pantalones multicolores, entre ellos rojo y verde claro y oscuro. Calzaba unos zapatos rojos y llevaba una bufanda del mismo color.

-Ah, Camus, eres tú…-murmuró Matís, al verle.

-¿Camus? ¿Lo conoces?-inquirió Rizzo.

-Sí, claro, es el líder del gimnasio de aquí, lo conocí antes.

-Hola, tú eres Rizzo ¿verdad? Matís me habló de ti…

-Camus, Camus… ¿no serás tú el autor de los cuadros en la galería de arte?-inquirió el chico en ese momento, haciendo memoria.

-¡Pues sí! ¿Te gustaron? Últimamente me estoy moviendo mucho por el impresionismo y lo abstracto, es una combinación sublime que me permite plasmar mis pensamientos más íntimos y sinceros-masculló el artista, abrazándose a si mismo con gesto intenso.

Ante eso el chico no supo muy bien qué decir, mirándole con gesto extrañado, aunque en ese justo momento, desde un hueco abierto en la pared de ladrillos, apareció un hombre joven, alto y rubio que le cortó de improviso, hablando más para sí mismo que para los demás.

-Vaya, qué descubrimiento más interesante… es curioso que un lugar como el pasadizo ancestral esté conectado directamente con las alcantarillas…

Rizzo le echó unos treinta años en cuanto lo vio, era un sujeto un tanto extraño, sobre todo por su apariencia: de pelo rubio muy bien peinado, lo que más le hacía destacar era un flequillo muy curioso y un tanto raro, ya que era de color azul claro y le recorría la cabeza de forma ovalada. De ojos claros y facciones rectas, portaba unas gafas ovaladas de montura fina de color azul, vestía con una camisa azul marina con rayas azules claras y de cuello alto, pantalones oscuros de igual color y zapatos negros. Llevaba puesta una bata blanca de laboratorio atada a la altura de la cintura. Parecía que no se había dado cuenta de la presencia de los demás.

-Me pregunto si habrán más conexiones subterráneas a este lado del Yangtsé… tengo que investigarlo-se decía en voz alta y con voz un tanto melindrosa.

Se acercó a ellos sin apenas prestarles atención, Rizzo le miró extrañado; el hombre se paró delante de él y le miró fijamente, pidiendo de seguido.

-¿Me permites pasar, por favor?

-Ah, sí, claro…

-Gracias, muy amable.

Y, tras esas escuetas palabras, desapareció en dirección hacia la salida; los tres se quedaron en silencio durante unos pocos segundos hasta que Camus habló.

-Menudo hombre más estrafalario.

-Pues sí-afirmaron los dos amigos a la vez.

-¿Habéis visto que flequillo? ¿Cómo se lo habrá conseguido hacer?-se preguntó el líder, intrigado.

-Qué ridiculez…-murmuró Matís, igual de chocado que el resto.

Rizzo por su parte no dijo nada, pero le extrañó la manera en la que le miró; fijamente, como si le analizara de un solo vistazo, y esperando encontrar algo sustancial dentro de él. Como si quisiera algo de él.

-Bueno, os decía que no os preocuparais puesto que conseguí hacer una foto a esos dos soldados, nos servirá como prueba para demostrar que el equipo Plasma ha vuelto-explicó Camus, cambiando de tema.

-¿Pensáis anunciarlo?-inquirió Rizzo en ese momento.

-Yo soy uno de los que piensan que deberíamos, junto con Iris, espero poder convencer a las autoridades… voy a estar ocupado varios días, así que no podré combatir contra vosotros, en cuanto esté disponible os avisaré ¿de acuerdo?

-Vale.

Tras eso Camus se fue y Matís le siguió al poco rato, queriendo saber a dónde había huido el equipo Plasma, pero Rizzo prefirió quedarse un rato más; había visto antes unas escaleras que subían hacia algún sitio y se quedó con las ganas de descubrir a donde llevaban. Se encontraban un poco más hacia delante, pasando al otro lado del colector, y cuando las encontró subió por ellas.

En cuanto llegó al otro lado, la luz del sol le cegó por momentos, tardando un poco en volver a acostumbrarse hasta que finalmente pudo ver dónde estaba. Era una especie de plaza cubierta y ajardinada a modo de patio, ya que mirando hacia arriba se podía observar el cielo. No había nadie en ese momento y cerca del acceso a las alcantarillas había una puerta de cristal que permanecía cerrada. Estuvo dando un paseo por el lugar y luego sacó a riolu, ya que quería comprobar una cosa con él.

-A ver qué era ese ataque de antes que hiciste…-murmuró con curiosidad, sacando la pokédex.

Estuvo consultándola hasta dar con lo que buscaba.

-Ah, aquí. Vaya, así que esfera aural. Pero es extraño, según esto no es normal que un riolu aprenda una técnica tan complicada como esta tan pronto...

Ante esa tesitura riolu no supo muy bien qué decirle, mirándole con gesto un tanto cortado, sin embargo Rizzo murmuró.

-Bah, mejor para nosotros, vamos a practicar un poco. ¡Esfera aural a ese árbol!

Aun a pesar de sus dudas iniciales, como si no recordara muy bien cómo lo había hecho, el pokémon lucha aun así lo intentó y reunió la energía entre sus patas, logrando reunir un poco entre medias y formando una esfera azulada intensa de tamaño algo más pequeño que antes; sin embargo, en un momento dado pareció descontrolársele y riolu la soltó por inercia, desinflándose en cuanto tocó el suelo haciendo eses.

-¿Eh? ¿Y eso? ¿Cómo has dejado que se te escapase? ¡Si antes te salió perfecta!-exclamó Rizzo, indignado.

Ante eso riolu esbozó un gesto abatido, inseguro de si podría volver a hacerlo, a lo que el chico insistió.

-¡De eso nada, inténtalo de nuevo, vamos!

Riolu volvió a concentrar energía entre sus patas, pero otra vez le salió desviada y subió hacia arriba hasta que se desinfló de nuevo como un globo de helio mal atado.

-¡Esto es ridículo! ¿Dónde está tu fuerza de siempre?-inquirió el chico a un desconcertado pokémon.

Riolu no contestó, tan sólo se quedó mirando al suelo, avergonzado; en ese justo momento oyó la puerta de cristal abrirse y de ella salió un conserje, vestido con un chándal verdoso y una fregona en el hombro.

-Vaya, es la primera vez que veo a un simple riolu realizar esfera aural tan pronto…-murmuró, sin inmutarse por la presencia de Rizzo.

-¿Quién es usted?-inquirió el chico.

-Oh, yo tan sólo soy el conserje de este edificio… veo que como muchos otros has encontrado el acceso a este patio por las alcantarillas… bien hecho-le felicitó, como si hubiese realizado un gran logro.

-Pues ya ve usted qué cosa…

-Oh, no te creas, en este patio hay especies muy interesantes… mira, mira-murmuró el conserje, dirigiendo su mirada hacia el otro lado del lugar.

En ese momento un arbusto se agitó de repente y de éste salió un pokémon que Rizzo no había visto nunca.

-¿Y eso?-inquirió, dirigiendo la pokédex hacia él.

-Eevee, el pokémon evolución; su composición genética es algo irregular, por eso cambia de forma muy rápido y por diversas causas.

-Un pokémon oriundo de la prefectura de Kanto, Japón. Es de lo más extraño, para la mayoría de los grandes coleccionistas es toda una joya-reveló el hombre.

Eevee se acercó a riolu, el cual le miró con curiosidad, y se pusieron a jugar juntos enseguida, haciendo buenas migas. El conserje reapareció de improviso con un cubo con agua, mojó la fregona y se puso a fregar el patio.

-Por cierto, acerca de esfera aural…-le recordó el chico.

-Oh, sí, pues lo que te decía, que es muy raro ver a un riolu realizar ese ataque, es de niveles muy superiores-murmuró el conserje, pasando el mocho bajo un banco.

-¡Pero antes lo hizo, y de forma impecable! ¡No entiendo por qué ahora no le sale!

-Hombre, ten en cuenta que un riolu es un pokémon pequeño y hay un largo camino hasta su evolución. No le atosigues, sigue practicando con él y seguro que con el tiempo conseguís dominarlo. Después de todo, necesita comprensión y cariño para evolucionar-añadió el conserje, escurriendo la fregona.

-¿A qué se refiere?

-Oh, pero riolu no evoluciona por entrenamiento natural ¿sabes? Necesita tener fuertes lazos con su entrenador y que sea de día, además; una vez que se cumplan esos requisitos, voilá.

-Ah… ¿y a qué evoluciona?

-Ya lo verás…

Hubo un breve silencio en el cual sólo se oyó los ruidos de la fregona siendo escurrida, al tiempo que Rizzo miraba de arriba abajo al conserje, el cual mantuvo en todo momento su cara de póker. En un momento dado, el chico inquirió.

-¿Quién es usted, cómo es que sabe tanto?

Ante eso el hombre tan solo esbozó una somera sonrisita, al tiempo que murmuraba.

-Oh, yo sólo soy un humilde conserje, nada más. He de irme, esto ya está… y tú también deberías, esto es una finca privada y como el presidente te vea se pondrá como una mona.

-Oiga, pero espere un momento…

-Ya te he advertido, el que avisa no es traidor… ¡adiosito!

Antes de que pudiera decir nada más, el conserje desapareció tras las puertas de cristal, dejándole allí con la miel en los labios y optando por hacerle caso, sólo por si las moscas.

-Vale… ¡riolu, nos vamos!

El pokémon obedeció enseguida, despidiéndose de eevee, y regresó con él yendo por donde habían venido; sin embargo, el pokémon normal les siguió sin que se dieran cuenta hasta las alcantarillas.

Una vez fuera, Rizzo se encontró con Iris, la cual ya había vuelto, dirigiéndose a ella directamente.

-Anda, pero si es la morena, aquí estás…

-Sí, Camus me lo contó todo, al menos tenemos una prueba, a ver qué decidimos hacer de aquí en adelante, pero estoy preocupada…

-¿Y eso por qué?

-¿A ti que te parece? El equipo Plasma debería ser la prioridad número uno, tenemos que convencer al consejo de Teselia para que reconozcan que han vuelto y destinen recursos a combatirlos. Pero conociéndolos, se rajarán enseguida. Lo sucedido hace dos años supuso un varapalo muy importante en cuanto a administración y seguridad se refiere, el partido tomó cartas en el asunto y ahora vigilan con lupa todo lo que pasa en el cantón desde entonces.

-Bueno, la foto es concluyente…

-Ya, pero… agh, no lo sé, prefiero no pensar en eso ahora-admitió la chica, mirando hacia el mar de China con gesto agitado.

Rizzo esbozó entonces una taimada sonrisita, poniéndose a su lado y murmurando al respecto.

-¿Sabes qué? Haces bien, pensar demasiado embota la cabeza, hagamos una cosa, vayamos a tomar algo y a olvidarnos un poco de todas esas cosas que tanto nos afligen en el día a día…

Las cejas de Iris se elevaron en cuanto notó la mano del chico apoyándose en su hombro, rechazándole enseguida y comentando de seguido.

-Me parece estupendo, pero casi que prefiero hacerlo por mi cuenta si no te importa…

-¿Tú sola? ¿No te vas a aburrir?-inquirió el chico, con salero.

-No lo creo…

Rizzo quiso decir algo, pero en ese momento notó algo deslizándose entre sus piernas, al tiempo que Iris comentaba de improviso.

-¡Oh, qué eevee más mono!

Bajó la vista y vio al susodicho entre sus piernas, al tiempo que Iris se lanzaba hacia él para abrazarlo y acariciarlo, cambiando su semblante antes serio por uno mucho más tranqulo y relajado.

-¡Tú! ¿Me has seguido?-inquirió el chico al verlo.

-Ah ¿no es tuyo?

-Qué va, me lo encontré en un patio de un edificio que conectaba con las alcantarillas…

-En ese caso ¿quieres ser mi pokémon? Eres tan mono y tienes un pelaje tan suave…-le ofreció la chica en ese momento, achuchándole.

Sin embargo el eevee no parecía estar por la labor, puesto que saltó de su regazo y se pegó a riolu, mirándole con gesto retador.

-Vaya, me parece que quiere luchar contra él-observó Iris en ese momento.

-¿Ah, sí?

-Sí, prueba a enfrentarlos, podría ser interesante.

-Está bien… ¡vamos, riolu, ataque rápido!-indicó Rizzo.

El pokémon se lanzó hacia él con rapidez, al tiempo que eevee hacía lo mismo; se encontraron justo en medio del muelle y se bloquearon mutuamente, sin llegar a hacerse daño.

-Eso también era ataque rápido-observó Iris, sentada en el borde del muelle y observando con interés el combate.

Eevee atacó en el siguiente turno, lanzando un puñado de arena que cegó momentáneamente a riolu, impidiéndole moverse por unos breves instantes; al segundo siguiente, el pokémon normal se lanzó sobre él y le mordisqueó las patas y el pecho, haciéndole algo de daño.

-Ataque arena y mordisco…

-¡Záfate de él! ¡Amago!

Riolu engañó a eevee, haciéndole creer que iba a atacar antes, pero luego le golpeó cuando menos se lo esperaba, obligándole a soltarle.

-¡Muy bien, palmeo!

Antes de que riolu contraatacara, eevee realizó un movimiento inusual consistente en reunir mucha energía en forma de una gran estrella y lanzándosela a su oponente rápidamente.

-¡Eso es última baza!-reconoció Iris.

-¡Contrataca con esfera aural!-ordenó Rizzo.

El pokémon lucha le miró con gesto inquisitivo, inseguro de si resultaría, pero su entrenador le animó al respecto.

-¡Tú hazlo, vamos!

Ante esas palabras riolu no puso más inconvenientes y reunió mucha energía entre sus patas de forma bastante irregular, soltándola con mal pulso y saliéndole torcida en el proceso, describiendo una elipse que llegó incluso a funcionar, ya que cayó sobre la última baza casi al segundo siguiente de haberla soltado eevee. Como consecuencia, hubo una vistosa explosión que afectó al pokémon normal, el cual acabó siendo arrastrado y cayó en el suelo, agotado. Fue entonces cuando Rizzo vio su oportunidad y sacó una nivel ball que le regalaron en su visita a la galería de arte, agrandándola y lanzándosela al pokémon normal. La ball le golpeó en la cabeza y cogió al pokémon sin resistencia alguna, dando varios toques antes de que saltara el seguro.

-Vaya, en verdad eso era esfera aural… es la primera vez que veo a un riolu hacer una técnica de lucha tan complicada en etapas tan tempranas de su desarrollo. ¿Cómo es posible?-se preguntó Iris, intrigada por lo que había visto.

-Ya, ya sé… nos falta práctica, ya lo iremos puliendo-aseguró el chico mirando sonriente a riolu, el cual le devolvió el gesto sin vacilar.

Ante eso Iris se quedó ciertamente impresionada, como si no se esperara para nada que un chico como él fuera capaz de manejar tan bien a sus pokémon aun a pesar de su obvia falta de entrenamiento. Aunque como persona dejaba bastante que desear, como entrenador apuntaba maneras y sus pokémon parecían estar felices, cosa que la llamó ciertamente la atención.

-Curioso…-murmuró en ese momento ella en voz baja.

-¿Qué es curioso?-inquirió él, mirándola con gesto inquisitivo.

Por un instante Iris se quedó callada, pensando si decirle o no sus impresiones generales, sin embargo, optó por guardarse sus comentarios, murmurando de seguido.

-No, nada, son cosas mías. Bueno, te dejo que ya son casi las ocho...

-Adiós, morena, espero volverte a ver…-se despidió el chico, guiñándola un ojo.

Como respuesta Iris le ignoró y se fue calle arriba. Rizzo chascó la lengua, un tanto decepcionado, y se fue al centro pokémon para cenar y pasar el rato hasta la hora de dormir.


El calor que hacía a esas horas era de justicia, pero eso ni siquiera era un impedimento para lo que había venido a hacer. Era su primera vez en Rangpur, y aunque no estaba allí para hacer turismo se dio la libertad de contemplar un poco el paisaje mientras se dirigía a su destino. De todos los países de Asia meridional, Bangladés no era precisamente el más cosmopolita, pero tenía cierto encanto que no pasaba desapercibido. La ocupación galaresa desde mediados el S XVIII hasta finales del XX dejó su huella en gran parte de la ciudad, viendo antiguas casas coloniales con un estilo muy marcado, así como espaciosas plazas con zonas verdes y otros lugares distintivos.

El taxi se detuvo en una calle un tanto apartada de la principal, el hombre pagó por el trayecto y comenzó a caminar por allí sabiendo muy bien a dónde tenía que ir; torció a la derecha en el siguiente cruce y recorrió un sinuoso callejón sin salida hasta una puerta verde, a la que llamó sin demora. Esperó durante varios segundos y le abrió un hombre un tanto entrado en años, de pelo ceniciento y grueso bigote de igual color vestido con una larga túnica de colores apagados, dirigiéndose directamente a él.

-¿Sí, busca algo?

-Sí, estoy buscando a un hombre llamado Ryoku… ¿sabe dónde está?-quiso saber el hombre.

-Claro, soy yo mismo ¿en qué puedo ayudarle?-inquirió el aludido.

-Le estaba buscando, señor Ryoku. Soy un erudito como usted y recientemente he leído todos sus trabajos más reconocidos, me han resultado muy inspiradores y me gustaría concretar algunos de mis trabajos con usted, siendo toda una eminencia...

-Ah, por supuesto, pase por favor.

Le condujo hasta un pequeño saloncito, muy cuco y bien ordenado.

-¿Le apetece un té?-le ofreció Ryoku en ese momento.

-Sí, gracias.

Tomó asiento y, tras unos breves minutos de espera, vino el hombre con una bandeja con el té y un platito con pastas.

-Tengo entendido que estuvo incomunicado de la comunidad científica durante bastante tiempo ¿a qué se debió tan largo paréntesis?-inquirió el hombre en ese momento.

Ryoku se mantuvo un rato en silencio, como si le diera apuro hablar, hasta que decidió se pronunció al respecto.

-Bueno, estuve involucrado en un ambicioso proyecto que llevó más tiempo de lo esperado, pero al final no se consiguió gran cosa y volví en cuanto pude.

-Entiendo…

-Sí, bueno, cosas que pasan… oh, se me ha olvidado ¿azúcar?-inquirió Ryoku en ese momento.

-Sí, por favor.

-Ahora vuelvo, un momento.

-Claro, le espero.

En cuanto el anciano desapareció por la puerta de la cocina, el hombre estuvo rebuscando en el bolsillo interior de su chaqueta hasta encontrar lo que buscaba, un pequeño tubito que destapó cuidadosamente; a continuación, vertió unos pocos polvillos blancos en la taza del anciano y removió un poco. Para cuando Ryoku regresó, todo seguía igual.

-Lo siento, es que no acostumbro a tomarlo con azúcar-se disculpó, dándole una azucarera.

-No pasa nada, tranquilo.

El hombre se puso tres cucharadas de azúcar mientras que Ryoku bebía un poco de su taza; en cuanto lo hizo, el hombre se recostó en su sillón y observó. Al principio no parecía que hubiera surtido efecto, pero no tomó mucho tiempo; al poco rato, Ryoku comenzó a toser sin parar y cayó al suelo, poniéndose rojo por momentos. Alzó una mano hacia el hombre, en un desesperado gesto de ayuda, pero éste tan sólo lo observaba morir con una media sonrisa en el rostro. Finalmente, el sabio se desplomó en el suelo con un golpe seco y no se volvió a mover. El hombre probó el té, pero enseguida lo dejó en la mesa mientras limpiaba la taza meticulosamente con un pañuelo de seda.

-Muy fuerte para mi gusto.

Recogió todas sus cosas con mucha tranquilidad y se fue de allí, dejando al cuerpo inerte del hombre tirado en el suelo.


¡Y más Pokémon! Estoy en racha, y creo saber por qué, pero antes hablemos un poco del capítulo.

La llegada a ciudad Porcelana pondrá en marcha varias cosillas en cuanto a trama se refiere, por lo que se podría considerar este capítulo como uno de transición. Se sigue definiendo el equipo de Rizzo y he aprovechado el detalle de la esfera aural para seguir enfatizando el estilo de combate así como la relación entre el chico y sus pokémon, que no es para nada negativa, al contrario que con el resto de personas. El tío es un facker de la vida y le tira ficha a todas, aunque tengan novio. Como ya os dije, es alguien que va a chocar con la gran mayoría de personajes con los que se va a ir encontrando, y quiero enfatizar eso. También tenemos la primera aparición de quien es para mí un personaje muy interesante y bastante denostado en otros medios como el anime o el manga, que lo ponen directamente de villano. Para mí Acromo no es nada de eso, y lo iré mostrando como tal a lo largo de toda la historia, siendo ésta su primera aparición en la que ya dice mucho de él. Al final sucede algo que puede que os haya dejado el culo un tanto torcido, seguiremos viendo más cosas al respecto y tendrá su explicación, así que no os preocupéis.

Por otro lado, creo saber por qué estoy tan en racha con esta historia, y es que de por sí el ritmo es rápido ya que en Sueños Rotos hemos visto gran parte de Teselia, y ahora no hace falta que me enfoque tanto en la descripción de lugares, permitiéndome ir más deprisa sin caer en la monotonía o la simpleza. Pero bueno, mejor para mí, estoy dejando muchas cosas íntegras, así que mejor que mejor.

Y nada más de momento, esperad el siguiente más pronto que tarde, comentad, dejad reviews y todo eso. ¡Nos leemos!